Algoritmos de la pericia medicolegal en el lugar de los hechos (página 2)
Enviado por Dr. Aquilino Santiago Garrido
PROCESOS CONSERVADORES DEL CADÁVER
Momificación: Se debe a una deshidratación rápida de los tejidos que impide la acción putrefactiva de las bacterias, ocurre en un periodo de entre 1 y 12 meses, se conserva más la morfología externa que la interna, lo que permite estudiar violencias externas pero no un diagnóstico visceral.
Momias pesadas: Siempre van a pesar menos que el cadáver original, pero no han perdido aún todo el líquido que deben. Ocurrencia de la muerte en menos de 1 año.
Momias ligeras: Cadáveres con una data de varios años.
Saponificación: Ocurre por la permanencia del cadáver en lugares fangosos, con agua estancada, los tejidos se transforman en un material con aspecto de entre cera y grasa, comienza en las partes del cuerpo que tienen más grasa (nalgas, mejillas), comienza a la 6ta semana, se hace evidente a los 3-4 meses y no se termina hasta el año de la muerte. Conserva el exterior del cadáver pero no las vísceras.
Corificación: Se describió en cadáveres conservados en cajas de zinc soldadas, muy parecido a la momificación pero la piel es más suave y tiene aspecto de cuero recién curtido, se hace evidente entre 1 y 2 años.
ESTUDIO DE LAS VIOLENCIAS QUE SE ENCUENTRAN EN EL CADÁVER
La observación y descripción de las violencias que se aprecian en el fallecido en el lugar de los hechos, no necesariamente serán conclusivas para la investigación. Precisamente teniendo en cuenta las condiciones adversas para el trabajo pericial durante el levantamiento del cadáver y comparándolas con las condiciones relativamente ideales de un salón de necropsia, es preferible no modificar las características que se aprecien en los signos de violencia y cuando explorar estas violencias implica la modificación de las mismas, se debe optar por una exploración que pueda parecer superficial en un segundo momento del trabajo pericial y no incapacitar acciones posteriores de mayor confiabilidad y certeza.
El objetivo de la observación de las lesiones que se aprecien desde el lugar del suceso, no es otro que verlas en función de los objetos que aquí aparezcan y correlacionarlas, con lo que se pueda interpretar como la dinámica de ocurrencia del hecho delictivo, que puede deducirse de la posición que ocupa el cadáver, de los trazos y manchas que aparezcan, así como de todas las informaciones que puedan resultar contextuales.
El estudio en esta fase de la pericia médica es más descriptivo que analítico y no está tanto en función de una correlación con las causas del fallecimiento, como si con las circunstancias que puedan modificarse con el transcurso del tiempo y la movilización del cuerpo, aspectos estos que necesitarán ser tenidos en cuenta en la medida en que vallan apareciendo nuevos elementos durante la práctica de la necropsia.
El examen del cadáver debe hacerse con un mínimo de iluminación, no importa de que tipo de luz (focos sostenidos manualmente, luces de automóviles, lámparas de kerosene, etc.), pero la inspección visual es indispensable y no debe ser entorpecida por la sombra que otros participantes o que el mismo médico proyecte. Debe tenerse en cuenta también que el perito debe ser asistido por un ayudante, esto permite una manipulación más suave del cadáver y su vestuario, no tirando de la ropa y si facilitando acomodar antes las extremidades cuando se realice la rotación del cuerpo, para evitar torpezas por tropiezos o salpicaduras innecesarias.
El examen del cadáver debe hacerse de forma organizada, inspeccionando y palpando en un orden lógico descendente (desde la cabeza), primero en el plano que el occiso brinda al explorador y después volteándolo y repitiendo el procedimiento, se debe prestar una atención particular a los ojos, orificios naturales, cuello, axilas y pliegues mamarios, genitales externos y manos. Debe palparse la integridad del cráneo, jaula torácica, pelvis y huesos largos de las extremidades.
Particularmente al examinar las manos se debe ser cuidadoso de preservarlas cuando se sospeche que se puedan encontrar en ellas rastros de pólvora, microfibras, sangre u otros materiales y de ser necesario cubrirlas con un material impermeable (a defecto de algún material mejor se pueden utilizar los guantes quirúrgicos que utiliza el perito).
Siempre movilizar el cadáver teniendo en cuenta que puede ocultar indicios importantes que se encuentren bajo él y muchas veces disimulados por coágulos sanguíneos o fragmentos corporales; estamos hablando de proyectiles, vainas vacías y otros objetos pequeños que pueden pasar inadvertidos inicialmente.
Existen lugares en los que es necesario movilizar el cadáver antes de que el médico pueda examinarlo ya sea por seguridad del perito o por razones obvias de espacio (Ahogados que permanezcan bajo el agua, víctimas de derrumbes, cadáveres en pozos y cuevas, etc.), en estos casos debemos considerar que lo ideal sería contar con médicos entrenados en técnicas de buceo, de escalamiento y otras, pero lo indispensable es que cualquier maniobra que se realice sea bajo la supervisión del forense y que este observe todo el procedimiento, después de aclararle al personal que lo auxilie de cuales son sus intereses fundamentales.
QUE NO DEBE HACERSE DURANTE EL EXAMEN DEL CADÁVER:
- Pronunciarse con relación a que se trate de un feto o un recién nacido.
- Aceptar una identificación hecha por el vestuario, joyas u otros objetos personales.
- Determinar la raza ni la edad de un cadáver putrefacto en el lugar de los hechos.
- Brindar elementos identificativos en restos óseos.
- Explorar trayectos de heridas o utilizar reactivos sobre el cuerpo del occiso.
- Permitir que el cadáver sea movilizado sin supervisar directamente y bajo observación todos los procedimientos.
- Permitir que el cadáver sea examinado por un ayudante.
- Brindar conclusiones sobre aspectos que serán evaluados con mayor grado de certeza durante la práctica de la necropsia.
