- Síntesis
- La relajación
- Los métodos
- Homeostasis
- Sistema nervioso
- La tension muscular -el tono-
- La ansiedad
- El estrés
- Modelo bio-pscio-social de enfermedad
- Enfermedades psicosomáticas
- Factores influyentes
- Prevención – como combatir y prevenir el stress
- Programa de entrenamiento en relajación
- Bibliografía
Estrés significa estar sometidos a una tensión excesiva. Estrés significa estar fuera de nosotros mismos, preocupados mentalmente por otros asuntos que nos desbordan, nos descentran, nos dispersan. El estrés desaparece a medida que vamos adquiriendo la habilidad de estar en nosotros mismos. Estar en nosotros es sentir nuestro cuerpo en elmomento presente. A medida que vamos consiguiendo sentir nuestro cuerpo, la preocupación mental vacua y estéril desaparece, así como sus síntomas y sus disfunciones orgánicas. El estrés, la tensión estéril, desaparece cuando somos capaces de centrarnos en sentir nuestro cuerpo.
Palabras clave
Relajación, tensión, distensión, tono muscular, energía, homeostasis, sistema nervioso autónomo, sistema nervioso voluntario, Jacobson, Schultz, movimiento orgánico, eutonía, estrés, Ansiedad, angustia, hipertensión, medicina psicosomática,
Toda la actividad orgánica, todas las formas de vida desde las más simples a las más complejas: celular, nerviosa, cardiaca, respiratoria, muscular, etc., etc., se desarrollan en dos fases continuas y alternadas, contrarias la una de la otra y complementarias a la vez entre sí. Esas fases están marcadas por la acción y el descanso; el trabajo y el reposo; la fuerza y el aflojamiento; el flujo y el reflujo; el impulso y la inercia; el gasto de energía y la recuperación; la tensión y la relajación.; la excitación y la calma; la contracción y la distensión musculares; la sístole y la diástole cardiacas; la inspiración y la expiración respiratorias; el sueño y la vigilia.
La relajación corresponde a la fase pasiva de la actividad, la fase del descanso, tiempo en el que se recupera la energía empleada en la fase anterior para poder seguir actuando despues. Su duración es siempre mayor que la fase activa, variando según sea la función vital a la que corresponde, (la -diástole cardiaca-, fase pasiva entre latido y latido tiene una duración 50 veces mayor que la fase activa–sístole-), sin duda, para disponer de un tiempo mayor para la recuperación de la energía.
Si la vida se ha organizado así y lleva miles de millones de años desarrollandose y progresando de esa manera, debe ser porque ello es la clave, – al menos una de las más importantes-, para poder vivir, vivir más y mejor.
Si nuestro corazon puede alcanzar a vivir hasta 100 años es porque su fase pasiva es muchisimo más larga que la fase activa y se mantiene en un rítmo constante a lo largo de toda la vida. En la medida en que esa relación se altere de manera más o menos brusca o repentina, a favor de la fase activa, el músculo cardiaco puede sufrir un síncope o un infarto.
Y este ejemplo debe servir, tanto para cada una de las funciones vitales, -funciones orgánicas y psíquicas-, como incluso para toda la vida en general, –la organización social del trabajo, las actividades cultuales o de ocio, la vida familiar, los viajes, etc., etc.
La vida debiera estar organizada bajo esa ley natural, diariamente, semanalmente, anualmente, año tras año, durante toda la vida. De modo general, siempre el tiempo de trabajo debiera ser menor que el tiempo dedicado al descanso.
En realidad se trata de que el organismo, mantenga un equilibrio en sus actividades, para lo cual, no solo han de repartirse de un modo equitativo los tiempos de trabajo y de descanso, sino además, diversificar las actividades que hacemos a lo largo del dia y del año. Mantener una misma actividad durante un tiempo prolongado significa concentrar todo el esfuerzo en una parte o diversas partes del cuerpo, mientras que otras zonas distintas permanecen inactivas o pasivas. Esto conduce con el tiempo a un desequilibrio corporal en el que una zona acapara toda la tensión del conjunto del cuerpo. Este desequilibrio a su vez adquiere varios significados o manifestaciones: por un lado, una desestructuración corporal, oseo-muscular, articular, orgánica, fisica-psíquica, etc.; por otra, una fatiga y pérdida de vitalidad que se va haciendo crónica; por último la aparición de la ansiedad o de la angustia.
Las preocupaciones actúan como una sobrecarga sobre todo el organismo, con unos efectos mayores que un esfuerzo físico real, debido a que el sistema nervioso exige para sí la energía de todo el organismo implicando además tods las funciones vitales, como más adelante esplicaremos.
