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Al encuentro del alma (página 2)


Partes: 1, 2

Los fines de semana, con mis amigos  de barrio nos íbamos a la quebrada que cruza la ciudad a darnos un baño, en Jaén el calor es intenso por lo que este resultaba muy refrescante. Al llegar las vacaciones, con mi familia entera  nos íbamos a la finca de mi padre llamada "la Cidra", junto a la choza, pasa el río chunchuca. Con mis primos, hermanos y amigos, nos íbamos al río a pescar y como siempre a darnos un chapuzón. A veces, clandestinamente nos subíamos a los caballos, mis tíos no querían que lo hiciéramos, porque decían que los cansábamos.

Conforme crecía, mi apego al río era grande, muchas veces junto a mi padre otras veces con mis tíos y primos, desde el viejo puente blanco ubicado en la antigua carretera de penetración olmos corral quemado, nos internábamos rumbo a Juan Díaz, un caserío muy acogedor. Cuando la carretera lo permitía nos íbamos en camioneta o sino simplemente caminábamos, la caminata duraba aproximadamente 4 horas, y lo hacíamos bajo el intenso sol, a veces llovía por lo que buscábamos protegernos bajo las copas de los árboles. Al lado del camino discurría el río chunchuca, hermoso, limpio y emitiendo un sonido, que para mi era musical. Es el canto del río, a mi mismo me decía, esta alegre da vida a las tierras, al hombre y en sus propias entrañas.

He tenido la oportunidad de ir rio arriba muy cerca al corcovado ubicado en el distrito de Chontalí, en el corcovado, la gran montaña nace el rio con inocencia, límpida y pequeña para luego ir creciendo por los afluentes que a el llegan. Diversos riachuelos la van alimentando hasta convertirlo en  hermoso y  apacible en verano, pero torrentoso y bullero en invierno.

En mi infancia no conocí el televisor, es que en Jaén no había ningún canal de televisión, el fluido eléctrico no era constante, este durante el día no había y a veces por la noche se iluminaba las calles, era normal estudiar con velas. En aquella época la lámpara Petromax sobresalía sobre los mecheros, candiles y velas.  Mi diversión así como  la de mis amigos, era armar nuestros propios coches con viejos rodajes, era construir nuestras cometas, confieso  que era mágico verlos por los aires volar. Con dedicación se le quitaba la punta del clavo del trompo y lo pintábamos con colores vivaces. Cuanta emoción derrochábamos en los partidos de futbol, los cuales eran  jugados con garra y tesón. Las vistosas canicas de cristal muchas veces eran reemplazadas por los choloques.

Es hermoso estar en contacto con la naturaleza, sentir la lluvia caer sobre nuestras mejillas. Escuchar los truenos y ver los relámpagos. Escuchar cantar a las chicharras al momento del calor infernal. Ver a los sapos en las ciénagas. Ver en la noche oscura destellar a la majestuosa luciérnaga. Observar  a las pequeñas golondrinas volar de forma aleatoria al ras de tierra. Ver germinar una pequeña semilla. Reconocer los arboles, diferenciar un naranjo de un limón, un mango de un palto, un cirhuelo de un café. Ver al pájaro carpintero cual hábil arquitecto construir su nido. Ver el aleteo, impresionantemente veloz del pequeño colibrí. Todo esto,  es la expresión de vida que nos da  nuestra madre tierra.

 El rio chunchuca sigue cantando, aunque en ella ahora  hay cierto lamento, los pequeños caseríos han crecido, muchos ahora tienen agua potable y  desague, como ocurre en  otras partes los desperdicios son arrojados al rio. Con pesar vemos que no existe la voluntad de protegerlo o disminuyendo su acción utilizando las lagunas de oxidación.

Mas aún, hoy vemos que el hombre se ha empeñado en dinamizar la economía, sin importarle las consecuencias que ellas acarrean, para ello se apoya en la avaricia, la codicia y la injusticia. Sin importarle que se rompa el equilibrio entre el desarrollo y la naturaleza.  Sin importarle que la tierra este sufriendo. La tierra esta sufriendo por las grandes laceraciones que les está haciendo la actividad minera  formal e  informal. Sus ríos están siendo asesinados, en sus aguas muchas veces ya no hay vida. Materiales como los plásticos y residuos nucleares pasaran años para que puedan ser degradados. Las ciudades están llenas de polución y del mundanal ruido, que elevan el nivel de estrés de los citadinos. La palabra calentamiento global se  ha convertido en un modismo.   