LA DESCRIPCIÓN DEL LUGAR DEL HECHO
Para la descripción del levantamiento de cadáver en nuestro medio existe un modelo tipo planilla que debe ser llenado por el médico que lo realiza y en el que se plasma primeramente la fecha y la hora así como el nombre del médico y la institución donde labora, posteriomente ubica el lugar donde se encuentra al momento de realizar la diligencia (calle, entrecalles, etc. en el caso urbano; finca, kilómetro, etc. en el rural), de seguido recoge la información sobre la identificación del occiso, la data de la defunción y el tipo de muerte de que parezca tratarse, ya sea natural o violenta y culmina con los signos de violencia que se aprecian en el fallecido.
Posteriormente por el reverso del modelo se describen libremente los antecedentes y todos los particulares de interés del lugar y el cadáver, aquí se permite libertad de redacción por parte del perito; no obstante y para evitar desconcierto ante la cantidad de objetos, características del inmueble y otros datos, quién realiza un levantamiento de cadáver debe utilizar una de las tres técnicas descriptivas que se recomiendan en adelante.
Las dos primeras técnicas consideran el cadáver como centro de la escena y difieren en cuanto se comience a describir de la periferia al centro o viceversa, resultando en el primer caso una descripción centrípeta y en el segundo centrífuga (haciendo similitud a las fuerzas que aparecen al girar un cuerpo sobre un centro).
La tercera técnica supone al perito parado en un extremo de la escena que avanza describiendo todo lo que va encontrando a su paso.
Cualquier técnica puede ser correcta según el caso de que se trate y aunque existen otras (punto a punto, por franjas, por cuadrículas, etc.),(1). Nosotros en particular preferimos las 3 primeras expuestas, por parecernos que brindan al lector más facilidades para hacerse una correcta composición del lugar.
ESQUEMAS
Recomendadas:
Otras posibles a utilizar:
- Badilla J. Curso de administración y procesamiento de la escena del crimen. Dep. Publ. Impresos.
- Poder Judicial. San José.1999.
Elaboración de croquis y planos: Aunque no se puede exigir al perito médico, que tenga las habilidades necesarias para hacer un levantamiento planimétrico de la escena del crimen, que sea a la vez modelo de exquisiteces técnicas y artísticas, si resulta útil (y para el consumo propio), hacer un dibujo del lugar que ayude a ir organizando los elementos de la descripción escrita y aunque pueda parecer que este croquis resulte una pérdida de tiempo, es muy sencillo hacer un dibujo con palotes y figuras geométricas, que solo comprenda el autor, para luego sentarse a conformar un texto organizado y coherente, siendo posible que la memoria gráfica de los símbolos del dibujo, brinde mejores resultados que la memoria de cada detalle.
¿Quién no sería capaz de comprender en segundos los fundamentales descriptivos de esta escena?. Más cuando se vio originalmente lo representado o si se completa con una leyenda mínima del dibujo.
Fijación fotográfica: No pensamos que sea necesario exponer en detalles las bondades de la fotografía para fijar lo encontrado en el lugar de los hechos pero existen recomendaciones muy generales que pensamos que se deben tener en cuenta. Ante todo lo ideal es poder utilizar cámaras fotográficas manuales, auxiliándose de un fotómetro y si hiciera falta un suplemento de luz, utilizar el electrónico que recomienda el fabricante para ese equipo en particular, utilizando también negativos lentos (no más de 100 asa) y papel sin brillo para las impresiones. De no ser esto posible y contarse con una cámara automática, recordar que estas varían la imagen cambiando los parámetros de ajuste y al existir poca iluminación en el lugar pueden resultar fotografías con muy pobre resolución. Lo dicho avala la importancia de una buena fuente de luz en el lugar, pero a deficiencia de ella y cuando haya que recurrir a varias fuentes distintas de menor potencia, debe considerarse que si se varía la temperatura en la iluminación, aparecerán en la instantánea colores que pueden no ser los reales (este efecto indeseable puede ocurrir también por realizar exposiciones "a contra luz", cuando el objeto queda entre la fuente de luz y la cámara).
Cuando se puedan cumplir los ideales que se exponen en el párrafo anterior, se puede utilizar otro foco de luz ajeno al electrónico de la cámara para enfocar y encuadrar, pero debe tenerse el cuidado de apagarlo antes de la exposición para no variar la temperatura del color ni provocar sombras indeseables.
Recientemente han aparecido en nuestro medio cámaras digitalizadas que resultan muy útiles por lo barato de su utilización y por brindar la posibilidad de conservar y reproducir sin pérdidas de calidad en la imagen, pero deben ser utilizadas con las reservas que se señalaron para los equipos automáticos.
No queremos finalizar sin exponer antes la necesidad de utilizar escalas centimetradas que queden en el encuadre del objeto que se pretende fijar y lo más cercano a este que sea posible, primero por la razón obvia de conocer el tamaño del objeto, pero también ante el peligro de que durante el proceso de ampliar en el laboratorio, ocurra alguna distorsión y en este caso la escala se distorsionará en la misma medida que el objeto en cuestión.
Fijación filmográfica: Este método añade a los beneficios del anterior, la ventaja incuestionable de poder realizar una descripción verbal en la misma medida en que se va fijando la imagen.
Solo queremos señalar para estas técnicas el peligro que representa la utilización abusiva del zoom y del macro, pues si bien estos dispositivos nos permiten un nivel de detalle muy bueno, tienen el inconveniente de mostrar el contexto muy fraccionado y no es raro que se elaboren videos que abusan tanto de ambos dispositivos, que el espectador no logra hacerse una idea general de la localización de las partes que se le están exponiendo; por lo que recomendamos comenzar cada material realizando tomas generales, con un ángulo ancho y haciendo "paneos" que brinden una visión completa, la que posteriormente se podrá fraccionar haciendo la correspondiente explicación por el que actúe como locutor (que puede no ser otro que el mismo camarógrafo).
Con la utilización de cámaras de vídeo se incrementa la necesidad de poseer buenas fuentes de luz con una misma temperatura y no debe descuidarse el ajuste manual al blanco antes de comenzar cada filmación, no confiando en el ajuste automático de la cámara, para esta operación el médico posee un recurso insuperable: "Su propia bata sanitaria" la que puede iluminar con la fuente de luz que posea.
