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La arquitectura colonial en Baire


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Fisonomía del Siglo XIX
  3. La arquitectura cubana del Siglo XIX
  4. Museo "Casa Jesús Rabí Baire"
  5. Construcción de la casa en 1906
  6. Primera remodelación (1935 – 1949)
  7. Segunda remodelación (1981- hasta ser convertida en museo)
  8. Baire. Surgimiento y economía
  9. La economía en Baire en el Siglo XIX
  10. Valor histórico de la casa "Jesús Rabí"
  11. Conclusiones
  12. Plan de actividades
  13. Bibliografía
  14. Anexos

Introducción

El patrimonio histórico-cultural de un país, región o ciudad está constituido por todos aquellos elementos y manifestaciones tangibles o intangibles producidas por las sociedades, resultado de un proceso histórico en donde la reproducción de las ideas y del material se constituyen en factores que identifican y diferencian a ese país o región. El Patrimonio, relacionado con la herencia, es un concepto que alude a la historia, que se enlaza con la esencia misma de la cultura y es asumido directamente por los grupos locales.

El Patrimonio es la síntesis de los valores identitarios de una sociedad que los reconoce como propios. Ello implica un proceso de reconocimiento intergeneracional de unos elementos como parte del bagaje cultural, y su vinculación a un sentimiento de grupo. En ese instante el bien concreto estará a salvo, aunque sea momentáneamente, y si bien su conservación no estará garantizada, al menos la sociedad sentirá como propia su destrucción y pérdida, por lo que se sentirá más involucrada.

Cuando hablamos de patrimonio cultural, lo habitual es definirlo con el símil de la herencia, el legado, un repertorio de bienes que nos viene de generación en generación.

Una buena parte del patrimonio antropológico se conserva en museos, los cuales cumplen con la misión de transmitir información, al mismo tiempo que conservan las colecciones. Son los gestores del patrimonio cultural.

En este marco, tiene un importante peso el turismo cultural y etno – histórico por su enorme riqueza en manifestaciones culturales como por su valor histórico – monumental desde épocas anteriores, especialmente en relación a la arquitectura colonial.

El turismo nacional e internacional sigue siendo uno de los medios más importantes para el intercambio cultural, ofreciendo una experiencia personal no sólo acerca de lo que pervive del pasado, sino de la vida actual y de otras sociedades. El Turismo es cada vez más apreciado como una fuerza positiva para la conservación de la Naturaleza y de la Cultura. El Turismo puede captar los aspectos económicos del Patrimonio y aprovecharlos para su conservación generando fondos, educando a la comunidad e influyendo en su política. Es un factor esencial para muchas economías nacionales y regionales y puede ser un importante factor de desarrollo socioeconómico cuando se gestiona adecuada y planificadamente.

  • El presente trabajo está encaminado a realizar un estudio de la arquitectura colonial del siglo XIX en el poblado de Baire, tomando como ejemplo principal el Museo Casa "Jesús Rabí" , por ser considerado por muchos una verdadera joya arquitectónica del poblado, atendiendo al estilo, materiales y técnicas utilizadas en la construcción del inmueble, para ello se propone los siguientes objetivos:

  • I. Abordar las características de la economía del país y de la arquitectura colonial del siglo XIX de influencia morisca, tomando como punto de referencia el Museo Casa "Jesús Rabí".

  • II. Abordar sobre el surgimiento de la localidad de Baire y sus características económicas en la época.

  • III. Dar a conocer el valor histórico del inmueble a través de hechos históricos sociales relacionados así como determinar su valor ambiental.

  • IV. Sugerir un plan de acción con actividades encaminadas al fomento del museo "Jesús Rabí", como producto turístico cultural y bien patrimonial a la vez que contribuya de una forma u otra, al desarrollo económico del territorio bairense.

DESARROLLO

Fisonomía del siglo XIX

Una serie de circunstancias concurrieron en el primer cuarto de siglo XIX para imprimir a nuestra civilización colonial un carácter esencialmente moderno.

En 1815 se concedieron facilidades para el repartimiento de haciendas y roturaciones de tierras para ingenios, cafetales y potreros, cuatro años más tarde, se declararon de legítimo dominio las mercedes que autorizaban su posesión.

En 1817 se abolieron los privilegios de la Real Factoría de Tabacos, declarándose libre el cultivo y tráfico de este producto y al final de ese año se dictaron leyes estimulando la inmigración de españoles y extranjeros.

Finalmente en 1818 se otorgó la ansiada concesión del comercio libre, seguida de numerosas reformas.

En Cuba el proceso de liberación nacional va a retrasarse con relación a los hechos que tienen lugar en Haití y en el resto del continente americano.

