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Modelo de taller para realizar en trabajo social

Enviado por c_e1601


    1. Introducción
    2. Metodología
    3. Tema
    4. Dinámicas

    I. Presentación

    Este taller tuvo la finalidad de inculcar los valores en la familia.

    Fue realizado el martes 6 de julio del presente año es la parroquia "La Resurrección de Cristo" del distrito de la Perla.

    Los participantes fueron chicos de 15 a 25 años, integrantes de la "Comunidad Juvenil Renacer" de dicha parroquia.

    El taller tuvo mucha aceptación por parte de los participantes y espero que a partir de ese día en adelante hallan puesto en practica lo aprendido en sus ámbitos familiares.

    II. Introducción

    En la sociedad contemporánea la aparición de una familia tiene por condición esencial, la existencia previa de dos familias dispuestas a suministrar respectivamente una mujer o un hombre de cuya unión debe nacer una tercera. De modo que una y otra familia como unidad biológica deben renunciar a vivir replegadas en sí misma y "sacrificar" su identidad como grupo familiar para abrirse al juego de las alianzas matrimoniales creando y desarrollando nuevas identidades y sujetos sociales.

    Precisamente, en ello radica la lógica de la existencia humana que se resume en un proceso de nacimiento, crecimiento, desarrollo y muerte, como un ciclo de continuidad que se materializa a través de la sucesión de unos y otros grupos generacionales. Así cada familia va dando origen a sus generaciones y éstas van construyendo su identidad teniendo en cuenta las condiciones de su época y los problemas de la misma, de ahí que ninguna generación sea idéntica a otra, aunque en ciertos aspectos puedan mostrar algunas semejanzas.

    Siendo esa propia lógica la que nos pone frente a la disyuntiva de ruptura y continuidad como etapas de la vida en las que los hombres son, a la vez que sujetos, resultado de dicha lógica bio-social en la que la familia juega un papel fundamental al ser la condición necesaria para que las generaciones existan. Sin embargo, no basta con que ella le conceda la posibilidad de existencia, es necesario prepararlas para la vida en grupo teniendo en cuenta sus diferencias y respetando la identidad de cada generación; que equivale a decir sus ideas, concepciones, hábitos, modos de ser y actuar y sus valores en sentido general. Todo lo cual es posible si desde las edades tempranas se prepara al individuo para poder convivir en y con los distintos grupos con los cuales debe intercambiar e interactuar en las distintas etapas de la vida.

    De esa manera se convierte la familia en el escenario primario, donde dicho sujeto puede desplegar todas sus potencialidades físicas y mentales que le permitirán en un futuro consolidar su personalidad al ser capaz de desarrollar habilidades para producir todo aquello que necesita para satisfacer desde las necesidades primarias hasta las secundarias, a partir de la relación con sus semejantes y el entorno más inmediato.

    Este condicionamiento social de los hombres hace que la familia de manera general al formar su descendencia adquiera un compromiso socializador que se manifiesta en su responsabilidad con la misma brindándole la posibilidad no sólo de existir, sino de poderlo hacer en condiciones socioculturales favorables que le permitan crear, desarrollar y consolidar su identidad individual, en un principio, y posteriormente grupal en la medida que éste logre insertarse de manera plena en el ambiente social.

    Tales propósitos podrán ser posibles si a nivel familiar se logra una participación consciente y sistemática de los diferentes sujetos generacionales a partir de sus experiencias y conocimientos con el fin de que contribuyan a la formación y transmisión de valores positivos en los niños y jóvenes en plena correspondencia con el proyecto social y tomando en cuenta los intereses y necesidades de los sujetos en formación.

    Esta es precisamente la idea que defendemos en nuestra reflexión a partir de la cual se definen dos tesis esenciales.

    1. Las buenas relaciones intergeneracionales en la familia son condición necesaria, pero no suficiente para crear y potenciar valores positivos en el contexto familiar.
    2. La participación consciente y responsable de la nueva generación en la conformación de sus valores es condición necesaria para una correcta comprensión de estos y un actuar consecuente en la sociedad.

    Es válido significar que el análisis de la formación de valores se enfoca desde la perspectiva familiar, porque entre otras razones, ella es la primera institución en la que el individuo establece relaciones y como expresara Aristóteles, la comunidad establecida por la naturaleza para la convivencia de todos los días.

    Ahora bien, si tenemos en cuenta que la familia es la célula básica de la sociedad y una importantísima forma de organización de la vida cotidiana fundada en la unidad matrimonial y lazos de parentesco; en las relaciones matrimoniales entre el esposo y la esposa, los padres y los hijos, los hermanos y las hermanas, y otros parientes que viven juntos, y administran en común la economía doméstica en constante intercambio con el medio social, entonces hay que señalar que sus relaciones no sólo se circunscriben a las de padre y madre, padres e hijos, abuelos y nietos, a éstas, indudablemente hay que sumarles otras no menos importantes y necesarias de ser tenidas en cuenta; me refiero en este caso a las relaciones intergeneracionales que subyacen en toda familia y cuyas especificidades se expresan a través de las relaciones filiales y paternales.

    En su acepción más estrecha el concepto de generación expresa acción y efecto de engendrar, sucesión de descendientes en línea recta, conjunto de todos los coetáneos vivientes. Sin embargo, como la magnitud de las generaciones tanto desde el punto de vista biológico como social tiene un elevado alcance y en nuestra opinión no es suficiente tener en cuenta sólo la dimensión biológica para su análisis, consideró necesario introducir un concepto mucho más amplio que revele en toda su extensión y profundidad la esencia del fenómeno, subrayando el aspecto social ya que es éste precisamente el que lo distingue y le confiere sentido y contenido.

    En tal sentido cuando hablamos de generación nos referimos a la totalidad de sujetos que viven, producen y reproducen su vida material y espiritual dentro de un contexto social determinado y en condiciones históricas concretas comunes, los cuales expresan una comunidad de problemas, intereses y necesidades que como inquietudes los mantienen unidos a partir de una experiencia y un quehacer que no se opone a la coexistencia antagónica de las soluciones propuestas a los problemas comunes, así como tampoco a la presencia de posiciones discrepantes del tono y el sentido dominante en cada tiempo.

    Desde el punto de vista de su presencia en la familia, notamos que en la misma se dan procesos importantes, generados de la dialéctica de sus relaciones y como producto de sus especificidades que la hacen irrepetibles y por tanto exclusivas. Uno de los elementos significativos y distintivos de ésta relación es que se produce una permanente correlación entre ellas, pues a partir de la conformación de las generaciones, como resultado de la procreación de la familia, se garantiza su sucesión mediante la producción y reproducción de los individuos y sus medios de vida. A partir de lo cual se va configurando tanto la familia como sus generaciones correspondientes cuya dinámica relacional le confieren contenido con su existencia a través de los momentos de ruptura y continuidad, aspectos éstos inherentes a éstas relaciones.

    Partiendo del criterio de que las generaciones son producto y resultado de la reproducción de la familia y sus relaciones es que consideramos que ambos conceptos en su esencia manifiestan una interconexión que se fundamenta en el ser de los propios entes conformantes de las mismas, pues al tiempo que son miembros de una generación forman también parte de una familia.

    No cabe dudas que las generaciones al desarrollarse en espacios de actuación común tienen la posibilidad de intercambiar tanto con los coetáneos como con los contemporáneos en dependencia del momento de convivencia y coincidencia en la sociedad. Dichos espacios abarcan tanto lo micro como lo macro social, de manera que los miembros de una generación se pueden encontrar como grupos o como individuo que se mueven en escenarios sociales muy concretos ya sea en los centros de trabajo, de estudio, organizaciones, instituciones, dentro de la propia familia.