Técnicas de computación: Las técnicas que suponen la utilización de la computadora, además de la ventaja de que conservan las imágenes sin alteraciones y de que se pueden reproducir estas imágenes innumerables veces con la misma calidad, permiten también que se puedan realizar modificaciones con efectos didácticos e ilustrativos. Pero tienen la desventaja de que salvo con la utilización de scanner tridimensionales (caros y para objetos de tamaño limitado), en el resto de los casos no son fijaciones propiamente dichas, sino reproducciones que serán tan fieles como hábil y paciente sea el operador del equipo. Por tanto la construcción virtual de un lugar del hecho puede resultar muy ilustrativa, pero en última instancia no es más que una maqueta que no tiene obligatoriamente que reproducir el original en todos sus detalles.
La combinación de los tres últimos métodos descritos puede resultar de gran utilidad, fundamentalmente para almacenar imágenes fijas o en movimiento, con la desventaja de que requiere de máquinas caras con gran capacidad de almacenar en memoria y con procesadores de alta velocidad, dificultades estas que van disminuyendo rapidamente con la aparición de equipos cada vez más potentes y formas más reducidas de guardar imágenes de alta resolución.
PARTICULARIDADES DE LOS LEVANTAMIENTOS DE CADÁVER
Hasta esta altura del material hemos pretendido brindar elementos muy generales que sean aplicables a todos los casos en los que un perito médico se enfrente a un lugar donde se sospeche que se haha llevado a cabo un delito de homicidio o asesinato, pero las situaciones particulares en las que puede aparecer la ocurrencia de estos hechos son tan variadas que cada caso entraña siempre un reto a la diversidad, no obstante se puede decir que existen generalidades en algunas formas de ocurrencia de la muerte de la víctima y es por eso que pretendemos en lo adelante hacer una exposición global de algunas de estas particularidades.
Como el presente no tiene otro objeto que no sea la pretensión de llenar un espacio aportando experiencias y recomendaciones, vamos a resistir a la tentación de referirnos a lugares donde han ocurrido desastres de cualquier tipo pues este tema ha sido tratado ampliamente y con mucho éxito por el equipo de trabajo que encabeza el Dr. Jorge González Pérez, razón por la que remitimos a estas investigaciones a quienes tengan la necesidad de conocer sobre el particular.
1- En hechos vinculados al tránsito de vehículos por la vía pública:
Los homicidios en ocasión del tránsito tienen características particulares que justifican que se tengan en cuenta de forma diferenciada. Por concepto ocurren en la vía pública, lo que implica gran cantidad de curiosos, premura por restablecer la circulación de vehículos, así como incomodidades para el trabajo. Pero a la misma vez, el polimorfismo lesional que aparece y el dinamismo y rapidez en la ocurrencia de los hechos, obliga a un trabajo cuidadoso y metódico.
Con relación al lugar del hecho: En el estudio del lugar que realiza el perito médico, no puede dejar de fijarse en las características de la vía para el momento en que ocurre el supuesto delito, en particular considerar la densidad del tránsito, tramos rectos y curvos y su extensión, dirección de circulación de los vehículos implicados, características de iluminación para esa hora del día (efecto de deslumbramiento por salir de una sombra, posición frontal al sol, etc.), otros factores que entorpezcan la visibilidad (niebla o vegetación en el borde de la vía), estado de ese tramo de la carretera así como la aparición de trazos, tanto por recapación como por decapación, manchas de lubricantes, combustibles o lodo, presencia de animales cercanos a la vía y que puedan efectuar cruces sobre ella; se debe percatar de la presencia de separadores u otros obstáculos fijos y no debe olvidar buscar en la vía fragmentos de cristales, de plásticos de focos y otros aditamentos.
Con relación al vehículo: Si el o los cadáveres se encuentran en el salón del vehículo no dejar de revisar la pizarra delantera (abolladuras, máculas, pelos), el volante, existencia de dispositivos de seguridad y su uso por la víctima (cinturón, cabezales de los asientos delanteros), posibles máculas o fragmentos de tejidos en la tapicería del techo y las puertas, fracturas de los cristales y máculas y pelos en el borde de las fracturas, estado de los respaldos de los asientos delanteros; Presencia de frascos y su contenido en el salón así como derrames de sustancias alcohólicas, tapicería y alfombras en general.
En casos de atropellos revisar los salientes del vehículo y buscar abolladuras en la carrocería, revisar todo el frente y los salientes de la parte inferior buscando tejido humano, sangre, pelos, o fragmentos del vestuario, revisar el dibujo de la banda de rodamiento de los neumáticos y las bóvedas de los guardafangos por dentro.
Con relación al cadáver: En los hechos de tránsito, sino la mayoría por lo menos las lesiones más importantes son en el polo cefálico, por lo que debe palparse cuidadosamente el cráneo buscando fracturas y movilizar el cuello buscando fracturas y luxaciones, debe comprobarse también la integridad de la jaula torácica, la pelvis y los miembros.
Prestar particular interés a heridas contusas y equimosis que puedan "dibujar " partes salientes del vehículo o el relieve de la banda de rodamiento de los neumáticos.
2- En casos de caidas o precipitaciones:
Con relación al lugar del hecho: En estos casos el perito debe considerar como tal, el plano donde está el cadáver, pero fundamentalmente el plano desde el que cae y todos los obstáculos intermedios entre ambos, que en alguna medida pueden provocar heridas, contusiones y desviar la parábola de caída. Pensar que si bien en el plano inferior, hacia el que cae el cuerpo, está la consecuencia del hecho que investiga, en el plano superior estará la causa y es aquí donde debe buscársela.
En las precipitaciones a gran altura y contra superficies duras, debe tenerse en cuenta que después de un primer impacto, el cuerpo puede volverse a elevar y cambiar la posición (verdadero efecto de rebote) lo que también puede distorsionar la parábola que trazó el cuerpo en su recorrido o parecer que el cadáver fue movilizado.
