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Contrasentidos de la interculturalidad desde un enfoque político (página 2)

Enviado por carlos balderrama


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Sin ir lejos, cuando se construye un escenario de diferencias entre un periodo y otro, entre una legislación y otra (la del anterior presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y el actual jefe de estado Evo Morales Ayma) claramente se pone de manifiesto el encuentro de dos moldes contrariamente equidistantes, tal como perfilan las indagaciones recientes:

Como dice Juan Bautista, la imagen de Evo morales un indígena nacido en la comunidad, dirigente sindical, sin formación académica y con castellano matizado con acento indígena (aymará/quechua), se opone a la de Gonzalo Sánchez de lozada, el presidente que le antecedió, formado en universidades del EEUU, empresario minero, con acento gringo en su hablar. En fin, es la oposición entre alguien que se crió dentro del estilo de vida norteamericano (moderno/occidental) y alguien que ha vivido las realidades de la sociedad boliviana como indígena, pobre, popular, sindicalista. Ambas formas representan un quiebre entre dos formas distintas de concebir el estado boliviano (IBIDEM: 212).

Entonces a partir de estas reconvenciones, o mejor dicho, a partir de estas perspectivas absolutistas, se acondicionan en el territorio boliviano un conjunto de tejidos conceptuales, teóricos, epistemológicos y filosóficos, que tratan de llevar a un terreno tangible la aplicabilidad de la interculturalidad.

Porqué razones hablo de absolutismos o extremismos ideológicos referidos a la aplicabilidad de la interculturalidad, porque si bien es cierto el concepto a sido utilizado bajo el propósito de reducir las diferencias socioculturales entre los grupo sociales amoldados en nuestro país (ruralidad vs. urbanidad; indigenismo vs. mestizaje), creo que el mismo ha sido readecuado, para la construcción de viejas fronteras, distinciones y diferencias simbólico/culturales, las cuales, no hacen otra cosa que alentar los viejos sistemas de racismo y discriminación existentes desde los preludios formadores de nuestra patria, aunque -reitero- se configura de manera inversa.

Esto se explica de una mejor manera con el discurso compensatorio, vinculado a los denominados quinientos años de opresión/exclusión que le tocado vivir a las clases populares de Bolivia, pero fundamentalmente a la clase indígena. Es decir, si bien ha existido un dominio categórico de parte de algunos sectores sociales de nuestro país, lo que ha ocasionado retraso y pobreza en las masas populares, pero principalmente en las clases indígenas, esto se invierte, generando los mismos sentimientos, actitudes y comportamientos ya no pero de las supuestas elites a los sectores indígenas, sino de ellos hacia los otros. Tal como se produce un giro copernicano.

He aquí la ilustración:

MODELO DE RECONVERSIÓN SOCIOCULTURAL

edu.red

El esquema propuesto, viabiliza un punto de inflexión, un sesgo de bifurcación que replantea las relaciones de saber y de poder, configurando los nuevos estratos de legislatura, gobernabilidad y hegemonía. Vale decir, si antes las relaciones de poder eran privilegios de algunos grupos minoritarios, ahora desde la asunción de un presidente indígena acompañado de un planteamiento revolucionario y contra hegemónico, estas relaciones de poder, están manos de los grupos mayoritarios y particularmente de los sectores indígenas.

De ahí se desprende la siguiente referencia:

En este imaginario de nación, los dignos de representar (gobernar, hablar, pensar) han sido sólo los criollos y blancos-mestizos; los pueblos indígenas y pueblos de descendencia africana quedan fuera de este imaginario (y de la historia en sí) o, en el mejor de los casos, subalternizados dentro de él, considerados como incapaces de conformarse a las normas y privilegios de la ciudadanía, incluyendo representación nacional. Pero con la asunción de Evo a la primera magistratura gubernamental se ha generado un vuelco (el resaltado es mío) histórico, geopolítico, social, ético y epistémico, un giro radical basado en una visión o imaginario "otro" de estado, nación, ciudadanía y sociedad, construido a partir de siglos de lucha y conciente de los asuntos contemporáneos del capitalismo global (WALSH, 2007:217)

Entonces, en este segmento, es mi intención describir –de acuerdo a las premisas referidas- el surgimiento de dos principios de entendimiento: el principio de convalidación y el principio de auto negación.