Para aclarar un poco estos últimos aspectos pondremos ejemplos concretos. Imaginemos una persona que desarrolla su actividad laboral sentada durante 8 horas. Es muy dificil, por no decir imposible, mantener un equilibrio corporal –o mantener una cierta relajación- en esa situación. Sin hablar de todos los aspectos que conducen al desequilibrio y por lo tanto a la fatiga, centraremos nuestra atención en el aspecto que consideramos más importante: la posición de la columna vertebral.
Para que se mantenga equilibrada, la columna debe mantenerse en la verticalidad y realizar movimientos alternados en los que sus curvaturas se compensan. Generalmente esto no se hace. La actividad que se desarrolla siempre tiene lugar delante del sujeto, ante una mesa, un ordenador, colocando papeles, ejerciendo diversos movimientos manipulativos, etc. Esta actividad conduce de modo "natural" al encorvamiento de la columna, que se manifestará tempranamente con dolores en la espalda, hombros y nuca. Al hacerse crónico se convertirá en una "cifosis" en el lenguaje científico o "chepa" en el argot popular. La cifosis conlleva el acortamiento de los músculos pectorales debido a su continua contracción y al alargamiento pasivo de los dorsales con pérdida de la fuerza necesaria para sostener la columna y la caja torácica. Esta queda comprimida y caida hacia delante, encogida, dificultando la actividad cardio respiratoria.
Para que no ocurran este tipo de desequilibrios, una postura sentada debe ser suplida cada poco tiempo por otra de pie, a ésta, otra sentada o echada, etc., etc. A una actividad centrada en el aspecto intelectual debe seguirla otra actividad física y viceversa. A una actividad laboral debe remplazarla otra de cariz lúdico. A una preocupación excesiva, la tranquilidad.
Alternando las actividades se alterna el trabajo muscular, postural, físico, mental…, permitiendo que unos músculos y unos órganos junto con sus funciones descansen mientras otros trabajan.
A lo largo del día, el tiempo dedicado al descanso debería ser mayor que el empleado en el trabajo, además de dejar la noche para un descanso más profundo y reparador.
Si en algúna esfera de nuestra vida mantenemos una frenética actividad, preocupación, excitación, etc., nuestra vida corre peligro de un colapso porque la actividad, aunque se centre solo en una parte del cuerpo, exige y acapara tal tensión, que se irá estendiendo progresivamente al conjunto del cuerpo hasta el agotamiento.
Cuando hablamos de relajación, a nivel general nos estamos refiriendo a disminuir o rebajar la tensión muscular, mental y / o emocional. O lo que es lo mismo, a aumentar el descanso y la tranquilidad a niveles psico-físicos.
La relajación no significa eliminar la tensión. Esta es necesaria para vivir. Toda actividad por pequeña que sea necesita para desenvolverse un grado de tensión. Tensión es sinónimo de fuerza, energía, vitalidad. En todo caso con la relajación buscariamos eliminar la tensión excesiva. Sería tambien más idonéo hablar de regulación o de reequilibración de la tensión.
Objetivos que alcanza
A niveles más concretos, los métodos de relajación persiguen varios objetivos:
1. rebajar el tono o la tensión muscular;
2. controlar las emociones o preocupaciones, que conllevan de modo general un aumento de la excitación;
3. amortiguar los efectos orgánicos que tanto las emociones, como las tensiones musculares, como la ansiedad y el estrés en general provocan;
4. reestablecer la calma y el sosiego a nivel mental;
5. desarrollar además, la atención, la percepción y el conocimiento de uno mismo, -a niveles corporal y mental-, evitando, por un lado, la aparición de tensiones o preocupaciones, por otro, controlar las situaciones o acontecimientos desencadenantes de las tensiones, y en último término, ayudar a transformar la propia personalidad, adquirir mejores capacidades de adaptación y disponer de más recursos.
La práctica de la relajación constituye un proceso de aprendizaje sometido a ciertas dificultades, dependiendo tambien de cada individuo en particular. Exige un entrenamiento constante y cada vez más profundo, necesario para llegar realmente a descubrir las propias tensiones; en qué parte del cuerpo se localizan; cómo son; qué relación tiene la tensión física, muscular, causante de dolencias concretas, con las preocupaciones y tensiones emocionales y con otros disturbios orgánicos; qué causas las originan y cómo resolver los conflictos.
Existe una gran variedad de métodos, unos basados en la hipnosis, otros en la sugestión, otros en la sofrología, otros en la conscienca muscular, otros en la respiración.
Tambien pueden considerarse métodos de relajación el Yoga o la Eutonía entre muchas otras técnicas corporales. Dentro del Movimiento Orgánico, la relajación forma parte de la práctica del movimiento como una de sus reglas naturales: la combinación constanteentre la tensión y la distensión. Además de ello es enfocada de diversos modos como medio para sentir, percibir y habitar el cuerpo.
Sin embargo, los métodos más famosos y en los que están basados todos los demás son los siguientes:
La relajación progresiva de E. Jacobson.