Con tristeza vemos que el hombre se ha convertido en el peor depredador, actúa olvidándose que es parte de la naturaleza. Ha olvidado que nuestros bosques, que nuestra biodiversidad, que nuestros recursos minerales constituyen nuestro capital y sin embargo lo ven como renta.

Nuestra madre tierra ya no es joven, ya es cuarentona, la resaca ya no lo soporta como en su época juvenil, ahora esta mas sosegada, esta calmada, esperando que sus hijos la respeten y la cuiden. Es que estamos entrando en la recta final, pronto empezaran los achaques, después simplemente vendrá la muerte, con grandes inundaciones, con sequias, plagas y pandemias.

El hombre en su carrera y lucha irracional,  ha olvidado que tiene tres vínculos que respetar, el vinculo entre su yo exterior con  su yo interior, su vinculo con la tierra y su vinculo con el cosmos. Estos vínculos lastimosamente los ha roto, los ha perdido, los ha cortado. 

Los antiguos peruanos en su cosmovisión tenían como parte de su vida el respeto a la naturaleza, el respeto a la madre tierra, le rendían culto, le hablaban, le cantaban, le agradecían. El peruano de hoy con su indiferencia simplemente lo ignora, no lo valora, esta mas preocupado por su competitividad, por su progreso, por su riqueza y muchas veces solo en sobrevivir.

Lo que hoy esta sucediendo es mas que preocupante, la tierra esta envejeciendo, los ríos  están muriendo, los bosques desapareciendo, diversas especies de la fauna se están extinguiendo y con las hermosas flores esta sucediendo lo mismo. Si a esto le llamamos progreso, no concuerdo con ello, porque lo que esta ocurriendo  es un crimen, con alevosía  estamos asesinando a nuestra madre tierra.

En estas líneas evoco  mi infancia porque me recuerda que debo defender y cuidar el aire, el agua y la tierra, fuente de vida y que constituye la gran herencia que debemos dejar a nuestros hijos y a las generaciones venideras. En estos momentos, cierro los ojos y escucho el canto del río, luego suspiro y suplico: Perdonamos madre tierra porque si sabemos lo que hacemos.   

Un corazón humilde

Dios, en su infinita y divina inteligencia concibió y creó al mundo, le puso diversas criaturas vivientes, que se manifiestan de maneras mil. Unas tienen movimiento, otras están estáticas pero brindan sus frutos con generosidad; hay sales y minerales. De manera impresionante estableció un equilibrio universal entre el día y la noche, estableciendo en la naturaleza su divina proporcionalidad, es decir, no dejó nada al azar.

En esa variedad de seres de nuestro mundo terrenal, encontramos a una con manifestaciones muy particulares y diferentes; esa criatura es el hombre, que a diferencia de las otras, tiene el don de la inteligencia, que le permite discernir entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre la luz y la oscuridad.

Todos somos capaces de ver la luz exterior, aquella que generosamente nos brinda el Sol; pero pocos somos capaces de ver la luz espiritual, que emana de nuestro Yo interior. Aquella luz, que nos guía por los senderos de la vida. Lamentablemente, hay muchos que lo siguen, sin saber adonde ir.

Por el contrario, la oscuridad que rodea al hombre, es el símbolo de la ignorancia que lo hacen caminar por el mundo con zozobra, dudas, y motivan el dominio de su ser por las pasiones.

Por ello, es necesario que caminemos por el mundo destilando alegría, felicidad y sinceridad, no olvidando que un corazón humilde es blanco, como la nieve de las montañas más puras, que el hombre jamás ha conocido y por lo tanto no ha profanado.

La justicia

Recordemos el principio "autotélico", porque nuestra misión debe ser radicalmente opuesta a todo tipo de opresión, dictadura, explotación, racismo y discriminaciones entre los hombres, no olvidando jamás que la Justicia, es uno de los valores éticos más elevados; considerada por los grandes filósofos como la reina y señora de las virtudes, y esencial para el funcionamiento del Estado.

Ya la definición del "Digesto" romano sentenciaba que: Justicia es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno según su derecho.

Para alcanzar la justicia, es necesario tener en cuenta algo tan importante como el aspecto moral; y para ese propósito es menester rendir culto a la verdad, honradez y trabajo; que constituyen la mejor guía para cumplir con este propósito.

Mensaje a la juventud

Apreciados jóvenes, tengan siempre presente que la humildad es la clave para avanzar por el camino de la vida; sin embargo, hay muchos que creen haberlo  ganado todo, cuando ni siquiera han empezado a dar la gran batalla de su existencia. Es por tanto necesario trabajar con ahínco para alcanzar la excelencia, apoyándonos en una profunda formación física, moral, espiritual y mental.

