El Sabbath o aquelarre tiene su origen en las sociedades primitivas y "algunos pretenden afirmar más y dan como seguro que las concentraciones de Brujas para adorar a Satanás provienen de las fiestas que se celebraban en honor de Dionisios" (Frías, 1986-b: s/n).
Existen cuatro Sabbaths, uno por cada estación. En la época romana, en el solsticio de invierno (Navidad), se celebraba el nacimiento del dios Nirmo. Hoy está centrada en el nacimiento del dios Wicca, bajo la forma del dios Pan y de otras divinidades con cuernos: dios Sol Niño y la Candelaria (diosa) que "se vuelve a renovar y vuelve a salir al mundo como virgen" (Crowley, 1991: 255).
Esta festividad simboliza que
el viejo Dios debe aceptar las consecuencias de la paternidad. Pues, cada nuevo nacimiento nos acerca un poco más a la muerte. En Candelaria, el dios deja a la diosa. Él sabe que su propia fuerza se está apagando y que así no puede retenerla y le permite volver a la Tierra para que se lleve su fertilidad. Esta etapa es crucial para el niño. Tiene que separarse de su madre a cierta edad, que en términos del ciclo del Dios corresponde a los siete años, para iniciarse en los misterios masculinos. Cuando ha aprendido todo lo que sabía el viejo Dios, llega un momento en que ambos se deben reunir en figura humana y luchar. Es la batalla de la luz y la oscuridad, de lo viejo y de lo nuevo. El nuevo Dios tiene que demostrar que es un sucesor y heredero digno de salir a la luz de la conciencia [ ] (Crowley, 1991: 255).
El nacimiento del dios se produce en una cueva. Recibe la visita de las brujas, acompañadas de íncubos y súcubos (demonios) que le otorgan los dones del príncipe del mal: piedras preciosas, azufre y plantas venenosas.
Al igual que en el culto solsticial, se recrean los distintos ritos paganos que despiertan a las fuerzas de la naturaleza: se arma el arbolito y son trasladados los banquetes de la fiesta saturliana, se bebe mucho alcohol, se realizan prácticas sexuales, celebrando, además, una "misa negra".[116]
De esta manera, Satán instruye "toda clase de secretos maléficos", le hace conocer "las plantas venenosas", le enseña "las palabras encantadas", además de realizar los "sortilegios durante las noches [ ] de San Juan, las Navidades y durante todos los primeros viernes del mes [ ] para ofender a Dios y en gloria del Diablo" (Flores Arroyuelo, 1985: 97).
El Satanismo puede ser interpretado como la "adoración del mal":
Una religión basada precisamente en los mismos principios que el Cristianismo rechaza. Como tal, el satanismo existe únicamente donde existe el Cristianismo, y puede ser entendido en el contexto de la cosmovisión cristiana. Las cosas están, por así decirlo, invertidas: el diablo que conoce los cristianos se convierte en el dios de los satanistas: para éstos, las virtudes cristianas se convierten en vicios y los vicios en virtudes. Se interpreta la vida como una constante batalla entre los poderes de la luz y de las tinieblas, y el satanista lucha en favor de las tinieblas, creyendo que al final, éstas lograrán la victoria (Mc Dowll y Stewart, 1989: 56/57).
En este contexto, se pude hablar de una Navidad Negra, que implica la parodia del culto solsticial, recreados esencialmente bajo la concepción cristiana.
-VII-
En una breve recorrida, se ha presentado el significado que encarna la Navidad: la ornamentación, las costumbres y los ritos religiosos, incluso la adoración a Satanás.
En tal sentido, es meritorio destacar la opinión de Desmond Morris que hace de esta fecha tan especial:
Aunque oficialmente la Navidad es la celebración del nacimiento de Cristo, casi nada de lo que hacemos durante las festividades navideñas tiene la más mínima conexión con la cristiandad y menos aún con el arribo del niño Jesús. Salvo los oficios religiosos y las escenas de la natividad, casi todo lo demás surge de las antiguas prácticas paganas, o es el resultado de modernas innovaciones comerciales (Morris, 1993: 12).
Se puede observar en un racconto que en todas las costumbres perdura el significado trascendente de buscar la proyección de un ritual solar, transformado al Cristianismo. Este es, en esencia, el significado que encierra la Navidad.
Adaszko, Dan (1998), Redefinición de las esferas pública y privada a partir de la ampliación del uso de Internet. En: Cafassi, Emilio (editor), Internet: Políticas y Comunicación, Buenos Aires, Biblos, pp. 31-108.
Amossy, Ruth y Herschberg, Pierrot Anne (2001), Estereotipos y clichés, Buenos Aires, EUDEBA.
Aparici, Roberto (coord.) (1996), La Revolución de los Medios Audiovisuales. Educación y Nuevas Tecnologías, Madrid, Ediciones de la Torre, 2a edic.
Appadurai, Arjun (editor) (1991), La vida social de las cosas. Perspectiva cultural de las mercancías, Méjico, Grijalbo.
Augé, Marc (1993), El Genio del Paganismo, Barcelona, Muchnik.
——— (1996), Los "no lugares". Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Barcelona, Gedisa, 2a reimp.
Aumont, J. y otros (1989), Estética del Cine, Barcelona Paidós.
Avendaño, Fernando (2005), La cultura escrita ya no es lo que era. Lecturas, escrituras tecnologías y escuela, Homo Sapiens, Rosario.
Banet, Miguel (1998), Consideraciones sobre los espacios virtuales. En: Cafassi, Emilio (editor), Internet: Políticas y Comunicación, Buenos Aires, Biblos, pp. 133-172
Barthes, Roland (1982), Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, Barcelona, Paidós, 2a edic.
Bateson, Gregory (1991), Pasos hacia una ecología de la mente. Una aproximación revolucionaria a la autocomprensión del hombre, Buenos Aires, Planeta.
Baudrillard, Jean (1994), El otro por sí mismo, Barcelona, Anagrama, 2da Edic.
Benito, Ángel (1989), Ecología de la Comunicación de masas, Madrid, EUDEMA.
Bly, Robert (1990), Hombres de hierro. El libro de la Nueva Masculinidad, Buenos Aires, Planeta.
Bolter, Jay David (1998), Ekpharasis, realidad virtual y el futuro de la escritura. En Nunberg, Geoffrey (comp.), El futuro del libro. ¿Esto matará eso?, Barcelona, Paidós.
Bonsiepe, Gui (1999), Del objeto a la interfase. Mutaciones del diseño, Buenos Aires, Infinito.
Bosch, Jorge (1992), Cultura y Contracultura, Buenos Aires, Emecé.
Brailovsky, Antonio Elio (1992), La ecología y el futuro de la Argentina, Buenos Aires, Planeta.
Bruguera Libro Práctico (1980), Salud y belleza. El secreto de una juventud radiante y prolongada, Barcelona, Bruguera.
Cafassi, Emilio (editor) (1998), Internet: Políticas y Comunicación, Buenos Aires, Biblos.
Camarero Benito, Antonio (1997), Misterio. Mito. Símbolo. Revelación. Razón. Síntesis histórica y actual de la mentalidad humana, Buenos Aires, Bonum.
Capra, Fritjof (1985), El punto crucial, Barcelona, Integral.
Castagno, Antonio (1980), Símbolos y mitos políticos, Buenos Aires, EUDEBA.
Castilla del Pino (comp.) (1989), Teoría del personaje, Madrid, Alianza.
Castleton, Virginia (1981), El libro de la belleza natural. Instrucciones para preparar sus propios productos de belleza, Barcelona, Martínez Roca.
Cirlot, Juan Eduardo (1992), Diccionario de Símbolos, Barcelona, Labor, 9ª edic.
Crowley, Vivianne (1991), La antigua religión en la Nueva Era. La brujería a examen, Madrid, Arias Montano.
De Rougemont, Denis (1980), El porvenir es cosa nuestra, Buenos Aires, Sur.
Devereux, Paúl, Steele, John y Kubrin, David (19491), Gaia: La tierra inteligente. , Barcelona, Martínez Roca.
Dickens, Charles (1985), Canción de Navidad, Madrid, Sarpe.
Durand, Gilbert (1971), La imaginación simbólica, Buenos Aires, Amorrortu.
Durning, Alan (1994), ¿Cuándo diremos basta? La sociedad de consumo y el futuro del planeta, Buenos Aires, Planeta.
Eckholm, Erik P. (1979), La Salud del Hombre. Causas Ambientales de Nuestras Dolencias, Buenos Aires, Ediciones Tres Tiempos.
Eliade, Mircea (1961), Mitos, sueños y misterios, Buenos Aires, Cia. Fabril Editora.
——— (1984), Mefiéstoles y el Andrógino, Barcelona, Labor, 2ª edic.
——— (1991), Los mitos del mundo contemporáneo, Buenos Aires, Almagesto.
——— (1991), Mito y realidad, Barcelona, Labor.
Equipo de Redacción Pal (1985), Diccionario de Psicología, Tomo I y II, Barcelona, Orbis.
Esté, Aquiles (1997), Cultura replicante. El orden semiocentrista, Barcelona, Gedisa.
Felman, Simón (1984), El cine: cara y ceca, Buenos Aires, Ediciones de la Flor.
Ferrater Mora, José (1984), Diccionario de Filosofía abreviado, Buenos Aires, Sudamericana, 15º Edic.
Ferrer, Christian (1996), Mal de ojo. El drama de la mirada, Buenos Aires, Colihue.
Flores Arroyuelo, Francisco J. (1985), El Diablo en España, Madrid, Alianza.
Flügel, J. C. (1964), Psicología del vestido, Buenos Aires, Paidós.
Frazer, James George (1996), La Rama Dorada, Magia y religión, México, F.C.E., 13ª reimp.
Frías, Gustavo -director- (1986-a), Paradigmas, mitos, enigmas y leyendas contemporáneas, Madrid, Nueva Lente, Nº 8. Capítulo: San Nicolás. Saturliana y otras costumbres navideñas, pp. s/n.
