Félix Varela, expresión de las transformaciones del pensamiento pedagógico cubano
Enviado por Nereyda Piñeiro Suárez
Resumen
El desarrollo de la Filosofía ha estado marcado por la necesidad del hombre de conocer las causas de todo cuanto acontece en el mundo en el que vive, ello explica las diferentes etapas por las que ha atravesado en el decursar sociohistórico. A su vez la Filosofía se ha impregnado de las distintas esferas del conocimiento, siendo la Educación expresión clara de ello. La relación indisoluble entre Filosofía y Educación, constituye prácticamente un rasgo distintivo de la cultura cubana, cuyas raíces se afirman en el Siglo XIX. Una gran variedad de influencias y articulaciones se manifiestan en dicho siglo, apreciándose que lo más avanzado y representativo del pensamiento nacional de dicho siglo eligió, sobre todo, aquellas concepciones que más se ajustaban a las necesidades del desarrollo del país para aquel momento, que en lo económico, ideológico, cultural y político se orientaba hacia la independencia de Cuba, la eliminación de todas las trabas del colonialismo y la defensa de la conciencia nacional, la cubana y el patriotismo. El pensamiento filosófico criollo más representativo del naciente sentimiento nacional revolucionario se sumó a la tendencia científico – natural y materialista de la época, que afirmaba el poder del conocimiento sensorial, la observación y el experimento como métodos de estudio de los fenómenos y prefería la razón antes que la fe. En los intelectuales cubanos estas ideas tuvieron especial impacto, siendo uno de ellos Félix Varela. En el enfrentamiento a la concepción Escolástica que perduraba en el país, se consolidaban las posiciones de fe en el poder de la Educación, dándole prioridad a la necesidad del estudio del niño, su psiquis y los primeros niveles de enseñanza, al tiempo que se trataba de unir escuela, naturaleza y vida. Estos elementos son tenidos en cuenta en la reflexión sobre el enfrentamiento de Félix Varela al Escolasticismo como filosofía del poder.
PALABRAS CLAVES: Educación, Escolástica, Pensamiento filosófico, Filosofía, Formación.
SUMMARY: The development philosophy has been marked by man's need to know the causes of everything that happens in the world where you live, this explains the different stages it has gone through in the course sociohistorical. In turn, the philosophy has permeated the different spheres of knowledge, education being a clear expression of it. The inextricable link between Philosophy and Education, is practically a hallmark of Cuban culture, whose roots are affirmed in the nineteenth century. A variety of influences and joints are manifested in that century, to appreciate that the most advanced and representative of national thought of the century chose, especially those concepts that best fit the developmental needs of the country for the time, that economic, ideological, cultural and political independence was oriented towards Cuba, the disposal of all the shackles of colonialism and the defense of national consciousness, the Cuban and patriotism. Creole philosophical thought more representative of national sentiment rising joined revolutionary scientific trend – natural and materialistic era, who claimed the power of sensory awareness, observation and experiment as a method of studying the phenomena and the reason given preferred that faith. Cuban intellectuals in these ideas had a particular impact, one of which Felix Varela. In confronting the Scholastic conception that lingered in the country, consolidated the positions of faith in the power of education, giving priority to the need to study the child, his psyche and the first levels of education, while it was to join school, nature and life. These elements are taken into account in deliberations on the confrontation of Felix Varela to Scholasticism as a philosophy of power.
KEYWORDS: Education, Scholastic, Philosophical Thought, Philosophy, Education.
Introducción
El Siglo XIX constituye la manifestación del despertar de la conciencia latinoamericana, la mayoría de las dependencias coloniales habían alcanzado su independencia, excepto Cuba y Puerto Rico. La influencia de las ideas más radicales de la Ilustración Francesa, se habían abierto paso en el contexto de América y por ende, también trasgredieron las fronteras de la isla de Cuba. Las transformaciones operadas en el contexto socioeconómico, no se hicieron esperar y hasta nuestro país llegaron las transformaciones capitalistas que se producían en el mundo europeo: la industria azucarera constituye la manifestación palpable de este momento.
