Niveles de prevalencia de la anorexia en un grupo de universitarias de la ciudad de Medellín
Enviado por Carlos Huertas Hurtado
La anorexia bulimia es un fenómeno recurrente en las sociedades contemporáneas. Influidas por criterios estandarizados de belleza, las mujeres desarrollan una gran preocupación con respecto a los alimentos que consumen desarrollando, en casos extremos, graves trastornos del comportamiento alimentario. En Colombia y, concretamente en Medellín, el éxito y la movilidad social de las mujeres dependen en buena parte de su aspecto físico. Esta situación ha generado una serie de prácticas para lograr la delgadez, como el sacrificio con la dieta, la adquisición de productos para adelgazar, las cirugías estéticas y los rituales patológicos con la alimentación, que ya ha cobrado varias víctimas. El objetivo de esta investigación es determinar cuál es la realidad del fenómeno en estudiantes universitarias. Para ello se aplico el EAT-26 a una muestra de 336 mujeres que cursan estudios de pregrado en una universidad de Medellín. Dicha muestra fue seleccionada de manera intencional, debido a que la población total de la institución es pequeña y era innecesario realizar un diseño muestral por estratos ya que con el 30% aseguramos la representatividad de la misma. Los resultados obtenidos hacen parte de un estudio más amplio, que en su segunda fase supone la creación de grupos focales para comprender, desde el punto de vista cualitativo, las razones asociadas a esta problemática. El análisis de los datos de realizo mediante un análisis de frecuencia y uno factorial, como software de apoyo se empleo el SPSS. Los resultados muestran que existe un 14% de la muestra que supera el punto de corte del instrumento, que hay programas como el de Comunicación Social y Periodismo en dónde los niveles de prevalencia son los más altos. Se corroboran las propiedades psicométricas del el EAT-26 y su utilidad como instrumento de tamizaje. La carga factorial de las variables no es idéntica a los estudios de los autores, pero deja entrever una clara agrupación de las mismas en función del nivel clínico de sus componentes.
Palabras Claves: Anorexia, Bulimia, EAT-26, Trastornos del comportamiento alimentario
El tema de la anorexia ha sido un objeto de investigación científica que ha venido ganando importancia desde hace un par de décadas, a causa del incremento de los trastornos alimentarios a nivel mundial. Pese a estos esfuerzos no podemos afirmar que exista una teoría concluyente sobre las causas de la anorexia. En su mayoría se trata de aproximaciones descriptivas que destacan un aspecto sobre otro sin tener un respaldo empírico lo suficientemente sólido para respaldar sus afirmaciones. En el caso de Colombia, en dónde los niveles de prevalecía son bastante elevados, no existe un número suficiente de investigaciones como para caracterizar el fenómeno. (PALACIOS, J. 2007; RAMIREZ,L. 2003) Si comparamos la prevalecía del trastorno en Colombia, que es del 17% con respecto a España (5,9%) Noruega (6.2%) e Italia (11%),(RAMIREZ,L. 2003), podemos deducir con facilidad la magnitud del fenómeno. En todas las investigaciones, el género aparece como un factor de riesgo debido a que las mujeres son la población más vulnerable a esta patología(VIRELLA,P. 2007). Además del género, existen otros factores de riesgo como la edad que se sitúa entre los once y los veintidós años. Estos dos aspectos justifican la necesidad de investigar sobre las características de este TCA en la Corporación Universitaria, debido a que es muy probable que muchas de nuestras estudiantes padezcan dicho trastorno o se encuentren en riesgo de padecerlo. El presente ejerció investigativo, representa un primer paso hacia la solución de esta problemática, en la medida en que permitirá conocer con precisión las características del fenómeno en la institución. De esta forma, la universidad podrá tener criterios claros para desarrollar un programa de prevención diseñado a partir de datos concretos. En este sentido, la población universitaria podrá adquirir herramientas que le ayuden a desarrollar estrategias para resistir a la presión social por tener un cuerpo delgado. La ruptura de estos esquemas sociales pasa, necesariamente, por la construcción de espacios de discusión y la universidad, más que cualquier otra institución, es el escenario privilegiado para este tipo de debates.
