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Calidad de vida percibida vivenciada (CVPV) (página 2)

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DESARROLLO

Fundamentos teóricos generales

Los fundamentos generales de la propuesta teórica realizada, son los siguientes:

  1. El materialismo histórico y dialéctico
  2. La concepción materialista dialéctica sobre los procesos valorativos (J. R. Fabelo Corso 1989)
  3. Los postulados generales de la psicología de orientación materialista dialéctica, fundamentalmente sobre subjetividad

Las reflexiones que se exponen a continuación, acerca de la fundamentación anterior, resultan esenciales para comprender el modelo elaborado.

El materialismo histórico y dialéctico

El análisis de la categoría calidad y su par dialéctico (cantidad) desde posiciones filosóficas del materialismo dialéctico, permite declarar que calidad, por su definición, no expresa lo mejor o superior, sino que refleja un determinado estado o condición de la existencia presente en cada objeto y fenómeno de la realidad, que los hace únicos e irrepetibles. Esto quiere decir que la calidad como estado de la existencia siempre estará presente, aunque ella no se identifique sólo en su dirección positiva, superior o desarrolladora (Lenin s/a; Engels 1975), independientemente de que sea esta dirección, la que inspira y promueve la investigación científica de ciencias y disciplinas.

La calidad de vida (CV), como fenómeno de la realidad, se expresa entonces en estados o condiciones de existencia inferiores y superiores, con infinitas formas de mostrarse, todas irrepetibles y únicas, lo cual permite afirmar que toda personalidad representa un determinado estado de calidad, y no siempre se expresa en estadios o formas de desarrollo superior, o en una condición de la existencia buena, feliz o placentera.

Así, por ejemplo, una persona con síndrome de Down muestra un estado de vida que no se considera superior para la condición humana, pero que constituye una determinada CV, en tanto representa una condición existencial que, por demás, puede contener formas más desarrolladas (positivas) o menos desarrolladas (negativas) en dependencia de la profundidad del síndrome en cuestión y de su situación social del desarrollo o, en otras palabras de las demandas y exigencias del contexto y del sistema de recursos personales existentes.

Por tanto, aceptar que la CV es inherente a todas las formas de existencia, es fundamento suficiente para estudiarla, definirla, investigarla, e intervenir respecto a ella, en enfermos crónicos, en pacientes en estadios terminales de su enfermedad, o que se someten a cuidados paliativos, en discapacitados físicos y mentales, etc., los cuales representan condiciones de existencia que no son consideradas como positivas o desarrolladoras.

Esta postura expone la verdadera vocación humanista atribuible al concepto de CV, promovida en una larga y rica trayectoria investigativa en el campo de la salud, y resalta, además, la idea de evaluar la CV desde una óptica positiva para potenciarla y mejorarla a escala individual.

Asimismo, reconocer que las cosas están en constante movimiento, modificación, surgimiento y destrucción, pero mantienen determinada forma de existencia, o sea, su calidad, hasta un tiempo determinado (Lenin s/a; Engels 1975), nos permite aseverar que el aspecto dinámico y la relativa estabilidad que se atribuyen a la CV como condición de la existencia deben tenerse en cuenta no sólo para el análisis de su mantenimiento, sino también para su valoración.

En esta dirección, se analiza que la personalidad está expuesta a la influencia de diferentes cambios (desfavorables o favorables, actuales o perspectivos, transitorios o irreversibles), y habría que analizar hasta dónde son capaces de afectar la esencia personal, y con ello, la CV del sujeto. De mantenerse la esencia, se mantiene con ella el estado de la calidad, y la relativa estabilidad de su valoración

El problema de la valoración de CV puede vincularse, entonces, al equilibrio entre lo esencial (cualitativo, distintivo, individual; diferente en cada hombre), y lo existente en el entorno capaz de mantener o no las esencias, independientemente de su cuantía objetiva. Por tanto, se admite la doble naturaleza (objetiva y subjetiva) del concepto de CV y, a la vez, se resalta el papel de lo subjetivo en su valoración.

