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Pacora Historia y Oralidad

Enviado por Ivan Alfredo Ricord


Partes: 1, 2
Monografía destacada
  1. Introducción
  2. Pacora Prehispánica y Colonial. Los Cacicazgos. Encuentro con el Conquistador. El Cimarronaje
  3. Pacificación y Fundación de Pueblos: Siglo XVI.Las Primera Haciendas Suburbanas: Siglos XVII y XVIII
  4. Las Haciendas Ganaderas del Patriciado en el Siglo XIX
  5. Pacora: Desarrollo Económico Dependiente de la Metrópoli: 1940 a 1960
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Introducción

El presente folleto fue preparado para los estudiantes de la carrera de Turismo Histórico Cultural que se dicta en el Centro Regional Universitario de San Miguelito. Comprende una visión local del desarrollo socioeconómico y cultural de una comunidad aledaña a la zona de tránsito. Los contenidos están presentados en forma de investigación oral y son el resultado de un trabajo de campo realizada por el autor durante tres meses en el área estudiada.

Recoge el pasado, su evolución étnica y las transformaciones, que paulatinamente fue sufriendo la comunidad de Pacora, enclavada en el área este de la Provincia de Panamá

Consideramos que los apuntes son apropiados para revisar la asignatura Historia de Panamá durante las épocas prehispánica, colonial, colombiana y republicana.

Paul Thompson plantea que la fuente oral no es nada fácil, entre otros motivos porque su utilización supone un enorme trabajo previo para reunir otras fuentes escritas. Recomienda que antes de crear una fuente oral, debemos recorrer necesariamente un camino similar al del historiador clásico, es decir buscar y analizar la fuente escrita, para solo entonces, crear y analizar las fuentes orales.

Estos postulados insinuados por Thompson quien, dicho sea de paso, es punto de referencia para hacer historia oral, han servido para nuestro proyecto de investigación que hoy presentamos.

Desde el momento que en que se presentó a la clase la temática de la historia de las comunidades, pensé que, en Panamá tenemos una tarea importante que realizar; una enorme cantidad de historias vírgenes, que por tanto tiempo hemos dejado de abordar. Un cúmulo de fuentes primarias, de historia vividas y de memorias colectivas populares se nos han ido perdiendo en cada informante de nuestros pueblos que desaparece.

Desde la década de 1970, he estado ligado a la comunidad de Pacora por razones de índole personal. Siempre he encontrado interesantes "las tallas" y anécdotas que los más viejos de la comunidad cuentan sobre sus vidas cotidianas, en las épocas en que "todo andaba bien". Casi todos creen aquello de que, "los tiempos pasados fueron mejores".

Esas narraciones llenas de subjetividad, aveces, pero también experiencias ricas sobre la forma que se vivía, en que se trabajaba, en que se divertían, en que se enamoraban, en que se producía, en general, la forma de vida cotidiana de hombres y mujeres de nuestros pueblos, a quienes los historiadores clásicos, poco les interesa porque no tiene nombres famosos o porque sus realizaciones son tan sencillas que no han afectado el conjunto de la vida política o económica del país.

Nos esforzamos por recopilar la mayor cantidad de información escrita, la cual está diseminada por diversas fuentes y que aún nadie había organizado en un solo lugar. Como ocurre en la mayoría de nuestros pueblos, la información escrita requiere de una sistematización para que pueda ser utilizada por quienes son herederos de aquellas generaciones. En este caso, la historia debe servir de elemento aglutinante para lograr identidad entre nuestros pueblos.

En definitiva, nos propusimos como objetivos, entender la vida cotidiana del hombre y la mujer de Pacora, en función de la satisfacción de sus necesidades económicas básicas. Además revisamos el desarrollo de las actividades comunes de los pueblos del este de la capital, en relación con actividades ocasionales como el surgimiento de las haciendas suburbanas de propietarios ricos de la capital, el fenómeno de las bases militares como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y la construcción de algunas obras importantes como el Aeropuerto de Tocúmen y su carretera.

Toda estas vivencias de la gente común de Pacora, la hacemos acompañar de algunas

investigaciones que, sobre el origen de los pueblos de la región aparecen en documentos y libros publicados por autores nacionales y extranjeros.

Las publicaciones de Carlos Manuel Gasteazoro, Reina Torres de Araúz, Alfredo Castillero Calvo, Alfredo Figueroa Navarro, Omar Jaén Suárez, María del Carmen Mena García, José Eulogio Torres Abrego, Celestino Andrés Araúz y otros, nos sirvieron de sustento a nuestro trabajo. Todas estas referencias bibliográficas están complementadas y reforzadas con interesantes narraciones de informantes pacoreños, que con mucho interés estuvieron anuentes a hacer memoria de las experiencias vividas en el momento en que les toco actuar y ser parte de su historia personal y la de su pueblo.