El tipo de investigación es transversal y descriptivo. La muestra empleada fue de 336 estudiantes equivalentes al 51% de la población. Por razones prácticas se empleo un muestreo no probabilístico aplicando el Eating Attitudes Test (E-26) elaborado por Garner y Garfinkel en 1979[1]El principal criterio de inclusión fue que las personas encuestadas estuvieran matriculadas en cualquier programa de pregrado en el semestre I de 2008 y que fueran de sexo femenino. El test consta de 26 preguntas agrupadas en tres factores: restricción alimentaría, II: bulimia y preocupación por la alimentación y III: control oral (autocontrol con la comida y percepción de preocupación social por ganar peso). A pesar de que el E-26 no permite distinguir entre anoréxicas restrictivas y bulímicas, es muy útil para diferenciar anoréxicas de población normal. En suma, el E-26 "evalúa un amplio rango de actitudes y comportamientos relacionados con la anorexia nerviosa" (JONQUERA,M. ET AL. 2006). Cada uno de los 26 ítems se puntúa en una escala tipo Likert que va desde nunca hasta siempre, el punto de corte de la escala es 20. Conviene aclarar que la puntuación total del cuestionario nos indica gravedad de los síntomas pero no necesariamente permite realizar un diagnóstico de anorexia nerviosa. Los datos se tabularon en una matriz de Excel y fueron sometidos a un análisis de frecuencia y a un análisis factorial con el SPSS. El análisis factorial se realizó siguiendo los cuatro pasos para la reducción de la dimensionalidad de los datos. Dichos pasos consisten en calcular una matriz que exprese la variabilidad conjunta de todas las variables, extraer el número óptimo de factores, realizar el procedimiento de rotación de la solución y estimar las puntuaciones de las nuevas dimensiones.
Características de la muestra
En total se encuesto a 336 estudiantes, equivalentes al 51% de la población. El rango de edad oscila entre los 16 y 20 años cuyo porcentaje acumulado representa el 74% de las estudiantes encuestadas. La distribución de la muestra es coherente con la proporción de mujeres inscritas en los programa académicos de pregrado ofrecidos en la institución. En este sentido, el programa más representado es Comunicación Social y Periodismo con el 24.9%, le sigue Ingeniería de Alimentos con el 15.3% e Ingeniería Industrial con el 11.4%.
Análisis descriptivo de los ítems
Al efectuar un análisis global de los resultados obtenidos se observa que de 26 ítems, 20 expresan un rango de neutralidad, debido a que sus valores se aproximan a cero y a menos cero. Los ítems que obtuvieron un mayor puntaje fueron el 12 –pienso en quemar calorías cuando hago ejercicio (DT=1.18) -, el 3 – me preocupo mucho por la comida (DT=1.07) -, el 14– me preocupa la idea de tener gras a en el cuerpo (DT=1.03)-, el 5 – corto mis alimentos en trozos pequeños (DT=1.01), el 11– me preocupa el deseo de estar delgada (DT=.97)- y el 15– tardo más en comer que otras personas (DT=.96). Un aspecto común que se encuentra en estas respuestas es que, salvo el ítem 15, todos pertenecen a la subescala "dieta". Los ítems que puntuaron más bajo son, en primer lugar el número 9 –vomito después de haber comido (DT=.28), le siguen el 26– tengo ganas de vomitar después de las comidas (DT=35), EL 2-procuro no comer aunque tenga hambre (DT=.37)-, y el 21– paso demasiado tiempo ocupándome de la comida (DT=.35). En este caso, los puntajes de menor rango están asociados a la subescala "bulimia y preocupación" (9, 26,21).
Distribución de los puntajes individuales más significativos
En primer lugar encontramos 22 estudiantes con un puntaje que va de 15 a 20. Aunque de acuerdo con el protocolo de interpretación no están riesgo de desarrollar un TCA. Es importante tenerles en cuenta ya que un buen número de esos casos oscila entre 18 y 19 puntos. De ahí en adelante el 9.32% de la muestra podría tener algún tipo de TCA. Vale la pena recordar que el EAT-26 no es una herramienta de diagnóstico clínico, así lo han demostrado estudios recientes que lo utilizan más como un instrumento de filtro (Vilela[2]et al, 2004; Lahortiga[3]et al, 2005). Lo que podemos detectar a través de estos resultados es a un grupo de estudiantes que pueden ser considerados como población en riesgo debido a que tienen especial preocupación por los alimentos, su aspecto corporal y, en cierta medida, son susceptibles a la presión social para controlar su peso. No obstante, encontramos 13 casos en los que podríamos presumir la existencia de un TCA, Se trata de aquellas estudiantes que puntuaron más de 30. En consecuencia y siguiendo las recomendaciones de autores como King (1989) es necesario emplear otros medios para determinar si, efectivamente, estamos frente a una situación patológica.
