La comunicación como fundamento de la historicidad de la lingüística
Enviado por Neustánder Espinosa
- La historicidad de la lingüística antes de la escritura
- Historicidad de la lingüística a partir de la comunicación escrita
- Historicidad de la lingüística contemporánea
- Bibliografía
De entrada, es importante señalar la relación entre lenguaje, comunicación y lingüística. Solo así es posible entender que la comunicación es el fundamento de la historicidad de la lingüística.
Los lingüistas están de acuerdo en la definición de "lenguaje" como facultad o capacidad de los seres humanos comunicarse. Así, por ejemplo, De Saussure, F. (1983: 75-76) lo concibe como una facultad dada por la naturaleza para articular palabras; Martinet, A. (1972: 13) lo explica como institución humana; para Coseriu, E. (1999: 265) es una actividad humana universal; y, Niño R., V. (2007: 61) lo entiende como facultad humana mediante la cual se adquiere o desarrolla una o varias lenguas naturales. Y esto solo por mencionar algunos, ya que es la misma concepción de Gabelentz, Chomsky, Van Dijk y Cassany.
La comunicación, en tanto, es el acto mediante el cual los seres humanos transmiten informaciones. De forma similar la define Abraham, W. (1981: 109); como intercambio de informaciones, y Niño R., V. (Op. Cit.: 39) la explica como proceso mediante el cual dos o más personas comparten una misma información o una misma experiencia.
La vinculación lenguaje, comunicación y lingüística obedece a la concepción de esta última como disciplina científica que estudia el lenguaje. Para Martinet, A. (Op. Cit.: 11), es el estudio científico del lenguaje humano. Y, De Saussure, F. (Op. Cit.: 74) aclara sus dos dimensiones: individual y social, en franca alusión al habla y a la lengua.
En fin, como la lingüística estudia el lenguaje, y éste es la capacidad humana de comunicarse; entonces, es posible asumir, como de hecho se asume, que el fundamento de la historicidad de la lingüística es la comunicación, tanto oral como escrita.
De igual importancia, es necesario establecer la relación entre los términos historia e historicidad; y de paso, entre historia de la lingüística e historicidad de la lingüística. Es que un asunto es la narración de los acontecimientos ocurridos en un tiempo y en un espacio determinados (historia); y otro, es el estudio analítico y crítico de tales sucesos (historicidad).
La historia de la lingüística consiste, precisamente, en narrar los fenómenos lingüísticos dados a través del tiempo en diferentes lugares. En tanto, la historicidad de la lingüística va más allá de contar esos hechos; los analiza, describe, explica y critica.
Ahora bien, esos fenómenos lingüísticos objetos de los estudios de la historicidad de la lingüística se dan en la comunicación humana, y no fuera de la actividad mediante la cual se transmiten informaciones. De esto se trata, del análisis reflexivo de los acontecimientos estrictamente vinculados con la lingüística.
Este esfuerzo investigativo considera tres grandes apartados: I. La historicidad de la lingüística antes de la escritura, II. Historicidad de la lingüística a partir de la comunicación escrita, y III. Historicidad de la lingüística contemporánea. Todo esto, con la finalidad de destacar la comunicación como el eje central y transversal de los fenómenos lingüísticos.
La historicidad de la lingüística antes de la escritura
Este período es denominado por todos los estudiosos con el nombre de "prehistoria"; un término problemático e imposible porque significa, etimológicamente, antes de la historia. Y, antes de la historia lo que hay es más historias, tal vez no escritas.
Según Rodríguez, N. (2012: 1-2) este tiempo llega hasta el 4,000 a. C. cuando surge la escritura. Aunque es necesario señalar que no se da el mismo proceso en todas partes o a nivel del mundo conocido. De ahí que él destaca tres acontecimientos importantes:
1. El origen misterioso del lenguaje en el ser humano.
2. Carencias de elementos lógicos y valores conceptuales de los "lenguajes primitivos".
3. La palabra como creadora del mundo.
El primer caso es entendible porque los evolucionistas, como el caso de Nelson Rodríguez y José Luís Mendivil, no tienen argumentos para explicar el paso del grito al chillido, al gesto y hasta a la palabra articulada. Por eso le llaman misterioso. Sin embargo, en el caso de los creacionistas, considerando los documentos antiguos como relevantes para la demostración de las cosas, como los encontrados en Mesopotamia, Egipto, Babilonia, China e India, el problema queda resuelto con lo mencionado en el libro bíblico y hebreo del Génesis en torno a la capacidad de los primeros seres humanos para comunicarse.
El segundo punto es el más importante, porque se designaban las cosas con términos específicos. Se carecía de términos generales y ambiguos. Es decir, entre la designación y el objeto existía una íntima vinculación o correspondencia.
