- Fundamentación teórica
- Educación Inicial
- Fundamentación Psicopedagógica
- Fundamentación Pedagógica
- Bibliografía
CAPÍTULO II
Fundamentación teórica
El Juego.
Piaget (1986), "vincula la capacidad de jugar a la capacidad de representar o de simbolizar, lo cual ocurre en el primer año de vida y se desarrolla durante el segundo y tercer año. Esta etapa se caracteriza por el "imaginar o fingir" y es la base del desarrollo del juego social".
De esta manera lo planteado por Piaget, refuerza el hecho de que el juego permite la enseñanza al niño de saberes que van a permitirle alcanzar de manera satisfactoria su desarrollo optimo en las diferentes áreas de aprendizaje, especialmente en la que comprende la motricidad fina.
Según Calderón (2005), define el juego infantil "es una actividad que puede abordarse desde muchos puntos de vista, uno de ellos el educativo, con el juego el niño pone en marcha los mecanismos de su imaginación, expresa su manera de ver el mundo que lo rodea, de transformarlo, desarrolla su creatividad y le da la posibilidad de abrirse a los demás"
Es a través del juego que el docente puede llegar a enseñar a los niños en edad preescolar de manera tal que active y mantenga su imaginación en todo momento y lleve a la práctica dichos conocimientos de forma productiva y eficiente.
Importancia del Juego.
Para Jiménez E. (2006), "en la Educación Infantil debe considerarse el juego como un principio didáctico que subraya la necesidad de dotar de carácter lúdico cualquier actividad que se realice con los pequeños, evitando la falsa dicotomía entre juego y trabajo".
La actividad más importante de un niño en edad preescolar es el juego. Es la manera específica en que el niño conquista su medio ambiente. Mientras juega adquiere conocimientos y técnicas que tendrán gran valor en su actividad escolar y, más tarde, en la vida, en el trabajo. Al jugar, el niño desarrolla formas de conducta importantes para su actitud hacia el aprendizaje y la comunicación social. Es por eso que se puede afirmar que el juego determina el desarrollo completo del individuo.
Tipos de Juegos
Constituyen una forma de relación muy constructivista y en este sentido los trabajos a investigar se clasifican de acuerdo a las siguientes categorías:
Juego de descubrimiento: favorece el desarrollo intelectual a la capacidad de plantearse problema de una manera creativa y de resolver los acuerdos a la capacidad de moverse en varios estudios de desarrollo conceptual.
Juegos sociales: influyen en el desarrollo social y general, tiene que ver con la capacidad de colaborar y cooperar con otras personas ayuda a la fluidez de la comunicación, aprender y valorarse así mismo.
Juegos imaginativos: proporciona ocasiones de expresar emociones, actuar y resolver aspectos problemáticos al momento de suceder, realizar deseos y ambiciones capacidad imaginativa.
El juego creativo: desarrolla la destreza de coordinación pequeñas escalas, destrezas de pensamiento conceptual, abstracto lateral, repuestas creativas a problemas y capacidad para expresión y auto-expresión y la seguridad de ellos.
Motricidad Fina.
Algunos autores R. Rigal, Paolette y Pottman (2001) plantean que la motricidad no es la simple descripción de conductas motrices y la forma en que los movimientos se modifican, sino también los procesos que sustentan los cambios que se producen en dicha conducta.
Catalina G. (2001). La motricidad refleja todos los movimiento del ser humanos. Estos movimientos determinan el comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6 años que se manifiesta por medio de habilidades motrices básicas, que expresan a su vez los movimientos naturaleza del hombre.
Importancia de la Motricidad Fina
Catalina G. (2001). "La motricidad refleja todos los movimiento del ser humanos. Estos movimientos determinan el comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6 años que se manifiesta por medio de habilidades motrices básicas, que expresan a su vez los movimientos naturaleza del hombre".
Teniendo de esta manera que dicha habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno, consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso desigual que se caracteriza por progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos que son inofensivos.
Los niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades, el juego es importante para el aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto que aprenden a conocer la vida jugando.
Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas por lo que los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones las cuales podrán dominarlas o adaptarse a ellas. A través del juego los niños buscan, exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento eficaz para la educación.
El juego es un ejercicio que realiza el niño para desarrollar diferentes capacidades:
Físicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, otros., por el ejercicio que realizan, además de permitirles dormir bien durante la noche.
Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños, colores, texturas, otros.
Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación o alegría; y también como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que en la vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
Creatividad e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.