    Dado que el análisis que nos ocupa se refiere a las generaciones y la formación de valores en el contexto familiar debemos destacar que al coexistir más de una generación su estudio no puede circunscribirse solamente a la cantidad de miembros que en ella conviven, más que a ello, el análisis debe centrar su atención en la calidad de las relaciones que en la misma se establecen y cómo se preparan a sus miembros más jóvenes para la inserción en la sociedad ya que la familia al darle vida a las generaciones, también es responsable de crear las condiciones para que éstas sobrevivan en la sociedad, todo lo cual debe materializarse mediante el cumplimiento de sus funciones sociales. Es por ello, que entre otras razones, se convierte la familia en la institución más importante para el desarrollo de un niño en las primeras etapas de su vida; es decir, en su seno el niño llega al mundo, pero no sólo llega al mundo en ese contexto, sino que va adquiriendo sus primeros valores, sus primeras normas de comportamiento, sus primeros sentimientos, y esto va determinando un desarrollo sano o no sano de su personalidad.

    De ahí que al formar parte del tejido social, la familia despliegue un conjunto de relaciones las cuales en su totalidad influyen en la proyección y conducta los niños y jóvenes que en ella se forman. Dichas relaciones están matizadas por hechos y acontecimientos que de una u otra forma han sido el resultado de la relación intergeneracional que en ese ámbito se desarrollan todo lo cual nos permite preguntarnos. ¿ Se garantiza una correcta y sólida formación de valores en la familia sólo con la existencia de buenas relaciones intergeneracionales?.

    Teniendo en cuenta que en la mayoría de las familias, ya sean de una u otra tipología existe como elemento común, la presencia de más de una generación en interacción permanente lo cual nos permite considerar niveles de relaciones y por tanto de responsabilidades diferentes, es que pensamos que no sólo con la existencia de buenas relaciones intergeneracionales se garantiza una correcta y sólida formación de valores, ello es condición necesaria pero no suficiente; pues este proceso exige más que cordialidad y fraternidad. Requiere primero que todo, conciencia de su importancia, conocimiento de la necesidad de su formación y un aspecto no menos importante, responsabilidad para con los sujetos en formación que son en definitiva los encargados de reproducir lo enseñado en nuevas circunstancias.

    Por ello, las generaciones mayores a partir de las posiciones que ocupan dentro del grupo familiar deben asumir de manera consciente responsabilidades sociales para con la nueva generación las cuales deben cumplir en el marco de sus roles dentro de las que se encuentran:

    • Crear las condiciones esenciales para dar continuidad a la familia con una generación cualitativamente superior a la que le antecedió.
    • Crear valores sólidos y perdurables que permitan el fortalecimiento de la familia y su continuidad axiológica y sociocultural.
    • Formar a las nuevas generaciones en los principios del respeto y la tolerancia intergeneracional.
    • Preservar el patrimonio familiar para que pueda ser enriquecido por las nuevas generaciones.
    • Propiciar la educación de las nuevas generaciones sobre la base de la experiencia acumulada por las generaciones anteriores.
    • Potenciar la comunicación intergeneracional con métodos flexibles y creativos en los que tanto unos como los otros puedan comprenderse independientemente de los años que los separen.
    • Defender la identidad familiar a partir de la conservación de los valores que porta cada generación.

    El cumplimiento de cada una de ellas contribuirá al fortalecimiento de la familia y las relaciones intergeneracionales y al mismo tiempo se convierten en retos y desafíos en esta época de profundos y permanentes cambios dentro de los cuales el hombre como sujeto generacional juega un papel fundamental en la perpetuación de sí mismo como especie del entorno y de la cultura y de la propia familia como célula fundamental de la sociedad.

    La existencia, presencia y sucesión de las generaciones en el seno de la familia evidencian la dialéctica necesaria entre sujetos y subjetividades diferentes que aunque distantes desde el punto de vista etáreo conforman como grupo la unidad familiar con sus especificidades, objetivos, y propósitos comunes y específicos. En ese sentido el padre y la madre, los abuelos, la familia en general tiene sus propias especificidades y características como agentes educativos y utilizan para ello vías y procedimientos propios de la relación y la comunicación familiar.

    Al intentar penetrar en esa dialéctica nos percatamos de las estrechas interconexiones que se refuerzan desde dentro y desde fuera por la dinámica que caracterizan las relaciones intra e intergeneracionales y que en su integridad le ofrecen una profunda riqueza y fortaleza a esas relaciones.

    Preguntarnos a propósito de esta reflexión, ¿En qué radica el valor del componente generacional presente en la familia?, nos pudiera ayudar en la comprensión de la dinámica referida anteriormente.

    En este aspecto se impone destacar que la familia a diferencia de otras instituciones sociales tiene la ventaja de contar con más de una generación en permanente interacción lo que entre otras cosas le permite un intercambio natural y humano entre sus miembros dadas las relaciones de parentesco que las unen. Por eso, el valor de esta relación se acrecienta a medida que se potencia la convivencia familiar y la misma se convierte en fuente de raíces, experiencia y continuidad, al integrar en su unidad, la diferencia y la diversidad.

    Por otro lado la presencia de las distintas generaciones en la familia garantiza que por medio de sus relaciones se transfieran las mejores y más ricas tradiciones acumuladas por las distintas generaciones, mediante la confrontación de experiencias y vivencias entre unas y otras, lo que permite enriquecer la cultura familiar, sobre todo si se utiliza de manera positiva todo la riqueza que los abuelos pueden ofrecer.

    Precisamente una de las mayores divisa que tiene la familia extensa, por citar un ejemplo, es que mediante sus múltiples relaciones se aprende a convivir con y el grupo, en ella, también, se puede vivenciar el proceso de transmisión de valores de forma activa y directa, a partir del intercambio intergeneracional, lo que lo hace más rico y duradero; todo dependerá de los métodos que se escojan para ello.

    De esa manera una generación al darle vida a la otra le proporciona también todo el patrimonio natural y cultural del cual es portadora dando continuidad así al ciclo de vida familiar que de manera ininterrumpida se produce en cada una de ellas. Así va tomando cuerpo la idea de la transmisión de valores de generación a generación, que no pocas veces se pronuncia como frías palabras sin tomar en consideración su dimensión y alcance, siendo convertido en un eslogan que muchos dicen y pocos asumen y por tanto no se detienen en profundizar en su contenido y menos aún en convertirla en práctica cotidiana.

    Siempre que de formación de valores hablamos, automáticamente nos viene a la mente el destino de dicha acción; que si bien para unos sus destinatarios son los jóvenes, para otros, los niños y adolescentes, para no pocos el nivel de generalización es mayor, expresado en los términos de nueva generación u hombre nuevo. Sin embargo, con relación a ello hay que decir que en ninguno de los casos se expresa contradicción alguna, pues pueden ser utilizados indistintamente en función del sujeto o sujetos de investigación que se haya seleccionado, así como de la intención y los objetivos de la misma. Sin embargo, no sólo basta con determinar el "destino; es decir a quien va dirigido, pues al asumirse como un proceso de transmisión de hábitos, costumbres, tradiciones y normas, y al mismo tiempo participar sujetos e instituciones formadoras sobre la base de valores establecidos a partir del consenso social dentro de las cuales la familia desempeña un rol fundamental, se exige necesariamente un nivel mínimo de preparación, siempre y cuando se tenga en consideración que educar a un niño nos impone un reto para el cual solo el buen juicio y el amor no bastan.

    Siendo objetivamente así entra en juego el por qué y para qué se forman valores, pues como proceso, plantea propósitos e intenciones que en todo momento deben estar claros tanto a nivel micro como macro social para que el mismo conlleve a la formación positiva y real de los sujetos. ¿ Qué implica entonces formar valores de una a otra generación?.

    Formar valores implica ante todo una profunda responsabilidad de la generación mayor que tiene a su cargo por lógica histórica la misión de formar su descendencia. A partir de ello, significa un fuerte compromiso social que tiene su punto de partida en la determinación clara y consecuente de los valores que se precisan formar y por tanto el ideal formativo a que se aspira, a través de la jerarquización de los valores fundamentales que conforman nuestro proyecto social.

    Significa además, considerar la forma en que los seres humanos se relacionan con el mundo, con nuestros semejantes, así como una profunda y permanente reflexión tanto en su dimensión conceptual como práctica.

    Implica encontrar y crear espacios de reflexión colectiva en la que los más jóvenes sean capaces de plantearse y replantearse de forma crítica las normas y los principios que le van a permitir enfrentar críticamente la realidad.