Realizamos un recorrido por los Siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX; en todos encontramos referencias sobre Pacora. Desde su existencia como cacicazgo aborigen hasta su fundación formal como producto de la pacificación de los cimarrones. Desde la creación de las haciendas suburbanas de la oligarquía citadina, hasta el establecimiento de bases militares durante la Segunda Guerra. Toda esa larga trayectoria de vida y lucha, girando alrededor de un elemento aglutinante y fundamental para su desarrollo: el Río Pacora.

Todo esto lo analizamos con el propósito de comprobar que por su escasa distancia de la ciudad capital, esta comunidad ha sido, históricamente dependiente de la economía metropolitana. En su desarrollo histórico, aunque han sido los pacoreños sus propios protagonistas, la economía de esta región siempre ha estado ligada y ha sido dependiente de los vaivenes de la economía capitalina. Esta es nuestra hipótesis: no sé si hemos logrado comprobarla, pero de todas maneras, pienso que ha sido satisfactorio hacer el intento. Además, creo haber hecho algún aporte al conocimiento de la historia de nuestros pueblos. Pretendemos que, en alguna medida, esta información contribuya a que las nuevas generaciones sientan orgullo de sus antepasados; esto solo de logra con el conocimiento de sus historias personales y colectivas.

CAPÍTULO PRIMERO

Pacora Prehispánica y Colonial. Los Cacicazgos. Encuentro con el Conquistador. El Cimarronaje

Casi todos los investigadores coinciden en que la existencia del hombre en el Istmo de Panamá data de unos 11.000, aproximadamente. Richard Cook, antropólogo norteamericano quien ha realizado quizás, los estudios más completos sobre la prehistoria istmeña sostiene que: "Las primeras evidencias de la presencia de grupos humanos en Panamá se remontan aproximadamente 11.000 años. En dos localidades, Lago Alajuela (Colón) y Sarigua (Herrera), se encontraron herramientas de piedra de esta época…".1

Según los mismos estudios, el calendario de ocupación de los amerindios en el Istmo, debió darse así:

Entre 10.000 y 5,000 a.c. los amerindios son obligados a adaptarse a la flora y fauna existentes. Es un nómada que subsisten en base a la cacería de animales medianos y chicos y a la recolección de productos vegetales y, ocasionalmente de la pesca.

Para 5.000 a.c en la vertiente del Pacífico de la región central de Panamá existía un tipo de agricultura, probablemente maíz, que había bajado lentamente de México.

En el 3.000 a.c la agricultura fue introducida por los pobladores en la parte central de la región del Caribe Istmeño.

Para el año 1.000 a.c. aumenta la población y se construyen aldeas permanentes, intensificándose la deforestación debido a la lucha por el territorio agrícola. Según Olga Linares, en esta etapa aparece definitivamente la domesticación del maíz convirtiéndose en su principal cultivo lo que propicia la sedentarización y dando inicio, a la vez, a la formación de los grandes cacicazgos.

Al inicio de la era cristiana (año 1 d.c.) aumentan las comunidades agrícolas y se cultivan grandes huertas e maíz, frijoles, zapallos, y tubérculos.2 Se sostenían mediante una agricultura diversificada e intensiva de roza y quema. Se ahumaban grandes cantidades de carnes de venado de cola blanca para consumo posterior.

Además de los tres alimentos básicos de los pueblos prehispánicos que eran el maíz, la yuca y el camote, en el Istmo se sembraban una gran variedad de legumbres, frutas, condimentos y hojas comestibles. Cultivaban zapallos (llamados por los conquistadores "melones indios") y papayas (que los conquistadores confundieron con higos) que fueron encontradas muy abundantes en la costa atlántica por Oviedo. Los mameyes parecen que eran los árboles frutales de mayor distribución en Panamá siendo abundantes en las islas, llanos y estribaciones de la vertiente del Pacífico de Coclé y Panamá.

Se hacían bebidas fermentadas con mameyes, piñas y palmas. Cerca del curso del Río Chucunaque, los indígenas precolombinos preparaban vino con corozo de palma o del pixvae o del corozo pacora. Parece que desde esos tiempos ellos sembraban gran cantidad de arboles y arbustos frutales en huertos o jardines cercanos a las viviendas.

En conclusión, existía durante el periodo previo a la llegada de los españoles, una intensa actividad agrícola entre los aborígenes istmeños. Por ello requerían de abundante espacio para asegurar la subsistencia de una gran población. Aunque no existen cifras precisas, se estima que podían existir en el Istmo antes del contacto con los europeos, algo más de medio millón de habitantes. Como consecuencia de la lucha por la conservación de los territorios para los cultivos, había rivalidad entre los grupos tribales, dándole a la vida del indígena una clara tendencia a la belicosidad y a la disputa de los territorios.

Por todo el este de la Provincia de Panamá hasta Chame, se extendía y dominaban los grupos de lengua Cueva-Coiba, pero también se sucedían diversos dialectos como los usados en Escoria y Natá. Oviedo, en su Sumario Natural de las Indias anotó así: "Pero en una gran provincia de Castilla de Oro, que se llama Cueva, hablan y tienen mejor lengua mucho que en otras partes y en aquella es donde los cristianos están más enseñoreados; y a toda la dicha lengua Cueva, o la mayor parte la tiene sojuzgada…. Estos indios tiene sus asientos, algunos cerca del mar o otros cerca del río o quebradas de agua, donde haya arroyos y pesquerías, porque comúnmente su principal mantenimiento es el pescado… La forma de cómo pescan es con redes.."