——— (1986-b), Paradigmas, mitos, enigmas y leyendas contemporáneas, Madrid, Nueva Lente, Nº 17. Capítulo: Las misas negras. El prestigio Sabbath pp. s/n.
——— (1987-a), Paradigmas, mitos, enigmas y leyendas contemporáneas, Madrid, Nueva Lente, Nº 27. Capítulo: El retorno de la luz, pp. 65/76.
——— (1987-b), Paradigmas, mitos, enigmas y leyendas contemporáneas, Madrid, Nueva Lente, Nº 28. Capítulo: El vino y la embriaguez, pp. 80/93.
García-Pelayo y Gross, Ramón (1988), Diccionario enciclopédico Larousse, México, Larousse.
Gibson, William (1996), Neuromante, Barcelona, Minotauro, 6a reimp.
Gómez Hinojosa, José Francisco (1992), De la ecología a la ecofilia. Apuntes para una ecología liberadora, En: Hedström, Ingemar y Gómez Hinojosa, José Francisco, Ecología y Desarrollo, Buenos Aires, Espacio Editorial, Págs., 91-141.
González, Luis José (1992), Ética ecológica para America Latina, Buenos Aires, Espacio Editorial, 3º Edic.
González Ruiz, Guillermo (1994), Estudio de diseño. Sobre la construcción de las ideas y su aplicación a la realidad, Buenos Aires, Emecé, 2a edic.
Grecco, Eduardo Horacio (1995), Volver a Jung, Buenos Aires, Continente.
Groisman, Martín (2004), Ciclos, líneas, tramas. En Montagu y ots., Cultura digital. Comunicación y sociedad, Buenos Aires, Paidós.
Gubern, Román (1991), El simio informatizado, Buenos Aires, Fundesco/Eudeba.
Hawking, Stephen W. (1992), Historia del tiempo, Barcelona, Planeta-Agostini.
Hedström, Ingemar (1992), El desafío ecológico, En: Hedström, Ingemar y Gómez Hinojosa, José Francisco, Ecología y Desarrollo, Buenos Aires, Espacio Editorial, Págs., 65-90.
Houston, Jean (1993), La Diosa y el Héroe. El viaje como símbolo e iniciación, Buenos Aires, Planeta.
Houstoun, Helena (1994), Proyectos verdes. Manual de actividades participativas para la acción ambiental, Buenos Aires, Planeta.
Huber, Joseph (1986), La inocencia perdida de la ecología, Buenos Aires, Abril.
Hurrell, Julio Alberto (1992), I .Naturaleza y cultura. En: Zeballos de Sisto, María Cristina (comp.) (1992), Sociedades humanas y equilibrio eclógico, Buenos Aires, Letra Buena, Págs. 163-187.
Jamme, Christoph (1999), Introducción a la filosofía del mito en la época moderna y contemporánea, Barcelona, Paidós.
Jonson-Laird, Philippe (2000), El ordenador y la mente, Barcelona, Paidós.
Kahn, Hernán (1989), Los próximos doscientos años, Buenos Aires, Emecé.
Keen, Sam (1992), Fuego en el cuerpo. El Varón y lo Masculino, Buenos Aires, Planeta.
Köning, René (1995), Sociología, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires.
Kottak, Conrad Phillip (1999), Antropología cultural. Espejo para la humanidad, Madrid, Mc Graw Hill.
Kreimer, Juan Carlos (1991), El varón sagrado. El surgimiento de una nueva masculinidad, Buenos Aires, Planeta.
Küng, Hans (1994), Proyecto de una ética mundial, Buenos Aires, Planeta-Agostini.
La Santa Biblia (1986), México, Sociedades Bíblicas Unidas.
Laffay, Albert (1966), Lógica del cine. Creación y espectáculo, Barcelona, labor.
Largo, Raimundo J. (1987), Medicina Natural. Salud y belleza natural, Madrid, Edisan.
Levis, Diego (1999), La pantalla Ubicua. Comunicación en la sociedad digital, Buenos Aires, Ciccus/La Crujía.
Levis, Diego y Gutiérrez Ferrer, María Luisa (2000), ¿Hacia la herramienta educativa universal? Enseñar y aprender en tiempos de Internet. Buenos Aires, Ediciones Ciccus/La Crujía.
Lévy, Pierre (2000), Las tecnologías de la inteligencia. El futuro del pensamiento en la era informática, Buenos Aires, EDICIAL.
Lovelock, Jean E. (1985), Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra, Buenos Aires, Ediciones Orbis. Muy Interesante. Biblioteca de Divulgación Científica.
Maldonado, Tomás (1994), Lo real y lo virtual, Barcelona, Gedisa.
Mander, Jerry (1984), Cuatro buenas razones para eliminar la televisión, México, Gedisa.
Manovich, Lev (2006), El lenguaje de los nuevos medios de comunicación. La imagen en la era digital, Buenos Aires, Paidós.
Marín, Jorge (2008), Hipertexto, Bahía Blanca, Ediciones del Autor.
——— (2009), Paratextos, Bahía Blanca, Ediciones del Autor.
——— (2010 A), Arte Digital. Convergencias entre arte y tecnología, Bahía Blanca, Ediciones del Autor.
——— (2010 B), Gramáticas Interactivas. Representación y modelos, Bahía Blanca, Ediciones del Autor.
——— (2010 C), Sistemas de escritura. La reconvención de la tecnología de la palabra, Bahía Blanca, Ediciones del Autor.
Mc Dowll y Stewart, Don (1989), Demonios, brujería y ocultismo, Colombia, Unilit.
McLuhan, Marshall y Powers, Bruce R. (1994), La aldea global. Transformaciones en la vida y los medios de comunicación mundiales en el siglo xxi, Barcelona, Planeta-Agostini.
Meadows, Kenneth (1993), Iniciación chamánica. Guía práctica del chamanismo de la Nueva Era, Barcelona, Martínez Roca.
Monneyron, Frédéric y Thomas Joël (2004), Mitos y literatura, Buenos Aires, Nueva Visión.
Moreno, Isidro (2002), Musas y nuevas tecnologías. El relato hipermedia, Barcelona, Paidós.
Moreno Muñoz, Antonio (2000), Diseño ergonómico de aplicaciones hipermedia, Barcelona, Paidós.
Morin, Edgar (2001), El cine o el hombre imaginario, Barcelona, Paidós.
——— (2005), Introducción al pensamiento complejo, Barcelona, Gedisa, 8ª Reimp.
Morris, Desmond (1993), Tradiciones de Navidad, Buenos Aires, Emecé, 2ª edic.
Moser, Antonio (1993), Ética ecológica, Bogotá, CODECAL.
Naranjo, Claudio (1994), El niño divino y el héroe, Málaga, Sirio.
Nora, Dominique (1997), La conquista del ciberespacio, Andrés Bello, Santiago de Chile.
Ortiz, Áurea y Piqueras, María Jesús (1995), La pintura en el cine. Cuestiones de representación visual, Barcelona, Paidós.
Parra, fernando (1984), Diccionario de ecología, ecologismo y medio ambiente, Madrid, Alianza.
Pimentel, Diego (2004), Superconectados. En Montagu y ots., Cultura digital. Comunicación y sociedad, Buenos Aires, Paidós.
Piscitelli, Alejandro (2005), Internet, la imprenta del siglo xxi, Barcelona, Gedisa.
Platón (1990), La República o el Estado, Madrid, Edaf.
Ploog, Michael G. (1992), Santa Claus. La leyenda de Papá Noel, Barcelona, Norma.
Ponting, Clive (1992), Historia verde del mundo, Barcelona, Paidós.
Ramphal, Shridath (1993), Nuestro hogar, el planeta. La práctica de la solidaridad para la supervivencia, Buenos Aires, Planeta.
Rank, Otto (1993), El mito del nacimiento del héroe, México, Paidós.
Renaud, Alain (1996), Comprender la imagen hoy. Nuevas Imágenes, nuevo régimen de la visible, nuevo Imaginario. En Videoculturas de fin de siglo, Madrid, Cátedra, 2a edic., pp. 11-26.
Rest, Jaime (1991), Conceptos de literatura moderna, Buenos Aires, CEAL.
Rodríguez, Pepe (1997), Mitos y ritos de la Navidad. Origen y significado de las celebraciones navideñas, Barcelona, Ediciones B.
Roszak, Theodore (1988), El culto a la información. El folclore de los ordenadores y el verdadero arte de pensar, Barcelona, Crítica.
Sabtouris, Elisabet (1994), Gaia, la Tierra Viviente. El itinerario de la conciencia del caos al cosmos, Buenos Aires, Planeta.
Saulquin, Susana (1990), La moda en la Argentina, Buenos Aires, Emecé.
Scolari, Carlos (2004), Hacer clic. Hacia una sociosemiótica de las interacciones digitales, Barcelona, Gedisa.
Schuré, Eduare (1995), Los grandes iniciados, Tomo I, Barcelona, América Ibérica.
Sexe, Néstor (2007), Casos de comunicación y cosas de diseño, Buenos Aires, Paidós.
Sibilia, Paula (2005), El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
Simone, Raffaele (2001), La Tercera Fase. Formas de saber que estamos perdiendo, Barcelona, Taurus.
Spangler David (1991), Emergencia. El renacimiento de lo sagrado, Barcelona, Plaza & Janes, Muy Interesante.
Spretnak, Charlene (1992), Estados de gracia. Como recuperar el sentido para una posmodernidad ecológica, Buenos Aires, Planeta.
Terceiro, José B. (1996), Sociedad digital. Del homo sapiens al homo digitalis, Madrid, Alianza.
Trejo Delarbre, Raúl (1996), La nueva alfombra mágica. Usos y mitos de Internet, la red de redes, México, Fundesco, Diana.
