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Conozca Chinameca, la Atenas de El Salvador


Partes: 1, 2, 3

  1. Prólogo
  2. Introducción
  3. Símbolos de Chinameca
  4. Generalidades de Chinameca
  5. Historia de Chinameca
  6. Título de Ciudad
  7. Acontecimientos Sociales
  8. Cómo llegar a Chinameca
  9. Ubicación geográfica de Chinameca
  10. Vías de acceso
  11. Barrios de Chinameca
  12. División administrativa de Chinameca
  13. Gobierno municipal de Chinameca
  14. Transporte y comunicación
  15. Riqueza de Chinameca
  16. La educación en Chinameca
  17. Instituciones de servicio en Chinameca
  18. Leyendas, mitos y sustos
  19. Monumentos y esculturas
  20. Escritores y poetas
  21. Música y pintores
  22. Deportes
  23. Religión
  24. Festividades
  25. Arte culinario
  26. Costumbres y tradiciones
  27. Flora y fauna
  28. Hidrología
  29. Turismo
  30. Vivienda
  31. Personajes
  32. Bibliografía

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Prólogo

Es recorrer paisajes de un pueblo amante de sus tradiciones y lleno de esperanzas, cuando leemos este hermoso homenaje que le hace el poeta Francisco Antonio Ramírez a Chinameca. La pureza de su pluma en el discurrir de un día, dejando huellas en las calles de su pueblo; paseandero y amable con el florido jardín de encantos en las muchachas alegres, nos va llevando de la mano el poeta por todos los rincones de Chinameca, abrazando con sus recuerdos ese pequeño pero pujante lar que lleva en su corazón.

Gran orgullo siente el escritor Francisco Antonio Ramírez al presentarnos ese caleidoscopio de imágenes frescas como pinceladas de un magnífico pintor: Las transparencias de estancias coloniales, los avances de la modernización, esa atmósfera de la naturaleza, su exuberante verdor y las bendiciones de la tierra buena en la cosecha de alimento para su pueblo.

Francisco nos da en este libro una guía muy completa para conocer esta pujante población: Su historia, leyendas, el devenir político, social y su riqueza cultural comprometida con las nuevas generaciones. Chinameca hace honor en su lucha permanente, a esa gallarda estrofa en su Himno: "En los crueles embates del alma / Terremoto / la muerte, el dolor / Ave fénix de mística alma / Del escombro resurges mejor". Conozca Chinameca, la Atenas de El Salvador, es una invitación amorosa y cálida que nos hace Francisco Antonio Ramírez a sentirnos en nuestra casa.

Freddy Ramón Pacheco

Introducción

El libro Conozca Chinameca, cuenta con fuentes documentales y orales (testimonios de personas nacidas en esta ciudad en el siglo pasado y en el presente). El objetivo es dar a conocer la riqueza material, cultural y espiritual que posee la ciudad de Chinameca, y que sirva de fuente de consulta a la presente y futuras generaciones.

Su proximidad con la carretera internacional Panamericana, vías y calles pavimentadas, su transporte moderno y rápido, hacen de Chinameca una ciudad próspera, cuna de profesionales, de gente laboriosa y hospitalaria, que por su ímpetu de trabajo se identifican con el resto del mundo.

El libro presenta las diferentes etapas y estampas culturales de sus habitantes, destacándose la música, el deporte, la pintura, la religión, etc. También destaca su hidrología, orografía, paisajes, lugares turísticos y recreativos.

Encontrará una serie de tradiciones y costumbres, festividades religiosas y sociales; relatos inéditos (anécdotas, leyendas, mitos y sustos).

Espero que al leer este libro, conozca las maravillas y la riqueza de esta pulcra ciudad.

Francisco Antonio Ramírez

Símbolos de Chinameca

ESCUDO DE LA CIUDAD DE CHINAMECA

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El círculo dentado representa el trabajo y la relación que tiene con la industria.

La leyenda "2 de marzo de 1874" fecha en que Chinameca obtuvo el título de ciudad.

Las 5 estrellas en la parte superior significan los 5 barrios de la ciudad.

Debajo de las 5 estrellas se destaca "El Limbo".

En el centro se destaca la figura arquitectónica de la alcaldía, rodeada por 2 frondosas ramas de café; cada rama tiene 10 hojas a cada lado haciendo un total de 20 que representan los 20 cantones de la Jurisdicción.

Este escudo fue aprobado por Acuerdo Municipal número IV

en el año de 1973.

HIMNO DE CHINAMECA

Coro

Salve tierra, ciudad centenaria

Chinameca tu nombre inmortal

Hoy se graba en tu faz lapidaria

Una historia de amor sin igual

I

Esas cumbres que besan neblinas

Es "El Limbo" soberbio volcán

Frutos perlas de luz diamantina

Tus cafetos "corona imperial".

