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La opinión como acción política en los regímenes totalitarios


  1. Introducción
  2. La Tensión entre la verdad y la mentira: El papel de la acción
  3. La primavera de Praga de 1968: la opinión como acción en contra del totalitarismo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Introducción

El convulsionado siglo XX fue el escenario para el nacimiento de una nueva forma de opresión política, una distinta, un nuevo tipo de gobierno no clasificado en la historia de las ideas políticas y que por ende parecía confundirse con alguna clase de autoritarismo. Sin embargo este nuevo régimen iba mas allá de la concentración total de la autoridad, era la institucionalización de la mentira. El totalitarismo fue un régimen político-económico-social que permitió perpetuar y sostener la existencia de una sociedad jerarquizada mediante la guerra y el control sobre el individuo en lo más profundo de su privacidad e identidad. Así, al totalitarismo no le basta con que las personas sean obedientes al grupo en el poder, sino que busca que las personas profesen una adhesión total a los principios del régimen, e inclusive a los sentimientos del mismo, a las mentiras proferidas por él:

"En comparación con todos los demás partidos y movimientos, su más conspicua característica externa es su exigencia de una lealtad total, irrestringida, incondicional e inalterable del miembro individual"[1]

Esta adhesión se busca mediante la violencia física y psicológica sobre los ciudadanos: torturas, desapariciones forzosas, detenciones arbitrarias, confiscaciones de la misma naturaleza, amenazas, golpizas, sabotajes, vigilancia desmedida sin consideración a la privacidad, etc. En el caso más extremo –que es el descrito por Orwell en 1984– a través de este mismo terror, se pretende que el individuo ame al régimen fanáticamente, siendo este el objeto único de su amor, eliminando así la naturalidad de las relaciones interpersonales; así como también elimina la diversidad propia del carácter humano, en vista de que para el totalitarismo es más fácil controlar, a través de la uniformización que apunta a la unanimidad, la manera de pensar e implantar contenidos de pensamiento en los ciudadanos para evitar "desviaciones" que puedan llevar a cuestionamientos que deriven en rebeliones contra el régimen.

Desde esta perspectiva arendtiana es fácil afirmar que la mentira es el mecanismo por medio del cual el régimen totalitario se instaura, mantiene y reproduce, ya que es mediante ella que el régimen organiza a las masas. Ya no a los ciudadanos con las opiniones sobre el gobierno, sino a las masas con la mentira. ¿Como entonces la opinión en torno a simples relatos de verdades factuales llevó a la acción política en los regímenes totalitarios? Para contestar esta pregunta me propongo sostener que La Primavera de Praga en 1968 se constituyo en un hito ya que fue la primera vez en donde un movimiento, entre ellos un Partido Comunista no herético, se hacían críticos frente al totalitarismo soviético, en otras palabras que no solo la mentira, sino la opinión deliberada en la esfera pública de verdades factuales pueden y efectivamente conllevaron a la acción política a mediados de los años 60 en la entonces Checoslovaquia.

La Tensión entre la verdad y la mentira: El papel de la acción

El hombre siempre ha mentido, pero nunca de una forma tan descarada, sistemática y constante, son las palabras de Alexandre Koyre cuando analiza el fenómeno de la mentira moderna, ya no la tradicional, sino aquella dirigida a la masa y creada a gran escala con el ánimo no solo de engañar sino de convencer conciencias. La mentira moderna institucionalizada en los totalitarismos tiene tal desprecio por la "Verdad Objetiva" que no solo reniega de ella, sino que asegura que tal no existe y que la verdad solo debe estar al servicio de la raza, la nación o la clase[2]es decir desde el punto de vista de su utilidad política practica, llevando al extremo teorías biologicistas -darwinianas en su mayoría- en torno a que el totalitarismo más que un régimen es un movimiento que desplaza la historia en una línea evolutiva.