Ya en el tercer asunto, la comunicación oral, aunque en convivencia con los inicios de la forma escrita, es la protagonista de los mitos en torno a los orígenes de las cosas. Las historias se transmiten de forma hablada de generación en generación.
Historicidad de la lingüística a partir de la comunicación escrita
Rodríguez, N. (Op. Cit.: 2) entiende la escritura como el logro más significativo en la evolución humana. Para él, los sumerios (4,000 a.C. – 2,400 a.C.) inventaron la escritura. Esto representa la adquisición de una herramienta útil para el estudio del lenguaje y un avance en la tarea de la comunicación.
En cuanto a la invención de la escritura, Niño R., V. (Op. Cit.: 88) la dimensiona con aspecto colectivo y le da el "puesto de primeros y mejores lingüistas" a quienes la inventaron.
El mismo Rodríguez, N. (Op. Cit.: 4-15) expone los aportes de los pueblos primitivos a la historicidad de la lingüística, que aquí se asumen como fundamentos de la comunicación escrita. También, Rull G., C. (s/f) los confirma parcialmente hasta la edad media. En forma sintetizada son los siguientes:
* Edad Antigua (4,000 a.C. – 476 d.C.):
– La comunicación como producto divino:
Mesopotamia:
– La invención de la escritura (3,500 a.C.) por parte de los sumerios (4,000 a.C. – 2,400 a.C.) representó un paso de avance para la comunicación; ya que, a partir de esta forma gráfica se preservan los conocimientos para su posterior transmisión.
– El código de Hammurabi (1,760 a.C.). Unificó todas las leyes mesopotámicas en el primer imperio babilónico (2,000 a.C. – 1,595 a.C.). Esto significó una forma de comunicación de la reglamentación jurídica para una amplia población de lugares y culturas diferentes; es decir, unificación idiomática a través de las normas.
– El sistema cuneiforme -forma de cuña- (3,000 a.C.); poseedor de un gran número de símbolos ideográficos. Da a la comunicación un conjunto de signos con significados distintivos capaces de combinarse para la transmisión de un mensaje.
Egipto:
– Expresión de cada idea por una palabra específica. Tanto la comunicación oral como la escrita se perfeccionan con el uso de términos específicos para cada cosa.
– Universidad "La casa de la vida". Allí se aprendía el significado de los jeroglíficos (3,300 a.C.). Aseguró la continuidad de la forma escrita de la comunicación a través de unos signos cargados de significados, capaces de expresar ideas.
Hebreos (gentes de lejana procedencia):
– El documento antiguo de mayor valor: LA BIBLIA, contiene escritos sagrados, históricos, literarios y jurídicos. Señala la capacidad comunicativa de los primeros seres humanos. Lleva intrínseca su versión de las historias de la lengua, de la lingüística y de la comunicación.
Fenicios:
– Perfeccionamiento y divulgación del alfabeto inventado por los pueblos de Canaán y Sinaí (1,850 a.C.). Es necesario señalar aquí que todo el conocedor de la Biblia sabe que se trata de los hebreos. En cuanto a la historicidad de la lingüística, representa una mayor cobertura de comunicación entre los pueblos de esas zonas.
– La comunicación como reflejo de la realidad:
Hindúes o Indios:
– Los libros sagrados Vedas (2,000 a.C. – 1,000 a.C.): son himnos que muestran las diferentes apariencias de las cosas; predican la idea del orden y la rectitud. Una demostración de la comunicación lingüística de este pueblo.
La escuela Upansabs -Siglos XX (1,900 a.C.) – X (900 a.C.)-:
– Los primeros en hablar de la palabra en la civilización hindú. También fueron los primeros en realizar estudios hermenéuticos. Es decir, pioneros en análisis metalingüísticos y textuales.
Escuela Carvaka (Siglo VIII a.C -700 a.C.-):
– Adagios y expresiones lógicas de Carvaka. Esto representa las dos esferas de la comunicación (oral y escrita); al tiempo de implicar cierto nivel de conocimiento de la lengua para sus entendimientos e interpretaciones.
Escuela Narada {Siglos X (900 a.C.) – VII a.C. -600 a.C.)}:
– Pluralidad del sentido de las palabras; eran entes vagos y ambiguos que perjudicaban la comunicación de la esencia de las cosas con el mundo. Es decir, ya los términos dejan de ser específicos y pasan a tener multiplicidad. Esto implica, ahora, la consideración del contexto comunicativo.
Escuela Mimamsa (Siglo VII a.C. -600 a.C.-):
– Defensores del naturalismo del lenguaje: palabra-significado.
– Representantes como Prabhakara y Kumarila entendían la relación palabra-significado como natural, eterno y divino.
– Los primeros en hablar de los universales "lingüísticos".
Viene a ser la primera institución dedicada al estudio de la comunicación lingüística. O sea, un avance significativo en cuanto al estudio del lenguaje.