Como lógica de dicho proceso, en Cuba, se manifiestan esas transformaciones y sobretodo, en los cambios en el estilo del pensamiento imperante. La concreción de tal aspecto se aprecia en el proceso de formación de la nacionalidad cubana. A ello contribuyen importante pensadores: José Agustín y Caballero, José de la Luz y Caballero, Félix Varela, entre otros.
Ante tal situación encontramos a Félix Varela, exponente de la Filosofía moderna en Cuba, y que enfrentó la concepción ideológica imperante en la época, barriendo con los rezagos y trabas escolásticas presentes en la isla. Estudió Filosofía y Teología en el Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio y en la Real y Pontificia Universidad de la Habana. Ordenado Sacerdote, ocupó en 1811 la Cátedra de Filosofía de San Carlos y San Ambrosio. La radicalización de su pensamiento es el fruto de los cambios que se irán operando en el contexto sociohistórico cubano.
Fue elegido Diputado a Cortes en 1821 en representación de la isla y participó en los debates en el periodo de 1822-1823. Allí defendió el derecho a la autonomía de los territorios americanos, propuso la abolición de la esclavitud en Cuba y una modernización de la enseñanza que contemplaba el traslado de la Universidad para el Colegio de San Carlos.
Para realizar un estudio sobre la evolución filosófica del pensamiento de Félix Varela, es conveniente precisar dos etapas fundamentales:
La primera etapa: se considera de tanteos y búsquedas, manifestándose el inicio de una reflexión filosófica antiescolástica, ecléctica, cercana a la Filosofía moderna, que no rebasó totalmente los presupuestos teóricos cartesianos de corte reformista de su maestro, el Padre José Agustín Caballero. Fruto de este periodo es su texto "Instituciones de Filosofía Ecléctica", cuyos dos primeros tomos fueron publicados en latín en 1812.
El "Elenco de 1816", marca la segunda etapa, y donde Varela expone una concepción armónica, madura y auténtica. Está impregnado de la modernidad filosófica, con una clara presencia del Empirismo Francés. Se concreta su rechazo a la Escolástica, la proposición de una actitud intelectual libre, sin sujeción a sistema o pensador alguno. También la concepción de que a partir de la experiencia y de la razón se pueden llegar al conocimiento, y el criterio de que el quehacer filosófico tiene como objetivo la búsqueda de un método del conocimiento. Las "Lecciones de Filosofía" (1818) y la "Miscelánea filosófica" (1819) son ya las obras de un pensador ubicado en la modernidad filosófica. Varela trabajó y desarrolló una concepción filosófica que partiendo de las influencias europeas se adecuaba a las necesidades nacionales.
El establecimiento de la Monarquía Absoluta en 1823, lo obligó a huir de España. Condenado a muerte por la Corona española, se estableció en los Estados Unidos. Asumió desde ese momento una postura independentista y se dedicó a fomentar el espíritu de independencia de los cubanos con la publicación de "El Habanero" (1821-1826). Convencido de la ausencia de condiciones políticas en ese momento para promover la independencia, publica con la colaboración de José Antonio Saco, y el apoyo de su discípulo en Cuba, José de la Luz y Caballero, el "Mensajero Semanal" (1821-1831), con un tono más moderado pretendía educar y preparar a la población para empeños futuros. Entre 1835 y 1838 publica sus textos de Filosofía moral "Cartas a Elpidio"
Junto a su actividad política y teórica, que incluyó una polémica teológica con el Protestantismo norteamericano, Varela desarrolló una encomiable labor pastoral.
Su prolífera vida ha sido estudiada por múltiples investigadores desde diferentes aristas, esta nueva propuesta pretende reflexionar sobre las posiciones asumidas por el Prebístero Félix Varela, en su enfrentamiento a las concepciones de la Escolástica y sus manifestaciones en el contexto educativo cubano, así como las formulaciones que realiza en el plano axiológico y que pudieran ser asumidos por la nueva Pedagogía que se sostendría en el desarrollo de un pensamiento reflexivo y vinculado a la práctica.
