Gabriel Celaya y José Santiago brindan por la Poesía – Foto realizada en la Casa del Premio Nacional de las Letras: Gabriel Celaya – Madrid– Década finales de los ochenta –
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Foto realizada en la casa del Premio Nacional de las Letras Gabriel Celaya por la Musa de
*Madrid * Década finales de los ochenta -El autor y * Todos los Derechos Reservados *
Síntesis:
Breve recorrido por la vida y obra del poeta, donde el autor del presente trabajo: José Santiago… muestra su desacuerdo ante la pasividad institucional de los responsables que no velan por la dignidad de quienes vienen enriqueciendo nuestra vida cultural, en este caso… la poesía de Gabriel Celaya.
BIOGRAFÍA (De la Higa de Arbigorriya)
No cojas la cuchara con la mano izquierda.No pongas los codos en la mesa.Dobla bien la servilleta.Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.Eso, para seguir.
¿Le parece a usted, correcto que un ingeniero haga versos?La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.No bebas. No fumes. No tosas. No respires.¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.Y descansar: morir.
Suficiente ojear el poema (Biografía) de Celaya, para sentir los fríos que impedían la simple conjugación del infinitivo verbo vivir en torno a su persona. La decisión no se vislumbraba nada fácil. Era necesario respirar. Lo sabía. Comprendía que el cielo es azul y no era sólo suyo; que con mirada doliente se alteran tonalidades pero no la del otro, la del verdadero color colectivo. La decisión parecía más urgente e irremediable, casi escalofriante. Vivía como un burgués, sí; parecía tenerlo todo y siempre había sido un señorito, también; pero su corazón, como pez tembloroso ante la complejidad del inmenso Cero, estaba ya fuera del agua. Mayor imposible para encontrar sentido a la vida. Recluido y desesperado en la inmensa soledad casi de suicidio, no puede evitarlo, insiste: "No hago más que salir, comprar libros. Escribir, eso sí, lo hago más que nunca. Pero no se me ocurre publicar" ("Lo que faltaba de Gabriel Celaya!", Angel Vivas, AnjanaEdiciones,Madrid, 1982, pág. 35).
De nuevo parece resurgir la enfermedad misteriosa de la infancia. "Yo creo que era un pretexto para no ir a la fábrica; un psiquiatra me diría eso, que era un pretexto , que era una fiebre provocada. Yo tenía fiebre de verdad, pero no tenía nada. Era todo de origen psíquico. Hasta el bendito día en que conocí a esta mujer" (Pág. 35). Se refiere a Amparo Gastón, el ocho de octubre de 1946: "Yo iba a la fábrica por la calle Miracruz, y me paré en el escaparte de una librería. Me acuerdo que había una columnita de espejos, y a través de los espejos vi a esta mademoiselle, que estaba a mi lado, mirando libros. Y empecé a decir mentiras, y a preguntarle por libros. Mentiras, lo que a mi me interesaba era otra cosa, je, je" (Pág. 35).
Al parecer fue un flechazo. Colabora en un periódico de San Sebastián y, a Amparitxu, después de unos meses le propone: "yo estaba harto de la fábrica y estaba deseando dejarla. Entonces le hice una proposición disparatada. Ella trabajaba de enfermera con un dentista y le propuse fundar una colección de poesía. Yo nunca había publicado poesía, pero… ¡nada!, Compramos un piso, ¡…un piso!; era una habitación, dos habitaciones pequeñitas y allí nos metimos. Escribía yo y ella me pasaba a máquina las cosas. Y allí publicamos los primeros libros". Gabriel Celaya empieza a sentirse a sí mismo. Ya no puede más con tantos sin sabores. No le importa que se indignen una familia ni la otra. Está decidido. Va a romper con todo. Le importa un pito, jolín, dejar de ser un señorito para convertirse en "ingeniero de palabras y versos".
Rafael Gabriel Múgica Celaya, ya había escrito Tentativas, libro que no se publica hasta 1946, "Adán", Madrid; y publicó Marea de silencio, como: Rafael Múgica, "itxaropena", Zarauz, en 1935. Con La Soledad Cerrada, obtuvo el Premio del Centenario de Bécquer, en el 1936, antes del comienzo de la guerra civil española -libro no publicado hasta, seguida de Vuelo Perdido, en la editorial "Norte" en 1947 firmando como Rafael Múgica-. En Tranquilamente hablando, "Norte", 1947; (firma con el heterónimo: Juan de Leceta).