La escuela Nyaya (Siglos VI a.C. -500 a. C.- al V a. C. -400 a. C.-):
– Defensores del convencionalismo del lenguaje.
– Panini (450 a.C.) es su representante máximo. Gramático que recopiló toda la tradición oral de su pueblo. Creador de la primera gramática normativa. Trabajó las raíces, afijos, inflexiones, sustantivos y verbos. Clasificó los sonidos de la lengua según punto y modo de articulación.
Las opiniones de esta escuela, en particular de Panini, se imponen en todo el transcurrir de la lingüística. Sus ideas aún son consideradas en la actualidad.
China:
– Primeros esbozos de escritura en inscripciones oraculares sencillas (Siglo XI a. C. -1,000 a. C.-) durante la dinastía Shang. Otra manifestación acerca de la comunicación escrita de los pueblos antiguos.
Escuela Taoísta:
– Según Lao-Tsé (600 a. C.) el nombre inmutable no puede ser definido (esto es similar a la opinión bíblica del nombre de Dios). Para él, el Tao es el "camino, luz, verbo, palabra, comunicación y expresión". También relaciona el nombre con la esencia del ser nominado de manera directa. O sea, establece diferencias entre sustantivos mutables e inmutables, definidos e indefinidos.
– Para Zhuang Zi (Siglo IV a. C. -300 a. C.-) las palabras utilizadas solo representan a los seres finitos y sus cualidades. Una exageración en torno a la concepción de las cosas infinitas como algo imposible de explicitarse con términos algunos.
– Mo Di (479 a. C. – 381 a. C.) propone la pureza de los términos y la disipación de las ambigüedades; así como las relaciones entre las palabras y las realidades. Un ejemplo vivo de que nunca van a faltar aquellos que defiendan la "pureza del idioma"; quienes provocan más males que bienes a la lengua y a los estudios lingüísticos por querer imponer normas dogmáticas y permanentes.
Escuela Confucionista:
– Confucio (552 a. C. – 479 a. C.) copiló y divulgó los cinco libros sagrados (Jing) de la China: Shin Jing (Poesía), Shu Jing (Historia), Li Jing (Ritos), Yo Jing (Música) y Yi Jing (Adivinación/mutaciones). Relacionó la terminología con la lógica. Su exégesis textual consistió en "buscar detrás de la letra de los textos la idea profunda y oculta". Es decir, acumula una rica tradición de la cultura china en documentos escritos y se dedica al análisis del discurso de forma científica (incluso lingüística a pesar de no existir como ciencia todavía).
– Para Xun Zi (300 a. C. – 220 a. C.) los nombres se deben a reglas objetivas aunque sus significados obedezcan las convenciones sociales. Además, tales denominaciones daban a cada ser su puesto en el mundo.
Escuela de los Nombres (Ming Jia):
– Especialistas en el arte del discurso y en los problemas de la lógica.
– Hui shi (Siglo III a. C. -200 a. C.-): trabajó la inconsistencia de las ideas sobre los conceptos a partir de paradojas.
– Gong Sun Long (320 a. C. – 250 a. C.). Se concentró en la rectificación de los nombres al tratar que a cada realidad correspondiera un término bien definido.
Hui shi y Sun Long representan dos paradigmas diferentes de la misma escuela. Uno ve la facilidad con las que cambian las designaciones; y otro, la importancia de asignar un nombre definido y definitivo a cada cosa.
Grecia:
Presocráticos:
Los pensadores griegos anteriores a Sócrates se concentraron en la explicación del principio generador de todas las cosas. Entre éstos, relacionados con el estudio del lenguaje, están:
– Pitágoras de Samos (580 a. C. – 500 a. C.). Concibió el número por encima de las palabras y principio de todo lo existente, caracterizado por sus múltiples significados.
Para Pitágoras de Samos el número es el símbolo por excelencia. Es una concepción extrema del signo y su multiplicidad.
– Jenofanes de Colofón (580 a. C. – 490 a. C.). Vio el lenguaje como un juego de las convenciones de una sociedad específica. Entendió el lenguaje como lengua de una comunidad determinada. Para él, los acuerdos tácitos e implícitos de la comunicación lingüísticas son diferentes según la sociedad.
– Zenón de Elea (495 a. C. – 430 a. C.). Explicó los peligros del lenguaje común por la multiplicidad en los sentidos de las palabras.
Para Zenón de Elea los términos propios de la lengua común poseían los problemas de tener varios significados. Está característica provoca, en pensamiento de este señor, dificultades para el entendimiento de un mensaje.
– Parménides de Elea (540 a. C. – 470 a. C.). Convencionalista para quien la inexplicabilidad del ser implica ver las palabras como asuntos ilusorios. Revive la discusión entre naturalismo y convencionalismo del lenguaje. De ahí que entiende que las palabras son entes pasajeros que pueden variar de un lugar a otro, de una época a otra.