Desarrollo
El Siglo XIX constituye, en el contexto cultural cubano, la manifestación del desarrollo vertiginoso que en el plano filosófico se da en América Latina, pues las incidencias foráneas en dicho contexto se hace sentir y se manifiesta en toda la vida social, política y económica del país, aparejada a esta sucesión aparece la concepción Escolástica que surgió como una necesidad en la Edad Media, constituyendo la justificación teórica condicionado por el grado de desarrollo del conocimiento. La escolástica caracterizada por la marcada tendencia a la jerarquización, el ordenamiento y la sistematización, así como una actitud relacionada con la negación de la creatividad y originalidad individual y la repetición de textos considerados como máximos exponentes del conocimiento en determinada rama suya.
El sentido totalizador de todo conocimiento y por ende, la concepción antifragmentada de las ciencias y el memorismo, como elemento fundamental de la Pedagogía, fueron los fundamentos que propagó esta concepción y sobre los que se edificó la enseñanza en las Universidades, Conventos y Claustros cubanos hasta la aparición del pensamiento moderno.
Esta situación fue profundamente analizada por Félix Varela, quien captó la esencia de la permanencia inútil en nuestro país de esta concepción y planteó las causas que explican el hecho, lo cual aparece expresado en la obra del Dr.C Eduardo Torres-Cueva titulada "Félix Varela, los orígenes de la ciencia y con-ciencia cubanas", de la que se resume:
1ro. El apego de los escolásticos a su sistema de ideas sin aceptar someterlo al crisol de la razón y la experiencia que caracteriza a los nuevos tiempos: estando en una región de tinieblas, creen que están en medio del día, y rehúsan los auxilios que se les proporciona para que vean la luz.
2da. El culto ciego a la autoridad filosófica emanada de la antigüedad de los sistemas de pensamiento y del nombre y prestigio de sus creadores, impide someter a críticas su palabra, en tanto se entiende que nunca se equivocan y que sus doctrinas contienen en sí y por sí toda la verdad: la autoridad es el principio de una veneración irracional que atrasa las ciencias… La autoridad de los Santos Padres en filosofía es la misma que la de los filósofos en que se inspiran.
En lo filosófico, es decir en el campo del conocimiento de la naturaleza, la sociedad y el hombre, Félix Varela no acepta otra autoridad que aquella que emana de la razón y la experiencia.
3ra. El dogmatismo constituye uno de los elementos más fuertes que impide el desarrollo del pensamiento. Varela considera que dicha actitud es consecuencia de la falta de reflexión. Los escolásticos no meditan sobre los dogmas, sino que los aceptan y los colocan como fundamento de todo pensamiento. La doctrina que se deriva de ello no se somete al análisis, pues la consideran una verdad indiscutida y evidente, aún cuando vaya en contra de la propia razón y experiencia.
4ta. El interés personal de quienes defienden el escolasticismo. El escolástico trata de defender su posición privilegiada dentro de la sociedad, lo que implica la defensa de los intereses de una élite intelectual que se presenta como la única capaz de explicar los problemas científicos, sociales, religiosos y políticos.
Varela rechaza dicha actitud, sosteniendo que un joven formado en la escuela moderna puede ser el maestro de un escolástico. A su vez, analiza que la posición asumida por los escolásticos responde a las relaciones sociales propias de la época y defienden una determinada concepción de la sociedad y la ubicación de los hombres dentro de ella.
Varela demuestra la ineficacia de la Filosofía imperante, resultando absurdos los fundamentos que plantean, a partir de que defienden determinados intereses sociales, los que tienden a justificar el orden existente en la isla, al tiempo que promueve la quietud y la conformidad con lo que le está dado a ser.
La tipificación del Escolasticismo parte de cuatro elementos constituyentes:
DOCTRINA: está sustentada en la teoría Tomista[1]de la doble verdad, la cual señala que la verdad filosófica o verdad racional no puede contradecir a la verdad de fe o verdad teológica. La esencia de dicho principio radica en la subordinación de la Filosofía a la Teología.
