- A modo de introducción
- Algunas brújulas que me han orientado en mí búsqueda
- "Me importa más saber de ande vengo que saber pa" donde voy"
- ¿Cómo hemos de entender la crisis educativa?
- ¿Estamos ante una crisis en o de la educación?
- Un modelo de comunicación para analizar la educación
- Pautas para una revolución educativa
A modo de introducción
Resulta perfectamente lógico que cualquiera que se enfrente a un título como el que nos convoca, de modo inmediato se pregunte cómo se relaciona la imagen de encrucijada con el cambio de nuestra enseñanza.
Una encrucijada es un cruce de caminos. En este caso, nos coloca ante la opción de continuar el rumbo que hemos seguido hasta ahora en la educación o explorar un camino alternativo. Enfrentar la encrucijada supone la presencia de una serie de interrogantes a las que hemos de dar respuesta. Si estas las encontramos en el camino ya recorrido, no habría razón para cambiar, resultaría lógico continuar esa senda, pero si las interrogantes se acumulan y no encuentran respuestas satisfactorias, entonces es hora de buscar otro sendero.
En lo personal quisiera dejar claro desde el comienzo que a través de mi experiencia personal y los estudios realizados, estamos en la segunda de las situaciones planteadas. Todo el resto de lo que acá digamos no apunta sino a demostrar la validez de este planteo. Estoy convencido de que la presente forma educativa se ha agotado y es tiempo de que comience su sustitución. A diferencia de quienes conciben la historia como una continuidad unidireccional, coincido con M. Foucault que la misma presente quiebres continuos. Todo señala que vivimos uno de ellos. Toda una forma de concebir la educación como fenómeno social y como labor, reclama cambios radicales. No faltan muchos años para que se desarrollen algoritmos que posibiliten que los aspectos reproductivos estén a cargo de computadoras individuales. Ello implica que los docentes hemos de transformarnos, revolucionar nuestro posicionamiento en el hecho educativo. Alcanzar esto sólo es posible si procesamos una auténtica revolución educativa. Creo que es tiempo de cómo pedagogos nos alejemos definitivamente de las raíces etimológicas de esta expresión, que dejemos de vernos como esclavos que conducen y cuidan a los jóvenes, hacia y en la escuela. Ya no se trata de transferir mecánicamente información, el eje se ubica ahora en ayudar a construir pensamiento, favorecer la capacidad cognitiva y la conciencia de los seres humanos a cualquier edad.
Es importante tener en cuenta que a la encrucijada no llega ni la educación, ni la enseñanza, como un algo abstracto o como fruto emanados de la especulación intelectual. Siempre, frente a las encrucijadas están seres humanos concretos que viven y actúan en un escenario complejo y que marca coordenadas precisas. Es en ese sentido que nuestra gran maestra Reina Reyes, concebía a lo que denominaba "hombre situado".
La historia, como bien lo remarca la profesora María Luisa Battegazzore, quien me honrara prologando mi último libro, no hace nada, los que actúan son los hombres. Ellos son – conscientes o no – los que la construyen, los que la hacen.
En particular aquellos que están dando sus primeros pasos dentro de la docencia, deben tener muy presente que se han formado para una concepción de la educación y su labor que en muy poco tiempo cambiará, nos guste o no, lo queramos o no. Un buen día se encontrarán que todo lo recibido se devalúa totalmente, que deberán seguir estudiando y aprendiendo sobre la marcha. Es bueno tenerlo en cuenta desde ahora y prepararse para ser aprendices a lo largo de toda su vida. Profesor o maestro son títulos, pero también son expresión de un reconocimiento que sólo unos pocos alcanzan, la mayoría nos resignamos con ser simples buscadores que procuran aprender de aquellos.