Forma hábitos de cooperación, para poder jugar se necesita de un compañero.
El juego hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los límites de él y su entorno
Los niños deben disfrutar de sus juegos y recreaciones y deben ser orientados hacia fines educativos para así conseguir el máximo beneficio. En un inicio, los niños sólo se desenvuelven por la percepción inmediata de la situación, hacen lo primero que se les viene a la mente, pero este tipo de acción tiene sus límites sobretodo cuando hay problemas; mediante el juego el niño aprende a desenvolverse en el ambiente mental, utilizando el pensamiento para ir más allá del mundo externo concreto, logrando guiar su conducta por el significado de la situación obligándolo y motivándolo a desarrollar estrategias para la solución de sus problemas. A partir de los dos años de edad, el niño comienza una nueva etapa de juego utilizando su experiencia anterior para conseguir nuevos aprendizajes más elaborados debido a que la naturaleza de sus juegos cambiará porque está desarrollando su capacidad para pensar el sus nuevos descubrimientos, comienza a comunicarse fluidamente, amplia su vocabulario y cuenta con un mejor dominio de su cuerpo (motricidad gruesa y fina), haciendo que busque nuevas experiencias, compañeros de juego para desenvolver su imaginación participando más en el mundo de los adultos.
La etapa escolar significa otro escalón en el progreso de sus juegos, ahora juegan en el colegio y al llegar a casa siguen jugando y poniendo en práctica lo que han vivido y aprendido en el colegio, imitando la realidad, representando por medio del juego simbólico todo lo que han vivido o quieren vivir, permitiéndoles exteriorizar sus emociones: alegrías, sentimientos, momentos difíciles, frustraciones, otros.
El juego constituye en el niño su actividad central. Hace activo lo que muchas veces sufre pasivamente. El niño juega no sólo para repetir situaciones placenteras, sino también, para elaborar las que le resultaron dolorosas, siendo este por lo tanto una parte fundamental del desarrollo del niño en crecimiento. No sólo lo entretiene, sino que además lo estimula, incrementa sus habilidades y su coordinación, le permite liberar energía y contribuye a fomentar la exploración en el niño.
2-. Importancia del Juego.
La actividad más importante de un niño en edad preescolar es el juego. Es la manera específica en que el niño conquista su medio ambiente. Mientras juega adquiere conocimientos y técnicas que tendrán gran valor en su actividad escolar y, más tarde, en la vida, en el trabajo. Al jugar, el niño desarrolla formas de conducta importantes para su actitud hacia el aprendizaje y la comunicación social. Es por eso que se puede afirmar que el juego determina el desarrollo completo del individuo.
Los niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades, el juego es importante para el aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto que aprenden a conocer la vida jugando.
Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas por lo que los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones las cuales podrán dominarlas o adaptarse a ellas. A través del juego los niños buscan, exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento eficaz para la educación.
El juego es un ejercicio que realiza el niño para desarrollar diferentes capacidades:
Físicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, otros., por el ejercicio que realizan, además de permitirles dormir bien durante la noche.
Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños, colores, texturas, otros.
Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación o alegría; y también como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que en la vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
Creatividad e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.
Forma hábitos de cooperación, para poder jugar se necesita de un compañero.
El juego hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los límites de él y su entorno
Los niños deben disfrutar de sus juegos y recreaciones y deben ser orientados hacia fines educativos para así conseguir el máximo beneficio. En un inicio, los niños sólo se desenvuelven por la percepción inmediata de la situación, hacen lo primero que se les viene a la mente, pero este tipo de acción tiene sus límites sobretodo cuando hay problemas; mediante el juego el niño aprende a desenvolverse en el ambiente mental, utilizando el pensamiento para ir más allá del mundo externo concreto, logrando guiar su conducta por el significado de la situación obligándolo y motivándolo a desarrollar estrategias para la solución de sus problemas. A partir de los dos años de edad, el niño comienza una nueva etapa de juego utilizando su experiencia anterior para conseguir nuevos aprendizajes más elaborados debido a que la naturaleza de sus juegos cambiará porque está desarrollando su capacidad para pensar el sus nuevos descubrimientos, comienza a comunicarse fluidamente, amplia su vocabulario y cuenta con un mejor dominio de su cuerpo (motricidad gruesa y fina), haciendo que busque nuevas experiencias, compañeros de juego para desenvolver su imaginación participando más en el mundo de los adultos.