Escuela del Devenir y el Cambio:
– Heráclito de Éfeso (535 a. C. – 465 a. C.). Planteó la propuesta del estudio del antónimo de cualquier palabra como resultado de su concepción filosófica de la lucha de contrarios y la multiplicidad.
– Demócrito de Abdera (460 a. C. – 370 a. C.). Profundizó la convencionalidad del lenguaje con sus estudios de homonimia, heteronimia y analogías de los nombres.
Estos representantes de la escuela del devenir y el cambio realizan un aporte significativo a los estudios lingüísticos al denominar ciertos fenómenos de la realidad comunicativa con los nombres de antónimos, homónimos, heterónimos y analogías. Aún en la actualidad mantienen esas conceptualizaciones.
Sofistas:
Filósofos especializados en el discurso. Exhibían buen dominio de los conocimientos gramaticales, lexicográficos, sintácticos, estilísticos, literarios y retóricos. Es decir, el fundamento de su estilo de vida era la palabra. Entre ellos:
– Protágoras de Abdera (480 a. C. – 410 a. C.). Explicó la posibilidad dual de un discurso; es decir, las formas positiva y negativa; la expresión adecuada o no de un asunto mediante la expresión oral o escrita dependiendo de las palabras empleadas.
– Georgías de Leontini (480 a. C. – 372 a. C.).Demostró la imposibilidad de los nombres para comunicar el conocimiento de las cosas. Entendía la diversidad entre nombres y cosas. Se destacó por su estudio de la sinonimia.
De Leontini suma la sinonimia a los estudios lingüísticos. De paso, realiza un aporte en materia de producción de discurso en provecho de la estética de la comunicación.
Socráticos:
Con el nombre de "socráticos" se denominó a Sócrates y sus discípulos. Entre éstos se destacan, además del maestro, Platón y Aristóteles. Niño R., V. (Op. Cit.: 88-89) resalta la importante tarea de estos pensadores de sentar las bases de la gramática con casos como las relaciones entre pensamiento y palabra y la polémica entre analogía y anomalía. Así, por ejemplo, da relevancia a los aportes de Platón en sus diálogos de "Cratilo", su concepción naturalista del lenguaje (teoría physei); contrario a los realizados por Sócrates, Aristóteles y otros que creían en la arbitrariedad o convencionalidad (teoría thesei).
Rodriguez, N. (Op. Cit.: 10) se refiere a ellos en términos similares y añade el hecho de Sócrates (469 a. C. – 399 a. C.) ver la inducción, a través de su "mayéutica", como el medio o instrumento perfecto para la formación de nuevos conceptos y definiciones; que Platón (427 a. C. – 347 a. C.), en el "Cratilo", evidencia la estrecha vinculación de la palabra con la naturaleza de las cosas; y que Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) postuló en torno a la convencionalidad del lenguaje al considerar los nombres signados a los objetos debido al acuerdo tácito de una comunidad de hablantes. Es decir, reviven la discusión iniciada por los hindúes.
Los socráticos fueron capaces de detallar muchas de las reglas gramaticales que han prevalecido a través de la historia, y de explicar las categorías gramaticales aún objetos de estudios en la actualidad.
Con la expansión del imperio griego bajo Alejandro Magno surgen dos colonias griegas en Egipto: Pérgamo y Alejandría, donde se destacan, respectivamente, las escuelas de los estoicos y la de los epicúreos. Los primeros eran naturalista y anomalistas (las leyes del lenguaje no son del todo regulares); desglosaron el lenguaje en tres aspectos (significante, significado y situación); clasificaron las categorías de la oración en primarias y secundarias; y, desarrollaron los estudios de la fonética y la etimología. Los segundos, en cambio, convencionalistas y analogistas (las leyes del lenguaje son regulares y pueden ser descubiertas o descritas por analogías).
Los estoicos continuaron los planteamientos de Platón. Uno de ellos es Zenón el estoico (332 a. C.- 262 a. C.) con su tesis sobre la naturaleza activa y pasiva de lo existente que puede actuar o ser afectado por otro; de lo contrario se considera inexistente o incorpóreo.
Los epicúreos siguieron los lineamientos de Aristóteles. Así, Dionisio de Tracia (100 a. C.) con su "Gramática" concibe la lengua como un conocimiento técnico para los escritores y declamadores; y, al mismo tiempo, desarrolla un aporte y una avance en los estudios etimológicos, sintácticos, literarios y ortográficos. O como señala Niño R., V. (Op. Cit.: 89-90), está es la gramática transmitida por la tradición hasta la actualidad. Y, no es de menos, ya que detalla las categorías gramaticales formales.