El principio de convalidación se fundamenta a partir de la intromisión de un determinado grupo hacia las esferas del poder. Esta intromisión trae consigo –de forma concatenada-, la estructuración de nuevas formas de conocimientos, de saberes, de principios, de ideologías, de pensamientos, los cuales de manera innata, revocan o invalidan las relaciones de poder anteriores. En otros términos, si el principio de convalidación es materializado, automáticamente el principio de auto negación es activado[3]

Es interesante puntualizar algunos razonamientos, que se producen al respecto, teniendo en cuenta lo que piensan unos de otros y viceversa:

La característica de esto es que hábilmente se han acomodado en el poder, de la mano de gobernantes que creían que la solución al atraso de Bolivia era importar otra corriente cultural de orientación moderna. Su actitud frente a los indígenas, ya no es sólo de rechazo, sino de violencia. Esto explica el reciente resurgimiento de movimientos regionales "anti-indios". Lo que se ha denominado "media luna", es decir las regiones orientales bolivianas, son el dominio exclusivo de estos sectores y de ahí se entiende un rechazo rotundo al gobierno de Evo Morales (…) para ellos, los pobladores de las alturas (de la parte occidental de Bolivia), es decir son flojos, socios, violentos, etc. En otras palabras, serían la causa del atraso de Bolivia, frente a las cualidades que se atribuyen como pujantes, emprendedores, trabajadores, modernos (IBIDEM: 220)

Es decir contrariamente al espíritu conceptual de la interculturalidad, (el cual emana entre otras cosas, re-conocimiento, interrelación e interacción) la estructuración de los postulados discursivos antes mencionados, han logrado materializar las añejas brechas segregacionistas, esta vez moteadas de filamentos regionalistas y separatitas, hasta incluso poniendo en peligro la integridad de la patria.

Con todo ello –tal como lo manifesté al principio de este escrito- lo que pretendo conseguir es (nada más ni nada menos), la reconstrucción de un concepto de interculturalidad, pensado desde las voces populares, desde las representatividades legítimas (gobernantes, intelectuales, militantes, etc.) que a mi juicio, y de acuerdo a las inferencias obtenidas, viabiliza un recorrido contradictorio, totalmente antagónico que en vez de generar espacios de reconocimiento, de encuentro o de complementariedad, nos esta llevando hacia una disgregación más absoluta y diferenciada, la cual se pone de manifiesto a partir de los razonamientos perpetrados.

La deconstrucción de la interculturalidad a partir de sus propias polifonías

De acuerdo al cúmulo de planteamientos encontrados, y tomando en cuenta las variables simbólico/discursivas acopiadas, he logrado distinguir ciertos dispositivos interpretativos, que –cavilo- van a permitir el dilucidamiento de los significados mas trascendentales del vocablo en cuestión (o sea la interculturalidad), como así también va a colaborar en el desentrañamiento de sus subsecuentes paradojas o de sus contrasentidos mas explícitos.

Uno de esos dispositivos se encuentra estrechamente relacionado con la voluntad de poder y con la presencia/ausencia del otro. Me explico, la voluntad de poder se ejerce en tanto en cuanto se reduce la presencia de otro. Mejor dicho si yo he sido negado, he sido anulado, y no he logrado ejercer mi poder, debo necesariamente anular al otro para convalidar mi presencia y de esta forma reafirmar mi manifestación. Esto se encuentra en total congruencia, con los criterios proferidos por el actual vicepresidente de la república Lic. Álvaro García Linera, cuando habla del tensionamiento de fuerzas.