La etapa escolar significa otro escalón en el progreso de sus juegos, ahora juegan en el colegio y al llegar a casa siguen jugando y poniendo en práctica lo que han vivido y aprendido en el colegio, imitando la realidad, representando por medio del juego simbólico todo lo que han vivido o quieren vivir, permitiéndoles exteriorizar sus emociones: alegrías, sentimientos, momentos difíciles, frustraciones, otros.
3-. Tipos de Juegos
De la misma manera que no se puede hablar de conductas infantiles en general, sino de las que corresponden a cada etapa del desarrollo, tampoco pueden englobarse todos los juegos del niño en una sola categoría. Por el contrario, hay tal diversidad de ellos que se hace difícil su clasificación.
Un primer intento de sistematización de las distintas variedades de actividades lúdicas podría ser el propuesto por Wolff, quien partiendo del criterio de Buytendijk en el sentido de que siempre se juega con algo, distinguió los juegos que se valen de objetos reales de aquellos otros que lo hacen con objetos imaginarios. Sobre el particular diremos que no hay que sobrevalorar el realismo de tales objetos, pues jamás alcanzan el significado que podemos atribuirle los adultos. En este sentido es bueno recordar que dado el franco predominio de la asimilación en esta actividad infantil, una ramita de árbol es equiparable a un juguete sofisticado, al que en ocasiones puede sustituir sin desventaja alguna. Wolff nos informa también que los materiales de construcción son los predilectos de los niños en la etapa preescolar.
Algo más adelante surgen los denominados "juegos hedonísticos", basados tan sólo en la obtención de placer sensorial o motriz. En realidad este tipo de juego no desaparece nunca sino que pasa a integrarse con los otros como uno de sus componentes básicos.
Inmediatamente aparecen los "de construcción", regidos al principio por la exploración de la propia motricidad, y luego -gracias a ella- puestos al servicio de la necesidad de orden y exploración del medio exterior. Superpuestos a los anteriores pueden observarse los "de regla arbitraria", progresivamente infiltrados en los "de imitación", hasta desembocar ambos en los "de desarrollo dramático".
Progresiva e insensiblemente los juegos van organizándose de acuerdo a ciertas reglas, que en un principio son extremadamente simples. Ante todo aparecen los recién mencionados "de imitación" (jugar al papá y a la mamá, a la maestra, a ser determinados animales, personajes, y hasta objetos). Tales actividades imitativas se desarrollan hasta culminar en los juegos "grupales" y los "dramáticos".
La forma más compleja de actividad lúdica es la que se rige por reglas estables. Dichas reglas se van imponiendo progresivamente sobre la impulsividad infantil, la cual es responsable de que, por lo menos en un comienzo, los jugadores necesiten la intervención de los adultos o de niños más grandes para el sostenimiento del cuerpo normativo. Poco a poco esta presencia será sustituida por la imitación, y luego por la identificación, con lo que las reglas terminan siendo asumidas por cada uno de los participantes, y por el grupo. En este sentido aquella impulsividad, aunque cada vez más controlada, es la que nos ayudará a entender el carácter oscilante de las reglas, y la mediocridad de los resultados en un grupo de niños menores.
Esta aparición y ulterior afianzamiento de las reglas implica un nivel superior de autoafirmación, y manifiesta con claridad el proceso de socialización. A través de este desarrollo surgen en plena etapa escolar los juegos que se han denominado "sociales", y que desembocarán en los "de grupo organizado" y en los "tradicionales". Estos dos últimos tipos de juego favorecen la integración del niño en equipos deportivos, y éstos, a su vez, al permitir combinar solidaridad y competitividad -no destructiva-, enriquecen la vida social, por lo que merecen el calificativo de psicohigiénicos.
4-. El Juego en el Preescolar
Cuando los niños tienen entre 3 y 5 años, sus actividades de juego frecuentemente extienden las experiencias que les gustaban de más pequeños. Con sus destrezas motoras y habilidades sociales más desarrolladas, gozan de los juegos activos y supervisados, a solas y con compañeros.
Los niños de edad preescolar tienen más capacidad para usar crayones, lápices y pinturas, tijeras seguras y pegamento o engrudo. Suelen tener más confianza en su capacidad de correr, dar saltos, trepar, montar triciclos, y jugar a pelota u otros juegos interactivos. A menudo aprovechan con gusto la oportunidad de jugar en equipos y usar sus músculos grandes, al aire libre y bajo techo.