A partir de 1840, la industria en Cuba entró en una etapa de grandes transformaciones técnicas que determinaron un rápido crecimiento, entre otras se difundieron rápidamente las máquinas de vapor para mover los molinos o trapiches e incrementar la capacidad productiva de los ingenios. La utilización de la maquina de vapor permitió reducir el número de esclavos en los ingenios.

A partir de la inauguración del ferrocarril en Cuba en 1837, la construcción de vías férreas adquirió un gran auge y la industria azucarera creció vertiginosamente así como la cantidad de habitantes.

El panorama que ofrecía la economía cubana al iniciarse la mitad del siglo XIX era muy heterogéneo.

En Oriente, principalmente Santiago de Cuba, era una de las regiones de mayor desarrollo económico, que incluía la mayor industrialización del azúcar y la producción de café y tabaco, y polarizaba su población en riquísimos propietarios y grandes masas de esclavos.

El siglo XIX, fue sin dudas, la Edad de Oro de la aristocracia cubana que patrocinó tan bien la arquitectura.

La arquitectura cubana del siglo XIX

La arquitectura cubana del siglo XIX es esencialmente neoclásica. El neoclasicismo es la corriente artística, literaria y musical que a partir de 1760 aproximadamente reacciona contra las formas extravagantes y recargadas a las que había llegado el rococó restaurando las formas, tanto en los volúmenes arquitectónicos como en la decoración.

Los teóricos del arte de este período, lo definieron como una búsqueda de la belleza ideal, que al no existir en la naturaleza, debía ser creada por el hombre con la fuerza de su espíritu artístico.

El postulado principal de la arquitectura neoclásica es la vuelta a la simplicidad y la racionalidad grecolatinas, mediante formas puras de textura evidente y carentes de todo engaño visual y de cualquier forma de decorativismo.

Los modelos clásicos a imitar son el templo griego y las cúpulas, los arcos triunfales y las columnas conmemorativas del arte romano. Estas nuevas formas arquitectónicas surgieron por primera vez en Italia donde hubo dos centros importantes: Milán y Roma, fuente generadora del movimiento.

En Cuba el neoclasicismo fue introducido a principios del siglo XIX con el retraso que ya, por distintas circunstancias, venía experimentando la arquitectura cubana con respecto ala de la Madre Patria, perdurando hasta el advenimiento de la República. Comprende, pues, el siglo XIX, la última y más reciente fase de nuestra arquitectura colonial.

Las tres fases capitales de nuestra arquitectura vernácula fueron: la hispano- mudéjar, la barroca y la neoclásica.

El Neoclasicismo adquirió rápidamente una amplia difusión y popularidad. El Barroco del siglo XVIII había sido prácticamente una derivación del estilo del siglo XVII. No se produce una brusca ruptura con el pasad, sino una evolución algo más acelerada hacia el estilo predominantemente español y específicamente andaluz, siempre a respetable distancia de aquel y atemperado a las condiciones locales.

En la Habana fundamentalmente, ocurren fases, desde la pueblerina o popular hasta la monumental o erudita, mientras que las poblaciones del interior, por su poco desarrollo y conservatismo, se mantuvieron en la órbita de la primera. El siglo XIX nos legó el palacio de Aldana y la quinta de Santovenia, las residencias cubanas urbanas y suburbanas, superlativas de todos los tiempos.

El siglo XIX realizó un sinnúmero de edificios públicos: teatros, mercados, hospitales, cárceles, estaciones de ferrocarril, etc. Es en este siglo que se produce el auge de la herrería en trabajos de hierro forjado y fundido. La variedad de diseños de barandas y rejas es asombrosa, y la escala y la complejidad de formas de algunas es notable. Por otra parte desaparecen los tejados, remplazados por techos planos de vigas de madera y losas de barro (losa-por tabla) a menudo con cielos-rasos en el interior; y se introduce el mármol en los pisos, escaleras, fuentes, estatuas y demás elementos santuarios de las casas de mayor prestancia.

En Europa el Neoclasicismo, al enfocar su atención en las construcciones monumentales de la antigüedad clásica entre las cuales predomina el templo, eligió como tema preferentemente el pórtico columnar,- afrontonado repitiéndolo de modo indistinto, ya que lo mismo era considerado propio para expresar la potestad del Estado, como la majestad de la Iglesia, como la firmeza de las instituciones bancarias o la dignidad del hogar.

En Cuba el elemento recurrente en edificios públicos y privados es el portal columnar-arquitrabado – y con menor frecuencia el arcuado- incorporado en las nuevas construcciones, como elemento esencial en razón del clima y de las costumbres y por su conveniencia en promover la unidad de carácter de las calles y plazas, constituyendo el factor compositivo más destacado de la arquitectura cubana de esta época.

