Después de algunos percances, lograron reunirse los cuatro en las Tumbas y continuar con su viaje. Pero antes Aravis les contó todo lo que había escuchado en la habitación del Tisroc, lo que los apresuró a llegar lo antes posible a Narnia, para dar aviso del ataque. Comenzaron a andar en la dirección que Shasta había marcado. El viaje por el desierto se dio entre trotando y caminando, y en los momentos de andar, los niños también lo hacían al lado de los caballos. Al llegar el amanecer, ya habían dejado a Tashbaan muy atrás. A medida que pasaba el día, habíamos y más calor, y hubo un punto en el cual Shasta no pudo caminar más pues estaba descalzo y la arena le quemaba los pies. Por fin, aquella noche encontraron el paso que buscaban. Aunque al principio era algo tosco, lograron llegar a un valle con pastos blandos y agradables, y con un riachuelo. Todos tomaron agua, se refrescaron, y sin pensarlo, se durmieron. A la mañana siguiente despertaron, como al mediodía, muy afanados y preocupados, pues debían llegar a Archenland a dar aviso del ataque. Aunque sin importar el afán, Bree se tomo su tiempo para comer, pues consideraba que no podía seguir sin hacerlo, sin importar lo que dijeran sus compañeros. Cuando terminaron siguieron con el viaje, por varias horas por el valle, y comenzaron a ver paisajes verdes, y un gran río, y sus ánimos mejoraron. Finalmente llegaron a Archenland, país vecino de Narnia, después de cruzar el río Flecha Sinuosa. Todos se encontraban maravillados con el paisaje y el lugar, cuando Shasta vio por detrás de ellos al ejército de Harbadas. De nuevo tuvieron que correr con todas sus fuerzas, para llegar primero y tener tiempo suficiente de alistar la defensa. "La carrera fue agotadora para los caballos. Cada vez que coronaban una elevación encontraban otro valle y otra cadena montañosa al otro lado"[64]. El ejército de Rabadash se encontraba en el Río. En ese momento, hubo un sonido que alarmo a todos: un rugido. Tras ellos venía un León, Bree aceleró mucho más, y dejaron a Hwin atrás. Al frente había una pared verde, con una puerta abierta en el centro, y un hombre en ella. Shasta volvió a mirar atrás, el león había casi alcanzado a Hwin, quien corría lo más rápido que podía. El niño le dijo a Bree que debían regresar a ayudarlas, pero el caballo siguió adelante. Shasta se lanza del caballo y va a ayudar a Aravis y Hwin, sin saber muy bien que hacer. Antes de alcanzarlas, el león hiere a Aravis en la espalda. Al ver esto Shasta se lanza sobre el animal, sin ningún tipo de arma, y después de gritar "¡Vete a casa!"[65], sorpresivamente el león se detuvo y salió huyendo. Los cuatro entraron por la puerta, y el hombre la cerró detrás de ellos. Ayudó a Aravis a bajar de Hwin. Shasta pregunta si es el Rey Lune, a lo cuál el responde que no, que es el ermitaño del Linde Meridional, pero que no hay más tiempo. Debe correr sin parar hasta donde esta el Rey Lune y ponerlos bajo alerta, pues Rabadash ya había encontrado por donde cruzar el río. Aunque a Shasta no le gustó la noticia y le pareció injusto, pregunta donde esta el Rey y sale en su busca. El ermitaño se encargó de cuidar de los caballos y de Aravis, curó sus heridas, que no eran profundas, y les dio de comer a todos. A la mañana siguiente Bree se encontraba deprimido, se sentía humillado por no haber sido capaz de regresar por los demás en lugar de salvarse el mismo, mientras que Shasta lo hizo, pero el Ermitaño se limitó a decirle que solo perdió su vanidad, y por eso no debería entristecerse.
Shasta había corrido todo lo que pudo, y finalmente, logró encontrar un grupo de personas que estaba de caza, con el Rey Lune entre ellos, tras una pequeña confusión momentánea con Corin, Shasta dio el mensaje que iba a dar, y todos salieron hacia Anvard, para resguardarse, dando un caballo a Shasta, el problema es que el nunca había dirigido a Bree por lo que no sabía usar las riendas, ni hacer que el caballo le hiciera caso, por esta razón después de un tiempo se quedo del grupo, y tomó otro camino, además que todo se encontraba nublado. En un momento llega a una bifurcación en el camino, y fuera de eso, Rabadash lo alcanza, motivo que lo lleva a tomar el camino que no siguió el ejército de Rabadash, esperando llegar a alguna parte. En medio de la neblina comenzó a sentir una presencia, y después de mucho tiempo se atrevió a preguntar quien estaba allí. La voz que respondió era sonora y profunda. Shasta pensó que podía ser un gigante o un fantasma, pero luego desecho la idea. Dijo que era la persona más desdichada en el mundo, y comenzó a contar sus desdichas. No conoció a sus padres, y había sido criado severamente, la persecución en la playa por los leones, los inconvenientes en Tashbaan, la noche en las Tumbas, el viaje en el desierto, las heridas de Aravis, y que no tenía que comer[66]Después de esto la Voz dijo que no era desdichado, y que solo se había encontrado con un león, a lo que Shasta preguntó que como lo sabía, y recibió una respuesta inesperada:"Yo era el león"[67]. Le explica que el ha sido el león que siempre ha estado con él, incluyendo el gato en las Tumbas de los Reyes, asegurándose de que estuviera a salvo y que lograra cumplir con su función. Shasta volvió a preguntar quien era, a lo que recibió una sola respuesta:"Yo mismo", la neblina comenzó a disiparse, y cuando se fue, pudo ver a su lado al León, del cual procedía una luz dorada. Saltó de la silla y se quedó allí en silencio, después la neblina se mezcló con la luz, y Shasta quedo solo con el caballo, en una ladera verde. Al lado había quedado una huella que le proveyó agua y frescura. Ahora se encontraba en Narnia.