Vandendorpe, Christian (2003), Del papiro al hipertexto. Ensayo sobre las mutaciones del texto y la lectura, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1a reimp.
Vilches, Lorenzo (1990), La lectura de la imagen. Prensa, cine, televisión, Barcelona, Paidós, 4a edic.
Winograd, Terry y Flores, Fernando (1989), Hacia la comprensión de la informática y la cognición, Barcelona, Editorial Hispano Europea.
Wolf, Naomi (1991), El mito de la belleza, Buenos Aires, Emecé.
Wortman, Ana (1991), Jóvenes desde la periferia, Buenos Aires, Centro Editor América Latina, Colección Biblioteca Política Argentina, Nº 324.
Yonnet, Paul (1988), Juegos, modas y masas, Barcelona, Gedisa.
Zeballos de Sisto, María Cristina (1992), Capítulo I. la relación sociedad-naturaleza en la historia de las civilizaciones. En: Zeballos de Sisto, María Cristina (comp.) (1992), Sociedades humanas y equilibrio eclógico, Buenos Aires, Letra Buena, Págs. 123-157.
Zis, A. (1976), Fundamentos de la estética marxista, Moscú, Editorial Progreso.
Autor:
Jorge
[1] ?El abordaje semi?tico, en general, tiene que ver con el estudio de las condiciones de transmisi?n de significados de una mente a otra y, m?s exactamente, de un estado mental a otro. Dicho de otro modo, es una l?gica de la mutaci?n, y de la posibilidad, donde quiera que ?stas se presenten. Peirce toma en cuenta para su definici?n de signo cualquier proceso que tienda asint?ticamente hacia nuevas formas de organizaci?n y de emergencia? (Est?, 1997: 192).
[2] Hist?ricamente, el progreso de la humanidad est? regulado por la tecnolog?a, al principio en forma lenta, y hoy con una aceleraci?n impensada. ?La Edad de Piedra dur? millones de a?os, pero la siguiente, la del Metal, s?lo cinco mil a?os. La Revoluci?n Industrial (de primeros del siglo xviii a ?ltimos del siglo xix), 200 a?os. La Era El?ctrica dur? 25 a?os y la Era de la Informaci?n ya tiene 20, evolucionando r?pidamente desde lo que podr?amos llamar Infol?tico Inferior al Infol?tico Superior o Informaci?n Hipermedia. Comparemos la velocidad de este proceso con el pasado: el Homo Sapiens aparece hace mil cuatrocientas generaciones, pero s?lo desde hace doscientos se comenz? a utilizar la escritura; la imprenta es de anteayer. La venimos utilizando las ?ltimas generaciones [?] Pensar hoy en los ordenadores, solamente en t?rminos de la informaci?n es como pensar en el tren en t?rminos de carb?n o en el barco en t?rminos de vela? (Terceiro, 1996: 29 y 32).
[3] ?A lo largo de su evoluci?n, la navegaci?n por Internet reconoce tres etapas: una primera etapa ?horizontal?, de portal a portal; una segunda, del portal como servicio de chat, correo gratis, p?gina Web gratis, etc?tera; y una tercera, de navegaci?n ?vertical?, por contenidos tem?ticos. Esta gram?tica de la ?horizontalidad? y la ?verticalidad?, en tanto met?foras ?nada hay de coordenadas en una situaci?n espacio temporal sin l?mite?, puede ser trasladada a la televisi?n. La ?horizontalidad? ser?a la pr?ctica del zapping, y la ?verticalidad? el metadiscurso televisivo. Hallamos as?, el modo discursivo en que la ?tele? se copia de la ?compu?: la TV ha comenzado a navegar por s? sola. El metadiscurso televisivo, combinado con la pr?ctica del zapping, es el remedo que la TV hace de la compu? (Sexe, 2007: 198).
[4] ?[?] la presencia de la prensa en la red no deja de ser simb?lica, m?s para ganar o consolidar un perfil de modernizaci?n que en buscar de sustituir al papel por el modem. Cuando una publicaci?n entra a Internet, gana lectores adicionales pero tambi?n puede perder a los que sol?an comprar la edici?n en papel y tinta? (Trejo Delarbre, 1996: 89).
[5] Un libro electr?nico es un texto complejo en formato digital, generalmente, de una extensi?n considerable, que es reproducido de modo electr?nico y se encuentra disponible en CD-Rom, o bien, para ser descargado desde la Web.
[6] La CPU utiliza el lenguaje binario (representaci?n num?rica de base 2 -0 y 1- ) para operar con circuitos electr?nicos digitales y los distintos tipos de memoria ?ram (acceso directo). rom (s?lo lectura) y virtual (auxiliar)?, que se refieren a la capacidad de almacenamiento para ejecutar los programas y el hardware.
[7] La palabra ?sistema? tiene muchas connotaciones: un conjunto de elementos interdependientes e ?nteractuantes; un grupo de unidades combinadas que forman un todo organizado y cuyo resultado (output) es mayor que el resultado que las unidades podr?an tener si funcionaran independientemente. Entonces, el sistema puede ser definido como un todo organizado o complejo; un conjunto o combinaci?n de cosas o partes.
[8] ?De hecho, la estructura modular de los nuevos medios convierte ese borrado y sustituci?n de partes en algo especialmente f?cil. Por ejemplo, dado que un documento en html, consta de una serie de objetos independientes, cada uno representado por una l?nea de c?digo html, es muy f?cil borrar, sustituir o a?adir nuevos objetos. Igualmente, dado que en el PhotoShop las partes de una imagen digital suelen permanecer ubicadas en capas separadas, podemos borrar dichas partes y sustituirlas s?lo con pulsar una tecla? (Manovich, 2006: 77).
[9] ?La revolucionaria idea peirceana ?el objeto semi?tico entendido como un paquete de instrucciones? anticipa casi en un siglo el concepto de affordance desarrollado por el psic?logo de la percepci?n J. J: Gibson. La affordance ?un concepto que permea toda la investigaci?n en el campo de la Interacci?n Persona-Ordenador? indica las ?propiedades reales percibidas de las cosas materiales, en primer lugar aquellas propiedades fundamentales que determinan c?mo se podr?a veros?milmente usar el objeto en cuesti?n?. Las affordances nos brindan importantes sugerencias para el funcionamiento de las cosas, ya que ?cuando estas ?invitaciones al uso? son oportunamente aprovechadas, basta mirar para saber qu? se debe hacer sin tener que recurrir a figuras, etiquetas o instrucciones? (Norman, 1990: 19). Las instrucciones, en todo caso, entran a formar parte del objeto y se presentan bajo la forma de un programa virtual y replegado que el sujeto ?durante el proceso perceptivo-cognitivo? despliega y reconoce? (Scolari, 2004: 136).
[10] ?El t?rmino manipulaci?n directa describe un sistema con las siguientes caracter?sticas: visibilidad de los objetos de inter?s, acciones r?pidas, reversibles y ampliables, sustituci?n de la compleja sintaxis de un lenguaje de comandos por la manipulaci?n de objetos de inter?s? (Moreno Mu?oz, 2000: 35).
[11] ?La selecci?n de una o m?s de las opciones tiene como resultado un cambio en el estado de la interfaz. A diferencia de los sistemas basados en comando, los men?s tienen la ventaja de que los usuarios no tienen que recordar el elemento que quieren, s?lo necesitan reconocerlo? (Moreno Mu?oz, 2000: 96).
[12] ?Representan instrucciones para que el sistema realice alguna acci?n particular [?] Son equivalentes a los comandos del men?, en un formato m?s inmediato que permite al usuario evitar la navegaci?n a trav?s del men? del sistema? (Moreno Mu?oz, 2000: 89).
[13] Un ?cono es una representaci?n de un objeto, en el cual se le atribuye una propiedad cultural al artificio gr?fico, que se corresponde con los rasgos del contenido (distribuci?n), o bien, con los establecidos por c?digos de reconocimiento (semantizaci?n).
[14] ?Entre las ventajas de emplear ?conos y botones se encuentran que pueden resultar amenos, claros y visualmente atrayentes. Ocupan poco espacio y su valor refuerza y ayuda a la comprensi?n del usuario, llegando antes que la informaci?n verbal? (Moreno Mu?oz, 2000: 112).
[15] ?Fij?ndose en los men?s de Word se tropieza con algunas opciones puramente tipogr?ficas, como Archivo, Edici?n, Ver, Insertar? ?Por qu?? Pues sencillamente porque no siempre es posible representar ic?nicamente los conceptos y, en ciertos casos, intentar hacerlo puede conducir a confusiones innecesarias? (Moreno, 2002: 114).
[16] ?Si en una interfaz aparece la silueta de una llave, la relaci?n de semejanza con el objeto representado resulta clar?sima. Esta llave me permitir?, por ejemplo, traspasar una puerta virtual, acceder a unas informaciones especiales? Ser? muy dif?cil, por no utilizar el t?rmino imposible, que no sea capaz de reconocer en ese ?cono una llave? (Moreno, 2002: 114).
[17] ?La manipulaci?n directa se fundamenta en la representaci?n de los objetos por ?conos. ?stos pueden ser desplazados por la pantalla, bien controlando el cursor o bien por la acci?n del rat?n. Hay dos aspectos que deben tenerse en cuenta en este estilo de interacci?n: distancia y compromiso? (Moreno Mu?oz, 2000: 35).
[18] ?El conocimiento sobre un dominio familiar, sobre sus elementos y relaciones con otros se compara con los elementos y relaciones de un dominio no familiar. Esto facilita el aprendizaje de un nuevo sistema? (Moreno Mu?oz, 2000: 108).
