Indígenas del municipio de Nahuizalco (El Salvador)
Enviado por Ing.Licdo. Yunior Andrés Castillo Silverio
- Historia Indígena de Nahuizalco
- Ceremonias indígenas relacionadas a la agricultura
- Conquista y Colonización
- Época Post colonial
- Sucesos de 1932
- Fenómenos Naturales
- Conflicto Armado
- Actualidad
Historia Indígena de Nahuizalco
1. Época Pre Hispánica
Varios milenios antes de Cristo, el hombre en El Salvador había adaptado a su tierra un gran número de plantas alimenticias, entre las que figuraba el maíz, varios tipos de frijoles, de calabazas, y de chiles. Además de estos alimentos otra serie de plantas cultivadas en América Central como el aguacate, jocote, saúco, guayaba, zapote, papaya, tuna, tomate, cacao, maguey, tabaco, algodón, henequén, añil, copal, ayote y guaje, dan fe del conocimiento del indio de su copioso medio ambiente y de cómo su existencia dependía de sus frutos.
Para los primeros pobladores, este descubrimiento, no solo represaba un avance económico y alimenticio, sino también fue una experiencia de acercamiento a las plantas, la tierra y el cielo, llegando a desarrollarse una íntima relación entre el hombre y su ambiente físico.
Los centros de desarrollo en América Central se fueron conformando asociados a los valles y cuencas entre montañas, fértiles y bien regadas. Las tierras altas centrales de El Salvador cumplían con estas características.[1]
De acuerdo con Carl Sauer, la población original se congregó en las depresiones intermontañas o tierras de humedal debido a la riqueza agrícola que presentaba.
David Browning hace una distinción entre los pobladores originarios tanto asentados en pueblos organizados como los habitantes de los alrededores así:
"Las comunidades rurales de las laderas bajas y de los valles consideraban como de su dominio extensas superficies de las tierras altas circundantes, mientras que el pueblo permanecían como una comunidad permanente, muchos de sus habitantes se dispersaban por los campos adyacentes en cabañas temporales, volviendo periódicamente a los pueblos y a los centros ceremoniales construidos de piedra, para los mercados, entretenimientos, y para las observancias religiosas mas importantes. Este complemento de cultivos en las tierras altas y en las bajas, un reflejo de la idea del indio de la unidad del medio ambiente, se ajustaba bien al terreno y era capaz de mantener indefinidamente densidades de población considerables."
Afirma Browning que con anterioridad a las invasiones mejicanas, esta tierra estaba comprendida dentro del área de la cultura maya, y la evidencia arqueológica indica la fuerza de esta influencia, aunque afirma que no se alcanzó el mismo nivel intelectual de los pobladores de la península de Yucatán.
La emigración de los pueblos mejicanos hacia el sur –los pipiles en El Salvador-, fue un proceso continuo durante un largo período de tiempo, esto supone un cierto contacto prolongado con las regiones del norte. Según Browning, "los movimientos de los pipiles fueron complejos y la convicción actual indica la migración de varios complejos de habla náhuatl en distintas épocas, que empezaron durante el período Clásico primitivo y continuaron hasta la llegada de los españoles".
Rodolfo Barón Castro señala que los pipiles se diferenciaban políticamente de los lencas (segundo grupo poblacional mayoritario que poblaba el territorio) en sus organizaciones, lenguaje, religión y modo de vida. Eran descendientes de los emigrantes náhoas.
También afirma que el nombre pipil es contemporáneo de la Conquista, ya que según parece, les fue dado a los indios cuscatlecos por los mejicanos que acompañaban a don Pedro de Alvarado al oírles hablar el náhuatl de forma que les pareció aniñada. Pipil significa "niño".[2] Sin embargo el Dr Santiago I. Barberena concretaba que nuestro pipil era el mismo idioma que hablaba el pueblo mejicano, con insignificantes diferencias que no bastaban para declararlo dialecto.
Señorío de Cuscatlán
Emblema de Kushkatan Palikman (señorío de Cuscatlán)
Territorio del Señorío de Cuscatlán
DATOS GENERALES | |
Idioma Principal | Nahua |
Otros idiomas | Pocomam y Xinca |
Tipo de Gobierno | Monarquías Tributarias |
Jefe de Estado | Takatéku |
Fundación Conquista | ?1200 1528 |
Superficie en 1520 | 10,000 kms2 |
Población 1520 (estimada) | 200,000 |
El Dr. Barberena afirmaba que de acuerdo con los historiógrafos, la región pipil cuzcatleca estaba divididas en varios cacicazgos, siendo los principales: Cuscatlán, Izalco, Apanhectl, Ahuachapán, Tehuacán, Apaxtepetl, Ixtepetl y Guacotechli, no se sabe si estos eran independientes entre sí o formaban una o más nacionalidades.