Finalmente, la CV, como fenómeno observable, está determinada por múltiples factores integrados de manera compleja y holística, mostrándose de manera fenomenológica. Es, por consiguiente, susceptible de ser evaluada y de que se ofrezca una valoración al respecto. Es precisamente la valoración el momento que ocupa la atención de la autora, para desarrollar su propuesta teórica y en consecuencia formularse el estudio de los factores que participan en ella. Al estudiar la valoración personal (CVPV) de dicha condición existencial (CV), se asume la concepción materialista dialéctica para el estudio de los procesos valorativos (Fabelo, 1989), como se expresa en el apartado siguiente.

Para concluir éste, se puede aseverar que lo expuesto hasta aquí recomienda concebir el estudio de la categoría CV a partir de las siguientes consideraciones:

  • La persona en su contexto concreto, como referente de partida en su análisis
  • La expresión holística y sistémica de la CV
  • La manifestación de la CV como estado
  • La doble naturaleza (objetiva y subjetiva) de la CV
  • La manifestación de la CV en estados cualitativos diferentes (no siempre superiores)
  • La expresión dinámica de la CV (posibilidades de cambio)
  • La relativa estabilidad de la CV vinculada a la esencia

La concepción materialista dialéctica sobre los procesos valorativos

Resulta importante reiterar que el estudio de la CV desde un punto de vista valorativo, implica adherirse a una concepción pocas veces declarada que permite comprender qué factores y condiciones explican el proceso valorativo y sus resultados, los juicios valorativos, que Fabelo (1989) define como criterios de valor sobre cualquier objeto, fenómeno, o circunstancia de la realidad, y que se expresan en opiniones positivas o negativas acerca de ellos. Estos criterios de valor se forman bajo la influencia de la práctica, la cual, en su desarrollo, no sólo engendra el ser funcional de las cosas, su significado, su valor, sino también la capacidad subjetiva del hombre (Fabelo 1989).

Este planteamiento permite entender la subjetividad desde posiciones materialistas dialécticas, desde las cuales los factores sociales tienen el reconocimiento necesario, con una fuerte presencia en los criterios valorativos.

De la concepción asumida se declaran, para la propuesta de modelo y su implementación metodológica, otras cuestiones de interés, cuya utilidad para la presente investigación se declara a continuación:

  • La tendencia dicotómica de los juicios valorativos (positivos y negativos): Permite establecer cuatro categorías de análisis, dos para el polo positivo (buena y aceptable), y dos para el negativo (pobre y mala).
  • La significación afectiva de las valoraciones, al reflejar la relación de significación que tienen los objetos y fenómenos de la realidad: Permite hacer énfasis en el aspecto vivencial al valorar la existencia, es decir, cómo se siente la persona; no sólo qué tiene, sino cuán importante para ella es lo que tiene.
  • La unidad de lo afectivo y lo cognitivo en las valoraciones: Permite entender la participación conjunta de procesos afectivos y cognitivos en unidad dialéctica y, por tanto, con expresiones complejas y diversas.
  • La relación entre lo social y lo personal en las valoraciones: Permite reconocer la participación de múltiples factores (culturales, sociales, etc.) en la valoración personal de la CV, es decir, su multideterminación, y entender las relaciones de dependencia y relativa independencia entre lo social y lo personal.

Finalmente, según este autor, la valoración es resultado de la compleja integración de los más disímiles factores de la realidad objetiva y subjetiva, y exige analizar su vínculo con fenómenos como las necesidades, los intereses, los fines del sujeto, su experiencia precedente, sus puntos de vista, ideales, normas, concepción del mundo, es decir, su subjetividad. Esta subjetividad, expresada en aspiraciones, expectativas, vivencias, etc., o también llamada mundo interno personal, constituye, según Fabelo (1989), los determinantes psicológicos de los procesos valorativos, entre los que, sin embargo, no ha sido declarado específicamente cuál o cuáles pueden resultar más relevantes en la valoración de la vida con calidad, lo cual refuerza su formulación como problema científico a resolver (Díaz 2005).

A continuación se exponen los postulados generales de la psicología de orientación materialista dialéctica, tercer fundamento de nuestra propuesta, que sustenta el modelo teórico elaborado para conducir la investigación.