Mientras exploraba el paisaje se encontró con un erizo que lo saludo, al cuál le contó que había un ejército atacando Anvard, luego apareció otro narniano, a quien le contaron la historia, y así sucesivamente se iban uniendo más y más criaturas, sin hacer nada, hasta que aparecieron una cierva y un enano, la primera fue con el mensaje a los reyes de Narnia, y el segundo se encargo, con sus hermanos de alimentar a Shasta, quien después de comer cayó profundamente dormido. Al otro día apareció el ejército de Narnia, con el Rey Edmund, la Reina Lucy y Corin, entre muchos otros animales y criaturas. Pararon a tomar un bocado, y Corin aprovecho para acercarse a Shasta y saludarlo, además de presentarlo. Corin hizo que un enano saliera herido, de modo que hizo que Shasta se pusiera su armadura y usara su pony, y así podría participar en la batalla, idea que no le agradó mucho a este último. Por fin los narnianos se pusieron en marcha hacia Anvard, y cuando llegaron allí fueron de gran ayuda. Las puertas de Anvard se encontraban cerradas, y los calormenos tratando de abrirlas. Los narnianos atacaron haciendo que estos se encargaran de combatir, y luego los de Anvard salieron también a la pelea. Después de algún tiempo de lucha, en el cual Shasta no hizo mucho, los calormenos son derrotados, y los vencedores celebran, mientras Shasta se incorpora, después de haber estado en el suelo todo el tiempo. Los calormenos o habían muerto, o huido, o estaban prisioneros, con Rabadash en este último grupo. Shasta se encontró con Corin, quien lo llevó ante su padre. El rey Lune lo abrazó y luego todos comenzaron a aclamarlos a él y a Corin. Durante todo ese tiempo, Bree, Hwin y Aravis estuvieron en el hogar del ermitaño, donde recibieron la visita de Aslan, el Gran León, quien le explicó a Aravis que cada una de las heridas en su espalda era idéntica a cada una de las de la esclava que ella durmió para huir, y que había sido castigada. Después de esta visita, llegó otra. Era Shasta, aunque ahora con ropa real, y su verdadero nombre era Cor. Era hijo del rey Lune, y hermano gemelo de Corin. Al nacer se había hecho una profecía que algún día él "salvaría a Archenland del peor peligro que correrá jamás"[68], por lo que enemigos del rey lo habían raptado, y lo querían hacer desaparecer. Aunque después de todo había salvado a Archenland de Rabadash. Llevo a Aravis a vivir con él en el castillo de Anvard, mientras que Bree y Hwin fueron a Narnia. En cuanto a Rabadash, Aslan lo castigó por su orgullo, convirtiéndolo en asno, aunque con cura, y bajo la condición de no acercarse a las tierras del norte más de lo necesario. Cor y Aravis se casarón cuando fueron adultos y reinaron en Archenland de manera justa y equitativa.
El Príncipe Caspian
Este relato comienza en Londres, cuando los hermanos Pevensie se disponen a volver al colegio después de vacaciones. Ha transcurrido un año desde su aventura en Narnia, y desean volver. Mientras esperan el tren, comienzan a sentir que los halan por atrás, y después todo a su alrededor desaparece y terminan parados en una playa, blanca y cristalina. Todos entienden que fue magia, pero no saben donde se encuentran. Después de refrescarse un rato en el mar, deciden explorar el territorio, y después de horas de caminar se dan cuenta que están en una isla. Se adentran en el bosque para conseguir algo de comer, y encuentran algunos árboles frutales, y después unas ruinas cubiertas por plantas. Después de muchas coincidencias y situaciones, se dan cuenta que se encuentran en Narnia, y en su antiguo castillo de Cair Paravel, solo que ahora se encuentra completamente abandonado, situación que logran entender después de mucho pensarlo, al recordar que el tiempo narniano es diferente al nuestro, por lo que pueden haber pasado cientos de años, desde su última visita a Narnia. En cuanto entienden que están en su antiguo hogar, deciden buscar sus regalos, unos que habían recibido en una navidad muy especial, el escudo y la espada de Peter, la daga y el líquido sanador de Lucy, y la aljaba con flechas de Susan. Solo faltaba el cuerno para pedir ayuda.
Al día siguiente, mientras piensan como hacer para salir de la isla, aparece un pequeño bote que se acerca desde la costa más cercana. A bordo hay dos soldados con un bulto que se mueve, es un enano. Cuando se disponían a lanzarlo al agua, Susan dispara una flecha a uno de ellos, para asustarlos, acción que da resultado y ambos salen huyendo, dejando el bote y al enano en él. Peter y Susan rescatan el bote de la deriva, y con el al enano, a quien desatan inmediatamente, y lo primero que este dice es:"Bueno, digan lo que digan, desde luego no parecéis fantasmas"[69].Y explica que desde siempre han corrido rumores de que en esas tierras habitan fantasmas, por lo que los soldados llevaban a los enemigos allí, aunque el enano nunca creyó en los fantasmas, los soldados sí, explicando así porque salieron huyendo. Van con el bote al otro lado de la isla, para evitar ser vistos, y allí pescan un poco con unos aparejos que había en el bote. Después de preparar el desayuno, y mientras se dedican a comer, el enano cuenta su historia, Lo primero que dice es que es un mensajero del Rey Caspian X, o quien "debería ser rey de Narnia, y confiamos en que algún día lo sea. En la actualidad sólo es rey de todos nosotros, los viejos narnianos…"[70]. Al notar la confusión en sus oyentes, comenzó a contar la Historia de Caspian.