Una cualidad de estas obras en lo que respecta a su carácter arquitectónico es la libertad y discreción en que se emplearon en ellas las formas clásicas, así como la sencillez o ausencia de detalles decorativos, contribuyendo de este modo a que tengan plena vigencia los elementos funcionales. Solo sabemos de cuatro frontones en edificios habaneros de esta época: en el Templete, en la quinta Fernandina, en el Asilo de Mendigos (Casa de Beneficencia) y en la iglesias de las Ursulinas; y hay poquísimas en las poblaciones del interior.

Los órdenes más usados fueron los más sencillos, el toscano y el dórico, este generalmente con omisión de los elementos del friso, triglifos y metopas. Prácticamente no existen detalles esculpidos, guirnaldas, arabescos u otros ornamentos. También eran objeto de elaboración las mamparas, lucetas y mediopuntos, a las que se aplicaban vidrios de colores, presentando los más variados diseños y efectos cromáticos.

Las cubiertas de las casas iban a estar conforme por techumbres de armaduras, colgadizas y planos en concordancia con la característica de la planta. En su parte externa iban estar cubiertas por tejas francesas o criollas.

En los primeros momentos se utilizó en los muros y paredes el cuje y el barro como materiales asequibles, técnica que recibió el nombre de adobe .Más tarde se introdujeron los muros de mampostería, que no solo ofrecía ventajas arquitectónicas, también expresaba la condición económica del dueño.

El ladrillo empezó a utilizarse en las postrimerías del siglo XIX. La utilización de colores intensos en elementos de carpintería, en contraste con la teja roja tipifico la obra arquitectónica colonial.

El patio si bien constituía un elemento heredado de la época anterior, mantuvo su significación como foco de vida familiar y elemento esencial en la distribución de la planta. En la las galerías donde circundan el patio también predomina la columna y el arquitrabe y cuando se amplió el arco se prefirió la arcada llamada florentina, o sea, apoyada sobre columnas, En algunos patios los arcos apean sobre pilares cuadrados. Era como un oasis que introducía un poco de verdura y un pedacito de cielo dentro de la casa. Se utilizaron diversos tipos de plantas clasificadas en formas de O, C, H ó U, que complementan las funciones anteriormente expresadas.

La sala era reservada para las visitas y las reuniones que formaban parte de la vida social; poseía por su extensión y decoración un carácter formal. La saleta, en cambio, destinada al uso diario de la familia y al recibo de algunos íntimos, se acondicionaba de modo informal.

El comedor era una pieza semipública, ya que a veces la familia tenía invitados, lo cual explica su amplitud y tratamiento.

Los cuartos por su amplitud, eran verdaderas estancias, donde cada miembro de la familia, provisto de sus menesteres, podía llevar su vida autónoma.

Las puertas de tablero liso suceden las de talla cartelas barrocas, pudiendo ser de uno solo enterizo o en cada hoja tres o cuatro tableros. Otro tipo de puerta de esta etapa es aquella que cuya hoja diseña distintos tableros rectangulares, unos dispuestos acostados, otros en disposición vertical.

De esta forma encontramos desde las más simples variantes que justifican la posición económica de sus habitantes, hasta expresiones grandilocuentes de viviendas que resultaron verdaderos palacetes, símbolo de poder económico social .Esto se manifiesta a través de las diferentes tipologías que conviven en una misma zona. Casa de planta baja , casa de colgadizo, casa de corredor, hasta llegar a la casa de dos plantas como máxima expresión de nivel socioeconómico de sus ocupantes, determinados a su vez por los sectores sociales y económicamente jerarquizados que identifican determinadas zonas del entorno social. La estructura de la planta como elemento primario a analizar, siempre estuvo expeditada a preservar la intimidad de la casa y la preocupación de sus habitantes por brindar el patio doble funcionalidad, la de lugar ideal para el abastecimiento de agua y la de proporcionar a la vez un lugar agradable y de mayor frescor en la vivienda.

En Santiago de Cuba, la actividad constructiva fue muy intensa, sustituyendo en gran medida las construcciones anteriores, con rasgos muy originales que ejercieron una duradera influencia.

Cuando la arquitectura criolla de tradición morisca ha muerto en toda Cuba, avasallada por la arquitectura neoclásica, aquí en nuestra querida ciudad resurge metamorfoseada con ribetes de este estilo, cual ave fénix, para decir el más conmovedor himno de una gloriosa tradición constructiva multisecular que tipifica la personalidad nacional cubana.

Museo "Casa Jesús Rabí Baire"

Nuestro museo es la mayor joya arquitectónica de nuestra localidad que conserva como ejemplo de la arquitectura de aquellos tiempos. por lo que se realizará a continuación una caracterización tipológica de la casa, atendiendo al estilo , materiales y técnicas utilizadas en la construcción de la misma , teniendo en cuenta sus distintas remodelaciones.