Lo que si se puede asegurar, continuaba el Sr. Barberena, es que el Señorío de Cuscatlán gozaba de cierta supremacía, ya haya sido por su extensión o por su poder, pues dio nombre a toda la comarca.
El Señorío de Cuscatlán (en pipil: Kushkatan palikman) fue una nación pipil del período posclásico tardío de la prehispánica fundamentada en lo que se conoce como régimen Zuyuano (el cual era una estructura ideológica que sustentaba a los gobiernos de ese período). Su territorio abarcaba la mayor parte de las zona occidental y central de El Salvador), cubriendo un territorio de aproximadamente 10 mil km²
En el Señorío de Cuscatlán[3]en Sonsonate, ubicaban las poblaciones de Itzalco (actuales Izalco y Caluco), Tacuzcalco (el actual pueblo de Nahuilingo y las ruinas de Tacuzcalco), Nahuizalco, Acajutla, Mazagua (actual Santa Catarina Masahuat), Quezalcoatitan (actual Salcoatitán), Coazagua (actual Cuisnahuat), Zapotitlán (actual Santa Catarina Ishuatan), Cacalula (actual San Julián), Guymoco (actual Armenia), Miaguatlán, Tonalá, Alzuneque y Ayovasco (estos cuatro últimos actualmente extintos). De estás poblaciones las más grandes para 1520 eran Itzalco que tenía 7000 habitantes (sobre la población de Itzalco es de mencionar que en la tasación de tributos de 1548 aparece dos veces que corresponden a los actuales Izalco y Caluco, pero solo en una se menciona el número de casas, que era de 400, normalmente se considera que originalmente ambos encomenderos tenían igual número aproximado de casas lo que daría 800 casas lo que es igual que en 1520 tuviese 14 000 habitantes, sin embargo se considera que 800 casas para 1548 es excesivo para ese tiempo por lo que se considera que las 400 casas que mencionan se refieren a la de toda la población lo cual es igual a que para 1520 haya tenido 7000 habitantes), Tacuzcalco con 5300 habitantes y Nahuizalco que tenía una población de 4000 habitantes y su provincia abarcaba un territorio de 81 km².[4]
Todas las provincias o cacicazgos se dividían en un número variado de tejtechan (en forma plural siendo su singular Techan, nahuatl clásico: "Teccalli" 'casa señorial') de los cuales los españoles diferenciaron tres tipos: pueblos aquellos sentamientos permanentes que tenían un centro ceremonial y una distinción espaciales de las áreas habitables que demostraban una jerarquía social; aldeas, asentamientos permanentes sin una diferenciación social y con un número mayor a tres casas; y estancias, asentamientos permanentes con una o dos casas por hectárea.[5]
Cada techan y weytechan (cabeceras de las provincias) se dividían en Kalpules (calpoltin 'casas grandes o linajes'), estos podían ser de distinta jerarquía (kalpules principales y kalpules menores), aparecían casi siempre en un número simétrico (4, 6, 8, etc)[6] y eran de tamaño variable y no necesariamente estaban relacionadas con el parentesco, en los Kalpules la tierra y los alimentos eran comunitarios y cada familia recibía su terreno para cultivar; en algunos casos se agrupaban varios Kalpules en una unidad llamada Kampan (distritos o parcialidades) ejemplo de estos pueden considerarse a: Tecpán Izalco y Caluco Izalco (dentro de la provincia de Izalco), Sacacoyo y Tepecoyo (dentro de la provincia de Coyo), las dos mitades en que fue divida la provincia de Cuscatlán por sus respectivos encomenderos en 1532 e igualmente las otras provincias que se dividieron entre encomenderos en ese mismo año[7]
El Señorío de Cuscatlán era un país multiétnico, es decir, habitado por muchas etnias o pueblos. Según el cronista Diego García de Palacio, en el territorio del Señorío de Cuscatlán (que cubría los territorios de las provincias coloniales de Izalco y San Salvador en la época de Palacio) era habitado por las siguientes etnias indígenas (cada una de las cuales hablaban su propio idioma homónimo):
Etnias que habitaban este Señorío: 1. Pipiles, 2. Mayas Pocomames, 3. Xincas
1. Pipiles: era la etnia más extendida dominante en el Señorío, siendo su idioma (conocido como pipil o Nawat) la lengua oficial del señorío. Es un idioma similar al Nahuatl de México pero con variaciones que lo convierten en un idioma distinto; su migración al territorio salvadoreño ocurrió en el siglo X.[8]
