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América Latina entre sombras y luces (Alfredo Vergara) (página 3)


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Fue precisamente la moneda de papel lo que ayudó a financiar la revolución y liberación de Norteamérica. En 1751, Benjamín Franklin viaja a Londres para solicitar a los miembros del Parlamento Inglés que permitiesen a sus colonias de América imprimir moneda, ya que así podrían dejar de depender de los envíos de las libras esterlinas que llegaban tarde, mal o nunca. La petición de Franklin fue diplomáticamente escuchada, antes de ser toscamente negada.

La necesidad de contar con una nueva moneda, es percibida por Alexander Hamilton, Secretario del Tesoro en el gobierno de George Washington, quien propone y logra que Estados Unidos, con decreto legal suscrito el 4 de abril de 1792- adopte como moneda propia al daler mexicano, que pronto comienza a ser denominado "dollar? bajo la fonética de la lengua inglesa". La adopción del dólar cumplió una doble función: eliminó la práctica de imprimir moneda indiscriminadamente; y, logró que el mundo se enterará que los Estados Unidos se habían convertido en una nación unida, soberana e independiente.

El Peso Latino

A partir Siglo XXI, en los 19 países de América Latina el dinero circula con 11 nombres distintos: Peso en Argentina, Chile, Colombia, Cuba, México, República Dominicana y Uruguay; Colón en Costa Rica y El Salvador; 100 Boliviano en Bolivia; Real en Brasil; Quetzal en Guatemala; Lempira en Honduras; Córdoba en Nicaragua; Guaraní en Paraguay; Nuevo Sol en Perú; Bolívar en Venezuela; y, Dólar en Ecuador y Panamá.

Pero, ya lo vimos, bajo ninguno de esos nombres, excepto en el caso del dólar que aún no es moneda latinoamericana, el dinero es aceptado como medio de pago por los otros países, ni tampoco es valorado en el mercado de capitales, ni siquiera es admitido en pago por los acreedores de la deuda externa. Así, aunque todos los países latinoamericanos han creado su propio dinero, ninguno ha logrado crear una moneda. No obstante la coyuntura actual brinda a Latinoamérica la oportunidad histórica de crear el Peso Latino, al ofrecernos las enseñanzas del euro y el rol aglutinante que entre nosotros podría desempeñar el dólar.

Enseñanzas

De las enseñanzas del euro se pueden extraer varias lecciones relevantes para Latinoamérica: el euro se crea por la decisión de 12 naciones de compartir una moneda única y, por tanto, en la decisión de aceptar los designios de una autoridad monetaria continental que deja de cubrir las necesidades coyunturales y de corto plazo de cada país, para poder cumplir exclusivamente las metas del desarrollo a largo plazo de toda Europa.

Nuestros países no solo que comparten el mismo continente, sino que cualquier egolatría nacionalista tiende a diluirse ante el hecho de que todos hablamos el mismo idioma; poseemos más o menos la misma mezcla étnica; conocemos las mismas religiones; somos parte de la misma historia; gozamos un entorno geográfico semejante; moldeamos expresiones culturales paralelas; entendemos las mismas pautas artísticas; y, es probable que amemos los mismos dramas y disfrutemos con las mismas bromas.

En definitiva, para crear el euro, los países europeos han debido recorrer un largo camino trazado para esquivar sus visibles y ancestrales diferencias nacionales. Pero el camino que conduce a la unión monetaria de América Latina podría ser mucho más corto, porque en nuestros países ni siquiera tendríamos que sacrificar nuestras simbólicas, coyunturales y casi invisibles diferencias nacionalistas.

Un atajo

Para crear el peso latino, se requiere transitar por al menos uno de los siguientes tres senderos alternativos: el primero, que es el más tradicional, requeriría decretar una zona comercial en la cual la única moneda de pago sería el peso latino; el segundo sendero demandaría que, como en el caso del euro, los países participantes fijen ciertas metas económicas a las que todos tendrían que someterse; y, el tercer sendero, consistiría en encontrar un atajo que evite tener que recorrer los dos senderos anteriores.

El segundo posible sendero para crear el peso latino, sería el trazar un camino similar al transitado por el euro. Es decir, fijar los objetivos económicos que, uno a uno, tendrían que alcanzar los países de América Latina. Pero para recorrer este sendero, necesariamente se requiere que los gobiernos de cada país, a lo largo de un periodo más o menos extenso –doce años en el caso de Europa- asuman y cumplan el compromiso de restringir gastos, castigar la corrupción, no devaluar, crear empleos y no endeudarse más.

El tercer sendero para llegar al peso latino, pasaría a través del atajo que se abriría si es que –temporalmente- se adopta como dinero propio al dólar. Seguir este atajo no solo que evitaría el largo y estéril trajinar que se esconde detrás de los otros dos senderos, sino que gran parte del atajo ha sido ya recorrido.