A muchos niños preescolares les encanta hacer de cuenta o actuar fantasías y pueden cooperar para jugar juntos. Los títeres y otros accesorios pueden usarse para actuar papeles y contar cuentos. Estos juegos imaginarios ayudan a los niños a representar intereses y deseos en una situación que implica reglas del comportamiento. Los juegos aparentados de los niños frecuentemente guardan relación con cuentos que los adultos les han leído, de modo que los libros forman una parte importante de los juegos de niños. Estos deberán tener acceso a libros para compartirlos o mirarlos a solas. Al llevarlos a la biblioteca para asistir a actividades para niños, se los puede ayudar a formar el hábito de ir a la biblioteca durante toda la vida.
Los niños preescolares pueden seguir construyendo con bloques y otros juguetes de construir. A veces planifican carreteras y edificios y agregan pequeños coches o muñecas a sus estructuras. Un padre, madre o maestro puede unirse a los juegos de un niño y darle sugerencias para expandir lo que hacen. Se pueden enseñar juegos sencillos para grupos, como Simón Dice o Seguimos al Líder. A algunos niños preescolares les gustarán juegos de naipes o de tableros. Pueden empezar a entender que los juegos tienen reglas para que todos los que juegan puedan gozar jugando juntos. A veces les gusta cambiar las reglas de un juego o idear otras; en otros momentos querrán que todos "jueguen siguiendo las reglas". Los padres, madres y maestros querrán enfatizar la diversión y la cooperación en vez de la competencia.
Los materiales de uso abierto –aquellos que dependen más de la imaginación y el uso creativo del niño– frecuentemente ayudan a los niños preescolares a aprender más que los juguetes que tienen un uso limitado. Por ejemplo, los bloques pueden usarse de muchas maneras, pero los juguetes que se mueven o hacen ruidos mientras el niño los mira son de uso limitado.
Educación Inicial
1-. Áreas de Desarrollo en el Niño Preescolar.
Área Motora: El desarrollo del niño ocurre en forma secuencial, esto quiere decir que una habilidad ayuda a que surja otra. Es progresivo, siempre se van acumulando las funciones simples primero, y después las más complejas. Todas las partes del sistema nervioso actúan en forma coordinada para facilitar el desarrollo; cada área de desarrollo interactúa con las otras para que ocurra una evolución ordenada de las habilidades. La dirección que sigue el desarrollo motor es de arriba hacia abajo, es decir, primero controla la cabeza, después el tronco. Va apareciendo del centro del cuerpo hacia afuera, pues primero controla los hombros y al final la función de los dedos de la mano. Para describir el desarrollo del movimiento se divide en motor grueso y motor fino. El área motora gruesa tiene que ver con los cambios de posición del cuerpo y la capacidad de mantener el equilibrio. La motora fina se relaciona con los movimientos finos coordinados entre ojos y manos.
Desarrollo Motor Grueso: Hernández (Pág. 19 s.a) define la motora gruesa como: "La habilidad que el niño va adquiriendo, para mover armoniosamente los músculos de su cuerpo, y mantener el equilibrio, además de adquirir agilidad, fuerza y velocidad en sus movimientos. El ritmo de evolución varia de un sujeto a otro, de acuerdo con la madurez del sistema nervioso, su carga genética, su temperamento básico y la estimulación ambiental". Es decir el movimiento de los músculos grandes del ser humano. Lo primero que debe sostener es la cabeza, después sentarse sin apoyo, más tarde equilibrarse en sus cuatro extremidades al gatear y por último, alrededor del año de edad, pararse y caminar. La capacidad de caminar en posición erecta es una respuesta a una serie de conductas sensoriales y motoras dirigidas a vencer la fuerza de gravedad. Trabajar contra la fuerza de gravedad requiere de esfuerzo, por lo que el niño fácilmente se fatiga y se niega.
Aprender a vencer la fuerza de gravedad depende de la organización de todos los sentidos, principalmente del sistema del equilibrio. Este nos ayuda a conocer automáticamente la posición correcta de nuestro cuerpo y la relación que tiene éste con el resto de las cosas. Las actividades como mecer, arrullar, dar vueltas, saltar, maromear, balancear son actividades muy estimulantes para el sistema del equilibrio y para mejorar la coordinación y el balance de los movimientos del cuerpo. Cuando realice estas actividades sujételo firmemente, si al niño no le agrada la actividad, practique por un tiempo breve y trate de aumentarlo lentamente en forma progresiva. Recuerde: la clave es hacer todas las situaciones de aprendizaje divertidas.