Este enfoque conceptual, describe la presencia de dos grupos, dos bandos, dos posiciones representativas -diametralmente opuestas- (oriente y occidente) que, a partir de ciertos sesgos contextuales, se enfrentan en un ecosistema sociocultural común, proyectando como principal finalidad, la administración del poder, el ejercicio de la autoridad, que en función a determinadas direccionalidades, va a posibilitar la construcción de nuevos espacios o círculos de diferenciación y distinción, generando el surgimiento de nuevos estratos sociales[4]

Por ello, no es extraño que muchos intelectuales y defensores de la actual magistratura gubernamental, hablen de un proyecto descolonizador, antes de la implementación de una propuesta intercultural.

Siguiendo ese razonamiento, la propuesta estaría cimentada en la superación de las identidades coloniales que obstaculizan el reencuentro de culturas y el re- conocimiento del otro como sujeto equivalente:

Con todo lo anterior, asumo que uno de los principales obstáculos para generar el cambio en Bolivia es el mantenimiento de identidades coloniales: indios, criollos, y mestizos con las variantes que quieran darles: citadinos, campesinos, q"aras, blancos, clases medias, cholos, etc. En el fondo de todas estas apreciaciones identitarias involucran formas de clasificaciones que han surgido en la colonia, donde lo indígena es inferior lo blanco es superior (…) Estas variaciones sociales, sin embargo no tiene nada que ver con la cultura, sino simplemente se tratan de diferencias de status social, lo cual se logra mediante la movilidad social. Es lógico pensar que una sociedad donde lo indígena ha sido siempre considerado como inferior y sinónimo de atraso –la idea que trajeron los conquistadores-, lo que además ha provocado serios procesos de exclusión social, política y económica de los indígenas, que existan aún personas o grupos que se esfuerzan por dejar de ser "indios" (KOEN DE MUNTER et al, 2009:220).

Desde esa perspectiva, el planteamiento de las identidades colonialistas, reconfiguran en el ordenamiento sociocultural, un conjunto de problemáticas estructurales que no permiten la canalización del reencuentro de culturas, del equilibrio proporcional (tomando como nexo el concepto de interculturalidad), mismo que sólo puede ser superado por un proyecto descolonizador[5]

Proyecto que en primera instancia, debe superar los sentimientos despectivos, dirigidos hacia el sector indígena, dejando de lado los discursos de enajenación, dominio y sometimiento que el mundo occidental, ha construido subjetivamente en la percepción de las colectividades de esta parte de la tierra:

Estoy convencido de que una interculturalidad es posible en tanto y en cuanto se terminen las relaciones coloniales de dominación y dependencia. Debemos estar seguros que el modelo occidental de civilización no es único ni universal, no es la única forma de vivir en el mundo ni el más adecuado. La extrema y creciente pobreza de los países llamados del tercer mundo y la crisis ecológica planetaria producto del calentamiento global, señalan que la modernidad occidental que tanto admiran algunos, no había sido tan correcta que digamos. Desde las raíces culturales indígenas que configuran nuestros pueblos, se plantean otras alternativas y otros modos de vida con respeto entre humanos y de éstos con la naturaleza. Aceptar esta realidad es el gran reto que tenemos como sociedad, comenzando por nuestras subjetividades colonizadas KOEN DE MUNTER et al, 2009:220).

Es, a partir de esas consideraciones, de ese cuerpo de reflexiones, que la interculturalidad ha sido fraguada, desde una orientación completamente política, desde una emanación categóricamente ideológica, donde ya no es posible solamente el planteamiento de un discurso inclusivo, in corporativo o de reconocimiento de los sectores indígenas, de sus interrelaciones. Sino es ante todo, el juego de relaciones de poder, el juego de reconversiones socioculturales, fijados y ejecutados desde "el otro", desde su voluntad, que vuelca o tuerce las direccionalidades, orientándolas hacia un nuevo tipo de hegemonía (formulada ahora desde "el otro", desde aquel que era antes sometido ahora se vuelve sometedor), de dominio, de control, que invalida las amalgamas y reivindica las esencialidades, que fuerza las etnicidades y soslaya las manifestaciones racionalistas las cuales propulsan la dinámica cultural; LA JUSTIFICACIÓN DE ENTENDER A CUALQUIER HECHO CULTURAL COMO ALGO EN CONSTANTE MOVIMIENTO Y EN CONSTANTE MUTACIÓN.