En la Colección de Poesía "Norte", en una vieja buhardilla del casco viejo de San Sebastián, publicó textos a Camilo José Cela, Miguel Labordeta, Ricardo Molina, Victoriano Cremer, Leopoldo de Luis, Germán Bleiberg…, además de sus propias obras. Traduce y difunde poemas de Rainer Maria Rilke: "cincuenta Poemas Franceses", "Norte", San Sebastián, 1947; William Blake: "El libro de Urizen", "Norte", San Sebastián, 1947; Jean Arthur Rimbaud: "Una temporada en el infierno", "Norte", San Sebastián, 1947(realizándose tres ediciones más en los años 1969, 72 y 1979 en la Ed. Visor, Madrid); y a Paul Eluard: "Quince Poemas", "Doña Endrina", Guadalajara, 1954. Durante la Guerra civil, Rafael Múgica, salva la vida gracias al Gobernador de San Sebastián, quien en breve se convertiría en su suegro. Durante una desorientada década a partir del término de la guerra donde muchos de sus amigos habían muerto, otros se exiliaron, las desavenencias conyugales… Celaya no puede evitar la máscara que oculta a un hombre frustrado: "Odiaba la sociedad en la que vivía, la fábrica en que trabajaba y la familia que le atenazaba: un verdadero neurótico que, cuando yo le conocí, acaba de salir a la calle después de tres meses de encierro y de renuncia a todo", señala Amparo Gastón en el Prólogo del libro Poesía Hoy de Gabriel Celaya, Espasa Calpe, 1981, pág. 13. "Tenía que acabar con su vida doble de ingeniero y poeta, burgués y revolucionario, hombre acomodado y aventurero, porque esa falsedad estaba destruyendo su interior. Entonces él me propuso como primer paso hacia la liberación que fundáramos una pequeña Colección de poesía a la que llamamos "Norte" . cit. pág. 14.
Entre la Editorial, el poeta que se va con la hija de un obrero: Amparitxu, las presiones familiares, la deshonra, la vergüenza de contar con un poeta en casa, toda la ciudad que se puso en contra de la nueva relación…
"Dejé todo. Dejé el puesto de ingeniero, dejé la fábrica… Verde, ¡me pusieron verde! Cogimos la maleta y la gabardina y nos vinimos los dos a Madrid".
En el año 1956, en la calle Niuremberg; lugar de tertulias, encuentros políticos culturales, de vino y poesía; más que casa, como me dijo Amparo: parecía una taberna con tanta gente y tanto humo como había. Por "aquella plaza pública", como calificaba el propio Celaya a su casa; desfilaron, entre otros, Dionisio Ridruejo, Alberto Closas, Enrique Múgica, Martín Santos, Pepe Ortega, Paco Rabal, José Hierro, el grupo de pintores "El Paso", Ángel González, Crespo, Carlos Edmundo de Ory…
Ya, por fin, Gabriel Celaya, junto a Amparo Gastón, su Amparitxu: su verdadero milagro, su mayor éxito, la pareja lograda y, también, su segunda madre porque le había parido como poeta, empieza a vivir, verdaderamente, como confesó él mismo. Amparitxu, es y ha sido, hasta el último respiro del poeta, el sostén de Celaya, del por fin, Gabriel Celaya.
A pesar de los múltiples sin sabores que le acarrea los tiempos de posguerra como los años en clandestinidad del partido comunista, la censura, las zancadillas, el dolor del otro que lo siente como propio, su preocupación inquietante por llegar a entender lo incomprensible, lo prohibido, lo fronterizo por llegar más allá de lo puramente humano intentando alcanzar el pensamiento de un latido que nos llene de vida… Vive, sencillamente vive como lo que es: poeta de vida y obra, rodeado de amigos en un tiempo compartido.
Experimentando con el lenguaje, llega incluso a "rebajarlo", casi por instinto para hacernos más próximos. Porque este hombre transmite, por ello le es tan esencial el interlocutor en su poesía, sin adornos, porque existe el mensaje, porque sabe que somos aunque se ponga en duda, porque sin nosotros él se sabe nada y la poesía vacía. Porque ha sabido hurgar en el silencio de muchos que enmudecieron y, sobre todo, porque nunca ha centrado en un yo su obra… El abanico ha sido más extenso, evitando cualquier resquicio sentencioso, llegando, desde sus principios, a acariciar la magia del mito hasta alcanzar sus "orígenes"; "arma" literaria que, rezuma erudición incluyendo parte de la copiosa obra precedente que, una vez bien agrupada, seleccionada y depurada su extensísima producción de los miopes que aluden a un estado "anímico", -Poéticosocial-, necesario e importante para con la historia de la literatura, como si hubiese sido el único durante toda una vida y, el único sentir del poeta pese a los variados registros poéticos de sus más de ochenta y tantos libros publicados sin lugar a dudas, darán cuenta de la realidad literaria de Gabriel Celaya.
Ellos lo denunciaban: " los simplistas que encasillan a Celaya como "poeta social", ignorando su larga primera etapa que, partiendo del surrealismo francés y de la poesía como una exploración de lo desconocido, y, pasando por el pan-vitalismo de los años cuarenta, llegan los poemas existenciales que Celaya atribuyó a su heterónimo Juan de Leceta. Nada me parece tan injusto, denuncia Amparo, como desconocer la complejidad y las metamorfosis de un poeta, siempre uno y distinto, que según ha manifestado -Celaya- en muchas ocasiones, entiende que así como un poema no consiste en unos cuantos versos más o menos brillantes que puedan extraerse de un conjunto-poemas, una obra mayor no puede reducirse a unos cuantos poemas extraídos de una larga producción, ya que esos poemas, como los versos de una composición estructurada sólo adquieren la plenitud de su significado si se toman como partes necesarias de un total".
Algunos poemas de Celaya en la voz de Paco Ibáñez, contribuirían a una popularidad extraordinaria . Marcó una época -acentuándose las rejas como poeta social-, el final de la dictadura y el principio de la democracia –muerte de Franco-; posteriormente la legalización del partido comunista, el final del exilio de Alberti, la nueva razón social y cultural del país… Influiría, sin tener en cuenta los demás registros poéticos del poeta. Es triste, a unos les salva un buen verso, a otros…
El propio Celaya se ve obligado a definir: "Mi poesía tiene sus etapas muy bien definidas, surrealismo, existencialismo, poesía social y poesía personal" (romántica, surrealista, simbolista, "social", órfica: hombre, naturaleza, cosmos). Por otra parte, qué poeta de cualquier época no ha reflejado en su poesía la etapa que le ha tocado vivir y no, por ello, se le ha condenado… Es muy probable que la acepción "social", aplicada a Celaya, sea inoportuna, imprecisa, impropia y, por lo tanto, incorrecta, debido a la complejidad que dicho término conlleva y la multiplicidad de variantes que su concepto acarrea. "Social" no es igual a política, exclusivamente; es posible, incluso, que ni tan siquiera lo sea. El eminente sociólogo, Salvador Giner, apunta: "Reconocemos que la realidad social es demasiado rica, diversa, compleja para tales reducciones. Partimos así del sencillo supuesto de que nunca una sola variable agota la explicación de una situación social, ni tampoco la agota un conjunto de variables que pertenezcan a un mismo nivel de la realidad social". Y añade: "la sociología es una ciencia crítica, adogmática y cumulativa, lo cual significa que tales teorías, descripciones y definiciones tienen un valor relativo" (Sociología, Ed. Peníncula, Bacelona, 1979, pág. 8).
Por lo que me atrevo a deducir que, "poeta social", ya que no vivimos solos, fueron, serán y somos todos: los antigüos, los de la edad media, el renacimiento, el barroco, el neoclasicismo, los del romanticismo, modernismo, la generación del 98, la del 27, los de preguerra, la generación del 36, los de posguerra, los garcilasistas, dadaístas, los novísimos, la promoción del 50 o del 60 o los niños de la guerra, los del 70, de la experiencia, los del silencio, los de nueva sentimentalidad, postnovísimos, la generación de los ochenta… De lo que deduzco de mi humilde opinión, la "rubrica" de social aplicado a la poesía de Celaya está fuera de lugar. Es muy cómodo y fácil, colocar Sanbenitos sin tener en cuenta las posibles repercusiones en torno a la persona y, sobre su verdadera obra. Pero repetir lo que otros ya dijeron, sin preocuparse si están en lo cierto o no, es lamentable. Creo que Celaya tiene derecho a algo más: un mínimo y verdadero análisis sobre su producción literaria. Es denigrante que los libros de texto presenten a un poeta, incompletísimo, por lo que creo se está cometiendo un desvarío intelectual, pero reparable; y la mayor desgracia es que se está induciendo a los jóvenes al error, no tan sólo sobre la verdadera poesía de Celaya, (escribió, teatro, novela, ensayo…) sino sobre su persona, también; – y repito una vez más- y la realidad literaria de un hombre llamado Gabriel, (lo mismo que el Manuel, cantado por Serrat) que nació en España. Quiero agradecer desde estas líneas, una vez más, la atención que tuvo, el escritor y profesor Félix Maraña por el envío de los libros: GAVIOTA, Antología Esencial; y ORÍGENES, de Gabriel Celaya, cuando yo aún residía en Madrid.
Félix Maraña, ha sido el responsable absoluto de la magnífica Antología Esencial y del imprescindible estudio, realizado en el libro GAVIOTA ANTOLOGÍA ESENCIAL (castellano-euskera:Felipe Juaristi, Mikel Lasa, Maite González Esnal y patxi Perurena Editado por Repsol, San Sebastián, en el 1990, segunda Edición), donde selecciona poemas de treinta y un libros del poeta. "El cual podemos, nos dice Félix Maraña, considerar el esqueleto esencial de la creación lírica de Celaya" (pág. 11).
El propio Gabriel Celaya en la presentación del libro en Madrid, diría, ya recuperado, había estado entre la vida y la muerte en una clínica madrileña, en el mes de febrero,"GAVIOTA es el libro que representa toda mi vida de poeta". Además Félix Maraña denuncia también la necesidad de una revisión de la obra de Celaya y hace alusión a "la mal denominada poesía social. La poesía así definida -añade-representa una mínima parte del conjunto de la poética de Celaya". Tanto Celaya como Maraña, hicieron hincapié en el carácter didáctico de la Antología Esencial, permítaseme me una para apoyar la necesidad de que GAVIOTA, esté en todos los Centros, al menos de los profesores y estudiantes, para conocer más abiertamente su obra (adentrándose en el mar).
Cuando tuve entre mis manos ORÍGENES (Editado por el servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, con versión en Euskera por: Felipe Juaristi y Josefa Barriola, epílogo y edición de Félix maraña, primera edición, San Sebastilán, 1990), último libro del poeta, quien me refirió en su casa: "Orígenes, es mi próximo libro, lo escribí hace (…), Ese libro si que…, ¡jolín…!". Me hablaba de su último libro con tantísima ilusión e impaciencia por verlo editado ya, tanta que no podía disimular esa emoción contenida y orgullosa: de quien se siente realizado con su obra, sin poder evitar esa chispa de los primerizos llena de bondad e inocencia pura que, creo, le caracterizaba. Una vez me envía Félix Maraña el libro, en una edición muy bien cuidada y empecé a leerlo, me descubrí.
No voy a hacer comentarios, simplemente, reproduzco al principio de la Gaceta Literaria
Mnemosine, la: CANTATA DE MNEMOSINE, mínima parte de tan espléndido libro, el cual quizás debería figurar en las bibliotecas más exigentes, para deleite de sus lectores. Creo que llega un momento en la vida, al igual que en la etapa de cualquier ser humano en la que nos creemos capaces de cambiar el mundo y, otra, en la que el origen, principio de todo comienzo, forman la simbiosis de la sabiduría del verdadero sentir intelectual, del que se sabe, que ha de tornar al útero para desentrañarse imaginado. Encontrar de nuevo el ovillo de Ariadna alargarlo hasta el cosmos, tornar al origen de la vida, de su Euskadi y llegar a la hora Cero: porque, en definitiva, ha sorbido el infinito y comprueba "que todos los días son el primer día del mundo, y precisamente por eso, todos y cada uno de ellos es el último" "donde todo está por nacer y aún no es: Paraíso; ¡puro paraíso! Poesía sin más" (Poesía y Origen, Gabriel Celaya, página, 11).
Además del Premio Centenario de Bécquer, 1936, recibió el Premio de la Crítica en 1957, por el libro de Claro en Claro; el Premio Internacional Libera Stampa, 1963; Pemio Catania (Nápoles) 1968, Premio Taormina (Italia) por su libro Antología traducida al italiano por Mario Pinto; El Atalaya por Versos de Otoño y, el Premio Nacional de las Letras Españolas, en 1986.
*"…Ignoro hasta qué punto vives lo que te está pasando …Y nos da vergüenza. Un poeta español, honra y prez de esto que unos quieren hacernos creer que han convertido en parte de Europa, a los Setenta y nueve años no tiene casi con qué pagar un tratamiento hospitalario. Y nos enteramos de que ha tenido que vender su biblioteca, que es como vender los ojos, el corazón, las manos. Y escuchamos a tu esposa poco menos que mendigando (perdóname, de ti lo tomo; yo escribo claro).Y al fin, aparece, Deus ex machina de tragedia griega, el Director General de no sé qué cosa, todo plumas de colores, a decir que el asunto ya está arreglado: ya hay dinero para el hospital, para la recuperación, para un ir pasando si sanas, para enterrarte en caso contrario (perdóname, de ti lo tomo: yo escribo claro). ¡Idiota! ¿Y la vergüenza hacer suplicar a uno de nuestros hombres más preclaros? ¿Y la injusticia de tener en la indigencia a quien certifica que somos humanos? ¿Y el insulto de pavonearse de la ayuda a Rosa Chacel, a Alfonso Grosso, a ti, a unos cuantos?". (Andrés Pociña, diario "Ideal", 22 febrero 1990).
*"Cuando fue por segunda vez al Ruber no le dejaron entrar porque le dijeron que cultura que iba a pagar el hospital y no habían pagado. Es vergonzoso esta situación de indigencia en la que ha muerto Celaya. Alfonso Grosso también clama a los cielos" Camilo José Cela.(noticias TVE. 18 marzo 1991)." *"…lo han dejado morir con muerte de mendigo doña Matilde, don Felipe, los del Cervantes y la Academia, que nunca le había leído. Le enterraremos en la miseria, como a Blas". Denunciaba Francisco Umbral desde su columna "los placeres y los días" en el diario El Mundo, 19 abril 1991.
*"…la dignidad y la grandeza extraordinaria del poeta que nos ha abandonado. Su poesía surrealista siempre anhelaba y perseguía la paz. Era amigo mío desde hace medio siglo". "Me parece un escándalo que a un poeta , cuando llega a los ochenta años, se le abandone y no se le pase una pensión. Yo mismo, Luis Rosales y Alonso Zamora hemos tenido que vender nuestra biblioteca porque no podemos comer. El Estado se olvida de los que ya no podemos escribir". José Luis Cano, diario ABC, 19 abril 1991.
*"Resulta muy triste el olvido de alguien que ha pasado una vida muy difícil a pesar de haberse entregado a lo social". Rosa Chacel, diario el Mundo, 19 abril 1991.
· "Fue uno de los más grandes poetas. Después de la generación nuestra, en edad y en todo, creo que Celaya y Blas de Otero fueron los dos mejores poetas de ese momento". Rafael Alberti. Cadena Ser, 18 de abril 1991.
*"Los países, los gobiernos no miman a sus artistas y, desgraciadamente, el poeta tiene que acobardarse ante la vida y hacer lo que hemos hecho algunos: dedicarnos a otra cosas que me parecen muy honrosas y muy dignas, pero que en todo caso no permite la dedicación total". Al preguntarle Radio Nacional de España, el 18 de abril 1991, qué como se recordará a Gabriel Celaya, responde: "Hombre honesto, un hombre puro, un hombre que lo dio todo por su vocación, un hombre que escribió queriendo transformar su tiempo y, un hombre que como persona era eso: un hombre íntegro, era el puro entusiasmo, era la cordialidad, era la amistad, era un torrente de vida…". José Hierro, Radio Nacional de España. *"…Yo creo que la obra de Gabriel Celaya ocupa un puesto indiscutible en la poesía contemporánea. Además, se marca un tramo muy peculiar, bastante complejo en esa literatura de posguerra. Hay dos Celayas, creo, fundamentalmente el poeta social, que ya está prácticamente olvidado y el poeta intimista, culto, que es el mejor y el más desconocido". José María Caballero Bonald, Radio Nacional de España, 18 abril 1991. "Estamos en conversaciones con el Ministerio de Trabajo y la Asociación Colegial de Escritores para que los escritores tengan Pensión y seguridad social". Jesús Moreno, Director del Centro de las Letras Españolas en 1990, una vez hecho pública la situación de Gabriel Celaya, por su esposa. Y esa era la declaración con la que correspondía a Joaquín Arnaiz, del diario 16.Se habló de la próxima ley de personas no contributivas, de la creación de un fondo social para los escritores, como las que fueron para María Zambrano, Rosa Chacel, y Consuelo Vergés, pero que prefieren no dar la lista de los necesitados por delicadeza a su personas, manifestaba.