1. El entrenamiento autógeno de J. H. Schultz.
El primero se basa en el relajamiento de la musculatura estriada periférica, basandose en la educación del sentido muscular y la toma de conciencia de las contracciones y distensiones.
La persona va dándose cuenta de la tensión muscular que adquiere cuando aprieta o contrae una parte de su cuerpo, y en contraposición, la sensación de aflojamiento cuando distiende.
El método comporta varios estadios, el primero es exclusivamente muscular, mientras que los últimos conducen a la relajación psíquica.
Se inicia adquiriendo la capacidad de contraer y distender un brazo, para continuar posteriormente, realizando un análisis diferencial de todos los segmentos corporales, para finalizar con la toma de consciencia de las tensiones musculares que las vivencias afectivas provocan, evitando la aparición de las tensiones, así como de los disturbios emotivos y orgánicos asociados a ellas.
El segundo es enfocado como un método más psicoterapéutico y global que fisiologico y segmentario como el de Jacobson.
Se basa en la concentración mental y en la capacidad de autosugestión e hipnosis.
Comprende tambien varios ciclos: uno más superficial e inferior y el otro, más profundo o superior. La actitud de concentración y sugestión se basa en las sensaciones de peso; calor; control respiratorio y control cardiaco.
El ciclo superior debe ser dirigido por un especialista ya que pueden presentarse incidentes graves como colapsos o perturbaciones vasculares.
Nuestro método –MOVIMIENTO ORGÁNICO-, combina varios aspectos de los métodos clásicos excluyendo la sugestión y la hipnosis y centrándose más en la toma de consciencia corporal y personal. Ejercitando a la vez el cuerpo y la mente, sensibilizándose, percibiéndose, comprendiéndose, aceptándose.
Relajarse significa, para nosotros, darse tiempo a si mismo para sentirse y quererse. Adquirir la capacidad de estar consigo mismo sin inquietudes. Del mismo modo que cuando un familiar o un amigo tiene algún problema o preocupación, el mero hecho de escucharle, el estar con él de verdad, el comprenderle, el saber que estás a su disposición sin pedirle nada, solo eso, le calma y le ayuda a ver la solución. El escuchar a nuestro cuerpo, el estar con él, el sentirlo, el vivirlo, solo eso, -pero algo sumamente difícil en nuestra sociedad-, le ayudará a tranquilizarse.
Esto es lo que pretendemos aprender en la parte práctica – la más importante – de los cursos. Ahora, vamos a seguir explicando algunos aspectos relacionados con la relajación, del funcionamiento de nuestro cuerpo.
Se denomina así, al mantenimiento del equilibrio dinámico del organismo, regulado por la alternancia constante de las funciones activas y pasivas. En él se ven implicados los sistemas neurológicos, endocrinos, inmunológicos y hormonales que controlan y coordinan el conjunto de los procesos fisiológicos encargados de mantener la constancia del organismo. Mediatizan las influencias del medio externo y desencadenan las respuestas correspondientes del organismo para adaptarse a ellas, rehuirlas, inhibirlas o neutralizarlas.
Dentro de nuestro organismo existen dos sistemas nerviosos diferentes encargados de organizar y controlar la actividad.
Uno de ellos es el encargado de inervar los músculos estriados propios del movimiento voluntario encargado de relacionar al organismo con el medio exterior: es el sistema nervioso central, también llamado sistema somático y sistema voluntario, que se encuentra conectado con el cerebro a través de la médula espinal.
El otro, es el llamado sistema autónomo, es decir, que funciona independientemente de nuestros deseos. También se denomina sistema nervioso vegetativo.
Este es más primario: se preocupa de las funciones vitales más elementales. Es también más primitivo en la escala evolutiva de las especies, regido por lo tanto, por las zonas más antiguas del cerebro. Podríamos decir que solo se preocupa de que los órganos funcionen, de que haya vida antes de ser consciente de ello o de desearlo o no. Los órganos regidos por este sistema están formados por los músculos lisos de láminas finas que recubren las cavidades y paredes de los vasos sanguíneos, arterias, tubo gástrico, intestinos, uretra, vejiga, etc.
Las reacciones viscerales surgen a consecuencia de estímulos que inciden sobre ellas promoviendo respuestas glandulares y motoras de la musculatura lisa, independientemente de la voluntad, por lo que se le llama también, "sistema nervioso autónomo", "sistema nervioso involuntario" o "sistema visceral".
El sistema nervioso vegetativo colabora con la sangre y glándulas endocrinas en la misión de conectar las distintas partes de la economía orgánica, manteniendo los equilibrios dinámicos indispensables para el normal desenvolvimiento de los procesos vitales.
En realidad, ni el sistema voluntario es controlable completamente por la voluntad, ni el sistema autónomo es completamente autónomo. Existen estrechas conexiones tanto cerebrales como neuronales entre uno y otro.