Tus heroicos blasones ostentan

Dios, la patria, el trabajo, el hogar,

Y del tiempo los siglos presentan

Tu cultura en la luz del saber

II

En tus límpidos cielos reflejas

Blanco puro y nítido azul

Como emblema de paria que dejas

En tu paso de marcha triunfal

En los crueles embates del alma

Terremoto, la muerte, el dolor,

Ave fénix de mística alma

Del escombro resurges mejor

III

El progreso, la fama y la gloria

Por tus hijos perdure tenaz

Nuestras ansias proclamen victoria

Chinameca… Jamás morirá.

IV

Ensalcemos doquier jubilosos

Esta fecha: de obsequio de Dios

Y que reinen por siempre dichosos

La ventura, la dicha y la paz

Letra: Rodolfo Garay Pacheco

Música: Jacinto Antonio Castellanos

Chinameca 2 de marzo de 1974

DIVINO SALVADOR DEL MUNDO

(Patrono de la ciudad de Chinameca)

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Generalidades de Chinameca

Toponimia: Lugar de chinamas o lugar de rancherías.

Chinameca está limitado al norte por el municipio de

Nueva Guadalupe, al oeste con Jucuapa, al este con San

Miguel y Moncagua y al sur con San Jorge.

Su nombre significa "lugar de chinamas" en idioma Pipil

Náhuat.

Su nombre original fue Yusique que significa "Cerro

Alegre de los Pinos". También llamada por los indígenas

"Cerro donde canta el Cenzontle".

Este pueblo fue fundado y habitado por los indios lenca y

fue conquistado por los pipiles a finales del siglo XV de

la era cristiana.

El pueblo fue fundado por López de Velasco en el año de

1549 y en 1571 obtuvo el título de villa.

Extensión: 77.3 km2.

Altura: 580 mts sobre el nivel del mar

Población: 22,311 habitantes (Censo 2007)

Clima: fresco, agradable.

Temperatura promedio: 30ºC-32ºC.

Precipitación Pluvial: 1800 milímetros

Título de ciudad: 2 de marzo de 1874.

División Administrativa: 20 cantones y 36 Caseríos.

Principales cerros: Güegüecho (619msnm), Pacayal (1310msnm) y Limbo (1390msnm).

Turismo: los Ausoles de la Viejona y la Laguna El

Pacayal.

Tradición culinaria: totopostes y tustacas.

Historia de Chinameca

CHINAMECA

Orígenes y etimologías

Este antiquísimo pueblo, fundado y habitado por indios lencas, fue conquistado por los yaquis o pipiles hacia fines del siglo XV de la Era Cristiana, marcando este núcleo de civilización precolombina la máxima penetración hacia el oriente de pueblos de idioma náhuat.

Su nombre vernáculo actual, en idioma pipil-náhuat, significa "lugar de chinamas", es decir, "la ciudad", etimología que explica su gran importancia en los tiempos gentiles. Proviene ese toponímico, en efecto, de las raíces chinamet, chinamit, chinamas, ranchos, rancherías, y ca, sufijo locativo.

Ignoramos cual haya sido el nombre lenca de este pueblo, pero es muy probable que fuera Yusique, que aún conserva uno de sus barrios, nombre cuya etimología es "cerro de los pinos", pues proviene de yux, pino, ocote, e ique, de tique, cerro, desinencia de lugar.

Historia colonial

La conquista de Chinameca y pueblos indígenas comarcanos fue llevada a cabo por colonos de la villa de San Salvador, a principios de 1529, quienes, según el testigo ocular don Pedro Cerón, "fueron a conquistar la provinzia e tierras que llamaban Popocatepet, que agora la llaman provinzia de San Miguel, que estaba alzada e de guerra".

Ese nombre, Popocatepet, que los españoles daban a la región translempina salvadoreña, significa en idioma pipil-náhuat "cerro que humea", de popoca, echar humo, y tepec, cerro; etimología que alude, indudablemente, a los ausoles, infiernillos o fumarolas de la Sierra de Chinameca, en constante actividad, de los cuales los principales son los de Chambolo, Loma Alta, El Hervidero, La Vieja, Aguas Tibias, Limoncillos, Choyo y otros.

En 1549 Chinameca tenía unos 600 habitantes.

En 1740 San Juan Chinameca tenía 28 indios tributarios o jefes de familia, es decir, alrededor de 140 habitantes, según el alcalde mayor de San Salvador don Manuel de Gálvez Corral.

En 1770 este pueblo figura como anejo de la parroquia de Usulután y con una población de 252 personas distribuidas en 40 familias. Años antes había residido en esta población, en concepto de coadjutor, el cura José Simón Severino de Zepeda, quien había obtenido licencia del ex arzobispo Figueredo, refiere el arzobispo don Pedro Cortés y Larraz, "para entender en la fábrica de la Iglesia", quien "tomó varios bienes de las Cofradias a este efecto y ganó a los indios para que le cedieran los ejidos del pueblo". "De nada presentó cuenta – agrega -, pero debiendo suponer que fue pobre y sin caudal alguno a dicho pueblo, tiene (hoy) caballerías, tercios de tinta y comercio, y aunque se puso efectivamente a construir la Iglesia, estando ya adelantada, se la derribó el Coadjutor (presbítero Nicolás) Andurain, no averigué con qué orden, pero si con que pretexto, y fue el que se construyó sin arte y con peligro de caerse".