En ese sentido,  nuestras acciones deben basarse en la ética del carácter, la cual se sostiene en principios fundamentales, como son: la integridad, justicia social, equidad, dignidad humana, y honestidad, entre otros; los cuales no deben ser ajenos a los peruanos, puesto que somos herederos de nuestra  Trilogía Andina, que predica honradez, laboriosidad y veracidad.

Por eso recordemos con humildad y templanza, el inmortal mensaje que nos dejó nuestro hermano Jorge Basadre.

"La primera cosa que tiene que hacer toda auténtica juventud es aprender a no venderse. Nada más grave para el futuro y para la salud moral de una nación que las asambleas de pusilánimes o aprovechadores venales cuyo lenguaje común es tratarse mutuamente como respetables.

No sólo los políticos, sino muchos grandes médicos y grandes abogados y profesores y aristócratas e intelectuales entran en esa lucrativa confraternidad.

El deber fundamental de un joven, es el de la decencia substancial. Para construirla y sostenerla, ningún material mejor que la indiferencia necesaria para que las naturalezas subalternas importen poco.  Hay que aprender a decir que no en contra de uno mismo. Será el mejor acto que se pueda realizar en un país enfermo de consentir. Si en el espíritu de la nueva generación predomina la tendencia a decir que sí, hay que sospechar que la decadencia colectiva es tremenda. Pero nada tan sencillo aparentemente y tan difícil de hacer bien y tan delicado para realizar con rigor, nada tan arduo que requiera tanto coraje como ser hombres de afirmación y no de mera negación.

Sobre las ruinas de lo que se niega, hay que fundar lo positivo. La verdadera calidad de un espíritu depende del modo como prolonga hacia adelante su pensamiento y su acción bien parado en los pies propios, adherido con garras a las verdades sólidas y esenciales contra todos los elementos contingentes de la existencia exterior, sin confiar más que en el fruto de la dedicación de la vida a una labor clara y humana.

Quien no se sienta capaz de ser religiosamente honrado en su soledad, se condenará fácilmente a la perdición y por sonora que sea su creencia proclamada, por ruidosos que suenen los golpes que se da al pecho, se entregará fácilmente a la individual rapiña y a todo lo peor con tal de que le otorgue poder.

Acuérdense siempre los jóvenes de eso y busquen en torno suyo, a los que desdeñan el grito público y hacen de su retiro o de su callada acción la sola gloria capaz de interesarlos.

Desconfíen de los teóricos apurados por hacer de su orgullo un imperio y de los que en su arsenal recóndito sólo albergan como armas la calumnia, el insulto, la vejación. Es muy común que los gestos ampulosos cubran un sistema de miserias. Lo que un hombre es en su intimidad -esto es lo único que es.

Nada de lo anterior implica un consejo de puro intelectualismo. Tan peligroso como otros puede ser el mito de la cultura, llámese humanismo del Renacimiento, filosofismo del siglo XVIII, adoración del siglo XIX por la ciencia. Hay esclavos de bienes corporales –el dinero, el lujo, el predominio- como hay esclavos de bienes intelectuales -el libro, la educación, la fama. Tanto en las limitaciones especializadas del profesionalismo como en la frivolidad del diletantismo existe desde un ángulo distinto, análogo condenable divorcio entre la Inteligencia y la Realidad profunda.

Así como la ley fundamental de la economía no es la acumulación sino la utilización de los valores materiales en beneficio de las exigencias del hombre y de la civilización, también la ley fundamental de la cultura no es la acumulación del saber sino su adaptación al hombre para la realización completa de sus destinos.

El saber es como la riqueza. Fecundo cuando está al servicio del hombre; peligroso cuando está al servicio de sí mismo. De acuerdo con la jerarquía natural de los valores; no es el número de escuelas, ni el número de libros ni la cantidad de escritores lo que valoriza a un pueblo, sino la calidad de sus hombres y la naturaleza de su cultura, la sabiduría del corazón. Es el corazón lo que está en el centro del hombre total." (Jorge Basadre).

La brevedad de la vida

Séneca predicaba al mundo "la brevedad de la vida", y es que de verdad la vida es corta, los peruanos no podemos seguir perdiendo el tiempo lanzándonos infundios, autodestruyéndonos, permitiendo que las bajas pasiones nos gobiernen, que los egoísmos y mezquindades orienten nuestras vidas." Las personas pasan las instituciones quedan", nuestra noble misión es trabajar con firmeza por la consolidación de nuestra nación.