Desde una mirada conceptual, no creo que se deba entender a la interculturalidad como un proceso donde las interrelaciones entre culturas -mas propiamente, entre personas o grupos pertenecientes a distintas culturas- y el re-conocimiento del otro, es subalternizado por las relaciones de poder, en una frenética búsqueda de un discurso hegemónico. Tampoco creo que un proyecto descolonizador, antecede a un proyecto intercultural (porque si bien las percepciones identitarias -indios, criollos, mestizos, etc.- han construido fronteras inexpugnables salpicadas de odio, racismo o discriminación, ahora con el nuevo discurso, no se enmienda la problemática mencionada, sin mas bien, se replantea su enunciatividad, pero de una forma indiscutiblemente contrapuesta).

Niego absolutamente la apología de las culturas originarias[6]y los absolutismos medulares. No estoy de acuerdo con el mantenimiento discursivo de las esencialidades o etnicidades culturales, porque –ya de hecho- borra el carácter innato de la interculturalidad. Es decir, aquella designación que promueve -de manera espontánea, o si se quiere natural- "la relación entre gente que, proviniendo de tradiciones culturales diferentes, se encuentran compartiendo espacios sociales comunes, y que, por esa situación, se influencia mutuamente (ANSION, 2010: 51). Ese es –desde mi opinión- el carácter conceptual de la interculturalidad, que por cierto, se produce a diario, en nuestras cotidianidades y en nuestra realidad inmediata.

Hablar de esencialidades, es pensar por ejemplo, que el perfil del indígena corresponde a un individuo pequeño de estatura, moreno, de complexiones esmirriadas, tosco, sin preparación académica, violento, prejuicioso, desconfiado, conservador, conflictivo, etcétera, etcétera.

Sir ir lejos, -y de manera paradójica- al recorrer los valles cochabambinos, o los valles chuquisaqueños, uno puede encontrarse con comunidades indígenas de piel blanca y de ojoso azules (no por esos rasgos, significa que ellos sean k"aras o de la clase pudiente), o –entrando en un terreno más profundo- la simple inferencia (caracterizada por un silogismo sociocultural) de especular que todos los indígenas son pobres o que todos los mestizos son ricos; que todos los indígenas son analfabetos o que todos los pudientes son letrados; que todos los cholos son negros o que todos los pudientes son blancos, etcétera, etcétera.

El contorno que yo infiero de la palabra cultura, no puede ser esbozada a partir de los vocablos originalidad, esencialidad y etnicidad, sino yo entiendo a esta nomenclatura polisémica:

Como un proceso de ensamblado multinacional, una articulación flexible de partes, un montaje de rasgos que cualquier ciudadano de cualquier país, religión o ideología puede leer y usar. Me explico, enciendo mi televisor fabricado en Japón y lo que veo es un film-mundo, producido en Hollywood, dirigido por un cineasta polaco con asistentes franceses, actores y actrices de diez nacionalidades y escenas filmadas en los cuatros países que pusieron financiamiento para hacerlo. Las grandes empresas que nos suministran alimentos y ropa, nos hacen viajar y embotellarnos en autopistas idénticas en todo el planeta, fragmentan el proceso de producción fabricando cada parte de los bienes en los países donde el costo es menor. Los objetos pierden relación de fidelidad con los territorios originarios (GARCIA CANCLINI, 1990:16)

Dudo mucho que en Bolivia exista un habitante que provenga de una cultura originaria, o de un pueblo originario. Lo que si existe – y ha existido desde siempre- es el entrecruzamiento de marcos socioculturales, una amalgama de pautas glo-locacionales diametralmente heterogéneas que al (re) fusionarse, logran establecer nuevas lógicas de vida, de pensamiento, de actitud y de comportamiento, refrendando el lineamiento evolutivo o progresivo del hecho cultural.