2. Pokomames: son una etnia maya cuyo idioma está emparentado con el Poqomchi, su origen probablemente sucedió poco antes del siglo XIII en el departamento Guatemalteco de Verapaz desde donde posteriormente (durante el siglo XIII) se expandió asentándose, probablemente, bajo el permiso de los pipiles para servir de amortiguador fronterizo, en las poblaciones de: Chalchuapa, Atiquizaya y Ahuachapán (en está última en el siglo XVI el cronista Diego García de Palacio documenta que las mujeres indígenas de esa población hablaban este idioma y los hombres hablaban el idioma pipil); eran llamados por los pipiles como populucas (que significa 'bárbaros').[9]
3. Xincas: eran un grupo minoritario en el territorio del señorío, su origen y parentesco con otras lenguas es un enigma, su idioma es parecido más al quechua (el idioma oficial del imperio incaico) que a otros idiomas mesoamericanos. Estudiosos como Eric S. Thompson basándose en la toponimia de las poblaciones salvadoreñas ubicadas en las costa propusieron que en un principio los xincas se extendieron por la costa salvadoreña siendo posteriormente desplazados o asimilados a la población maya local (antes de la emigración de los pipiles) o por los pipiles. Para el siglo XVI habitaban junto con los pipiles alrededor del pueblo de Mopicalco, mientras que por otro lado las poblaciones xincas guatemaltecas (sobre todo las ubicadas entre este señorío y el señorío de Atacat o Escuintla) se encontraban bajo la influencia de los pipiles; al igual que los Pokomames eran llamados por los pipiles como Populucas
Para Barón Castro, a la Población pipil de El salvador se le puede aplicar, desde el punto de vista cultural, las mismas observaciones que se han hecho sobre la mexicana. Entre ellas el idioma náhuatl que era de los mas perfectos de América, poseían diversas e interesantes nociones sobre las ciencias y artes; en lo moral rechazaban el establecimiento de sacrificios humanos, dando prueba de una sensibilidad diferente a la de sus vecinos.
En el Señorío se producían tintes y colorantes para teñir sus ropas, para pintar la cerámica y como tinta para escribir. La cera y la miel eran producidos en amplias zonas entre las costas y las tierras altas, también la crianza de pavos era muy común en las áreas antes mencionadas. Se explotaban las minas y canteras para extraer piedras que necesitaban para tallar y esculpir obras de arte, y también para fabricar utensilios y las puntas de las flechas y las lanzas; la cal era preparada ya que era utilizada como revestimiento para los edificios. La sal además ser un importante producto en la dieta alimenticia se usaba para conservar los pescados; era extraída por cocimiento o por evaporación en los esteros del litoral[10]La moneda de los pipiles era el cacao. Las unidades monetarias estaban basadas al igual que los otros pueblos mesoamericanos en un sistema vigesimal[11]
La educación de las personas comunes se realizaba de forma oral trasmitiendo los padres sus conocimientos a sus hijos y la asimilación de las normas y deberes en el diario contacto con el grupo social al que pertenecían; por otro lado, la escritura facilitaba la transmisión de otros elementos culturales.[12]
Manifestaciones artísticas como el canto, danza, música, dibujo y pintura, fueron también practicados por los artistas de este señorío, las primeras tres eran parte principal de las celebraciones religiosas populares, como instrumentos musicales los habitantes de este señorío tenían flautas o chirimías, pitos, conchas de caracoles marinos, caparazones de tortugas, sonajas de jícara o de barro y el tun (llamado en el actualmente teponaztli; este instrumento era un tipo de tambor de madera ahuecadas con dos lengüetas para una mejor percusión)[13]
Su organización política se encontraba en manos de la casta guerrera que nombraba al jefe supremo y su organización militar era de una bien probada eficacia, tal es así que el investigador mexicano Don Carlos Pereyra decía "se trata de una fuerte y antigua corriente migratoria de los pueblos náhoas, que persistió mediante luchas tenaces contra los pueblos de cultura maya quiché. Los pipiles de mantuvieron con el arma al brazo en San Salvador y Sonsonate". Esta organización solo pudo ser vencida por los conquistadores de España cuya superioridad armamentista se vio en tremendos esfuerzos antes de lograr doblegarlos.