El Museo Municipal Contramaestre"Casa Jesús Rabí Baire", sirvió de residencia al Mayor General Jesús Sablón Moreno (Rabí),quien nació el 24 de junio de 1845, patriota insigne de la localidad de Baire que participó en la tres gestas libertarias de Cuba contra el colonialismo español, con un total de 422 combates. Por su heroísmo, valor y aptitudes militares alcanza el grado de Mayor General del Ejército Libertador.

En la escritura de la casa se confirma la presencia de Rabí en Baire antes de construir la casa, vivía para ese entonces en una casa aledaña a la que es hoy objeto de estudio, donde más tarde se hizo el antiguo cine.

San Pablo de Jiguaní, fundado en mil setecientos uno como villa cabecera y Término Municipal, , tuvo como uno de los poblados pertenecientes a su jurisdicción al de Baire, cuya fundación data de mil setecientos sesenta y uno, lo cual presupone una fuerte influencia de la zona jiguanicera sobre el territorio bairense.

Teniendo en cuenta que Jesús Rabí vivió gran parte de su vida en la finca ¨El Calabazar¨, Santa Rita, perteneciente a dicha jurisdicción, es lógico inferir que Rabí destinara el diseño y construcción de la casa un individuo perteneciente a esta zona, incluyendo la ciudad de Bayamo.

La casa museo Jesús Rabí se encuentra ubicada en la carretera central en el casco histórico, frente al Parque de la Revolución (monumento nacional) lugar donde se dio el Grito de Baire. Se encuentra en una zona residencial con nivel medio educacional, el poblado tiene una extensión territorial de 78,5Km cuadrados, cuenta con una población de 16060 habitantes repartidos en zonas urbanas y rurales.

Para la construcción de la casa se trajeron materiales de Manzanillo. Inicialmente la vivienda fue construida con paredes de cuje y tierra, techo de tejas y piso de madera, por lo que se deduce que el importe total del costo de construcción de la casa fue bajo, debido a que en aquella época, según testimonio obtenidos, los materiales de construcción eran baratos así como la mano de obra, lo cual es confirmado por los recibos de pagos emitidos por doña Paula Cruz, viuda del General Rabí, a los trabajadores que realizaron la primera remodelación de la casa.

Para la construcción de dicha casa se utilizó dinero que recibió Rabí del pago que se hizo a los veteranos con el empréstito de treinta y cinco millones de pesos que hizo el gobierno de Tomás Estrada Palma.

Rabí vivió en la casa hasta mil novecientos quince, al enfermarse se traslado hacia la ciudad de Bayamo donde murió el cinco de diciembre de mil novecientos quince

La casa sufrió dos remodelaciones. La primera en 1935 y la segunda en 1981 cuando comienza a prepararse para ser convertida en museo.

La casa, construida en 1906, es representativa de la arquitectura colonial cubana de finales del siglo XIX, la cual se muestra a través de sus amplias proporciones, la estructura de la planta, el uso de amplios ventanales y puertas escoltadas por hierros forjados así como la distribución de los espacios.

La arquitectura colonial cubana, muy rica y variada, adoptó interpretaciones muy diversas, traducidas en comportamientos formales entre los que se destacan tipos de viviendas planimétricas y de fachada. De marcado acento morisco y un pronunciado carácter popular, la arquitectura colonial cubana es una expresión de identidad cultural con códigos arquitectónicos muy bien definida acompañada de gran maestría y creatividad en las manos de artesanos y constructores que la gestaron.

La casa vivienda de Jesús Rabí, convertida en museo e inaugurada el 30 de diciembre de 1982, tiene un valor arquitectónico que la destaca en su entorno con códigos que tipifican las construcciones coloniales de finales del siglo XIX, directamente vinculados al su valor histórico y ambiental.

Construcción de la casa en 1906

La casa es de tipo corredor con vista a la calle conocida antiguamente como Rabí, hoy avenida cuatro, número 512, entre 5 y 7, en el casco histórico del poblado de Baire, donde la belleza arquitectónica del edificio realza el entorno.

La planta es de tipo O con tres crujías de buen tamaño que hacen de esta una vivienda amplia y confortable de ocho habitaciones muy bien distribuidas en los laterales de sala.

La estructura de la planta está basada en una sala de amplias proporciones. Contigua a la sala aparece la sala que da paso a un patio central rectangular rodeado de dependencias al fondo y en lateral izquierdo.

Las habitaciones aparecen distribuidas en los laterales de la sala de forma desigual. en el lateral derecho encontramos la habitación principal privilegiada por su posición y dimensiones, esta fue la habitación del matrimonio de Rabí y Doña Paula, siguiendo la costumbre de la época. Al lado de esta aparece una habitación de tamaño menor con salida al patio central que comunica al vez con la habitación principal, por lo que se deduce pudo ser la habitación de los pequeños de la casa.

En la izquierda se encuentran dispuestas seis habitaciones que se comunican entre sí y que abren paso al final la misma a otro lugar muy especial dentro del marco familiar: el comedor.