    Expresado muy sintéticamente, formar valores es crear condiciones reales para que los sujetos en formación realicen la libre elección entre los modelos y modales que los puedan conducir a la digna felicidad. Felicidad que solo es posible alcanzar bajo un clima de relaciones positivas que estimule crecientemente la comunicación y el cultivo de valores cada vez más humanos, solidarios y sinceros entre una y otras generaciones, comprensión crítica de los mismos a partir de un enfoque multi-dimensiónales; pues solo mediante una multi-dimensionalidad formativa de valores se podrán enfrentar los males sociales que atentan contra esa felicidad, dígase, los problemas actuales comprendidos en la pobreza, el subdesarrollo tecnológico y material, el desempleo, la exclusión, la discriminación y las amenazas al medio ambiente.

    Metodología

    1. Cronograma:
    • Oración Inicial (5 min.)
    • Introducción el Tema: Los valores: Concepto, clases, importancia (60 min.)
    • Dinámica : Buscando la utilidad (20 min.)
    • Continuación del Tema: Los Principales Valores en la Familia (60 min.)
    • Dinámica Final: Arreglesenlas para Bailar (15 min.)
    • Ideas Ultimas (10 min.)
    • Compartir (30 min.)
    • Oración Final (5 min.)
    1. Tema:

    Los valores

    Los valores y su significado

    ¿Qué se entiende por "Valor?" ¿Desde qué perspectiva se aprecian los valores? ¿Cuales son sus características? ¿Cómo valora el ser humano? ¿Cómo se clasifican?

    Aún cuando el tema de los valores es considerado relativamente reciente en filosofía, los valores están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio para darles valor ha variado a través de los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio.

    Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo largo de la historia. Surgen con un especial significado y cambian o desaparecen en las distintas épocas. Por ejemplo, la virtud y la felicidad son valores; pero no podríamos enseñar a las personas del mundo actual a ser virtuosas según la concepción que tuvieron los griegos de la antigüedad. Es precisamente el significado social que se atribuye a los valores uno de los factores que influye para diferenciar los valores tradicionales, aquellos que guiaron a la sociedad en el pasado, generalmente referidos a costumbres culturales o principios religiosos, y los valores modernos, los que comparten las personas de la sociedad actual.

    ¿Qué se entiende por valor?

    Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad (Vásquez, 1999, p. 3). Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.

    "Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades." (Prieto Figueroa, 1984, p. 186)

    Las características de cada valor y su escala de importancia.

    Valores Religiosos

    • Fin Objetivo: Dios
    • Fin Subjetivo: Santidad
    • Actividades: Culto interno y externo, virtudes sobrenaturales
    • Preponderancia: Toda la persona dirigida por la Fe.
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Santo
    • Ciencia que lo estudio: Teología

    Valores Morales

    • Fin Objetivo: Bondad
    • Fin Subjetivo: Felicidad
    • Actividades: Virtudes humanas
    • Preponderancia: Libertad dirigida por la razón
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Íntegra
    • Ciencia que lo estudio: Ética

    Valores Estéticos

    • Fin Objetivo: Belleza
    • Fin Subjetivo: Gozo de la armonía
    • Actividades: Contemplación, creación, interpretación
    • Preponderancia: Toda la persona ante algo material.
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Íntegra
    • Ciencia que lo estudio: Estética

    Valores Intelectuales

    • Fin Objetivo: Verdad
    • Fin Subjetivo: Sabiduría
    • Actividades: Abstracción y Construcción
    • Preponderancia: Razón
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Íntegra
    • Ciencia que lo estudio: Lógica

    Valores Afectivos

    • Fin Objetivo: Amor
    • Fin Subjetivo: Agrado, afecto, placer
    • Actividades: Manifestaciones de afecto, sentimientos y emociones
    • Preponderancia: Afectividad
    • Necesidad que satisface: Del Yo
    • Tipo de Persona: Sensible
    • Ciencia que lo estudio: Psicología

    Valores Sociales

    • Fin Objetivo: Poder
    • Fin Subjetivo: Fama, prestigio
    • Actividades: Relación con hombre masa, liderazgo, política
    • Preponderancia: Capacidad de interacción y adaptabilidad
    • Necesidad que satisface: Sociales
    • Tipo de Persona: Famosa, líder, política
    • Ciencia que lo estudio: Sociología

    Valores Físicos

    • Fin Objetivo: Salud
    • Fin Subjetivo: Bienestar Físico
    • Actividades: Higiene
    • Preponderancia: Cuerpo
    • Necesidad que satisface: Fisiológicas
    • Tipo de Persona: Atleta
    • Ciencia que lo estudio: Medicina

    Valores Económicos

    • Fin Objetivo: Bienes, riqueza
    • Fin Subjetivo: Confort
    • Actividades: Administración
    • Preponderancia: Cosas a las que se da valor convencional
    • Necesidad que satisface: Seguridad
    • Tipo de Persona: Hombre de Negocios
    • Ciencia que lo estudio: Economía

    3. Conoce los valores

    Decencia

    El valor que nos recuerda la importancia de vivir y comportarse dignamente en todo lugar.

    Pulcritud

    El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos permite ser más ordenados y brinda en quienes nos rodean una sensación de bienestar, pero sobre todo, de buen ejemplo.

    Puntualidad

    El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.

    La sana diversión

    La importancia de buscar actividades recreativas que nos permitan seguir creciendo en los valores humanos.

    Aprender

    El valor que nos ayuda a descubrir la importancia de adquirir conocimientos a través del estudio y la reflexión de las experiencias cotidianas.

    Sensibilidad

    Es el valor que nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social.

    Comunicación

    Una buena comunicación puede hacer la diferencia entre una vida feliz o una vida llena de problemas.

    Orden

    A todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, pero lo más importante es el orden interior y es el que más impacta a la vida.

    Servicio

    Brindar ayuda de manera espontánea en los detalles más pequeños, habla de nuestro alto sentido de colaboración para hacer la vida más ligera a los demás.

    Voluntad

    La voluntad nos hace realizar cosas por encima de las dificultades, los contratiempos y el estado de ánimo.

    Serenidad

    Este valor nos enseña a conservar la calma en medio de nuestras ocupaciones y problemas, mostrándonos cordiales y amables con los demás.

    Paciencia

    Si nuestra época pudiera tener un nombre se llamaría "prisa". ¿Cómo esperamos que nuestra vida tenga más cordura y sea más amable a los demás si todo lo queremos "ya"?

    Sencillez

    Una personalidad sencilla a veces puede pasar inicialmente desapercibida, pero su fortaleza interior y su encanto es mucho más profundo y perdurable.

    Amistad

    Los elementos que forjan amistades para toda la vida.

    Respeto y Tolerancia

    La base para convivir en sociedad. ¿Cómo afrontar las diferencias de ideas, costumbres y creencias que vemos en la sociedad?

    Alegría

    Toda persona es capaz de irradiar desde su interior la alegría, y su fuente más común, más profunda y más grande es el amor.

    Autenticidad

    Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar propósitos de mejora, hacen que con el tiempo se vaya conformando una personalidad propia.

    Gratitud

    De personas bien nacidas es ser agradecidas. ¿Cómo vivir mejor este valor?

    Sinceridad

    Es un valor que debe vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza

    Generosidad

    Dar y darse. El valor que nos hace mejorar como personas.

    Felicidad

    El ser feliz no es un estado de ánimo, es una actitud constante…

    Honestidad

    La honestidad es una de las cualidades que nos gustaría encontrar en las personas o mejor aún, que nos gustaría poseer.

    Solidaridad

    Un valor que nos ayuda a ser una mejor sociedad y que no solamente debe vivirse en casos de desastre y emergencia.

    Fidelidad

    Vivir la fidelidad se traduce en la alegría de compartir con alguien la propia vida, procurando la felicidad y la mejora personal de la pareja.

    Prudencia

    Adelantarse a las circunstancias, tomar mejores decisiones, conservar la compostura y el trato amable en todo momento, forjan una personalidad decidida, emprendedora y comprensiva.

    Sacrificio

    Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar una meta ¿Por qué no hacerlo para servir mejor a los demás?

    Patriotismo

    El valor que nos hace vivir plenamente nuestro compromiso como ciudadanos y fomentar el respeto que debemos a nuestra nación.