Los Cacicazgos:

Los cacicazgos eran organizaciones políticas claramente establecidos y las lenguas servían para determinar la identidad de cada grupo. Los investigadores consideran que para la llegada de los españoles, existían unos sesenta cacicazgos en el Istmo de Panamá y una gran diversidad de lenguas, que fue necesario que los conquistadores utilizaran intérpretes para entender a los diversos grupos de indígenas.

Jefes poderosos como Natá, Escoria y París tenían constantes guerras. París, parecía el más poderosos y se perfilaba como el conquistador de Azuero y Coclé. La guerra era la actividad propia de los grandes caciques que trataban así de aumentar sus dominios y también ascender en la escala social.

Mención especial merecen las "espavé" o señoras que eran las mujeres de los caciques y los principales. Eran mujeres refinadas y destacadas socialmente. Su apariencia externa llevaba ciertos rasgos diferenciales de la mujer común. Los hijos de las "espavé " eran los que heredaban el señorío o la casa. Su opinión tenia validez e importancia en los consejos y reuniones. Su actuación social era relevante y tenían opiniones políticas.

Gonzalo Fernández de Oviedo, curioso observador, defensor de la conquista española y acucioso informador de la vida de los aborígenes, publicó en Toledo el Sumario de la Natural Historia de las Indias en 1526, dejándonos interesantes relatos sobre la región de Panamá y sobre las costumbres. Oviedo, llama Cuevas a los habitantes de estas zonas y comenta sus costumbres así:

" En Panamá e Natá e Pacora, e otras provincias de la lengua de Cueva, en la costa del mar del sur e por allí cerca se acostumbra, en muriéndose el cacique (o señor principal). Todos los familiares e domésticos, criados e mujeres de su casa, que continuamente le servían se matan. Porque tiene por opinión… que el que se mata cuando el cacique muere que va con él al cielo, e allá le sirve de darle de comer y beber, y está allá arriba para siempre…".3

Por su parte, en su conocida Crónica General del Perú, Pedro Cieza de León, en el año 1535, realiza una descripción de la región sureste de la ciudad de Panamá en la que podemos observar algunas de las características geográficas del área donde está enclavada la población de Pacora, muchas de las cuales aún se conservan. Cieza de León anota: "Cerca de esta ciudad de Panamá corre un río que nace en las sierras… donde en algunos de ellos tienen los españoles sus estancias y granjerías, y han plantado muchas cosas de España, como son naranjas, cidras, higueras, sin esto hay otras frutas de la tierra que son piñas olorosas y plátanos muchos y buenos, guayabas, caimitos, aguacates, y otras frutas de las que suelen haber en la misma tierra… En el término de esta ciudad hay poca gente de los naturales, porque todos se han consumido por los malos tratamientos que recibieron de los españoles y con enfermedades que tuvieron.

Durante una de nuestras visitas a la comunidad de Pacora, el señor Adolfo Puerta, de unos 40 años, me enseñó una vasija hecha de piedra que encontró en un lugar denominado Sacramento, cercano a la desembocadura del Río Pacora. Según Puerta, en ese lugar y también en otro, llamado Betegrama se pueden encontrar gran cantidad de vasijas y utensilios que usaban los aborígenes. Cuando se realizaron los trabajos de preparación de tierras para los Ingenios, en la década de 1970, muchos yacimientos arqueológicos quedaron al descubierto y numerosas vasijas y utensilios fueron apropiados por personas particulares que allí laboraban.-. Le prometí que en los meses de enero o febrero visitaríamos el lugar. Me ofreció acompañarme y guiarme. La versión de Puerta fue reiterada por Eulogio Barraza, un pacoreño de unos 48 años quien trabajó en las oficinas administrativas del Ingenio, y dice haber visto cajetas llenas de piezas zoomorfas y antropomorfas sacadas por trabajadores del lugar.

Richard Cook dice que para los años entre 5.000 y 2.500, el instrumento de piedra más utilizado era un pequeño "canto rodado" que puede ser sostenido en la mano, el cual se empleaba para machacar o triturar sustancias de origen vegetal. La vasija que me fue mostrada por Puerta, parece tener esas características, pero debe ser comprobado posteriormente por algún especialista.

En otra interesante crónica de Indias, el funcionario de la Corona española en Panamá, el oidor Alonso Criado de Castilla en su Sumaria Descripción del Reyno de Tierra Firme, en 1575 presenta magníficos detalles de la región cercana (Este) de la ciudad de Panamá así: …Hay asimismo otro pueblo de indios a seis leguas de Panamá, que se llama Chepo; tendrá ciento y treinta vecinos indios con su cacique y siete y ocho españoles; también son aquellos indios libres como los ya dichos; cada pueblo tiene su iglesia y clérigo que los doctrinan…La gente de trabajo y servicio son negros todos, porque de la gente blanca ninguno hay que sirva, ni se de al trabajo a cuya causa es grande la suma de negros que en este reino están………4.