MÉTODO: se reduce a un orden de definiciones, divisiones y principios generales que se aplican en diversas materias. Se sustenta en la Lógica Formal aristotélica, fundamento cognoscitivo de la Escolástica, a lo cual Varela le propone la sustitución por el análisis experimental basado en la teoría del conocimiento racional.
REGLAS: son observaciones prácticas del mundo con que cada uno ha creído que puede dirigir el entendimiento y por eso se observa que todas ellas se establecen sin haber pensado antes los pasos analíticos que se dieron en su formación.
LENGUAJE: es el resultado de una mezcla de todos los idiomas conocidos y de muchas palabras de la Escolástica. Sus cuestiones, o contienen verdades que sin estudio alguno, las perciben todos, o son materias abstractas que atormentan el entendimiento.
Al reflexionar sobre la concepción valeriana de la Filosofía, se evidencia que la misma estaba impregnada de un espíritu de descolonización mental, cultural y política.
En el contexto pedagógico resulta significativo que Varela se planteó la creación de una nueva Pedagogía, la misma se sostendría en que las ideas serían el resultado de la realidad. Por ello, la experiencia propia en el plano pedagógico, al experimentar en las condiciones cubanas, propiciaría crear un sistema educacional verdaderamente útil.
Sus ideas al respecto, se aprecian en el discurso pronunciado al ingresar en la "Sociedad Económica de Amigos del País", el 27 de febrero de 1817, en la sala del Palacio de los Capitanes Generales: "el verdadero maestro del hombre es la naturaleza"[2]
Considera que para poder adentrarse en el conocimiento de la naturaleza se requiere de la ejercitación de la capacidad analítica no de la repetición mecánica de fórmulas que los muchachos no entienden. Aparejado a este señalamiento, le ofrece una dura crítica a la educación en Cuba: su atraso radica en la subestimación que se tiene de la juventud, pues se consideran a los niños incapaces de concebir ideas. Señala: "Si conducimos a un niño por los pasos que la naturaleza indica, veremos que sus primeras ideas no son numerosas; pero si exactas como las del filósofo más profundo"[3]
La solución estaría en la creación de un método pedagógico coherente, basado en el método analítico, en el que la memoria tenga muy poca parte y el convencimiento sea quien domine la situación.
Dada la urgencia del cambio en la concepción de enseñanza imperante – la Escolástica – y como prerrequisito al desarrollo del pensamiento emancipador, propone crear una obra de enseñanza elemental para niños que se caracterice por su brevedad y claridad, sin tecnicismo que interrumpan su comprensión.
Todo ello se interrelacionaría con el objeto del quehacer filosófico que está encaminado a lograr los conocimientos a partir de la relación entre las ideas y la naturaleza física y social. Al respecto señala que:
"¿Queremos juzgar bien de las cosas y sus relaciones? No hay otro remedio que analizarlas. ¿Queremos analizarlas rectamente? Observemos el orden con que la naturaleza nos fue dando las ideas de estas mismas cosas y relaciones. ¿Queremos aprender a observar? Ejercitémonos en la ideología, en esta ciencia que dividiendo por decirlo así el espíritu del hombre, nos presenta en un cuadro el más bello, la armonía de sus conocimientos y la relación de sus facultades"[4]
En el proceso del conocimiento, el educador debe tener en cuenta lo que Félix Varela llamó PLN IDEOLÓGICO, cuyo objetivo esté en desentrañar los errores del proceso del conocimiento y a su vez buscar las vías posibles para erradicarlos. Por ello plantea como hilo conductor, el establecimiento de una correspondencia entre el conocimiento de la realidad (Física), la correspondencia de las representaciones de los hombres con el mundo (Ideología) y la actuación de los hombres de acuerdo con sus representaciones (Moral y Política)
En el plano axiológico, las Máximas morales y sociales, que por encargo de la Sociedad Patriótica escribió Varela junto a Justo Vélez, son la expresión de llevar a toda la sociedad las concepciones moralistas y educacionales que proyectaba la reforma espadista.