Por ejemplo un individuo (boliviano de origen), puede tener raíces quechuas y aymaras. Puede provenir de un entorno rural, aunque después sea criado en un entorno citadino. Puede conservar las lenguas maternas tradicionales (quechua y armara) pero su lengua oficial puede ser el castellano. Puede gustar la música clásica aunque provenga de un estrato social medio. Ser como ya lo dijimos de nacionalidad boliviana, pero hincha de un equipo de fútbol argentino. Gustar de la comida tradicional, pero de vez en cuando, engullir sendas hamburguesas o pollo fritos hechos a la usanza norteamericana. Pues ser esto y lo otro, y ello, de ninguna manera le quita el valor sintomático de bolivianidad, ya que solo se trata de la apropiación de esta amalgama de valores culturales, de estos pactos socioculturales, los cuales, él utiliza para darle sentido a su vida cotidiana.

Entonces, a partir de esa lógica es que debe construirse el concepto de interculturalidad. Ya no desde una visión esencialista, contra hegemónica, extremista, originalista, o descolonialista, sino desde los hibridismos imperecederos, desde las amalgamas socioculturales, percibidas estas, no únicamente como un mestizaje colonial/ secante, sino como un conjunto de practicas estructurantes, que generan procesos de identificación, de distinción, de jerarquización y de apropiación simbólica/discursiva.

El fenómeno de la interculturalidad debe ser encauzado desde la problemática de la identidad, del discurso identitario. Porqué reflexiono de esa manera, porque en la ecología de los reconocimientos, se plantea que las diferencias conformadas a partir de los procesos identitarios construyen jerarquizaciones, que están estrechamente relacionadas con los condicionamientos de status, diferenciación social y distinción simbólica.

Por decirlo así, un nexo identitario aparece cuando se manifiesta un grupo de referencia, un sesgo de fragmentalidad y un valor de pertenencia. Este grupo de referencia emerge en tanto en cuanto, haya otro grupo que lo subordine y otro grupo que lo superponga. Vale decir, un individuo asume una posición cuando intenta acercarse a un grupo de referencia que –según él- se encuentra en un lugar más encumbrado, alejándose del grupo que considera subalterno. Y al realizar este ejercicio se edifican los sistemas de distinción y diferenciación simbólica, trayendo consigo, los sentimientos de prejuicios, discriminación u odio.

El camino investigativo del "deber ser" de la interculturalidad, debe ser proyectado hacia ese objetivo –ya no desde una visión colonialista/post-colonialista- porque –asumo- que, la idea original (de la interculturalidad), se encontraba dirigida a la reducción de los sentimientos discriminatorios, de prejuicios o de segregación, que hasta el día de hoy siguen vigentes en nuestra sociedad. Quizá con mayor fuerza que antes…

Bibliografía

ALSINA Rodrigo Miquel

1999 "COMUNICACIÓN INTERCULTURAL". Antropos ed. Barcelona.

ANSION, Juan

2007 "LA INTERCULTURALIDAD Y LOS DESAFIOS DE UNA NUEVA FORMA DE CIUDADANIA". En: Ansion, Juan y Fidel Tubito (ed) Educar en ciudadanía intercultural. Experiencias y retos en la formación de estudiantes universitarios indígenas Lima – Temuco: Pontifica Universidad Católica del Peru – Univesidad de la Frontera.

ANSION, Juan

  • 2007 "EDUCACION SUPERIOR E INTERCULTURALIDAD EN EL PERU APUNTES PRELIMINARES". Fundaciçon EQUITAS. En:

BARBERO Martín Jesús

  • 2002  "OFICIO DE CARTÓGRAFO". Fondo Cultura Económico. Chile

DE MUNTER Koen y otros

2009 "DINAMICAS INTERCULTURALES EN CONTEXTOS (TRANS) ANDINOS. Latinas ed. Oruro – Bolivia

GARCIA Canclini Nestor

1995 "CONSUMIDORES Y CIUDADANOS – Conflictos multiculturales de la globalización". Grijalbo ed. México

GARCIA Linera Alvaro

2004 "DEMOCRACIA MULTICULTURAL Y COMUNITARIA" en TINKAZOS Nro 17. PIEB (ed.) La Paz – Bolivia.