Con relación al cadáver: Lo más frecuente es que las lesiones internas sean mucho más graves de lo que pueda parecer por la inspección del exterior, deberá palparse el cráneo buscando fracturas (saco de nueces en la variedad cefálica), así como la pelvis y miembros inferiores (fracturas cuádruples de la variedad podálica).
3- En disparos por armas de fuego:
Con relación al lugar del hecho: En estos debe prestarse particular interés a trazos y desconchados de las paredes, pisos, bordes de puertas y ventanas, buscar salpicaduras de sangre por proyecciones, escurrimientos y otros, deben buscarse las vainas vacías (utilización de pistolas), en caso de proyectiles incrustados en paredes y muebles, el médico debe solicitar observarlos después de su extracción para hacer posteriores comparaciones.
Con relación al cadáver: Prestar particular atención al vestuario, múltiples orificios pueden ser la expresión de pliegues de la ropa en el trayecto del proyectil, retirarse la ropa es característico de los suicidas, la aparición de varios disparos puede ser también posible en un suicida si este utiliza un arma automática. De hacerse evidente el trayecto, ya este de por sí solo puede demostrar un homicidio o asesinato si ocurriera que estos fueran imposibles al alcance de las manos de la víctima, buscar en las manos de los suicidas las salpicaduras de las proyecciones de sangre.
En los casos de muertes ocurridas por armas de fuego no siempre se puede afirmar que por cada disparo existe un orificio de entrada y uno de salida y es bastante frecuente la atipicidad de los orificios, pudiendo ocurrir heridas con aspecto de haber sido provocadas por un arma blanca y existiendo orificios de salida con características de orificio de entrada (piel contundida desde adentro al estar la piel contra una superficie dura).
En estos casos no son frecuentes las lesiones por defensa, pues la agresión ocurre desde una distancia segura para el autor, pueden aparecer lesiones en la mano contraria a la que empuña el arma, en suicidios en los que se guía el cañón durante el disparo.
Se debe pensar en que pueden existir orificios de entrada en los orificios naturales.
4- En muertes por heridas de armas blancas:
Existe mucha información que el perito puede obtener durante el levantamiento de cadáver en agresiones mortales por armas blancas, pero no debe dejarse entusiasmar por esto y conservar un margen de suposiciones que no deberá dar por certeras hasta tanto se practique la necropsia.
Con relación al lugar del hecho: Aquí debe hacerse un cuidadoso estudio de las manchas hemáticas, si se hace una buena observación de las manchas por proyección se puede hacer también la determinación tridimensional del punto sangrante y de su movimiento por la escena del crimen, considerando que a diferencia de las armas de fuego, en las armas blancas si es frecuente la lucha y ocurre mayor acercamiento entre víctima y victimario, siendo frecuente las lesiones de defensa.
En suicidas buscar siempre las máculas que muestran una posición ante el espejo.
Con relación al cadáver: Revisar minuciosamente el vestuario, teniendo en cuenta que el suicida se retira las prendas de ropa que cubren la zona sobre la que se va a agredir y en el homicidio hay una correspondencia entre las heridas y los desgarros de la ropa que las cubre; se debe tener en cuenta que la perforación de n pliegue provoca 3 desgarros similares para una sola herida en la piel.
La observación de las heridas permite establecer algunas características del arma que la produjo (acción de punta de filo o de peso combinado a las anteriores), incluso existen casos en los que se puede hablar de la forma de la hoja y esta información se puede manejar desde el principio, pero nunca la longitud. Esto es válido y más importante cuando se utilizan como armas, objetos improvisados como destornilladores u otros de acción puntiforme y forma característica.
Se deben examinar con cuidado las manos y antebrazos buscando heridas de defensa, tener en cuenta que la accesibilidad del sitio y su localización pueden diferenciar a un suicidio de un homicidio.
En algunas ocasiones desde el lugar del hecho es posible diferenciar entre varias heridas provocadas por diferentes armas y en ocasiones también es posible determinar el orden de ocurrencia de heridas superpuestas.
5- En muertes producidas por la acción de objetos contundentes:
Generalmente cuando se emplea este método, es utilizando armas improvisadas y sin hacer conclusiones precipitadas, se puede suponer la poca preparación del hecho delictivo, esto sin embargo no debe plantearse como regla, pues existen delincuentes que premeditan objetos precisamente seleccionados por no parecer un arma y poder utilizarlos sin avisar a la víctima del peligro.
Con relación al lugar del hecho: Lo general en estos casos es que en la escena haya ocurrido una lucha y en una víctima avisada es muy difícil que el primer golpe sea mortal, por lo que será útil el estudio de las manchas hemáticas. Si durante el examen del cadáver se observa alguna lesión figurada se podrá buscar el objeto que la provocó y si no, se debe tener en cuenta que en estos casos siempre quedan restos de tejidos, pelos o sangre de la víctima en la superficie del arma empleada.
Con relación al cadáver: Se debe tener en cuenta que no siempre que aparezca una contusión ocurrió un golpe, lo mismo un solo golpe con un objeto cilíndrico crea dos equimosis, que varios golpes en un mismo lugar crean una sola.
Particular cuidado debe tenerse en la utilización de las armas naturales por victimarios conocedores de técnicas de artes marciales, en estos casos los traumatismos no son evidentes, siempre asientan sobre zonas electivas, con una secuencia lógica de ocurrencia e interesando zonas reflexógenas.
6- En muertes ocurridas por quemaduras:
Si bien en la bibliografía revisada se cita que esta forma de encontrar la muerte es generalmente en accidentes, se debe tener en cuenta que en Cuba esta generalidad no se cumple, pues el fuego es un medio que se utiliza tanto por suicidas como por homicidas, sobre todo cuando el victimario es una mujer.
Con relación al lugar del hecho: Generalmente en el lugar y aunque se haya propagado el incendio, es detectable la maniobra de preparación, existiendo los recipientes que se utilizan para preparar el inflamable (lo más usual es que se trate de una mezcla, se utiliza mucho la de alcohol y kerosene por la rapidez de combustión del primero y la durabilidad de la llama del segundo después de calentado), cuando la víctima huye después de infamada, va dejando a su paso, por la escena, restos del líquido y quemando alfombras, cortinas y otros.