En Roma continúan los estudios del lenguaje de los griegos; y con ellos las discusiones entre anomalistas y analogistas. Así, Marco Terencio Varrón (16 a. C. – 27 d. C.) se ubica en un "eclecticismo" al tratar de unir analogía y anomalía cuando sustentó la influencia de la razón, en parte; y de la costumbre, en otra parte, al ser humano comunicarse tanto oral como escrito. También se destacan Prisciano (300 d. C. – 390 d. C.) con su recopilación y enseñanza de la lengua "clásica" latina con autores del período clásico romano; y, más tarde, Donato (400 d. C. – ¿?).
* Edad Media:
La edad media tiene como inicio la caída del imperio romano. Se extiende desde el siglo V hasta el siglo XV: alta edad media (476 d. C. – 1,000 d. C.) y baja edad media (1,100 d. C. – 1,400 d. C.). En ella se continúan los lineamientos gramaticales de los grecolatinos sin muchos cambios al respecto.
En ese tenor, surgen dos importantes escuelas que van a preservar la lucha entre convencionalismo y naturalismo. Una es la "patrística", perspectiva de los padres de la iglesia que siguen la propuesta de Platón y sostienen la vinculación íntima entre idea y palabra. A éstos se le denominó "realistas" por sus estudios sobre la realidad.
Dentro de la escuela "la patrística" aparecen San Agustín (354 – 430) con su concepción de la lengua como conjunto de signos; y por sus estudios morfosintácticos; y Duns Scotto (1265 – 1308) con su concepción realista de las esencias como posteriores y más fuertes que las divinas.
"La escolástica", movimiento intelectual surgido de las escuelas de la iglesia, entendía la palabra como resultado de la nominalización de las cosas (nominalistas). Eran convencionalistas que intentaron unir la fe y la razón. Entre sus representantes más destacados están Santo Tomás (1225 – 1274), con el valor de sus universales y sus implicaciones lógicas y lingüísticas, la veracidad y falsación de los términos y sus juegos lógicos; y Guillermo de Ockam (1298 – 1349) con su estudio y clasificación de los conceptos y sus análisis acerca de los metalenguajes.
Con la patrística y la escolástica se afianzan los análisis morfosintácticos y las concepciones "lingüísticas", especialmente lenguaje y lengua. Así también, avanzan en torno a los universales "lingüísticos" como elementos similares de los idiomas.
En la baja edad media, los estudios tienen mayor profundización lógica. Se destacan tres grupos o movimientos: 1. Summulae Logicales, en honor a la obra de Pedro Hispano (1220 – 1277) con ese mismo nombre; la cual generó el punto de partida de otras investigaciones sobre el lenguaje; 2. Los Modistae, con sus "gramáticas especulativas", que son estudios teóricos del lenguaje interesados en las categorías de la lengua, la significación y los valores de veracidad como el caso de Pedro de Helia (1,100) en su obra "Comentum"; y 3. Linguae Vulgata, movimiento que defendió las lenguas romances o vulgares, como el sonado ejemplo de Dante Alighieri (1265 – 1321) con "La Divina Comedia" y "De Vulgari Elocuentia" al poner el italiano a nivel de cualquier lengua nacional u oficial.
En la baja edad media, se profundizan las investigaciones "lingüísticas" y se publican diferentes normas gramaticales y obras de las lenguas romances.
Es imprescindible mencionar el proceso y caso de los árabes. Este pueblo de pastores, comerciantes y asaltantes, como bien señala Rodríguez, N. (Op. Cit.: 15), de organización tribal y creencias politeístas, sienten la necesidad de interpretar los textos de su libro sagrado "Al-Corán" y dando así con los problemas esenciales del lenguaje. Entre ellos hay dos movimientos dignos de destacar: 1. Mutazili, defensores del convencionalismo del lenguaje; y 2. Mutakallimi, partidarios del naturalismo; y una posición intermedia propuesta por Iman Al-Haramayn, al distinguir el origen histórico de las lenguas del psicológico y al proponer la convergencia de ambos aspectos; postura esta última que luego es reforzada por Al-Gacel (1058 – 1111) al decir que las tres intervienen en el lenguaje. Éstos representan otro ejemplo de la diversidad de aspectos que intervienen en el lenguaje como capacidad humana de comunicación.