Postulados generales de la psicología de orientación materialista dialéctica: la subjetividad

Asumir los postulados de la psicología de orientación materialista dialéctica, implica aceptar que en su desarrollo filogenético el hombre ha escalado diversos niveles evolutivos que implican mayor perfección de la especie, por tanto, su psiquis se hace más compleja y, por consiguiente, los fines y metas de la humanidad se amplían y profundizan. Esta idea invita a pensar que la complejidad del nivel evolutivo de los individuos debe ser considerada premisa y condición para explicar y comprender la fuerza movilizadora del individuo puesta en función de concebir, estimar y mejorar su propia CV. Puede entonces aseverarse que el nivel de desarrollo personal influye en las estimaciones y valoraciones que se realicen sobre diferentes aspectos, e.g. la CV.

De esta forma, la valoración que sobre CV se realiza, se erige sobre la base del nivel de desarrollo de la personalidad y, por ello, la comprensión de la complejidad de la multideterminación de la categoría CV exige partir de una concepción sobre la personalidad que pueda explicar aspectos tan complejos como el carácter sistémico en su formación y desarrollo, su expresión holística y su determinación histórico – cultural, entre muchas cuestiones debatidas sobre la personalidad (las que incluye su definición conceptual), que constituyen, todavía, problemas teóricos y metodológicos por resolver en la psicología.

Todos estos aspectos se ven reflejados y concebidos de alguna manera en la concepción general que la psicología de orientación materialista dialéctica tiene sobre la personalidad, y constituyen los referentes teóricos y prácticos para el estudio que se realiza.

Una cuestión que requiere destacarse nuevamente por el valor que se le confiere en el modelo, es el aceptar la unidad entre lo cognitivo y lo afectivo, como un principio de la psicología de orientación materialista dialéctica, y en la que se declara, que ambos componentes se desarrollan bajo el influjo de las relaciones sociales y se integran de una forma única e irrepetible. Al respecto se comparte con González (1997) que la unidad entre lo cognitivo y afectivo es compleja y requiere profundidad en sus análisis. Así, por ejemplo, pueden existir combinaciones muy complejas entre el pensar y el sentir, que no siempre exponen una unidad congruente, sin que ello presuponga una incongruencia ideoafectiva de tipo patológica. En tal sentido, pueden expresarse criterios valorativos positivos desde lo cognitivo, e.g. ´eso es algo bueno…´, ´no está mal…´, ´es correcto…´; y al unísono expresar desde lo afectivo ´…pero no me agrada´, ´…no es lo que quiero´, ´…no estoy contenta con eso´, etc.

Se reconoce además, que ambos componentes pueden mostrar predominios diferentes desde el punto de vista personológico, lo que hace que existan personas más racionales y otras más afectivas en sus relaciones con los fenómenos de la realidad, con incidencia y repercusión en las valoraciones que se ofrecen sobre ellos. Ambos componentes se integran en la subjetividad y conforman la dimensión psicológica de la CV. Al integrarse exponen un determinado grado de equilibrio y armonía entre el pensar y el sentir que se traduce en el sentirse bien o aceptar la condición real de existencia.

No obstante, sentirse bien no debe ser considerado por los investigadores como la única arista importante para concebir una buena CV, ya que pueden coexistir, con el estado subjetivo, otros aspectos contemplados en el concepto de CV desde su multideterminación, de manera negativa, e.g. condiciones de vida, aspectos ecológicos o medio ambientales, la capacidad funcional y física, etc., que representan los aspectos más objetivos, no por ello, menos importantes. Se reconoce que sentirse bien, a la vez, puede frenar la intervención en pro de desarrollos y mejorías, que sólo son viables si la persona siente la necesidad de cambios y, por ello, se le otorga el valor que amerita, además de reconocer que pudiera ser exponente de ajuste y equilibrio con el medio.