En efecto, en la América Latina actual el dólar ya se utiliza para contabilizar y pagar al menos los siguientes rubros: la totalidad de la deuda externa; más de las nueve décimas partes de las reservas en divisas; más de las cuatro quintas partes del comercio con el exterior; alrededor del 85 por ciento de las inversiones externas; y, casi todos los contratos mercantiles y financieros de largo plazo.

El crecimiento económico, así quedó demostrado, depende del número de fuentes de trabajo que la sociedad pueda crear y no de las accidentales circunstancias que puedan haber generado algún cambio en las estadísticas del PIB.

CAPÍTULO XII

EQUIDAD ECONÓMICA Y DESARROLLO

Equidad

Cumple la función de corregir y enmendar el derecho escrito, restringiendo unas veces la generalidad de la ley y otras extendiéndola para suplir sus deficiencias, con el objeto de atenuar el rigor de la misma.

Equilibrio

Es un estado del mundo en el que las fuerzas económicas se encuentran equilibradas y en ausencia de influencias externas los valores de las variables económicas no cambian. Es el punto en el cual la cantidad demandada y la cantidad ofertada son iguales.

CAPÍTULO XIII

AQUÍ Y AHORA

Un manto de sombras y luces envuelve a la América Latina. Las sombras que más oscurecen su horizonte económico son aquellas que han sido engendradas por el tiránico aunque impotente esfuerzo por pagar nuestra insoluble deuda externa. Las luces, por otro lado, son aquellas que podríamos alcanzar si logramos caminar por el sendero de una economía democrática.

Sombras

En la América Latina actual, la primera plaga o „lo ruinoso que es formar fondos perpetuos para pagar intereses por deudas nacionales?, se puede visualizar observando cualquiera de las cifras en dólares destinadas al pago de la deuda externa. Pero, para abreviar, analicemos únicamente las repercusiones que la deuda tiene sobre nuestra capacidad de ahorrar e invertir.

En los primeros años del Siglo XXI, la deuda latinoamericana supera los 852 mil millones de dólares, cantidad que genera un pago anual por amortización e intereses que sobrepasa los 134 mil millones. 121 Esto significa que más de la mitad del total que pagamos a los Gobiernos por impuestos a la renta, al consumo y al valor agregado; por las tarifas de electricidad, agua potable, teléfono y demás servicios básicos.

Ante la imposibilidad matemática de que algún día y bajo el actual mercado- América Latina pueda terminar de pagar su deuda externa, en la última década han brotado una serie de sugerencias, entre las que sobresalen las siguientes: en primer lugar se menciona la posibilidad de ampliar y profundizar el proceso de ajuste al consumo de la población impuesto desde 1983 y cuya vigilancia ha sido encomendada por los acreedores a los funcionarios del FMI.

Luces

Para América Latina muchas luces podrían irradiar desde el profundo pensamiento de Adam Smith, quien ya lo vimos demuestra que la riqueza de una nación se nutre desde tres fuentes: la primera fuente es aquella que resulta al agregar el producto rudo del campo, más la producción manufacturada, más la utilidad del comercio y de las negociaciones del hombre?; la segunda, la que nace de las rentas y ganancias de los fondos con relación a la estabilidad del signo monetario o a su decadencia?; y, la tercera, aquella que germina con la equitativa distribución de los fondos entre los gastos del Soberano, la obra pública y el trabajo del hombre?.

No un adiós

Hemos llegado al final de esta travesía. En nuestra profesión tendemos a olvidar que en economía toda idea puede y debe ser expresada con palabras sencillas; olvido que impide que entre escritor y lector podamos compartir jornadas más placenteras.

Conclusión

La lectura de este libro nos permite adquirir destrezas en el vocabulario, nos permite aplicar técnicas de resumen, análisis y lo más importante es que podemos desarrollar el conocimiento en cuanto a los temas consultados.

Dentro del contexto analizado, cabe destacar lo más importante:

  • 1. El PBI favorece el país.

  • 2. La inflación es un factor que impide el desarrollo de un país.

  • 3. La devaluación está presente en la economía del país desde inicios del siglo xx.

  • 4. Los pensamientos de Adam Smith nos permiten crear un pensamiento económico en una ciencia social y ayudan a que el país pueda descubrir sus riquezas en el subsuelo para generar más empleo y desarrollar el país.

Bibliografía

https://www.monografías.com/trabajos93/analisis-america-latina-sombras-y-luces/ analisis-america-latina-sombras-y-luces.shtml

https://www.monografías.com/trabajos93/analisis-america-latina-sombras-y-luces/ analisis-america-latina-sombras-y-luces.shtml

http://www.eumed.net/libros-gratis/2005/av/

 

 

Autor:

Cova Eder

Fuenmayor Ingrid

García Yamileth

Rondón Eufemia

Zerpa Yurimar

Enviado por:

Iván José Turmero Astros

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA

"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE"

VICE-RECTORADO PUERTO ORDAZ

DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL

CÁTEDRA: INGENIERÍA FINANCIERA

PUERTO ORDAZ, FEBRERO DE 2016

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