Su ideología lo lleva a la convicción de que lo que enseña la Filosofía debe tener su relación con la vida social, y ocupa un lugar cimero la educación de los niños, consecuentemente con ello la actitud moral de los hombres en la sociedad.
Importante resultan sus Máximas, expresión de la primera formulación de una moral práctica en la sociedad cubana. Algunas de ellas resultan interesantes y promueven a la reflexión:
LA PRECAUCIÓN
No te fíes de los hombres antes de experimentarlos; pero no desconfíes tampoco sin razón, porque es contrario a la caridad y a la justicia.
LA JUSTICIA
La justicia nos prescribe dar a cada uno lo que le corresponde, y es virtud que sostiene la sociedad. Debemos, pues, no privar a otros de los bienes, honor y crédito que poseen; y tampoco se han de negar los premios y alabanzas, que cada uno merece. Así mismo es preciso corregir los defectos y castigar los delitos, pero de un modo arreglado a la prudencia, en términos que siempre se produzca un bien, que el castigo no exceda al delito, ni el premio al mérito.
LA IRA
La ira convierte al hombre en una fiera privándola de todo el uso de la razón. Basta decir esto para entender que debe ser reprimida.
LA PRUDENCIA
La prudencia indica al hombre lo que debe elegir, practicar y omitir en cada circunstancia. Esta virtud no se adquiere sino por la reflexión continua, que llega a hacernos habitual a juzgar bien.
LA DESESPERACIÓN
La desesperación siempre será irracional, y jamás tiene fundamento. El hombre débil, el hombre de espíritu bajo es el que no puede sufrir males y se desespera. Siempre la desesperación proviene de la ignorancia, pues no se advierten los medios de evitarla o proporcionarla, y en consecuencia el espíritu se embrutece.
LA FORTALEZA
La fortaleza sostiene al hombre en los peligros: les enseña a sufrir los males; a no vacilar en la abundancia de los bienes; y a emprender grandes obras.
LA BENEVOLENCIA
La benevolencia produce en nosotros una sensación apacible, y en los demás aprecio: pues todos aman al que desea los bienes para sus semejantes. Sin embargo, es preciso que no degenere en una absoluta condescendencia y un deseo de que todos consigan lo que apetecen, ora sea injusto.
LA BENEFICIENCIA
La beneficiencia nos hace amables, pero será indiscreta si distribuimos los beneficios sin consideración a las personas, pues muchas veces se conceden dones a sujetos que no han de hacer uso de ellos y son inútiles, o a personas que les dan mala aplicación y vienen a ser perjudiciales.
Se puede afirmar que una de las más importantes aportaciones de Félix Varela es al campo de la formación humanística, se asiente en el objetivo de formar a seres humanos capaces de pensar, con ideas propias y con proyecciones éticas, empleándose en captar lo verdadero, lo bueno y lo bello en todas las dimensiones de la existencia humana.
Varela había sentenciado en 1818: "El hombre será menos vicioso cuando sea menos ignorante. Se hará más rectamente apasionado cuando se haga más exacto pensador"
Precisamente no cultiva la ontología de la época por considerarla carente de utilidad para la práctica de la verdad y el bien, y para la sensibilidad de la belleza, sin lo cual no concebía una educación interesante y atrayente para la mayoría de los estudiantes.
Conclusiones
En la primera mitad del Siglo XIX, se manifiesta un importante movimiento de pensamiento en el panorama cubano, tendente a considerar los necesarios cambios en el contexto pedagógico, pues la influencia del Movimiento Iluminista Francés marcó la necesidad de enfrentar la vieja concepción de aprendizaje perteneciente al sistema feudal y representante de los intereses de la Iglesia: el Escolasticismo.
La concepción filosófica de Félix Varela lo lleva a consolidar un conjunto de preceptos que se extienden hacia los problemas sociales, primeramente referido a la educación, considerando que si a los niños no se les enseña a pensar a partir de la naturaleza, de la realidad inmediata, poco podrá obtener el profesor de Filosofía al enseñarles los problemas científicos y sociales.