La fachada se muestra de forma asimétrica con dos puertas y tres ventanas. La puerta principal realizada en cedro, es de tablero resaltado al igual que las tres ventanas rectangulares que se insertan en el muro. La puerta cochera, de hierro forjado se integran a la fachada de forma peculiar y las lucetas reafirman la belleza de la misma.

El muro aparece rematado por un zócalo que tiene como objetivo proteger la pared de la humedad.

El corredor invade la calle en un espacio demarcado por un barandaje que se divide en tramos de tres, formado por un pasamanos corrido de madera, combinados con una amplia hilera de barrotes de hierro forjado en secciones circulares imitando formas geométricas que le confieren ritmo al conjunto. Escoltado por pies derechos como elementos típicos de la arquitectura colonial doméstica que irrumpen con una base de tamaño pronunciado hasta la altura del barandaje y que abre paso a un fuste octogonal que remata en un capitel sencillo con cóncavos en las aristas dando un leve movimiento, el corredor se considera típico de la arquitectura del siglo XIX.

Las paredes interiores de sala, salita y habitaciones, están realizadas en machimbrado. Sala y salita se encuentran bien definidas gracias a un arco decorativo, elemento de ornamentación que cumple doble función y consiste en recubrir el sistema estructural formado por vigas, horcones, con una pared de madera machihembrada que cubre decora a manera de arco dintelado.

La saleta, de menor tamaño tiene una ventana que da acceso al corredor y una puerta de madera similar a la principal que da acceso al patio central

El patio es rectangular, de grandes dimensiones, tuvo en sus inicios canteros ubicados en los laterales una palma real en costado del lateral derecho.

La cocina aledaña al comedor tenía dos escaleras de acceso a esta, una rectangular, ubicada en el lateral derecho y la otra circular, en la parte izquierda de la misma. La pared divisoria entre al comedor y la cocina era de madera trabajada en forma de celosía con un orificio que facil8itaba el envío de los alimentos al comedor.

El piso fue inicialmente de madera, a manera de entablado, apoyado en horcones. La cubierta es de teja francesa que descansa en un techo de armadura de cuatro vertientes por alfardas y vigas rematadas por harneruelo y con la presencia de un tirante simple que refuerza la armazón. Elementos estructurales que aparecen también presentes en el techo del inmueble.

EL zaguán se encontraba ubicado en el lateral derecho y en sus inicios estaba respaldado por dos paredes de ladrillos y una puerta ancha de madera de dos hojas.

La puerta principal, similar a las puertas típicas de finales des XIX por su esbeltez y proporciones, no es la original de la casa, fue sustituida en la segunda remodelación.

Las puertas interiores son de tablero liso con una sencilla decoración basada en recuadros finos que destacan la geometría rectangular del tablero. Aparecen ubicadas en las primeras cuatro habitaciones visibles en la sala y saleta, mientras en las restantes reaparecen el tablero resaltado.

Las ventanas están escoltadas por rejas de hierro forjado con motivos florales que se repiten y provocan un ritmo agradable a la casa, los bordes superiores son rematados por puntas.

Los escalones de acceso al patio eran de ladrillos y el patio estaba enlajado, aspecto formal que mostraba la posición económica y social de los morador.

Inferimos por tanto, que la familia Rabí, en los primeros años de construida la casa tenía un nivel medio de vida, expresado en los materiales utilizados en la construcción de la vivienda.

Primera remodelación (1935 – 1949)

Hacia este período por iniciativa de doña Paula Cruz, viuda del General Rabí, se realiza en la vivienda una remodelación, resultado de los esfuerzos de la familia por mejorar el estado de la casa.

Para la misma se contrataron albañiles y carpinteros prestigiosos de la localidad como: Pastor Maceo, Ulises Castañeda, José Rodríguez, Juan Álvarez, Tomás y Eduardo Licea.

En 1935 se sustituye el piso de madera por el de mosaico, exceptuando el tramo correspondiente a la cocina, baño y tramo corredor interior aledaño, el cual tenía el piso de cemento rojo, a un nivel inferior. El encargado fue Pastor Maceo.

Hacia 1933, momento en que se construye la carretera central, el corredor principal o exterior fue suspendido por robarle espacio a la calle, según los argumento de los constructores de esta obra.

El zaguán adquirió la similar función de garaje. Al final de este se realiza un baño sanitario criollo debido a la escasez de agua.

Los mosaicos, según fuentes testimoniales, fueron traídos de Bayamo.

Las puertas y techumbres en esta etapa no sufrieron transformaciones y los corredores interiores en esta etapa carecen de barandas.