Ese cambio no está tan lejano y los tomará en medo del río de vuestra vida, lejos de las orillas y con una correntada importante. Ya habrán sobrepasado la encrucijada y enfrentarán un nuevo escenario que lo construiremos entre todos o nos será impuesto desde los centros de poder. Eso también forma parte de la encrucijada ante la que estamos. formando en estos días, deben tener en cuenta que están
Aclarado lo anterior, quienquiera se aproxime a la realidad de nuestra educación en general y la enseñanza en particular, percibe de inmediato que hay una serie de problemas. La sociedad en su conjunto manifiesta una particular disconformidad con los resultados de nuestra enseñanza. La insatisfacción es un sentimiento generalizado que abarca a todos. Por otra parte, paralelamente se busca que la educación, pese a estar jaqueada socialmente hablando, aporte soluciones a todos los problemas sociales. Debe encargarse de crear equidad, de asegurar buenos hábitos, niveles de urbanidad adecuados, dominio de saberes considerados básicos y todo aquello que se pueda plantear. Todo ello sin abandonar sus fines tradicionales, los que aparecen reflejados en los diferentes programas y documentos oficiales.
La disconformidad ha sido, no de modo casual por cierto, orientada hacia el servicio público al que se lo estigmatiza de continuo, descalificándolo de manera directa o indirecta.
Frente a todo ello debemos ir por partes. Karl Popper (1976) afirmaba que un problema surgía:
"…del descubrimiento de que algo no está en orden en nuestro presunto saber;"[1]
Contamos con una serie de respuestas que ensayadas una y otra vez se muestras impotentes para solucionar las múltiples dificultades que atraviesa nuestra enseñanza, las que por otra parte aumentan en número y ganan en gravedad. Estamos pues dentro de la premisa establecida por K Popper. Tenemos un problema entre manos.
En síntesis, con el título estoy proponiendo abordar el problema educativo que atraviesa nuestra sociedad y afrontar el desafío que implica optar por un rumbo diferente.
Algunas brújulas que me han orientado en mí búsqueda
Toda reflexión, sea de la naturaleza que sea, parte de determinadas premisas y axiomas. No siempre quienes la plantean señalan las mismas. A los efectos de no caer en ese error, he optado por hacer evidente algunas brújulas que me han servido para estructurar mi modo de "ver" y "pensar" lo educativo. He seleccionado algunas contribuciones que han orientado mis pasos dentro de la pedagogía.
Las mismas han ido surgiendo en diferentes momentos y circunstancias. Sin embargo todas ellas han tenido la particularidad de ayudarme a encontrar claves que me han posibilitado armar grandes áreas del puzle que es la problemática educativa.
Sin que implique un orden histórico o de importancia comencemos por la referencia al pensador portugués Boaventura de Sousa.Santos.
"Estamos en un tiempo de preguntas fuertes y respuestas débiles."
Esto es una realidad. Si la modernidad con sus metarrelatos creó un marco rígido de interpretación de la realidad, la post-modernidad ha introducido el caos. Hoy todo se ubica en el mismo plano de importancia, nos hemos acostumbrado a pensar los problemas exclusivamente a partir de nuestra experiencia particular. La consecuencia es que "producimos" respuestas muy débiles a los grandes problemas que nos golpean. Uno de los más importantes es precisamente el educativo. Ya es tiempo de que construyamos respuestas fuertes que ataquen al problema en toda su complejidad y extensión, de lo contrario seguiremos actuando de bomberos corriendo tras los conflictos procurando administrarlos.