Hubo muchos Takatékus o señores de Cuscatlán, de los cuales se ha olvidado el nombre, a excepción de los últimos cuatro, de los cuales hablan los historiadores como Domingo Juarros:
Cuachimichin (1450s o 1460s – 1460s o 1470s): gobernó antes de la conquista, fue derrocado y ejecutado por los sacerdotes
Tutecotzimit (1460s o 1470s – ~1501): sucesor del anterior, instauró el sistema hereditario.
Tonaltut (~1501 – ~1520): Puso fin a la guerra con los Cakchiqueles, no se sabe su relación con Tutecotzimit probablemente era su hijo mayor.
Atlacatl (~1520 – 1528): último señor de Cuscatlán, se duda que este sea su nombre debido a que procede de una mala traducción del Memorial de Solola por Brasseur de Bourbourg al confundir el nombre que tenía en ese entonces la actual Escuintla (Atacat) con un rey.
Las faenas del campo eran la principal actividad de la población, además de ser el motor principal de la economía de Mesoamérica, tanto así que uno de los deberes del cacique era ordenar la siembra y designar en cada calpulli los individuos aptos para ello. Cada familia de un clan que compartía un calpulli tenía derecho a utilizar un trozo de terreno en condiciones establecidas por el jefe local, el capullec, nadie tenía derecho a cultivar un trozo determinado de terreno a perpetuidad. A cada familia se le asignaba periódicamente una parcela, dentro del terreno que el pueblo consideraba como de uso propio, en tal sentido había un sentido de posesión de la tierra pero sólo en lo que a su uso se refería.
Burland ha enfatizado en sus escritos una actitud comunal hacia la tierra entre los indios mejicanos de ésta forma:
"La tierra no pertenecía a nadie. El concepto azteca era simplemente que la tierra era una diosa, un ser divino superior a cualquier humano, y por tanto no podía ser poseída, sin embargo, los frutos de la tierra se le daban gratuitamente a la humanidad, y era obligación de cada Calpulli el asignar tierras cultivables cada año De hecho, existía una relación triple entre la Madre y Tierra, la comunidad y la familia, con interdependencia de todos sus componentes".[14]
No conocían el arado ni tenían animales de tiro, monta o carga, sin embargo sus cultivos eran abundantes. Las aguas eran sabiamente distribuidas y conocían de irrigación.
El producto principal o de mayor importancia en el Señorío de Cuscatlán fue el maíz que era cultivado en la mayoría de las poblaciones. Otro producto principal fue el cacao; que era la moneda de los pipiles y solamente los gobernantes podían preparar el Chocolat (Chocolate); el cacao era cosechado en el área llamada de los Izalcos (lo que es en la actualidad en los departamentos de Ahuachapán y Sonsonate) y en Chalchuapa, Ciguateguacan, Atehuan y Cinacantan.
Los artesanos fabricaban útiles para la agricultura y otras necesidades cotidianas, también realizaban diversos oficios como alfareros, carpinteros, albañiles, barberos, tejedores, etc; estos se encontraban exentos de cultivar la tierra directamente, pero debían hacerlo por persona interpuesta.
Los comerciantes también eran personas de prestigio y los que viajaban llevando consigo mercancías realizaban además misiones de espionaje, ya que a su regreso debían rendir cuentas ante los jefes de cuanto habían visto en los pueblos colindantes.
De los diferentes oficios e importancia de quehaceres, se definían las clases sociales de la población pipil siendo los siguientes:
Clase | Nombre Náhuatl |
Nobles | Pipiltin |
Comerciantes y Artesanos | Pochteca y Amanteca |
Plebeyos | Macehualtin |
Esclavos | Tlatlacotin |
Las diferencias sociales eran notorias a través del vestido, la habitación y ciertas prerrogativas dadas sobre todo a los nobles. Los esclavos se hacían por procedimiento punitivo y eran personas expulsadas de sus tribus a raíz de algún delito. Ellos cultivaban las tierras de otro o servían de cargadores en la milicia, es de hacer notar que sus hijos eran seres libres por entero y no heredaban la condición de sus padres.
El núcleo principal de la sociedad era la familia extendida compuesta por padres, hijos y las esposas e hijos de estos. A estás familias podían pertenecer otros parientes y personas no vinculadas al grupo familiar. La familia se hallaba establecida sobre bases solidas y monogámicas. El vínculo matrimonial era indisoluble y se establecía por medio de un acto de gran solemnidad. Pese a ello, se admitía determinada forma atenuada de divorcio. En determinado momento, los nobles introdujeron prácticas poligamicas en su grupo, corrompiendo así las costumbres arraigadas del pueblo, sin embargo esto no llegó a generalizarse.