[19] La relaci?n hombre/m?quina puede establecerse a partir de la concepci?n de la ecolog?a cognitiva. En tal sentido, Pierre L?vy considera dos principios: el de la multiplicidad ramificada, que se?ala que una tecnolog?a contiene a muchas otras y sus dispositivos constituyen una amplia red, en donde ?cada nueva ramificaci?n contribuye a modificar los usos y las significaciones sociales de una t?cnica dada?, y el de interpretaci?n, basado en la idea de que el usuario le confiere a lo tecnol?gico un nuevo sentido, que ?termina por componer el proceso sociot?cnico real? (L?vy, 2000: 192). Dichas actividades se relacionan con un modelo pedag?gico, en el aprendizaje mediado, que conlleva impl?cita la refutaci?n de las ideas del saber cotidiano, dada la complejidad que ofrece el estudio de la computaci?n. No puede desarrollarse, ?nicamente, mediante un ?aprendizaje pr?ctico? (saber hacer) ni tampoco desde un ?aprendizaje t?cnico? (saber t?cnico). Se complementa con la aplicaci?n de los sistemas de hipertexto y Gram?ticas Interactivas, cuyos modelos operativos posibilitan una redefinici?n del ?medio? y una ?revisi?n? del conocimiento, a fin de tomar como consigna que todo usuario necesita conocer qu? es lo que est? haciendo (conocimiento declarativo) y c?mo lo hace (conocimiento procedural) (Mar?n, 2010 C: 50).
[20] ?El t?rmino ?paratexto? (para = junto o al lado de y textum = texto) significa lo que rodea o acompa?a al texto: una composici?n de elementos visuales, transformados en un dispositivo pragm?tico, que condicionan o predisponen al lector para organizar una lectura no lineal de un texto, de coordenadas espaciales para la b?squeda de datos: una mirada explorativa de un an?lisis intertextual de formas externas (semi?ticas), en un contexto de interpretaci?n discursiva, con el prop?sito de construir o reconstruir su sentido? (Mar?n, 2009: 3). ?Los textos s?lo existen a partir del momento en que se transforman en entidades materiales. En los ?ltimos a?os y despu?s de varias d?cadas de teor?as puramente sem?nticas que trataban al texto como un objeto independiente de su soporte f?sico, los historiadores de las obras literarias y de las pr?cticas culturales comenzaron a considerar los efectos de sentido generados por las formas materiales [?] La distribuci?n del texto en la p?gina, los dispositivos de orientaci?n, la divisi?n de los contenidos en unidades menores, etc., tambi?n participan en la producci?n de sentido durante el acto de lectura? (Scolari, 2004: 210).
[21] ?La ?gram?tica interactiva? sugiere la presencia de dos conceptos relacionados: la ?gram?tica? vinculado con un ordenamiento de normas: procesos a seguir, y la ?interactividad?, con un ?saber hacer? dentro de la pantalla virtual. La reuni?n de estos componentes opera como una ?sintaxis interactiva? [?] la gram?tica interactiva se presenta como un mecanismo regulador, que satisface holgadamente la perspectiva del usuario, teniendo en cuenta no s?lo el formato de una p?gina (dise?o), sino tambi?n los procesos que se establecen en el interior de la pantalla virtual (organizaci?n), marcada por la presencia de una iconograf?a. Este mecanismo de reconocimiento permite, por un lado, tomar conciencia de la utilizaci?n de los recursos computacionales para optimizar su ?competencia operacional? con el sistema y, por el otro, crear un ?mbito de an?lisis y reflexi?n, a fin de establecer una mirada cr?tica mediante la manipulaci?n de objetos, cuya meta es la presentaci?n final del trabajo (dise?o)? (Mar?n, 2010 B: 3-4).
[22] ?El hipertexto es texto electr?nico, un sistema de lectura-escritura, de una red de analog?as, en donde la interactividad descansa en dos aspectos esenciales. Por un lado, una relaci?n dialogal con el lector (instrucciones para el usuario), que se presenta a trav?s de diferentes signos: herramientas de b?squeda, mapas conceptuales, botonera, etc. Por el otro, una ramificaci?n de textos consensuada en hiperv?nculos: palabra en negrita o subrayada que se?ala la presencia de un nexo para la b?squeda y selecci?n de la informaci?n? (Mar?n, 2008: 4).
[23] Por analog?a, citaremos el siguiente ejemplo: ?Para una persona que est? martillando, el martillo en cuanto tal no existe. Es parte del fondo de usabilidad dado por descontado, sin ser reconocido o identificado expl?citamente en cuanto objeto. Es parte del mundo del ?martillar?, pero no est? m?s presente que los tendones del brazo del que martilla. El martillo se presenta en cuanto tal s?lo cuando se produce un breakdown o una situaci?n de no usabilidad: su ?martellidad? emerge si se rompe o si cae de las manos o se arruina la madera, o si tenemos el clavo, pero no encontramos el martillo? (Winograd y ot, 1989: 60).
[24] ?Verdad es que el problema presenta dos aspectos: por un lado, todo medio que tenga efectos materiales debe considerarse seguramente tecnolog?a; por otro lado, como lo han se?alado Allen Newell y Herbert Simon, toda tecnolog?a es conocimiento, es decir, resultado del pensamiento. Entre lo mental y lo material hay, pues, una sutil relaci?n dial?ctica, una relaci?n de interdependencia y de interacci?n? (Maldonado, 1994: 17).
[25]
[26] Existen tres conceptos bien diferenciados que derivan de vocablos parecidos: automatizaci?n: proceso de informaci?n autom?tica referido a un conjunto de operaciones reiterativas que derivan de una rutinizaci?n (los procesos inform?ticos); automaci?n: proceso de automatizaci?n elevada a la en?sima potencia, es decir, una secuencia en series (la fabricaci?n de productos que derivan de un mecanismo tecnol?gico), y atomizaci?n: procedimientos visuales que realiza un usuario de pc en submen?s para manipular objetos materiales de dise?o en la arquitectura de un software.
[27] ?[?] el usuario no da ?rdenes al programa (hacer hacer), sino que ejecuta personalmente todas las operaciones manipulando objetos virtuales presentes en la pantalla (hacer) [?] La competencia, en este caso, se construye dentro del mismo entorno de interacci?n? (Scolari, 2004: 175 y 177).
[28] ?La configuraci?n del Autor Modelo depende de determinadas huellas textuales, pero tambi?n involucra al universo que est? detr?s del texto, detr?s del destinatario y, probablemente, tambi?n ante el texto y ante el proceso de cooperaci?n (en el sentido de que dicha configuraci?n depende de la pregunta: ??qu? quiero hacer con este texto??)? (Eco, 1999: 95).
[29] ?La demanda surge como una funci?n de la diversidad de pr?cticas y clasificaciones sociales, en lugar de c?mo una emanaci?n misteriosa de las necesidades humanas, una respuesta mec?nica a la manipulaci?n social (el caso del modelo de los efectos de la publicidad sobre nuestra propia sociedad), o una reducci?n del deseo universal y voraz por los objetos o por cualquier cosa asequible? (Appadurai, 1991: 47).
[30] Quien no sea un ?semialfabeto tecnol?gico? hoy, puede serlo ma?ana, y esto se hace evidente por dos razones: la primera es que este fen?meno puede permanecer en estado latente durante a?os, y surge de pronto cuando ocurre un cambio en el entorno social (ejemplo, modernizaci?n de una empresa); y en segundo t?rmino, este nuevo orden requiere de una toma de conciencia del problema, que no se reduce a la ignorancia de una de sus partes, la que se resuelve f?cilmente con un aprendizaje, sino a sus consecuencias temporarias, puesto que al desaparecer las causas, la persona deja de ser un ?semialfabeto o analfabeto tecnol?gico?.
[31] ?El t?rmino ?leer? se origina del lat?n legere, que significa ?recoger?. Metaf?ricamente, a la operaci?n de lectura est? asociada as? a la acci?n de espigar en la superficie de un campo. Esta concepci?n de la lectura valoriza su resultado: el lector reuni?, recogi?, agrup? [?] ?Qu? cosa? Materiales que lo distraer?n o lo har?n m?s sabio, m?s erudito, porque la lectura tambi?n es un medio de asimilar el saber de otro. Por supuesto, la actividad del lector var?a, seg?n la naturaleza del texto le?do. Uno examina un contrato ?como para deslindar sus diversas capadas de significaci?n encargadas de proteger los intereses de los firmantes?, devora una novela, recorre una revista u hojea un diario? (Vandendorpe, 2003: 169).
[32] ?Medida de la facilidad con que se puede aprender el manejo de un sistema, su seguridad, su fiabilidad, su efectividad y su comodidad? (Moreno Mu?oz, 2000:195).
[33] ?De una manera general, el status es una posici?n particular en un sistema social particular, por ello es correcto decir que cada individuo posee varios status, ya que cada individuo participa de varios sistemas sociales. Sin embargo, si no se precisa, el status de un individuo designa la totalidad de status que ocupa y representa su posici?n con relaci?n a la sociedad. El status puede considerarse como un conjunto de derechos y deberes o como conjunto de comportamientos que un individuo puede esperar por parte de los dem?s? (Equipo de Redacci?n PAL, 1985: 302).
[34] ?El gran salto cualitativo en la evoluci?n de los ordenadores se produjo en los a?os cincuenta, cuando pasaron de emplearse s?lo para el c?lculo num?rico (como los ?bacos milenarios o la arcaica calculadora de Pascal) a utilizarse para el tratamiento de s?mbolos, como lo hace la inteligencia humana [?] De este modo se pudo pasar de los aspectos cuantitativos a los aspectos cualitativos, del c?lculo a la simulaci?n del razonamiento. Y entonces empez? a hablarse de m?quinas inteligentes? (Gubern, 1991: 105).
[35] ?El vocablo ?Gestalt?, de la lengua alemana, no tiene un t?rmino equivalente en nuestro idioma. El significado, en el sentido m?s amplio, es el de forma, el de estructura, el de configuraci?n formal que relaciona las partes con el todo, y no el de apariencia externa de las cosas? (Gonz?lez Ruiz, 1994: 131).