No me pesa para nada reconocer que en más de un sentido soy pedagógicamente freireano. El pensamiento de la figura máxima del pensamiento pedagógica del siglo pasado ha influido de modo decisivo en mi propia manera de concebir la naturaleza de la educación. Con Paulo Freire me he encontrado en diferentes oportunidades a lo largo de mi vida, incluso tengo la satisfacción de haber intercambiado ideas personalmente con él a lo largo de unas cuantas horas. La primera vez que nos encontramos fue a través de la lectura de La educación como práctica de la libertad, uno de sus primeros trabajos. Recuerdo que nuestro profesor de pedagogía de entonces, de una manera por demás tímida, eran aquellos momentos difíciles en el país, un día lo presentó en la clase. La noche siguiente lo leí por completo y desde entonces me ha acompañado una frase que me pareció iluminadora
"La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo"
En esta sencilla fórmula está encerrada toda la esencia de lo que se debe buscar en el proceso educativo. El mismo debe estar encaminado a capacitar a cada ser humano para reflexionar sobre sí y la sociedad a la que pertenece, comprender las razones de las cosas y de modo paralelo, estimularlo a ejercer esa libertad conquistada en la búsqueda de cambiar aquello que amerita ser cambiado. La educación no puede tener otro fin de mayor valor que este. Si admitimos que hay problemas en la actualidad es precisamente porque hemos insistido en caminar, caprichosamente por otros caminos ajenos a este. Hemos transitado una educación que ha tenido mucho de aculturación desde los lejanos tiempos del planteo binario de civilización o barbarie. No es casualidad que en el proceso de nuestra propia institucionalidad educativa se haya comenzado hablando de educación popular para pasar a manifestar la educación del pueblo hasta derivar a Instrucción Pública, término que en desuso, todavía aflora en el imaginario social. Buscar la praxis implica una educación con el pueblo, no confeccionada para ser consumida en silencio por el pueblo.
Esto implica un compromiso muy profundo con una forma de concebir lo educativo como orientado al cambio de la sociedad, nunca al servicio del poder, ni del staus quo. Educar es importante en tanto contribuya a que el individuo sea libre y pueda ser capaz de leer la realidad y contribuir a cambiarla.
Otra de las brújulas que mencionara antes la encontré en el terreno de la poesía. Como parte de una serie de poemas y artículos pertenecientes a Paul Elouard, esta frase andaba esperándome agazapada en una página. Cuando se enfrentó a mis ojos, de un solo salto se metió puertas adentro de mi pensamiento, eligió un asiento cómodo y se instaló. Desde el comienzo sabía que venía para quedarse.
Hace un tiempo los muchachos acuñarn una expresión por demás gráfica para expresar cuando algo se nos mete con tanta fuerza en el pensamiento, ellos dicen me "hizo la cabeza"
Son sólo siete palabras pero que encierran un universo de cosas.
"Hay otros mundos, pero están en este"
Este no es el único mundo posible, hay otros, pero no hay que buscarlos de forma esotérica, están en este mismo. Los descubrimos en tanto luchamos por ellos, en tanto nos aventuramos por nuevos caminos. Ello debe servirnos para descartar la resignación, el pesimismo, el cambio puede costar, pero llega, en el nuevo mundo podemos entrar de frente, avanzando decididos, a tropezones como consecuencia de algún "empujón" o caminando de espaldas, pero entrar, entramos.
Por último, pero no menos importante, he tenido la suerte de encontrar las palabras de Gabriel García Márquez. El mismo, en oportunidad de recibir el Premio Nobel de Literatura, pronunció un discurso, del que he extraído estas palabras
"La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios."
Si seguimos las pautas del pensamiento surgido en los centros hegemónicos, si renunciamos a pensarnos como latinoamericanos, a la vez que como uruguayos, argentinos, brasileños, etc; si no nos vemos como parte de una realidad particular continental y nacional, entonces estaremos comprometiendo nuestras posibilidades de ser auténticamente libres, de reconocernos en el otro, en una palabra de ser plenamente. Esto tiene particular vigencia dentro del pensar y hacer pedagógico, necesitamos volver la mirada a nuestra realidad y de ahí extraer las soluciones. Basta de una pedagogía importada como ha sido frecuente hasta hoy. En mi trabajo de Varela al Plan Ceibal, recojo un conjunto de ideas como muestra de la riqueza de pensamiento que hemos sido capaces de crear. Basta de condenarlas al olvido, perdidas en algún cajón. Basta de pretender implantar modas educativas que a nada han conducido y a nada conducirán.