Los pipiles tenían un interesante sistema penal con el que castigaban diferentes delitos contra la vida, la moral, la propiedad, la religión o los poderes políticos. Se penalizaba fuertemente el no cultivar los predios dedicados a mantener a los huérfanos de cada tribu.
Este pueblo, definido como trabajador y guerrero por Barón Castro, gustaba de los juego de fuerza y destreza, y entre ellos se destacó el juego de pelota, el de flechas y el "volador". También eran aficionados al baile, pero éste cobraba más un sentido religioso que recreativo. Poseían también en grado notorio la virtud del aseo y eran excelentes nadadores y buzos y hacían gala de actos como el de atar cocodrilos en el agua y sacarlos a la superficie.[15]
La ciencia médica estaba unida a la magia, adivinación y a los dioses, por tal razón, los sacerdotes eran quienes tenían la exclusividad de practicarla. Los sacerdotes sabían el valor curativo de muchas plantas, lo cual era obtenido tras muchos años de estudio y de observación de su medio.
En cuanto a lo religioso, había un sacerdote que presidían los diversos ritos –Sangrientos muchos de ellos- los cuales se relacionaban con la agricultura, la milicia o la vida social. En escritos del oidor Palacio se lee:
"Adoraban al sol cuando sale, i tenían dos ydolos, el uno en figura de hombre, i éste se llama Quetzalcoatl, i el otro, en figura de mujer, Itzqueye".
Ceremonias indígenas relacionadas a la agricultura[16]
Las ceremonias indígenas estaban ligadas a los cambios de estaciones y los periodos de siembra, y se realizaban para mantener el equilibro necesario para garantizar buenas cosechas. La alternancia entre estaciones secas y lluviosas ejercía una influencia suprema sobre el sistema de rituales que se realizaba para propiciar a los dioses del clima cambiante y de la planta de crecimiento.
La órbita ceremonial indígena empezaba en febrero, aproximadamente en el equinoccio de primavera, cuando estaba terminando el largo período de sequía y renacía la esperanza en las lluvias venideras. El 2 de febrero se celebraba el Festival de Aticavalo en honor del Tlaloc, el dios de la lluvia, y de Chalchihuitlicue, la diosa del agua. El 22 de febrero la promesa de la primera siembra de maíz era precedida por la celebración del Festival de Tlacaxipeu Alitzli, cuando el dios Xipe Totec se desolló a sí mismo, recordaba al indígena la necesidad de la muerte y del entierro como condición previa a la renovación de la vida: una lección que pronto le iban a demostrar al agricultor los primeros brotes verdes del Shupan (siembra del maíz) que habían sementado al termino de la estación seca, en la tierra de humedad de las cuencas intermontanas de las partes bajas.
La estación lluviosa comienza entre marzo y mayo, con ligeros chaparrones que aumentaba en duración e intensidad. Al intensificarse las lluvias, parece que el paisaje está dominado por una abundancia de agua. Los indios recibían la llegada de las lluvias ofreciendo sacrificios a Tlaloc (el 14 de marzo). Los primeros frutos de las cosechas del Shupan se ofrendaban como acción de gracias por la lluvia. La sementera de la cosecha principal para que coincidiera con las lluvias, tenía lugar durante las celebraciones de UEI Tozoztle (3 de abril), cuando el dios de la planta joven del maíz, Cinteotl, se invocaba con especial reverencia. Parece que si las lluvias se retrasaban, los sacrificios a la diosa del agua, Chalchihuitlicue, el 13 de mayo, tomaban especial significación.
El indígena se alegraba con el rápido crecimiento del maíz, y durante junio festejaba y hacia ofrendas a Xilomen, la diosa del maíz en crecimiento. Con la cosecha le llegaba el turno a Tozi, la diosa del maíz maduro y seco, que se conmemoraba durante la canícula de agosto. Pero en el periodo de crecimiento y cosecha, no se desatendía la necesidad de asegurarse la repetición del ciclo: 12 de julio, el festival de Tlaxochimaco, celebrando cuando el sol se hallaba en su altura máxima en el cielo septentrional, rendía honor a Huitzilopochtli, el dios de la guerra, con el propósito de asegurar la vuelta del sol a su apogeo. Al culminar la estación lluviosa, con precipitaciones pluviales a menudo diurnas y nocturnas, con los cielos y las montañas aparentemente adunados por nubarrones tempestuosos, los festivales dirigían su atención a los dioses del agua: el festival de Tepeilhuitl (30 de septiembre), cuando se rendía culto a las altas montañas se acumulaba agua; el sacrificio a Mixcoatl (20 de octubre), la serpiente de las nubes; y la celebración de Atemoztli (29 de noviembre), cuando se conmemoraba a Tlaloc y a los dioses de las tormentas de truenos, y se rogaba por su regreso.