Con relación al cadáver: En casos en que ha ocurrido la carbonización (los que no logran conseguir auxilio pues de ser así generalmente no fallecen en el lugar), se debe tener en cuenta que bajo estas condiciones pueden ocurrir soluciones de continuidad de la piel, fracturas y hasta mutilaciones por efecto del calor que no deben confundirse con otros traumatismos provocados por otros agentes, ocurriendo también disminución del volumen corporal total por la pérdida de líquidos, quemadura de los pelos y contracción de la piel que dificultan o imposibilitan la identificación de la víctima.
Finalmente queremos hacer mención de la existencia de los indicadores de Paez para la determinación de la etiología medicolegal, pero no nos detenemos en ellos por pensar que corresponden mejor a cadáveres de víctimas que han logrado alguna supervivencia posterior al hecho.
- En muertes ocurridas por sofocación:
Este medio de provocar la defunción de una persona, requiere de alguna manera lograr la indefensión de la víctima, atendiendo a la razón obvia de es indispensable que esta no se pueda retirar el objeto que obstruye u ocluye los orificios respiratorios, es por esto que se ve más frecuente en recién nacidos y cuando se ve en adultos siempre va acompañada de otras violencias.
La etiología en estos casos es frecuentemente accidental hacia los extremos de la vida (accidentes en la cuna y deglución de trozos de alimentos respectivamente) y homicida para los adultos.
Con relación al lugar del hecho: En recién nacidos y lactantes, si se ha preservado el lugar de los hechos, se encuentra en la cuna la causa que provocó la defunción, presencia de almohadas grandes, bolsones entre el colchón y la baranda u otros y no es infrecuente que neonatos mueran accidentalmente por compartir el lecho con la madre que puede comprimirlos durante el sueño.
En adultos sanos es excepcional una etiología diferente al homicidio y entonces es de esperar que haya ocurrido una lucha, en nuestro país las asfixias en general son un medio utilizado por los homosexuales masculinos y casi siempre ocurre en lugares privados o cuando tiene lugar en un sitio público este será apartado, o la ocurrencia será en horarios en los que no es concurrido.
Con relación al cadáver: En recién nacidos y lactantes se debe descartar siempre el homicidio, por lo que se impone buscar contusiones y estigmas ungueales y digitales peribucales y del cuello.
Cuando ocurre en un adulto por etiología accidental (epilépticos) siempre se encuentra la condición que la provoca durante el levantamiento.
Puede darse el caso de que una muerte ocurra sin ser prevista por el victimario, al introducir en la boca mordazas con violencia, acción que desplaza hacia atrás la base de la lengua contra la pared posterior de la faringe, en estos casos se aprecia el cuerpo extraño dentro de la boca con una ligadura que lo comprime, así como inmovilización de los miembros superiores.
Pensar que una bolsa de nylon sobre la cara no deja violencias locales en el exterior del cadáver.
8- En muertes por ahorcamiento:
Esta forma de morir es muy utilizada en nuestro país por suicidas masculinos.
Con relación al lugar del hecho: Provocar un ahorcamiento vital en un sujeto consciente es practicamente imposible sin reducir a la víctima, por lo que deben buscarse signos de lucha, debe revisarse siempre el soporte del punto fijo de la cuerda u otro material del que penda el cadáver buscando trazos de deslizamiento o de bamboleo así como la posibilidad, del que fue cadáver de preparar por si mismo el escenario (conocemos la experiencia de un homicidio de una mujer por su esposo que se hizo evidente desde el mismo lugar al quedar demostrada la imposibilidad de la víctima de alcanzar al lazo dada su estatura).
Deben revisarse todos los objetos duros que rodeen al cadáver y que puedan golpearlo durante las convulsiones asfícticas.
Con relación al cadáver: Se impone la revisión del cuello y la constatación de un surco vital que además se corresponda con el material del lazo empleado. Tener en cuenta que dos circulares de un mismo lazo pueden provocar dos surcos, uno de ellos horizontal, pero para que no se trate de un estrangulado que tratan de que simule un ahorcado, ambos surcos deben dejar marcado el lugar de la intersección de las cuerdas formando un dibujo continuo.
Nunca se debe dar por vital un ahorcamiento solo atendiendo a la localización de las livideces, pues estas aparecen también en cadáveres recientes que resulten colgados. Se debe considerar también que en el borde superior al surco ocurre una coloración violácea por un mecanismo local semejante al de las livideces y que no se trata de un fenómeno vital.
Ante la gran variedad de circunstancias que se aprecian en los ahorcados, se debe tener en cuenta que la atipicidad apunta hacia el suicidio, habiéndose visto casos en los que el suicida, incluso se ata las manos para que no le falle el valor en el momento decisivo.
En las asfixias en general hay que tener en cuenta que la sensación placentera que provoca la hipoxia, es utilizada en prácticas autoeróticas que pueden devenir en accidente.
9- En muertes por estrangulación:
Habitualmente se trata de homicidios, para que sea por un suicidio, debe tratarse de un método que garantice la constricción del cuello después de haber perdido la consciencia la víctima; la accidentalidad se hace evidente al persistir en el cadáver la situación determinada que le provocó el exitus.
Con relación al lugar del hecho: Se deben buscar signos de lucha, deposiciones de materia orgánica por relajación de esfínteres, en caso de pasarse la cuerda por el cuello de la víctima desde su espalda, es mínima la lucha por la aparición rápida de la inconsciencia.
Con relación al cadáver: Siempre se deben buscar violencias que sean suficientes como para reducir a la víctima. Saber que ligaduras blandas y anchas pueden dejar la piel intacta y solo lesiones profundas, por el contrario en las estrangulaciones a mano siempre hay violencias visibles en la piel y destrucción del esqueleto cartilaginoso de la laringe.
10- En muertes por sumersión:
Este tipo de defunciones es frecuente en nuestro país por razones geográficas evidentes, generalmente se trata de una etiología accidental y lo más habitual es que ocurra por imprudencia de personas que saben nadar, muchas veces asociadas a la ingestión de bebidas alcohólicas.