A través de estas relaciones, los pensamientos y las emociones influyen en los procesos neurovegetativos. Y a la inversa, la actividad de los centros subcorticales regidores de las reacciones viscerales, influyen en los procesos cognitivos y afectivos.
Esto permite que el sistema vegetativo pueda ser activado o relajado de modo indirecto por diversos medios, utilizados por las diferentes técnicas de relajación, desde la sugestión, la hipnosis, la sofrología, hasta la relajación consciente.
Se han descubierto en el diencéfalo (hipotálamo) unos sistemas encargados de integrar la actividad vegetativa con la somática y la psíquica. Son el sistema ergotrópico (del griego ergos –trabajo- y tropos –ir hacia-), y trofotrópico. (trofos = a crecer) El primero estimula la actividad simpática, mientras que el segundo ejerce su influencia sobre la actividad parasimpática.
El sistema neuro-vegetativo (sistema nervioso autónomo) está formado por dos subsistemas llamados el simpático y el parasimpático, ambos antagónicos y complementarios, buscando el equilibrio constante del organismo, la homeóstasis.
Los efectos desplegados por la activación de ambos sistemas son antagónicos. La tendencia de un sistema es contrarrestada adecuadamente por la influencia de su antagonista.
Cuando las circunstancias orgánicas lo exigen ambos sistemas actúan conjuntamente, como sucede en el "stress", con el fin de antagonizar los efectos nocivos sobre el sujeto y mantener el equilibrio homeostático.
SISTEMA NERVIOSO SIMPATICO
Los nervios del simpático se estienden por la región toraco-lumbar. Su activación ejerce los siguientes efectos:
Acelera el ritmo y la contracción cardiacas;
Aumenta la profundidad de la respiración;
Dilata las arterias coronarias,
Circulación general hipertensa;
Dilata la pupila,
Secreción salival pastosa;
Inhibe la motorica y las secreciones digestivas;
Estimula la contracción esfinteriana, gastrointestinal, de las vias biliares y de la vejiga,
Produce horripilación y sudoración;
Produce descargas de las hormonas llamadas catecolaminas;
Eleva la adrenalina, noradrenalina, corticosteroides y tiroxina;
Es un sistema disfórico, responsable de sensaciones viscerales disturbantes y molestas;
Es un sistema ergotropodinamógeno apto para la defensa y la lucha en situaciones de riesgo para el individuo.
Aumenta el tono muscular;
Produce excitabilidad, hiperactividad e hiperreactividad emocional.
4.- SISTEMA NERVIOSO PARASIMPATICO
Sus nervios se extienden por la región cráneo – sacral. Produce los siguientes efectos:
Frena la rítmica cardiaca y respiratoria;
Circulación general hipotensa;
Constriñe la pupila;
Estimula la motórica intestinal, favoreciendo la emisión de orina;
Es un sistema endofiláctico, con marcado carácter conservador y restaurador;
Está al servicio de la economía orgánica: ahorro de pigmentos visuales, moderación de contracciones cardiacas con lo que el corazón dispone de pausas diastólicas más amplias, etc.;
Disminuye el tono muscular;
Estimula la inactividad, la apatía y el sueño.
Origen y formación.
Tanto los músculos lisos del sistema vegetativo, como los músculos estriados correspondientes al movimiento voluntario y consciente reciben constantemente impulsos nerviosos que pueden proceder de origen diverso: interno (viscerales, emocionales, sensoriales, corticales, -ideas, pensamientos, proyectos-); o, externo (el ambiente y las personas que nos rodean).
Tales estímulos mantienen al músculo –y al organismo en general-, en un cierto grado de tensión o energía, llamado tono.
Asi pues, podemos decir que, el tono es el grado de tensión o de energía que el organismo necesita para realizar desde las funciones fisiologicas más primarias, hasta las funciones del pensamiento, así como las acciones correspondientes al trabajo y a las relaciones que establecemos con las demás personas.
El tono forma parte de la energía vital y se siente influido, -activado o relajado-, tanto por las condiciones internas como por las externas, tanto por las personas de nuestro entorno, con todas sus formas de comportarse: positivas o negativas, de afecto, comprensión, ayuda, etc.; o por el contrario, disgusto, malestar, insolidaridad…; como también, por causas ambientales como el ruido, el clima, las condiciones laborales, etc.
La calidad y el grado de la tensión muscular se relacionan directamente con las emociones, el psiquismo, el carácter y la actitud personal en general.
Tono y psiquismo, así como el conjunto de las funciones orgánicas se influyen mutuamente. De igual manera, que la estructura corporal se relaciona con la estructura de la personalidad. Cuerpo y psiquismo forman una unidad muy compleja. Se forman y se transforman en relación con la adaptación al entorno social, siendo condicionados y moldeados por sus exigencias. Pero en último término, pueden ser modificados por la consciencia, la responsabilidad y el compromiso personal.