Con la vuelta de la estación seca, el agricultor se preocupaba del futuro y esperaba que los días sin lluvia y la retirada del sol hacia el sur, fuesen fenómenos de carácter temporal: el 19 de diciembre el festival de Tititl se preocupaba de la necesidad de que volvieran las lluvias, y a medida que los días secos continuaban, el ciclo anual del ritual se concluía hacia fines de enero, con los cinco días de Nemontemi (los días yermos, el período desafortunado) cuando los indios procuraban no hacer nada y se escondían en sus chozas hasta que la procesión de las festividades comenzaban de nuevo para mantener el ritmo de la vida.
Fecha | Celebración | Dios | ||
Enero | 5 días de Nemontemi. Días yermos o periodo desafortunado. Se escondían y no hacían nada hasta que comenzaran las festividades. | |||
2 de Febrero | Festival de Aticavalo | Honor a Tlaloc Dios de lluvia y Chalchihuitlicue, Diosa de Agua. | ||
22 de Febrero | Festival de Tlacaxipeu Alitzli | El desarrollo de Xipe Totec (muerte y entierro para el renacer) | ||
14 de Marzo | Recibimiento de las primeras lluvias | Sacrificios a Tlaloc | ||
3 de Abril | Celebraciones de Uei Tozoztle | Invocaciones al dios Cinteotl, de la planta joven de maíz. | ||
13 de Mayo | Petición ante el retraso en las lluvias | Sacrificios a la diosa del agua, Chalchihuitlicue. | ||
Junio | Ofrendas | Xilomen Diosa del Maíz en crecimiento | ||
12 de Julio | Festival de Tlaxochimaco, o fiesta de ofrecimiento de las flores al sol | Huitzilupochtli celebrando cuando el sol se haya e la altura máxima en el cielo septentrional | ||
Agosto | Ofrendas | Tozi, Diosa del Maíz maduro y seco | ||
30 Septiembre | Festival de Tepeilhuitl Se acumula Agua | Culto a las altas montañas | ||
20 de Octubre | Sacrificio a serpientes de las nubes | Mixcoatl | ||
29 Noviembre | Celebración de Atemoztli | Conmemoracion a Tlaloc. Y a los dioses de las tormentas de truenos | ||
19 Diciembre | Festival de Tititl para que la estación secar sea temporal | Tititl |
Lienzo del Tlaxcala. La entrada a Cuscatlán
Previo a la conquista de Cuscatlán, hubo algunos hechos que mermaron la capacidad de respuesta de los guerreros pipiles y que abonaron a la conquista del territorio cuscatleco, entre ellas se destacan la reducción de población a causa de la epidemia de viruela en toda Mesoamérica, en el año 1520 y que acabó con el 50% de la población, y la guerra con los vecinos Cakchiqueles quienes poblaban territorio actualmente Guatemalteco en 1521. Debido a estas diferencias y a la caída del imperio Azteca, Cuscatlán se convirtió en el señorío pipil que querían conquistar tanto los Cakchiqueles como Pedro de Alvarado.
En 1520 la población del señorío de Cuscatlán se redujo en un 50% debido a una epidemia de viruela que afecto a toda el área mesoamericana. El 12 de marzo de 1521 los Cakchiqueles iniciaron una nueva guerra contra los pipiles[17]razón por la cual los Cakchiqueles le prestarían 1,000 guerreros a Pedro de Alvarado para la conquista de los señoríos pipiles en 1524.
La región del señorío de Cuscatlán fue vista por primera vez en 1522 por el piloto mayor Andrés Niño, quien descubrió la costa de este señorío en su travesía hacia el golfo de Tehuantepec.
Con este descubrimiento, y después de la caída del Imperio Azteca, Pedro de Alvarado cruzó el río Paz el 6 de junio de 1524, y el 8 de junio libró una batalla en Acaxual (actualmente Acajutla). Luego, el 13 de junio libró otra batalla en las cercanías de la población de Tacuzcalco[18]el 17 de junio arribó a la ciudad de Cuscatlán y finalmente abandono el territorio del señorío el 21 de julio de 1524 sin lograr la conquista del territorio del señorío.