Desde lo psicológico, y desde una mirada científica, CV implica un balance dinámico entre estar bien y sentirse bien de acuerdo a estándares externos y internos, los primeros, enmarcados en el micro y macromundo en que vive y se desarrolla la personalidad, que incluyen cuestiones de tipo material, cultural, ideológico, político, de clase social y valores, que tienen un desarrollo histórico concreto, y que inciden de manera determinante en los referentes internos de las personas.

La CV se manifiesta (según las reflexiones teóricas de la autora acerca de la abundante literatura existente, sus resultados investigativos y su práctica profesional), con un carácter integrador y holístico, dependiente no sólo de la calidad de las interacciones con el medio en que se desarrolla y vive el hombre, sino también de la multiplicidad de factores genéticos, biológicos, sociales y psicológicos que intervienen sobre ella, en su devenir histórico.

A los efectos de la investigación nos interesa dejar plasmado, desde el enfoque psicológico asumido, el concepto de subjetividad que se acepta en tanto es la dimensión psicológica o subjetiva de la CV, el objeto de estudio de la presente investigación. En tal sentido se asume el concepto de subjetividad, expresado por González (1994):

Una forma de conocer la realidad que implica su construcción por un sujeto cognoscente, quien es expresión de esta propia realidad; de ahí el carácter inteligible de la misma, existiendo una apropiación no lineal ni absoluta de la realidad, sino a través de medios de que dispone para su cognición, en los cuales se expresa integralmente su mundo interno, subjetivo, sin que por ello se pierda el contacto objetivo con lo estudiado (González 1994: 36).

Los referentes expuestos, y las reflexiones filosóficas realizadas permiten a la autora elaborar el concepto que la identifica y guía en sus investigaciones y análisis, que se recoge a continuación.

Concepto de calidad de vida percibida – vivenciada (CVPV)

Al tener en cuenta, como referentes teóricos centrales del modelo, las aspiraciones, las expectativas, y los logros, conceptos vinculados a las valoraciones sobre CV (medio utilizado para el estudio de la subjetividad), se formula el concepto teórico de la categoría como calidad de vida percibida vivenciada (a partir de aquí, CVPV), y se define como:

La CVPV es la expresión valorativa de un estado psicológico dinámico y relativamente estable, presente en el individuo, resultado y reflejo  de  la valoración sobre lo logrado, lo que se aspira y lo que se espera alcanzar, en correspondencia o no con los elementos importantes y jerarquizados de esa individualidad, que dan sentido a la vida, y permiten a la persona el ajuste al medio en que vive y se desarrolla (Díaz, 1999).

Es un estado que se va conformando como resultado de la valoración que hace el individuo de su vida, evaluada desde su integridad – o en aspectos particulares de ella – sobre la base de su subjetividad, determinada por un condicionamiento externo, pero que se configura desde su estructura y funcionamiento de manera única e irrepetible. Dicha valoración, por tanto, refleja no sólo cómo vive el individuo, sino también qué piensa de cómo vive, y cómo se siente viviendo así, aspectos que se sintetizan en el juicio global de CV y, en dependencia, determinan su ubicación en una categoría valorativa.

Se considera percibida – vivenciada en tanto el sujeto hace un reconocimiento cognitivo de lo que posee material o espiritualmente (que puede ser o no distorsionado), impregnado de cierto matiz inevitable afectivo. Pero en la medida en que lo percibido esté en correspondencia, o no, con lo esencial  jerarquizado, con las principales aspiraciones y necesidades del sujeto, las vivencias psíquicas se hacen más o menos intensas, y participan en la valoración positiva o negativa de CV.

Actúan, entonces, en la valoración que se ofrece sobre la CV, factores cognitivos y afectivos estructurados en un determinado nivel de desarrollo personal en el momento de la evaluación.

A partir de la abundante literatura sobre el tema consultada por la autora, así como sus resultados investigativos, resultó pertinente, para evaluar el concepto en la investigación práctica, proponer el siguiente concepto de trabajo con fines operativos.

Concepto operacional de CVPV

CVPV es la expresión valorativa resultante de la relación entre lo actual, lo aspirado y lo esperado, considerado dentro de lo esencial jerarquizado por el sujeto, y visto como lo verdaderamente importante.