Desde el diseño de la investigación esta posibilidad ya estaba prevista, es por eso que al aplicar el instrumento se pidió a las estudiantes que escribieran sus datos personales con el fin de invitarlas a participar en un trabajo más profundo en el que se empleo la técnica del grupo focal. Los resultados de esta exploración serán presentados en la segunda etapa de la investigación. Mientras tanto, continuaremos con el análisis estadístico. Ahora vamos a saber cómo se distribuyen estos 31 casos con respecto a los programas académicos cursados por las estudiantes y a sus edades.
Distribución de los puntajes críticos por programa y edad
El programa más afectado es Comunicación Social y Periodismo, gráfico 1. Al sumar la totalidad del puntaje de este grupo nos da como resultado 445. De 83 estudiantes encuestadas, 16 presentan indicadores subclínicos de algún TCA lo que equivale a un 19.2% de la muestra y de estos casos ocho (9.6%) presentan puntajes elevados que van de 26 a 53 puntos. Este último puntaje es el más alto de todas las encuestas aplicadas. En lo que respecta a la edad sus rangos oscilan entre los 16 y los 26 años y la mayor concentración se presenta entre los 16 y los 20 años, con 12 casos.
Gráfico 1: Puntajes Críticos Programa de Comunicación Social y Periodismo
Como hemos dicho anteriormente, es posible que un individuo obtenga un puntaje alto como consecuencia de su preocupación por la dieta. Hecho normal en una sociedad en dónde los medios de comunicación y la publicidad nos presionan para tener un cuerpo esbelto y comer alimentos saludables. Pero, lo que nos aproximaría con más fuerza hacia la sospecha de problemas serios en las conductas alimentarias son los ítems que corresponden a la subescala bulimia (3, 4, 9, 18, 21,26). Al observar el detalle de las respuestas, ver tabla, encontramos que de los 445 puntos globales 66 corresponden a la subescala Bulimia, es decir que el 14.5% de las respuestas contienen indicadores clínicos de un trastorno severo en la conducta alimentaria. Entre estos, los más determinantes son el 9, el 18 y el 26 porque están relacionados con los atracones y con el vomito después de las comidas. Por lo tanto, hay al menos cuatro estudiantes de este programa que pueden padecer de anorexia-bulimia debido al hecho de responder positivamente este tipo de preguntas. .
En segundo lugar encontramos el programa de Administración de Empresas Agropecuarias, con un total de 112 puntos. Para este programa, la muestra fue de 32 estudiantes y el número de casos que superan el punto de corte del instrumento equivalen al 12.5%. Entre estos puntajes se destaca el caso de una joven de 17 años que obtuvo 45 puntos. Al analizar el detalle de sus respuestas se observa una excesiva preocupación por los alimentos; aunque no manifiesta el deseo de vomitar luego de las comidas si acepta haber padecido atracones a menudo. Pero, a pesar de haber obtenido casi la mitad del puntaje anterior, las dos estudiantes que obtuvieron un puntaje de 20 y 26, evidencian síntomas mucho más preocupantes. En el caso de la primera estudiante, de 18 años de edad, se acepta el hecho de vomitar a veces después de haber comido; su compañera afirma que casi siempre siente deseos de vomitar después de las comidas. Luego, en el programa de Administración de Empresas, encontramos dos casos en que la probabilidad de padecer un grave TCA es alta.
En tercer lugar tenemos el programa de ingeniería de alimentos. Al sumar los puntajes obtenidos por sus estudiantes se obtiene un total de 111 puntos. En este caso el 7.8% de la muestra ha superado el punto de corte del instrumento. Llama la atención el hecho de encontrar un puntaje de 32 en una estudiante de 25 años. Al revisar sus respuestas el puntaje se explica por una excesiva preocupación por la dieta, presentando dos respuestas positivas en la subescala de anorexia-bulimia. Estas son: siempre vomito después de haber comido y a menudo tengo ganas de vomitar después de las comidas. Algo semejante sucede con la estudiante que puntuó 25 quien afirma que casi siempre tienen ganas de vomitar cuando come. Luego, en el programa de Ingeniería de Alimentos, encontramos dos casos en que la probabilidad de padecer un grave TCA es alta.
En su orden, el programa de Industrias Pecuarias ocupa el cuarto lugar con 73 puntos. Para este programa el tamaño de la muestra fue de 25 estudiantes; en consecuencia, los casos críticos representan el 12%. Aquí no se registra ningún caso que evidencie un TCA grave. La mayor preocupación de las estudiantes se centra en variables relacionadas con la dieta y con la presión del grupo social en que viven. Podríamos afirmar que en este programa no hay muchas posibilidades de encontrar este tipo de problemática.