Por esta época no había escuela de primeras letras en Chinameca, pero sí un fiscal doctrina que enseñaba a los niños aborígenes la doctrina cristiana.

En 1786 Chinameca ingresó, como pueblo del partido de San Miguel, en la Intendencia de San Salvador.

Historia federal

El 12 de diciembre de 1822 Chinameca presenció la altivez de las tropas republicanas de San Salvador, a las órdenes del prócer don Manuel José Arce, ante las tropas imperialistas que capitaneaba Martínez, quien, "situado en una posición ventajosísima – dice el testigo ocular coronel Rafael Castillo – , lo vió impávido (a Arce) marchar delante de sus filas, siendo ésta la causa por qué aterrorizado abandonó el campo y se puso en vergonzosa fuga".

Al crearse el departamento de San Miguel por Ley Constitucional de 12 de junio de 1824, el pueblo de Chinameca quedó incorporado en esta unidad de la primera división administrativa republicana de El Salvador.

Por Ley del 5 de marzo de 1827 se creó, desmembrando su territorio del partido de San Miguel, el partido o distrito de Chinameca, constituido por las poblaciones de este nombre, Lolotique, Jucuapa, Tecapa, (hoy Alegría), Zapotitán, Estanzuelas y San Buenaventura.

El 6 de agosto de 1828 el brigadier don Manuel de Arzú ocupó la plaza de Chinameca con 1500 soldados federales y destacó al coronel don Vicente Domínguez en persecución del general don Francisco Morazán, mientras él se trasladaba a San Miguel. El 10 del mismo mes y año Arzú volvió a ocupar esta población.

Sucesos posteriores

El 7 de agoste de 1845 el general don Gerardo Barrios, en vista de que el general hondureño Santos Guardiola se proponía atacar la plaza fuerte de San Miguel, con fuerzas muy superiores a las suyas, optó por evacuar la Metrópoli Oriental y atrincherarse en Chinameca.

Por Ley de 13 de marzo de 1847, se ordenó que la sede del distrito judicial de Chinameca se trasladara al pueblo de Jucuapa; pero por Ley del 13 de marzo de 1848, en vista de que en esta población no existían cárceles para la custodia de los reos, se ordenó que la sede del distrito judicial mencionado retornara al pueblo de Chinameca.

No contentos con esta nueva disposición, Jucuapa gestionó se le erigiera nuevamente en cabecera del distrito judicial de Chinameca, lo que consiguió por Acuerdo Ejecutivo de 5 de diciembre de 1852, que fue aprobado por las Cámaras Legislativas el 20 de febrero de 1853, una vez estudiado el dictamen de la comisión legislativa y los informes favorables del Supremo Tribunal de Justicia y del Gobernador del departamento de San Miguel.

El referido Acuerdo de las Cámaras Legislativas está contraído a que "el pueblo de Jucuapa sea cabecera del partido de Chinameca en lo judicial, debiendo residir en él, el Juzgado de 1º Instancia, y quedando elevado el expresado pueblo al rango de villa".

Por Ley de 22 de junio de 1865, el antiguo y extenso departamento de San Miguel se dividió en tres: los de San Miguel, La Unión y Usulután.

Este último quedó integrado por los distritos de Usulután y de Chinameca, aquél tenía por cabecera a la ciudad de ese nombre y éste a la de villa de Chinameca en lo gubernativo y económico, ya que en lo electoral y judicial lo era la villa de Jucuapa.

Las rivalidades entre ambas poblaciones, Chinameca y Jucuapa, fueron eliminadas en parte por Ley de 4 de febrero de 1867, que dividió el distrito de Chinameca en dos: el de este nombre constituido por la villa de Chinameca y los pueblos de Nueva Guadalupe, San Buenaventura y Lolotique; y el de Jucuapa, integrado por la villa de esta denominación y los pueblos de El Triunfo, Tecapa (hoy Alegría), Tecapàn y Estanzuelas.

La anterior división sólo lo fue en lo gubernativo y económico, ya que en lo electoral y judicial, la cabecera de ambos distritos quedó en Jucuapa.

Título de Ciudad

En los comedios de la segunda mitad del siglo pasado la villa de Chinameca era ya una de las más importantes de la República.

Situado en el ameno valle que forman las colinas llamadas Las Mesas y El Boquerón, dividida en cuatro barrios de ladinos, denominados San Juan, Dolores, San Sebastián y Sangre de Cristo, y otro de indígenas, Yusique, había alcanzado "adelantos y progresos en el sentido de la civilización y mejoramiento social y material", ya que por propios esfuerzos había logrado "promover el ensanche de las luces, instituyendo planteles de enseñanza para la juventud de ambos sexos", así como "el incremento de la agricultura y comercio; la confección de obras públicas y particulares de ornato", etc.