Relación con las emociones
Desde los comienzos de la vida, el tono se ve influido por las manifestaciones de las funciones orgánicas a la vez que por los afectos.
Las necesidades fisiológicas, (alimentación, sueño, higiene, etc.), y sobre todo, el modo y la forma como son satisfechas o no, y cómo transcurren, -no se desarrollan de modo aislado sino que en ellas se producen otras influencias-, están ligadas siempre con la atención, el cuidado o el afecto que el niño requiere por parte del adulto para la satisfación de esas necesidades.
En cualquier caso siempre se van a producir momentos de bienestar o malestar que se ven reflejados en la calidad del tono muscular. La insatisfación produce una crispación del tono, mientras que la satisfación lo relaja.
El tono se va transformando, conformando y definiendo a lo largo de la infancia mediante las distintas vivencias y experiencias que el niño va adquiriendo. El grado, la calidad y los matices del placer o displacer se van a ir haciendo más complejos, ricos y diferenciados, de igual modo que las emociones y el tono.
El tono es la masa plástica en la que se expresan las emociones y donde van quedando gravadas, conformando la actitud, la expresión, la gestualidad, la corporalidad, la personalidad, y la forma de ser.
Dependiendo de cuáles y cómo sean las vivencias, así va a quedar modelado el tono. La educación, el ambiente que nos rodea y las personas influyen en nuestras vivencias y por lo tanto, también en la conformación del tono. La capacidad de transformarse y de adaptarse a situaciones diversas, lo posibilita en primer lugar, la plasticidad tónica.
Dependiendo de cuáles y cómo sean las vivencias, así va a quedar modelado el tono. La educación, el ambiente que nos rodea y las personas influyen en nuestras vivencias y por lo tanto, también en la conformación del tono. La capacidad de transformarse y de adaptarse a situaciones diversas, lo posibilita en primer lugar, la plasticidad tónica.
La personalidad se forma en los primeros años de la vida en relación con las experiencias que el niño va viviendo, fundamentalmente en la comunicación con la familia. El tono es el componente fundamental en la formación de la personalidad, definida como la forma de ser, la forma de enfrentarse a las situaciones y de resolver los conflictos que en la vida futura le esperan al individuo.
Cuando la educación, el ambiente y las normas sociales, los castigos físicos, las presiones psíquicas, etc., nos coartan, nos inhiben, nos reprimen, nos prohiben o nos impiden de alguna manera, la satisfación de las necesidades, los deseos o las pulsiones, entonces las emociones quedan bloqueadas y el tono que debía haberse empleado para expresar esas vivencias, queda reprimido, enquistado en los músculos.
La expresión de las emociones supone una descarga del tono o de la energía, por tanto, una liberación, una relajación. Es una tensión que se echa fuera. Por ello es bueno llorar o reir, o contar a alguien lo que nos pasa.
Cuando se impide la expresión de las emociones, no hay descarga de energía. La tensión que debía haberse echado fuera de uno, queda anclada dentro del organismo provocando un bloqueo tanto muscular, como mental, como orgánico. En lugar de habernos descargado tensionalmente, en lugar de habernos relajado, quedamos cargados, tensionados, crispados.
Cuando estos sucesos se hacen crónicos y no sabemos expulsar la tensión, se irá formando una actitud tónica crispada que se reflejará en la forma de ser corporal y mental, o puede quedar localizada en algunas zonas concretas del organismo y de la estructura corporal.
Los esfuerzos que hacemos para contenernos y no expresar lo que nos pasa, irá conformando un carácter "nervioso". La tensión que debiamos haber expulsado no nos deja estar quietos y nos obliga a movernos de otra manera, -forma indirecta, compulsiva, de rebajar la tensión- nos obliga a estar "inquietos" y tensos. Esta inquietud es tanto corporal como mental y puede ser denominada por ansiedad. Estamos ansiosos permanentemente. Ansiamos algo que no sabemos qué es. Esto, a su vez, nos produce angustia y desazón. No sabemos cómo acabar con estos acontecimientos. La respiración se nos bloquea, el corazón se acelera, vamos de aquí para allá, intentamos hacer miles de cosas pero todas las dejamos, no logramos concentrarnos en una tarea –dispersión- y si lo conseguimos nos sale mál –imprecisión, descoordinación, torpeza-. A la mente y al pensamiento les ocurre igual. Dan a todo mil vueltas, son incapaces de concentrarse en algo, ni de analizarlo, ni de clarificarlo, ni de tomar una decisión.
Es muy comun que la tensión que debía ser utilizada en la expresión de la emociones, al ser inhibida del modo que sea, se utiliza ahora, no para moverse, sino para contenerse. De esta forma los músculos se endurecen y la estructura corporal parece una coraza rígida que hace el papel de muralla defensiva contra las pulsiones y los deseos internos, no dejándolos manifestarse, coartandolos o escondiendolos hasta creer que no existen. Al principio nos hacen sufrir, pero a medida que vamos consiguiendo esconderles nos aliviamos o nos acostumbramos y aceptamos el ser así, una forma de ser que se ha hecho inconsciente.