Los colores utilizados fueron el gris claro en la fachada, azul en ventanas y puertas y blanco en paredes interiores

Segunda remodelación (1981- hasta ser convertida en museo)

El 18 de mayo se dictó la ley número 23, Ley de los Museos Municipales, la cual fue aprobada por la Asamblea del Poder Popular. La misma establece que en cada municipio de la República se creará un museo en el que se conserven y muestren (…) documentos, fotografías u otros objetos referentes a la historia nacional y local.

Por tales motivos, se reunió el 7 de febrero de 1981, en la oficina de la delegada ejecutiva de Baire, Lilia Martínez González, la Comisión de Monumentos del Municipio Contramaestre, en la cual quedó determinada la comisión que trabajaría en el guión tamático del museo municipal.

Después de varios contactos, la familia Rabí, consciente de la importancia de este museo para el desarrollo local, acepta donar la casa en el año 1981, por lo que el estado se ocuparía de construir la nueva morada de esta familia, la cual se realiza en forma de biplanta ubicada en la actual avenida seis, entre tres y cinco, en nuestro poblado.

La construcción de esta casa se inició el cinco de octubre de mil novecientos ochenta y uno y concluyó el diez de junio de mil novecientos ochenta y dos, con un valor de total de vente y tres mil ocho pesos. Fue realizada por la Brigada de Mantenimiento Constructivo de Baire.

En la antigua casa se inició una labor de restauración a la cual se incorporó una numerosa fuerza de trabajo integrada por:

  • Brigada de Mantenimiento Constructivo de Baire y Los Negros

  • Brigada de Reparación de ESBEC.

  • Brigada de Pintores de Mantenimiento Constructivo de Contramaestre.

  • Obreros del Taller de la Fábrica de Pienso

  • Obreros del Taller de la Fábrica de Peine.

EL valor total de la construcción fue de cincuenta y cuatro mil dos pesos. Los trabajo de restauración y amueblamiento tuvieron un costo de ciento cuarenta mil ciento treinta y siete pesos. EL proyecto estuvo a cargo de los arquitectos Miguel Ángel y Magalis Duque de Estrada Martínez. Los trabajos de guión temático contaron con el asesoramiento del Lic. Santiago Ramón Guillaume. El diseño de montaje fue realizado por Fernando O´Reilly, Rodolfo Fernández Adolfo Escalona, mientras la fotografía la ejecutó Gerald Duque de Estrada.

Los trabajos de remodelación fueron diversos:

  • El corredor vuelve a formar parte de la vivienda, adaptándose al espacio que la calle le ofrece, con posterioridad se le agrega un barandaje, con la utilización de pies derechos como elemento típico de esta arquitectura colonial cubana.

  • El piso fue rellenado con tierra y cubierto con panetela.

  • La cubierta es recuperada manteniendo la estructura y materiales con la que fue realizada en sus inicios.

  • La techumbre recibió un esmerado tratamiento. Fue completamente desmontada, con el fin de sustituir tablas y horcones deteriorados por el tiempo, fueron recubiertos pos cartones piedras y posteriormente se le colocaron las tejas francesas originales, sustituidas solo las dañadas.

  • Los corredores interiores –que tenía piso de mosaico- se sustituyen por panetelas o arcilla roja, elementos emblemáticos de la arquitectura colonial.

  • El patio actualmente aparece rodeado de canteros que bordean todos los laterales cubiertos de plantas ornamentales que le otorgan un encanto singular. El piso es trabajado a través de chinas pelonas, lajas y ladrillo que combinan mediante formas pométricas, producen un efecto visual agradable.

  • Desde su conversión en museo, el inmueble aparece pintado en sus paredes exteriores con los colores blanco y azul que destacan a través del negro los pies derechos y pasamanos que contrastan con el blanco de las tejas y panetelas con su color rojizo brindando belleza y armonía al entorno.

En el tramo comprendido entre las calles tres y siete que bordean la casa, incluidas las rodean al Parque de la Revolución, encontramos un total de 45 construcciones, de ellas 33 presentan función doméstica y 12 desempeñan funciones diversas que se distribuyen de la siguiente manera: 2 de carácter social, 4 de carácter económico, 6 de carácter comercial, 1 de carácter religioso y 2 que representa el carácter cultural, de las cuales está incluida el museo como institución.

Al analizar las 33 constricciones domésticas, observamos que existe un número limitado de ellas que conservan elementos característicos de la arquitectura colonial cubana, cuyos ecos llegaron gasta este rincón.

Los elementos estructurales y arquitectónicos que persisten a pesar de las variadas y diversas modificaciones realizadas a la vivienda son:

  • 1. Utilización de la teja (criolla o francesa).

  • 2. Utilización de la techumbre a dos y cuatro vertientes.

  • 3. Utilización de amplios ventanales

  • 4. El alto puntal.

  • 5. Estructura de la planta.

El comportamiento de estos elementos en dichas vivienda lo podemos analizar a través del siguiente cuadro:

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Al observar el cuadro anterior apreciamos que el elemento que más se conserva de estas viviendas el uso de la teja en sus dos variantes, dispuestas indistintamente a dos o cuatro aguas como elemento que le prosigue relacionado con la cubierta.