Llegada del Conquistador:

Lo cierto es que cuando se produce la llegada de los primeros españoles al Istmo, los pueblos indígenas estaban organizados en cacicazgos, con una abundante población y unas bien estructuras formas de economía que les permitían una vida sana, feliz y decorosa. La llegada del conquistador produce un impacto desgarrador de las culturas aborígenes en el Istmo. Aunque no existen documentos con datos exactos de la destrucción causada en la población indígena por el impacto conquistador, lo cierto es que todo hace suponer que hubo un considerable exterminio.

Existen estimaciones diversas sobre el asunto. Richard Cook cita un testimonio de un dominico que envía una carta a España en 1515 donde dice que "toda la mayor parte de la gente que había en la tierra que hay desde el Darién hasta Nombre de Dios…es muerta y destruida a causa y culpa de Pedrarias por no haber pacificado en otra forma, lo cual todo al presente está casi yermo y despoblado desde Darién a Panamá".

Las Cabalgadas, primero y luego la Encomienda, fueron las dos instituciones coloniales que produjeron el exterminio y la esclavitud del indio. Las Cabalgadas eran incursiones conquistadoras que recorrían los campos poblados de aborígenes destruyendo, saqueando, contagiando y exterminando; fue practicada en los años de 1509 a 1522. Es reemplazada por la Encomienda que es una forma de dominación sedentaria con la cual se nutría a los encomenderos de mano de obra esclava para la explotación de los recursos americanos, sin embargo fueron las cabalgadas las principales responsables de la desaparición de la población.

Cuando entra a funcionar la Encomienda en Panamá, ya son pocos los indios que quedan por repartir. La Encomienda constituye la raíz de la división clasista de la nueva sociedad panameña del siglo XVI.

La historiadora María del Carmen García Mena, en su obra La sociedad de Panamá en el Siglo XVI, sostiene que quien inició la encomienda en Panamá fue el mismo Pedrarias Dávila luego de la fundación de la ciudad de Panamá. El 5 de noviembre de 1519 se produce el llamado "repartimiento viejo" en el cual Pedrarias reparte a sus capitanes y amigos 27 cacicazgos, a saber: Otoque, Utibé, Pocorosa, Cuquera, Pacora, Tubanamá, Chepo, Pasaga, Petri, Coao, Tonomí, Mahé, Chema, Aroca, Chagre, Petra, Perqueté, Totonaga, Chame, Penonomé, Paruraca, Yey, Taboga, y Chochama. Los territorios de los caciques de Islas de las Perlas, Tutibre y Toara fueron reservados para la corona. El número de indios repartidos era pequeño, solo algunos pasaba de 100. La mayoría contaba con 40 o 60. El cacicazgo de Pacora le correspondió a Gaspar de Espinosa.

Parece que el cacicazgo de Pacora contaba con más de 100 indios porque según los documentos revisados por la historiadora Mena García, a los capitanes de confianza de Pedrarias, quienes habían tenido un papel destacado durante la conquista, se le entregaron las encomiendas más pobladas.

"El Licenciado Gaspar de Espinosa fue designado por el viejo Pedrarias Dávila para pacificar y castigar en las provincias de Comagre, Pocorosa,…De esta región de Chimán, Pocorosa, Tamamé (que se dice Pacora) y Mahé se realizan incursiones recaudadoras de oro y esclavos….Entre el 9 y 10 de marzo Espinosa parte para la provincia de Tomance (que se dice Pacora), de allí parten para la Provincia de Panamá"5

La Rebeldía de los Negros: El Cimarronaje.

Con la temprana y acelerada desaparición de la población indígena en el Istmo de Panamá, la mayor parte de la fuerza laboral la integraron los negros traídos de Africa. La población esclava aumento vertiginosamente hasta el punto de que rápidamente fue superior a la población blanca e indígena. Según el cronista y Oidor Criado de Castilla, en 1575 se realizó el primer conteo de población negra en el Istmo dando los siguientes resultados: Habían en Panamá un total de 5,609 negros distribuidos así: 1600 en el servicio doméstico, 102 trabajando en huertos de la ciudad, 401 en trabajos de transporte de la ciudad y Nombre de Dios, 363 buceando perlas en las Islas, 150 en las ganaderías, 193 en bosques y aserraderos. Se completaba la cifra cuando se añadían 2500 esclavos fugitivos alzados en las montañas y unos 300 que habían sido declarados libres por sus amos. Para esa fecha la población blanca en el Istmo se estimaba en unas 800 personas.