Caspian era un príncipe telmarino, una civilización que había invadido Narnia años atrás. Sus padres habían muerto, y lo criaba su tío Miraz, pero a la persona que Caspian más quería era a su aya, quien le contaba fantásticas historias sobre Narnia, antes que de que fuera conquistada, sobre los "Viejos Tiempos", sobre grandes seres fantásticos y mágicos, además de animales parlantes y dioses de los bosques y mares, y de los mismos Reyes Antiguos (niños Pevensie) y hasta del mismísimo Aslan.. Estas historias siempre habían fascinado al príncipe. Aunque nunca sintió especial afecto por sus tíos, dos veces a la semana hablaba con Miraz, aunque un día menciona a la Vieja Narnia, situación que no le gusta a su tío quien dice que todas aquellas historias son inventadas e irreales, a lo cuál Caspian contesta que las ha dicho su aya. Al día siguiente descubre que han echado al aya del castillo y que iba a tener un tutor, situación que hace que piense mucho más en la Antigua Narnia. Su nuevo tutor fue el Doctor Cornelius, una persona pequeña y agradable. En medio de sus clases se enteró que su familia no era originaria de Narnia, sino de Telmar, y Caspian I había ido el conquistador de aquellas tierras. El príncipe quiso saber más de la historia de Narnia antes de la conquista y a quien había conquistado, de lo cual su tutor le da una pista que no fue a hombres, pero no responde la pregunta, solo dice "¿Acaso no sabes que a tu aya la echaron por hablarte de la Vieja Narnia? Al rey no le gusta"[71]. Pero Caspian guardaba la esperanza de que el Doctor le contaría más sobre el tema, lo cuál sucedió una noche, en la cual, bajo el pretexto de observar los planetas, ambos van a la torre más alta, sin que nadie los vea o escuche, y allí Cornelius comienza a hablar de la Antigua Narnia. Le cuenta que todo lo había escuchado era cierto, pero que los telmarinos se habían encargado de expulsar a los seres fantásticos de las tierras, y a desaparecer a los espíritus del agua y los árboles, silenciaron a los animales, y buscan esconder esa historia, sin embargo muchos de ellos, al igual que Caspian, deseaban no haber hecho nada de eso. En medio de la conversación también sale a relucir, que el Doctor Cornelius es un medio enano, mas no un humano. Le confiesa que extraña y recuerda toda la antigua historia de Narnia, y que le cuenta todo eso para que les ayude, en vista que se va a convertir en rey, idea que Caspian recibe con regocijo. Por último, le explica que lo telmarinos le temen al mar, en vista que en todos los relatos Aslan viene del otro lado de este, por lo que dejaron crecer los bosque en las costas, para no acercarse a ellos, pero también temen a los bosques, pues se han enemistado con los árboles. Así es como nacen las historias de fantasmas, en vista del temor a estos lugares. Finalmente vuelven al castillo.
Se llevaron a cabo muchas otras reuniones en aquella torre, cada vez caspian aprendía más de Narnia, sin embargo su tiempo se vio ocupado en todo tipo de estudios, además de descubrir que su rey era un hombre cruel, que imponía leyes injustas Pasaron varios años, pero una noche la reina dio a luz a un varón, por lo que Caspian, aconsejado y ayudado por su tutor, escapó del castillo, pues ahora Miraz tenía un heredero propio y no necesitaba a Caspian, sin contar que él era el verdadero heredero al trono, de modo que lo más probable era que lo hiciera desaparecer como había hecho con todos lo fieles al padre de Caspian, después de asesinarlo; Miraz se quedó con el poder. Antes de huir Cornelius le entregó una pequeña bolsa de oro, el cuerno de la reina Susan, que traería ayuda tan pronto se hiciera sonar. Luego de salir del castillo cada uno tomó su camino. Caspian cabalgó toda la noche y hasta el otro día, aunque cuando amaneció se encontraba en tierras completamente desconocidas. Continuó su viaje, pero comenzó una tormenta cuando estaba e medio de un bosque, caían rayos por todas partes, también árboles, y él caballo en medio de su desespero comenzó una loca carrera, hasta que algo golpeo a Caspian en la cabeza, y este perdió el conocimiento. Al despertar se encontraba en una madriguera acompañado de dos enanos y un tejón parlante. Ellos lo habían encontrado y rescatado, y ahora cuidaban de él, aunque uno de los enanos, llamado Nikabrik, insistía en acabar con él, pues los delataría. Caspian había encontrado a los viejos narnianos. Después de algunos días Caspian se recuperó y les relato su historia a las criaturas. Tras escucharla y un pequeño desacuerdo, todos se ponen a disposición de Caspian, declarándolo como verdadero Rey de Narnia, y acordaron presentarles al resto de ellos. En algunos días Caspian conoció a todo tipo de criaturas, y se estableció un lugar de encuentro para tomar decisiones sobre la situación. Este lugar fue el Prado Bailarín. Antes de esta reunión el tejón, los enanos y Caspian se encontraron con Borrasca de las Cañadas, un centauro, astrólogo y profeta, que les hizo caer en cuenta que una guerra se venía encima y que la reunión del Prado Danzarín, debía ser un consejo de guerra, afirmación que hizo que todos adoptaran una actitud más seria y preocupada.
Por fin llega la noche del Gran Consejo en el prado. Muchas criaturas asistieron y de todo tipo, animales parlantes, enanos, faunos, gigantes y centauros entre muchos otros. Cuando el consejo iba a dar comienzo, sintieron un humano cerca, quien resultó ser el Doctor Cornelius, con malas noticias. El caballo de Caspian había vuelto al castillo dando a conocer la fuga del príncipe, por lo que Miraz había puesto a todos sus soldados en movimiento, y buscando a la Vieja Narnia, quien no estaba tan muerta como él desearía[72]Ya se encontraba muy cerca, y el grupo en el prado debía movilizarse si no quería ser atrapado. Cornelius propone desplazarse al Altozano de Aslan, un lugar mágico, con espacio para todos, y que se encuentra en lo grandes bosques, acercándose a Cair Paravel, un lugar donde lo telmarinos dudaran en llegar en vista de su temor a los bosques. Todos acceden, y antes del amanecer se encuentran allí. Lamentablemente los exploradores del rey Miraz, los localizan pronto y comenzó la guerra, con batallas casi todos los días, llevando el ejército de Caspian siempre la peor parte. Después de muchas batallas perdidas, y de perder casi la esperanza, en un consejo realizado por Caspian, el tejón, los enanos y el doctor Cornelius, deciden que es hora de usar el cuerno de Susan y pedir ayuda. En vista que no saben de que tipo de ayuda están hablando, mandan mensajeros tanto al Erial del Farol, como a las ruinas de Cair Paravel, lugares, que al igual que el Altozano de Aslan, donde se encontraban, eran de gran importancia para la historia de Narnia, y era posible que llegara la ayuda requerida. Trumpkin, uno