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Algunas biografías de hombres de fe


Partes: 1, 2

  1. Carlos Finney (1792-1875)
  2. John Wesley
  3. George Whitefield
  4. Girolamo o Jerónimo Savonarola
  5. Martín Lutero
  6. Juan Bunyan (1628-1688)
  7. Enrique Martyn
  8. Christmas Evans
  9. Guillermo Carey

Carlos Finney (1792-1875)

Cerca de la aldea de New York Mills, había una fábrica de tejidos en el siglo 19. Cierta mañana dos operarios conversaban sobre el culto de la noche pasada. Un joven alto y atlético entró en la fábrica. Al verlo los operarios tenían gran dificultad para trabajar. Al pasar el predicador cerca de unas muchachas que trabajaban en la fábrica una de ellas cayó al suelo llorando con una fuerte convicción. En unos minutos el avivamiento estaba en toda la fábrica.

Este es uno de los episodios de la vida de Carlos Finney. Quien impulsó grandes avivamientos por toda la Unión Americana.

Finney nació en una familia que no conocía la fe. Era abogado. Entre los libros que tenía se encontraba una Biblia que compró debido a que hallaba muchas citas de ésta en los libros de jurisprudencia. De ahí nació su interés en el culto de los creyentes.

En su autobiografía dice que empezó a asistir a los cultos de los creyentes y quedó sorprendido porque semana tras semana los creyentes oraban por lo mismo y testificaban que sus oraciones no habían sido escuchadas. Encontró en la Biblia la necesidad de pedir con fe y esto le hizo confirmar que la Biblia era verdadera y que los creyentes no recibían lo que pedían porque no tenían fe.

Cuenta Finney en su autobiografía que un domingo de 1821 resolvió arreglar su situación con Dios. Había decidido encontrar la salvación de su alma. Quiso orar en su oficina pero no pudo a pesar de haber tapado el agujero de la cerradura. En esos últimos días se avergonzaba de que alguien lo encontrara leyendo la Biblia a pesar de que antes no era así.

Pasaron el Lunes y Martes sin que pudiera orar y su corazón lo quemaba con una necesidad tan grande y apremiante que se empezó a sentirse desesperado. El miércoles mientras iba a su oficina le fue revelado que Cristo había hecho todo el sacrificio por él y dijo en su interior -Lo aceptaré hoy o me esforzaré hasta morir-. Se dirigió al bosque para orar y prometió -Entregaré a Dios hoy mi corazón o no saldré de aquí-. Sin embargo no pudo orar. Estaba tan desesperado que sintió que su corazón estaba muerto y Dios lo había abandonado. Sentía el peso de sus pecados tan infinito que empezó a desfallecer. Cuando intentaba orar se detenía pensando que alguien pudiera estar cerca y oírlo.

De repente le fue revelado que era su orgullo lo que lo detenía y gritó -¡Vaya! Un vil pecador como yo se avergüenza de que otro pecador como yo me encuentre de rodillas reconciliándome con mi Dios-. Fue cuando empezó a orar sin saber cuánto tiempo y le prometió a Dios que si se convertía iba a predicar el Evangelio.

Al regresar sentía una paz tan grande que perdió el apetito. En su oficina tocó un himno en el contrabajo como de costumbre y dice -mi corazón parecía derretirse, y solo podía llorar…- Después de esto le pareció ver al Señor Jesucristo y no pudo dejar de llorar en voz alta. Finalmente fue bautizado con el Espíritu Santo. Finney comentó que sintió como ondas eléctricas que lo pasaban de un lado a otro, como si fuera amor líquido. Dijo -¡Moriré si estas ondas continúan pasando sobre mí! ¡Señor no soporto más!-

En la noche el director del coro de la iglesia lo encontró en ese estado de llanto y gritos, y fue a llamar a un anciano de la iglesia y un joven. El joven al ver lo que sucedía cayó de rodillas angustiado y clamando -¡Oren por mí!-.

Al día siguiente la gente no dejaba de comentar la conversión del abogado y se congregó en la iglesia para escuchar lo que había sucedido, a pesar de que no era día de culto.

Poco tiempo después fue a visitar a sus padres. Su padre lo recibió en la puerta y le dijo -¿Cómo estás Carlos?- y Finney le respondió -Bien, padre mío, tanto de cuerpo como de alma. Pero, papá, tú ya estás entrado en años; todos tus hijos ya son adultos y están casados; sin embargo, nunca oí a nadie orar en tu casa- su padre bajó la cabeza y comenzó a llorar diciendo -Es verdad, Carlos; entra y ora tú mismo. Desde ese tiempo empezó un gran avivamiento que se extendió por los Estados Unidos de Norteamérica.

Finney decía que el secreto de los avivamientos se encontraba en la oración.

De 1851 a 1866 fue director del colegio de Oberlin. Escribió libros entre los cuales los más conocidos son: "Autobiografía", "Discursos a los creyentes" y "Teología sistemática".