Historicidad de la lingüística contemporánea
Coseriu, E. (Op. Cit.: 15-32) presenta una panorámica de la lingüística "moderna" como aquellas corrientes surgidas desde las primeras décadas del siglo XIX hasta hoy. Explica que su actualidad es pura apariencia porque se enfoca en las discusiones de problemáticas superadas, algunas; y otras, dejadas de lado en la antigüedad. De ahí sus señalamientos siguientes:
a) Desde la Antigüedad clásica al Renacimiento predominan los problemas de definición relativos a la esencia del lenguaje y a las categorías de las lenguas.
b) Durante el Renacimiento predomina la actitud histórico-comparativa.
c) En el siglo XVIII se vuelven a plantear los temas más antiguos como teoría y descripción.
d) Con el siglo XIX se vuelve a la problemática del Renacimiento en torno al interés científico en la comparación y la historia.
e) Relevancia teórica de la lingüística actual.
f) La lingüística actual es más tradicional que la tradicional. Esto porque:
1. La distinción entre significante y significado según De Saussure es la misma realizada por Aristóteles.
2. La distinción entre lenguaje y metalenguaje tal como lo hizo San Agustín en "De magistro".
3. La distinción entre sincronía y diacronía se halla en los estudios de Harris.
4. La arbitrariedad del signo lingüístico es una tradición iniciada con Aristóteles.
Algunos de esos aspectos mencionados por Coseriu ya han sido abordados en este trabajo. Otros, a partir del Renacimiento, aún no han sido detallados. Y, aunque el señala como inicio de la lingüística moderna las primeras décadas del siglo XIX es vital considerar los fenómenos lingüísticos de los siglos XVI al XVIII para luego caer en los siglos XIX y XX. No sin antes recordar que todo esto trata de la comunicación como fundamento de la historicidad de la lingüística.
Un estudio serio en torno a la historia de la lingüística es el de Carlos Rull García. Él realiza un recorrido desde la Grecia clásica hasta la Lingüística funcional. Sin embargo, para continuar la línea cronológica del presente esbozo, es importante sintetizar unas ideas de Niño R., V. (Op. Cit.: 90) y de Benavides G., C. (2013) vinculadas estrechamente con el idioma español.
Niño R., V. (Íbidem) cita:
"Poema del Mio Cid", 1100, eleva el castellano a un nivel de lengua independiente del latín y similar a cualquier otra lengua nacional u oficial.
Oficialización del castellano por mandato de Fernando III, el Santo, en 1240.
Carácter de obligatoriedad del castellano en los documentos públicos por orden de Alfonso X, el Sabio, en 1260.
Publicación de la primera "Gramática Castellana" por Elio Antonio Nebrija en 1492.
En tanto, Benavides G., C. (Op. Cit.: 135-140), al referirse al español preclásico como la etapa de transición entre los usos medievales y los clásicos; entre otros asuntos, enmarca este período entre 1384 y 1587 (siglos XIV – XVI); y puntualiza:
Elio Antonio de Nebrija. Iniciador de la investigación lingüística española. Redacta la primera gramática, un diccionario latino-romance y las primeras reglas de ortografía.
Alonso Palencia redacta el Universal Vocabulario en latín y romance. Primer conjunto lexicográfico.
Juan de Mena escribe "Laberinto de Fortuna" con un empeño latinista causante de un dislocamiento sintáctico.
Marqués de Santillana escribe "Comedia de Fonza y Serranillas". Se empeña en forjar una lengua poética lo más vecina al latín.
Alfonso Martínez de Toledo (Arcipreste de Talavera) principal iniciador del cultivo de la lengua popular y su mezcla con la expresión culta (El Gorbacho).
Fernando de Rojas escribió "La Celestina", 1499. Máximo ejemplo de alternancia entre lo culto y lo artificioso.
Jorge Manrique es el máximo ejemplo de expresión elegante, pulida, no extravagante en "Coplas a la muerte de su padre". Incorpora a la lengua general cuarenta latinismo.
Y añade: "El papel dominante que España ejerce en la Europa de los siglos XVI y XVII induce a la publicación, en diversos países, de gramáticas y diccionarios españoles, y algunos bilingües como el franco-español de Jean Palet (1604), el anglo-español de R. Percíbale (1599), y el hispano-italiano de L. Frauziosini (1620)" (pág. 154).
En el tenor del contexto anterior, es necesario volver a Niño R., V. (Op. Cit.: 91) al referirse a la Gramática general y razonada de los franceses Claude Lancelot y Antoine Aranauld (1660), con énfasis en las relaciones lenguaje y pensamiento, lengua y razón; a los estudio del danés Rasmus Rask (1787-1832) sobre el origen del antiguo noruego, sienta las bases de la fonética y la fonología comparadas; la introducción del sánscrito a Europa por el alemán Friedrich Schlegel en 1808, representa, más tarde, la demostración del origen común de las lenguas indoeuropeas.