  • Si  lo  actual  esencial  jerarquizado, es  igual  o aproximado a  lo aspirado, o se espera  alcanzar éste a  corto, mediano, y  aún  a  largo  plazo, entonces la (CVPV), se ubica en un rango positivo (bueno y aceptable).
  • Pero si  lo  actual no se corresponde con lo esencial  jerarquizado, difiere de  él, o lo que se aspira alcanzar (considerado como esencial jerarquizado) no se espera lograr a corto, mediano, o largo  plazo, entonces la CVPV se ubica en un rango negativo (pobre y mala).

La dimensión tiempo en el concepto operacional revela el carácter dinámico y de proceso de la CVPV, y como factor, incide sobre las vivencias, ya que los plazos que se estiman para el alcance de metas y objetivos repercuten en el sentir emocional y en la valoración positiva o negativa de la CV. Mientras más cercanos se valoren los plazos, es más positiva la vivencia, y viceversa. El tiempo es, por tanto, una dimensión útil en la diferenciación de las categorías evaluadoras.

Cada uno de los componentes (o partes integrantes de la variable CVPV) mencionados anteriormente se define de la siguiente forma:

Lo actual es equivalente a la cuantía de bienes materiales o satisfacciones y logros espirituales que tiene el individuo, es decir, lo existente en el momento de la evaluación, sin ser necesariamente propuestos conscientemente por la persona mediante metas y aspiraciones. En él no se desestima aquello que se valora como fortalezas y adquisiciones para conservar el sentido de la vida.

Lo logrado son los aspectos que el individuo ha adquirido (material o espiritual), considerados importantes por él mismo, y que se han formulado a través de metas y objetivos que responden a sus intereses y necesidades, Este componente marca experiencias y vivencias emocionales que pueden asumirse como fortalezas o debilidades para la vida con calidad.

Lo aspirado es lo que no se tiene y lo que es considerado como algo importante o esencial planteado en metas o proyecto de alcance de manera consciente. Este aspecto incide sobre la fuerza incentivadora de la acción y revela la proyección futura del sujeto.

Lo esperado se define como la relativa certeza de alcanzar los bienes y satisfacciones que se desean tener y que se consideran importantes. Se vincula con las esperanzas, o no, de mejorías, mantenimientos, y con la visión positiva, en la relación con el medio interno o externo.

Lo esencial jerarquizado se atribuye a las cuestiones claves (materiales o espirituales) para el individuo (no sólo necesarias, sino aquellas consideradas prioridades individuales para sentirse bien y estar bien). Este componente contempla el ordenamiento de esas prioridades y los aplazamientos que se valoren como necesarios, si las exigencias del momento lo requieren

El modelo elaborado para el estudio concibe la CVPV con los siguientes atributos:

  1. Constituye un sistema (por su configuración, manifestación, interrelaciones dimensionales y su doble naturaleza), donde el todo es más que la suma de sus partes.
  2. Tiene una determinación histórico-social en su doble dimensión: social e individual 
  3. Se concibe desde un determinismo externo (reflejo de lo existente real, enmarcado en una época en determinada dimensión temporal, sociedad, cultura, aspectos objetivos y materiales), pero a través del  prisma de lo individual y de la subjetividad (con un  carácter  activo), que es la que mediatiza la valoración positiva o negativa que tenga el hombre al evaluar su calidad  existencial.
  4. Se expresa holísticamente, a través de pensamiento (qué piensa de como vive), afectividad (cómo se siente viviendo así), y realidad (cómo vive), integrados en la valoración positiva o negativa de la calidad de la vida, evaluada desde el punto de vista personal
  5. Muestra una tendencia más estable que transitoria o cambiante
  6. Integra componentes cognoscitivos y  afectivos que, bajo diferente configuración  personológica, arrojan diferente incidencia en la valoración que se ofrece

Los aspectos distintivos del modelo elaborado para el estudio de la dimensión psicológica de la CV son:

  • La concepción de la relativa estabilidad en la CV y su valoración (CVPV)
  • El énfasis en el componente vivencial (cómo se siente la persona) al evaluar su condición de vida

La Figura No. 1, que esquematiza el modelo de CVPV, sintetiza los aspectos esenciales de la propuesta teórica de la forma que se expone a continuación.