Esto significa que casi la mitad de los negros que habitaban el Istmo de Panamá eran cimarrones o rebeldes alzados, por lo tanto el cimarronaje viene a constituir unos de los principales problemas para la Corona Española en el Istmo por la convulsión que esta situación causaba en la época. "Los esclavos azuzados por el hambre, los malos tratos y el desprecio de sus amos desertaban al amparo de una vegetación intrincada y una orografía abrupta, y en la periferia de los núcleos urbanos constituían poblados libres y marginados de la sociedad dominante en donde, por lo general, desarrollaban una vida primitiva a la búsqueda de sus raíces africanas y de sus costumbres trivales."6

Parece que el periodo más convulsionado del cimarronaje fue en comprendido entre 1549 y 1582. Sin embargo, ya desde 1530 había ocurrido un levantamiento de negros en Acla, cuando cuadrillas que trabajaban en las minas se alzaron y asesinaron a sus amos, refugiándose en las ruinas de Santa María la Antigua del Darién.

La pena para la huida de un negro dependía del tiempo límite que estuviera ausente de sus amos. La muerte, mediante la horca, se aplicaba cuando el tiempo de ausencia era superior a seis meses. También se aplicó hasta 1540, el castigo de la castración. Otras penas eran la pérdida del pie derecho o cierta cantidad de azotes en la plaza pública. Una huida de ocho días equivaldrá a una pena de 100 azotes y se le ataba al pie una calza de hierro durante seis meses. Era obvio que ante semejantes castigos los negros preferían permanecer fugitivos y formar sus "palenques" en las montañas.

El cimarronaje de los negros tuvo diferentes manifestaciones: huidas, bandolerismo, y apoyo a los piratas y corsarios. Lo cierto es que España emprende una lucha costosa contra este problema sacrificando sus mejores capitanes y esfuerzos durante casi toda la segunda mitad del siglo XVI.

Pero en realidad el primer movimiento cimarrón organizado hace su aparición en el año 1549, cuando Felipillo, un astuto esclavo que laboraba en la pesca de perlas en las Islas de la Bahía de Panamá (San Miguel)huye acompañado de un grupo de compañeros de las haciendas vecinas y se interna en el interior de la Isla. Desde allí inician ataques constantes contra los españoles sembrando el terror en la región. Luego de dos años de lucha, el Capitán Carreño logra apresar a Felipillo y a 30 de sus seguidores, a quienes se le aplicaron castigos inhumanos tales como descuartizamientos en la plaza mayor de Panamá, otros ahorcados, quemados y cortados los pies.

La caída de Felipillo, sin embargo, no disminuyó la tendencia al cimarronaje, por el contrario, quienes lograron escapar de esta acción fundaron nuevos palenques" y continuaron atacando a los españoles. En la costa atlántica, cerca de Nombre de Dios otros negros alzados (unos 800 según Mena García) atacaban constantemente a las expediciones que trasladaban los tesoros entre esa ciudad y Panamá. Para esta época surge un nuevo líder que aglutinará a los rebeldes de la región; este es Bayano, un hombre de gran fortaleza, a quien sus compañeros lo respetan y veneran como rey y obedecen tan significativamente que es capaz de reunir un ejercito de más de mil doscientos negros y negras.

Los españoles emprenden una gran campaña contra este grupo de cimarrones a la cual denominan "La Guerra del Bayano". El territorio dominado por este líder comprende desde el Río Coquira o Chepo (llamado así antes de que se le diera el nombre de

Bayano). descendía por la sierra de Nargandí y el Mamoní, hasta la zona del Chagres. Cerca de la tierra alta y montañosa de la cordillera de San Blas levantaron su palenque, lugar difícilmente penetrable por las tropas españolas. Desde allí Bayano hacía sus correrías con su gente. Según el cronista Alonso Criado de Castilla, los negros de Bayano sometieron bajo su dominio a los indios Carecuás que estaban en los poblados cercanos a los cuales trataban con desprecio y violencia.

La situación caótica que se presenta en el Istmo debido a la guerra cimarrona, es aprovechada por los piratas y corsarios para atacar constantemente el comercio con Nombre de Dios. " Corsarios y cimarrones cortan la comunicación por tierra y por mar de ambas ciudades. Las recuas no pueden atravesar el Istmo a no ser con la protección de los soldados; las embarcaciones, proceden de Cartagena y Tolú…no osan navegar aquellas aguas y, en consecuencia, la terminal costera del Atlántico es abandonada por sus vecinos…Y todo esto merced a la complicidad con los enemigos de la Corona de los inquietos negros panameños."7

La Guerra contra Bayano solo termina cuando Pedro de Ursúa, capitán español, emprende una lucha que dura más de dos años contra los rebeldes logrando el apresamiento del líder negro y la rendición del palenque. Sobre la suerte de Bayano existen varias versiones: una que sostiene que se le hizo ahorcar en la plaza mayor de Lima y otra, (la del padre Aguado), quizás la más aceptada, que asegura que fue desterrado a Sevilla donde vivió hasta el final de sus días.

La deportación de Bayano, sin embargo no marca el final del cimarronaje. Los grupos de negros alzados se reunificaron y continuaron sus campañas, ahora con otros dirigente. Se organizaron en nuevas comunidades entre ellas la de Bayano, a 16 leguas al sudeste de la ciudad de Panamá, cuyo jefe fue Antón Congo, Portobelo en la costa Atlántica regida por Luis de Mozambique. Mientras en las cercanías de la capital, en el Cerro Cabra, surgió una nueva agrupación.