LOZANO Rendón Carlos José

1996 "TEORÍA E INVESTIGACIÓN DE LA COMUNICACIÓN DE MASAS": ed. Alambra Mexicana, México

SAAVEDRA José Luis (Compilador)

2007 "EDUCACION SUPERIOR, INTERCULTURALIDAD Y DESCOLONIZACION". PIEB (ed.). Bolivia

 

[1] Permítanme utilizar esta terminología, ya que desde mi punto de vista, la gestación, aprobación, y posterior puesta en circulación de la nueva carta magna, ha sido vislumbrada –por muchos sectores sociales de nuestro país y por las propias autoridades gubernamentales- como una panacea, un bálsamo extraordinario, que va a remediar todas las problemáticas estructurales que han agobiado a nuestro país desde sus inicios ( pobreza, subdesarrollo, miseria, etcétera.) casi equiparable a una disposición mística, con ribetes redentoristas.

[2] Singularidades que tienen que ver con el discurso indigenista proyectado, con la liberación de los pueblos originarios, con la descolonización económica/social, político/cultural, maquinada a través de las propuestas liberales primero, neoliberales después, las cuales se encuentran estigmatizadas por el capitalismo foráneo y el fomento de la acumulación individual, en desmedro de la ecología medio ambiental.

[3] Pienso que las afirmaciones formuladas, de alguna manera, se encuentran vinculadas con las proposiciones teoréticas pertenecientes a Tomas Kunt, y su desplazamiento de paradigmas. Ello ocurre –según el autor- cuando las premisas, disposiciones y condiciones de un paradigma ya no puede resolver las situaciones problemáticas de una determinada sociedad, donde necesariamente deben ser reemplazadas (o desplazadas) por otro enfoque paradigmático.

[4] Lo anterior establece su justificación, a partir del esquema propuesto anteriormente. En él, se presume la rotación e inversión de los grupos sociales -conformadores de una sociedad-, los cuales invierten sus papeles, construyendo nuevos discursos legitimadores, nuevas jerarquías de societalidad, dando lugar a la aparición de inéditos marcos culturales, esta vez atiborrados de sentimientos de racismo, discriminación y prejuicio.

[5] En esa vena, se entiende el proyecto descolonizador como “un proyecto político, dirigido a la construcción de un nuevo Estado, rompiendo con las estructuras coloniales subjetivas y objetivas, que aún imperan en nuestra sociedad, es decir la dominación, la dependencia, el desprecio por lo indígena. Obviamente, esto no significa volver al pasado ancestral, porque es algo que no se puede” (LARA, 2009:227)

[6] La percepción de cultura originaria esta ligada a la percepción de cultura primigenia, de cultura primaria. Aquel precepto que convalida las afirmaciones que proyectan a las culturas milenarias como producto de un innatismo secular inherente, de una esencialidad congénita, que no ha sufrido variaciones en el tiempo, y que no es de ningún modo el resultado de la hibridación o el entrecruzamiento de marcos culturales distintos.

 

 

Autor:

Lic. Carlos Balderrama Céspedes

Módulo: Teorías de la Comunicación

Docente: Msc. Franz Flores Castro

Presentado por: Lic. Carlos Balderrama Céspedes

Fecha de Entrega: 11 de Julio de 2010

UNIVERSIDAD MAYOR REAL Y PONTIFICIA DE SAN XAVIER DE CHUQUISACA

UNIDAD DE POST GRADO

MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN INTERCULTURAL PARA EL DESARROLLO

Oruro – Bolivia

Partes: 1, 2
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