En su mitad superior se representa la CVPV, con el fin de destacar el objeto de estudio que en él se propone. En ella se representan sus dos componentes funcionales básicos de la personalidad, íntimamente relacionados: el cognitivo y el afectivo. El componente cognitivo, representado a través de percepciones, cogniciones y creencias, permite conocer qué piensa la persona de su condición existencial, y analizar la valoración cognitiva de la CV. El componente afectivo, representado a través de vivencias y emociones que expresan fundamentalmente el sentir de esa existencia, la significación de la realidad y la participación de los procesos afectivos en la valoración, permite indagar acerca de cómo se siente la persona en su condición existencial, y con ello, analizar la valoración afectiva de la misma.

Ambas valoraciones (cognitiva y afectiva) se integran desde lo subjetivo, y exponen un determinado grado de equilibrio y armonía entre el pensar y el sentir, que se traduce en un sentirse bien. Este estado subjetivo se vincula a la dimensión personal de la CV en el modelo que se elabora.

En la mitad superior izquierda bajo las siglas CVPV, se representa la realidad, que participa de manera determinante en las apreciaciones y el sentir que expresa el sujeto, los que constituyen los referentes externos de la valoración. Esta realidad la conforman las condiciones materiales, sociales, ambientales y de toda índole, más cercanas a la persona y que responden al cómo vive el sujeto, con las cuales se establece una relación única e irrepetible. Representa, en síntesis, el micro medio lugar donde se desarrolla la vida de la persona, exponente de un medio más general, pero muestra cierta ´libertad´ respecto a él, y representa a la sociedad, su cultura, su modo de vida, su desarrollo económico y social, el grupo o clase social, etc., conformando el macro mundo, el cual ejerce influencias también sobre la realidad cercana y en consecuencia en la valoración personal (CVPV).

La realidad y el medio son exponentes de la dimensión objetiva, la cual participa en la conformación de la condición real de la existencia (CV) y su valoración (CVPV), y traducen un estar bien, desde los aspectos objetivos y externos, que responden en el modelo a la dimensión social de la CV.

Finalmente, se muestran, en la mitad inferior del esquema, que representa la CV, diferentes estados de existencia, diferentes desde su condición cualitativa, pero contienen niveles adaptativos en la relación individuo-medio desde los cuales pueden proyectarse esfuerzos de mejorar y lograr valoraciones positivas de CV. Se ordenan desde formas inferiores, hasta formas superiores, representantes de desarrollos óptimos de la condición real de vida. En cada estado se conciben aspectos objetivos y subjetivos, exponentes de un estar y sentir, los cuales se ven incrementados en dirección positiva al estado de bienestar, visto como la expresión de un estar bien (material y socialmente) y un estar bien (espiritual y psicológicamente) en lo personal, donde individuo y sociedad se conectan en sus múltiples determinaciones para lograr una existencia plena y positiva.

Sobre la base de las ideas expuestas, la propuesta elaborada se trazó como objetivo conocer los aspectos psicológicos comunes en aquellas personas que al valorar su condición de vida se ubican en iguales categorías de CVPV (buena, aceptable, pobre y mala), independientemente de las diferencias de todo tipo existentes en cada sujeto, incluido el estado real de existencia (inferior o superior), para luego llegar a identificar los factores más relevantes que permiten comprender y determinar la valoración ofrecida, a desarrollar en publicaciones futuras.

CONCLUSIÓN

El modelo teórico conceptual plasmado, constituye una modesta contribución al enriquecimiento de los postulados y referentes teóricos actuales de la ciencia psicológica, para entender y estudiar la categoría calidad de vida y promueve el desarrollo de nuevas investigaciones sobre esta temática, que deviene como un tema trascendente y de gran interés y vigencia en el quehacer científico de diferentes disciplinas y ciencias.

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Autora:

Lic. Ileana Beatriz Díaz Corral,

Profesor Auxiliar

Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Psicología

Universidad de Oriente

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