El domingo 16 de Agosto de 1875 predicó su último sermón. No asistió al culto de la noche, sin embargo al escuchar cantar a los creyentes "Jesús, amante de mi alma, déjame volar a tu regazo", salió de su casa y cantó con ellos. A media noche se despertó sintiendo dolores punzantes en el pecho. Al amanecer, se durmió en la tierra, para despertar en la gloria de los cielos, trece días antes de cumplir los 83 años.

 John Wesley

Nació en la rectoría de Epworth, Lincolnshire, el 17 de junio de 1703, decimoquinto hijo del clérigo Samuel Wesley y su madre Susana, quienes tuvieron diecinueve hijos. A la edad de 5 años escapa de un incendio que se produce en casa de padre y en donde de igual forma Hetty su hermana se salva de morir quemada al caer escombros de llamas sobre su cama.  En una de sus publicaciones posteriores del propio John, aparece el relato al pie del mismo se aprecia la ilustración de una casa ardiendo y junto a ella la siguiente inscripción: "No es éste un tizón arrebatado del incendio" Zacarías 3:2.  Desde muy pequeño en el hogar se Samuel Wesley y su esposa, aprendieron el valor que tiene la observación fiel de los cultos.Después del espectacular salvamento de Juan del incendio, su madre, profundamente convencida de que Dios tenía grandes planes para su hijo, resolvió firmemente educarlo para servir y ser útil en la obra de Cristo.  La familia del pastor Samuel Wesley era muy pobre, pero mediante la influencia del Duque de Duckingham, consiguieron un lugar para Juan en la escuela de Londres.

  Estudió en el colegio Charterhouse y en Christ Church, Universidad de Oxford. En 1725 se ordenó diácono y tres años después pasó a formar parte del clero de la Iglesia de Inglaterra. Fue coadjutor de su padre hasta que en 1729 se trasladó a Oxford como miembro de la junta directora del Lincoln College; comenzó a reconocer que el corazón es la fuente de la religión verdadera y reservaba dos horas cada día para quedarse a solas con Dios, se esforzaba para levantarse diariamente a las cuatro de la mañana. Allí fundó con su hermano Charles el Holy Club, en el que ingresó también George Whitefield, futuro fundador del metodismo calvinista. Los miembros del club debían cumplir con rigor y método los preceptos y prácticas religiosas, entre ellas visitar prisiones y confortar a los enfermos, por lo que sus compañeros de universidad los llamaron "metodistas" de una forma irónica.En 1735 viajó a Estados Unidos como misionero anglicano en donde permaneció cerca de dos años.

En el barco a Savannah, Georgia, conoció a unos alemanes de Moravia cuya sencilla devoción evangélica le impresionó. Durante su estancia en Georgia siguió tratándolos y tradujo algunos de sus himnos al inglés. Excepto por esta relación, su experiencia americana fue un fracaso. Su ritmo de vida era levantarse a las cuatro de la mañana y se acostaba después de las nueve.  Las tres primeras horas del día las dedicaba a la oración y al estudio de las Escrituras. En 1738 volvió a Inglaterra y el 24 de mayo, mientras esperaba un encuentro con los moravos en la calle Aldersgate, en Londres, experimentó un despertar religioso que le convenció de que cualquier persona podía alcanzar la salvación sólo con tener fe en Jesucristo.En marzo de 1739, George Whitefield, entonces famoso predicador en Bristol, lo llamó para que unieran sus esfuerzos. A pesar de su rechazo inicial a predicar fuera de las iglesias, la entusiasta reacción de la audiencia tras el sermón que pronunció el 2 de abril al aire libre lo convenció de que era la forma más efectiva de llegar a las masas. En cualquier caso, pocos púlpitos estarían abiertos para él, pues la Iglesia anglicana no aprobaba el evangelismo.

Desde el mismo comienzo de su carrera evangélica, Wesley convocó enormes muchedumbres. Su éxito se explica, en parte, debido a que en aquel momento Inglaterra estaba preparada para su doctrina, pues la Iglesia anglicana era incapaz de ofrecer la clase de fe personal que la gente ansiaba. El énfasis de Wesley en la religión personal y su seguridad de que todos eran aceptados como hijos de Dios tuvo una tremenda repercusión popular.El 1 de mayo de 1739 Wesley y un grupo de sus seguidores se reunieron en Londres en un local de la calle West para crear la primera congregación metodista. Dos organizaciones similares se fundaron en Bristol ese mismo mes. A finales de 1739 la sociedad londinense empezó a congregarse en un edificio llamado The Foundry (La Fundición) que durante muchos años fue el cuartel general del metodismo.Al crecer el movimiento metodista se hizo acuciante la necesidad de una organización más sólida. En 1742 las sociedades estaban divididas en grupos dirigidos por un líder, lo que contribuyó en gran medida al éxito del movimiento; estos líderes, muchos de los cuales fueron designados por Wesley como predicadores laicos, tuvieron gran importancia. En 1744 convocó la primera conferencia de líderes metodistas, que desde entonces se celebraron cada año.