En vista de todo ello el Poder Legislativo, durante la administración del mariscal de campo don Santiago González, emitió, con fecha 2 de marzo de 1874, el decreto por el cual se otorgó a esta villa el titulo de ciudad.

Cambio de Departamento

Por Ley de 14 de julio de 1875, con los partidos de Gotera y Ozicala, desmembrados del antiguo departamento de San Miguel, se formó el nuevo departamento de Gotera (hoy Morazán).

Como el departamento máter quedaba, en virtud de esta disposición, reducido únicamente al distrito de San Miguel, por la misma Ley se le anexó el distrito de Chinameca que pertenecía al departamento de Usulután, excepto el municipio de San Buenaventura que se incorporó al de Jucuapa.

El distrito de Chinameca, a raíz de esa Ley, quedó formado de la siguiente manera: ciudad de Chinameca, villa de Sesori y pueblos de Nueva Guadalupe, Lolotique, San Luis de la Reina, Nuevo Edén de San Juan, Belén, San Antonio y Carolina.

En 1880 se fundó en este distrito el pueblo de San Rafael.

En 1890 la ciudad de Chinameca tenía 8,460 habitantes.

Otros sucesos

Los valles denominados Arenales, Joya del Calabozo, Rodeo de Pedrón, Las Zelayas, La Cruz, Hoya Ancha y Plan Grande, de la jurisdicción del municipio de Chinameca, se erigieron en pueblo, con el nombre de Lindo, por Derecho Legislativo de 18 de marzo de 1892.

El nuevo pueblo fue de existencia efímera, pues se extinguió por Ley de 15 de abril de 1893.

El hermoso templo parroquial de Chinameca fue construido a fines del siglo pasado bajo la dirección del presbítero Eduardo Arguello, y el reloj, que ocupaba la torre de la derecha, lo importó de Francia don Rosendo Vásquez.

Desde el 30 de abril de 1908 hasta el 20 de julio de 1916 los valles de Los Planes, La Cruz y El Jocote, de la jurisdicción de Moncagua, formaron parte del municipio de Chinameca, al cual se reincorporaron, definitivamente, por Ley de 11 de abril de 1918.

"En 1912 – dice don Antonio Cardona Lazo – el Partido Unionista Centroamericano se reunió en la ciudad de Chinameca, celebrando algunas sesiones en el Cabildo Municipal de la ciudad, cedido cortésmente para el objeto por la Municipalidad".

Dos de sus antiguos cantones, Joyas del Zapote y Joyas de Ventura, se le segregaron por Decreto Legislativo de 10 de julio de 1920, para constituir con ellos un nuevo municipio: San Jorge.

Ruinas Sísmicas

Chinameca ha sufrido, en varias ocasiones, las consecuencias derivadas de la actividad de un epicentro o foco sísmico localizado en el cerro de Limbo.

Las mas desastrosas ruinas que ha padecido, a merced de los temblores, son tres: 1ª) la de diciembre de 1838; 2ª) la del 2 de octubre de 1878, ocurrida como a las seis de la tarde, que ocasionó incontables daños materiales y victimas; y 3ª) la pavorosa catástrofe del 6 de mayo de 1951; que convirtió en escombros a la floreciente ciudad, en unión de Jucuapa , San Buenaventura y Nueva Guadalupe, causando muchos muertos y heridos, doloroso suceso que originó el Decreto Legislativo de 5 de junio del mismo año, en virtud del cual se ordena que es de utilidad pública y de urgente necesidad la fundación, en el valle de la Esperanza, de una nueva ciudad, que amalgame a las destruidas por el terremoto mencionado.

(Tomado del libro "El Salvador: Historia de sus pueblos, villas y ciudades" del Historiador salvadoreño Jorge Lardé y Larín)

Decreto Legislativo

Decreto Legislativo de 2 de maro de 1874 otorgando el titulo de ciudad a la villa de Chinameca

El Presidente de la República del Salvador, á sus habitantes, sabed: que el Poder Legislativo ha decretado lo que sigue: La Cámara de Diputados de la República de El Salvador.

CONSIDERANDO:

1º __ Que es un deber del Soberano asignar á las poblaciones el lugar que les corresponde según sus adelantos y progresos en el sentido de la civilización y mejoramiento social y material.

2º__ Que la Villa de Chinameca en el Departamento de Usulután a virtud de sus propios esfuerzos en promover el ensanche de las luces, instruyendo planteles de enseñanza para la juventud de ambos sexos; el incremento de la agricultura y comercio; la confección de obras públicas y particulares que forman el ornato de su población, se ha hecho acreedora á que por esta Honorable Cámara sea colocada en la categoría de Ciudad, que su representante el Diputado Ochoa solicita,

DECRETA:

Artículo único. — Se confiere á la Villa de Chinameca el titulo de Ciudad.

Dado en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados: San Salvador, marzo dos de mil ochocientos setenta y cuatro.

Al Senado. – Manuel Olivares, Diputado Presidente. – Rodrigo Peña, Diputado Secretario. – Rafael Ayala, Diputado Secretario.