de los enanos que encontró a Caspian, es quien es enviado a Cair Paravel, pero en el camino es atrapado por los telmarinos, quienes deciden llevarlo cerca de las ruinas, para ahogarlo allá. Así termino el relato del enano, o de Trumpkin, quien era a quien los niños habían rescatado. Los Pevensie se dan cuenta que la magia que los ha vuelto a llevar a Narnia es la del cuerno. El enano decide volver con Caspian a avisar que no ha llegado ayuda, pues considera que cuatro niños no son la ayuda que necesitan, sin embargo, después de conseguir algunas armaduras y demostrarle al enano que son tan diestros con las armas como cualquier soldado del ejército de Caspian, además de demostrar que en realidad eran los Antiguos Reyes de Narnia. Por fin, después de algunos acuerdos se ponen en marcha, llevando manzanas como comida, y usando el bote para llegar hasta la costa, pero por un cabo que quedaba más escondido, y que les acercaba al Altozano de Aslan. Al anochecer llegaron a su destino de aquel día, todos con el ánimo decaído, y tras una pequeña comida, todos, excepto Lucy, se durmieron. La pequeña no estaba tan cansada, así que se levantó, observo las estrellas, y se introdujo en el bosque. "Una gran añoranza de los tiempos en que los árboles podían hablar en Narnia se apodero de ella"[73]. Intento despertar a los árboles, "Árboles, árboles, árboles. ¡Despertad, despertad, despertad árboles! ¿No os acordáis de mí? ¿No os acordáis de mí?, Dríadas y náyades, salid, venid a mí"[74]. Por un momento pensó que iba a tener éxito, pero luego todo pasó, aunque Lucy sabía que casi lograba despertarlos. Se sintió muy cansada y volvió con sus hermanos, A la mañana siguiente todos se dieron cuanta que no conocían el camino, sin embargo, se las idearon para avanzar en lo que creían era la dirección correcta. En el bosque encontraban y desaparecían senderos, pero, finalmente llegaron a un pequeño precipicio con él que no contaban, y donde Lucy vio a Aslan, quien le indicaba que debían seguirlo. No obstante todos los demás, excepto Edmund, decidieron que sería mejor seguir otro camino, cuesta abajo. Al ir por este, se encontraron con bosques muy espesos que hacían que tuvieran que rodearlos y perder tiempo, y después se toparon con enemigos que los obligaron a retroceder, haciendo que tuvieran que volver a desplazarse colina arriba. Así después de volver a subir, hicieron la comida y se durmieron. En medio de la noche Lucy se despertó, pues alguien la llamaba. Cuando se levantó fue hacia el bosque, que parecía estuviera haciendo una danza, al mirar los árboles no se distinguía si eran árboles o personas. "En un momento dado parecían ser las amistosas y encantadoras figuras gigantes que la comunidad de árboles adoptaba cuando una magia buena les infundía vida, y al siguiente, todos volvían a parecer árboles"[75]. Lucy atravesó como pudo el bosque que danzaba, y al llegar al otro lado, encontró a Aslan.
Después de un cálido y emotivo saludo, Aslan le da instrucciones a Lucy de despertar a los otros y seguirlo, pues ese día habían perdido mucho tiempo al negarse a ir con él, la primera vez que Lucy lo vio. La niña se encuentra preocupada, pues sabe que los otros niños no van a creerle como ya había sucedido, pero finalmente lo hizo. Se tardo en despertarlos a todos pero lo logro. Al decirles que Aslan se encontraba allí y quería que se pusieran todos en marcha, primero recibe una negativa de todos, (exceptuando a Edmund, quien había aprendido su lección en la primera aventura en Narnia), pues ninguno podía ver al León, pero finalmente, después de una larga deliberación, se ponen todos en marcha, aunque molestos con la pequeña. Lucy lideraba al grupo, en vista que era la única que veía a Aslan, y a medida que avanzaban, Edmund también logró verlo, luego Peter, y casi cuando llegaron, Susan, la cuál se arrepentía de no haber querido creer en las palabras de Lucy. El león los guió por un sendero que bajaba por la garganta que intentaban rodear de día, y luego volvía a subir, llegando por fin al Altozano de Aslan. Allí, Aslan por primera vez le dirige la palabra a los otros, saludando a Peter, felicitando a Edmund y alentando a Susan, además de presentarse a Trumpkin, quien no creía en leones ni en el mismo Aslan. Mandó a los dos niños (ahora con más aspecto de reyes, que de niños o de cansancio), y al enano a encontrarse con Caspian. Aslan rugió, sonido que se expande por toda Narnia. Las ninfas salieron de las aguas, los animales se estremecieron y los árboles despertaron, y fueron corriendo donde Aslan y las niñas desde todas direcciones. También llegó Baco, con Sileno, y todo se convirtió en una gran fiesta y un juego. Nacieron viñedos por doquier, y todo genera un ambiente de regocijo. Por otra parte, los niños y el enano llegaron a la habitación central, donde se llevaba a cabo un consejo, y deciden escuchar lo que sucede. En el interior se encontraban Caspian, Cornelius, Buscatrufas (el tejón) y Nikabrik, junto con otros dos personajes, que después se enteran que es una bruja y un hombre lobo. Nikabrik esta desesperado con la situación de las tropas y en el campamento (sin comida y cada vez pierden más guerreros) buscaba alguna forma de defenderse de las tropas de Miraz, y en vista de que el cuerno de Susan, al parecer, no había traído ayuda, había convocado a esas dos criaturas. Las voces que se escuchaban sonaban enojadas, y se encontraban en una gran discusión, Caspian, Cornelius y Buscatrufas siguen esperando la ayuda, mientras Nikabrik propone invocar a la Bruja Blanca, en vista que al parecer era más poderosa que el mismo Aslan. Esta oposición de ideas generó una pelea dentro del mismo consejo. Cuando los niños y Trumpkin entraron a la habitación solo vieron a la bruja, el hombre lobo y a Nikabrik, saltar sobre los otros tres. Trumpkin logró matar a la bruja, pero después todo queda a oscuras. Cuando acabó el enfrentamiento y pudieron encender una vela encontraron que Nikabrik y el hombre lobo también habían muerto. Rápidamente Peter y Caspian se presentan, y después de desayunar, Peter se pone a cargo de la guerra. Ya que no se tenia suficiente fuerza para un combate campal, Peter mandó un desafío cuerpo a cuerpo a Miraz, con la esperanza de que este sea aceptado. Edmund, junto con un centauro y un gigante van a entregar el desafío. En el castillo, Glozelle y Sopespian, dos nobles del ejército de Miraz, al ver a Edmund llegar, comienzan sus propios planes. Al saber que se ha propuesto un desafío, hacen todo lo que pueden para que Miraz lo acepte, pues si gana, ganan la guerra, y si lo matan, fácilmente ellos pueden ganar y quedan sin monarca, por lo que podrían gobernar como quisieran. Consiguen que Miraz acepté el desafío y todo se prepara. Después del almuerzo se llevara a cabo el evento.