Hay momentos en que la carga tensional puede ser tan grande, se condensa tanto, que llega a esplotar. Nos hacemos irascibles y cualquier acontecimiento puede ser una bomba. Entonces se echa todo de golpe. El movimiento o la expresión pude llega a ser agresiva e incluso destructiva.
También la coraza corporal nos defiende del exterior. Nos dá una actitud crispada, de enfado, de ira o de rabia, nos hace parecer seguros, fuertes e incluso temibles ante los demás. En realidad no deja de ser un truco, un simulacro que enmascara y esconde la inseguridad, inferioridad y necesidad de los demás, de que nos presten atención, de que nos amen, o en caso contrario, de que nos teman.
Forma parte tambien de la educación y de la ideología de algunos grupos sociales y de algunas épocas históricas en las que hay que endurecer el cuerpo –y el espiritu- para parecer fuertes, frios, respetados, temidos, competentes, competitivos, tener autoridad y someter a los demás a sus caprichos e insatisfaciones.
Disturbios orgánicos
La tensión corporal endurece realmente las articulaciones y los músculos haciendoles más rigidos, menos flexibles, perdiendo poco a poco la capacidad de movimientos. Al estar permanentemente comprimidos, presionan y estrechan a su vez, a los vasos sanguineos, las venas y las arterias limitando la circulación de la sangre. En cuanto a la respiración, la tensión muscular incide en su bloqueo haciéndola más superficial y cortada, delimitando la absorción de oxigeno y la eliminación de tosinas. En general la escesiva tensión produce un mayor desgaste en todo el organismo, envejeciéndolo prematuramente.
El ambiente y las personas que nos rodean, según sean sus estímulos, modifican también el estado de excitación del tono. Un exceso de estímulos nos excita, mientras que la carencia nos adormece. Aunque tambien el exceso de estímulos, por saturación, nos puede adormecer, mientras que la carencia, por necesidad, nos llega a enervar. La falta de estímulos puede llegar a volvernos locos porque nuestros sentidos y nuestro cerebro necesitan esos estímulos para poder vivir, pero el exceso tambien nos puede trastornar. Por lo tanto, los estímulos han de ser dosificados, graduados y diversificados.
Un estímulo repetido continuamente se llega a hacer monótono, puede llegar a hacerse imperceptible o puede también ponernos nerviosos por aburrido y repetitivo.
La personalidad, el carácter y el comportamiento de las personas que nos rodean nos pueden excitar o aburrir, nos pueden sacar de quicio o pueden transmitirnos tranquilidad. Lo más probable es que las personas nerviosas, tensas, inquietas, avasalladoras, exigentes, etc., etc., nos tensen y enerven también. Pero, en el otro extremo, las personas parsimoniosas, "vagas", blandas, resignadas,… también nos pueden enervar, depende.
Actualmente, en nuestra sociedad hay demasidos estímulos –excitantes- ambientales. Por un lado tenemos el ruido –contaminación acústica– de coches, de máquinas trabajando en obras en la calle o en talleres, de los aparatos electrodomésticos de la casa, y también de la música que, inevitablemente, en la mayoría de los establecimientos está todo el dia puesta a gran volumen hasta resultar inaguantable.
Al ruido se añade la aglomeración de gente en todos los espacios públicos: transportes, establecimientos comerciales, bares, etc., que convierten esos espacios en asfixiantes con aumento de humos, calor, olores, etc., a lo que hay que añadir las prisas y el ajetreo constante.
Y por otro lado está la lucha por el trabajo, primero la preparación, despues la búsqueda, la competitividad, etc. Una vez conseguido el puesto de trabajo, éste va a ser el principal motivo de tensión y de estrés: las largas jornadas laborales, las excesivas exigencias, la esplotación… Sentir que sólo se es un objeto, una máquina. Sentir que sólo se vive para trabajar…
Ansiedad significa ansia, anhelo, afán, sed, ardor, deseo vehemente, etc.
Angustia, etimologicamente se refiere a estrechez, angostura, opresión, ahogo, agonía, agobio.
En medicina ambos términos son similares. Su significado se extiende a aflición, congoja, desasosiego, intranquilidad, desazón, sensación de no poder desenvolverse, sensación de no poder vivir, preocupación por algo indeterminado que se teme que va a ocurrir, desconsuelo, tormento, pesadumbre, incertidumbre, temor, etc.