" me partí a otro pueblo que se dice Acaxual, donde bate la mar del Sur en él, y ya que llegaba a media legua del dicho pueblo, vi los campos llenos de gente de guerra de él, con sus plumajes y divisas, y con sus armas ofensivas y defensivas, en mitad de un llano, que me estaban esperando y en ellos no hubo ningún movimiento ni alteración, a lo que yo conocí porque venían tan armados, que el que caía en el suelo no se podía levantar; y son sus armas corseletes de tres dedos de algodón, y hasta en los pies, y flechas y lanzas largas me partí para otro pueblo llamado Tacuxcalco y vi que había un cuerpo de gente de guerra, toda hecha una batalla de enemigos que verla de lejos era para espantar, porque tenían todos los más lanzas de treinta palmos, todas en enarboladas ni los indios huían ni los españoles acometían: que yo estuve espantado de los indios que así osaron esperar "[19]
Pedro de Alvarado.
Alvarado fue acusado de tomar a la mujer de un cacique cakchiquel, Alvarado respondió que había tomado a una vieja india llamada Suchil porque sabía los secretos de la tierra que los señores principales se negaban a revelarle, y que esa mujer le sirvió de guía para marchar a la conquista de Cuscatlán[20]
Según Jorge Barraza Ibarra el resultado de esa primera expedición de Alvarado a Cuscatlán fue un fracaso por las razones siguientes: a) no sometió al pueblo pipil, a pesar de la derrota de sus ejércitos; b) los señores de Cuscatlán escaparon de sus manos y no hizo prisionero a ningún cacique importante, y c) no pudo fundar ninguna población pues las condiciones bélicas no lo permitieron.[21]
Luego que se conquistaran los territorios de Honduras, Nicaragua y Panamá, Pedro de Alvarado envío a un grupo de hombres liderados por Gonzalo de Alvarado en 1525, este grupo fundó la primera villa de San Salvador (ésta era más un fuerte militar que una villa) en un lugar desconocido, está villa fue deshabitada el año siguiente debido a una revuelta indígena.
Entre diciembre y febrero de 1528 Diego de Alvarado fue enviado a conquistar el territorio de este Señorío lo cual logró; en abril 1528 después de terminada la conquista Diego de Alvarado refundo la villa de San Salvador en lo que es actualmente el sitio arqueológico Ciudad Vieja, desde ahí se repartieron las poblaciones del Señorío a los capitanes del ejército conquistador en calidad de encomienda y para el 23 de noviembre todos los pueblos pertenecientes a este señorío estaban en manos de los españoles.
Entre 1528 y 1540 se sucedieron varias manifestaciones siendo la más grande la del Peñón de Cinacantán, esto sucedió entre finales de 1528 y principios de 1529 cuando la revuelta fue controlada por los españoles liderados por Diego de Alvarado. Para 1540 el territorio del señorío sería totalmente pacificado, permitiendo así la colonización española.[22]
Durante la conquista y colonización, las mismas crónicas de los primeros españoles relacionan la constante rebeldía de los indígenas, particularmente de Nahuizalco, quienes desde fechas tempranas patentizaron su sentido de resistencia. Se mencionan varios levantamientos entre 1529 y 1552 con las subsecuentes acciones punitivas de los españoles. Esas situaciones no son para nada extrañas en Mesoamérica donde los ¨motines de indios¨ fueron frecuentes como una reacción natural ante los graves abusos de los funcionarios de las estructuras coloniales, a pesar de las Leyes de Indias que en su momento de vigencia prescribieron normativas protectoras de los derechos de las y los indígenas[23]
"El sistema colonial estaba estructurado de manera que al trabajo indígena se le pudiera extraer el máximo beneficio. El estudio de la realidad económica del indio colonial pone de manifiesto que estaba sometido a esa presión constantemente, y que, en realidad, vivía en el límite de la desesperación, al borde de la explosión violenta. Ese límite estaba determinado por la resistencia psico-física del indio en un desgaste progresivo y generacional y en combinación con el miedo." [24]
El proceso de conquista dio como resultado la destrucción de la sociedad tribal y la sustitución por una nueva forma de agrupamiento social.
Una vez asentados los españoles en territorio cuscatleco, fundaron "ciudades" y a pesar de la serie de cédulas, de dignatarios municipales y de la planificación meticulosa de la iglesia, plaza y cabildo, esos poblados al principio no fueron mas que un conjunto de chozas, situadas junto a los principales asentamientos indígenas. Aunque las crónicas coloniales hablan de los españoles en el país como vecinos de las ciudades recién fundadas, tales como San Salvador, Sonsonate y San Miguel, muchos de estos colonizadores pasaron largo tiempo fuera de tales centros pues preferían vivir en las aldeas indígenas[26]
El indio era valioso para el español, no solo por su tributo, su trabajo y por el alma que podía convertir, sino por ser un agricultor que comprendía la tierra que le rodeaba y era capaz de producir las plantas que el español codiciaba.