Comenzó el duelo, uno muy parejo. Miraz sabe muy bien lo que hace y se aprovecha de su estatura y peso. Peter sale lastimado de la muñeca izquierda, la del escudo dificultando su uso. Se tiene un pequeño descanso, en el que se busca mejorar la situación y sigue el enfrentamiento, parece que Miraz va a triunfar, pero Peter logra defenderse. A medida que el enfrentamiento se desarrolla todos los espectadores se encuentran completamente concentrados, pues en cualquier momento, cualquiera de los dos podía vencer. Miraz cae, y Peter retrocede para que se incorpore, pero los nobles de Miraz, comienzan a gritar que hubo traición. En cuanto Peter comprende lo que sucede también grita "¡A las armas, Narnia! ¡Traición!"[76]. Glozelle, antes de atacar a Peter se detiene para apuñalar a su propio rey. Ambos bandos avanzaron y se dio una batalla campal. Sin embargo, antes de tener una gran pelea, los telmarinos comienzan a retroceder. El bosque avanzaba contra ellos. Los telmarinos huyeron hacia el puente de Beruna, par poder defenderse tras las murallas, no obstante, no encontraron puente, situación que los obligo a rendirse. El puente había sido derrumbado en las primeras horas de la mañana por Baco, por orden de Aslan. Todas las otras personas que seguían en un estado de regocijo, junto con las niñas, cruzaron al otro lado y llegaron a Beruna. Allí, mientras la gran mayoría de personas huían, habían otras que se unían a la diversión, y que se libraban de situaciones impuestas por el reinado de Miraz. Una de las personas que, después de que Aslan la salvara de la muerte, se unió al grupo, era una anciana que, después de tomar un vaso de vino, recupero sus fuerzas y vitalidad, y subió al lomo de Aslan. "Así, finalmente, entre saltos, bailes y canciones, (…) todos llegaron al lugar donde estaba el ejército de Miraz, que arrojaba ya sus armas al suelo y alzaba las manos, rodeado por el ejército de Peter"[77]. La anciana bajo del lomo de Aslan, corriendo hacia Caspian, pues era su antigua aya. Para finalizar el relato, esa noche se tiene una gran celebración, y al día siguiente Caspian es coronado rey de Narnia, además, los telmarinos son enviados a una isla en nuestro mundo, mediante un portal abierto por Aslan. Los niños también regresan a su hogar, después que Aslan les dice a Peter y Susan que no podrán volver, pues ya son muy grandes.
La Travesía del Viajero del Alba
En esta ocasión los dos Pevensie mayores no van a Narnia, solo entran los menores, junto con su primo Eustace, quien recibe una gran lección de vida durante su aventura. Lewis pensó que este seria el último libro de la serie.
Este relato comienza cuando Edmund y Lucy tienen que quedarse durante el verano en casa de sus tíos, en vista que sus padres viajaron a Estados Unidos con Susan, y Peter se encuentra en la universidad. Aunque su tía es muy amable, lo que no les gustaba de ir allí, era tener que lidiar con su primo Eustace. El era un niño caprichoso y malicioso, que disfrutaba mientras molestaba, y lo que más le gustaba a Eustace era molestar a sus primos con las historias de Narnia, pues, por supuesto, no creía en ellas. Un día Lucy y Edmund se encontraban mirando un cuadro de un barco que había en la habitación de invitados, donde dormía Lucy. Estaban sorprendidos por su gran parecido con las naves narnianas, y estaban hablando de esto, cuando Eustace entró en la habitación burlándose de ellos. Mientras ponía en ridículo cada cosa que sus primos decían, comenzó a sentirse un fuerte viento, que al parecer provenía del cuadro, además de un sonido de olas y el olor a mar. Sin entender que sucedía, el cuadro comenzó a crecer y moverse, además los niños se sentían atraídos hacia él, y después de unos segundos se encontraban en medio del mar, muy cerca a la nave que habían observado. Los Pevensie se las arreglaron para nadar, pero Eustace no sabía hacerlo. Finalmente, después de alguna lucha contra el mar y de recibir la ayuda de alguien del barco, se encuentran todos sanos y a salvo abordo de este. Una vez en él, descubren que quien los ha ayudado, y el capitán de la nave es Caspian, quien reina hace tres años, y a quien los Pevensie habían ayudado a recuperar su trono. Les explicaron en que consistía su empresa y les ofrecieron ropa seca y lugar donde dormir.
El viaje tenia el motivo de buscar a los siete lores que habían sido fieles a su padre y habían desaparecido, pues su tío Miraz los había enviado a buscar nuevas tierras, más allá de de las fronteras de Narnia. En el barco conocieron a muchos narnianos, todos muy amables y leales a Caspian. También se reencontraron con Reepicheep, el pequeño ratón, quien desde el comienzo tuvo una relación tensa con Eustace, quien disfrutaba molestando y enfureciendo al ratón Reepicheep, además de unirse a la tripulación por la aventura misma, también esperaba encontrar el país de Aslan, y cumplir con una profecía que le habían hecho:
"Donde el cielo y el agua se unen,
donde las olas dulces se vuelven,
Reepicheep,
si algo buscas, no lo dudes,
la respuesta hallarás en el este"[78].
El viaje ya llevaba 30 días y su destino eran Las islas solitarias, último territorio narniano hacia el este. Eustace, al no estar acostumbrado a la marea, se encontraba muy mareado, situación que resolvieron con una gota del líquido especial de Lucy. Durante los días de navegación Eustace se dedica a s r infeliz y juzgar todo lo que hay a su alrededor, y quejándose siempre sin importar lo agradable que fueran las personas o el viaje. Después de pocos días más en el mar llegan a las Islas Solitarias. Allí para descansar del movimiento del barco deciden bajar por el costado más cercano de las islas, para caminar y atravesarla, mientras el barco da la vuelta. Lamentablemente, en la isla, se encuentran con unos tratantes de personas, quien los captura uniéndolos a su mercancía. En el camino hacia el barco, un hombre de edad sale a su encuentro, es una persona amable y caritativa. Compra a Caspian, sin saber quien es, para ponerlo a salvo. El es uno de los lores de su padre."Te compré debido a tu rostro, pues me recuerda a alguien (…) Me recuerdas a mi Señor, el Rey Caspian. Caspian decidió arriesgarlo todo"[79]. Le dice que el es el hijo de aquel rey, y tras probarlo, comienzan planes para recuperar la soberanía del Rey de Narnia, y salvar a sus amigos. Gumpas, el gobernador de las Islas, admitía el gobierno de Narnia, pero no lo respetaba de todo, además había permitido que el comercio de esclavos creciera y se asentara.