Estar ansiosos permanentemente. Ansiar algo que no se sabe qué es. Tener una necesidad o necesidades que ignoramos, unos deseos que desconocemos, que nos mantienen en vilo, inquietos, moviendonos continuamente intentanto encontrarlas y satisfacerlas. Búsqueda constante e insatisfación permanente que produce una desazon, un desasosiego y que nos lleva a la angustia: sensación de ahogo, de no poder respirar, de opresión en el pecho.
Ese ansia se convierte tambien en un temor, un miedo, incluso pánico, a algo desconocido que va a pasar. Y la lucha por evitarlo, la huida, la imposibilidad, la impotencia, el no poder vivir…
El miedo es un temor específico y concreto ante algo real que nos amenaza desde el exterior. La ansiedad, por el contrario, es un temor a algo irreal, difuso, impreciso. Es una vivencia subjetiva. Presiente el futuro lleno de malos presagios sin fundamento alguno.
Sin embargo, la ansiedad tambien puede ser producto de una situación real de estrés en que las circunstancias nos exigen más de lo que podemos dar, obligandonos a estar continuamente con prisas, agobiados, manteniendo una excesiva atención o cuidado, como es el caso, por ejemplo, de las personas que están al cuidado de enfermos crónicos, con demencias o con minusvalías físicas o psíquicas, que la atención que requieren es permanente y delicada.
(Tambien las personas que padecen este tipo de enfermedades, -y que mantienen un mínimo de consciencia-, sufren una excesiva ansiedad)
En estas circunstancias el control de la ansiedad implica mayores dificultades.
En primer lugar, hay que "aprender" a tomarse la situación con más tranquilidad. Aceptar que las cosas son así y adaptarse a las circunstancias. Comprender que las cosas no van a ir mejor por estar más preocupados. Todo lo contrario, la preocupación excesiva produce inquietud y ésta impide que nos concentremos mejor, perdiendo precisión, y en definitiva, haciendo que las tareas pertinentes nos salgan peor.
Teniendo pensamientos negativos sobre el futuro, éste no va a mejorarse.
Hay que "aprender" a relajarse, practicando técnicas que ayuden progresivamente a saber mantener la calma.
Hay que buscar las ayudas necesarias en otras personas, ya que uno mismo no puede, ni debe, hacerlo todo. Es necesario y sano, tener tiempos de "evasión" alejandose de la situación ansiógena. Etc. Etc.
La ansiedad adquiere el modelo de una enfermedad psíquica muldimensional. Consiste en una respuesta subjetiva, fisiológica, afectiva, cognitiva, conductual y asertiva, caracterizada por un estado de activación y de alerta permanente, como una señal de peligro difuso que atenta a su integridad.
Las crisis de ansiedad se caracterizan por los siguientes síntomas:
Dificultad respiratoria
Palpitaciones
Dolor en el pecho
Sensación de ahogo
Sudoración
Temblor
Temor
Tensión muscular
Hiperactividad vegetativa
Expectación aprensiva
Un cierto grado de ansiedad es necesario y bueno para vivir. Significa tener interés por lo que nos rodea y por el propio desarrollo personal. Es la inquitud por ser, por saber, por conocer.
En este sentido, no tener ansiedad, ni inquietud, ni preocupación alguna corresponde a ser un mero vegetal. Es ser un hombre narcotizado, vulgar, sin interés por nada, movido por tópicos y costumbres. Consiste en llevar una vida, rutinaria: comer, ir y venir sin ningún criterio, dejándose arrastrar por el ambiente, dormir… Así día tras día.
Para considerarla una enfermedad, la ansiedad tiene que alcanzar una cierta intensidad, irrealidad y duración.
Un conglomerado de aspectos puede ser el origen de la ansiedad:
Endógenos, biológicos, psicológicos y sociales.
Lo endógeno es el patrimonio heredado, depende de la genética.
Lo biológico se refiere a enfermedades físicas de una cierta gravedad, que como tal pueden producir ansiedad.
Lo psíquico alude a experiencias que han dejado una huella fuerte y a menudo amarga, en la personalidad. Traumas no superados que convierten al hombre en neurótico, o que le hacen interpretar la realidad de un modo erróneo.
Los errores o deficiencias más notables en el procesamiento de la información y en la interpretación de la realidad son:
Adelantar conclusiones negativas;
Tener un pensamiento rígido;
Generalización excesiva negativa;
Centrarse en detalles nocivos
Lo social actúa como un gran desencadenante: el aislamiento, la soledad, la incomunicación, la salud de los allegados, la economía, la monotonía, las exigencias, la forma de vida en general, el trabajo, el paro, el estrés.
La ansiedad es el componente esencial del estrés
La persona ansiosa no tiene porqué sentirse realmente estresada, sin embargo, el estrés produce inevitablemente ansiedad.
La palabra "stress" es equivalente a:
– fuerza,
– coacción,
– presión,
– esfuerzo,
– violencia.
Con ese concepto se quiere definir, el estado de un organismo amenazado por una fuerza o presión desequilibrante.