Koyre le da entonces a la mentira un valor mítico, afirma que la mentira es un arma y que es licito emplearla en la lucha mientras no perjudique el buen funcionamiento de las relaciones sociales, le da una virtud consustancial a la falsedad misma en la medida en que afirma que – en relación con el grupo que miente a los otros, al enemigo- "mentir no sería un acto simplemente tolerado, ni siquiera una simple regla de conducta social: se haría obligatorio, se convertiría en una virtud"[3], la verdad en contraposición no solo se vería como un imposible categórico, sino como una debilidad, una incapacidad. Bajo estos presupuestos la verdad permanecerá oculta al vulgo, a los profanos, ya que en las sociedades secretas hay que disimular lo que se es y simular lo que no es, permitiendo así a los jefes convencer a la masa de lo que otra forma no podrían estar seguros, anteponiendo a sus vidas mismas una actitud espiritual, es esta y ninguna otra la manera de operar de los Estados totalitarios.

Claro, es evidente que el totalitarismo construye una lógica que gira alrededor de la gran mentira que se constituye en toda una religión oficial, la del totalitarista, pero: ¿en donde queda el papel de la verdad entendida en Arendt como la multiplicidad de opiniones en la esfera pública? Arendt parte de un desencuentro entre política y verdad, antes que rechazar la verdad en la esfera pública sospecha es de toda forma de autoridad que se quiera apropiar de ella o que se asuma poseedora de la misma. De este modo, y en un sentido liberal amplio, defiende las instituciones democráticas ante la amenaza totalitaria en la tensión "verdad- mentira" que ya se esboza en obras como La Condición Humana y Los orígenes del Totalitarismo. De tal análisis se desprende que existen verdades racionales – las matemáticas y las propiamente derivadas de la ciencia– que dan pie al pensamiento filosófico, y las verdades factuales o de hecho que dan pie al pensamiento político[4]Sin embargo, dice Arendt que es precisamente la mentira sobre aquellas verdades factuales la que conlleva a la acción política, cito textual:

"Sin duda, en lo que respecta a la acción, la mentira organizada es un fenómeno marginal, pero el problema es que su antítesis, el mero relato de los hechos, no conduce a ninguna acción"[5]

Pese a esto y siendo justo con la argumentación, también reconoce que esto no niega que contingentemente la simple narración de los hechos pueda ser utilizada por las organizaciones políticas, sin embargo "la veracidad jamás se incluyo entre las virtudes políticas porque poco contribuye a ese cambio del mundo y de las circunstancias que está entre las actividades políticas mas legitimas"[6]. La veracidad desde el punto de vista de Koyre no solo es debilidad, sino que además es un medio para un fin, esta instrumentalizada al servicio de la dirigencia totalitaria, construye el mundo a partir de su utilidad a los fines mismos del terror, del partido, de la conciencia totalitaria que es en sí misma un movimiento que se consolida a través de la destrucción de la verdad y al implantación del terror. Los bolcheviques hablaban de una ley de la historia- no como estabilizadora de lo social- sino como movimiento, una creencia a ciegas en la ley de la historia que es desde el marxismo ortodoxo la lucha de clases, un gigantesco movimiento que desplazara a la sociedad hasta que ella misma llegue a abolirse[7]En el totalitarismo por ende no hay verdad, hay un gigantesco movimiento histórico que cambia la ley histórica de eliminación de las clases por la ley de matar. Se mata al enemigo, pero también se mata antropológicamente al hombre, el ser humano no existe ya que la antropología totalitaria no admite la existencia de un esencia humana común a todos, la mentira como dispositivo empieza a funcionar y la humanidad como verdad objetiva desaparece.

Es aquí donde se centra la tensión entre verdad y mentira, o más propiamente dicho entre opinión y mentira, la primera reflejando un tipo democrático y la segunda un tipo totalitario que, por supuesto, están mediadas por la acción. Se presupone que la mentira mueve, moviliza, lleva a la acción en las masas- tal y como sucedió en los totalitarismos Nazi y Soviético- la mentira es vista aquí como virtud tal y como es planteada por Arendt y Koyre, como un opuesto que destruye la posibilidad de la opinión y por tanto de la democracia. La verdad por el contrario, vista como hecho, como verdad factual, no contribuye a nada- con la salvedad que se hizo anteriormente- , sin embargo se resaltan los límites que la verdad le impone al discurso político[8]en palabras de Arendt:

"Los hechos dan orígenes a las opiniones, y las opiniones, inspiradas por pasiones e intereses diversos, pueden diferenciarse ampliamente y ser legitimas mientras respeten la verdad factual. La libertad de opinión es una farsa a menos que se garantice la información objetiva y que no estén en discusión los hechos mismos."[9]