En 1751, a los 48 años, se casó con Mary Vazeille, una viuda con cuatro hijos, pero el matrimonio fue un fracaso y ella lo abandonó. Wesley no tuvo descendencia.Organizador y predicador infatigable, viajó cerca de 8.000 kilómetros al año pronunciando cuatro o cinco sermones al día sin dejar de fundar nuevas congregaciones. En 1740 se separó de los moravos por desacuerdos doctrinales y rechazó la doctrina calvinista de la predestinación, rompiendo así con Whitefield. También se deshizo de muchos principios de la Iglesia anglicana, como el de la sucesión apostólica (el mantenimiento de una misma línea de sucesión episcopal iniciada con san Pedro), y, aunque nunca expresó intención alguna de establecer el movimiento como una nueva iglesia, sus actividades hicieron inevitable la separación.

En 1784 publicó una declaración en la que se establecían las normas y las reglas que debían servir de guía a las congregaciones metodistas y encargó a su ayudante, Thomas Coke, un clérigo anglicano, la organización metodista en Estados Unidos, otorgándole poderes para administrar los sacramentos. Aunque la separación con la Iglesia anglicana no se produjo hasta después de su muerte, estas ordenaciones implicaban un paso decisivo hacia la ruptura.Wesley se preocupó por el bienestar intelectual, económico y físico de las masas. También escribió sobre diversos temas históricos y religiosos y vendió sus libros muy baratos para que hasta los pobres pudieran comprarlos, contribuyendo así a fomentar los hábitos de lectura del público en general. Además de fundar dispensarios médicos, ayudó a los que tenían deudas y a los que querían establecer un negocio. Se opuso a la esclavitud y se interesó por diversos movimientos de reforma social. Su influencia en el pueblo inglés fue tal que se cree que el metodismo evitó una revolución en Inglaterra en el siglo XIX. Wesley reunió 23 colecciones de himnos, editó una revista mensual, tradujo obras del griego, latín y hebreo, y editó con el título de El modelo cristiano, el famoso devocionario medieval De Imitatione Christi (La imitación de Cristo), atribuido al eclesiástico alemán Tomás de Kempis.

Su Diario (1735-1790) destaca por la exposición franca de su evolución espiritual.Durante los últimos años de su vida fue un hombre muy admirado; en esta época la hostilidad de la Iglesia anglicana hacia el metodismo desapareció en la práctica. Un pastor en ese tiempo, predicaba un promedio de cien veces por año, pero el promedio de Juan Wesley fue de 780 veces por año durante 54 años; Juan no solo excedía en predicaciones a sus consiervos sino que además iba de casa en casa exhortando y consolando a los creyentes cuyo promedio era de 7 kilómetros por año para llegar a los lugares donde tenía que predicar.  Tenía características físicas cuya altura no sobrepasaba un metro sesenta y seis centímetros y su peso era de menos de 70 kilogramos.  Murió el 2 de marzo de 1791, cuando casi iba a cumplir los 88 años, dio fin a su carrera terrestre, durante toda la noche no cesó de pronunciar palabras de adoración y alabanzas, a las 10 de la mañana mientras los creyentes rodeaban el lecho orando el dijo "Adiós"; fue enterrado en el cementerio de City Road Chapel, en Londres. En la abadía de Westminster hay una placa con su nombre, se calcula que diez mil personas desfilaron frente a su ataúd para ver el rostro que tenía una sonrisa celestial. 

George Whitefield

Nació en Gloucester en el año de 1714 en una taberna de bebidas alcohólicas y antes de cumplir 3 años su padre falleció. Su madre se casó nuevamente. En la pensión de su madre él hacia la limpieza de los cuartos, lavaba la ropa y vendía bebidas en el bar.  Por extraño que parezca, a pesar de no ser aún salvo, Jorge se interesaba grandemente en la lectura de las Escrituras, leyendo la Biblia hasta altas horas de la noche y preparando sermones.  En la Escuela se le conocía como orador, su elocuencia era natural y espontánea. Estudió en Pembroke College, Universidad de Oxford, donde se costeó sus propios estudios, sirviendo como mesero en un hotel.  Durante sus días de estudiante universitario conoció a John y Charles Wesley e ingresó en el Holy Club cuyos miembros eran metodistas. En 1736 fue ordenado diácono de la Iglesia anglicana y dos años después acompañó como misionero a los hermanos Wesley a Savannah, Georgia, en Estados Unidos. Al poco tiempo volvió a Inglaterra y se ordenó sacerdote, pero le fueron vedados muchos púlpitos de la Iglesia anglicana por su forma poco convencional de predicar y dirigir los oficios. Comenzó entonces su predicación al aire libre y atrajo con su elocuencia enormes muchedumbres. En 1739 volvió a América y participó con el clérigo congregacionalista estadounidense Jonathan Edwards en la fundación del movimiento evangelista que más tarde pasó a llamarse Gran Despertar.