Caspian y Bern decidieron hacer creer que el rey de Narnia iba a las islas con todo su ejército y poderío. Mandaron señas, e hicieron todo tipo de maniobras, de modo que, cuando el rey llegó donde Gumpas, este acepto todas las condiciones que le pusieron. Lord Bern se convirtió en el nuevo gobernador. Luego Caspian salió con todos lo suyos hacia el mercado, donde encontró a sus compañeros, sanos y salvos, y arruinaron el negocio del comerciante. Celebraron un banquete, y Caspian intento averiguar todo lo que pudo sobre los lores perdidos, y las tierras más allá de las Islas Solitarias. Tres semanas después continuaron con el viaje, y cuando ya llevaban algunos días en el mar, comenzó una gran tormenta, una tormenta que duro varios días. La tormenta termino después de 13 días, y le siguieron días terribles, sin viento y con escasez de agua, situación que desespera a todos a bordo, especialmente a Eustace, quien es el único intolerante y egoísta a bordo.
Este estado se estaba volviendo muy difícil de sobrellevar, pero por fin divisaron tierra. Al llegar a esta, cada persona se ocupa de una labor, unos a conseguir agua, otros el campamento y otros a explorar. Eustace para no hacer nada decide alejarse del grupo, se queda dormido, y al despertar no es capaz de encontrar el camino de vuelta. En vez de encontrar el campamento narniano, se encontró con un dragón moribundo, y, al ver que comenzaba a llover fuertemente, se refugió en el hogar de este último, y se durmió en medio de riquezas, con deseos codiciosos, haciendo que el niño se convierta en dragón. Este cambio produjo en él un cambio en su forma de actuar y pensar. Comenzó a ayudar y colaborar más en lo que podía, y en vista de su nueva forma fue muy útil a la hora de hacer grandes trabajos, o refugiar y calentar a los demás. Sin embargo a la hora de continuar la aventura, no sabían como harían para llevar al dragón o alimentarlo. La noche antes de zarpar Eustace se encuentra con Aslan, quien lo lleva a un pozo, en el cuál le dice que se bañe, después de desvestirse, lo cuál él intenta hacer quitándose las escamas, pero solo para encontrar otra piel debajo de esta, y lo mismo sucede 3 veces, hasta que Aslan le dice "Tendrás que permitir que te desvista yo"[80]. Después de que Aslan lo hizo, entró al pozo y al salir era un humano de nuevo. Luego de esta transformación, Eustace, con algunas dificultades, consiguió transformarse en una mejor persona más solidaria y trabajadora. Después de salir de la isla del Dragón, donde encontraron el brazalete de uno de los lores, y les hizo creer que había muerto allí, se encontraron con una criatura marina dispuesta a destruir el barco, pero gracias a la valentía de Eustace y las rápidas acciones de la tripulación, la derrotaron. En medio de la travesía también llegaron a otra isla, con maravillosas playas y vegetación, pero sobretodo, aguas cristalinas; aunque con un secreto, cualquier cosa que entrara en contacto con las ellas se convertía en oro. En esta agua encontraron a otro de los lores perdidos, y, en el mismo instante en que Caspian descubrió las propiedades del río, ordenó abandonar la isla. A continuación, llegaron a una nueva isla, pero que, a diferencia de todas las demás, estaba habitada. En esta había unos curiosos seres invisibles, que no permitieron que se marcharan hasta que cumplieran con una condición, de lo contrario se limitarían a la guerra.
"Todos juramos que a los primeros extranjeros que desembarcaran en esta isla (que llevaran una gentil niña (…)) no los dejaríamos marchar con vida hasta que hubieran hecho lo que necesitábamos"[81]. Dijeron tras contar lo que necesitaban. Ellos servían a un gran mago, que un día les pidió que hicieran algo y ellos no quisieron, de modo que, para castigarlos les dio una forma diferente a la que tenían, la cuál les pareció horrible, y mandaron a una niña a buscar un hechizo que lo deshiciera, pero al no encontrarlo, la hicieron recitar uno que los volviera invisibles, así no tendrían que verse más. Con lo que no contaban era que el mago también se volvería invisible, cosa que los torturaba pues no sabía donde podía estar. Él único que podía deshacer el hechizo era el mago o una gentil niña, y en esta ocasión había desembarcado en la isla Lucy, por lo que le pidieron que lo hiciera, y ella accede. Pasan la noche allá, y a la mañana siguiente Lucy se dispone a subir al segundo piso, buscar el libro y encontrar algo que deshaga el hechizo. Mientras hojeaba el libro del mago, encontró varios hechizos interesantes, y después de recitar uno, de lo que se arrepintió después, encontró el que necesitaba, lo dijo, y al dar la vuelta encontró a Aslan, quien la reprendió por haber aplicado el otro, y le presento al dueño de la casa. En realidad era una estrella, pero ya muy anciana para alumbrara, por lo que Aslan la había mandado a esa isla a cuidar de los otros seres. En realidad era una persona muy amable, y nada aterradora como lo habían hecho creer las voces. Después de desayunar, encontraron las voces, pertenecían a Farfallones, un tipo de enanos, pero que ahora solo poseían una pierna, y un solo pies muy grande. Eran seres muy graciosos e interesantes. Finalmente, el mago hace in mapa con las nuevas tierras conocidas y repara la nave de los daños ocasionados por la criatura marina, así, el Viajero del Alba, nombre de la nave, vuelve a zarpar hacia el sur y un poco hacia el este, por 12 días. El día número 13, divisan una especie de montaña oscura que se levanta sobre