Salón de sesiones de la Cámara de Senadores: San Salvador, marzo tres de mil ochocientos setenta y cuatro.

Al Poder Ejecutivo. – Teodoro Moreno, Senador Presidente. – José de J. Velásquez, Senador Secretario. – Nicanor Herrera, Senador Secretario.

Casa de Gobierno: San Salvador, marzo cuatro de mil ochocientos setenta y cuatro.

Por tanto: ejecútese.

S. González.

Por ausencia del Secretario de Estado

en el Departamento de Gobernación,

el Subsecretario;

Francisco E. Galindo

Tomado de "Leyes de 1874"Recopilación de Leyes relativas a la Historia de los municipios de El Salvador.

LEYENDA DE SHÚRI

CACIQUE DE CHINAMECA (YUSIQUE)

Según el historiador salvadoreño, Jorge Lardé y Larín, narra la leyenda de "Shúri" y nos dice "Las historias escritas no hablan del valiente cacique "Shúri", altivo señor de Yusique y héroe de la porfiada resistencia que los lencas de la sierra opusieron a las denotadas huestes del visitador Diego de Rojas, a principio de 1530. Sin embargo, su nombre corre en la tradición y en la leyenda, nimbado por los fulgores del más puro patriotismo, como el del insigne gladiador que luchó por exterminar a los invasores que levantaban la Cruz, no como símbolo de redención y de paz sino como símbolo de esclavitud e ignominia. Era Yusique, que en lenguas de indios significa "Cerro o montaña de pinos". Yusique proviene de dos raíces lencas: yux, ocote, pino; y tique, cerro, montaña, localidad. Una población próspera y floreciente. Fundada en tiempos muy antiguos, los pochtecas o mercaderes pipiles la llamaban Chinameca, o "La ciudad", a causa de la concentración de sus templos, palacios y casas.

Fortaleza inexpugnable, su defensa estaba confiada regularmente a 400 soldados, aguerridos y crueles. En esta ciudad reinaba "Shúri", que en idioma lenca quiere decir "Ardilla", los indios solían ponerse nombres de animales. Shúri era un cacique de unos treinta años, delgado, casi podríamos decir endeble; pero con la agilidad del jaguar, la versatilidad del venado, la flexibilidad del arco, Shúri se imponía, más que por la fuerza bruta, por su recia personalidad, mirada penetrante, inteligencia sutil, valentía y astucia insuperable, firmeza de carácter, animosidad en las empresas que acometía. Además, estaba agraciado con el don de la palabra y con el raro magnetismo, que tipifica a los caudillos.

Todo esto explica por qué, durante la edad de los conquistadores, mantuvo a raya a los españoles de la Villa de San Salvador, defendiendo su suelo nativo, desde las riberas impetuosas del Lempa hasta la cima enrojecida del Chaparrastique, con un arrojo y tenacidad ejemplares. En efecto: dice Pedro Cerón, vecino de San Salvador y testigo ocular de los sucesos, que en los albores de 1529 se generalizó la lucha armada, pues los españoles "Fueron a conquistar la provincia y tierras que llamaban Popocatepec, que ahora la llaman provincia de San Miguel, que estaba alzada y de guerra".

Con el nombre de Popocatepec, que en idioma Nahuat o pipil proviene de las raíces significa "sierra que humea". Popocatepec en idioma nauta o pipil proviene de las raíces popocat, vapor de agua, humear; Tepic, cerro, montaña (sufijo locativo), los españoles de la temprana mitad del siglo XVI designaban al macizo montañoso de la región translempina oriental salvadoreña, es decir a la sierra de Yusique o de Chinameca, donde están las fumarolas, infiernillos o ausoles de Chambolo, Loma Alta, El Hervidero, La Vieja, Aguas Turbias, Limoncillos, Choyo y otros.

A fines de ese mismo año y a principios de 1530, la situación de los vecinos de San Salvador, se había tornado desesperante. Por una parte, los cuscatlecos, que los habían obligado a evacuar el Valle de las Hamacas y refundar la colonia en el árido Valle de la Bermuda, cerca de Suchitoto.

Donde las tempestades y otros fenómenos atmosféricos hacían insufrible la vida comunal, se mantenían en la ofensiva capitaneados por Atlacatl "el joven". Por la otra, el rio Lempa constituía una barrera cada día más inquebrantable para la conquista del oriente, no tanto por la dificultad de propasar su curso, cuanto porque los guerreros de "Shúri" hacían fracasar todos los esfuerzos a favor del sometimiento de aquellos pueblos al real dominio.

Por esa época llegó a San Salvador, con procedencia de Guatemala y enviado por el capitán Francisco de Orduña, el Visitador Diego de Rojas, quien dispuso eliminar la resistencia porfiada y tenaz del señor de Yusique. – Si queréis las riquezas del oriente – dijeron al Visitador los caciques pipiles de Shúri Suchitoto y pueblos vecinos -, destruid a Shúri.