En 1741 siguió predicando en Inglaterra, y extendió su trabajo evangélico a Escocia y Gales. En 1741 rompió con John Wesley por sus diferencias respecto a la predestinación aunque siguieron siendo amigos. Tras esta ruptura fue reconocido como cabeza de los metodistas calvinistas.Jorge Whitefield predicaba en forma tan vívida que parecía casi sobrenatural, se dice que pronunció más de 18.000 sermones; la forma que contaba sus escenas eran tan naturales que muchos de sus oyentes reaccionaban con expresiones o gestos.  Sin embargo, el secreto de la gran cosecha de almas salvas no era su maravillosa voz, ni su gran elocuencia.  Tampoco se debía a que la gente tuviese el corazón abierto para recibir el evangelio, porque ése era un tiempo de gran decadencia espiritual entre los creyentes.   Tampoco fue porque le faltase oposición; repetidas veces Whitefield predicó en los campos porque las iglesias le habían cerrado las puertas.   A veces ni los hoteles querían aceptarlo como huésped.   En Basingstoke fue agredido a palos.  En Staffordshire le tiraron terrones de tierra.  En Moorfield destruyeron la mesa que le servía de púlpito y le arrojaron la basura de la feria.  En Evesham las autoridades, antes de su sermón, lo amenazaron con prenderlo si predicaba.  En Exeter, mientras predicada ante un auditorio de diez mil personas, fue apedreado de tal modo que llegó a pensar que le había llegado su hora y en otro lugar lo apedrearon nuevamente hasta dejarlo cubierto de sangre; verdaderamente llevo en su cuerpo las marcas de Jesús.  Pero su gran secreto para obtener esos grandes resultados de almas salvadas fue el amor a Jesús.

En 1744 volvió a las colonias de Norteamericana arrastró a muchedumbres entusiastas. A su regreso a Inglaterra en 1748 se convirtió en capellán de la lidereza religiosa Selina Hastings, condesa de Huntington, que financió sus actividades evangélicas y le permitió acceder a numerosos miembros de la nobleza británica. A partir de 1751 predicó por toda Gran Bretaña e Irlanda y en América. También encontró tiempo para recopilar un libro de himnos que apareció en 1753. Atravesó el Atlántico tres veces, visitó Escocia catorce veces, fue a Gales varias veces, estuvo en Holanda, pasó cuatro meses en Portugal, en las Bermudas ganó muchas almas para Cristo.

La extraordinaria influencia que ejerció durante su vida es atribuible sobre todo a su habilidad oratoria. Sus obras reunidas se publicaron después de su muerte (7 volúmenes, 1771-1772).  Se le considera como un gran predicador inglés y merecedor del título de príncipe de los predicadores al aire libre donde predicó un promedio de diez veces por semana durante un período de treinta y cuatro años, la mayoría de las veces bajo el techo construido por Dios que es el cielo y fundador de los metodistas calvinistas.

Después del sermón que predicó en Exeter, fue a Newburyport para pasar la noche en la casa del pastor.  A las dos de la mañana se despertó, le faltaba la respiración y le dijo a su compañero sus últimas palabras que pronunció en la tierra: "Me estoy muriendo".

Muere en el año de 1770 y en su entierro, las campanas de las Iglesias en Newburyport doblaron y las banderas quedaron a media asta.  Ministros de todas partes vinieron a sus funerales y millares de personas no consiguieron acercarse a la puerta de la Iglesia debido a la inmensa multitud.  Cumpliendo su petición fue enterrado bajo el púlpito de la Iglesia.  

Girolamo o Jerónimo Savonarola

Nació el 21 de septiembre de 1452, tercero de siete hijos de una familia noble en Ferrara, Italia. Sus padres eran personas cultas y mundanas, y gozaban de mucha influencia, su abuelo paterno era un famoso médico de la corte del Duque de Ferrara, y los padres de Jerónimo deseaban que su hijo llegase a ocupar el lugar de su abuelo.  En el colegio fue un alumno que se distinguió por su aplicación.Es muy probable que una desilusión con una joven  florentina, fuera la causa que lo hicieran abrazar la vida monástica. 