    Desprendimiento

    El valor del desprendimiento nos enseñará a poner el corazón en las personas, y no en las cosas materiales.

    Optimismo

    Forjar un modo de ser entusiasta, dinámico, emprendedor y con los pies sobre la tierra, son algunas de las cualidades que distinguen a la persona optimista.

    Flexibilidad

    La Flexibilidad es la capacidad de adaptarse rápidamente a las circunstancias, para lograr una mejor convivencia y entendimiento con los demás.

    Amor

    Todos lo necesitamos, todos podemos darlo. Sin él nuestra vida pierde sentido. ¡Un súper segmento de Valores!

    Sobriedad

    Es el valor que nos enseña a administrar nuestro tiempo y recursos, moderando nuestros gustos y caprichos para construir una verdadera personalidad.

    Obediencia

    La obediencia es una actitud responsable de colaboración y participación, importante para las buenas relaciones, la convivencia y el trabajo productivo.

    Liderazgo

    Todo líder tiene el compromiso y la obligación de velar por la superación personal, profesional y espiritual de quienes lo rodean. Es una responsabilidad que como personas debemos asumir.

    Superación

    La superación no llega con el tiempo, el simple deseo o con la automotivación, requiere acciones inmediatas, planeación, esfuerzo y trabajo continuo.

    Autoestima

    No basta tener seguridad en nuestras capacidades, el valor de la autoestima esta fundamentado en un profundo conocimiento de nosotros mismos

    Compromiso

    Comprometerse va más allá de cumplir con una obligación, es poner en juego nuestras capacidades para sacar adelante todo aquello que se nos ha confiado.

    Laboriosidad

    Trabajar es solo el primer paso, hacerlo bien y con cuidado en los pequeños detalles es cuando se convierte en un valor.

    Responsabilidad

    Todos comprendemos la irresponsabilidad cuando alguien no cumple lo que promete ¿Pero sabemos nosotros vivirla?

    Libertad

    Un valor que todos reconocemos, pero que pocos sabemos defender, o del cual podemos abusar.

    Carácter

    Transformar la imagen de una personalidad emprendedora, llena de energía, de fuerza y vitalidad, a una forma de ser propia y natural.

    Comprensión

    Cuando alguien se siente comprendido entra en un estado de alivio, de tranquilidad y de paz interior. ¿Qué hacer para vivir este valor en los pequeños detalles de la vida cotidiana?

    Confianza

    Los hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la Confianza.

    La bondad

    La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes lo rodean.

    Lealtad

    Conoce este valor sin el cual nos quedamos solos y que debemos vivir nosotros antes que nadie.

    La paz

    Un valor fundamental para las personas, las familias y las naciones ¿Cómo puede cultivarse este valor desde nuestro interior?

    Perdón

    Los resentimientos nos impiden vivir plenamente sin saber que un simple acto del corazón puede cambiar nuestras vidas y de quienes nos rodean

     Perseverancia Es tiempo de que los buenos propósitos se vuelvan realidad.

    Valentía

    Personas ordinarias haciendo cosas extraordinarias: El valor que forja familias, empresas y naciones diferentes.

    Empatia

    El valor de la empatía nos ayuda a recuperar el interés por las personas que nos rodean y a consolidar la relación que con cada una de ellas tiene.

     El valor de la familia

    El valor nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia.

    4. Guía Practica para vivir los Valores

    Con 5 sencillos pasos, integra los valores a tu vida y vívelos cada día.

    Hablar de los valores es una cosa, pero vivirlos es otra historia. ¿Realmente es tan difícil? La respuesta es no. Requiere cierto esfuerzo, concentración y perseverancia, pero no es tan difícil. Con algunos pasos simples podrás lograr que tu vida, tus acciones y la sociedad tengan como columna vertebral a los valores.

    Paso 1. Conocer su Importancia

    ¿Suena elemental? Pues no lo es. El primer paso para vivir los valores es la conciencia de los importantes que son. Una sociedad basada en individuos con valores es la llave para una convivencia más sana. Las leyes civiles no son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para asegurar una convivencia medianamente decente, sin embargo no es suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores van mucho más allá de cumplir el reglamento de tránsito, van a la raíz de las cosas. Por ejemplo, el reglamento dice que no puedes pasar una luz roja en el semáforo (bastante elemental para no matarse), sin embargo no dice que en un atasco de tráfico el cederle el paso a una persona es algo amable, que hace que todos estemos más contentos y que incluso puede ahorrarnos un percance.

    Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. La ley establece una pena por el homicidio, pero no nos dice que tratar con deferencia y educación a los demás nos ayuda a convivir aún mejor.

    Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de que son vitales, y que son lo que puede cambiar verdaderamente a una persona, una familia o una nación.

    Paso 2. Analizar mi conjunto de Valores

    Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los valores, hay que analizar claramente qué valores son la base de tu vida. Aquí podríamos establecer dos clases: los que ya tienes, y los que quieres construir. Para saber cuáles son los valores.

    Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor, para vivir mejor. ¿Cuáles te enseñaron en casa? ¿Cuáles has ido aprendiendo con la vida? ¿Cuáles sabes que existen, pero no los vives mucho? ¿Cuáles son los que te gustaría tener? ¿Necesitas investigar más sobre ellos?

    La idea aquí es que te sientes en un lugar tranquilo, y en una hoja de papel. Escribe la fecha y traza dos línea vertical dividiendo la página para crear tres columnas. (Puedes ver un ejemplo de lo que vamos a hacer aquí). En el lado izquierdo, en la primera columna, vas a escribir una lista con los valores más importantes para tí, sin importar el orden o si los vives actualmente, simplemente escribe aquellos principios que consideras fundamentales.

    Cuando hayas terminado, en la columna del centro vas a hacer una lista con los valores que aprendiste desde niño en casa, los que has aprendido con la vida y los que has aprendido últimamente pero que no sueles vivirlos.

    Una vez terminado, pasa a la columna de la derecha, y dibuja un triángulo y escribe en cada vértice: Mis Fortalezas, Mis debilidades, Lo que quiero ser. Vas a hacer tres listas, donde vas a escribir aquellos valores que ya existen en tí, que te definen como una persona especial y que vives continuamente. En "Mis debilidades" vas a escribir aquellos defectos que tú conoces, y que te impiden vivir mejor los valores. Por último, escribe aquellos valores que desearías vivir en "Lo que quiero ser".

    Esta hoja debes guardarla, es muy importante porque es la base de tu trabajo y de los siguientes pasos de esta guía.

    Paso 3. El "Plan Maestro"

    Ahora que ya conoces tu valores, tus debilidades y lo que quieres llegar a ser, llega el momento de usar una agenda. Cualquiera puede ser útil (una de escritorio, de bolsillo, electrónica -una Palm es ideal para esto). En otra hoja, vas a establecer tres bases de tiempo: anual, mensual y por día. En la base de tiempo anual escribirás lo que esperas lograr en un año. Los valores concretos que quieres alcanzar (incluye los que ya vives y los que quieres vivir). De esta lista, vas a dividirla en una base de tiempo mensual, concentrando un mes para cada actividad. En la base de tiempo por día establecerás una lista de "Lo que vivo y debo reforzar" y otra de "Lo que me falta".

    En tu agenda, establece una meta concreta diaria (pequeña, pero significativa) de los valores que vas a reforzar y los que quieres vivir. Una meta concreta diaria puede ser "Hablarle por teléfono a Juan", para fortalecer el valor de la amistad (tal vez tienes meses sin acordarte de alguna persona), o puedes establecer "Ayudar a alguien pobre" para fortalecer o crear la generosidad. Hazlo para el primer mes (es decir, el mes en el que estás).

    Cada mes, debes revisar tu "Plan Maestro", establecer los valores con su actividad diaria y hacer una reflexión sobre los resultados.

    Si por cualquier motivo no te fue muy bien en un mes determinado, no te preocupes, vuelve a ponerlo en tu plan diario y analiza por qué no pudiste cumplirlo. Reflexiona en las razones que te lo impidieron (falta de tiempo, falta de constancia, olvido, etc.) y establece medios para que esto no ocurra de nuevo. Aquí lo que es importante es que estés avanzando, aunque sea a pequeños pasos.