Alfredo Castillero Calvo, en su Ensayo Los Negros y Mulatos Libres en la Historia Social de Panamá, sustentándose en testimonio de Autos sobre pacificación de cimarrones acaudillados por Luis de Mozambique fechado en junio de 1579, sostiene que: " En 1579 se obtienen los primeros frutos, pacificándose los cimarrones que ocupaban la región de Portobelo, a quienes se concede carta de libertad colectiva amén de otras menudencias, como vestidos, maíz, ganado etc. Para asegurar la prosperidad de la comunidad que con ellos e había de formar a orillas del Río Francisca y que fue nombrada Villa de Santiago del Príncipe."8

CAPITULO SEGUNDO

Pacificación y Fundación de Pueblos: Siglo XVI.

Las Primera Haciendas Suburbanas: Siglos XVII y XVIII

La política que definió la corona española para la solución del problema de los negros sublevados, en definitiva, fue la de ubicar a quienes habían aceptado los tratados en paz, en comunidades independientes, a las cuales se les agregaba cierta cantidad de negros leales para que se produjera una convivencia pacífica entre sus habitantes. (Sin embargo, algunos autores consideran que lo que se pretendía era eliminar de la ciudad capital un grupo social que poco a poco iba aumentando y empezaba a producir incomodidad a la minoría blanca.)

Lo cierto es que entre 1579 y 1582 se formaron comunidades con los cimarrones pacificados. En 1581, el líder negro Antón Mandinga aceptó la pacificación recibiendo algunos bienes para asegurar la subsistencia de su gente. El Doctor José Manuel Reverte en su Obra "Rio Bayano: Un Ensayo Geográfico e Histórico sobre la Región" señala que "otro grupo numeroso compuesto de 300 a 400 negros continuó construyendo un poblado a tres leguas de panamá en el sitio denominado Pacora, resultado de la paz de 1581 con el jefe negro Antón Mandinga"

El Doctor Castillero Calvo, citando el testimonio de Auto sobre la Pacificación de Cimarrones acaudillados por Antón Mandinga, Nombre de Dios, diciembre de 1581- agosto de 1582 dice que " La pacificación de los cimarrones del Bayano tardó un poco más al parecer debido a malentendidos entre los grupos de combatientes, pero finalmente se llegó a un acuerdo y el jefe cimarrón, Antón Mandinga, accedió a salir en paz, recibiendo para toda su gente igualmente cartas de libertad."9

Rubén Dario Carles en su obra "220 años de Periodo Colonial en Panamá" resume la información documental de los Archivos de Indias así: " En 1582, otro caudillo, Antón Mandinga jefe de los cimarrones del Pacífico hizo arreglos de paz y con más de doscientos negros prófugos se estableció en Pacora a tres leguas de Panamá, provisto de semillas, útiles de labranza y un hato de vacas que le compró la audiencia".

Entendemos que, utilizando como referencia la citada documentación, los dirigentes de la comunidad de Pacora, han establecido como fecha su fundación el año de 1582.10

La comunidad actual está enclavada en el mismo sitio en que fue fundada a finales del Siglo XVI, o sea en el extremo sureste de la ciudad de Panamá, a unos sesenta kilómetros aproximadamente.

Las Haciendas Suburbanas en Pacora: Siglos XVII y XVIII.

Respecto al Siglo XVII es muy escasa la información que, está a mano. Quizás el fenómeno más importante en el periodo en el Istmo, es la decadencia de la economía por efectos del desmoronamiento del sistema de Ferias y Flotas en la zona de tránsito y el inicio de la economía de situado. (A partir de 1650, las Ferias son cada vez más espaciadas y menos productivas. El situado o subsidio económico que se envía desde Perú y Colombia viene a sostener la economía istmeña.)

Todo parece indicar que el cambio en la orientación de la economía istmeña, al disminuir la importancia del transitismo feria provocó la tendencia hacia la explotación del agro. La relativa proximidad a un amplio y seguro mercado en la ciudad de Panamá y la ventaja que las tierras del área ofrecían para la ganadería determinó que desde mediados del siglo se poblaran de ganado vacuno las extensas planicies de Pacora. Empezarán a surgir los señoríos ganaderos que dominarán la actividad económica por buena cantidad de tiempo. El Doctor Omar Jaén Suárez dice que " En efecto con el estancamiento comercial la población de la ciudad emigra. Se produce una verdadera evasión hacia las campiñas y un cambio en el comportamiento demográfico de esto emigrantes….El siglo XVIII es, pues, el del crecimiento demográfico y del triunfo de la ruralidad".

Las ventajas naturales que ofrecían estos territorios, dotados de un relieve que permitía el fácil desplazamiento para el control del cimarronaje (según documentos españoles, para 1607, los negros alzados habían sido reducidos casi en su totalidad. Según la Audiencia solo existen 94 negros alzados que andan por los montes con una vida mísera y dedicados al hurto para poder sobrevivir)y el agotamiento de la oposición del indígena a la colonización y su fácil incorporación a la fuerza de trabajo, hicieron posible que la producción, ahora, dependiera fundamentalmente de la explotación del agro.