En quinto lugar aparece el programa de Educación preescolar con 63 puntos. La muestra para este programa fue de 30 estudiantes y el porcentaje de los casos críticos de 6.6%. Al igual que en el caso de Industrias Pecuarias, el puntaje elevado de las dos estudiantes nos remite a la presión social y a la preocupación por la dieta. A pesar de esto, conviene prestar atención a la estudiante de 17años quien piensa a menudo que los alimentos controlan su vida.
Finalmente, encontramos el programa de Medicina Veterinaria.
Gráfico6: Puntajes Críticos Programa de Medicina Veterinaria, Con una muestra de 29 estudiantes, los casos críticos equivalen al 6.8%, con un total de 55 puntos. En estos se destaca la estudiante de 22 años (36 puntos) quién afirma que, a veces, suele vomitar después de haber comido. Manifestando, además una severa preocupación por los alimentos hasta un punto tal en que piensa que siempre los alimentos controlan su vida. Es probable que estemos frente a otro caso en el que ya se ha desarrollado un TCA.
Prueba de consistencia interna
Con el fin de analizar la consistencia interna de la prueba se calculo el Alfa de Cronbach para la escala total. "Donde k es el número de ítems de la prueba, S es la varianza de los ítems (desde 1…i ) y S es la varianza de la prueba total.
El coeficiente mide la fiabilidad del test en función de dos términos: el número de ítems (o longitud de la prueba) y la proporción de varianza total de la prueba debida a la covarianza entre sus partes (ítems). Ello significa que la fiabilidad depende de la longitud de la prueba y de la covarianza entre sus ítems"[4]. El resultado obtenido en esta prueba fue de 0.83, lo que significa que posee un alto nivel de consistencia interna.
Tabla1: análisis de fiabilidad con el alfa de Cronbach
Análisis Factorial de los datos
El objetivo de recurrir al análisis factorial es comprobar si en la muestra estudiada el EAT-26 tenía un comportamiento similar a los resultados obtenidos en otros estudios, como el de Mercedes Jorquera, et al. y el de Gardner, quien fue el autor de la prueba. Igualmente, se pretende comprender cuales son los ítems que obtienen cargas factoriales mas elevadas en la población estudiada. El esquema básico para realizar un análisis factorial consta de cuatro pasos: "el cálculo de una matriz capaz de expresar la variabilidad de todas las variables, la extracción del número óptimo de factores, la rotación de la solución para facilitar su interpretación y la estimación de las puntuaciones de los sujetos en las nuevas dimensiones".
Para efectos del análisis se tomo la variable 9 como variable de selección, asignándole un valor de 1. Esta variable fue seleccionada porque, desde un punto de vista cualitativo, expresa uno de los rasgos más significativos asociados a la presencia de un TCA. La tabla 2, muestra los tres factores que fueron extraídos. Con dos factores solamente se explica el 74,9% de la varianza y con tres el 100%. Por lo tanto, podemos afirmar que aquí se cumple una de las propiedades más destacadas por Thurstone, con respecto a la finalidad del análisis factorial: la elegancia y la parsimonia. Dicho principio de economía significa que solamente con tres factores podemos explicar las 26 variables del instrumento.
Tabla2: Matriz de configuración factorial de los ítems del EAT-26
En un segundo momento, se empleo el método de extracción de componentes principales y como método de rotación la Normalización Varimax con Kaiser. En la solución rotada, que se aprecia en la tabla 3, identificamos tres factores. El primero de ellos, al que podemos denominar Bulimia y control, incluye 8 ítems (3,4,13,15,20,21,24,26) que obtuvieron una carga factorial igual o superior a ,70. Con este factor, se logro explicar el 47,8% de la varianza. Al igual que en el estudio de, las variables que lo constituyen hacen referencia a comportamientos bulímicos como atracones, vómitos que se presentan después de comer y preocupación excesiva por los alimentos. Con el segundo factor, se explico el 27% de la varianza. (1, 2, 5, 7, 17, 19, 23). Estas variables se refieren a conductas selectivas en el consumo de alimentos de régimen, en la evitación de carbohidratos y el deseo de estar más delgada; por ese motivo, la denominamos dieta. Finalmente, encontramos el tercer factor, con el que se explica el 25% de la varianza (8,10, 11, 12,22). En este grupo predominan los ítems relacionados con preocupación excesiva por las comidas y sentimientos de culpabilidad.
Tabla3: Matriz de componentes rotados
Método de extracción: Análisis de componentes principales. Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser.
a La rotación ha convergido en 8 iteraciones.
b Sólo aquellos casos para los que BULIMIA9 = 1, serán utilizados en la fase de análisis.