    4. El examen diario

    Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del día (puede ser en la tarde o noche -si es en la noche, asegúrate de no estar demasiado cansado-) date 10 minutos para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el día, si estás cumpliendo tu meta (o metas) diarias, qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen es vital, si no lo haces, todo el sistema para vivir los valores va a irse perdiendo hasta que te olvides de él. El examen te permite dos cosas: analizar de manera realista y rápida cómo están resultándote las cosas, y propósitos concretos para hacer algo y vivir tus valores.

    5. Mantenimiento

    Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa cómo te ha ido en tus exámenes diarios. ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos concretos, entonces en quince días te habrás olvidado de todo.

    Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el propósito. Es mejor hacer una acción pequeña todos los días, que grandes acciones muy de vez en cuando.

    Tu guía es algo personal, sin embargo no dudes en compartirla con otros amigos, y especialmente que alguien de confianza te ayude a establecer qué valores te vendrían bien, porque a veces uno pierde la perspectiva de sí mismo o hay defectos que uno simplemente no ve.

    Los Principales Valores en la Familia

    El Amor en los Valores

    El papel que juega el amor en los valores, y un breve panorama sobre esta sección.

    Solo hay una cosa más difícil que hablar del amor y es hablar brevemente sobre él. Todos intuimos la necesidad del amor en nuestras vidas en todas sus manifestaciones: amor a los padres, a los hijos, en pareja, a Dios. Podemos tener graves dificultades para describirlo y aún mayores para entenderlo, pero todos percibimos cuánto lo necesitamos. Y precisamente por eso es un valor, porque sin él nuestra vida pierde todo su sentido. Amar y ser amado es uno de los grandes sueños de todo ser humano. La incesante búsqueda del amor puede llevar al más sensato a hacer una tontería, y es que ya decía Platón que el amor es una especie de locura. Otros autores han dicho que el amor es una puerta entre el cielo y la tierra, y esta metáfora puede tomarse en sentido poético, figurado o religioso siendo en todos los casos igualmente aplicable.

     Definiciones y Clases de Amor

    Las diferentes facetas del amor, clasificadas y explicadas.

    Al hablar de la voluntad dijimos que una de las cinco formas de querer podía llamarse amor de benevolencia. La benevolencia como actitud moral también nos es familiar: consiste en prestar asentimiento a lo real, ayudar a los seres a ser ellos mismos.

    Si pensamos un poco más en esa definición, y sobre todo en esa actitud, enseguida descubriremos que consiste en afirmar al otro en cuanto otro. Esto también puede ser llamado amor: «amar es querer un bien para otro». El amor como benevolencia consiste, pues, en afirmar al otro, en querer más otro, es decir, querer que haya más otro, que el otro crezca, se desarrolle, y se haga «más grande». Esta forma de amor no refiere al ser amado a las propias necesidades o deseos, sino que lo afirma en sí mismo, en su alteridad. Por eso es el modo de amar más perfecto, porque es desinteresado, busca que haya más otro. También podemos llamarlo amor-dádiva, porque es el amor no egoísta, el que ante todo afirma al ser amado y le da lo que necesita para crecer. Por eso, amar es afirmar al otro.

    Sin embargo, también existe la inclinación a la propia plenitud, un querer ser más uno mismo. Esto es una forma de amor que podemos llamar amor-necesidad, porque nos inclina a nuestra propia perfección y desarrollo, nos hace tender a nuestro fin, nos inclina a crecer, a ser más. Por eso podemos llamarlo también amor de deseo. Esta forma de amor es el primer uso de la voluntad, que hemos llamado simplemente deseo o apetito racional. Según él, amar es crecer. En cuanto la voluntad asume las tendencias sensibles, en especial el deseo, éstas pueden llamarse también amor, en el sentido de amor-necesidad o amor natural: «se llama amor al principio del movimiento que tiende al fin amado», como dijimos al clasificar los sentimientos y pasiones.

    Hay que decir, sin embargo, que llamar amor al deseo de la propia plenitud, a la inclinación a ser feliz, a la tendencia sensible y a la racional, puede hacerse siempre y cuando este deseo no se separe del amor de benevolencia, que es la forma genuina y propia de amar de los seres humanos. La razón es la siguiente: el puro deseo supedita lo deseado a uno mismo, es amarse a uno mismo, porque entonces se busca la propia plenitud, y la consiguiente satisfacción, y, por así decir, se alimenta uno con los bienes que desea y llega a poseer. Pero a las personas no se las puede amar simplemente deseándolas, porque entonces las utilizaríamos para nuestra propia satisfacción. A las personas hay que amarlas de otra manera: con amor de amistad o benevolencia.

    Así pues, el amor se divide de un primer modo, que es considerando su forma, uso o manera, que es, como se acaba de ver, doble: el amor-necesidad y el amor dádiva. En las acciones nacidas de la voluntad amorosa, que se explicarán después, sucede algo realmente singular: El quinto uso de la voluntad (el amor dádiva) refuerza y transforma los cuatro restantes, empezando por el amor necesidad o deseo. Hay, pues, una correspondencia del amor de benevolencia con el amor-necesidad y los restantes usos de la voluntad, de la cual resulta que éstos se potencian al unirse con aquél. Antes de exponer esas acciones, y para terminar la exposición general acerca del amor, son necesarias tres precisiones:

    1) Todos los actos de la vida humana, de un modo o de otro, tienen que ver con el amor, ya sea porque lo afirman o lo niegan. El amor es el uso más humano y más profundo de la voluntad. Amar es un acto de la persona y por eso ante todo se dirige a las demás personas. Sin ejercer estos actos, y sin sentirlos dentro, o reflexionar sobre ellos, la vida humana no merece la pena ser vivida.

    De aquí se sigue que el amor no es un sentimiento, sino un acto de la voluntad, acompañado por un sentimiento, que se siente con mucha o poca intensidad, e incluso con ninguna. Puede haber amor sin sentimiento, y «sentimiento» sin amor voluntario. Sentir no es querer. En las líneas que siguen se pueden ver muchos ejemplos de actos del amor que pueden darse, y de hecho se dan, sin sentimiento «amoroso» que los acompañe. El amor sin sentimiento es más puro, y con él es más gozoso. Pero ambos no se pueden confundir, aunque tampoco se pueden separar.

    Ese sentimiento, que no necesariamente acompaña al amor sensible o voluntario, puede llamarse afecto. Amar es sentir afecto. El afecto es sentir que se quiere, y se reconoce fácilmente en el amor que tenemos a las cosas materiales, las plantas y los animales, a quienes «cogemos cariño» sin esperar correspondencia, excepto en el caso de los últimos. El afecto produce familiaridad, cercanía física, y nace de ellas, como ocurre con todo cuanto hay en el hogar. Pero además de afectos, el amor tiene efectos: como todo sentimiento, se manifiesta con actos, obras y acciones que testifican su existencia también en la voluntad. Los afectos son sentimientos; los efectos son obra de la voluntad. El amor está integrado por ambos, afectos y efectos. Si sólo se dan los primeros, es puro sentimentalismo, que se desvanece ante el primer obstáculo.

    2) Uno de los efectos del amor es su repercusión en el propio sujeto que ama, y se llama place, que es el gozo o deleite sentido al poseer lo que se busca o realizar lo que se quiere. De este modo «el placer perfecciona toda actividad» y la misma vida, llevándola como a su consumación. Se pueden señalar dos clases de placeres: «los que no lo serían si no estuvieran precedidos por el deseo, y aquellos que lo son de por sí, y no necesitan de esa preparación».

    A los primeros podemos llamarles placeres-necesidad, y nacen de la posesión de todo aquello que se ama con amor-necesidad, por ejemplo, un trago de agua cuando tenemos sed. A los segundos podemos llamarlos placeres de apreciación, y llegan de pronto, como un don no buscado, por ejemplo, el aroma de un naranjal por el que cruzamos. Este segundo tipo de placer exige saber apreciarlo: «los objetos que producen placer de apreciación nos dan la sensación de que, en cierto modo, estamos obligados a elogiarlos, a gozar de ellos», por ejemplo, todos los placeres relacionados con la música. Se sitúan en el orden del amor-dádiva porque exigen una afirmación placentera de lo amado independiente de la utilidad inmediata para quien lo siente. El término satisfacción, que se puede aplicar al primer tipo de placer, esclarece también lo que se quiere indicar con el segundo.