En ese sentido, el peruano de buena voluntad, dada la naturaleza de su espíritu constructor siempre debe estar pensando en la solución de los problemas nacionales.

Estamos viviendo en el milenio de la verdad, hay esperanzas que la humanidad salga del oscurantismo que por siglos ha sido sometida, condenándola a la ignorancia, conduciéndola por el camino del temor, y alejándola lastimosamente del sendero del amor.

Urge convertirnos en los protagonistas de la futura historia del Perú. Para lograrlo, es necesario alcanzar la sabiduría, y para ello se necesita amor en nuestros corazones e inteligencia en nuestra mente. Por tanto, hay que hacer aflorar la luz de nuestros corazones, para iluminar al mundo con la verdad, alejando de nuestro ser los temores y fantasmas– que adrede- muchas veces nos han impuesto.

No hay nada más hermoso, que vivir la vida con pasión, disfrutando del placer de las buenas costumbres, teniendo como altar íntimo y privado, a nuestra conciencia, que nos permita canalizar el conocimiento universal que esta por doquier, pero que sin embargo nos resistimos a sentirlo; por ello es bueno que seamos hombres de nobles ideales.

 

No olvidemos, que nuestros enemigos son: la pobreza, desempleo, analfabetismo, hambre, pobreza moral, egoísmo, corrupción, mezquindad, y el oportunismo, entre otros. ¡Luchemos para que en nuestro país, impere la justicia social, teniendo en cuenta que debemos desterrar y enfrentar a quienes pretendan saquear o incendiar a nuestro país.

Los hombres siguen caminos diferentes, y son gobernados por intereses, unas veces mezquinos, y otras , nobles y sabios:Acostumbran caminar por veredas sórdidas, donde con frecuencia se respira un aire contaminado por la maldad, bajos instintos y deseos virulentos; y en un mundo caracterizado por la discordia, el egoísmo, y envidia muchas veces resulta difícil ser honestos, pues existen sentimientos y emociones que nublan el buen vivir, que ensombrecen la luz de la justicia y de la verdad.

Con armonía, unión y concordia; hagamos obras que tengan como objetivo cultivar el bien, la libertad y las buenas costumbres; distinguiendo que la tarea noble de un hombre de buena voluntad , es liquidar las sombras llevando consigo la luz de la verdad .y orientar la búsqueda incesante del equilibrio emocional, entre el mundo interno y externo.

Procuremos, que en nuestros corazones habiten los mejores sentimientos, nobles y puros; generando pensamientos justos y fuertes en nuestras mentes; no olvidando que estas y nuestros corazones están bendecidos e iluminados por nuestro padre universal.

Estemos en paz, y seamos honestos con nosotros mismos, porque podremos engañar a nuestro hermano, patrón y familia; pero jamás podremos hacerlo a nosotros mismos.

La enseñanza de la carreta

Una vez un señor paseaba con su hijo por los campos de su granja, y le aconsejaba de que tuviera cuidado con el paso de las carretas, ya que éstas podrían atropellarlo, enseñándole cómo advertir la venida de una de estas, por el ruido que producía al desplazarse;y para lo cual se inclinó y puso su oreja sobre la tierra, invitándole a imitarlo.

Al día siguiente, ambos nuevamente se encontraron en el camino, y el pequeño de manera intuitiva, inclinó su oreja sobre el camino y emocionado gritó: ¡padre viene una carreta¡ su progenitor hizo lo propio, constatando que efectivamente era cierto, y levantàndose le dijo: "viene una carreta y está vacía"

El niño sorprendido le preguntó asombrado: "padre, y cómo sabes que está vacía", recibiendo como respuesta, que era así, " porque era muy ruidosa"; luego de lo cual su padre le dijo : "hijo mío, así como hay carretas ruidosas, en el mundo encontrarás hombres ruidosos, que serán así porque tienen vacíos la mente y el corazón, aléjate de ellos, porque fungirán de fanfarrones, valentones y de falsos sabios.Sus acciones te llenarán de ira, tratarán de humillarte y molestarán la tranquilidad de tu alma".

Compatriotas, llenemos nuestros corazones con la ley de la hermandad y nuestras mentes con nobles ideales, para estar plenos y no vacíos como la carreta ruidosa.