"Me importa más saber de ande vengo que saber pa" donde voy"
En uno de sus últimos discos, el dúo Larbanois – Carrero, reproducen una anécdota contada por un gran ser: Oscar Laucha Prieto, un verdadero maestro de vida. En aquella, un paisano cae al pueblo montado al revés, mirando para el lado del anca. Ante la pregunta de por qué, pronuncia aquella respuesta. Siempre es importante saber de dónde venimos, como vinimos a parar a este punto determinado, qué camino hemos recorrido. Tenemos que enfrentar la historicidad de los hechos y ello no es fácil. La historia siempre es una construcción donde cohabitan voces y silencios. Como afirmara el prof Barrán, "En historia hay que afinar muy bien el oído para escuchar la voz de aquellos a quienes se les ha quitado la voz." Por esta razón cuando intenté trazar las grandes líneas del pensamiento pedagógico nacional, no lo hice a partir de la historia sino desde la genealogía, tal como la planteara Michel Foucault. Una genealogía es una combinación de elementos silenciados, presentes en el saber popular, con los productos académicos. Siempre hemos de tener presente que son tan importantes las afirmaciones como los silencios.
Si queremos realmente solucionar los problemas que vive nuestra educación debemos rescatar la historicidad del hecho. Historicidad que abarca a la vez los elementos de la vida institucional, la memoria colectiva que anida en decenas de docentes y en el pensamiento de grandes docentes que han dejado su huella. Seres como Agustín Ferreiro, Jesualdo Sosa, Clemente Estable, Julio Castro, Martínez Matonte, Miguel Soler, Reina Reyes y tantos otros son hitos de nuestra pedagogía nacional. Hitos que debemos sacar del silencio y el olvido.
También es necesario desnaturalizar el fenómeno social, dejar de verlo como algo natural que simplemente está en nuestro contexto. La educación no se resuelve exclusivamente dentro de las aulas y no son los docentes los únicos que deben enfrentar la responsabilidad de cambiar las cosas. Junto a ellos debemos estar todos, porque la educación es responsabilidad y fruto de la acción u omisión de todos.
¿Cómo hemos de entender la crisis educativa?
Cuando una palabra se emplea de modo reiterado para calificar diferentes situaciones a la larga se erosiona y por sobre todo, devaluada, ve disminuido su sentido. Algo así ha sucedido con la expresión crisis educativa. Detengámonos un momento en ver como hemos de concebir lo referente a la crisis.
Encuentro que las palabras de Fernando Calderón Gutiérrez son las que mejor describen el hecho. Este autor señala que es
"…un estado donde afloran contradicciones que permanecieron rezagadas por mucho tiempo, un momento de rupturas, desacuerdos, desconciertos, perplejidades y paradojas y muy especialmente de ambigüedades, pues las relaciones de poder y las acciones institucionales vacilan frente a sus propias conductas; en la crisis la normalidad queda en suspenso y la certeza de las políticas es inconcebible."
De lo enumerado por el autor me quiero detener en el aspecto de la presencia de ambigüedades. Las instituciones no son organismos inertes sometidos a la voluntad de quienes ejercen su dirección circunstancial, más allá de que estos puedan dejar su impronta. Hemos de reconocer que hay una suerte de homeostasis en su accionar, es decir, pueden – ls instituciones – funcionar más allá de las condiciones en que se sustentaran a lo largo de su existencia. En esas circunstancias se abandonan aspectos emblemáticos tanto en las lecturas teóricas, como en la práctica concreta.
Permítanme que maneje un ejemplo en este último terreno. El patio de recreo tradicionalmente constituía un crisol de socialización plena. Allí nos acostumbrábamos a través de juegos, discusiones y alguna pelea, a intercambiar con otros provenientes de los más variados estratos sociales. Ello nos permitía incorporar y desarrollar vínculos afectivos con individuos muy diferentes a nosotros. Eso se ha abandonado como consecuencia de una profundización de la segmentación que ha terminado por institucionalizarse. Se ha desembocado en socialización entre "iguales", hay un marcado rechazo al diferente, al distinto. No podemos extrañarnos que aquel país de cercanías que describiera Real de Azúa o hiperintegrado que mencionara Rama, ha terminado por naufragar. La integración ha desaparecido y el entramado social se ha debilitado.