Con relación al lugar del hecho: El medio líquido en que ocurren las sumersiones es el ejemplo más cambiante que puede ocurrir de un lugar del suceso, a lo sumo se podrá estudiar, si llega a conocerse, el lugar desde ocurre la caída al agua, que puede distar muchos metros o kilómetros del lugar del hallazgo (en dependencia de la velocidad de las corrientes, la profundidad del lugar, la temperatura del agua , presencia de depredadores, etc.).
Puede ocurrir que el cadáver sea hallado por rastreo con buzos, en cuyo caso es posible que se encuentren indicios en el fondo, pero de cualquier manera se trata del mayor reto que pueda existir para el estudio de un lugar.
Con relación al cadáver: El examen de la víctima también es un reto, por una parte se debe considerar que un leve empujón con la punta de los dedos es suficiente para provocar un homicidio, por otra parte es posible que ni la sumersión pueda plantearse en el lugar si ha desaparecido el hongo de espuma de los orificios respiratórios.
11- En muertes por inhalación de gas:
Las defunciones por inhalación de gas (propano) son frecuentes tanto por accidentes domésticos como por suicidios. En ocasiones la atmósfera saturada de gas se inflama al ponerse en funcionamiento algún dispositivo eléctrico automático, como una máquina de refrigeración, ocurriendo explosiones importantes de alto poder destructivo.
Con relación al lugar del hecho: Los levantamientos de cadáver en estos casos son particularmente peligrosos, debe tenerse en cuenta airear el lugar, evitar chispas eléctricas (encender luces, tocar timbres, incluso desconectar la electricidad, para no activar mecanismos de seguridad), existe el peligro hasta de utilizar suelas claveteadas por la posibilidad de que ocurran chispas contra el piso.
Siempre es detectable el escape de gas, en los accidentes se trata de salideros lentos, a los que la víctima no les atribuye importancia y que se demoran en alcanzar niveles mortales en la atmósfera hasta provocar la somnolencia de la hipoxemia, cuando los que la respiran se han habituado al olor.
En los suicidios están abiertas todas las llaves de la cocina y cerradas las entradas de aire.
De ocurrir explosión del local predominan los daños provocados por la onda expansiva y la temperatura sube de forma muy brusca pero con muy corta duración sin que lleguen a combustionar bien los textiles ni maderas, siendo los indicios del incendio secundarios.
Con relación al cadáver: La coloración rojo intensa de las livideces es evidente desde un primer momento, en casos de explosiones las quemaduras son de casi la totalidad de la superficie corporal pero superficiales.
En los accidentes la muerte sobreviene al sueño nocturno o las siestas, por lo que generalmente el cadáver aparece en la cama.
12- En muertes por efecto de la corriente eléctrica:
La corriente eléctrica puede causar la muerte y de hecho así lo hace en muchos casos de accidentes domésticos y laborales, no hemos visto casos de las otras dos etiologías.
El paso de la electricidad por el cuerpo provoca alteraciones que pueden resultar mortales o no en dependencia de la intensidad y el voltaje, así como del trayecto que sigue en el cuerpo y de la resistencia que le muestren la piel y el vestuario de la víctima.
Con relación al lugar del hecho: Generalmente se hace evidente la existencia de un conductor sin protección aislante o la manipulación de algún aparato eléctrico.
Debe tenerse presente que el agua favorece el paso de la corriente eléctrica por disminución de la resistencia y por aumento de la superficie de contacto, por lo que resulta acertado buscar charcos en el lugar así como mojado el vestuario y el calzado.
Pueden resultar mortales, voltajes más bajos que los existentes en las redes domésticas (60 voltios pueden provocar alteraciones de conducción en corazón y pulmones).
No se debe confiar en la protección que supuestamente brindan los automóviles, conociéndose casos de electrocutados manipulando grúas en los que se formaron verdaderos arcos eléctricos entre las llantas y el piso, saltando sobre los neumáticos y al tocar el brazo del equipo un cable de alta tensión.
Nunca manipular un cadáver sin cerciorarse antes de que se han desconectado todos los interruptores y que hay seguridad para el perito.
Con relación al cadáver: Las quemaduras típicas de la electrocución ocurren por aumento de la resistencia de la piel al paso de la electricidad, con relación al conductor que la contacte (efecto Joule), pero no son obligatorias al hacerse un contacto amplio, por lo que pueden faltar en el cuerpo del occiso.
Las metalizaciones pueden no ser evidentes a simple vista y no se puede confiar tampoco en que el cadáver vista calzado de goma, pues muchas veces al revisarlo se encuentran orificios donde el borde aparece quemado y subyacente orificios chamuscados en el vestuario con quemadura de la piel.
ASPECTOS ÉTICOS DEL TRABAJO PERICIAL EN EL LUGAR DEL HECHO
Resultaría incompleto el presente trabajo si no existiera un pequeño acápite dirigido al aspecto humanístico del desempeño del médico en el lugar de los hechos, que nos brinde recursos que trasciendan los aspectos técnicos, tanto propios, como jurídicos o policiológicos (por mencionar algunos de los conocimientos que el perito debe integrar al enfrentar sus funciones desde un inicio).
Para enfrentar esta tarea nos proponemos ir desarrollando algunas ideas desde el contexto macrosocial donde el médico existe, de aquí trasladarnos a una segunda esfera que abarque principios morales que tradicionalmente han sido tenidos en cuenta por los galenos, más especificamente incursionar en consideraciones éticas del médico al ser requerido como auxiliar de la administración de justicia y por último terminar en que debe hacer esta persona cuando se encuentra en el lugar de ocurrencia de un suceso criminal.
Esta secuencia nos parece ineludible para ir transcurriendo hasta nuestros intereses y para evitar llegar a situaciones muy puntuales y obviar un contexto, que sin dudas existe y que es tenido en cuenta por muchos profesionales de forma cotidiana, aunque a veces esto ocurra de forma implícita y poco divulgada.