ellos. Al acercarse se dan cuenta que no es una montaña, simplemente es la oscuridad misma. Se estaba tomando la determinación de evitarla, hasta que Reepicheep habla y dice que como es posible que huyan a una aventura de tal magnitud, por lo que el Viajero del Alba entra en la oscuridad, con toda la tripulación armada y lista, en caso de peligro. Al entrar cada vez oscurecía más, y hacia más frío. Repentinamente apareció una voz, suplicando por ayuda, y subieron la persona a bordo, quien en seguida les suplico que huyeran. Era la isla donde los sueños se volvían realidad; los sueños, no las ilusiones. En seguida todos recordaron sus peores pesadillas, y comenzaron a buscar la salida, no obstante, ya se estaban demorando demasiado en encontrarla, y comenzaron a perder las esperanzas. Lucy pide ayuda a Aslan, quien después de una pequeña espera, y reconfortarla, envía un albatros que los guía a la luz. Al salir de aquella oscuridad, esta se disipa, y todos se reúnen junto al recién llegado quien resulta ser otro de los fieles al padre de Caspian. Después de varios días de buen viento, alcanzan una nueva isla, donde encuentran una especie de ruinas, "un espacio amplio y oblongo, enlosado con piedras lisas, y rodeado de pilares grises pero sin techo. Una mesa muy larga lo recorría de un extremo al otro, cubierta con un mantel de un rojo vivo, que descendía casi hasta el suelo. A cada lado de ella había muchas sillas de piedra, magníficamente talladas y con cojines de seda en los asientos, y en la mesa misma había un banquete como no se había visto nunca"[82]. En uno de los extremos de la mesa, había tres seres, tres hombres, profundamente dormidos. Tras intentar despertarlos, uno dijo "No iré más al este. Fuera los remos por Narnia."[83], lo cual les dio la señal de que eran los últimos tres lores, comprobado al revisar sus anillos. Apenas comenzó a oscurecer, toda la tripulación volvió al barco y Reepicheep, Lucy Edmund, Eustace y Caspian, se quedaron junto a la mesa, sin atreverse a probar bocado por miedo a que estuviera hechizado. Pasaron tres horas, y al final de estas, apareció una hermosa dama, de una colina, la cuál les invito a comer, pues los durmientes no se encontraban en ese estado por la comida, sino porque en medio de una disputa, sobre si volver a Narnia o seguir con el viaje, se habían apoderado de un cuchillo de piedra encantado, que los sumió en aquel hechizo. Comieron y bebieron, y apareció el padre de la dama (llamado Ramandú), quien después de un pequeño ritual al amanecer, y de que aves dejaran la mesa completamente vacía, les dijo a los viajeros como romper el hechizo: deben llegar lo más cerca posible del fin del mundo, y allí dejar a uno de los tripulantes. Decidieron ir hasta allí, pero la tripulación no podía ir engañada, por lo que debieron llevarlos a la mesa y exponerles la situación, Caspian prometió tierras y riquezas a quienes se atrevieran a ir, además del titulo de Viajero del Alba, y que no cualquier marinero podría ir. Esto surtió efecto y los marineros uno a uno decidieron ir. Al final solo se quedo uno, quien al ver que se quedaba solo en la isla decidió acompañarlos, pero no se lo permitieron.
Al otro día abandonaron tierra. Sentían que no querían hablar, ni tenían necesidad de comer o dormir. Las aguas eran totalmente transparentes, tanto que Lucy pudo ver sirenas y tritones y todo su reino, al igual que Reepicheep, quien se lanzo al agua al pensar que lo retaban, pero en cuanto lo sacaron del mar estaba emocionado por otra cosa: el agua era dulce. Todos tomaron de esta y se sintieron revigorizados. Cada día tomaban más agua ("más parecida a luz que a otra cosa"[84]), y se mantenían más callados, a través de la corriente por la que navegaban. Finalmente divisaron una blancura por delante, al llegar a esta salieron de la corriente, midieron la profundidad, y descubrieron que los blanco eran lirios, o algo parecido. Tras navegar algunos días más llegaron a un punto en el que el barco no podía avanzar más. Caspian estaba dejando todo en orden para ir al fin del Mundo junto con el ratón, pero la tripulación no se lo dejó, y después de un momento de frustración e ira, fue a su camarote donde se le apareció Aslan, quien le dio la orden de dejar que los tres niños y el ratón se fueran, y él regresara a Narnia con la tripulación. Tras días de andar por la corriente en la pequeña barca, encontraron una ola muy alta, eterna e inmóvil, y más allá, detrás del sol, vieron el país de Aslan. El bote encallo, Reepicheep, siguió por su cuenta, en un pequeño bote hecho para él, y los niños caminaron hacía el sur, hasta encontrar un tipo de tierra, donde el cielo se unía con la tierra, en un tipo de cristal. Pero antes de este encontraron una oveja, que les dio alimento, y resulto ser Aslan. Les dijo que a su país había un camino desde todos los mundos, y también que Lucy y Edmund no podrían volver a Narnia. Sintieron gran Nostalgia al escuchar esto, pues no volverían a ver a Aslan, a lo cual él les responde que si lo verán, "pero allí tengo otro nombre. Tenéis que aprender a conocerme por ese nombre"[85], y por esto los había llevado a Narnia. Entonces desgarro, de cierta forma, el cielo, y tras sentir el contacto con la melena de Aslan, y un beso, volvieron a la alcoba en casa de la tía de los niños. El cambio de actitud de Eustace sorprendió a todos al volver a nuestro mundo, y en cuanto a Narnia, Caspian se caso con la hija de Ramandú y todos, incluidos los lores, volvieron a Narnia.