En 1474 ingresó en la orden de los dominicos, en Bolonia. Después de pasar 7 años en Bolonia, Fray Jerónimo fue para el convento de San Marcos, en Florencia en donde vio con desilusión que el pueblo florentino era tan depravado como cualquier otro lugar.Hizo su primera aparición como predicador en 1482, en el priorato de San Marcos, la casa dominica de Florencia. Sus sermones se centraron cada vez más sobre el pecado de la sociedad, y atacó de forma abierta la corrupción y a los partidarios aristocráticos de los Medici.En 1493 el papa Alejandro VI, que le nombró su primer vicario general, aprobó su propuesta de reformar la orden dominica en Toscana. Entonces sus sermones se hicieron políticos. En uno de sus discursos, señaló con claridad la próxima llegada de los franceses dirigidos por el rey Carlos VIII. Cuando esta predicción se cumplió con la aparición de las fuerzas francesas invasoras en 1494, ayudó a recibir a Carlos en Florencia. Cuando los franceses abandonaron la ciudad, se había creado una república de la que fueron excluidos los Medici, y él se convirtió, aunque sin funciones políticas, en su guía y espíritu animador.Ni siquiera el papa Alejandro VI se vio libre de sus denuncias. Éstas, junto con la atribución de un don sobrenatural de profecía y su interpretación extravagante de las Sagradas Escrituras, disgustaron a Roma; y en 1495 fue acusado de herejía. Al no presentarse en Roma, se le prohibió predicar, y se revocó el expediente mediante el cual la rama florentina de su orden (dominica) obtuvo la independencia. Rechazó los intentos de conciliación del papa con indignación, y de nuevo se le prohibió predicar, aunque ignoró esta orden.

Mientras tanto, las dificultades comenzaron a intensificarse en su patria. Las medidas de la nueva república resultaron impracticables. El partido de los Medici, llamado de los arrabbiati (en italiano, "enfurecido"), comenzó a recuperar terreno, y se formó una conspiración para apoyarles. Se ejecutó a cinco de los conspiradores, lo que sólo sirvió para acelerar la reacción contra Savonarola, ya que más tarde fue acusado de ello. En el punto crítico de la lucha, en 1497, llegó una condena de excomunión de Roma. La declaró nula públicamente y se negó a someterse a ella. Durante la epidemia de peste, a pesar de no poder administrar los santos óleos por estar excomulgado, se dedicó con entusiasmo a atender a los monjes enfermos. Durante su corta influencia, el predicador fue amenazado; excomulgado y en 1498, fue declarado culpable de herejía y enseñanza sediciosa, y condenado a muerte. El 23 de mayo de 1498, fue ejecutado (ahorcado) y luego su cuerpo fue quemado en la plaza pública. El Predicador y reformista italiano, cuyo intento entusiasta de eliminar la corrupción terminó en martirio, se le recuerda como uno que dejó en los márgenes de las páginas de su Biblia notas escritas mientras meditaba en las Escrituras.  Conocía de memoria una gran parte de la Biblia y podía abrir el libro y hallar al instante cualquier texto bíblico.   Pasaba noches enteras en oración; dentro de sus libros se encuentran "La Humildad", "La Oración", "El Amor". 

Martín Lutero

Nació en Eisleben, Alemania. Era una época oscura para la Iglesia verdadera. Cerca de un millón de albigenses habían muerto en Francia por orden del Papa. Su delito era tratar de vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Juan Huss había muerto en la hoguera en Bohemia suplicando por sus perseguidores. La misma suerte correría Jerónimo de Praga, su discípulo, quien muere en las llamas cantando himnos hasta su último suspiro. Juan Wessel, notable predicador de Erfurt, muere en la cárcel por predicar que la salvación se obtiene por gracia. Savonarola, predicador y fiel siervo de Dios es reducido a cenizas en Italia por orden de la Iglesia.

Martín Lutero nace de una familia pobre. El solía decir "mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo fueron verdaderos campesinos". Su padre era minero, y su madre además de los quehaceres del hogar acarreaba leña desde el bosque.

Su madre le enseño la religión católica tal como era observada en aquellos tiempos. Su imagen de Dios era la de un Juez colérico enfurecido con los hombres a quien era muy difícil de obedecer. El castigo del infierno era tan real para él y tan terrible que temblaba al pensar en ellos.

Su padre lo mandó a estudiar a Magdeburgo y después a Einsenach en donde tuvo que pedir limosna para subsistir cantando canciones como lo hacían la mayoría de los estudiantes. Su suerte cambió cuando Doña Úrsula Cota lo recibe en su casa atraída por su humildad y devoción. En su casa recibe el trato de hijo y esto le ayuda para adelantar de manera significativa sus estudios. Doña Úrsula dijo a la hora de su muerte que su hogar había sido grandemente bendecido con la llegada de Lutero.

Un tiempo después su padre había prosperado algo, trabajando en la fundición de cobre y había sido nombrado concejal de su ciudad. Su padre tenía puestas las ilusiones en Martín deseando que estudiara y se convirtiera en un abogado de renombre. Por esto lo envía a Erfurt, en donde Martín a los 21 años obtiene el título de doctor en filosofía.

Sin embargo, el alma de Lutero se encuentra muy intranquila e incidentes que ocurren lo hacen pensar en su situación espiritual. Durante sus estudios enferma gravemente y tiempo después recibe dos golpes de espada en uno de sus viajes. Uno de sus amigos íntimos de la universidad muere asesinado y entonces Lutero exclama "¿Que haría yo si fuese llamado a la otra vida de una manera tan repentina?". Esta situación culmina cuando en una tormenta eléctrica durante un viaje, cae un rayo cerca de él y en su terror hace un voto a Santa Ana para hacerse monje. Entonces entra al convento de los agustinos a pesar de la protesta de sus amigos de la universidad y la decepción de su padre.