O también, la reacción de lucha y huida, respuesta básica del organismo a toda situación percibida como peligrosa.
LEY GENERAL DEL STRESS
Cuando la influencia del ambiente supera o no alcanza las cotas en las que el organismo responde con la máxima eficacia, éste percibe la situación como peligrosa o desagradable, desencadenandose una reacción de lucha o huida.
Existe un stress bueno –eustres- correspondiente a la respuesta idonea a una estimulación positiva; y otro llamado distres, considerado como la respuesta a una estimulación excesiva o insuficiente. Generalmente, es a este último al que nos referimos al hablar de estres.
Una persona se ecuentra en una situación de estrés cuando siente o percibe que sus recursos no son suficientes para hacer frente a las demandas del medio, bien porque las demandas ambientales son excesivas, o bien porque los recursos (tiempo, habilidades, dinero, energía…) que posee en ese momento son insuficientes.
El estrés, por tanto, es un proceso que depende de los acontecimientos que suceden, del significado de la situación para la persona y de la valoración que el individuo hace sobre los acontecimientos y los recursos de que dispone.
Un acontecimiento potencialmente estresante tiene efectos diferentes en distintas personas:
La ausencia o aumento de estímulos puede ser estresante;
El reposo absoluto puede ser más estresante que el ejercicio moderado
FASES DEL STRESS
1. Reacción de alarma;
Es cuando el organismo desencadena sus primeras reacciones de defensa.
Se produce un estado de nerviosismo, irritabilidad, impaciencia o ansiedad.
Estado de sobretensión, intolerancia al ruido, a la agitación o al desorden.
Capacidad de adaptación baja. Disminución de la capacidad de trabajo.
Disminución de la concentración, la comprensión, la memoria.
Alteraciones del sueño, cansancio.
O por el contrario, puede producirse también abatimiento y aceptación pasiva de lo que ocurre.
2. Estadio de resistencia.
Los síntomas anteriores persisten y aumentan.
Febrilidad. Dudas sobre sí mismo y su valía. Pérdida de la autoestima.
Actividad excesiva quizá para demostrarse a sí mismo su capacidad. Esta actividad es caótica, no teniendo en cuenta la importancia de las tareas.
Aumentan su fatiga y su insomnio.
– Alteraciones de la sexualidad, a veces con impotencia y frigidez.
– El carácter se hace más insoportable. Aparecen tics.
Pueden surgir enfermedades de tipo psicosomático: úlceras gástricas, hipertensión, etc.
3 Fase de agotamiento.
- Aparecen la apatía, la inercia física y psíquica, el desgaste.
Desinterés por lo que le rodea.
Problemas médicos. (El infarto es una de las enfermedades características del stress.)
Puede llegar hasta la muerte debido al debilitamiento de los recursos de adaptación y de defensa.
SINTOMAS DEL STRESS
1.- Físicos
Tensión muscular, dolores de espalda, dolor cervical, cefaleas, indigestión, diarrea o estreñimiento, tics, insomnio, boca y garganta secas, hipertensión, palpitaciones, opresión respiratoria, hiperventilación, alergias cutáneas, etc.
2.- Mentales o emocionales
Preocupaciones, ansiedad, inquietud, nerviosismo, falta de confianza en uno mismo, sentimientos de inutilidad, melancolía, dispersión, olvidos, falta de concentración, sobresaltos, labilidad emocional, soñar despierto, etc.
3.- De conducta
Irritabilidad, intranquilidad, conducta impulsiva, dificultad para tomar decisiones, equivocaciones frecuentes, aumento del uso del tabaco y/ o del alcohol, poca disposición para asumir responsabilidades, dificultad para relacionarse, etc.
Los cambios fisiólogicos que se ponen en marcha ante la situación estresante se deben a la activación progresiva de tres ejes:
Eje neural : sistema de respuesta rápido con la activación del sistema nervioso simpático;
Eje neuroendocrino, más lento en su activación pero con efectos más duraderos. Actividad excesiva quizá para demostrarse a sí mismo su capacidad. (pero, esta actividad es caótica, no teniendo en cuenta la importancia de las tareas
Supone la activación de la médula adrenal con la segregación de adrenalina;
Eje endocrino: Se producen cambios hormonales complejos y se reducen las respuestas inmunologicas
LOS FACTORES ESTRESORES
El tipo de estresores varía en funión de la profesión, el tipo de vida, o las relaciones sociales:
Acontecimientos vitales intensos y extraordinarios: pérdida de seres queridos, casarse, divorciarse, quedarse sin trabajo.
Sucesos estresantes diarios: discusiones familiares, exceso de trabajo, el tráfico…
Sitaciones de tensión crónica sostenida: conflictos familiares crónicos, permanecer en paro durante un tiempo prolongado, estar al cuidado de enfermos crónicos, etc.
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