    La idea más habitual acerca del placer lo restringe más bien a la fruición sensible y «egoísta» propia de los placeres-necesidad (dejarse caer en el sillón al llegar a casa), pero tiende a dejar en la penumbra la satisfacción, más profunda, de los placeres de apreciación (encontramos un regalo en nuestra habitación). Los placeres gustan al hombre, de tal modo que los busca siempre que puede. Está expuesto por ello al peligro de buscarlos por capricho, y no por necesidad, haciendo de ellos un fin, incurriendo entonces en el exceso (beber más de la cuenta si estamos sedientos). Enseñar a alcanzar el punto medio de equilibrio entre el exceso y el defecto de los placeres corresponde a la educación moral, que produce la armonía del alma.

    3) La división del amor en amor-necesidad y amor-dádiva se hace, como se ha dicho, según el modo de querer en uno y otro caso (primer y quinto uso de la voluntad respectivamente). Sin embargo, también se puede dividir el amor según las personas a quienes se dirige, según tengan con nosotros una comunidad de origen, natural o biológico, o no lo tengan.

    En el primer caso, se da una cercanía y familiaridad físicas que hacen crecer espontáneamente el afecto: padres, hijos, parientes… Este es un amor a los que tienen que ver con mi origen natural. Podemos llamarlo amor familiar o amor natural. Cuando no se da esta comunidad de origen, el tipo de amor es diferente: lo llamaremos amistad, que a su vez puede ser entendida como una relación intensa y continuada, o simplemente ocasional. Un tercer tipo es aquella forma de amor entre hombre y mujer que llamaremos Eros y forma parte la sexualidad, y de la cual nace la comunidad biológica humana llamada familia: es un amor de amistad transformado, intermedio entre esta última y el amor natural.

    2. Autoestima

    No basta tener seguridad en nuestras capacidades, el valor de la autoestima esta fundamentado en un profundo conocimiento de nosotros mismos

    Hoy en día se habla de la autoestima como una herramienta para generar seguridad en sí mismo, evitando así, sentirnos menospreciados y reafirmarnos como personas capaces de alcanzar metas ambiciosas. Pero existe el riesgo de cerrar los ojos a la realidad de nuestra persona, convirtiéndonos en seres soberbios que piensan únicamente en sobresalir por encima de los demás.

    Nuestra vida transcurre entre logros y fracasos, y la autoestima es el valor que nos hace tener plena seguridad en nuestras capacidades, además, da la fortaleza necesaria para superar los momentos difíciles de nuestra vida, evitando caer en el pesimismo y el desánimo.

    Para que la autoestima sea realmente un valor, debemos tener un fundamento sólido sobre el cual queremos edificarla. Si solamente pensamos en ella como un producto del éxito, la posición profesional, una elevada capacidad intelectual o la aceptación social, reducimos todo a un actuar soberbio y con fines meramente protagonistas.

    Aunque todo lo anterior aporta y contribuye, este valor se sustenta en la sencillez con que apreciamos nuestras capacidades, sin considerarnos mejores o peores que los demás. Recordemos que una persona vale por lo que es, y no por lo que aparenta ser.

    Es conveniente señalar que este valor se construye y edifica en nuestro interior, pues existe la tendencia a pensar que el nivel de autoestima únicamente depende del actuar de las personas y de la forma como se presentan los acontecimientos y las circunstancias, surgiendo una evidente confusión entre lo que es la autoestima y nuestros sentimientos.

    Una persona puede sentirse mal porque en un determinado momento no pudo concretar un negocio, tener éxito en un proyecto, ingresar a un nivel superior de estudios o llevar a buen fin sus relaciones personales. La autoestima nos ayuda a superar ese estado de frustración y desánimo porque nuestra persona no ha cambiado interiormente, conservamos todo lo que somos, en todo caso, adquirimos una nueva experiencia y conocimiento para poner más empeño, tener más cuidado y ser más previsores en lo sucesivo.

    Cuando tenemos la conciencia del deber cumplido, el esfuerzo empleado y nuestra rectitud de intención para hacer o realizar algo, adquirimos esa seguridad que brinda la autoestima porque sencillamente las cosas no dependían de nosotros en su totalidad… simplemente no estaba en nuestras manos la solución.

    Debemos estar atentos con nuestras aspiraciones y planes. Casi siempre jugamos con la imaginación y nos visualizamos como triunfadores, dueños de la admiración general y el control absoluto de las circunstancias: sea la competencia escolar, la junta de planeación en la oficina, la reunión de amigos o el evento social que todos esperan. Algunas veces las cosas resultarán como soñamos, pero la mayoría de las veces todo tiene un fin totalmente opuesto, por eso es conveniente "tener los pies en la tierra" para no sufrir desilusiones provocadas por nosotros mismos y que indudablemente nos afectarán.

    Si la autoestima debe estar bien fundamentada en una visión realista y objetiva de nuestra persona, es necesario alcanzar la plena aceptación de nuestros defectos y limitaciones, con el sobrio reconocimiento de nuestras aptitudes y destrezas.

    Este equilibrio interior basado en el conocimiento propio, se logra si procuramos rectificar nuestras intenciones haciendo a un lado el afán de ser particularmente especiales, buscando solamente el desarrollo del valor de la autoestima.

    Reflexionemos un poco en algunas ideas que nos ayudarán a ubicarnos y conocernos mejor.

    Evita ser susceptible, no tienes que tomar seriamente todas las criticas hacia tu persona, primero analiza la verdad que encierran, si de ahí tomas una enseñanza haz lo que sea necesario para mejorar, si no es así olvídalo, no vale la pena menospreciarse por un comentario que seguramente es de mala fe.

    -En sentido opuesto existe el riesgo de considerarse un ser superior, incomprendido y poco apreciado en su persona, lo cual de ningún modo es un valor… es defecto.

    – Procura no sentirte culpable y responsable de los fracasos colectivos, toma sólo lo que a ti te corresponde, tu esfuerzo y dedicación hablarán por ti. No olvides proporcionar tu ayuda y consejo para que mejoren las personas, lo cual es muy gratificante.

    – Todo aquello que te propongas lograr, debe estar precedido por un análisis profundo de las posibilidades, reconociendo si está en tus manos alcanzarlo. Evita soñar demasiado.

    – Pierde el temor a preguntar y a pedir ayuda, ya que son los medios más importantes de aprendizaje. Causa más pena la persona que prefiere quedarse en la ignorancia, que quien muestra deseos de saber y aprender.

    – Si tienes gusto por algo (deporte, pasatiempo, habilidades manuales, etc.), infórmate, estudia y practica para realizarlo lo mejor posible. Si descubres que té falta habilidad, no lo abandones porque es tu pasatiempo; Es muy distinto a dejar las cosas por falta de perseverancia. Todos tenemos una habilidad (nadar, tocar guitarra, pintar, escribir novelas, etc.) y debemos buscar la manera de perfeccionarnos en la misma.

    – Si te comparas con otras personas, enfoca sus cualidades para aprender de ellas y cultivar tu persona; en cuanto a los defectos, primero observa si no los tienes y después piensa como los ayudarías a superarlos, y díselos.

    La autoestima aparenta ser un valor muy personalista, sin embargo, todo aquello que nos perfecciona como seres humanos, tarde o temprano se pone al servicio de los demás; una vez que hemos recorrido el camino, es más sencillo conducir a otros por una vía más ligera hacia esa mejora personal a la que todos aspiramos.

    3. RespetoVivir en sociedad nos hace reflexionar sobre el valor del respeto, pero con éste viene la diferencia de ideas y la tolerancia. En pocas palabras ¿Qué hay que saber sobre el Respeto, la Pluralidad y la Tolerancia?