La política es por antonomasia un campo de hechos contingentes, variables, y que pueden ser interpretados de distintas maneras, sin embargo la verdad factual jamás cambia, el error esta en considerar una opinión, es decir una determinada interpretación como la verdad racional, es decir una mentira mas. En este caso uno no puede decir lo que quiera, solo puede dar cierta interpretación sobre unos hechos que son inalterables- nadie discutiría por ejemplo que la Revolución Rusa se hizo al poder, sin embargo si podría entrar en debate si esta triunfó o no con el tiempo, es un hecho irreductible. Por tal razón la verdad factual siempre estará ahí, inmutable, la pregunta es hasta qué punto puede guiar la acción.

La primavera de Praga de 1968: la opinión como acción en contra del totalitarismo

El totalitarismo soviético es quizá uno de los paradigmas de la acción totalitaria. Reseñado en múltiples textos se enuncia al régimen totalitario como todo un esquema que regula no solo Aspectos relativos a la esfera pública de sus ciudadanos sino incluso su vida privada y su conciencia. para Arendt el totalitarismo es una nueva forma de opresión política que difiere sustancialmente de otras conocidas como el despotismo, la tiranía y la dictadura[10]pero que también parte de ellas, es decir su origen no es por medio de generación espontánea, sino por medio de la construcción teórica y práctica que ya existía en la humanidad. El totalitarismo no sólo busca la opresión, sino que la busca a través del control absoluto y total de la vida humana, desde aspectos políticos como la supresión de las libertades, hasta aspectos del subconsciente humano como el manejo de los pensamientos y la construcción de un sin número de redes de control en la sociedad, es un sistema sin sistema tal y como lo afirma Masarky: "el llamado sistema bolchevique nunca había sido nada más que una completa ausencia de sistema" sino más bien una red de sistemas que buscan el control de las denominadas masas. Este tipo de regímenes desarrollan su control no sólo a partir del control político y económico, sino que se sirve de la imposición de sus programas ideológicos para insertar su legitimación desde las mentes de la población misma, a la vez que los convierte en aceptantes pasivos en la construcción del consenso.

Una de las características más prominentes de estos regímenes es la dualidad que se presenta entre Estado y Partido siguiendo distintas pugnas dentro de los partidos comunistas, el soviético por ejemplo, en torno a que debería predominar mas en el ejercicio del gobierno, para unos era clara que el Partido -postura Leninista- mientras otros optaban mas por el Estada, sin embargo la dualidad se mantenía sin atacar de gravedad al modelo. En el centro del movimiento totalitario se encuentra el Jefe supremo. "está separado de las formaciones de elite por un circulo interno de iniciados que difunden en torno a él un aura de impenetrable misterio correspondiente a su intangible preponderancia"[11], en términos de Koyre la verdad es siempre esotérica y oculta, alejada a los comunes, una verdad dentro de la que opera una especie de mitificación del líder contraria al ideal democrático de publicidad de sus gobernantes. En la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (en adelante URSS), si bien el mayor protagonismo totalitario lo tuvo Stalin, fue Trostky el mayor talento organizador, el mejor burócrata y de paso el mas carismático líder del Ejército Rojo[12]pese a esto no basta con la abrumadora personalidad del Jefe, este tiene que representar a todo el movimiento totalitario, ser responsable de las actuaciones de cada uno de los miembros del movimiento, casi por arte de magia ser el todo y sus partes. Ser el Jefe, ser el Estado, ser el Partido, ser el ritual -ejemplo los desfiles militares en la Plaza Roja- y no solo esto, el jefe supremo asumió la tarea de fomentar la conspiración a nivel mundial, eliminando cualquier resquicio de democracia de los Partidos Comunistas en el mundo y transformando los partidos comunistas nacionales en meras ramificaciones de la Komintern con su centro de operaciones en Moscú[13]El papel del partido, del Jefe, del Estado, de la policía secreta y de la masa engañada son piezas fundamentales del movimiento totalitario que intenta reproducir un mundo ficticio que sea aceptado como verdadero, como una realidad tangible, lo cual generara diversas dudas en torno al papel propiamente terrorista del régimen: ¿Hasta qué punto pueden ser ignoradas las verdades factuales ante el mundo ficticio del totalitarismo?.