Por otra parte la "escuela" ha dejado de ser el centro donde se difunde el conocimiento, ha perdido posiciones en ese sentido, buena parte de lo que conoce un individuo ha sido adquirido fuera del sistema. Los grandes medios han avanzado como agentes educativos compitiendo con la estructura formal de enseñanza.
Ese quedar en suspenso por parte de la normalidad, abre la puerta al vale todo que caracteriza al postmodernismo. No podemos esperar que en un escenario así puedan surgir políticas firmes con grados mínimos de certeza.
¿Estamos ante una crisis en o de la educación?
Esta interrogante la planteaba a comienzos del siglo pasado Lourenço Filho, el pedagogo brasileño y uno de los difusores de la "escuela nueva" en América. La tradición idealista presente en nuestro pensamiento pedagógico ha confundido estos planos muy diferentes entre sí. Si hablamos de crisis en la educación, hacemos referencia a lo que acontece puertas adentro de nuestros centros de enseñanza. Se refieren básicamente a la necesidad de reorientar la relación entre docente y educando, modificando el mensaje, las estrategias de comunicación, las infraestructuras imprescindibles. En definitiva estamos haciendo referencia al acto educativo esa especial relación que liga a un docente con un estudiante.
Cuando encaramos el problema como de origen social y lo colocamos en las coordenadas de los cambios sociales, cuando encaramos el hacer educativo en relación a las fuerzas y tensiones que cruzan la escena, entonces hablamos de crisis de la educación y hacemos referencia al hecho educativo. Considero de gran importancia no confundir estos planos y tener presente en cuál nos movemos cuando hacemos un planteo.
En lo personal considero que la crisis general que afecta a educación abarca tanto uno como otro plano. El hecho y el acto educativo, se ven afectados y contribuyen, cada uno con sus características, en alimentar el momento crítico. Por tanto, la educación debe ser analizada en toda su complejidad, no resultando válidas las simplificaciones que proliferan dentro del discurso hegemónico actual.
Un modelo de comunicación para analizar la educación
Aceptar la complejidad de lo educativo implica que seamos capaces de definir una estrategia de análisis que nos permita sopesar adecuadamente cada una de las variables intervinientes. La educación en esencia es un proceso de comunicación que liga a diferentes personas. En los planteos de Dukheim y Dewey, se acotaba esa instancia a la relación entre una generación madura y otra que no lo era. La actualidad con los múltiples canales y el desarrollo explosivo del conocimiento, muestra que las posiciones de educador y educando son intercambiables, ambos participan en ambos roles en los procesos que se dan en la sociedad; solo dentro del sistema formal de enseñanza, mantenemos la diferenciación.
Si consideramos que la educación en general es comunicación, considero válido adoptar un esquema de ella para que me sirva de guía en la reflexión que planteo.
Comencemos el análisis por la fuente de información, allí donde se gesta el mensaje. El pensamiento positivista de Spencer, que influyera decididamente en Varela, consideraba que aquella era la ciencia. el conocimiento científico era la base que legitimaba el hecho de su presencia en las aulas. No era algo nuevo, ya venía perfilándose desde los lejanos tiempos de Comenio cuando se sostenía que cultivando la razón el hombre se capacitaba para la vida eterna.
Sin embargo, hay una cantidad de prácticas que se realizan dentro de los espacios educativos que no guardan relación, por lo menos directa, con la ciencia. A título simplemente de ejemplo pensemos en lo que se engloba bajo la expresión "currículo oculto". Hay otras fuentes que también hacen su aporte. Pero como en todo proceso dialéctico, y vaya si este lo es, los diferentes campos no actúan ni de modo lineal, ni aislado. Se producen múltiples combinaciones y unas influyen sobre otras. Veamos un nuevo esquema que nos permitirá visualizar un aspecto clave para pensar esto y la referencia a la primera línea de deformación a que es sometido un elemento hasta alcanzar la categoría "A" y aparecer como material educativo. Vale la pena remarcar el hecho de que todo este proceso se verifica en un contexto histórico – social preciso que se compone de tres grandes categorías: general, particular e individual.