Por otro lado, Rull G., C. (s/f) destaca en el Renacimiento (siglos XVI y XVII) las gramáticas de Antonio de Nebrija (1492), del italiano Trissino (1529), del portugués Oliveira (1532) y del francés Meigret (1550). Todas con carácter normativo y de fijación de la lengua. Además, la gramática anónima de Lovaina, las gramáticas de Villalón y Jiménez Patón, "Arte kastellana" de Gonzalo Correas, "Diálogo de la Lengua" de Juan de Valdés en torno a la distancia entre lengua oral y lengua escrita, y el diccionario "Tesoro de la lengua castellana o española" (1611) de Sebastián de Covarrubias. También, "Minerva" (1587) de Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), que ejercería enorme influencia en la lingüística racionalista de la época. Y, la corriente más importante, la lingüística racionalista francesa que culminaría en la "Grammaire genérale et raisonnée de Port Royal" (1660). Esto evidencia la divulgación y mayor comprensión de los asuntos lingüísticos.
Acerca de la Ilustración (siglo XVIII), Rull G., C. (Op. Cit.) resalta la polémica entre empirismo y racionalismo. Aquí menciona dos gramáticos trascendentales: el francés Condillac, quien rompe toda relación entre concepto y referente, entre signo y objeto; y James Harris con la publicación de "Hermes" (1751), una historia de la gramática (primera en su género) con un modelo y un criterio científico.
En la lingüística del siglo XIX, Rull menciona algunos trabajos precursores de la nueva lingüística que nacería en el siglo XX: los de William Withney, formuló la teoría de la lengua como conjunto arbitrario de signos; los de Baudanin de Curtenay, ideó el concepto de fonema como equivalente psíquico del sonido; Meillet, creador de la Lingüística general; Vossler, precursor de las perspectivas psicológicas e idealistas.
Ya en cuanto al siglo XX, Rull cita textualmente: El curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure se publica en 1916. Y la lingüística cambia para siempre. Como volvera a hacerlo en 1957, cuando Chomsky publique "Estructuras Sintácticas"…En la década de los setenta, un nuevo punto de vista genera una nueva rama de la lingüística con una perspectiva más funcional y aplicada gracias a los trabajos de M. A. K. Halliday, de la que se derivarán la lingüística critica (Fowler, Hodge, Kress) y el análisis del discurso, todas ellas estrechamente asociadas a las corrientes pragmáticas iniciadas también en los 60 por los estudios de Austin y Searle. En estas últimas décadas, gracias al desarrollo tecnológico e informático, cobran también enorme fuerza la lingüística computacional y la lingüística de corpus.
Ya en forma de conclusión, es importante señalar el acuerdo tácito en torno a la consideración de Ferdinand De Saussure (1857-1913) como el iniciador de la lingüística moderna con la publicación del "Curso de Lingüística General" en 1916 por sus discípulos Charles Bally y Albert Sechehaye; a partir de esto se asume el estudio sincrónico de la lengua. Esto a pesar de ser señalado como imitador de las ideas de Gabelentz. Además, en base a las conceptualizaciones dadas en dicha obra, surge el estructuralismo con tres escuelas de trascendencia:
Círculo lingüístico de Praga: creada en 1928 por Mathesius y consolidada en La Haya en 1928 con el manifiesto del I Congreso Internacional de Lingüística. Representantes: Karceskij, Trubetzkoy y Jacobson. Para ellos la la lengua tiene un fin: la comunicación. Conocidos también como funcionalista.
Círculo lingüístico de Copenhague: se desarrolló a partir de la publicación de "Acta lingüística" (1939). Liderada por Louis Hjelmslev (1899-1965) cuya obra "Fundamentos de un teoría del lenguaje" (prolegómenos) sienta las bases de la denominada "glosemática". Se destacan Bröndall, Uldall y Togeby.
Estructuralismo Americano:
Lingüística Antropológica: estudios sobre las lenguas aborígenes realizados en los años 20 y 30 del siglo XX por Franz Boas (1858-1939) y seguidos por Lee-Worf y Edward Sapire (1884-1939, "El Lenguaje"), basados en análisis de las estructuras fonético-fonológicas del lenguaje.
Lingüística Descriptiva: aparición de los trabajos de Leonard Bloomfield (1887-1949, "Language"); de Zellig Harris y Charles Hockett, para quienes el signo es una respuesta a un estímulo (E–R), al estilo de Vygotsky; y la estructura de la lengua en dos subsistemas: centrales (fonológicos y morfológicos) y periféricos (fonéticos y semánticos).
Por último, más relacionado con la lingüística actual, están la gramática generativa transformacional (GGT) de Chomsky y la textolingüística con su representante principal Teun Van Dijk.
Niño R., V. (Op. Cit.: 106-107) habla de la GGT. Y como ya se mencionó al citar a Rull, señala que está fue fundada en 1957 por el norteamericano Noam Chomsky al pretender llevar el análisis lingüístico a su máximo rigor científico. Surge mas como una reacción al estructuralismo; por eso propone el método hipotético-deductivo fundamentado en las formulaciones de reglas operativas y explicativas de procesos. Introduce la orientación explicativa buscando la máxima representación del fenómeno del lenguaje. Plantea y define los conceptos "competencia lingüística" (conocimiento intuitivo de la lengua nativa por parte de cada hablante-oyente nativo adulto y normal) y "actuación lingüística" (uso individual de cada lengua). Distingue dos estructura de toda oración gramatical: profunda o latente, dada por la intencionalidad; y superficial, transformación y actualización en la emisión y recepción de la organización sintáctica.