La Primavera de Praga es, desde esta perspectiva, un buen ejemplo de cómo la verdad factual interpretada en diversas opiniones puede llevar a la acción política en contra de la mentira totalitaria y el mundo ficticio creado por tal movimiento. Durante la Guerra Fría se experimento un periodo de suavizamiento de las relaciones este -oeste conocido como "la distensión", dicho proceso intento fijar una pausa en la escalada belicista de las dos superpotencias vencedoras de la segunda Guerra, impulsado también por otros factores como el equiparamiento soviético a nivel espacial, la crisis de los misiles en Cuba, desarrollos comerciales bilaterales y acuerdos para el control de la producción de armas nucleares, dicha "distensión" en el fondo llevaba un proceso de democratización y liberalización a los gobiernos influidos por la órbita totalitaria e intentaba una especie de sincretismo entre el proyecto democrático y el socialismo ortodoxo. La llegada al poder de Dubcek en Checoslovaquia fue el caso paradigmático de los efectos de la distensión, su llegada trajo consigo una mayor liberalización política y económica denominada "socialismo de rostro humano", dicha estrategia no pretendía traer consigo la democracia liberal pero si era un claro alejamiento del estado totalitario estalinista en aquella época liderado por Bresznev. En esta medida:

"Se produjo una explosión de libertades, se permitió la salida al extranjero, se quitaron las alambradas que los separaba de Austria. Esas libertades serían concedidas sin renunciar al socialismo, sin volver a la propiedad privada. A pesar de esa declaración de fidelidad a la URSS, ésta empezó a recelar y comenzó una campaña contra Dubcek acusándolo de traidor al pueblo."[14]

En Moscú los hechos políticos que se desarrollaban en la entonces Checoslovaquia no cayeron bien y luego de fallidos intentos de negociación la invasión del país por parte de las tropas del Pacto de Varsovia fue inminente. En aquel entonces el movimiento totalitario tenia la visión de que el comunismo en Europa Occidental bajo la distensión debería funcionar bajo los presupuestos de un desarme de Europa Occidental y el desmembramiento de la OTAN, actividades propagandísticas a favor de Vietnam del Norte, presionar a la opinión para que se le diera reconocimiento a la RDA y dar soporte intelectual y moral al movimiento comunista -totalitario- internacional y el mantenimiento de la ortodoxia frente a las desviaciones reformistas[15]lo cual sin duda estaba siendo puesto en peligro por los gobiernos "liberales" checos.

Es inevitable ver a la Primavera de Praga como un movimiento que siendo reformista o revolucionario tuvo serias implicaciones en lo que fue el desarrollo posterior del país checoslovaco y de lo que se entendía para entonces por el socialismo de base marxista en Europa occidental, cabe recalcar que el propio Partido Comunista Francés ataca la posición soviética de invadir el país y se suma a las muchas voces internacionales en contra del totalitarismo. Se observa entonces que la primavera fue un momento que pretendió borrar el pasado Estalinista. Eliminar de la sociedad y la política checoslovacas cualquier rastro extremo de totalitarismo fue el propósito de la primavera, propósito compartido no solo por países libres europeos sino también por países como Albania y Rumania quienes criticaron la postura soviética frente al socialismo de Rostro humano[16]Fueron días en donde el totalitarismo mostro su verdadera cara: cientos de prisioneros políticos fueron conducidos a la cárcel de Panckrac, la policía se encargaba de vigilar y arrestar a quienes pensaran y actuaran en contra del régimen totalitario, periodistas, artistas, escritores, incluso el alcalde de Praga, la situación del terror atacaba no solo mediante la coacción física sino también mediante la eliminación de toda expresión artística ya que en los regímenes regidos por la mentira ni el arte ni la filosofía tienen cabida. Kundera destaca la severa planificación y el olvido de la identidad o pérdida de la memoria como elementos característicos de todo totalitarismo: "cuando una gran potencia quiere despojar a un pequeño país de su conciencia nacional, acude al método del olvido organizado". Ante esto "la literatura y el arte ofrecen la posibilidad de elaborar una especie de antídoto contra el olvido del ser"[17]Antídoto contra toda clase de totalitarismo, ya que "el totalitarismo es una de las tendencias casi eternas del hombre"[18]. Sin embargo la verdad factual por la cual estaban luchando los checoslovacos era aquella disfrazada por el régimen soviético, los controles de prensa, de la libertad de opinión y movimiento, una sociedad de los mínimos que se escondía tras la promesa de la revolución comunista y la eliminación de las clases, un régimen que se ocupaba de cada centímetro de la vida de sus ciudadanos sin dar espacio a las posibles interpretaciones del verdad, sin dar espacio a la opinión en la esfera pública, todo lo contrario, el régimen partía de la premisa de un socialismo ortodoxo y pretendía convertirlo en la verdad absoluta a costa de cualquier disidencia o interpretación distinta del mismo. Ante tal reacción de la población en Praga el gobierno soviético se ve obligado a proponer un nuevo modelo alternativo Gomulkismo, "reconocido como el sistema más adecuado para conservar los satélites pro-occidentales. Consistía en una permanente presencia militar, independencia interna, control de la prensa y los medios de comunicación, supervisión de los intelectuales y los cabecillas de la "democracia social"… Sólo así se permitiría el autogobierno en un país del Este."[19], un regreso a la mentira institucionalizada