[36] Distintos autores sostienen que para el siglo xxi se especula con la teor?a de la desmaterializaci?n. Tomas Maldonado entiende que, en alguna medida, se est? generando dicha imagen al forjar este cambio, ya que ?el impacto de las tecnolog?as que van naciendo (inform?tica, telecomunicaci?n, bioingenier?a, rob?tica y tecnolog?a de los materiales avanzados) llevar?a a un progresivo rebajamiento de la materialidad del mundo, a una desmaterializaci?n de nuestra realidad en su conjunto. En otras palabras, se producir? una contracci?n del universo de los objetos materiales, objetos que ser?an sustituidos por procesos y servicios cada vez m?s inmateriales? (Maldonado, 1994: 13). Aclara que ?detr?s del discurso sobre la desmaterializaci?n se esconda, una vez m?s, un abuso metaf?rico y que aquello que se quiere decir sea algo diferente. Si as? no fuera, si se pensase seriamente en un dr?stico proceso de desmaterializaci?n, nos encontr?semos frente a una nueva proposici?n de ciertas formas exasperantes de misticismo o por lo menos de idealismo subjetivo. Probablemente, haya malentendidos terminol?gicos por m?s que algunos de ellos seguramente sean residuos de problemas te?ricos que hasta ahora no han sido resueltos en la esfera de la filosof?a de la ciencia y de la t?cnica? (Maldonado, 1994: 16). En tal sentido, Diego Pimentel considera que ?debemos entender el proceso de la desmaterializaci?n desde un valor relativo, m?s metaf?rico que apocal?ptico. Aqu? es donde cobra sentido la idea de desmaterializaci?n relacionada, nuevamente con la capacidad de significaci?n. Hablamos de un sistema de signos que nos permite configurar un modelo diferente de realidad, que responde a valores y concepciones nuevas del mundo? (Pimentel, 2004: 55).
[37] ?De esta forma, el hombre materializa objetos para diferentes acciones que luego de un proceso de invenci?n se han ido generando como situaciones aisladas de s? mismo como sujeto. Gracias a esta materializaci?n, lo privado se vuelve p?blico, se comparte. Aquello que era indisociable de la construcci?n mental del hombre, de una interioridad corporal, es a partir de ahora, transportado en su totalidad o en parte exterior, se ha constituido un objeto, ese objeto es de dominio p?blico? (Pimentel, 1999: 65).
[38] [?] dentro de la interfaz se instala un intercambio simb?lico, una conversaci?n virtual entre el dise?ador impl?cito (enunciador) y el usuario impl?cito (enunciatario). Este di?logo funciona como propuesta de interacci?n respecto al usuario emp?rico, el cual podr?a aceptarla (o no)? (Scolari, 2004: 159).
[39] ?La ley de Zipf dice que el tama?o de la en?sima aparici?n m?s grande del evento es inversamente proporcional a su rango. En s?ntesis, una descripci?n que sigue de una distribuci?n de Zipf supone: pocos elementos con un alto valor (la cola de la izquierda en los diagramas de campana); un n?mero medio de elementos con valores intermedios (la parte media del diagrama); y una gran cantidad de elementos que tienen un ranking baj?simo (la cola de la derecha en los diagramas)? (Piscitelli, 2005: 45).
[40] Adem?s de los nodos y links, existen en Internet otros elementos: los cluster o racimos que son agrupaci?n de nodos, y los hubs o concentradores: ?un peque?o n?mero de nodos con una enorme cantidad de enlaces a otros nodos? (Piscitelli, 2005: 37).
[41] La textualidad act?a en el campo de la ?interactividad?, ?constituida por textos de configuraci?n visual y auditiva, im?genes, secuencias de video, animaciones, m?sica y sonido. No s?lo [el lector] puede elegir su camino, sino tambi?n elige los diferentes niveles de complejidad. Escribir un libro destinado a p?blicos diferente es 'contraintuitivo', pero trat?ndose de documentos digitales esto es posible y obligatorio. Este argumento es nuevo y excede las fronteras del Dise?o Gr?fico tradicional, de realizar pel?culas y de escribirlas. Utiliza tem?ticas pertenecientes a las situaciones imperantes de usuarios (en este aspecto se parece a la pieza teatral y al film) y al manejo de las variables perceptivas y est?ticas que no se refieran a la forma de las letras, la composici?n, los colores de impresi?n ?aunque no hubiera quien negara su importancia y sofisticaci?n?? (Bonsiepe, 1999: 179).
[42] ?En los a?os ochenta, muchos cr?ticos describieron como uno de los efectos principales de la ?posmodernidad? el de la espacializaci?n: un privilegiar el espacio por encima del tiempo, la nivelaci?n del tiempo hist?rico y el rechazo de las grandes narraciones. Los medios inform?ticos que evolucionaron durante la misma d?cada, llevaron a cabo esa espacializaci?n de una manera bastante literal. Reemplazaron el almacenamiento secuencial por el acceso aleatorio; la organizaci?n jer?rquica de la narraci?n en las novelas y en el cine por el movimiento f?sico en el espacio, como puede verse en innumerables representaciones en modo de vuelo o videojuegos como Myst, DOM, y tantos otros. En resumidas cuentas, el tiempo se volvi? una imagen plana o un paisaje, algo a lo que mirar o por lo que navegar. Si hay una nueva ret?rica o est?tica posibles aqu?, puede que tenga menos que ver con la ordenaci?n del tiempo por parte de un escritor o de un orador, como en el deambular por el espacio. El lector de hipertexto es como Robins?n Crusoe, que camina por la arena, recoge un diario de navegaci?n, una fruta podrida y un instrumento que no sabe para qu? sirve, y deja huellas que, como los hiperv?nculos inform?ticos, llevan de un objeto encontrado a otro? (Manovich, 2006: 129).
[43] La aldea global puede ser descrita como un modelo cultural generado por los mass-media, en una constante desmultiplicaci?n y fragmentaci?n del poder establecido ahora por la v?a medi?tica. La antigua influencia del poder de los l?deres queda subsumida a los reflejos codificados de los medios de comunicaci?n, generando un efecto difusor, cuyo potencial de identificaci?n social es mayor que el adoctrinamiento tradicional, gracias a la informatizaci?n de los contenidos y a la mitologizaci?n de los comportamientos de los seres humanos a escala mundial (McLuhan y ot., 1994).
[44] ?[En la realidad virtual] no necesitas un cuerpo puedes ser un punto de vista flotante. Puedes ser el sombrerero loco o la tetera; puedes moverte de ac? para all? al ritmo de una canci?n. Puedes ser una gotita diminuta en la lluvia o en el r?o; puedes ser lo que siempre pensaste que deber?as ser. Puedes cambiar tu punto de vista a un objeto o un proceso o al punto de vista de otra persona en el mundo de otra persona (Bricken, 1991: 372)? (citado por Bolter, 1996: 273).
[45] ?El principal recurso para crear la ilusi?n de la tercera dimensi?n es la profundidad de campo, un procedimiento ?ptico que permite ver todo lo que aparece en el plano con la misma nitidez, sin tener en cuenta su distancia del objetivo [?] el plano secuencia con profundidad de campo es la v?a para conseguir el mayor grado de realismo posible, el modo objetivo de reflejar la realidad tal cual es, ayudado por la ausencia de montaje [?], es decir, aquel que el espectador no percibe [?] La profundidad de campo reintroduce para Baz?n la ambig?edad en la estructura de la imagen, ambig?edad que el montaje impide. Lo que no parece concebir es que toda la complejidad y, en cierto modo, la artificiosidad de la composici?n de su plano-secuencia con profundidad de campo supone una operaci?n de puesta en escena tan elaborada como cualquier otra [?] Por otra parte, la profundidad de campo contradice la percepci?n real. Es evidente que no percibimos con la misma nitidez los objetos en la distancia y que nuestro ojo realiza un continuo e inevitable ejercicio de focalizaci?n (de la que la escala de planos es una transposici?n). En realidad, esta nitidez uniforme es convencional y deriva de la representaci?n pict?rica hasta el impresionismo [?]? (Ortiz y ot, 1995: 34-35)
[46] Eduardo Horacio Grecco establece que ?los arquetipos son huellas mn?micas de experiencias de la humanidad, registros que narran los recorridos de la especie a lo largo de su evoluci?n, a?n no concluida, y dan cuenta tambi?n de sus deseos y fantasmas. Como conjunto forman un texto, un discurso, una totalidad, un sistema ?nico y hologr?fico en donde cada arquetipo ocupa una posici?n relativa en relaci?n a la red a la cual pertenece. Esto hace, por un aparte, que cada arquetipo contenga las huellas de conjunto de todas las vicisitudes que cuentan los arquetipos, y por otra, determina que un arquetipo s?lo se har? comprensible si lo referimos al resto de los existentes y posibles? (Grecco, 1995: 45).
[47] Jean Houston se?ala que los arquetipos ?unen el esp?ritu con la naturaleza, el cuerpo con la mente, el yo con el universo. Siempre est?n con nosotros, son elementos esenciales de la estructura de nuestra psique. Sin ellos vivir?amos en un mundo gris, una ?tierra plana?, sin arte, sin m?sica, sin poes?a, sin invenci?n, sin imaginaci?n. En realidad no vivir?amos. Y por eso es que aunque sean reprimidos, los arquetipos se infiltran en otros reinos de la experiencia humana: sue?os, rituales, amor, arte… y la locura? (Houston: 1993: 17).
[48] El Anima Mundi ?puede estar estructurado en muchos niveles diferentes, pero constituir?a todo un supercampo, un campo de la Tierra o Gaiafield, una vasta entidad consciente y totalmente invisible para sus partes constituyentes? (Devereux y ot., 1991: 181).
[49] ?Afirmar que la respuesta sobre el futuro de la humanidad y de la vida en el planeta Tierra la tiene el hombre, puede parecer simplismo; pero es cierto. Es la especie humana, como especie animal, la ?nica que ha puesto en peligro la permanencia de la vida sobre la Tierra. Y es, al mismo tiempo, la ?nica especie que puede hacer desaparecer este peligro? (Gonz?lez, 1992: 7).