    Hablar de respeto es hablar de los demás. Es establecer hasta donde llegan mis posibilidades de hacer o no hacer, y dónde comienzan las posibilidades de los demás. El respeto es la base de toda convivencia en sociedad. Las leyes y reglamentos establecen las reglas básicas de lo que debemos respetar.

    Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes o la actuación de las personas. También tiene que ver con la autoridad como sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros. El respeto también es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas.

    El respeto también tiene que ver con las creencias religiosas. Ya sea porque en nuestro hogar tuvimos una determinada formación, o porque a lo largo de la vida nos hemos ido formando una convicción, todos tenemos una posición respecto de la religión y de la espiritualidad. Es tan íntima la convicción religiosa, que es una de las fuentes de problemas más comunes en la historia de la humanidad.

    Aquí viene, entonces, también el concepto de Pluralidad, es decir, de las diferencias de ideas y posturas respecto de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad enriquece en la medida en la que hay más elementos para formar una cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar costumbres y tradiciones de otros pueblos, y hacerlos nuestros. Sin embargo cuando la pluralidad entra en el terreno de las convicciones políticas, sociales y religiosas las cosas se ponen difíciles.

    Así es como llegamos al concepto de intolerancia, es decir el no tolerar. Fácilmente, ante alguien que no piensa, no actúa, no vive o no cree como nosotros podemos adoptar una actitud agresiva. Esta actitud, cuando es tomada en contra de nuestras ideas se percibe como un atropello a uno de nuestros valores fundamentales: la libertad. La intolerancia puede ser tan opresiva, que haga prácticamente imposible la convivencia humana. ¿Y nuestra propia tolerancia? ¿Debemos convencer a alguien que no es católico de que no está en la verdad? ¿No es acaso eso ser "intolerante"?

    Para dar respuesta a estas interrogantes, y tocar el tema del respeto, la pluralidad y la tolerancia con más profundidad, hemos hecho una selección del mejor material sobre el tema desde los puntos de vista pedagógicos, éticos y religiosos. Los artículos que presentamos en este segmento de valores nos hace reflexionar en qué es el respeto, cómo se enseña y por qué es importante enseñarlo a los hijos, el por qué de la intolerancia y de particular interés es la sección "Iglesia y Valores", que nos habla de nuestra propia tolerancia respecto de otras religiones y creencias y de la importancia de la pluralidad y el respeto

    4. JUSTICIA

    Virtud moral que nos inclina a dar de cada cual lo que le pertenece como propio. El objeto de esta virtud es el derecho objetivo, aquello que se debe a otro por estarle vinculado en fuerza de unos títulos naturales o adquiridos legítimamente.

    Hay derechos: – primarios o fundamentales que son exigencia indispensable de la misma naturaleza humana.

    • derivan de la ley natural pero no son primarios.
    • Otros tienen como razón de existir la voluntad positiva de

    Dios o del hombre en cuanto representante de Dios.

    El hombre debe usarlos, haciendo mención al derecho formal y subjetivo. Así como también debe respetar a estos derechos, cumpliendo con el acto propio de la justicia de dar a cada uno lo que le pertenece.

    La justicia es la capacidad de vivir en la verdad con el prójimo; siendo ésta la virtud más elevada. Es necesario que el hombre sea objetivo, ya que sólo siéndolo el hombre puede ser realmente justo. Todo hombre bueno es justo.

    El portar de la justicia no es tanto el individuo como nosotros. Las formas de nosotros se reestructuran en torno de tres rasgos fundamentales, cuando éstas tres son verdaderas, puede decirse que en este ¨ nosotros ¨ hay justicia.

    JUSTICIA CRISTIANA:

    Virtud que inclina a reconocer y respetar los derechos del hombre en cuanto criatura raciona, destinada por Dios a participa, en el tiempo y en la eternidad de los beneficios de la redención.

    La diferencia en cuanto a la justicia cristiana es en cuanto a los derechos sobre que versa, ya que en la justicia cristiana algunos de los derechos surgen de la condición de ser bautizado.

    Los derechos naturales adquieren una elevación en el supuesto de la revelación cristiana y la filiación divina del hombre.

    Características de toda justicia son:

    -alteridad: (relación necesaria a otro) Es el hombre, y no precisamente cristiano bautizado y en posesión de la gracia de Cristo, al que se refiere y con el que se relaciona. La justicia cristiana se eleva hasta ver en el hombre los valores eternos que oculta y el vínculo de caridad o amor en Dios que lo une con los demás hombres.

    -la deuda o débito: (algo que se debe al otro como propio) Los derechos del hombre por su condición de destinado a la participación divina en el tiempo por la gracia y a la glorificación por la visión intuitiva de Dios en el cielo, son mayores en número y superiores en dignidad a lo que puede corresponderle atendiendo únicamente a su condición de criatura racional.

    La justicia social reconoce y respeta los derechos que se fundan en la ordenación del hombre en lo sobrenatural, pero las ventajas de orden puramente material que se presentan como adquisiciones de la justicia social, al desconocer el elemento espiritual humano, se convierten en la mayor de las injusticias.

    igualdad: (entre lo que se debe y lo que se da) La de la justicia cristiana tiene más garantías de cumplir con el acto propio de esta virtud. A despecho de los egoísmos individuales, de las desigualdades sociales y de los mismos yerros de las disposiciones legales, que pueden amparar verdaderas injusticias, mientras buscan establecer, con el imperio de la ley, el imperio también de la justicia.

    TRES RASGOS:

    – Las relaciones de los miembros entre sí, su equidad se apoya en la justicia conmutativa.

    • la relación del todo a los miembros, su equidad se apoya en la justicia distributiva.
    • Las relaciones de los miembros aislados al todo, equidad regida por la justicia legal.

    Llamamos justicia a la expresión del deber de servir a la comunidad, es decir, al hecho de exigirle, en forma de ley o precepto, y al hecho de cumplirlo en forma de prestación.

    Es de un rango superior porque no sólo ordena al hombre en sí mismo sino también la mutua convivencia entre los distintos hombres, no solamente por razón del objeto y la materia, sino también por razón del sujeto de ella. Éste no es divisible, sino que es una unidad ontológica compuesta de cuerpo y alma.

    Especies de Justicia

    _Legal o general: ordena los actos de todas las virtudes (hombre) al bien común, al interés de la sociedad o la familia. A su vez la ley determina el débito o deuda que el individua particular ha de pagar al bien común.

    General porque la aportación del hombre se realiza por los actos de todas las virtudes, no es una virtud particular ya que su objeto o materia es el de todas las virtudes, referido al bien común.

    _Distributiva: refiere a la comunidad representada en el que la dirige, al individuo. Guarda igualdad de proporción en la distribución de las cargas y los hombres (esta es la correspondencia entre la justicia legar y la justicia distributiva).

    Porque el individuo se debe a la comunidad y esta debe estar a su servicio. Aunque ambas se relacionan pueden existir o darse por separado.

    _Conmutativa: se da entre individuos, se regula por el derecho conforme al principio de igualdad, entre lo que se da y se recibe. A la vez tiene una finalidad social ya que colabora con la paz y el bienestar de la comunidad y esto ayuda a realizar la satisfacción entre los hombres de las necesidades.

    _Social: es un atributo que se aplica a todas las especies conocidas y clásicas de la justicia. Su idea común es la atención al bien común (fin de la realidad humana).

    Siempre la ley positiva a mirado a esta finalidad social de las acciones humanas. La ley es un precepto racional con miras al bien común. La justicia social tiene la misión de tener de cada cual cuanto pueda ser necesario para la prosperidad y la felicidad de todos. Muchos la identifican con la justicia legal, esto no es así porque la legal tiene una razón formal bien definida, que la constituye en justicia verdadera no particular sino general.

    La justicia social es abusiva e impropiamente sobrepasa el campo especifico de la legal. La justicia legal resulta de la relación intencional que pone la persona al practicar un acto mirando a las exigencias del bien común. La justicia social resulta del hecho mismo de ser el sujeto virtuoso miembro de la sociedad y de haber de realizar los actos virtuosos dependiendo del conjunto social del que se beneficia y al cual beneficia.