¿Fue la interpretación de una verdad factual convertida en opinión una herramienta que conllevo a la acción en la entonces Checoslovaquia? La respuesta es contundente: si.. Lo hizo mediante el reconocimiento de un fracaso de las políticas del socialismo ortodoxo implantado por el totalitarismo soviético, un fracaso evidenciado en hechos tan notables como el desaceleramiento económico y la restricción de libertades básicas en los países de orbita totalitaria.

La llegada de los socialistas al poder en cabeza de Dubcek fue consustancial al cambio político en la entonces Checoslovaquia. Abanderado de alunas ideas de Sik, influyente profesor universitario de la época, quien fuera responsable de la comisión económica del gobierno se llevaron a cabo las más ambiciosas reformas de la economía totalitaria planificada que hasta entonces había desarrollado el país. Por un lado se tomo como referencia la democracia occidental para evaluar lo que para entonces era la esfera pública y las libertades de los ciudadanos en el ejercicio político, partiendo de allí se formulo que la economía debería responder, ya no solo a una planificación central, sino ciertos mecanismos del mercado para romper con el monopolio del partido único haciendo el tránsito hacia el pluripartidismo. Una crítica virulenta contra el marxismo ortodoxo, el trotskista y el leninista y una apuesta por un socialismo de tipo gramsciano mucho mas laxo frente a las libertades públicas y un especial énfasis en la eficiencia y modernización[20]pilares ambos del desarrollo occidental.

Las restricción de las libertades públicas y el desaceleramiento económico, pilares también del totalitarismo, habían empezado a resquebrajarse en la década de 1960 haciendo que ciertos dirigentes de izquierda, apoyados en un clamor ciudadano, le apostaran políticamente al cambio de proyecto, aun respetando los limites totalitarios. Artistas, académicos, locutores y gente del común empezaron a presionar para que de manera sistemática Dubcek y la cúpula del PCCH ( Partido Comunista Checoslovaco) se aventuraran con reformas de mayor calado, con la democracia liberal pura, lo cual genero un fuerte movimiento cultural en pro de la defensa de las libertades públicas[21]como se menciono con antelación el arte es un medio para expresar hábilmente las interpretaciones en torno a la verdad factual convertidas en opiniones, y donde hay opinión- diría Arendt- hay posibilidades de utilizar la verdad como mecanismo para la acción política. En el totalitarismo el arte queda eliminado, ninguna expresión artística puede florecer debido a la mentira impuesta, el arte es por antonomasia una determinada interpretación del mundo, que muy seguramente sería distinta a la interpretación que del mundo tenga un régimen basado en la mentira.

La acción política se desencadeno en Praga como respuesta a un movimiento que vio en la verdad, es decir en la opinión publica un camino viable para el ejercicio de la libertad en contraposición al régimen del terror totalitario, sin duda fue una acción absolutamente contraria a la institucionalización de la mentira, acción que traería excelentes resultados en el desarrollo de la esfera pública checoslovaca hasta la invasión soviética y el restablecimiento de una administración dirigida desde Moscú.