Para Félix Varela quedó claro que el atraso de la educación en Cuba provenía, entre otros factores, de la aplicación de los métodos escolásticos y de considerar la preponderancia de la memoria como fuente de conocimiento, para ello se propuso usar la razón, el entendimiento y el análisis, para enseñar a pensar a partir de la naturaleza, de la realidad inmediata y de las necesidades del país. Ello condujo a que influyera en los métodos y estilos de enseñanza de los más prestigiosos maestros cubanos, al trasmitir la necesidad de la creación de un modelo de hombre que respondiera a una vida justa y libre.
Varela fundamentó la trascendencia de la educación en la formación de la nueva generación la que descansa en la base misma del desarrollo científico e ideológico de la sociedad, a su vez propone fundamentarla sobre el principio de la experiencia cubana y las necesidades del país
La concepción valeriana sobre la moral, se sustenta en que la misma es expresión de los intereses de las clases sociales existentes en esa época, fundamenta su paradigma en principios morales que expresan las necesidades de transformaciones sociales.
Varela explicita que la formación integral de los alumnos, su formación científica, estética, filosófica, jurídica y religiosa constituyen el sustento de una existencia ética.
Bibliografía
Agramonte, R (1937) Félix Varela, el primero que nos enseñó en pensar. Cuadernos de Historia Habanera. La Habana.
Bachiller y Morales, A (1885) Don Félix Varela. Su biografía. Imprenta Spencer. La Habana.
Hernández Travieso, A (1944) Varela y la reforma filosófica en Cuba. Editor Jesús Montero. La Habana.
McCadden, J; McCadden, H (1969) Father Varela, TorchBearer from Cuba. The United States Catholic Historical Society. New York.
Monal, I ; Miranda, O (1994) Filosofía e Ideología en Cuba (Siglo XIX). Panorama de Nuestra América. CECYDEL, UNAM. México.
Rodríguez, J.I (1870) Vida del prebístero Don Félix Varela. Imprenta O Novo Mundo. Nueva York.
Torres-Cuevas, E (1995) Los orígenes de la ciencia y con-ciencia cubanas. Editorial Ciencias Sociales. La Habana.
Torres-Cuevas, E (2003) Dos siglos de pensamiento de liberación cubano. Ciudad de la Habana: Imagen Contemporánea.
Vitier, C (1975) Ese sol del mundo moral. Editorial Siglo XXI. México.
Vitier, M (1970) Las idas y la filosofía en Cuba. Editorial Ciencias Sociales. La Habana.
Autora:
M.Sc Nereyda Piñeiro Suárez[5]
Institución: Escuela Internacional de Educación Física y Deporte.
[1] TOMISMO: Filosofía de Santo Tomás de Aquino, que integró todas las verdades de Aristóteles y otras verdades neoplatónicas. Junto con los textos de las Sagradas Escrituras, creando una nueva filosofía teológica del Cristianismo. Esta originalidad de la filosofía del ser, inspirada en la fe, con una teología científica, constituyeron la base fundamental del Tomismo. Plantea que la fe, que cree en la autoridad divina, y la razón que se basa en la demostración, son diferentes, no deben confundirse; tampoco son contradictorias entre sí pues las dos proceden de Dios. El Tomismo tiene su filosofía basada en la disciplina de la sabiduría, científicamente da respuesta a las certezas naturales del razonamiento, a los principios del conocimiento humano y al realismo integral. Es la unificación de la verdad revelada y la fe, la razón natural y el sentido común.
[2] Varela, F. (1817) Discurso sobre la influencia de la ideología. Memorias de la Real Sociedad Patriótica. No. 9, 31 de Julio de 1817.
[3] Ibídem.
[4] Varela, F. lecciones de Filosofía. Pág.1
[5] Profesora Auxiliar. Licenciada en Filosofía y Máster en Ciencias de la Educación e Investigación Educativa. Imparte docencia de pregrado y postgrado. Realiza estudios doctorales. Posee diversas publicaciones y participaciones en eventos científicos. Ha tutorado trabajos de maestrías y culminación de estudios de pregrado. Se encuentra asociada a un grupo de Proyecto del CEPES – UH.