La primera conclusión a la que podemos llegar es que existe un número significativo de casos que podrían estar asociados a un TCA. De las 336 estudiantes encuestadas, 31(9.2%) lograron superar el punto de corte del instrumento. Entre estas podemos afirmar que al menos 9 estudiantes padezcan de un TCA con graves manifestaciones. A esta conclusión llegamos por el tipo de respuestas en las que las estudiantes reconocen que siempre que comen vomitan o sienten ganas de hacerlo y, simultáneamente, expresan ideas irracionales según las cuales los alimentos controlan sus vidas.
En segundo lugar, se observa una clara relación entre los TCA y el programa académico cursado por las estudiantes que obtuvieron los mayores puntajes. La situación más preocupante de la universidad se presenta en Comunicación Social y Periodismo. Con 445 puntos, triplica a las estudiantes de Administración de Empresas Agropecuarias y registra los casos de mayor gravedad. A simple vista, podría afirmarse que en esta carrera, más que en las otras, existe una enorme presión social que le exige a la mujer adaptarse a unos estereotipos de belleza, como condición de aceptación y de éxito laboral. En este sentido, las dinámicas impuestas por los medios de comunicación estarían incidiendo como factores de riesgo para el desarrollo de un TCA.
Pero, así como hemos encontrado una relación negativa entre programa académico y prevalencia del TCA, en el caso anterior, en el programa de psicología el fenómeno se manifiesta a la inversa. De las 25 estudiantes encuestadas, 7,5% de la muestra, ninguna obtuvo puntajes críticos, siendo 6, el puntaje más alto. ¿Podría esta elección profesional considerarse como un factor de protección debido al proceso mismo de la formación académica en el que el estudiante se interroga constantemente sobre los rasgos de su personalidad y en dónde existe una actitud más reflexiva con respecto a la existencia? Los resultados no nos dan ningún argumento para afirmar o negar esta hipótesis; pero, al igual en el programa de Comunicación Social, la pregunta queda planteada.
En lo que concierne a la edad, los resultados obtenidos muestran que el promedio de casos graves se encuentra entre los 17 y los 21 años. Aquí encontramos una relación inversamente proporcional entre el momento evolutivo de los individuos y la gravedad de los TCA. El hecho puede ser entendido por los múltiples cambios que debe afrontar el ser humano en ese periodo de su ciclo vital en que transita de la adolescencia a la juventud. Tanto los cambios fisiológicos como emocionales hacen a las personas más vulnerables y susceptibles al desarrollo de un TCA.
En lo que respecta a las pruebas de validación practicadas al EAT-26, podemos afirmar que es un instrumento con un alto nivel de validez (0.83). Lo cual implica que tiene buenas propiedades psicométricas. Al realizar el proceso de reducción de datos obtuvimos una estructura bastante funcional ya que solamente con tres factores se logro explicar el 100% de la varianza. En la segunda etapa del análisis factorial, se aplico la prueba de rotación con VARIMAX, para determinar la carga de las variables del instrumento. En algunos estudios (PALPAN, 2007; JORQUERA, 2006) La variables se agrupan de manera semejante al estudio original de GARNER y GARFINKEL (1997). Aquí, estas aparecen mezcladas. En el primer grupo, predominan las que están asociadas a la bulimia y se mezclan con las de control; en el segundo, los ítems de dieta y control cargan de manera semejante y, en el tercero, predominan los de dieta. A pesar de que la relación no sea tan nítida, en los tres casos, las variables se han agrupado de acuerdo a la gravedad de los comportamientos que sugieren. Así, las del primer grupo indican conductas patológicas frente al consumo de alimentos, el segundo grupo, contiene variables asociadas a la evitación de cierto tipo de alimentos y el tercero expresa sentimientos de culpabilidad frente a la ingesta de ciertos alimentos, como dulces y carbohidratos.
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Discussion
Vistos desde esta perspectiva, los resultados arrojados por la tabla anterior son coherentes con otros estudios realizados aplicando el mismo instrumento. Por ejemplo el de Mercedes Jorquera, en dónde aquellos ítems que aparecen como indicadores clínicos del trastorno puntúan relativamente bajo. Para el caso de este estudio, el ítem 26 puntúo .44; el 21, .65 y el 9, 17. Algo semejante sucede con las puntuaciones más altas.
No obstante, al revisar los puntajes individualmente encontramos datos preocupantes en la población estudiada. Como hemos dicho, el EAT-26, es una versión abreviada del EAT-40; por lo tanto su punto de corte es de 20 puntos. En la siguiente tabla podemos observar las implicaciones de los puntajes.
Autor:
Carlos Huertas Hurtado
Grupo de investigación en Psicología Aplicada
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