A pesar de su continua búsqueda de la paz para su alma a través de ayunos, sacrificios etc. No consigue lo que tanto anhela. Algunos monjes le hacen ver que Dios no solo juzga sino perdona pero Lutero no puede creer que Dios le puede perdonar puesto que el no puede amar a Dios.

Se dedica a la lectura de la Biblia. Tiempo después es nombrado sacerdote y obtiene el grado de bachiller en Biblia. A los veinticinco años de edad es enviado a Wittenberg como maestro de filosofía. Ya entonces destaca como notable predicador.

Un punto culminante de su vida es cuando se le envía a Roma. Su corazón alegre al estar en la santa ciudad se entrega a efectuar las peregrinaciones acostumbradas y visitar los lugares sagrados. Sin embargo termina horrorizado al ver la corrupción generalizada que se vivía en Roma.

Tiempo después obtiene el título de doctor en teología. Además adelanta mucho en cuanto al reconocimiento de su capacidad y devoción. Es entonces cuando halla la tan ansiada paz de su alma al apropiarse de las palabras del apóstol Pablo: "Mas el justo por la fe vivirá". Encuentra un gozo indescriptible y más decidido que nunca se dedica a la enseñanza y predicación de las escrituras.

El mes de octubre de 1517 pega en la puerta de la iglesia de Wittenberg las 95 tesis contra el valor de la indulgencias. En este documento proclama que el hombre es salvado por Dios de manera gratuita por la fe en su Hijo Jesucristo. A pesar de no tener previsto que su proposición tendría mucho efecto, esta inunda Europa y poco tiempo después hace temblar los cimientos de Roma.

Al realizarse algunos debates con autoridades reconocidas de la época como el doctor Juan Eck, se notó que la ideas que exponía Lutero no eran simples diferencias de doctrinas sino que removían los cimientos en los cuales se basaba la iglesia católica para afirmar su derecho de gobernar las almas y cuerpos del mundo entero. Además sacaban a la luz verdades tan importantes que hacían la diferencia entre un cristiano y un pagano o apóstata.. Las consecuencias de esto sería el reconocimiento de la verdad divina expresada en las escrituras.

Lutero fue excomulgado por el Papa León X y el emperador Carlos V le impuso un edicto de pena de muerte el cual nunca llegó a cumplirse por la protección de Dios y la ayuda de algunos amigos como el elector Federico de Sajonia.

Escribió aproximadamente 180 libros. Tradujo la Biblia al alemán. Y como predicador destacó notablemente. En Zwiekau predicó a un auditorio de 25 mil personas.

Se casó con Catalina de Bora a quien amaba profundamente. Tuvo tres hijos.

A los sesenta y dos años predicó su último sermón sobre el texto: "Escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños". Ese mismo día le escribió a su querida esposa Catalina: "Echa tu carga sobre el Señor, y el te sustentará. Amén."

Sus últimas palabras fueron: "voy a entregar mi espíritu". Luego alabó a Dios en voz alta: "¡Oh, mi Padre Celestial! Dios mío, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en quien creo, a quien prediqué y a quien confesé, amé y alabé… Oh, mi querido Señor Jesucristo, a ti encomiendo mi pobre alma. ¡Oh, mi Padre Celestial! En breve tiempo tengo que abandonar este cuerpo, pero sé que permaneceré eternamente contigo y ¡que nadie podrá arrebatarme de tus manos!" Luego después de recitar tres veces Juan 3:16 dijo: "Padre, en tus manos entrego mi espíritu, pues tú me rescataste, Dios fiel", entonces cerró los ojos y durmió.

Fue sepultado en la iglesia de Wittenberg en donde había predicado durante tantos años. Su amigo Felipe Melancton y el pastor Bugenhagen, pronunciaron sendos discursos.   

Juan Bunyan (1628-1688)

"Caminando por el desierto de este mundo, paré en un sitio donde había una caverna; allí me acosté para descansar. Pronto me quedé dormido y tuve un sueño. Vi a un hombre cubierto de andrajos, de pie y dando la espalda a su habitación, que llevaba una pesada carga sobre los hombros y en las manos un libro".

A pesar de que sus padres eran muy pobres, consiguieron que aprendiera a leer y a escribir. El mismo se llamó "el principal de los pecadores".

Se casó con una joven cuya familia entera eran cristianos fervorosos. Bunyan era hojalatero y por lo tanto pobrísimo. Ella no poseía ni un plato, ni una cuchara, solamente tenía dos libros: "El camino al Cielo para el hombre sencillo" y "La práctica de la piedad", obras que le dejó su padre al fallecer. Bunyan solo encontró en los cultos la convicción de ir camino al infierno.

Había leído una obra de los "Ranters" y entonces cuenta que oró fervorosamente: "Oh Señor, no sé juzgar entre el error y la verdad. Señor, no me dejes solo en esto de aceptar o rechazar esta doctrina ciegamente; si es de Dios, no me dejes despreciarla; si es obra del diablo, no me dejes abrazarla"- y alabado sea Dios por haberme guiado a clamar desconfiando de mi propia sabiduría, y por haberme guardado del error de los "Ranters"-.