[50] El desarrollo sustentable implica una visi?n diferente del accionar del hombre sobre el ambiente, su vinculaci?n con lo econ?mico, el empleo de tecnolog?as alternativas y la utilizaci?n de recursos productivos, que genera un modelo de explotaci?n de los recursos, vinculados estrechamente a la protecci?n ecol?gica del medio: el exterminio de una especie o la degradaci?n del espacio. Lleva impl?cita como consigna que ning?n proceso extractivo o industrial deba crecer de una forma m?s acelerada de lo que le lleve a la naturaleza a reponer o regenerar los recursos que le son extra?dos o absorber las sustancias, como el caso de los desechos industriales o humanos arrojados sobre el ambiente. Entonces, desarrollo implica no s?lo crecimiento, sino tambi?n una evoluci?n econ?mica para mantener las caracter?sticas ed?ficas y antr?picas del medio, en forma sostenida a largo plazo.
[51] Helena Houstoun define a esta consigna en t?rminos por separado: ?Pensar globalmente quiere decir, pensar en la forma en que nuestro estilo de vida y acciones cotidianas tienen un impacto en el mundo?, y actuar localmente, significa ?trabajar en conjunto con la gente de la escuela, el barrio, o la ciudad: a escala local para evitar que las sociedades humanas da?en el ambiente? (Houstoun, 1994: 21).
[52] ?El hombre se construye a s? mismo de un modo cada vez m?s humano, por medio de la transformaci?n de la naturaleza (naturalalizaci?n del hombre), y la naturaleza llega a ser una verdadera naturaleza gracias a esta intervenci?n del hombre (humanizaci?n de la naturaleza)? (G?mez Hinojosa, 1992: 122).
[53] El reciclaje puede estar dado tanto en su retorno al uso tradicional, como en la elaboraci?n de productos alternativos a partir del uso del material descartable. Un ejemplo muy actual est? dado por el reciclaje de las cajas tetrabrik, que son convertidas en ?s?permaderas?, aptas para sustituir la madera en m?ltiples usos dom?sticos.
[54] ?El agujero de ozono descubierto sobre la Ant?rtida, m?s extensivo que el ?rea de Estados Unidos, sigue expandi?ndose y profundiz?ndose. En 1991 la Instituci?n de Protecci?n Ambiental de Estados Unidos increment? su estimaci?n de las muertes por c?ncer causado por radiaci?n ultravioleta mediante un m?ltiplo de veinte; podr?a haber tanto como mil millones de c?nceres de piel adicionales, muchos de ellos fatales, entre la gente que vive hoy? (Ramphal, 1993: 248).
[55] ?M?s all? de donde est?n ubicados en el flujo de materiales, todos estos esfuerzos ponen de manifiesto la clave del verdadera materialismo que nos hace tanta falta en la clase consumidora. Disminuir el desperdicio, conservar y reparar objetos, volver a usar y reciclar materiales: cuidar de la Tierra significa cuidar de lo que extraemos de ella? (Durning, 1994: 106).
[56] Joseph Huber afirma que esta industria gira ?alrededor del equilibrio ecol?gico, protecci?n ambiental, reciclaje, eliminaci?n de da?os secundarios, reducci?n al m?nimo del consumo de materias primas y energ?as [?] no significa una revoluci?n palaciega, sino precisamente su prevenci?n? (Huber, 1986: 81).
[57] Hans K?ng, al hablar de cambio global, dice que ?cobra fuerza en nuestros d?as una idea de totalidad que podr?a contribuir a un equilibrio entre el pensamiento europeo, americano y asi?tico. Sin duda necesitamos ese equilibrio entre las tendencias racionales del hombre y las emocionales. Es decir, una visi?n de totalidad (hol?stica) del mundo y del hombre en sus diversas dimensiones. A ello ayudar?a muy eficazmente la coincidencia entre los te?ricos racionales (N. Luhmann) y los fil?sofos hermen?uticos (H.G. Gadamer), los futur?logos serios (R. Jungk, E. Laszlo) y los pioneros de la New Age (F. Capra). De hecho, junto con la dimensi?n econ?mica, social y pol?tica, existe tambi?n una dimensi?n ?tica, est?tica y religiosa del hombre y de la humanidad? (K?ng, 1994: 37).
[58] Peter Russell establece que ?los cambios que esto va a producir ser?n tan grandes que es posible que nuestra imaginaci?n sea incapaz de concebir sus repercusiones. Dejaremos de percibirnos a nosotros mismos como individuos aislados, sabremos que somos parte de una red mundial que se estar? integrando r?pidamente, las c?lulas nerviosas de un cerebro mundial que estar despert?ndose? (Citado por Spangler, 1991: 41).
[59] ?Fue William Golding, el escritor, vecino a la saz?n, quien solvent? felizmente su carencia de nombre. Recomend? sin vacilaci?n que esta criatura fuera llamada Gaia en honor de la diosa griega de la Tierra, tambi?n conocida como Gea, nombre de donde proceden los de ciencias tales como la geograf?a y la geolog?a. A pesar de mi ignorancia de los cl?sicos, la oportunidad de la elecci?n me pareci? evidente. Era una palabra breve que se anticipaba a alguna b?rbara denominaci?n del tipo de Sistema de Homeostasis y Biocibern?tica Universal. Ten?a, adem?s, la impresi?n de que en la Grecia antigua el concepto era probablemente un aspecto familiar de la vida sin necesidad de expresarlo formalmente? (Lovelock, 1985: 23-24).
[60] ?T?rmino inventado por un fisi?logo americano, Walter Cannon. Se refiere a esa notable capacidad que poseen los seres vivos para mantener determinados par?metros dentro de m?rgenes muy estrechos a despacho de los cambios que su entorno pueda experimentar? (Lovelock, 1985: 178).
[61] ?Habiendo creado esta situaci?n perjudicial, tenemos que mirar con esperanza hacia alg?n sentido de equilibrio, alg?n profundo cambio de la mente y el coraz?n en la corriente principal de la cultura, un cambio que sea capaz de modificar la situaci?n y reducirla a proporciones gobernables. Un paso importante en tal colosal proceso tiene que ser la aceptaci?n de la idea de que la Tierra est? viva: s?lo una imagen tan sencilla y directa puede albergar la esperanza de conmover los sentimientos de la gente en una escala suficiente para permitir la enorme realineaci?n de nuestras actitudes y de nuestra relaci?n con el planeta que va haci?ndose esencial? (Devereux y ot., 1991: 183).
[62] El t?rmino ?est?tica? (?aisthetis?, ?sensaci?n? e ?ica?, ?relativo a?) como denominaci?n designa a una disciplina filos?fica que fue introducido en 1752 por Baumgarten. No es que a partir de Baumgarten surgiera la est?tica, sino que desde la antig?edad hasta el Renacimiento se escribieron tratados acerca de los problemas est?ticos (Hipias el Grande de Plat?n, la Po?tica de Arist?teles, el Tratado sobre la pintura de Leonardo de Vinci, etc.). Baumgarten introduce el t?rmino para designar a esta disciplina como ciencia de la belleza, incluyendo el arte, que es el ?rea m?s difundido.
[63] Un primer intento por analizar te?ricamente lo bello se lo debemos a los pitag?ricos, quienes afirmaban que lo bello es una ley objetiva de la naturaleza (la belleza como propiedad natural). Este pensamiento se retoma despu?s en muchas concepciones y se establecen a la belleza relacionada con la simetr?a, el ritmo, la medida, la armon?a, la forma, etc., en las cosas. El punto de vista de los pitag?ricos fue criticado por Plat?n, quien busc? la belleza en la relaci?n entre lo material y lo ideal, con una afinidad del objeto a su previa imagen ideal, lo ideal como principio espiritual del mundo. Este punto de vista plat?nico sigue vigente en diversos autores.
[64] Seg?n A. Zis ?lo que caracteriza la naturaleza de la creaci?n art?stica no es que lo emotivo siga a lo racional, el sentimiento al pensamiento; sino el descubrimiento de lo racional a trav?s de lo emocional, el pensamiento a trav?s del sentimiento? (Zis, 1976: 126).
[65] Las categor?as de lo est?tico no s?lo incluyen lo bello y lo feo, sino que tambi?n conllevan otros aspectos como lo sublime, lo rid?culo, lo tr?gico, lo c?mico, lo heroico, lo vil, etc., que son el resultado de un proceso social. Estas categor?as no s?lo se encuentran instaladas en la conciencia individual, sino que tambi?n existen objetivamente plasmadas en el ideal social., las cuales existen plasmadas y objetivas como relaciones sociales.
[66] De esta manera lo han entendido las industrias cosmetol?gicas y la ?medicina est?tica" que han puesto al servicio de la mujer y el hombre una vasta serie de elementos y tratamientos para embellecer el cuerpo, cuyo impacto social parece situarse en una ?revoluci?n palaciega?.
[67] ?Los vestidos ?como las m?scaras? permiten el juego de inventarse otra identidad, abandonando el personaje habitual que cada persona siente y muestra. Esta acci?n posibilita la protecci?n de la individualidad, dando al mismo tiempo la seguridad necesaria que permite el cambio. Sin embargo, este juego de m?scaras no se podr?a completar sin la posibilidad reincluir el maquillaje dentro de sus reglas, ya que, como lo prueban distintos testimonios arqueol?gicos, la tendencia a adornarse es anterior a la preocupaci?n por el vestido, sobre todo en la utilizaci?n del adorno como medio para lograr determinados efectos. Entre esos adornos las pinturas faciales ocupan un lugar fundamental, ya que fueron su primera manifestaci?n [?]? (Saulquin, 1990: 227-228).