Desarrollo Motor Fino: La motricidad fina es definida por Hernández es (Pág. 20 s a): "Como las habilidades que el niño va progresivamente adquiriendo, para realizar actividades finas y precisas con sus manos, que le permitan tomar objetos, sostenerlos y manipularlos con destreza (…) el ritmo de evolución de estas conductas depende, de la integración neuro-sensorial alcanzada por el niño, de su madurez neuro-muscular, el desarrollo de la coordinación mano ojo y de la estimulación ambiental recibida." Por lo general el movimiento motriz fino se va dando en el siguiente orden:
Reflejos: presión, presión palmar voluntaria, lateral de pinza. Pinza con tres dedos, presión de pinza
Destrezas manuales(dibujar construir, etc)
Todas las actividades para el desarrollo de los movimientos motores: (ejemplo: braille, escribir, escribir a mano, comer, vestirse, etc.) son construidas sobre cuatro importantes habilidades. Estas cuatro habilidades deben ser aprendidas antes que el niño pueda aprender tareas más complicadas. Estas habilidades son: coger objetos, alcanzar objetos, soltar objetos deliberadamente y mover la muñeca en varias direcciones. La conexión entre sostener un peso y el aprendizaje del uso de las manos es muy importante. Esto le hace al niño tener conciencia de sus brazos y manos, y le muestra que las puede usar. El peso en la mano hace que el bebé abra sus manitas, estire sus brazos y levante su cabeza y su tronco.
Alcanzando y Cogiendo. Coger es la habilidad de sostener objetos y usarlos para propósitos específicos. Los infantes tienen reflejos para coger; sus manitas automáticamente se cierran cuando se les aplica presión o estímulo en las palmas. Al irse concientizando de sus manitas, el las puede abrir voluntariamente y desarrollar esa habilidad. El coger instintivamente es inhibido cuando el bebé sostiene más y más peso en sus manitas. Este instinto es sustituido, con el tiempo, por diferentes métodos para coger, los cuales involucran la participación del dedo gordo. Usted no puede enseñar a un niño a coger, pero al observar el tipo de "coger" que usa, usted puede ofrecerle juguetes y actividades que lo ayudarán a progresar hacia el siguiente paso de desarrollo.
Coordinación Bilateral. La coordinación bilateral es la habilidad de usar ambas manos juntas para manipular un objeto. Esto comienza en la edad temprana, continúa cuando el infante coge objetos usando las dos manos y progresa hasta que puede transferir objetos de una mano a otra; hasta que cada mano es usada para diferentes funciones.
Área de Lenguaje. Por lo que respecta al aspecto comunicacional, nos encontramos con que el niño inicia este proceso de comunicación con los padres y especialmente con la madre, puesto que ella lo protege contra estímulos excesivos al tiempo que lo ayuda a tratar con los estímulos de su interior (hambre). La comunicación que establece el niño con la madre, en un primer momento, la realiza a través del llanto, el cual es polivalente ya que algunas veces denota hambre o sueño y en otros casos impaciencia. Poco a poco las modulaciones aparecen y se desarrollan las emisiones de miedo, enojo y amor.
Hernández (Pág 21) define el área del lenguaje como: "Sistema de comunicación del niño que incluye los sonidos utilizados, los gestos y los símbolos gráficos que son interpretados y comprendidos, gracias a la existencia de reglas específicas para cada lengua. La capacidad intelectual, los estímulos ambientales y la maduración progresiva, combinada con la disposición del niño para imitar, favorece la vocalización articulada y la pronunciación correcta de cada palabra". El área del lenguaje está integrada por tres componentes:
Lenguaje Receptivo: Este es el proceso sensorial a través del cual, un estímulo es captado específicamente por el canal auditivo (escuchar el estímulo).
Lenguaje Perceptivo: Acción interpretativa por medio de la cual, la persona entiende, categoriza y asocia lo que es percibido. Es ente proceso se utilizan los canales visuales auditivos y táctiles.
Lenguaje Expresivo: Acción motriz de emitir sonidos y mensajes significativos
El bebé aproximadamente a los dos meses es capaz de percibir la proximidad humana y asociar el rostro humano con el alivio del displacer. A través de sus zonas preceptúales y los receptores respectivos como son la boca y la mano le ofrecen una percepción de conocimiento. La boca le permite mamar y la mano coger, golpear, arañar o descansarla sobre el pecho; por otro lado si añadimos el oído, encontramos que este sentido le permite oír la voz de la madre para posteriormente modular su propia voz y vocalizar el placer. Cuando se presenta la angustia a los extraños se observa que el niño tiene desarrollada la capacidad de reconocer el rostro de su madre y su voz. El rostro, la voz humana y la sonrisa diferenciada y social (más que puramente fisiológica) son factores elementales que humanizan al recién llegado.