    5. Amistad

    Cuando el amor honesto y sincero se hizo hábito en alguien, se dice que se quiere con un amor de amigo. Al decir que es un hábito también decimos que se construye, es una unión que se fragua con el tiempo. El amor de amistad se coloca decididamente fuera del ambiente familiar y se aparta del color sexual. Según Santo Tomás, el amor de amistad es un amor perfecto. En este amor perfecto salgo totalmente fuera de mí terminando en mi amigo amado; yo amo a mi amigo por él mismo. Es un éxtasis de la intimidad (éxtasis no como algo sobrenatural, simplemente como ponerse fuera de sí), "la unión afectiva íntima entre el amante y el amado, que es el amor, supone la salida del amante de sí mismo y su persistencia afectiva en el amado, el éxtasis." En ese éxtasis yo me encuentro a mí mismo en el otro. Es el acto más encumbrado del amor, es la aprobación que hace mi intimidad de la intimidad del otro. Esta intimidad no es un espacio cerrado sino una relación que une por dentro a las personas. "La intimidad, interioridad relacionada, se forma o fragua en el curso de la vida personal – el hombre comienza a descubrir la intimidad en una etapa de su vida -, y podemos contribuir a fomentarla en el otro: es más, ella no se profundiza ni se amplía sin el contacto con el otro. Una intimidad es fuerte en la misma medida en que tiene capacidad de compartir y de relacionarse creativamente." Por eso esta interioridad, esta intimidad no es distancia sino que se convierte en vínculo. No hay otro modo de apertura personal total que la realizada en la intimidad. El amor de amistad es siempre íntimo, y en ese amor íntimo encontramos nuestro bien humano y perfecto afirmando el bien absoluto. "Si la felicidad de un ser consiste en la realización de su naturaleza, y si lo propio de la naturaleza espiritual del hombre es estar referida al bien como a un absoluto, entonces la felicidad del hombre se consigue mediante el amor al bien por sí mismo." Esto va a implicar también un profundo conocimiento de mí mismo, "…la amistad se refiere a una relación de intimidad. Por lo tanto, no puede darse en profundidad hasta que la persona llega a descubrir su propia intimidad y aprende luego a compartirla con los otros." Esto también va a implicar un desarrollo de las virtudes, no puede caber amistad donde falta virtud, es algo imprescindible. Me parece importante citar algunos ejemplos para mostrar esto. "La lealtad es la virtud que ayuda a la persona a aceptar los vínculos implícitos en la adhesión al amigo, de tal modo que refuerza y protege, a lo largo del tiempo, el conjunto de valores que representa esta relación. La generosidad facilita al amigo actuar a favor del otro teniendo en cuenta lo que le es útil y necesario para su mejora personal. El pudor controlará la entrega de aspectos de su intimidad. La comprensión le ayudará a reconocer los distintos factores que influyen en su situación, en su estado de ánimo, etc.. La confianza y el respeto lleva al amigo a mostrar su interés en el otro y que cree en él y en sus posibilidades de mejorar continuamente." Podemos decir que los buenos amigos luchan por superarse en sus virtudes exigiéndole también al otro comprensión y ejemplo. Hoy en día se le dedica poco tiempo a los amigos y esto no es lógico ni humano. "La amistad es un amor recíproco que realiza la unión de dos voluntades, y por ello la de los sujetos (S.Th. I-II, 28, 1-3). En el orden humano, cada uno de los amigos considera al otro como a sí mismo, quiere el bien del otro como el suyo, siente las alegrías y las penas del otro como las suyas, busca por último la presencia del otro porque es una alegría igual para ambos." En el amor de amistad, el amante se ordena al amado como a sí mismo y se supone una cierta comunión de vida, unidad de pensamiento, de sentimiento y de voluntad (esto no quita que se puedan tener amigos con criterios distintos a los de uno). Esto es lo propio y formal del amor: la unión afectiva del amante con el amado. Me resulta interesante el modo de definir a los componentes de una amistad que utiliza Cruz Cruz, amante y amado, uno que ama y otro que es amado. La tendencia del amante hacia el amado se orienta hacia lo que le es semejante. El amor es entre semejantes. Uno ama aquello que le es semejante. Un modo de semejanza es cuando los semejantes poseen lo mismo en acto. Este modo de semejanza produce un amor perfecto. "…Puesto que por lo mismo que dos seres son semejantes, al tener en cierto modo una sola forma, son como uno solo en aquella forma, a la manera que dos hombres son uno en la especie de la humanidad, (…) y por esto el afecto del amante se dirige hacia el amado como a sí mismo, pues cada uno – por su identidad ontológica o semejanza sustancial consigo mismo – se ama a sí mismo con amor natural perfecto, que es amor íntimo. Un buen ejemplo de esto lo da San Agustín al hablar de la muerte de su amigo íntimo al decir que era "la mitad de su alma"; "porque yo sentí que mi alma y la suya no eran más que una en dos cuerpos, y por eso me causaba horror la vida, porque no quería vivir a medias, y al mismo tiempo temía mucho morir, porque no muriese del todo aquél a quien había amado tanto." Todos debemos tener (y si no, deberíamos tener) experiencia de amistad, así que creo que todo esto sólo define de una manera más fina el concepto de amistad.

    1. Dinámicas:

    Dinámica 1: Buscando la Utilidad

    • Se realiza la dinámica de formación de grupos "El Restauran": a cada participante se le entrega un papel en el cual hay escrito al nombre de una comida. Luego los participantes que tengan el mismo nombre de una comida se unen y forman el grupo.
    • A cada grupo se le entrega una hoja con preguntas diferentes.
    • Cada grupo reflexiona y coloca dos respuestas.
    • Una vez que han terminado pasan su hoja a otro grupo y se repite el tercer paso hasta que cada grupo tenga de nuevo su hoja original.

    Dinámica 2: Justicia con el Prójimo

    Material: Papel y lápiz

    Objetivo: Darse cuenta de la responsabilidad en las reuniones y de la similitud de sentimientos en el ser humano.

    • Se pedirá a dos participantes que dramaticen esta escena: Cuando un amigo de Calimaco, poeta de Alejandria, contó a este que un vecino suyo le había hablado muy mal de el, Calimaco respondió: " No te hubiera dicho todas esas cosas si no supiera que las escuchabas con gusto."
    • Pedir a los participantes que escriban lo que han comprendido.
    • Dividirlos en subgrupos de cuatro personas y que dialoguen sobre estos temas:

    ¿Que pasa cuando dos personas hablan mal de otra?

    ¿Qué hago cuando alguien me dice que han hablado mal de mi?

    ¿Cómo podría yo llevar esto a mi ámbito familiar?

    Proceso: Puesta en común

    Aportación de sentimientos y respuestas.

    Dinámica 3: Amistad

    Material: Encuesta para cada participante.

    Objetivo: Concientizar el valor de la amistad y las cualidades que necesitan desarrollarse para esta.

    • Entregar la siguiente encuesta a los participantes:
      • Describe las características de un buen amigo.
      • Indica como demuestras que eres amigo de alguien. ¿Crees que es importante tener amigos?¿Por qué?
      • ¿Crees que tienes cualidades para ser un buen amigo? Si las tienes, ¿Cuáles son y que otras cualidades quisieras tener?
        • Recoger las encuestas u leer una al azar sin decir el nombre del autor.

    Proceso: Abrir un debate cobre las ideas expuestas

    Reflexionar sobre "Lo que YO puedo hacer hoy, para comenzar a darme la alegría de ser amigo, y empezar a sembrar esta alegría en mi trabajo, familia y amistades"

    Dinámica 4: Arréglenselas para bailar

    • A cada participante se le entrega un papel, pero solo doce están marcados.
    • Los participantes que tienes el papel marcado se agrupan de tres.
    • Se les da la indicación de que ellos son una persona que tiene seis piernas.
    • Se pone música y se les indica que bailen.
    • La dinámica se complica cuando el animador dice: "Cinco piernas", "tres piernas", "dos piernas", etc. Cada trío tendrá que acomodarse de tal manera que solo usen las piernas indicadas para bailar.
    • Se va eliminando al grupo que no cumpla con las indicaciones y gana el grupo que queda al final y se le da un premio a cada participante.

      

    Stefanie Rivera Zapata