Bunyan cuenta por sí mismo lo siguiente:

"Durante el tiempo en que me sentí condenado a las penas eternas, me admiraba de cómo los hombres se esforzaban por conseguir los bienes terrenales, como si esperasen vivir aquí eternamente… Si yo hubiese tenido la seguridad de la salvación de mi alma, cómo me sentiría eternamente rico, aun cuando no tuviese para comer más que frijoles".

"Busqué al Señor, orando y llorando, y desde el fondo de mi alma clamé: 'Oh Señor, muéstrame, te ruego, que me amas con amor eterno'. Entonces escuché repetidas mis palabras, como en un eco: 'Yo te amo con amor eterno'. Me acosté y, al despertarme al día siguiente, la misma paz inundaba mi alma. El Señor me aseguró: 'Te amé cuando vivías en pecado; te amé antes, te amo después y te amaré siempre'.

"Cierta mañana, mientras yo oraba temblando porque pensaba que no obtendría una palabra de Dios para consolarme, El me dio esta frase: 'Te basta mi gracia'.

"Mi entendimiento se llenó de tanta claridad, como si el Señor Jesús me hubiese estado mirando desde el cielo a través del tejado de la casa y me hubiese dirigido esas palabras. Volví a mi casa llorando, transportado de gozo, y humillado hasta el polvo".

"Sin embargo, cierto día, mientras caminaba por el campo, con mi conciencia intranquila, repentinamente estas palabras se apoderaron de mi alma: 'Tu justicia está en los cielos'. Con los ojos del alma me pareció ver a Jesucristo sentado a la diestra de Dios, que permanecía allí como mi justicia… Además vi que no es mi buen corazón lo que mejora mi justicia, ni lo que tampoco la perjudica; porque mi justicia es el propio Cristo, el mismo ayer, hoy y para siempre. Entonces las cadenas cayeron de mis tobillos: quedé libre de mis angustias y las tentaciones que me acechaban perdieron su vigor; dejé de sentir temor por la severidad de Dios y regresé a casa regocijándome con la gracia y el amor de Dios. No encontré en la Biblia la frase: 'Tu justicia está en los cielos', pero hallé: 'El cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención' (1 Corintios 1:30), y vi que la otra frase era verdad".

"Mientras así meditaba, la siguiente porción de las Escrituras penetró con poder en mi espíritu: 'Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia'. Así fui levantado a las alturas y me hallé en los brazos de la gracia y de la misericordia. Antes temía a la muerte, pero después clamé: 'Quiero morir'. La muerte se volvió para mí una cosa deseable. No se vive verdaderamente antes de pasar a la otra vida. ¡Oh, pensaba yo, 'esta vida es apenas un sueño en comparación con la otra!'.

Después de su conversión sintió un deseo grande de predicar el evangelio a todos los hombres necesitados, pues había comprendido el gran valor de los tesoros que Dios les ofrece a los hombres a través de su gracia.

En su ministerio empezó a cosechar éxitos y sus problemas con el enemigo de nuestras almas comenzaron, primero al atacarlo con la tentación de la vanagloria y al no dar resultado estos ataques se empezaron a esparcir rumores por todo el país de que Bunyan era un hechicero, jesuita y contrabandista, y además que vivía con una amante y tenía dos mujeres y que sus hijos eran ilegítimos.

A pesar de estos grandes ataques Bunyan no desistió de la predicación del evangelio y la búsqueda de la salvación de los hombres. Entonces inició el ataque más fuerte del maligno. Bunyan fue acusado de no observar los reglamentos de la iglesia oficial. Debido a esto las autoridades civiles de Inglaterra lo sentenciaron a prisión perpetua, hasta que jurase que no volvería a predicar nunca más.

Un año antes de caer preso Bunyan hizo su oración principal: "Fui guiado a orar, a pedirle a Dios que me fortaleciese 'con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad, con gozo dando gracias al Padre'. Además fue llevado a considerar seriamente el pasaje "Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos".

En la prisión se fortaleció en el poder de Dios de manera que estaba dispuesto a sufrir cualquier castigo por la causa de Cristo. Veía que con toda probabilidad que en cualquier momento podía ser azotado o torturado en una picota. Temía el destierro, que lo llevaría a ser separado de sus seres queridos; su esposa y sus hijos. Especialmente sufría por la suerte que correría su hijita ciega.

A pesar de todo meditaba en el horror del castigo eterno que correrían aquellos que se negaran a glorificar a Cristo y de su deber de dar testimonio de Cristo a pesar de todo. Más pensaba en la gloria que Cristo prepara para aquellos que con amor, fe y paciencia daban testimonio de Él. Cuando le ofrecían su libertad a cambio de que nunca volviera a predicar el contestaba: "Si hoy saliese de la prisión, mañana comenzaría a predicar, con la ayuda de Dios".