Los tiempos que vamos viviendo con el nuevo siglo traen nuevas formas de pensamiento, con una acumulación de pensamientos modernos, que filosóficamente hablando van trascendiendo la propia modernidad. Mundialmente se van generalizando nuevas posiciones éticas, algunas de las cuales se incluyen en lo que Potter definió como Bioética y que pueden o no ser aceptadas pero de ninguna manera ignoradas en los análisis que se hagan sobre el tema.
Es por lo dicho que queremos comenzar por comentar como vemos los principios bioéticos fundamentales en relación con el trabajo medicolegal.
La medicina legal vista como especialidad médica resulta difícil de asociar con el principio de beneficencia, ni viendo las pericias aisladas, ni tan siquiera considerando la acción sobre la sociedad en general; los forenses no se trazan el objetivo de provocar bienestar, como otros médicos que si tienen la función de promover o recuperar en sus pacientes su bien más preciado: su salud.
Sin embargo el médico perito, si debe ser un observador escrupuloso del principio de la no maleficencia y son muchas las formas en que puede provocar daños a sus peritados o a los familiares de estos, fundamentalmente en el momento de actuar discreto y al emitir criterios con el suficiente basamento científico.
Existen situaciones en las que desde el mismo lugar del hecho ya se van evidenciando circunstancias, que si bien son ajenas al esclarecimiento del caso, se debe guardar discreción sobre las mismas por que su divulgación no ayuda a nadie en nada y si puede provocar malestar a terceras personas, estamos pensando en delitos que al investigarlos aparecen relaciones adulteras u homosexuales de la víctima con personas que no tienen nada que ver con la autoría del hecho y que pueden resultar afectada al realizarse expresiones indiscretas o inadecuadas; pudiendo existir otros muchos ejemplos de aspectos de la vida de la víctima que él mantenía ocultos y que el perito no debe divulgar si no quiere dañar innecesariamente a personas que pueden resultar afectadas moralmente.
Hay otras investigaciones en el lugar del suceso en las que un perito puede actuar con poco rigor científico y ocurrir lo que en la jerga policiaca se conoce como "fabricar un caso". Los casos así "fabricados" serían muertes naturales o muertes ocurridas por la propia acción de la víctima y sin participación de otros, que se interpreten como homicidios o asesinatos.
El menor daño que ocurre ante un caso así fabricado, sería la gran cantidad de recursos que invierte la sociedad en la búsqueda de un autor que realmente no existe y el daño más terrible sería cuando se le imputa la autoría a alguien y esta persona sufre una pena que no merece.
Con relación al principio de justicia, el perito está obligado a mantener su imparcialidad y no dejar que su criterio se incline por consideraciones afectivas o de cualquier otro tipo.
En nuestro sistema judicial y en cualquier otro existente, está bien delimitado a quién corresponde la toma de cada decisión en cada etapa y al médico solo le toca ilustrar con sus conocimientos técnicos. Si actuar con justicia es dar a cada cual lo que le corresponda, afortunadamente el perito no tiene que emitir sentencia alguna y solo un dictamen que aporte a instructores, fiscales, jueces y abogados los elementos que ellos requieran. De manera que un actuar ético impone que el médico no manipule con las pericias que hace; si bien está claro que no existen las pruebas tasadas y que los tribunales deciden libremente, también es cierto que los juristas deben confiar en criterios científicos sobre temas de los que no pueden tener conocimientos con la suficiente profundidad y el médico debe enfrentar estas realidades con seriedad profesional.
Con relación al principio de autonomía, el perito le debe respeto a cualquier persona con independencia a la situación en que esta se encuentre y debe respetar algunos criterios que podría tener su peritado en vida o sus familiares y allegados.
No resulta infrecuente al trabajar con cadáveres en el lugar de los hechos, que estos hayan tenido creencias religiosas que requieran ceremoniales que no entorpezcan la práctica de la pericia y en estos casos se impone ser respetuoso de estos criterios.
Iguales cuidados se imponen al considerar la autonomía de reclusos y detenidos, los cuales participan de la pericia de forma voluntaria, deben ser informados de los procederes a que se someterán y en que medida estos pueden cambiar su situación, con independencia de no violar las obligaciones que se deriven de observar el secreto de la información que se maneja en la fase sumarial de las investigaciones, por lo que informar del objeto de la pericia no obliga a informar del resultado de la misma. Somos de la opinión de que los temas del consentimiento informado y el consentimiento subrogado en la práctica medicolegal, se merecen mucho más espacio del que lamentablemente podemos otorgarle en el presente trabajo sin alejarnos de su objetivo fundamental.
Por otra parte y en el mismo tópico, también encontramos como un proceder ético que el perito defienda y conserve su propia autonomía y emita sus criterios científicos libremente de los intereses de las partes.
Estrechando ahora más nuestros intereses y cambiando la temática, nos dirigimos hacia una ética médica más aplicativa y queremos referirnos a un tema muy debatido y ampliamente tratado en la bibliografía y es relacionado con el secreto profesional; todas las organizaciones médicas que conocemos tienen sus reglas deontológicas con relación a la inviolabilidad y la relatividad del secreto médico.
Nuestra opinión sobre el secreto que debe guardar un forense debe ser ponderado con criterios sociales, es relativo en el sentido de que puede relevar intenciones que no solo implican la violación de una normativa jurídica, si no también y de forma más importante, una alta peligrosidad social y es por esto que someterse a la pericia médica es opcional en algunos casos (no en cadáveres) pero el resultado del peritaje debe ser brindado libremente por el médico a la autoridad que se lo solicite.
Las obligaciones que se le imponen al médico incluyen como ya habíamos dicho, cuidar del secreto sumarial, pero más allá de esta obligación el médico debe guardar secreto sobre casos inclusos juzgados y con relación a aspectos que no estén vinculados con la investigación judicial, pero además debe tener en cuenta que el secreto médico debe ser respetado sobre elementos que no esté obligado a develar por las características de su acción
Y además no puede tampoco divulgar su pericia a personas distintas a las autoridades que particularmente sean designadas para cada caso en cuestión.
Concretando ahora en el actuar específico en la escena del crimen, existen particularidades que nos vemos en la obligación de abordar y que expondremos sucesivamente.