Lo que quiero resaltar es que en la construcción de ese elemento "A" hay una mediación de los que intelectuales orgánicos en el sentido que los definía A. Gransci, vale decir que las formas de poder, que siempre se manifiestan y actúan en red, intervienen. Son los responsables de crear falsas continuidades y de procurar crear legitimidad a ese producto. Para ello ocultan su intervención lo más que pueden, por lo menos en los tiempos de bonanza. Pensemos por un instante si es casualidad el peso que han adquirido economistas y sociólogos, dentro de nuestra enseñanza.
Pero tras esa primera fase, encontramos otra que desemboca en el docente como destinatario y que implica nuevas transformaciones que alimentan la presencia y profundización de las contradicciones que mencionaba Fernando Calderón Gutiérrez. A su vez generan otras nuevas. Tengamos en cuenta esto.
En esta fase el producto original "A", sufre dos deformaciones antes de llegar al aula y estar en condiciones de ser emitido por parte del docente. Tantos las intervenciones de técnicos como de burócratas, muchas veces volviendo a las fuentes originales y replanteando cosas, van creando deformaciones sucesivas.
Habría determinada lógica en el primer pasaje desde (A) hacia (A"). Es una lógica derivada de la acción del poder, pero ¿cómo explicamos lo que sucede a escala del docente?
Para ello veamos este nuevo esquema.
A diferencia de lo que creían las diferentes corrientes empiristas el destinatario de un mensaje no es una tabla rasa, que recibe el mensaje tal cual le fuera enviado y procede a almacenarlo en un proceso de crecimiento lineal del saber. Entre la recepción y la aprehensión está el filtro que determinará en primer lugar si se recogerá ese mensaje o lo trataremos como una suerte de spam y simplemente lo eliminaremos. En segundo lugar en caso de ser aceptado, determinará como es descodificado, cuánto de él es compatible con el "capital cultural" de cada uno, en qué forma es incorporado dentro de las estructuras existentes. Recordemos en este punto el aporte que hiciera Piaget y su teoría de las conductas alfa, beta y gamma.
Pero el producto A"" al ser emitido en el aula está sometido a un proceso similar esta vez por parte del educando.
Este proceso, con sus sucesivas fases, nos permite explicar en primer lugar los fracasos que se producen en la enseñanza. Cuando no atendemos a todo ese cúmulo de variables intervinientes, que en cada caso se combinan de modo diferente, evidentemente no podemos esperar tener éxito. En segundo lugar la medida del éxito está en que la lógica distancia que existe entre A y A""" se minimice, tienda a cero, lo cual es un ideal pero hacia el cual hay que encaminarse por aproximaciones sucesivas. En tercer lugar, más que lo que ha aportado H. Gardner y su teoría de las inteligencias múltiples, esta forma de concebir el proceso educativo fundamenta que el acto de aprendizaje es único e irrepetible en cada individuo. En los hechos no hay dos individuos que aprendan de igual manera. Por tanto toda una infraestructura, todo un modelo de comunicación manejado en el aula, debe ser revisado. Se debe cambiar, pero para ello es necesario abordar todos y cada uno de los elementos que conforman la estructura. De lo contrario todo se verá acotado y las estructuras terminarán por limitarlo, absorberlo y sepultarlo. Ninguna institución se suicida adoptando elementos que van contra su existencia, por el contrario desarrollan mecanismos de resistencia de gran peso a la hora de cambiar. Frente a ello lo que no cabe es aplicar una estrategia gatopardezca, de cambiar algo para que todo siga igual que aplicara el príncipe de Lampeduza, en la conocida novela.
Pautas para una revolución educativa
Quiero dejar en claro que lo que acá diré, no es sino una aproximación muy rápida y genérica a un tema muy complejo, al que ya he consagrado un libro y estoy trabajando en un segundo. Lo que si me gustaría que quedara claro son las palabras con que cierro el libro De Varela al Plan Ceibal, el primero de una serie que intenta contribuir a la creación de un discurso alternativo.