Jamás perdamos la esperanza 

En algún lugar sagrado, había cuatro cirios, los cuales deberían estar siempre encendidos, y representaban respectivamente a la fe,   paz, amor y esperanza; el lugar era amplio y silencioso a tal punto que se podía escuchar el murmullo de cada uno de ellos. Asì, el de la fe susurró, ".el hombre ya no cree en nada por lo tanto ya no sirvo." y se apagó; continuó el de la paz, murmurando:". el hombre solo vive para la guerra.", y se apagó, el del amor los imitó diciendo:". en el corazón del hombre solo hay odio." y se apagó. En eso, al lugar sagrado entró una inocente niña, que al ver a los cirios apagados  exclamó!!Los cirios no pueden apagarse, siempre deben estar encendidos!!, ante lo cual el cirio de la esperanza, le dijo:".no te preocupes mientras, yo esté encendido, jamás dejarán de brillar los cirios de la fe, paz y amor, porque me encargaré que no se apaguen.

 

Hermanos, no permitamos que la esperanza se apague en nuestro ser, tengamos siempre la fe y confianza de ver a nuestro país,  fuerte y sólido, convertido en una gran nación,  con peruanos cultos, honrados, preparados y el más noble interés de servir. Mantengamos la fe que tanto el hambre, la pobreza y miseria moral  sean extirpadas por siempre de su seno.

El Perú espera mucho de nosotros, démosle lo mejor; se lo merece.

"Lo único constante en la vida es el cambio"

"No podemos bañarnos dos veces en la mismas aguas de un río ", "Lo único constante en la vida es el cambio", manifiestan resueltamente los  filósofos, y es verdad, el cambio está presente  a lo largo de la historia  de la humanidad marcando el paso de la evolución. El concepto del cambio, como tal no es nuevo, lo que sí resulta  nuevo es el grado en que éste se da.

Hoy somos testigos de los cambios vertiginosos que están ocurriendo en nuestro entorno, vemos que la información viaja a la velocidad de la luz y que el hombre está constantemente investigando nuevas tecnologías, los cuales  tendrán un impacto directo en su estilo de vida, es así que su  forma de vivir esta cambiando.

Frente a esta situación debemos ser conscientes, que para afrontar con éxito los desafíos que hoy se nos presentan, debemos ser capaces de enfrentar esos cambios, para lo cual es importante y necesario que definamos nuestra actitud.

Ante los cambios podemos observar que los hombres pueden  asumir cuatro tipos de actitudes:1.-De la avestruz, esconder la cabeza cuando se dan los cambios.

2.-Reactiva, reaccionar como los bomberos, actuar cuando los cambios se producen.3.-Preactiva, prepararse para los cambios.

4.-Proactiva,  tener la capacidad de generar cambios

Los peruanos de buena voluntad  por el bien de nuestro país, debemos tener siempre una actitud proactiva, es decir, estar generando constantemente cambios para mejorar el entorno que nos toca vivir.

Para ser proactivos debemos estar seguros del mundo en el cual queremos vivir.Entre  las virtudes  esenciales que podemos destacar son: la iniciativa propia, y alta solvencia moral  que nos permiten modelar el mundo que deseamos vivir; y la humildad para seguir aprendiendo, por lo que es necesario que seamos conscientes, que así como existe la curva del aprendizaje existe su contraparte: la curva del desaprendizaje, la cual nos facilitará deshacernos de nuestros malos hábitos, malas costumbres, desesperanzas y defectos que nos atan al subdesarrollo."Lo único constante en la vida es el cambio",  debemos ser capaces de asumir los cambios como parte de nuestras vidas para transitar con éxito hacia el futuro, controlando la incertidumbre que viene asociada a este; siendo necesario que para esto no debemos olvidar principios fundamentales, tales como: honestidad, integridad, humildad.

 

La serpiente y la luciérnaga

Cuenta la historia, que una serpiente furiosa perseguía a una luciérnaga, lo seguía por diferentes lugares; la misma que cansada de tanto huir, de pronto se detiene y le dice al reptil: ".te puedo hacer tres preguntas .?, recibiendo como respuesta,". como estas a punto de morir, te concedo esa gracia…". El insecto ante eso, le inquiere diciéndole ¿te he ofendido?, no-le responde la serpiente-, ¿te he hecho daño?,. jamás podrás hacerlo insignificante bicho, con soberbia le vuelve a responder ¿entonces porque me persigues?, ".te persigo simplemente porque brillas…" es la insólita respuesta, añadiendo:

"Me enfurece verte brillar, tu luz opaca mi ser, siento que mi alma se vuelve pequeña, por eso te detesto, no acepto que brilles mientras yo me arrastro por la oscuridad y habito en las entrañas de las guaridas".