Siguiendo este consejo, el capitán Rojas organizó una expedición armada compuesta de 15 jinetes, y centenares de indios auxiliares, y se dirigió al rio grande de Lempa, "Uno de los mayores apunta el cronista regnícola Antonio de Herrera que hay en aquellas comarcas, y que no se badea; por lo cual los indios se hacían fuertes en la otra ribera; y cuando los españoles intentaban pasar, lo defendían, y sobre esto agrega solían herir a muchos cristianos".

Rojas comprendió, en esa campaña, que el paso del Lempa era empresa difícil y que no podía ejecutarse, con el auxilio de una sola canoa. Ordenó, en consecuencia, que derribaran cinco corpulentos ceibos, llamados por los lencas uatím, y con los troncos de ellos construyó igual número de hermosas embarcaciones, capaces, no solo de transportar con éxito a los combatientes, sino también a los caballos. La travesía del Lempa fue ardua tarea, pues los indios fustigaron a los invasores desde que estos iniciaron la operación. "Con todo esto refiere Herrera, porfió tanto Diego de Rojas, que pasó en canoas, aunque le hirieron veinte castellanos, los cuales pelearon gran espacio de tiempo, resistiendo siempre los indios, hasta que puesto en desorden y huida, se fueron a recoger a un peñol, a donde se juntó la tierra, y allí los tenían sitiados".

Efectivamente, los lencas de Yusique, unidos a los de Lolotique, Oromontique ,Mechotique y otros pueblos comarcanos desaparecidos, hicieron frente, decididos a morir antes que rendirse a los osados y temibles conquistadores blancos. "Se juntó toda la tierra", dice el cronista Herrera para significar que, en el peñol de Yusique, se reconcentraron las fuerzas coaligadas de los indios lencas.

Diego de Rojas era soldado de nobles sentimientos y buscó medios pacíficos para dirimir la contienda. Envió en efecto, mensajeros a "Shúri", con la esperanza de que este depusiera su actitud hostil. Deponed las armas. Rendid vasallaje al Rey de Castilla. Adorad la Cruz. Si no, os harenmos la guerra hasta el exterminio, dijeron los emisarios de Rojas. No me asusta la guerra ni me atemorizan las amenazas. "Nací guerrero y guerrero he de vivir y morir", respondió el cacique lenca.

Contrariado Diego de Rojas por esa respuesta, ordenó un ataque a muerte contra los defensores del peñol; pero tanto la caballería como la infantería española se estrellaron ante el tupido boscaje, y las trampas y otras defensas. Rendíos o moriréis, dijeron a Shúri los nuevos emisarios.

Decid al hombre blanco, contestó, que moriremos todos antes que rendirnos. El sitio se prolongó por varios días, y durante las noches, los lencas asustaban a los caballos con sus antorchas de yux (ocote) y con otros artificios desvelaban a los sitiadores. Por última vez, Rojas envió mensajeros con esta orden: Entregad vuestras armas. Jamás hemos entregado nuestras armas a las mujeres, fue la respuesta de "Shúri". Ante aquella ofensa, que hirió hondo el honor castellano, la disputa sólo podía tener términos mediante una rápida y brillante victoria militar.

Herreras en su DECADAS, continúa así el relato: "Pasó un mes que el capitán Diego de Rojas tenia sitiados a los indios del peñol, hablando ya en conciertos, se halló que era trato un falso, porque estaban acordados con los indios amigos que andaban con Diego de Rojas, para que en buena coyuntura saliesen los de dentro a dar en los cristianos, y que al mismo tiempo los acometiesen también los indios del ejercito (indios auxiliares), que cuando Dios no lo remediara, por el cuidado de Diego de Rojas, que era capitán diligente, no quedara vivo ningún castellano".

"Descubrió un indio que le servía, por que como hombre blando y que lo trataba bien, y a todos los que andaban con él lo amaba. Sabido, pues, el punto en que se había de ejecutar lo concertado, que era el día siguiente. Diego de Rojas hizo prender a todos los caciques (del ejercito amigo), y aunque puso cuidado, para que no sabiendo los del peñol, saliesen a pelear, como lo había determinado, y hallándole apercibido les pudiese dar una buena mano, fue imposible, y así no salieron", porque el astuto "Shúri", no descansaba en buscar medios para derrotar a los españoles, fue avisado de esa traición.

En vista de que los lencas del peñol de Yusique, no irrumpían en el campamento castellano, como era lo acordado, Diego de Rojas comprendió que "Shúri" estaba sabido del asunto. Entonces, presos los caciques y señores principales amigos, "recibió su información, confesaron el caso, y que después de ejecutado su propósito, pensaba acometer la Villa de Cuscatlán (San Salvador) y matar a los castellanos que había en él".

"Hizo justicia de los presos", apunta lacónicamente el historiador regnícola, para significar que mató a todos los príncipes comprometidos en la conjura. La noticia de la ejecución llegó a oídos de los defensores del peñol. Los caciques de Mechotique, Oromontique y de otros pueblos lencas se pronunciaron por la rendición incondicional… No queremos más guerra, dijeron: queremos paz visiblemente contrariados por la debilidad de sus compañeros de armas "Shúri" díjoles: "vergonzoso, nobles señores, es rendir las armas. Si vosotros aceptáis el vasallaje, nuestras mujeres y nuestros niños ocuparán vuestros lugares".