Tanto la respuesta sonriente como la angustia a los extraños (organizadores de la personalidad), implican trabajos cognitivos visuales que a su vez están comprometiendo a la maduración del sistema nervioso central que pueden provocar placer y displacer. Tan importante es el placer como el displacer (frustración) ya que esto permite aprender el principio de realidad. Hasta este momento en que el lenguaje todavía no está desarrollado, la comunicación entre la diada madre-hijo se basa en signos, cualidades cenestésicas y el afecto, por ello la cercanía física, el afecto, la temperatura,, las texturas y las vibraciones entre otras son modulares para el desarrollo socio-afectivo del niño.
El bebé sin habla se comunica con los padres a través de los sonidos, el llanto y el no llanto. La etapa preverbal (prelingüística) es un canal muy importante para la comunicación madre-hijo; el prebalbuceo permite al niño comunicar necesidades, evocar a la madre y emitir sonidos sin llanto. Poco a poco los sonidos adquieren mayor duración y tono más marcado hasta que en la etapa de balbuceo (6-9 meses) se presenta una habla copiosa, sin orden, enérgica e iterativa, es el balbuceo que tiene funciones emotivas (arrullo) y gramaticales (emisiones monosilábicas).
El balbuceo tiene como funciones constituirse en un entrenamiento, una actividad lúdica, una maduración lingüística así como una integración con la madre y su entorno. La madre va reconociendo las señales enviadas por el hijo a través de las entonaciones de sus sonidos hasta que a los 8 ó 9 meses el hijo/a entra a la etapa holofrástica adquiriéndo sus primeras palabras. En la etapa holofrástica (palabra-frase) el contexto físico proporciona los elementos no expresados lingüísticamente, una sola palabra deberá interpretarse según el contexto situacional: una misma situación, con parecidos matices de tono, tendrá valor de pregunta, de designación en presencia de estímulos o de descripción de un acto. La intención al señalar objetos y la reciprocidad en los turnos son los prerrequisitos básicos para la adquisición del lenguaje. Cuando la herramienta psicológica del lenguaje es manejada por el niño, significa que ya es capaz de comunicarse mediante expresiones gestuales cada vez más evolucionadas, que han dado paso a la palabra y a la frase.
En el terreno de la socialización el niño tiene en sus padres a las fuentes primarias de protección, seguridad y de socialización; pero también son quienes en la demora de los satisfactores introducen la frustración y el displacer necesarios para lograr desarrollar el principio de realidad. Las aprobaciones y prohibiciones permiten desarrollar en los niños mecanismos de inhibición y control sentando las bases para el enfrentamiento posterior del futuro adulto ante las exigencias socioculturales de su medio.
El lenguaje es de suma importancia para la socialización e integración y aprendizaje de los seres humanos;
Área Socio-Afectiva. Ésta área empieza a desarrollarse desde que la vida intrauterina del niño. Abarca dos partes la social y la afectiva o emocional
Sobre el desarrollo social Hurlock (1994, Pág. 242) lo define como "la adquisición de la capacidad para comportarse de conformidad con las expectativas sociales". Por su parte Hernández (s.a Pág. 22) define esta área como "el proceso de socialización por medio del cual, el niño aprende las reglas fundamentales para su adaptación al medio social,".
Por su parte sobre el desarrollo emocional Hurlock (1994, Pág. 204) afirma que "el estudio de las emociones de los niños es difícil, porque la obtención de información (…) solo pueden proceder de la introspección: una técnica que los niños no pueden utilizar con éxito cuando son todavía muy pequeños"
Al respecto Hernández (s.a Pág. 22) dice que éste "depende del conocimiento que va adquiriendo sobre su persona, sobre su cuerpo y sus facultades"
El afecto recibido por el niño determinará su capacidad para adaptarse a la vida.
La sonrisa refleja o endógena que es una respuesta a estímulos táctiles u orgánicos a tal punto que el niño "sonríe dormido", aparece desde la primera semana de vida.