A diario vemos, que tanto hombres y mujeres, simulando a la serpiente y a la luciérnaga, se persiguen unos a otros luchando frontalmente, guiados por un espíritu maquillado por la competitividad. La persecución es casi darwinana, por cuanto muchos han perdido el respeto a las buenas formas, ética y valores; a los cuales consideran simplemente son enunciados líricos y retóricos.

El sentido de la vida se ha perdido, lo material se impone a lo espiritual; la envidia corroe, mientras que la hipocresía, se ha convertido en un hábito. Para transitar con aplomo y sin apremios por la vida una tarea fundamental que tenemos, es conocernos a sí mismos, es decir debemos conocer nuestro yo interior.

Conocernos a sí mismos es parte del plan estratégico personal, que debemos hacer cada uno de nosotros, para poder seguir el camino que nos da la luz de la razón, allí identificaremos nuestras fortalezas y debilidades, para luego trabajar en disminuir estas últimas evitando ser vulnerables, ante los deseos de las cosas mundanas que a cada día e instante, se nos presentan. ¡Conócete a ti mismo proclaman los sabios!, y nosotros los mortales lo aceptamos con humildad.

La voz del corazón

El hombre se ha lanzado de manera impetuosa a conocer el universo, recorrer los confines de la tierra, descubrir y proteger nuevas especies de la flora y fauna. Es decir, se ha empeñado en conquistar la tierra y el universo.

En esa carrera desenfrenada, emprendida por su ambición personal, se ha olvidado de cumplir con el mandato divino, de conocer su fuerza interior, para hacer salir de él, su luz espiritual y fortaleza, que lo cubra de los males y defienda de las injurias.

A través de ella, descubriremos en nosotros; que aquella voz que escuchamos en nuestro ser sale del corazón, y actúa como un guarda Templo. Ahora entiendo la historia de la prueba del amor, por la que una enamorada, le pide a su prometido que le entregue el corazón de su madre en una bandeja de plata.

En cumplimiento de este mandato, el individuo abrió el pecho de su madre y le sacó el corazón, poniéndolo en la bandeja, tal como la codiciosa mujer le indicó, e iba tan desvalido y absorto, llevando el sangriento encargo, que sin darse cuenta tropezó, cayendo abruptamente sobre el piso, quedando por un lado la bandeja y por otro el corazón; en eso oye una voz misteriosa que le decía: ¡¡ hijo, hijo, te has lastimado!! , inquieto y asombrado voltea para ver con sorpresa que la voz salía del corazón de la autora de sus días.

Nuestros corazones constantemente nos hablan, con voz dulce y serena, y guían por el camino del bien, a esto muchos le llaman corazonadas, otros intuición; en mi caso modestamente la denomino la voz de mi templo interior.

Hermoso desafío tenemos por delante los hombres, el de descubrir nuestro templo interior, conocer las hermosas melodías de la voz de nuestro corazón y leer en el pentagrama musical compuesto por nuestra alma, el mensaje que nos permita conducirnos correctamente por los senderos para lograr el dominio de la vida.

El sermón de la montaña

Jesús, viendo el gentío, subió a un monte y cuando se hubo sentado se le acercaron los discípulos; y abriendo él su boca los enseñaba diciendo:

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos.

Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mí. Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes que vosotros.

Este mensaje inmortal, siempre llévalo contigo que te guiará por el camino del bien, rumbo al encuentro del alma.

El señor es mi pastor

El canto del Salmo 23, nos dice: El señor me pastorea, nada me faltará. Él me ha tocado en lugar de pastos: me han conducido junto a unas aguas que restauran y recrean. Convirtió a mi alma. Me ha conducido por los senderos de la justicia, para gloria de su nombre. De esta suerte, aunque caminase yo por medio de la sombra de la muerte, no temeré ningún desastre; porque tú estas conmigo. Tu vara y tu báculo han sido mi consuelo. Aparejaste delante de mi una mesa abundante, a la vista de mis perseguidores. Bañaste de óleo o perfumaste mi cabeza. Y me seguirá tu misericordia todos los días de mi vida; a fin de que yo more en la casa del señor por largo tiempo.

Sin temor camina por el mundo, conviertete en un soldado de Dios, que él te protegerá, te alejará de las sombras y llenará con su luz divina el lugar oscuro que hoy pisas, para que puedas encontrar tu alma.

 

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