A pesar de estas palabras, temerosos de morir también en la hoguera, "determinaron de rendirse, dice Herrera, y tratándose el concierto fue avisado el capitán Diego de Rojas, que había otros castellanos en la tierra y que eran muchos, y que estaban dos jornadas de allí (unas 10 leguas), y pareciéndole cosa muy nueva determinó de irlos a reconocer con cuatro caballos y cuatro peones", más un buen número de indios auxiliares.

Era el ejército de Pedrarias Dávila, gobernador de Tierra Firme, quien había enviado a las órdenes del feroz capitán Martín de Estete a conquistar el ultralempa oriental. San Miguel de la Frontera.

Estete traía 90 jinetes, 110 infantes y obra de 4,000 indios amigos chorotegas, "que en llegando Diego de Rojas, le prendieron con sus compañeros". "Algunos de los indios que llevaba Diego de Rojas, viéndole preso, relata el mismo cronista, huyeron y dieron aviso en la villa y a los de su ejército (que sitiaban el peñol de Yusique), los cuales se retiraron luego a San Salvador". La retirada del ejército español fue un triunfo rotundo para "Shúri", cuyo prestigio y fama resonó por todos los caseríos y ciudades de "la sierra que humea". A partir de entonces, todos los señores le rindieron vasallaje, obediencia y respeto, y así pudo por muchos años, con soldados valientes y aguerridos, resistir con éxito la penetración del hombre blanco.

No se sabe cuál fue el fin del cacique "Shúri", el soldado infatigable y experto jefe militar, que hizo nugatorios los esfuerzos del visitador Diego de Rojas en 1530 y que mantuvo enhiesto el pendón de la dignidad y de la hidalguía desde lo alto de los picachos de "la sierra que humea", pero la leyenda, la leyenda que vuela en alas de la fantasía, dice que in domeñable y altivo anda errante por los bosques, quizás como vigía sempiterno de su pueblo, tal vez como símbolo de la libertad y de la grandeza de una nación que se hundió trágicamente envuelta en los fulgores inmarcesibles de pretéritos siglos…/ (Tomado del libro:"Crónicas de San Miguel" del Historiador Gerardo Von Santos)

LEYENDA DE HUISTALUCXILT

Es una narración alegórica del historiador migueleño Gerardo Von Santo que nos cuenta que: Todos los pueblos antiguos tuvieron sobre su origen relatos que constituyen sus tradiciones y costumbres. Los padres la contaban verbalmente a sus hijos, transmitiéndose así a la posteridad, más o menos alteradas y, mescladas con fabula y mitos. Más tarde aparecieron sabios que recogieron por escrito las tradiciones orles de los pueblos y dieron origen a las leyendas escritas que han llegado hasta nosotros.

Aunque en estas leyendas haya un fondo de verdad, no debe fiarse mucho de semejantes documentos, por lo cual se ha formado una nueva ciencia, la critica histórica, que tiene por objeto examinar y comprobar las leyendas y relatos antiguos para descubrir la exactitud y verdad que contienen dichos relatos. En los pueblos indígenas eran muy corrientes las leyendas que a veces tenían por objeto explicar el origen de ciertas cosas, cuando no había otro medio de dar razón de ellos:… "Güistaluzzitt o Huistalucxilt, de cuya existencia real se duda".

Según la leyenda "era un guerrero ágil, enérgico, defensor de los yaqui que habitaban en la meseta central de TECAPA (hoy ciudad de Alegría), que combatió a los conquistadores españoles, los capitanes Pedro de Alvarado (1526), Diego de Rojas en la batalla del Rio Lempa (1529), capitán de lancero Luis Moscoso cuando este fue a fundar a la Villa de San Miguel de la Frontera (1530) y capitanes Juan Quintanilla y Martin de Estete en (1539).

Cuando los Conquistadores españoles montaron un operativo militar para dar captura al indómito guerrero, este al darse cuenta de tal persecución, huye junto con varios de sus compañeros de guerra y miembros de la nobleza para no caer prisionero. Huistalucxilt, ante la imposibilidad de continuar la liberación de su pueblo y de la provincia de Chapanastique o provincia de Chaparrastique, decide suicidarse, no sin antes de dar consejos y despedirse de sus guerreros que le habían servido fielmente. Se desempeña desde la cima del volcán de San Miguel; desde entonces el volcán permanece en actividad sísmica, como un latido de los sufrimientos indígenas que padecieron bajo el yugo de la esclavitud, impuesta por los españoles. Luego vino toda la provincia indígena para darle el último a dios al noble y bravo adalid que había guerreado por la causa de la libertad de los suyos. El historiador migueleño Dr. José Antonio Cevallos, en su libro "Recuerdos Salvadoreños". Editado en 1891, nos refiere que el último cacique de la provincia de Chaparrastique fue el aguerrido Güistaluzzitt, que en este pueblo indiano de San Miguel fundó Don Luis de Moscoso, en 1530.