La sonrisa social o exógena aparece hacia el segundo mes de vida en respuesta a la visualización de un rostro por lo general el de la madre. Esta sonrisa marca el inicio de la vida socio afectiva del niño. Inicialmente, la sonrisa social se manifiesta hacia todas las personas con las que interactúa el niño pero a partir del sétimo mes sólo brinda la sonrisa a los rostros familiares y no a los que le son extraños.
A partir del séptimo mes se inicia la angustia de separación. El niño reacciona con angustia y miedo si es alejado de la madre. Si en esta época de la vida tuviera que hospitalizarse puede presentar una forma de depresión acompañada de retraso del desarrollo si es que esta situación es prolongada. Con la conquista de la marcha el niño inicia su proceso de independización.
Durante el segundo año de vida el niño afirma su autonomía: se llama por su nombre, se reconoce en el espejo y en las fotos, conoce su sexo. Asimismo, adquiere un comportamiento negativista resistiéndose a la autoridad de los padres y tratando de hacer las cosas sólo. A partir del tercer año de edad, el niño atiende y obedece órdenes: espera su turno, lava y seca sus manos, come por sí solo usando una cuchara y controla sus esfínteres.
Socialización. El niño recién nacido sólo sabe llorar como respuesta a todos los estímulos. De ahí que no debemos pensar que todo llanto en el niño deba significar dolor o sufrimiento. Algunos pequeños lloran con más intensidad, frecuencia y duración que otros sin que exista alguna causa orgánica, hambre o enfermedad. Lo que muchos padres creen que es un cólico de gases es únicamente un llanto inconsolable situación que dura hasta que el niño "aprende a jugar solo".
Hacia los dos meses de edad el niño aprende a entretenerse solo: se mira las manos, observa objetos colgados a 20 centímetros, se escucha balbucear. Hacia el tercer mes "conversa" con gestos y balbuceos con las personas que le hacen gracias. El juego se establece en su vida aunque en forma personal a tal punto que a los dos años de edad dos niños, uno al lado de otro, juegan en forma independiente y privada (juego paralelo).
Entre los dos y los cuatro años de edad se presenta el juego asociativo o en conjunto pero cada uno de los niños aún no tiene roles específicos (el juego no tiene una secuencia clara).
A partir de los cinco años de edad aparece el juego corporativo en el que cada niño asume un rol determinado (el juego tiene un sentido y un orden). Asimismo, las relaciones con otros niños y adultos empiezan a tener mayor importancia.
El juego, según Papalia y Wendkos Olds (1997), puede verse desde distintos puntos de vista, los niños tienen diferentes maneras de jugar y juegan a muchas cosas. Al considerar el juego, como una actividad social, los investigadores evalúan la competencia social de los niños por la manera como juegan ya que el juego social revela el alcance de la interacción con otros niños. Existen niños que no utilizan el juego social, pero esto no quiere decir sean inmaduros, sino que necesitan estar solos para concentrarse en tareas y problemas; algunos niños bien ajustados simplemente, disfrutan más las actividades no sociales que las actividades de grupo (Papalia y Wendkos Olds, 1992).
El juego paralelo, es característico de los niños de 2 años y consisten en que a ellos les gusta jugar en compañía de otros niños, pero no interactúan entre sí, sino que es como un juego egocéntrico.
En el juego asociativo, juegan 2 ó 3 niños con el mismo material, pero cada uno le da un uso diferente, conduciendo en ocasiones disputas entre los niños.
El juego cooperativo consiste en que los niños realizan actividades, que requieren acciones coordinadas, esta forma de juego se da alrededor de los 4 años.
Papalia y Wendkos Olds (1992) clasificó por etapas el juego social en la primera infancia. El primer tipo de juego que se da es el comportamiento ocioso, después el comportamiento espectador, el juego solitario independiente, la actividad paralela, el juego asociativo y por último juego de cooperación o de organización suplementaria.
En el comportamiento ocioso, el niño aparentemente no está jugando, pero se ocupa de observar cualquier cosa que le parezca de interés en ese momento y cuando no ocurre nada emocionante juega con su propio cuerpo.
En el comportamiento espectador el niño pasa la mayor parte del tiempo mirando jugar a los otros niños, habla con los niños que está observando, hace preguntas o sugerencias pero, no hace ningún esfuerzo por acercarse a ellos y jugar abiertamente.
El juego solitario independiente se caracteriza porque el niño se divierte jugando solo y en forma independiente, con juguetes diferentes de los que usan los niños que están jugando cerca de él y no hace ningún esfuerzo por acercarse a otros niños.