Conclusiones

La relación entre verdad, mentira y acción política está determinada en gran medida por el concepto de acción. Los regímenes totalitarios se construyeron sobre la institucionalización de la mentira y la destrucción de la verdad, es decir a partir de la eliminación de cualquier opinión contrario al régimen tanto en la esfera pública como en la esfera privada. Estos regímenes utilizaron la mentira como herramienta para la acción política de dominación de las masas, surgió entonces la pregunta en torno al potencial dinamizador de la acción que tendría la verdad factual, en términos de Arendt la opinión publica sobre determinados hechos objetivos, como por ejemplo la caída de la economía checoslovaca y la limitación de los derechos civiles y políticos. La conclusión salta a la vista y es muestra que las verdades factuales interpretadas en términos de opiniones no solo son sanas sino que son necesarias y efectivamente llevan a la acción, ya no hacia la institucionalización de la mentira pero si hacia formas mucho mas democráticas de poder político como ocurrió en Praga en el año 1968.

Bibliografía

Arendt, Hannah, Los orígenes del Totalitarismo, V. 3. Alianza Editorial, Madrid, 2002.

Arendt, Hannah, Verdad y Política, Ensayo.

Bracke, Maud, El fin del comunismo reforzado, El Partido Comunista Francés y la crisis checoslovaca de 1968. En: El inicio del fin del mito soviético, El Viejo Topo Editorial, Madrid, 2008

Koyre Alexandre, La función de la mentira en la política moderna, Renaissance, New York, 1943

Padilla, I.Milán Kundera y el totalitarismo kitsch. Dictadura de conciencias y demagogia de sentimientos. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2010.

Sahuí Maldonado, Alejandro, Verdad y Política en Hannah Arendt, En-claves del Pensamiento, vol. VI, núm. 11, enero-junio, 2012,Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Ciudad de México.

Chía Serrano, Patricia, Primavera de Praga, Ensayo. Recuperado de: http://www.eduinnova.es/ago08/Primavera%20de%20Praga.pdf. 28 de Mayo de 2014.

 

 

Autor:

Andrei Puentes Castañeda

 

[1] Arendt, Hannah, Los orígenes del Totalitarismo, V. 3. Alianza Editorial, Madrid, 2002. Pág. 505

[2] Koyre Alexandre, La función de la mentira en la política moderna, Renaissance, New York, 1943. Pág. 502

[3] Ibíd. Pág. 505

[4] Arendt, Hannah, Verdad y Política, Ensayo, Pág. 6

[5] Ibíd. Pág. 11

[6] Ibíd. Pág. 12

[7] Arendt, Hannah, Los orígenes del Totalitarismo, V. 3. Alianza Editorial, Madrid, 2002. Pág. 686

[8] Sahuí Maldonado, Alejandro, Verdad y Política en Hannah Arendt, En-claves del Pensamiento, vol. VI, núm. 11, enero-junio, 2012,Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Ciudad de México. Pág. 92

[9] Ibíd. Pág. 92

[10] Arendt, Hannah, Los orígenes del Totalitarismo, V. 3. Alianza Editorial, Madrid, 2002. Pág.

[11] Ibíd. Pág. 569

[12] Ibíd. Pág. 569

[13] Ibíd. Pág. 576

[14] Chía Serrano, Patricia, Primavera de Praga, Ensayo. Pág. 9

[15] Bracke, Maud, El fin del comunismo reforzado, El Partido Comunista Francés y la crisis checoslovaca de 1968. En: El inicio del fin del mito soviético, El Viejo Topo Editorial, Madrid, 2008, Pág. 97

[16] Ibíd. Pág. 99

[17] Padilla, I.Milán Kundera y el totalitarismo kitsch. Dictadura de conciencias y demagogia de sentimientos. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2010. Pág. 176

[18] Ibíd. Pág. 177

[19] Chía Serrano, Patricia, Primavera de Praga, Ensayo. Pág. 21

[20] Bracke, Maud, El fin del comunismo reforzado, El Partido Comunista Francés y la crisis checoslovaca de 1968. En: El inicio del fin del mito soviético, El Viejo Topo Editorial, Madrid, 2008. Pag. 101

[21] Ibid. Pag. 103