El natural y el español hicieron descubrimientos diferentes de la tierra de El Salvador. El indio descubrió por experiencia el potencial abundante de su medio físico y, como resultado de este conocimiento, intuyó la relación íntima y llena de significación ente el hombre y su medio ambiente. El español descubrió mediante la conquista, las posibilidades de lucro personal, que ofrecían una tierra fértil y sus habitantes y consideró ambos aspectos en términos de explotación.
Para organizar y beneficiarse del trabajo del indio pasaron largos períodos conviviendo y estableciéndose a menudo permanentemente en los pueblos indígenas. Su presencia ahí era entendible, no eran colonos en el sentido de querer cultivar y desarrollar la tierra con sus propios esfuerzos, no eran hombres de campo. La mayoría eran negociantes y encomenderos: los comerciantes, sobre todo los que se dedicaban a la recolección y exportación del cacao, preferían vivir en los pueblos indios para estimular y controlar la producción de las cosechas locales, y después de la primera distribución de encomiendas, por 1525 -1530, muchos de los favorecidos con ellas consideraron conveniente vivir cerca de las aldeas que les habían sido adjudicadas.
Los primeros contratos de encomienda estipulaban que el pueblo, además de proveer ciertas cantidades de producto agrícola, debía cultivar una superficie determinada de tierra para el encomendero[27]Algunos contratos obligaban al nativo a usar los bueyes del encomendero y a proporcionar hombres que cuidaran su ganado; otros indicaban que los indígenas debían aportar hombres para trabajar en cacahuales plantados por el encomendero. Por tanto, aunque no podrían reclamar la propiedad de la tierra del aborigen, el encomendero consideró ventajoso obtener tierra junto al poblado para que fuera cultivada por la mano de obra indígena a que tenía derecho.
En 1535 Alvarado hizo públicos algunos reglamentos, en los cuales prohibía a los españoles viajar fuera de un radio de 8 Kms. de sus ciudades y estipuló que los encomenderos no debían vivir en sus haciendas o pasar mas de cuatro días consecutivos en los pueblos que tenían en encomienda para que "los indios no fuesen molestados y para que las ciudades (españolas) se ennoblecieran". Estas prohibiciones resultaron infructuosas.
La zona del occidente del país era importante por la producción de cacao de la población local. Los españoles que llegaron prefirieron vivir en los pueblos que producían el cacao, de forma que su recolección y embarque pudieran ser supervisados. La mayoría se establecieron en Izalco y le dieron a la comunidad indígena una importancia que no tuvo parangón en Centroamérica, aún después de que los españoles fundaran la ciudad de Sonsonate, muchos permanecieron en Izalco.
En El Salvador se dio una situación muy diferente a la del resto de América, pues nunca existió una diferencia geográfica marcada entre las dos culturas pues desde el principio no hubo una distinción geográfica muy clara entre las formas de asentamiento y de uso de la tierra de españoles e indios. Si bien algunas comunidades indígenas aisladas sobrevivieron conservando su forma propia de gobierno local, organización social y actividad económica basada en el cultivo de la tierra que poseían en comunidad, el grado de tal autonomía varió de pueblo a pueblo: En algunos, las tierras comunes permanecieron bajo el control de un grupo indio y en muchos, los ladinos pudieron ejercer su autoridad, en otros poblados se desarrollaron paralelamente formas distintas de uso de la tierra, indígenas y ladinas en la misma tierra común. A menudo, se notaba diferencias en las funciones y tenencia de la tierra comunal, dentro de los límites de un mismo pueblo, originando la distinción entre tierra ejidal y tierra comunal.
El contacto temprano y sostenido de españoles e indios estimuló también una civilización o "ladinizacion" más rápida de la población nativa.
Desde antes de la conquista, las laderas meridionales de las tierras altas volcánicas de la costa del pacifico de Guatemala y El Salvador habían sido afamadas por su producción del Cacao. Los españoles se dieron cuenta de que, debido a su significado religioso y a su uso como moneda, el fruto había sido para los indígenas "la cosa más preciada que acá había"[28]. El valor del cacao en tiempos anteriores a la conquista, había impulsado la producción y el mercado del cacao en toda la región.
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