Baire. Surgimiento y economía

Las primeras referencias de Baire confirman que aparece con el nombre de Mayye, como cacicato cercano a Bayamo, en pleno siglo XVI. La palabra fue sufriendo transformaciones en su pronunciación hasta llegar al nombre de Baire, Baire Arriba en e siglo XVIII, hasta formar su nombre definitivo de Baire San Bartolo.

Hacia 1761 se fundó el caserío de Baire y hacia 1820 existían ya varias viviendas agrupadas de labradores y vegueros. Tras la visita del Obispo Metropolitano se erige ese mismo año una ermita bajo el la advocación de San Bartolo como auxiliar de la parroquia San Pablo de Jiguaní.

Baire limita al norte con el Partido de Santa Rita y el círculo del pueblo cabecera de San Pablo de Jiguaní, por el oeste con la jurisdicción de Bayamo y por el sur y todo el este con la de Santiago de Cuba.

Hacia finales del siglo XIX, con el surgimiento de nuevos núcleos poblacionales, crece de forma significativa el poblado. Por trabajos investigativos del museo se conoce que en 1862 el caserío creció considerablemente con relación al año 1847, lo cual se aprecia en el número de casas que se observa en el siguiente cuadro:

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Durante el siglo XIX Baire no traspasó la frontera de lo rural marcado a través de la presencia de un trazado urbanístico rústico donde la disposición de las viviendas no respondía a los modelos desarrollados en las ciudades por nuestros colonizadores, sino que obedeció a un crecimiento espontáneo proyectado alrededor de una plaza conocida por los documentos de la época como La Plaza de Rojos Flamboyanes, condicionado por el débil desarrollo económico.

Desde el punto de vista político Baire contaba con una Capitanía Pedanca alejada de la plaza, de pequeña envergadura y una parroquia como construcción religiosa indispensable para la época.

La ausencia de instituciones de carácter cultural, justifica el débil desarrollo cultural de la población decimonónica bairense.

Es necesario destacar la existencia de hechos significativos relevantes en el territorio en esta etapa. El 13 de octubre de 1868 fuerzas mambisas dirigidas por Donato Mármol atacan la Capitanía Pedanca logrando sumar un total de 100 hombres a sus filas. Posteriormente, el 4 de noviembre de 1868 se produce en las cercanías de Baire, la histórica gesta protagonizada por Máximo Gómez, conocida como la primera Carga al Machete. Díaz más tarde, el 18 de noviembre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes, en la ya mencionada Plaza de Rojos Flamboyanes junto a otros patritas bayameses y manzanilleros, felicita a los baireros y patriotas por la proeza realizada en Pinos de Baire. El 24 de febrero de 1895 ocurre el inolvidable hecho llamado "Grito de Baire".

La economía en Baire en el siglo XIX

PERÍODO DE 1792 –1836

Durante el período de la esclavitud de plantaciones, específicamente en la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del siglo XIX, las principales actividades económicas desarrolladas en el territorio, eran la azucarera, cafetalera, ganadera, de tabaco y frutos menores.

En 1820, había ya en Baire bastantes viviendas agrupadas de labradores y vegueros. En esta etapa el territorio cultivado contaba con 12 pequeños ingenios de trenes jamaiquinos movidos por fuerza animal, 47 potreros y haciendas de pasto, 1250 estancias de labor y excelentes vegas de tabaco.

La etapa se caracteriza fundamentalmente por la existencia de grandes plantaciones en todo el país que requería mano de obra esclava. En nuestro territorio no podemos hablar de plantaciones como tal, sino de la existencia de pequeñas producciones en mano de de trabajadores agrícolas, campesinos independientes, vegueros y un insignificante número de esclavos, esencialmente domésticos.

La ganadería (porcina, caprina, ovina y avícola) siempre fue un renglón principal en el territorio, dedicada fundamentalmente para el autoconsumo y la venta de ganado vacuno y caballar, que abundaba en sus hatos y potreros.

Para la producción tabacalera existían 250 vegas de tabaco de primera calidad dedicada a la exportación.

De forma reducida y con autoconsumo se cultivaban diversas variedades de viandas y vegetales como plátanos, yuca, maíz, ajíes, tomate, etc. y frutos menores como la naranja, fruta bomba, limones y guineo.

PERÍODO DE 1837 – 1868

En relación con la etapa anterior se disminuye en 2 ingenios y 20 trapiches, de ahí que la en 1846 Baire contara solamente con 10 ingenios y 5 trapiches.

En la década de los 60, nuevamente alcanza la cifra de 12 ingenios. En estos años las principales producciones siguen siendo la agrícola, tabacalera y ganadera, actividad que no requería mano de obra esclava.