[68] ?Al aprovechar interactivamente las focalizaciones masculinas, el hecho de estar despose?das de ciertos intereses y ser conscientes de los deberes que se les asignen, las mujeres se entregan por completo a su papel y cultivan durante mucho tiempo ciertas aptitudes exclusivas (vestidos, hogar, seducci?n)? (yonnet, 1988: 251).
[69] ?El objetivo b?sico de la l?nea casual, utilizar una misma prenda para distintas situaciones, se cumpli? plenamente con el uso de los jogging que hab?an parecido hacia 1980. junto con los jeans y la minifalda podemos considerarlos como las vestimentas que provocaron verdaderos cambios en los h?bitos y las costumbres de las personas. Al principio s?lo se usaron para correr o jugar al tenis, pero lentamente se fueron utilizando para diferentes situaciones, cada vez m?s alejadas de sus funciones espec?ficas. En una etapa donde se impone la individualidad, result? demasiado atractivo poder conjugar en una vestimenta la comodidad con una imagen joven, eficiente y distendida? (Saulquin, 1990: 255).
[70] ?[?] el look produce el ser por desnaturalizaci?n. Las primeras modas hab?an hecho entrar poco a poco los grupos sociales en el tiempo hist?rico: el traje es lo que quedaba del traje. Su denominaci?n ya identificaba una primera deriva de las tradiciones. La l?nea evolutiva del fen?meno moda conduce a la afirmaci?n de una historicidad del ser, no a una negaci?n de lo social, sino a una profundizaci?n de la sociabilidad por el cultivo de las diferencias, de las personalidades propias. Ni inmanente, ni trascendente, sino complemente humana, la moda es un desaf?o total a la afirmaci?n de una naturaleza religiosa de la humanidad, en la serie de las progresivas secuencias en virtud de las cuales se afirma un tiempo cada vez m?s profano, liberado de los dictados celestiales, de las fronteras de lo sagrado, inicial, un tiempo, por consiguiente, cada vez m?s dominable, controlable, responsabilizado, representable? (yonnet, 1988: 280/181).
[71] ?Actualmente, a partir de la gran diferenciaci?n entre la ropa femenina y masculina del fin de siglo, que coincid?a con una mujer que sent?a la funci?n de agradar como lo m?s importante, se va produciendo una tendencia paulatina de masculinizaci?n de la vestimenta de la mujer. Esta tendencia coincide con el r?pido avance del mejoramiento en las condiciones sociales femeninas, que llevaron a una disminuci?n de la brecha entre ambas formas de vestir? (Saulquin, 1990: 203).
[72] ?Que hoy los hombres descubramos el gusto por la moda, el derecho (o el condicionamiento) a la coqueter?a, a los colores suaves, a los aritos, a las cremas hidratantes, a las espumas, a los perfumes y ung?entos, a la amarga voluptuosidad de las l?grimas, a las implicancias de compartir las tareas de la casa y a la fragilidad de las batallas conyugales, a menudo con armas iguales, es apenas un s?ntoma externo de transformaciones irreversibles sobre esa zona sagrada de los varones? (Kreimer, 1991: 26).
[73] ?Cuando los hombres nos volvemos conscientes de nuestra mujer interior (el famoso ?lado femenino?) nos sentimos m?s c?lidos, m?s sensibles, m?s vivos. Pero cuando nos aproximamos al hombre profundo, la situaci?n se torna dif?cil. No sabemos con qui?n vamos a encontrarnos? (Kreimer, 1991: 26).
[74] Existe como antecedente de esta pr?ctica en los deportistas. En algunos reglamentos se pauta esta condici?n esencial para poder exhibir un cuerpo esbelto. Al trasladarse al ?mbito social, la industria ha modificado ha modificado el sistema de las m?quinas de afeitar el?ctrica, anexando rodillos suaves para aplicar en zonas sensibles del cuerpo, o bien, variar su mecanismo para extraer el pelo de ra?z. A ello se le anexa el uso de gabinetes de depilaci?n exclusivo para hombres. Tambi?n el hombre no s?lo puede lucir una piel m?s suave y humectada con la incorporaci?n de cremas y aceites, sino que quitar el vello del cuerpo tiene sus ventajas. 1) Para las pieles excesivamente grasas, se puede equilibrar el sudor corporal fuerte a uno normal. 2) Se logra evitar que el pelo se encarne, produciendo la foliculitis. 3) Con distintos tratamientos corporales (ba?o de sales, cremas, etc.) se logra una mayor tonificaci?n y rejuvenecimiento de la piel. 4) Los roces molestos de cadenas, relojes, anillos, desparecen.
[75] ?Eficiencia en el tiempo de trabajo y necesidad de distensi?n en el tiempo libre es lo que permite la emergencia de la nueva individualidad posmoderna, emparentada con la imagen de ser ganador y triunfador o al menos parecerlo, y para ello, la moda se?ala el camino: cuerpo delgado, deportes y distintos m?todos de gimnasia? (Saulquin, 1990: 253).
[76] En el lenguaje abstracto, el s?mbolo puede analizarse desde una integraci?n. Pierre Goder afirma que ?el s?mbolo es, en primer lugar y de por s?, una representaci?n, y, como tal, fuente de ideas, entre otras cosas. Pues lo que caracteriza al s?mbolo es ser centr?peto, adem?s del car?cter centr?fugo de la figura aleg?rica con relaci?n a la sensaci?n. El s?mbolo, como la alegor?a, conduce lo sensible de lo representado a lo significado, pero, adem?s, por la naturaleza misma del significado inaccesible, es Epifan?a, es decir, aparici?n de lo inefable por el significante y en ?l? (Citado por Durand, 1971: 22).
[77] ?Liturgia? deriva del griego leiturgia, que significa servicio p?blico. Se trata de un orden y una forma aprobados por la Iglesia para celebrar los oficios divinos.
[78] Deriva de ?fiesta?, del lat?n festa dies, d?a festivo, y se lo relaciona con un ritual extraordinario que se celebra en un largo per?odo de tiempo.
[79] ?La Biblia sigue siendo siempre historia agente de salvaci?n para todos los hombres, comprendida en parte naturalmente o mediante la mente ?ntegra por analog?a simb?lica y por otra parte por la fe trascendental en los misterios revelados en ella por la Autoridad de la Verdad misma? (Camarero Benito, 1997: 62).
[80] ?El gran te?logo cat?lico Hans K?ng estaba sobrado de raz?n cuando, en 1975, en su libro Crist Sein, afirm? que ?estos relatos de la natividad, como parte de la proclamaci?n y s?mbolo de la fe, no pretend?an ser hist?ricos sino, ante todo, salvaguardar una verdad: El mensaje de la salvaci?n del hombre?? (Rodr?guez, 1997: 28).
[81] ?Adviento?, del lat?n adventus, significa llegada o advenimiento.
[82] ?Leyenda? deriva del lat?n legenda, y se refiere a la relaci?n de los sucesos tradicionales, que refer?an a vidas de santos o sucesos milagrosos. Tambi?n se incluye la vida de ciertos individuos de car?cter hist?rico o seudohist?rico que han sido asimilados al ?mbito fabuloso de la leyenda.
[83] ?En todos los pueblos de la tierra, sin excepci?n alguna, surge la religi?n en una experiencia necesaria religiosa (m?gico?m?tica), que se confunde con la vida misma en la naturaleza (uni?n de yo colectivo y las cosas, el mundo) bajo una unidad difusa de lo divino (teiomonismo) y un animatismo polite?sta. Absolutamente en todas las parcialidades humanas, desde su conocido primitivismo, el hombre se interroga ante el misterio del mundo, su origen, su modo existencial, su posible fin, con formulaci?n de cosmogon?as espont?neas propias (de entra?a analog?a en toda la protohistoria, como con similares ideas sistem?ticas aun sin evidente contacto alguno). Es profundo el respeto fascinante a lo numinoso (con poder sobrenatural impersonal general o asignado a un Ser particular en el dominio y funci?n superior de la naturaleza o de la vida). Lo numinoso se objetiva en lo ?sagrado?, poderes concentrados ben?ficos y mal?ficos que validan la vida e influyen en la actividad com?n, lo ?profano?. Tal hecho es una constante infaltable desde los tiempos m?s primitivos. Es inicialmente creencia colectiva en un misterioso Ser Superior y dioses de la naturaleza y existencia humana, fuerzas c?smica espirituales? (Camarero Benito, 1997: 55-56).
[84] Es una celebraci?n que consiste en hacer un listado de buenos prop?sitos: pagar deudas, ayudar al vecino, devolverles los aperos de labranza, los ?tiles de cocina, etc?tera.
[85] La ?circuncisi?n? es el s?mbolo del ?bautismo?, proveniente de la costumbre jud?a, cuyo rito se debe organizar a los 8 d?as de haber nacido un ni?o.
[86] Esta celebraci?n proviene de cinco dogmas: 1) La Virgen Mar?a es la Madre de Jes?s, que es Dios, la Madre de Dios. 2) Mar?a fue siempre Virgen, la ?nica persona a la que la Biblia llama ?virgen?. 3) Mar?a como ?Inmaculada Concepci?n?, concebida sin pecado original. 4) El de la Asunci?n: Mar?a subi? al cielo en alma y cuerpo, como su hijo Jes?s. 5) El Concilio Vaticano II le atribuye el car?cter de ?Madre de la Iglesia?: la Virgen Mar?a, la cuna del roc?o, la que amamant? a Jes?s.
[87] ?Ceremonial instaurado por un individuo o por un grupo social. Todo grupo humano tiene necesidad de signos para reavivar la conciencia colectiva, para subrayar su perennidad. Tal es el destino de los ritos, los cuales constituyen un modo de comunicaci?n emocional entre los miembros del grupo; cada uno se despoja de su individualidad para elevarse a una conciencia colectiva en una participaci?n esencial que refuerza el v?nculo social en el nivel m?s profundo? (Equipo de Redacci?n Pal, 1985: 279).