Quizás a finales del Siglo XVII se producen las primeras apropiaciones de extensos territorios en las áreas aledañas a la ciudad de Panamá, por familias coloniales quienes ven en la agricultura la única posibilidad de conservar su abolengo. Estas propiedades aparecerán con mayor documentación en el Siglo XVIII cuando se realizan transacciones entre propietarios en las haciendas de Pacora.

Debemos recordar que las haciendas suburbanas de la región poseen la facilidad de una mano de obra esclava que se mantiene reducida en los pueblos de indios y negros recién formados. . Aunque para esta fecha aún existen problemas con la pacificación de grupos indígenas alzados en la región del Darién, la mano de obra esclava negra todavía es importante para la atención de las haciendas de las familias pertenecientes a la oligarquía de la capital. Sobre este asunto el Doctor Carlos Manuel Gasteazoro, en su obra La Historia de Panamá en sus Textos, recoge las narraciones del Gobernador de Panamá Enrique Sotomayor, quien entre 1622 y 1637 enfrenta la sublevación de los indios del Darién dirigidos por uno llamado Gueteguete y otro de nombre Solpotraca. Ellos destruyen el Fuerte Bayano; los españoles deben establecer un nuevo fuerte cerca de la población de Chepo para vencer a los indígenas.

Ya en el siglo XVIII, en el año 1736 encontramos un informe levantado por el Obispo de Panamá Pedro Morcillo Rubio de Auñon, para el Presidente de la Audiencia de Panamá en el que señalaba importantes detalles sobre los pueblos del Istmo en esa época. Se refería el Obispo a número de pobladores, raza, condición social, actividades religiosas, costumbres etc. El Obispo narra así: Jurisdicción de esta ciudad de Panamá. Pueblo de Chame, Pueblo de Capira, Pueblo de la Chorrea, Informe sobre los que vine en Honduras y Arraiján.. Pueblo de San Juan (Pequení), Pueblo de Chepo y el Valle y Hacienda de Pacora.

Sobre Chepo el Obispo anota: "es grande y de mucha población en que hay algunas familias avecinadas allí, y lo demás del vecindario se compone de todas gentes de color, tendrá dicho pueblo más de doscientos ranchos, o casas y hay muchas haciendas en aquella jurisdicción de vecinos de esta ciudad así de ganados, de trapiches de cañaverales, como de aserradero de maderas en que tiene muchos negros esclavos para el cultivo de ellas". Sobre el Valle y Hacienda de Pacora dice el Obispo Rubio de Auñón: " En la mediación de Chepo y esta ciudad a cinco leguas de distancia de uno y

el otro, está el valle de Pacora, que se compone de diez y siete haciendas, o hatos de ganado vacuno y caballar, de vecinos de esta ciudad y en cada uno tiene los dueños los esclavos y gente libre que necesitan para sus haciendas, hay una iglesia o capilla, con su Cura Capellán para que le diga misa y les administre los Santos Sacramentos, hay también algunas personas, gente de color libres, que en todas personas serán hasta cincuenta, fuera de las gentes de las haciendas que como son esclavos los tienen sus amos ocupados en sus haciendas".11

Este informe del Obispo interesa sobre manera, porque ya, en pleno siglo XVIII, se hace notar el destino que las familias acomodadas de la ciudad le han dado a las tierras aledañas y la utilización que se le da a la mano de obra esclava, que en ese momento constituye la mayoría de la población de estos pueblos. Se empieza definir aquí el papel que jugarán estas haciendas de Chepo y Pacora, en el abastecimiento alimentario de la capital en los próximos tiempos. La propiedad suburbana se empieza fortalecer entre las familias coloniales. Más adelante, ya al inicio del Siglo XIX, dichas fincas pacoreñas aparecerán en los registros de las Notaría en transacciones mercantiles entre las familias pudientes de la capital.

Una Ruta de Contrabando:

Para mediados del Siglo XVIII, entre 1743 y 1749, durante la Presidencia de Dionisio de Alsedo y Herrera en la Gobernación de Panamá, se emprende una gran campaña para reducir la actividad de contrabando que se había apoderado de las rutas de comercio entre América y España. Luego de los ataques de Vernon y la destrucción de las defensas españolas en el Istmo, gran cantidad de comerciantes ingleses y de otras nacionalidades hacían su agosto a través de varias rutas de comercio ilícito. Se comerciaban esclavos, géneros y toda clase de víveres.