Principales producciones:

  • Arroz.

  • Frijoles.

  • Queso.

  • Viandas.

  • Maíz.

  • Tabaco.

  • Café.

  • Frutos menores.

PERÍODO DE 1868 – 1886

Sus principales producciones continuarán siendo la caña de azúcar, tabaco, el ganado, contando con 12 ingenios, así como otras producciones de arroz, plátano, viandas, millo. Frutales, pastos artificiales y naturales, etc. En esta etapa la esclavitud no tuvo tampoco gran peso.

Los efectos económicos de la Guerra Grande para el territorio fueron desastrosos, ya que la mayoría de los campesinos independientes marcharon al campo de batalla así como la aplicación de la tea incendiaria, como táctica de los mambises para destruir el sembrado.

PERÍODO DE 1887 – 1895

Al iniciarse la Guerra Necesaria se mantenían 12 ingenios para 0,04% de la producción total del azúcar del país, al igual que la producción de tabaco, café, frutos menores y masa de ganado.

La producción territorial en aquella etapa era meramente agropecuaria. Se dieron múltiples transformaciones como resultado de la guerra.

Valor histórico de la casa "Jesús Rabí"

Desde su creación en 1906 la casa del Mayor General "Jesús Rabí" ha sido escenario de diversos acontecimientos de trascendental significación local.

Rabí se estableció en Baire después de terminada la Guerra de Independencia de 1895, pues vivió los primeros años de su vida en la finca ¨El Calabazar¨, Santa Rita. Cuando establece en Baire, pueblo que escogió por ser escenario del Grito de de Baire, hecho que lo estremeció siempre, se instala en una casa aledaña a la casa objeto de estudio.

La vivienda, hoy Casa "Jesús Rabí", fue construida en 1906 y habitada por el patrita hasta 1915, año que muere.

En 1918, la familia es sacudida por otro momento doloroso, el fallecimiento del Coronel Jesús Rabí Cruz, hijo delo Mayor General y Oficial del Ejército Libertador, como parte de los hechos relevantes que van formando el historial de la casa.

Posterior a la muerte de Rabí, el General de División Saturnino Lora Torres, protagonista del Grito de Baire y amigo entrañable de de Jesús Rabí, continuó visitando la casa y la familia, costumbre creada y sistematizada en vida del General. Por tal motivo, pide a sus amigos y familiares ser velado en esta casa tras su muerte, la cual tiene lugar en 1921.

Motivada por la enfermedad de una de sus jijas, doña Paula Cruz, viuda del Mayor General Jesús Rabí, se traslada hacia Santiago de Cuba, durante los años 1922 a 1925, con su familia.

En este período la casa es alquilada a la Sociedad de Recreo Unión Club, para mulatos.

Inferimos de esta información, que a mediados de la época del 20, la vida cultural del poblado alcanza un incipiente desarrollo, viable con la creación de sociedades de marcado acento clasista pero con una intervención cultural muy saludable a nivel social. En dichos clubes se desarrollaban actividades como bailes, tertulias, conciertos, entre otras.

En 1925 la familia se establece nuevamente en Baire y ocupa la casa. Para esta época, la Sociedad de Recreo Unión Club, se había disuelto u el alquiler había cesado, por tanto, la familia no podía mantener dos viviendas.

Hacia 1933, tras la caída del Tirano Machado, un grupo de jóvenes jiguaniceros recorren las calles de Baire en abierta manifestación para celebrar el triunfo. La guardia del poblado dirigida por el Sargento Alberto Suarez, intercepta a la juventud enaltecida y en este encuentro, resulta herido el joven jiguanicero Oscar Moreno, que es trasladado de inmediato a la casa de la familia Rabí, donde recibe la debida atención y ayuda, muere más tarde en una de las habitaciones de la casa.

En otra ocasión, la casa sirve de abrigo a jóvenes santiagueros que estuvieron de paso por nuestro poblado tras haber realizado un atentado en l ciudad de Santiago de Cuba, quienes se dirigían a Santa Rita. La familia les brindó comida y ayuda económica.

En 1940 otro hecho sacude a la familia: la pérdida de doña Paula Cruz.

En 1981 la familia se traslada a su actual residencia.

En 1982 se efectúa la inauguración de Museo Municipal Contramaestre, el 30 de diciembre en homenaje a la batalla del BANFAIC, en Maffo

En 1990 se produjo en esta casa, ya convertida en museo, el velatorio de Juan Fajardo Vega, último mambí, donde todo el pueblo rindió tributo a su figura, símbolo de nuestros ideales independentistas.

Nuestra institución ha enriquecido su historial con la visita a la misma, de personalidades emblemáticas de la vida política, social cultural de nuestro país, quienes han honrado con su visita a nuestro centro y por ende la casa del Mayor General.

Partes: 1, 2
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