En palabras de Coseriu, E. (Op. Cit.: 156) el estructuralismo es método analítico centrado en las composiciones de las lenguas; en tanto, la gramática transformacional es método de síntesis con énfasis en la forma de hablar por medio de las lenguas. Esto implica que para el estructuralismo la unidad básica sea el elemento diferencial mínimo de forma o de función, mientras que para la GGT es la oración como unidad gramatical en el discurso. "El estructuralismo identifica la descripción con el análisis y descuida la producción de oraciones, mientras la gramática transformacional identifica la descripción con la presentación de reglas de producción…" (pág. 184).
A partir de la problemática entre estructuralistas y generativistas, la lingüística empieza a nutrirse de los diferentes estudios necesarios para el conocimiento y dominio de una lengua. Son éstos quienes van identificando, cada cual desde su perspectiva, las unidades fundamentales de los diversos análisis.
De la GGT de Chomsky surge una gramática generativa semanticista propuesta por sus exdiscípulos G. Lakoff y McCawley (1970). Consiste en la consideración del componente semántico, en contraste con el sintáctico, como el que genera las transformaciones. Para éstos, la estructura profunda requiere para su análisis ciertos conceptos relacionados a respuestas sociolingüísticas (quién, qué, con qué, dónde, etc.).
En cuanto a la textolingüística, Niño R., V. (Op. Cit.: 110-111) la dimensiona como una superación del análisis lingüístico tradicional. Ésta nueva perspectiva, sustentada por los alemanes Rieser, Petöfi, Weinreich y Schmidt, y por el holandés Teun E. Van Dijk, considera el texto como objeto del análisis. Entiéndase este último como producto del discurso; y éste a su vez, como proceso o discurrir del pensamiento. A propósito, la pragmática, con su enfoque en la acción resultante del uso de la lengua, empezó como parte de tal gramática textual; asunto mejor abordado por Maingueneau, D. (2008: 99, 79 y 81) cuando define la lingüística textual (1960-1970) como la disciplina cuyo objeto es la textualidad, es decir, las propiedades de cohesión y de coherencia de un texto, y la pragmática como la concepción del lenguaje y de la comunicación opuesta al estructuralismo que pone en primer plano la fuerza de los signos, el carácter activo del lenguaje, su reflexividad fundamental y su dimensión jurídica.
La lingüística textual y la pragmática permiten deducir los enfoques y estrategias para la enseñanza y aprendizaje de una lengua. Es decir, partir de situaciones comunicativas reales, auxiliarse de un texto, realizar diversos análisis y considerar ciertas reglas gramaticales.
En síntesis, la lingüística deja de ser especulación para pasar, a través del tiempo, a ser la ciencia encargada del estudio de la capacidad de los seres humanos comunicarse (oral y escrita). Y, en la actualidad, ese acto comunicativo es más sofisticado en la parte gráfica y más complejo en la parte acústica. De ahí el interés por la lengua en uso, desde el enfoque funcional textual y comunicativo. Es, precisamente, el objeto de la historicidad de la lingüística (no sólo el fenómeno como tal sino también su descripción, explicación y crítica).
Bibliografía
Abraham, W. (1981). Diccionario de Terminología Lingüística Actual. Versión española de Francisco Meno Blanco. Madrid, España: Editorial Gredos, S. A.
Benavides G., C. (2013). Fundamentos de Historia de la Lengua Española. Segunda edición. Santo Domingo, República Dominicana: Soto Impresora S. A.
Cassany, D. (1989). Describir el Escribir. Cómo se aprende a escribir. Traducción de Pepa Comas. Barcelona, España: Editorial Paidos.
Coseriu, E. (1999). Lecciones de Lingüística General. Versión española de José Ma. Azáceta y García de Albéniz. Segunda edición. Madrid, España: Editorial Gredos, S. A.
De Sausure, F. (1983). Curso de Lingüística General. Traducción de Amado Alonso. Madrid, España: Alianza Editorial.
Martinet, A. (1972). Elementos de Lingüística General. Versión española de Julio Colonge Ruíz. Segunda edición revisada. Madrid, España: Editorial Gredos, S. A.
Mendivil Giró, J. (s.f.). Lingüística histórica y teoría de la evolución: semejanzas, diferencias e implicaciones. Recuperado el 30 de julio de 2013 en www.academia.edu.
Mingueneau, Dominique (2008). Términos Clave del Análisis del Discurso. Traducción de Paula Mahler. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Nueva Visión.
Página siguiente |