La actividad paralela se refiere a que el niño juega independientemente, pero la actividad que escoge lo lleva de manera natural a los otros niños. Juega cerca de, pero no con los otros niños, y no hay un intento por controlar la entrada o la salida de los niños del grupo.
En el juego asociativo el niño juega ya con otros niños, todos los miembros participan en actividades similares, pero no idénticas; no hay distribución de las tareas y no hay organización de la actividad que están realizando.
Él juego de cooperación, consiste en que el niño ya juega con un grupo que esté organizado, con el propósito de crear algún producto material, puede consistir en esforzarse por alcanzar alguna meta competitiva, dramatizar situaciones de la vida adulta y de grupo o participar en juegos formales.
Para concluir Papalia y Wendkos Olds (1992) señala que hay diferencias individuales en los niños, mientras unos pueden participar en juegos menos sociales, otros pueden preferir los juegos más sociales.
Área Cognoscitiva. Hernández (s.a) lo define como " el conjunto de procesos por medio de los cuales el niño organiza mentalmente la información que recibe a través de los sistemas senso-perceptuales y propioceotivo, para resolver situaciones nuevas, con base a experiencias pasadas.
Para hablar del desarrollo cognoscitivo del niño, no se puede dejar de lado a Jean Piaget. Piaget, concibió al niño como constructor de conocimiento, de manera que éste es el resultado de la maduración biológica, las experiencias con objetos en sentido físico y lógico-matemático, la transmisión social y la equilibración, que como proceso interno regula los primeros tres factores. De esta manera, el término equilibrio lleva consigo la idea de adecuación gradual entre la actividad mental del niño, o sea, sus estructuras cognoscitivas, y su medio. Por lo tanto, el aprendizaje es el resultado de intercambios específicos con el exterior, mientras que el desarrollo es el resultado de la equilibración.
Al momento del nacimiento y hasta los 2 años, el desarrollo cognoscitivo de los niños se caracteriza, por un considerable avance en sus habilidades para organizar y coordinar sensaciones con acciones y movimientos físicos. Es decir, el comienzo del período sensoriomotor (desde el nacimiento hasta los 2 años), dispone de una serie de reflejos proporcionados por la herencia para interactuar con su medio. Este proceso de interacción le permite, entre otros, modificar activamente esos esquemas reflejos, de manera que aprende a reconocer y a buscar el pezón de su madre, anticipar hechos futuros y descubrir las acciones que producen algún acontecimiento. También le prepara para intentar por medio del tacto o la vista la búsqueda de objetos, hasta llegar a concebirlos como independientes y autónomos de sí mismo, de manera que pueden ser representados mentalmente (concepto de objeto permanente), siendo este último, el logro más importante del estadio sensoriomotor. Estos complejos patrones sensoriomotores, expresan el comienzo del pensamiento simbólico.
Durante el período preoperacional (2 a 6 años aproximadamente), comienza a interiorizar sus acciones y a emplear en forma creciente el juego simbólico y el lenguaje. El pensamiento preoperatorio de los niños se caracteriza por:
– El Egocentrismo. Es decir, el niño y la niña son incapaces de distinguir el punto de vista de los demás y en consecuencia de poder tomarlo en cuenta. Es el caso de dos niños que juegan juntos, pero cada uno bajo sus propios intereses.
– La Centración. El niño y la niña en esta edad se centran en rasgos superficiales del objeto, los que llaman su atención, ignorando los detalles más sobresalientes. Esta forma de pensar lleva consigo una distorsión en su razonamiento. De manera que, por ejemplo, presta atención a la longitud de una serie pero no a la cantidad de objetos que la conforman. Esta característica trae consigo la ausencia de conservación, es decir, la idea de que la cantidad permanece igual independientemente del objeto que la contenga.
– La Irreversibilidad. Se refiere a la incapacidad del pequeño para efectuar un razonamiento y luego recorrer el camino inverso. En consecuencia, al preguntársele si dos barras de plasticina colocadas en la misma posición son iguales, contestará que sí. Sin embargo, si una de ellas es movida hacia la derecha y es entrevistado de nuevo acerca del tamaño de las mismas, dirá que ésta última es más larga.
– El Animismo. Entendido como la creencia de que las cosas están vivas al igual que las personas lo están. De manera que, para el niño y la niña, el sol, la Luna, la lámpara o la bicicleta están vivos y pueden hablar, moverse y sentir.
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