Había una gran actividad contrabandista a través de la Ruta del Rio Coclé del Norte que desembarcaba en la ciudades de Natá y Penonomé. Pero existían rutas alternas como las de Pacora y Chepo en la que participaban no solo loas funcionarios españoles sino también indios y negros que habitaban la región. " Conjuntamente con la ruta del Rio Coclé del Norte se utilizaron otras no tan comunes pero sí bien definidas por los comerciantes clandestinos. En est época del Gobierno de Alsedo y Herrera, mercaderías de contrabando provenientes de las islas del Caribe se transportaron a través del Río Mandinga que desemboca en el Golfo de San Blas, hasta las cuencas del Mamoní, para luego desembocar en las poblaciones de Chepo y Pacora."12

Como consecuencia de las gestiones para combatir el contrabando, Alsedo y Herrera encontró gran oposición de parte de los funcionarios de la Audiencia de Panamá. Parece que existía connivencia entre los Oidores, para proteger a dichos delincuentes. Ante la corrupción existen y la resistencia a aceptar sus medidas, Alsedo y Herrera, fue víctima de acusaciones por parte de funcionarios de la Audiencia. Fue juzgado y absuelto, pero mientras esto ocurría se mantuvo detenido durante tres meses en la población de Pacora.

CAPITULO TERCERO

Las Haciendas Ganaderas del Patriciado en el Siglo XIX

Archivos Parroquiales. Las Familias Raizales de Pacora.

Historia Jurisdiccional y Poblacional.

Al inicio del Siglo, las haciendas pacoreñas permanecen en manos del "patriciado urbano" que, atraviesa situación apremiante como consecuencia de la postración de la economía istmeña. Tanto Pacora como Chepo eran sede de numerosas haciendas manejadas por burgueses de la capital. La capital ejercía una influencia importante en la economía de la región debido a su cercanía y a que los ricos capitalinos pasaban buena parte de su tiempo en esos lugares. La región funcionaba como granero y suplía buena cantidad de carne de vacunos a la población de la urbe. Recordemos que para esta época se ha producido un importante crecimiento de la población del Istmo y una considerable emigración de la población hacia la campiña especialmente hacia las sabanas de Chepo, Pacora, Chame y Capira.

" El dominio del espacio suburbano y rural de la Provincia de Panamá por los criollos citadinos, se consolida progresivamente Sería cándido pensar que éstos permanecen recluidos pasivamente dentro de las murallas de la ciudad de panamá, aún cuando sean comerciantes afortunado. Su movilidad, en el seno de un territorio huérfano de caminos, y su propensión por adquirir tierras provinciales, no urbanas, probaría lo contrario…Ignorar semejante realidad nublaría la problemática de la constitución y de la formación de la oligarquía urbana.".13

Ya bien entrado el Siglo, los descubrimientos auríferos de California y sus consecuencias: la fiebre del oro y la construcción del Ferrocarril de Panamá producen un cambio radical en la economía panameña. El Istmo se inserta en el capitalismo mundial. Los grandes capitales llegan a Panamá a reproducirse y los grandes proyectos, generalmente norteamericanos, atraen al Istmo una gran cantidad de inversionistas extranjeros, muchos de los cuales se quedan en al Istmo y engrosan las filas de la burguesía nacional. El ferrocarril viene a ser el elemento que reproduce el sistema económico capitalista en Panamá.

El patriciado criollo, despojado por los capitalistas extranjeros del dominio de la zona de tránsito se conforma con mantener el control de la propiedad del agro suburbano. Las antiguas familias coloniales conservan en su poder el suministro de ganado y productos a la creciente población de la urbe. Omar Jaén Suárez al referirse a este aspecto anota: "Para sobrevivir como grupo dominante, la oligarquía criolla, debe abrirse a los recién llegados y abandonar sus tradiciones de endogamia…El nuevo grupo dominante se reconoce pronto no tanto por un vínculo estrictamente familiar como por una común pertenencia a una clase social materialmente favorecida…En esta burguesía poco numerosa , los extranjeros ocupan, por su número, un excelente lugar… Este grupo dominante de un nuevo tipo ocupa el primer lugar en Panamá durante la primera parte del siglo XX… El grupo criollo más arraigado. ..propietarios de las tierras del hinterland inmediato a la capital…prefieren la seguridad de la inversión inmueble…14

Parece que las haciendas ubicadas muy cerca de la capital, según el Doctor Figueroa Navarro, no eran tan generosas en la producción de reses. Había una importante demanda de carnes por parte los extranjeros que se incorporaban rápidamente la población de la ciudad. Las haciendas más importantes cercanas a la urbe era La Carrasquilla de los Arce Mata con unas 300 reses, Hato Pintado del tendero Damían Remón con unas 250 reses, Cáceres de los García de Paredes con unas 200 ( los García de Paredes y los Remón son parientes políticos; ambos son, a la vez, parientes de Mariano Arosemena, el prócer de 1821), y luego, Matías Hernández, Paitilla, Los Algarrobos, El Cangrejo, Cerro Pelado, La Locería y Corozal fincas más pequeñas que poseen menos de 100 reses. Estas haciendas citadinas no pueden suplir de grandes cantidades de carnes a la ciudad porque sus hatos eran escuálidos. Nótese que de los nombres de las haciendas ganaderas cercanas a la urbe han derivado los nombres de muchos barrios muy importantes de la ciudad.

Partes: 1, 2
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