[88] El t?rmino ?estrenas? deriva del lat?n Strena, que significa d?diva, regalo en se?al de beneficio recibido.
[89] Consiste en una mezcla de potaje de ma?z, ciruelas y carnes.
[90] Como elemento principal contiene carne picada, adicionando frutas y especies.
[91] Elaboraci?n preparada con una mezcla con frutas, especies y az?car, decorada con estrellas, flores, coronas, etc?tera.
[92] En el d?a de Reyes, final del ciclo de celebraciones navide?as ?que inclu?an el culto a los antepasados muertos en las tradiciones precristianas y que, en suma, conmemoran el eterno renacimiento de la vida en el tr?nsito desde el invierno a la primavera?, el hada oculta en el rosc?n adquiere mucho sentido, dando a este dulce el car?cter de ?pastel de la suerte? por propiciar la fortuna de quien encuentra la semilla leguminosa en su parte del bollo (Rodr?guez, 1997: 221).
[93] Una mezcla de az?car, agua caliente, zumo de lim?n, especias, brandy y ron.
[94] La palabra ?brindis? es de origen alem?n ich bring dir?s que significa "yo te ofrezco" y ?define el acto de alzar la copa antes de beber para desearle a alguien un bien u ofrecerle, dedicarle, prometerle o proponerle alguna cosa? (Rodr?guez, 1997: 266).
[95] ?S?mbolo de lo invisible, de las fuerzas que ascienden y descienden entre el origen y la manifestaci?n? Los ?ngeles aparecen en la iconograf?a art?stica desde el origen de la cultura, en el cuarto milenio antes de Jesucristo, confundi?ndose con las deidades aladas. El arte g?tico ha expresado en numeros?simas im?genes prodigiosas el aspecto protector y sublime del ?ngel, mientras el rom?ntico acentuaba mejor el car?cter supraterrenal? (Cirlot, 1992: 68).
[96] ?Conocer algo del ancestral simbolismo m?gico que estos colores representan, dentro de nuestra cultura, permite usarlos con m?s acierto y sentido durante la celebraci?n navide?a, ya sea en la decoraci?n del hogar, en la preparaci?n y presentaci?n de regalos, o en cualquier otra funci?n propia de esta festividad? (Rodr?guez, 1997: 179).
[97] ?Cada ?rbol era s?mbolo de la conexi?n de lo f?sico y lo terrenal, con lo espiritual y eterno. Sus ra?ces penetraban hasta lo m?s oscuro de la Tierra ?simbolismo de la materia? y sus ramas se desplegaban hasta el cielo y el sol ?simbolismo de la luz espiritual?? (Cirlot, 1992: 78).
[98] La palabra ?sportola? deriva del lat?n espuerta que significa cesta con dos asas.
[99] El origen etimol?gico de la palabra ?sorteo? se encuentra asociado con las sortes romanas, aunque la tradici?n griega ya lo hab?a adoptado.
[100] El Nombre de Santa Claus viene de la evoluci?n paulatina del nombre de San Nicol?s: St. Nicklauss, St. Nick, St. Klauss, Santa Claus, Santa Clos. Fund? sus bases en Gran Breta?a como Father Christmas o Padre Navidad, y de ah? pasar?a a Francia bajo el nombre de P?re No?l o Papa Navidad, del cual derivar?a Pap? Noel, como se lo conoce en Espa?a, Argentina y gran parte de Am?rica Latina.
[101] Una antigua tradici?n establece que ?el reno se encuentra relacionado con los atributos del Norte: claridad mental, pureza de intenci?n, renacimiento y renovaci?n… el conocimiento y la sabidur?a que provienen de los antepasados? (Meadows, 1993: 69).
[102] ?Comportamiento formal, estilizado, repetitivo y estereotipado, realizado de forma seria como un acto social. Los rituales se realizan en momentos y lugares establecidos y tienen orden lit?rgico? (Kottak, 1999: 95).
[103] En el lenguaje abstracto, la alegor?a es ?un s?mbolo reducido, constre?ido al papel de signo, a la designaci?n de una sola de las posibilidades seriales y din?micas? (Jung, 1984: 32-33), que representa una idea, un orden de convenciones de tipo moral. En la alegor?a se muestra con un significado finito? Pierre Goder considera que ?la alegor?a parte de una idea (abstracta) para llegar a una representaci?n?? (Citado por Durand, 1971: 22).
[104] ?De acuerdo con investigaciones recientes, se afirma que la historia del nacimiento de Cristo guarda semejanza con el mito real egipcio, de m?s de cinco mil a?os atr?s, que relata el nacimiento de Amenofis III: tambi?n aqu? se repite la divina profec?a del nacimiento de un hijo, a la reina encinta; su fecundaci?n mediante el aliento del fuego celestial; la intervenci?n de las vacas divinas, que amamantan al ni?o reci?n nacido, el homenaje de los reyes, etc.? (Rank, 1993: 67-68).
[105] Uno de los aspectos de ser infantil ?es la bondad, sabidur?a innata y natural, una jerarqu?a de valores tra?dos al mundo ?m?s bien que extra?dos de ?l?, una atenci?n de estar ?plenamente aqu??, que por derecho de nacimiento le corresponde al hombre, pero con frecuencia pierde. Cualquier valor que otorgue el ni?o es inseparable de nuestra esencia, es un valor original de nuestra naturaleza; la ni?ez es entonces una expresi?n impoluta de estos valores, una manifestaci?n abierta de los mismos. De esta manera, el ni?o representa algo que el hombre es en su origen, su ra?z, su ser intr?nseco, una esencia que la cultura disfraza, anula. Y la actitud del ni?o es tener confianza en su naturaleza, dar por sentada la bondad de la vida, y no asumir que la existencia es un mal que debe ser corregido mediante el esfuerzo [?]? (Naranjo, 1994: 54-55).
[106] ?El pastor es tambi?n el gu?a de las almas o psicopompo. Asimismo simboliza el poder supremo, pues el reba?o es expresi?n de las fuerzas c?smicas? (Cirlot, 1992: 355).
[107] ?[?] la historia de Buda [?] se remonta al siglo vi antes de Cristo [?] la larga esterilidad de los padres, el sue?o, el nacimiento del ni?o a cielo abierto, la muerte de la madre y su reemplazo por una madre adoptiva, el anuncio de su nacimiento al gobernador del reino, y, m?s tarde, la p?rdida del ni?o en el templo (como en la historia de Jes?s; cf. San Lucas, II; 41-52)? (Rank, 1993: 69).
[108] ?Tras muchos tanteos, la Iglesia, al situar la fiesta de la Navidad en el solsticio de invierno, crey? poder conectar las alegr?as de esta gran solemnidad con las antiqu?simas pr?cticas religiosas; remozando, con cada retorno del Sol y en una universal solidaridad, la alegr?a de los siglos pasados. Y es por eso por lo que, cuando los cristianos entonan el himno de la Navidad, nadie puede escucharlo sin sentir una profunda emoci?n. Parece como si los viejos gritos paganos resucitasen de los siglos pasados. Es la voz de nuestros hermanos, y tambi?n la de millares de nuestros antepasados que se levantar?an de nuevo para un?rseles a su coro cantado: ?Navidad, Navidad, nos ha nacido un dios, el joven Sol sonr?e en su cuna!? (Rodr?guez, 1997: 41).
[109] ?Seg?n el relato de Lucas: ?Hab?a en la regi?n unos pastores que pernoctaban al raso, y de noche se turnaban velando sobre el reba?o. Se les present? un ?ngel del Se?or, y la gloria del Se?or los envolv?a con su luz, quedando ellos sobrecogidos de gran temor. D?joles el ?ngel: No tem?is, os traigo una buena nueva, una gran alegr?a, que es para todo el pueblo; pues os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mes?as Se?or, en la ciudad de David. Esto tendr?is por se?al: encontrar?is un ni?o envuelto en pa?ales y reclinado en un pesebre. Al instante se junto con el ?ngel una multitud del ej?rcito celestial que alababa a Dios diciendo: ?Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad? (Lc 2,8-14)? (Rodr?guez, 1997: 38)
[110] ?Mago? deriva del vocablo persa mogu que significa astr?logo.
[111] Este poema toma la denominaci?n de ?auto? por ser el primero en su g?nero, an?nimo y propio del teatro religioso primitivo del medioevo, aparecido en lengua romance.
[112] ?Solo en el cristianismo Dios es vital hist?rico?c?smico que devela su intimidad trinitaria por amor con la principal caracter?stica afectiva de Padre, sentido en el propio coraz?n filial del hombre, que asegura la salvaci?n eterna a la correspondencia humana con una uni?n infinita sagrada y rechazo oprobioso a la no adhesi?n o rebeld?a? (Camarero Benito, 1997: 64).
[113] ?Misa? proviene del lat?n missa est offerta, ha sido enviada la ofrenda. Significa sacrificio incruento el que ofrece el sacerdote, al Eterno Padre, el cuerpo y sangre de Jesucristo, bajo las especies de pan y vino. La tradici?n remarca que la denominaci?n ?misa de gallo? se debe a que ?el gallo? debe ?haber cacareado para anunciar? el nacimiento de Jes?s (Morris, 1993: 64), y tambi?n se hace alusi?n al origen de la palabra Christmas (Navidad), el cual deriva del ingl?s antiguo Cristes Maesse, que significa ?Misa de Navidad?.
[114] Estado de perfecci?n religiosa que consiste en cierta uni?n del alma con Dios por el amor, que puede acompa?arse de ?xtasis y revelaciones.
[115] ?Villancico? deriva del t?rmino latino villanus que significa aldeano.
[116] La ?misa negra? es simplemente una parodia de la verdadera misa cat?lica, en la que se invierten todos los elementos ?para que la celebraci?n resulte absolutamente sacr?lega y produzca los efectos contrarios a los que produce la misa normal? (Fr?as, 1986-b: s/n).
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |