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Estilo y proyecto de vida: su expresión en el contexto familiar (página 2)


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Son disímiles las definiciones que se han elaborado con respecto a esta categoría, todas de gran valor teórico y metodológico para su conceptualización y utilización en la práctica.

Desde el Marxismo, Sociología y Psicología marxistas se define el estilo de vida como una categoría subsumida al modo de vida. Esta concepción centra su análisis en el estilo de vida como estructurador de la existencia humana en su especificidad individual, con una determinación esencialmente social; nos aporta el definir las esferas de la vida en que se puede expresar y conformar tal existencia; además nomina como posibles constituyentes del estilo de vida el sistema de actividades, de relaciones, de hábitos donde se gesta y expresa el individuo.

Adler, por su parte, asocia el estilo de vida a la elección ante las exigencias sociales o de la vida como son el trabajo, la comunidad y el amor. Para él es la actividad habitual con la que el individuo enfrenta los problemas vitales, lo esencial es asumir una postura ante las demandas vitales; estilo de vida es una "actitud para…..vivir".

Desde la Psicología de la Personalidad el estilo de vida se define como la expresión de personalidad, la manifestación externa, contrastable empíricamente de aquella. La perspectiva personológica realiza aportes de gran valor a la conceptualización del estilo de vida porque este no es reducido a los patrones de comportamiento que lo constituyen, sino que estos mismos son entendidos como expresión de lo psicológico o personológico. Desde esta perspectiva se puede comprender que tanto lo psicológico como lo comportamental constituyen al estilo de vida, pues aunque no linealmente, siempre encontrarán un modo de expresión en la conducta.

La psicología de la salud y la medicina conductual definen al estilo de vida esencialmente como patrones de comportamiento que definirán una forma de vida (Roth, 1993). Zaldívar (1996) agrega los patrones de expresión afectivo-cognitivos así, más que en los patrones de conducta, este autor concibe al estilo de vida como la forma de expresión del sujeto en la vida cotidiana.

En Cuba la categoría estilo de vida ha sido tratada por pocos autores, entre ellos destacan: D. Zaldívar e I. Mayo. Zaldívar define al estilo de vida como aquellos componentes cognitivos, afectivo-emocionales y conductuales que son consistentes en el tiempo y que pueden constituir factores de riesgo o seguridad para la salud según su naturaleza. I. Mayo entiende el estilo de vida como un componente del modo de vida que abarca la forma típica y estable que identifica al sujeto concreto. Este autor tiene en cuenta el modo de vida, las condiciones de vida de una persona; también tiene en cuenta el componente individual, el papel activo y transformador del sujeto en su interacción con su modo de vida. Este modelo permite establecer una comprensión desde un enfoque holístico de la categoría estilo de vida; brinda la posibilidad de poder integrar tanto el papel activo del sujeto como el de la sociedad.

Mayo asume que los individuos existen en dos dimensiones: una interna y una externa donde la personalidad sería el componente subjetivo y el estilo de vida, al ser la expresión de esa personalidad, sería la dimensión externa. Mayo sostiene además que el estilo de vida está integrado por componentes estructurales y funcionales que constituyen la expresión psicológica del modo de vida en el individuo. La base estructural incluiría el sistema de actividades vitales, el sistema comunicativo y el sistema de roles y los constituyentes funcionales serían la orientación en el tiempo y la autorrealización personal.

Las definiciones expuestas, en general, son de extraordinario valor para la conceptualización del estilo de vida; aunque desde diferentes perspectivas siempre es asociado a un modo de vivir, de actuar, de asumir actitudes y posiciones en la vida; a la expresión de la conducta del sujeto en la vida cotidiana a partir de componentes cognitivos, afectivos y volitivos.

El estilo de vida tiene que ver con los contenidos de autodeterminación de la vida cotidiana de las personas y de los grupos sociales, es decir, con las formas de ver, orientar y evaluar la vida personal.

Desde una perspectiva integral, es necesario considerar los estilos de vida como parte de una dimensión colectiva y social, que comprende tres aspectos interrelacionados: el material, el social y el ideológico. (Bibeau & Col, 1985). Desde esta perspectiva integral, los estilos de vida no pueden ser aislados del contexto social, económico, político y cultural al cual pertenecen y deben ser acordes a los objetivos del proceso de desarrollo, orientado a dignificar la persona en la sociedad a través de mejores condiciones de vida y de bienestar bio-psico-social y espiritual como componente de la calidad de vida.

Los elementos expuestos dan cuenta de la vital importancia de los estilos de vida en el crecimiento y desarrollo de los sujetos a nivel individual y sientan las bases para el abordaje de esta categoría en el contexto familiar.

Los estilos de vida en la familia están estrechamente relacionados con su régimen de vida, con la capacidad de organización, de tomar decisiones, de jerarquizar intereses. Cada familia tiene su estilo de vida y sus circunstancias, de ahí que en el hogar las reglas, normas, límites y espacios deben estar bien definidos para hacer más agradable la convivencia de todos.

Los referentes teóricos abordados aportan elementos significativos para definir la categoría estilo de vida en la familia. Para ello deben ser considerados aspectos tales como: modo de vida, condiciones de vida, comportamientos familiares e individuales, características socioculturales de la familia, actividades, hábitos, actitudes que se asumen e influencia de la sociedad. Por consiguiente el estilo de vida en la familia puede ser puede ser definido como un modo de vivir, determinado por la interrelación de las costumbres, creencias y tradiciones familiares, con las características de sus miembros, que se nutre constantemente de los continuos cambios y transformaciones sociales condicionando la realización de actividades en el hogar y la organización de la vida en familia; contribuye además a la conformación de la identidad familiar.

El estilo de vida en la familia debe ser visto como un proceso dinámico que no solo se compone de acciones o comportamientos individuales, sino también de acciones de naturaleza familiar. En este sentido es necesario hacer referencia a la poderosa influencia que ejerce la familia en la configuración del estilo de vida de sus miembros.

Los procesos que tienen lugar al interior de la familia (roles, funciones, expresión de los afectos, comunicación, etc.) marcan pautas en la formación de los sujetos, de forma tal que muchas de las actitudes que estos asumen a lo largo de su vida, están determinadas por las conductas aprehendidas en su familia.

Los padres transmiten con su comportamiento un estilo de vida, creencias y actitudes que influyen decisivamente en sus hijos a la hora de conformar su propia visión del mundo. La vida en familia deja su impronta en el comportamiento de los individuos: las vivencias en el seno familiar condicionan experiencias en los sujetos gestando en ellos procesos de apropiación e interiorización de las normas familiares, haciéndolas suyas y actuando en correspondencia con ellas; de ahí que el estilo de vida de los sujetos esté condicionado directamente por el estilo de vida de su familia de origen, hecho que reafirma su papel como agente socializador y primer formador de la personalidad de los individuos.

Proyecto de vida y familia

Para comprender el funcionamiento de los proyectos de vida en la familia y su incidencia en la formación de proyectos individuales hay que partir de su análisis desde los referentes teóricos que se han configurado en torno a ello.

Las tendencias orientadoras de la personalidad representan el nivel superior de la jerarquía motivacional que está formada por motivos que la encauzan hacia sus objetivos esenciales en la vida, los que adquieren un sentido decisivo para el sujeto en función de la regulación del comportamiento.

Los proyectos de vida constituyen la expresión suprema de las tendencias orientadoras de la personalidad; son formaciones psicológicas complejas que elabora el sujeto en función del modelo de futuro en el cual se representa o se siente implicado.

Como formación psicológica integradora de la persona implica, de una parte, las relaciones de todas las actividades sociales de la persona (trabajo, profesión, familia, tiempo libre, actividad cultural, sociopolítica, relaciones de amistad y amorosas, organizaciones, etc.); de otra, es expresión del funcionamiento de diferentes mecanismos y formaciones psicológicas que integran todo el campo de la experiencia personal. Se distinguen por su carácter anticipatorio, modelador y organizador de las actividades principales y el comportamiento del individuo que contribuye a delinear los rasgos de su estilo de vida personal y los modos de existencia característicos de su vida cotidiana en todas las esferas de la sociedad.

En el proyecto de vida se articulan las siguientes dimensiones de situaciones vitales de la persona:

  • Valores morales, estéticos, sociales, etc. y orientaciones de la personalidad

  • Programación de tareas-metas vitales-planeación social.

  • Autodirección personal: estilos y mecanismos psicológicos de regulación y acción que implican estrategias y formas de autoexpresión e integración personal y autodesarrollo.

El proyecto de vida puede concebirse además, como el conjunto de planes vitales que corresponde a cada esfera de la actividad personal y sus interrelaciones, lo cual implica al campo de la vida profesional, entre otros.

La categoría proyecto de vida ha sido abordada desde varias perspectivas en investigaciones de diversa índole, en ellas han sido determinantes las definiciones de Ovidio D´Angelo Hernández que aporta elementos significativos para su definición.

En la propuesta de desarrollo integral que hace D´Angelo le concede una atención especial a las áreas de autoexpresión y autodesarrollo, relaciones interpersonales, relaciones sociales y vida profesional y vincula la construcción de los proyectos de vida en fundamentos críticos, reflexivos y orientados a la autorrealización personal en un contexto de dignidad y plenitud ciudadanos. Desde esta perspectiva el proyecto de vida es un sistema regulador del comportamiento humano donde se expresan el ser y hacer del individuo en armonía consigo mismo y con el medio social.

Los proyectos de vida, entendidos desde la perspectiva psicológica y social, integran las direcciones y modos de acción fundamentales de la persona en el amplio contexto de su determinación-aportación en el marco de las relaciones entre la sociedad y el individuo. (D Angelo, 1994). El proyecto de vida es la estructura que expresa la apertura de la persona hacia el dominio del futuro, en sus direcciones esenciales y en las áreas críticas que requieren de decisiones vitales. Como formación psicológica-social se construye en el ámbito de la vida personal, familiar, grupal, institucional y también en la interacción-reconstrucción de los proyectos de vida sociales.

El proyecto de vida representa, en su conjunto,"lo que el individuo quiere ser" y "lo que el va a hacer" en determinados momentos de su vida, así como las posibilidades de lograrlo. El proyecto de vida no es solo el modelo ideal de sus actividades futuras, sino un modelo en vías de realización. Se distingue por su carácter anticipatorio, modelador y organizador de las actividades principales y del comportamiento del individuo, que contribuye a delinear los rasgos de su estilo de vida personal y los modos de existencia característicos de su vida cotidiana en todas las esferas de la sociedad. Es, en gran medida, el fruto de la experiencia anterior de la persona volcada en la actualidad y el devenir. Por eso, serán legítimos y efectivos si en ellos se revelan las propias potencialidades del individuo humano, si estos circulan y dan continuidad a lo que fue, lo que realmente es, lo que tiene posibilidades de llegar a ser.

En los proyectos de vida se estructuran los fines más generales del individuo; los planes de acción o seriación de fines intermedios y la valoración de las posibilidades internas y externas de su realización.

La conformación de los proyectos de vida es de vital importancia para el funcionamiento personológico de los individuos puesto que puede contribuir a jerarquizar necesidades y establecer prioridades, lograr independencia y autonomía total como individuo, lograr un equilibrio entre la vida familiar, personal, laboral y social y contribuye además a la renovación constante y al logro de nuevos objetivos manteniendo un espíritu de superación.

Es indiscutible la significación de los proyectos de vida para los sujetos y es válido destacar el papel que desempeñan en el equilibrio que se puede establecer entre la situación actual del individuo y sus aspiraciones y metas futuras sin obviar sus potencialidades reales y las condiciones objetivas.

La relevancia de los proyectos de vida no se circunscribe solamente al plano individual, en las familias también juegan un papel decisivo. Es muy recomendable que cada hogar tenga un proyecto de vida en familia, la realidad se ha de concretar en hechos, en disposiciones, en actitudes estables que se conviertan en los pilares sobre los que se construye la vida en familia. Muchas veces este proyecto común existe subyacente en el interior y en el actuar de los miembros del matrimonio; sin embargo, siempre es bueno llevarlo al nivel de un plan común perfectamente explicitado. La base desde la cual se parte para elaborar el proyecto de vida familiar es el proyecto de vida conyugal.

El proyecto de vida en familia requiere para su desarrollo de la voluntad y la unión del matrimonio para que reflexionen y los vayan adaptando a las nuevas exigencias. El proyecto de vida familiar debe establecerse en base a principios que ayuden a realizar el fin del matrimonio, al desarrollo de los hijos y tenga en cuenta los valores que van a guiar a la familia.

Para definir proyectos de vida en familia sería pertinente considerar algunos elementos que aunque a nivel individual son determinantes, podrían resultar significativos para su conformación en la familia. Entre ellos: la definición de objetivos generales de vida (aspiraciones), los planes de acción o sea, los medios y fines intermedios para el logro de los objetivos generales y la planificación de la actividad futura y el empleo del tiempo, que condicionarán la concreción del ideal.

Los proyectos de vida en familia deben contener todas las dimensiones de la persona: lo que quiere alcanzar como pareja, el modelo de familia que se busca vivir, lo que se espera de los hijos en función de los ideales y las estrategias que se pueden emplear en el proceso educativo, etc. Los proyectos de vida familiares contribuyen a asentar el matrimonio y la vida familiar sobre principios y valores perennes y fundamentales; constituyen un punto de referencia fijo y estable que permite hacer frente a adversidades naturales de la vida y el matrimonio.

La construcción de proyectos de vida familiar no es incompatible con la construcción de proyectos personales, aunque en este sentido es importante la planeación para que armonicen y no sean fuente de conflicto. Desde la familia se gestan proyectos de vida que marcan pautas en las conductas familiares, y estas, a su vez, condicionan los comportamientos de sus miembros.

Los elementos expuestos dan cuenta de la incidencia de la familia en el crecimiento y desarrollo de los individuos, todos los procesos que se dan en su interior, de una forma u otra se convierten en guías conductuales para los sujetos. La construcción de proyectos de vida tanto a nivel familiar como individual está directamente relacionada con los estilos de vida, que en sentido general dan cuenta de las condiciones objetivas de vida de los sujetos y de sus posibilidades y potencialidades reales.

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Autor:

Lic. Laritza Vázquez Mojena

Licenciada en Psicología, graduada en la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 2009; actualmente trabaja en la Universidad de Granma en el Departamento de Psicología como docente, además atiende el Servicio de Orientación Psicológica en la Residencia Estudiantil; ha realizado varios estudios relacionados con el abordaje de la familia en diferentes aristas.

Enviado por:

Yennys Salazar Matamoro

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