Jorge Larde y Larin, no concuerda con la teoría de Cevallos y nos dice "el se ha inventado en su libro el párrafo al cacique "Güistaluzzitt y ha acuñado esa forma de escritura que es una burda corrupción del vocablo Hoitzilozitl, que en idioma azteca o náhuatl de México es el nombre del árbol que produce el curativo bálsamo". En tanto, el padre Juarros en sus escritos menciona a Huistalucxilt o Güistaluzzitt de Cevallos.

La importante interrogación ha suscitado a través de centurias, una prolongada y empeñada discusión entre muchos historiadores: Jorge Larde, Jorge Larde y Larin, José Antonio Cevallos e Ignacio Barberena, sobre la veracidad y existencia de los caciques "Atonal", "Atlacatl", en la provincia central de Cuscatlán y "Güistaluzzitt", "Celota, "Masule" y "Shuri" en la provincia de Chaparrastique (San Miguel de la Frontera). Según el historiador Dr. Barberena, el nombre de Huistalucxilt está formado de cinco raíces quiche VU o GU "Arrullar", ITZ "Hechicero", TAL "Dividir, esparcir", UZ "Mosquito", y ZIT "Avispa que pica fuerte". Agrega del Dr. Barberena, que VU-ITZ-TAL-UZ-ZIT quiere decir "El güis que espanta los mosquitos y las avispas" es decir, una especie de ACOR, divinidad invocada contra las moscas". Mitología guerrera contra los invasores españoles.

El historiador migueleño Gerardo Von Santos, apoya la teoría de Cevallos, Barberena y del padre Juarros en cuanto a la existencia real de Güistaluzzitt o Hoitzilozitl y nos dice: "Y con ellos salieron una partida de guerreros yaqui, hacia fines del siglo XV de la Era Cristiana, al frente con Hoitzilozitl cacique de TECAPA (Alegría), a la conquista de Yusique (Chinameca), habitada por tribus lencas. La leyenda cuenta cuyo cacique era "Shúri" y toda la gente de guerra con él vino de repente contra ellos a defender sus casas, cerros, montañas, ríos, y hermosas doncellas.

Pero tal era la fuerza de Hoitzilozitl de Tecapa y destruyeron a Yusique todo cuanto en ella había, destruyéndolo todo. Así mismo conquistaron a varios poblados de la Provincia de Chapanastique (Chaparrastique). "Shúri" envió por delante mensajeros con ricos presentes y hermosas doncellas hijas de nobles. Hacen la paz con Hoitzilozitl, cacique de TECAPA y de toda la Provincia de Chaparrastique, se hacen aliados, juntos organizan la tropa para la próxima guerra contra los hijos de Tonathiú (Pedro de Alvarado), conquistadores españoles en la ribera del rio Lempa, llanura de Ocelotlán (Usulután), ribera del rio Grande de San Miguel y mas allende del rio Goascorán, hasta la provincia de Malalaca provincia de Choluteca, en Honduras.

Así es la leyenda de Hoitzilozitl de Von Santos y "Shúri" de Larde y Larin. Fueron muy engrandecidos delante de todos los pueblos fundados y conquistados por los yaquis de TECAPA. La antiquísima hoy ciudad de Alegría.

(Tomado del libro "Crónicas de San Miguel", por Lic. Gerardo Von Santos, 2006)

Exterior del templo de la Iglesia San Juan Bautista destruida en el terremoto de 1951

Foto 1909

edu.red

Fuente: Foto Rivas

En la inauguración del templo de la iglesia San Juan

Bautista, se celebró una misa en la que participaron (De

izquierda a derecha): el Padre Pedro, Padre Romero,

Padre Rodas y el Padre Ventura.

edu.red

Fuente: Foto Rivas

Acontecimientos Sociales

BAUTISMO.

Anteriormente se practicaba derramar el agua sobre la cabeza del recién nacido sin presencia de un sacerdote, en ese tiempo cualquier persona podía hacer las veces de sacerdote en relación al sacramento.

En la actualidad, se lleva al recién nacido a la iglesia católica. Para este rito, se buscan padrinos para el niño o niña que se bautizará.

Las personas buscan hacerlo en los días feriados o domingos

LOS MUERTOS.

Se dice que cuando muere un niño o niña, los parientes o acompañantes le cantan los Parabienes, que son canciones sentimentales y de alegría acompañados por uno o varios músicos originarios del mismo cantón.

En el tiempo de antes, en los cantones, si el difunto era demasiado pobre, se construía un tapesco de varas de maicillo que hacía las veces de depósito mortuorio para enterrarlo; si las personas que fallecían tenían una situación económica mejor, aunque no los sepultaban en cajas, lo hacían en un depósito de mejor calidad a la de los tapescos comunes.

Partes: 1, 2, 3
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