"…que nadie se anote con pretensión de prócer o de gran padre fundador; hoy necesitamos muchas cabezas pensando y muchas manos haciendo, letra a letra, día a día."
La revolución educativa que considero imprescindible será posible, sólo si todos nos involucramos, si nos comprometemos, si nos organizamos, si pensamos y actuamos, si refundamos el conjunto de nuestra estructura educativo-formal. También hemos de tener claro que esto no es algo que se resolverá en un escritorio, ni en corto plazo, llevará más de una generación y sólo la permanente movilización será la que permitirá que este proceso se sostenga en el tiempo. No podemos esperar tener todas las respuestas, hemos de asumir los riesgos, pero como dice la canción: "ahora se trata de caminar"
Elementos a tomar en cuenta.
a. La base de todo el sistema deberá descansar en lo que denomino Unidades Educativas Básicas. Su materialización implicará cambiar radicalmente desde su infraestructura edilicia hasta la forma de organizar y garantizar la participación amplia de todos los involucrados. Estas Unidades Educativas Básicas serán centros de enseñanza, de creación de conocimiento, espacio cultural zonal de referencia y proporcionará espacio para la socialización de todos. Funcionará en un horario extendido de 16 hs. Los docentes tendrán asignadas 40 hs de las cuales sólo la mitad dedicarán a la enseñanza directa. En las restantes se contemplará la investigación y la participación en las diferentes actividades de la unidad. Los educandos deberán cumplir con un horario obligatorio de 6 hs curriculares y podrán tener a su disposición otras 4 hs para el desarrollo de actividades paralelas.
b. Las Unidades, se coordinarán a escala zonal. Estas a su vez se articulará en una forma departamental que a su vez se integrará en una estructura nacional.
c. Se debe modificar profundamente la formación docente. El reino del ¿cómo? será abandonado, para que de una buena vez la prioridad esté en el ¿qué?, ¿por qué?, ¿para qué? y ¿a quién?
Una autentica revolución educativa debe apuntar a desarrollar:
Identidad: Nacional e Individual. Reconocernos parte de un nosotros.
Ciudadanía: Entendida como el asumirse cada uno como producto y hacedor de la historia
que le toca vivir.
Aprender a ser críticos:
Que nadie se engañe esperando que el camino será fácil, por el contrario estará sembrado de dificultades de todo tipo, cometeremos errores y ciertos, tendremos que esperar o avanzar de acuerdo a los vientos históricos del momento. En una palabra debemos adoptar la actitud del agricultor, laborar la tierra, prepararla para recibir las semilla, cuidar el ciclo de esta y recién después será la hora de cosechar. Como cantaba Zitarrosa, "no hay cosa más sin apuro que un pueblo haciendo su historia". Muchos pensarán en algún momento que la tarea les demanda más de lo que pueden atender, que trabajando u ocupándose de cien cosas dentro de su cotidianidad, no les queda tiempo ni fuerzas. Permítanme que cierre este encuentro citando a José Enrique Rodó. "No tratéis de justificar por la absorción del trabajo o el combate, la esclavitud de vuestro espíritu."
Hoy me he hecho presente en esta sala motivado por el deseo de compartir mi pensamiento, no com portador de verdades reveladas, sino como alguien que ha dedicado su vida a la búsqueda. No es mi deseo que se me cite y repita mecánicamente. Cada uno debe imitar al hornero, con el barro primordial, con esa masa de experiencias que tenemos, con nuestro propio pensamiento, hemos de construir el nido. Como cerrara La despedida de Gorgias, al igual que el viejo maestro digo: Por aquel que me venza con honor en vosotros.
"Aprendiz de maestro"
Magister. Douglas Ifrán
Ciudad de Treinta y Tres
15 de Mayo de 2014
Autor:
Douglas Ifrán
[1] K. Popper y otros. La lógica de las ciencias sociales. Editorial Grijalbo. Méjico. DC. 1976