En definitiva, se estaba hablando de parches de urgencia y de limosnas. Es denigrante. Si no lloras no mamas (para sopas), esa es la realidad aún vigente a pesar del tiempo transcurrido; y lo más triste es que estamos hablando de personas que enriquecen con sus legados el avance cultural de un país… De escritores que una vez transcurridos los 70 años después de la muerte del escritor, su obra pasa a ser patrimonio cultural; donde los únicos derechohabientes somos todos los españoles y no españoles: las editoriales, el Estado… Y los familiares impotentes de por vida al ver como se difunde la obra del difunto sin los correspondientes y ridículos derechos de autor, que según la Ley de Propiedad Intelectual …ya no les corresponden. Sin embargo, como muy bien manifestaron otros, las discográficas, las obras pictóricas, los terrenos, las casas… Pues como es lógico no pasan a ser patrimonio Cultural y están remunerados y tienen propietarios y herederos de por vida (de creación o de adquisición).
Es muy triste que la interminable lista desde la antigüedad (recuérdese a Homero, Cervantes…), todos los escritores tengamos que tragar tantas humillaciones, sinsabores y tener que mendigar un cacho de pan. Es lamentable, que al fallecido Premio Novel, Camilo José Cela, se le tuviera que conceder antes el Novel para que se le otorgara el merecido Premio Cervantes con posterioridad. Y encima te tengas que callar… Porque resulta que si dices lo que piensas de la mejor manera posible, porque te afecta, porque te están negando tus derechos elementales, porque te crees con derecho a la vida… te apuntan en el libro negro, y despídete de premios, que no siempre va en concordancia con las obras, e incluso, olvídate de que estás vivo.. En resumen, si no entras por el aro, despídete del uso de las instalaciones que en definitiva fueron construidas para fines culturales, es decir para ti; de la publicación, promoción, difusión y divulgación de tus obras…. La teoría está muy bien, pero sin lugar a dudas algo tremendamente duro viene fallando desde tiempo inmemoriales: el derecho, en este caso en concreto, de los escritores, de los poetas. Ya esta bien de tantas muertes silenciadas por entre los anales del tiempo. Basta ya de tantísimas injusticias derramadas sobre los poetas. Porque somos personas y no el último invento del zoológico. Porque el Derecho también debe formar parte nuestra. Porque no tiene sentido nada de lo que viene sucediendo. Porque es tremendo tener que hacer público las vergüenzas de éste país como si fueran nuestras. Porque cabalgamos sobre una utopía soñando que las puertas están siempre abiertas. Recordar la tristeza de un poeta, no es nada agradable. Os lo aseguro. Pero callar todo lo comentado, sería absurdo, irracional e injusto. Aunque, quizás sí lo más prudente: por lo del "Libro Negro", …claro. Creo que una gran parte se podría paliar, si fuésemos los escritores, músicos, pintores, poetas… los que ocupásemos un puesto a jornada continua en el "gabinete de prensa", en delegaciones, casas de la cultura… y otros similares, por derecho; si fuésemos, como digo los responsables: la realidad no iría en detrimento de la cultura. Sin lugar a dudas, dejaríamos de ser marionetas en manos de quienes mueven los hilos de un destino que no les corresponde y sobre el que, al parecer, tienen todos los derechos llegándose a degradar la dignidad de las personas. Y, para concluir, es muy lamentable que tanto Sindicatos como otras Asociaciones de Escritores permitan tantas barbaridades mientras se reparten "premios" para mantener: SILENCIO.
Hay una frase de Celaya cuyo contenido es muy significativo y aún me conmueve:
"Envejecer es peor que morir". Gabriel Celaya, murió el día 18 de marzo de 1991, día en el que cumplía ochenta años. Su Amparitxu nos confirmó que al final tuvo una muerte dulce: "estaba convencido que viajaba en un tren y preguntaba:
-¿Cuándo llegamos?"
Copyright del autor:
José Santiago
CELAYA, EL SUFRIMIENTO DE UN POETA, publicado en la gaceta Literaria Mnemosine depósito legal: GR451/1986-, segunda etapa número 9/1 correspondiente a la publicación del mes de junio 2002 – págs: 20 al 31, acompañado de fotos de Gabriel Celaya en su Casa de Madrid y el autor del presente trabajo: brindando ambos por la poesía.-