Resulta muy importante referirnos al porte y aspecto del médico perito, si bien hay que tener en cuenta que algunos lugares requieren, indispensablemente de un vestuario apropiado y que no es práctico exigir el uso de la conocida bata sanitaria, también hay que tener en cuenta una apariencia de sobriedad y buen aspecto en cualquier circunstancia, debiendo observarse que el vestuario utilizado sea el acorde a cada situación; debiendo entonces existir limitaciones para utilizar prendas informales en situaciones en que no se requiera y solo llevarlas en los momentos en que sea absolutamente indispensables (por ejemplo utilizar la ropa propia del salón de necropsias fuera del mismo).
El comportamiento del médico hacia la instrucción y la policía en general, debe estar guiado por el respeto mutuo; es obligación del médico que se persona en un lugar de del suceso presentarse ante el instructor, escuchar los antecedentes que este haya recogido y esperar disciplinadamente a que se le indique realizar su pericia.
En el caso de que el médico arribe antes que el instructor, debe presentarse ante la autoridad de mayor jerarquía que se encuentre en el lugar y colaborar con la preservación de la escena (en cuanto a no alterar elementos), haciendo a esta persona las sugerencias que entienda, velando por la disciplina y respetando la cadena de mando, pues la preservación es responsabilidad de los órganos de la policía y si se toman decisiones erradas el médico solo responderá por alertar que se practica un desacierto, pero no deberá responder de él.
Una vez que el instructor decida que se realizará la pericia médica, entonces si será el médico el que organice el trabajo de su equipo, de forma que el instructor decide cuando se realizará la pericia pero no de que manera.
Durante su trabajo el médico realizará los comentarios mínimos indispensables y posteriormente puede intercambiar opiniones en privado con el instructor, con el oficial operativo y con otros peritos, siendo cauteloso, manejando datos solo preliminares y no información conclusiva.
Hacia los demás peritos que actúen en la escena también se deberá respeto y colaboración, delimitando las funciones de cada quién y no provocando ni permitiendo el intrusismo en otras profesiones, facilitar un flujo ágil del trabajo y un encadenamiento lógico de las acciones de forma que cada cual no entorpezca el trabajo de los demás.
Hacia los familiares de la víctima y hacia el cadáver mismo se debe mostrar sensibilidad al dolor y la pérdida sufrida, cuidar del pudor de las personas presentes, tratando de lograr durante el examen el máximo de privacidad y no permitir expresiones desagradables ni las exhibiciones de mal gusto que buscan los curiosos que rodean la escena.
Al dirigirse a los familiares del fallecido se debe mostrar formalidad y comprensión hacia el dolor ante la pérdida que puedan mostrar, pero fundamentalmente discreción y no es posible brindar información que no haya sido consultada antes con el instructor y con el oficial operativo.
Es frecuente que el médico se persone en el lugar de los hechos mucho antes de comenzar su pericia y en este caso, mientras espera será foco de atención de los presentes, cuidará entonces de su comportamiento, pues todos estarán atentos a sus actos y de la imagen que el proyecte dependerá cuanto sea respetado y tenido en cuenta por todos, estas afirmaciones incluyen también al resto del equipo que se le subordina, que deberá cuidar de su comportamiento y no mostrar curiosidad ante el hecho, limitándose a permanecer en el cumplimiento de sus funciones y atento a los señalamientos que el forense le haga.
Por último no queremos terminar el presente sin hacer notar que siempre que un médico forense hace actuaciones en el lugar de ocurrencia de cualquier hecho criminal, este hecho trajo un motivo de pesar al menos a una familia (aunque generalmente también a los familiares y allegados al autor) y que se debe actuar de forma consecuente con este pesar, tratando de desmentir en alguna medida, la idea popular de la falta de sensibilidad de los profesionales de nuestra especialidad y no provocando más dimensión a la tragedia ya existente.
Una vez terminado el trabajo en la escena de un crimen y antes de retirarse de la misma, el perito médico no puede emitir conclusiones de ningún tipo, pero si para organizar su pensamiento deberá repasar para su uso propio, un resumen de su actuación que le permita saber si realmente agotó todas las posibilidades a su alcance. Esto al margen de que después de terminada la necropsia, descubra elementos nuevos que le impongan una reinspección del lugar.
Ante todo se deben revisar todos los argumentos existentes para tratar de conocer si estamos ante una muerte natural o violenta y por muy evidente que parezca, sopesar todos los pro y los contra de cada modalidad.
Segundo debe considerar si realmente pudo establecer la data de la muerte, no solo limitarse a hacer un inventario de los signos tanatológicos , sino ir más allá y fijarse en las condiciones climatológicas y la ventilación; si la data establecida se corresponde con otras informaciones que brinda el lugar, como por ejemplo el estar encendidas las luces y los aparatos de radio y televisión, estar agotada la cuerda de relojes despertadores mecánicos, acción del rocío o de la lluvia en el vestuario o bajo el cadáver, la existencia de animales salvajes o comedores de carroña. En fin evaluar todas las circunstancias que le permitan un juicio crítico sobre los elementos puramente teóricos del tanatocronodiagnóstico.
El médico forense no debe tampoco abandonar el lugar del hecho si no tiene ya una idea del tipo de muerte violenta de que se trate, de manera general debe saber si se trata de una asfixia, de una herida por arma de fuego, etc. y en cada caso haber buscado conscientemente el arma vulnerante.
Consolidando todo lo anterior, debe preguntarse si está en posición de identificar la etiología medicolegal y hacerlo sin ligerezas pero también sin inseguridades estériles, o al menos planteándose la pregunta de que elementos le faltan por explorar y que información le podrían brindar al respecto las pericias que aún no ha agotado.
Por último, al retirarse del lugar, debe cuidar de que no queden abandonadas partes cadavéricas, que al retirar y transportar el fallecido, esto se haga con el cuerpo cubierto a la vista indiscreta de los curiosos y que no queden tampoco abandonadas prendas u otras pertenencias que pueden no tener valor científico ni monetario, pero tal vez si un valor afectivo para los familiares del que resultó occiso.
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Dr. Aquilino Santiago Garrido
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