Bunyan pasó 12 años en la cárcel. Un cuáquero llamado Whitehead consiguió que lo liberaran con la ayuda de Dios, Después de ser liberado continuó predicando con gran éxito en varias ciudades de Inglaterra. Continuó su ministerio fielmente hasta la edad de sesenta años, cuando fue atacado de fiebre y murió.

Algunas de sus obras escritas son las siguientes: "Gracia abundante para el principal de los pecadores", "Llamado al ministerio", "La conducta del creyente", "La gloria del templo", "El pecador de Jerusalén es salvo", "Las guerras de la ciudad de Alma humana", "Vida y muerte del hombre malo", "El sermón del monte", "La higuera estéril", "Discursos sobre la oración", "El viajero celestial", "Gemidos de un alma en el infierno", "La justificación es imputada" y el libro más vendido después de la Biblia "El peregrino".

Enrique Martyn

Luz usada enteramente por Dios (1781    - 1812) 

Arrodillado en una playa de la India, Enrique Martyn derramaba su alma ante el Maestro y oraba: "Amado Señor, yo también andaba en el país lejano; mi vida ardía en el pecado…quisiste que yo regresase, ya no más un tizón para extender la destrucción, sino una antorcha que resplandezca por ti (Zacarías 3:2) ¡Heme aquí entre las tinieblas más densas, salvajes y opresivas del paganismo.  Ahora, Señor quiero arder hasta consumirme enteramente por ti!"

El intenso ardor de aquel día siempre motivó la vida de ese joven. Se dice que su nombre es: "el nombre más heroico que adorna la historia de la Iglesia de Inglaterra, desde los tiempos de la reina Isabel".  Sin embargo, aun entre sus compatriotas, él no es muy conocido.

Su padre era de físico endeble.  Después que él murió, los cuatro hijos, incluyendo Enrique, no tardaron en contraer la misma enfermedad de su padre, la tuberculosis.

Con la muerte de su padre, Enrique perdió el intenso interés que tenía por las matemáticas y más bien se interesó grandemente en la lectura de la Biblia.  Se graduó con honores más altos de todos los de su clase.  Sin embargo, el Espíritu Santo habló a su alma: "Buscas grandes cosas para ti, pues no las busques."  Acerca de sus estudios testificó: "Alcancé lo más grande que anhelaba, pero luego me desilusioné al ver que sólo había conseguido una sombra."

Tenía por costumbre levantarse de madrugada y salir a caminar solo por los campos para gozar de la comunión íntima con Dios.  El resultado fue que abandonó para siempre sus planes de ser abogado, un plan que todavía seguía porque "no podía consentir en ser pobre por el amor de Cristo".

Al escuchar un sermón sobre "El estado perdido de los paganos", resolvió entregarse a la vida misionera. Al conocer la vida abnegada del misionero Guillermo Carey, dedicaba a su gran obra en la India, se sintió guiado a trabajar en el mismo país.

El deseo de llevar el mensaje de salvación a los pueblos que no conocían a Cristo, se convirtió en un fuego inextinguible en su alma después que leyó la biografía de David Brainerd, quien murió siendo aún muy joven, a la edad de veintinueve años.  Brainerd consumió toda su vida en el servicio del amor intenso que profesaba a los pieles rojas de la América del Norte.  Enrique Martín se dio cuenta de que, como David Brainerd, él también disponía de poco tiempo de vida para llevar a cabo su obra, y se encendió en él la misma pasión de gastarse enteramente por Cristo en el breve espacio de tiempo que le restaba.  Sus sermones no consistían en palabras de sabiduría humana, sino que siempre se dirigía a la gente, como "un moribundo, predicando a los moribundos".

A Enrique Martyn se le presentó un gran problema cuando la madre de su novia, Lidia Grenfel, no consentía en el casamiento porque él deseaba llevar a su esposa al extranjero.  Enrique amaba a Lidia y su mayor deseo terrenal era establecer un hogar y trabajar junto con ella en la mies del Señor.  Acerca de esto él escribió en su diario lo siguiente: "Estuve orando durante hora y media, luchando contra lo que me ataba…Cada vez que estaba a punto de ganar la victoria, mi corazón regresaba a su ídolo y, finalmente, me acosté sintiendo una gran pena."  

Entonces se acordó de David Brainerd, el cual se negaba a si mismo todas la comodidades de la civilización, caminaba grandes distancias solo en la floresta, pasaba días sin comer, y después de esforzarse así durante cinco años volvió, tuberculoso, para fallecer en los brazos de su novia, Jerusha, hija de Jonatán Edwards.

Por fin que Enrique Martyn también ganó la victoria, obedeciendo al llamado a sacrificarse por la salvación de los perdidos.  Al embarcarse, en 1805, para la India, escribió: "Si vivo o muero, que Cristo sea glorificado por la cosecha de multitudes para EL"   

Partes: 1, 2
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