La Silla de Plata
En este libro encontramos algunos nuevos personajes, entre ellos a Jill Pole, una niña que estudia en la misma escuela de Eustace. En esta escuela existe un grupo de niños que disfrutan haciendo sufrir a los otros, y que se sienten muy importantes, por el hecho de infundir miedo en los demás. Jill es una de las niñas a las cuales molestan, y Eustace, desafortunadamente había pertenecido al otro grupo, antes de su primera aventura en Narnia, en la cual aprendió una lección. Pero antes de cambiar su forma de ser ya había adquirido cierta fama y reputación, aunque todos en la escuela se habían dado cuenta de su cambio, pero a veces era difícil confiar en él. Un día Eustace encontró a Jill, detrás del gimnasio llorando, y tratando de consolarla le habla de la tierra de Narnia y de lo grandiosa que es. Aunque Jill al principio duda de él, termina por creerle, y ambos comienzan a pedirle a Aslan que los lleve allí, pero escuchan a los "otros" que los están buscando, por lo que antes de terminar de pedirlo, les toca escabullirse. Comienzan a gatear hasta una puerta en la parte de atrás del colegio, que por lo general esta cerrada, aunque en este caso al llegar a ella la encontraron abierta, y al pasar por ella, se encontraron en un lugar diferente. Habían entrado a Narnia. Se encontraban en un bosque, y después de este había un precipicio. Jill para hacerse la valiente se acerco demasiado al borde, y cuando Eustace intento alejarla, tras un forcejeó entre ambos, el niño cayó al abismo. Enseguida Jill vio al lado de ella una criatura grande, que soplaba y comenzó a ver un punto negro en el acantilado que subía y se alejaba, la criatura era un león. Después de mandar el objeto muy lejos, se dio la vuelta y volvió al bosque, sin determinar a la niña. Jill se encontró sola y asustada, y no pudo evitar llorar al recordar la caída de Eustace. Cuando dejo de hacerlo escucho el sonido de agua, y fue a buscarla, pues tenía mucha sed. "El bosque estaba tan silencioso que no fue difícil decidir de donde provenía el sonido"[86], pero en cuanto encontró su origen, también encontró al león de nuevo, entre ella y el arroyo. Jill se quedó quieta pues no sabía que hacer. Estuvo inmóvil por mucho tiempo, hasta que finalmente una voz dijo "Si tienes sed, puedes beber"[87], tras algunos minutos entendió que era el león quien hablaba. Buscó todo tipo de salida, para evitar acercarse al león, pero finalmente, decidió ir al arroyo y tomar, en cuanto lo hizo, el león y ella siguieron hablando sobre lo sucedido en el acantilado, y luego él le explico a ella cuál era su tarea y porque los había sacado de su mundo. La misión era buscar al hijo perdido del rey de Narnia, hasta encontrarlo, morir, o volver a nuestro mundo. Le dio cuatro instrucciones clave que hizo que repitiera hasta aprenderlas: primero, Eustace se encontrara con un viejo amigo al cual deben saludar, y recibirán ayuda; segundo, deben viajar hacia el norte hasta llegar a la ciudad en ruinas de los gigantes, tercero, deben hacer lo que diga una piedra en aquellas ruinas; y cuarto, el príncipe perdido será la primera persona que pida algo en el nombre de Aslan. Después de que la niña aprendió las instrucciones, y haber recibido la advertencia de no olvidarlas y repetirlas siempre, Aslan (que era el león) la envió a Narnia con su aliento. Este viaje duro varias horas, y cuando estaba llegando a Narnia, por primera vez escucho ruido y comenzó a descender. Al llegar a tierra lo primero que vio fue a Scrubb (Eustace). Ambos se veían completamente desarreglados, pero esto se debía al esplendor que los rodeaba, un mundo colorido, vivo y alegre. Cerca de donde estaban había un muelle con un barco y muchas personas en él. Un rey estaba hablando con sus súbditos, antes de abordar la nave. Hablaba con un enano, anciano como él pero de talante más fuerte. En la multitud también había seres de mitología, y diferentes tipos de animales, que podan hablar y pensar como humanos. De repente Jill recordó las instrucciones de Aslan, y le dijo a Scrubb si veía a algún conocido, pues tenía que hablar con él. Eustace se encontraba enojado con ella, y no le respondió nada. Ambos vieron como el monarca subía al barco, como este zarpaba. Tan pronto como esto sucedió, un búho llegó junto a ellos, les dijo que el rey que acababa de marcharse era Caspian Décimo, mientras ellos le contaron a él que Aslan los había enviado para recatar a un príncipe perdido. El búho los condujo con el Lord Regente, el enano, pero les dice que no mencionen nada del príncipe. El enano les provee posada, comida y cuidados.
El búho, llamado Plumabrillante, los llevo al interior del castillo, y allí les dieron los cuidados necesarios. Cuando volvieron a reunirse, Eustace le dijo a Jill, que en su anterior viaje había conocido a Caspian, pero que era mucho más joven, por lo que no lo reconoció, frente a lo cuál la niña responde de forma negativa, pues habían perdido la primera señal. Entonces Jill le explico toda la conversación con Aslan, y lo referente a las cuatro señales. Al terminar, y antes de pelear, son llamados a comer, y luego van a dormir. Pero esto no lo logran como esperan. En el preciso momento en que la niña disponía a acostarse, un golpe en la ventana se lo impidió. Plumabrillante se encontraba allí, y llevo a Jill y a Eustace a un consejo de búhos. Les contaron la historia de Rilian, el hijo de Caspian. Un día había salio a cabalgar con su madre, y otros nobles de la corte, se detuvieron cerca de un arroyo, y la reina se durmió, mientras los demás se dedicaban a contar historias y reír, por lo que se habían alejado de ella para no despertarla. Pero al transcurrir algún tiempo, escucharon a la reina gritar, y al llegar a su lado, Rilian vio una enorme serpiente venenosa que se alejaba. La reina murió ese día, y Rilian salía a cabalgar todos los días en busca del reptil, sin éxito, Un mes había pasado, y en esta búsqueda encontró una hermosa mujer, que le hizo olvidarse de la Serpiente, una semana después salió a cabalgar, y nunca volvió. Muchos narnianos valientes habían ido en su busca, pero sin ningún éxito, y tampoco regresaron, por lo que ya no se permitía a nadie ir en busca del príncipe, y razón que llevo a que los búhos recomendaran a los niños total discreción con su misión. Al finalizar el consejo acordaron llevar a los niños con un Meneo de la Marisma, una criatura de pantano, para que él los acompañara al Norte (fuera del territorio de Narnia), tal como lo había indicado Aslan. Charcosombrío, el Meneo de la Marisma, era una criatura pesimista, y de aspecto verdoso, una mezcla entre rana y ramas de árbol, y muy amable. A la mañana siguiente, conocen mejor a Charcosombrío, y confirman que los acompañara en el viaje. Deciden comenzar a viajar por el norte, por el Páramo de Ettin, tierra llena de gigantes. Aquel día estuvieron ocupados haciendo los preparativos para salir temprano la mañana siguiente. Temprano en la mañana ya se encontraban cruzando el río Shribble, límite entre las tierras de Narnia, y las salvajes tierras del norte. "El inmenso y solitario páramo se extendía ante ellos hasta donde alcanzaba la vista"[88]. Comenzaron a avanzar, y después de algunos descansos, se acercaron a una garganta, donde Jill observó unas rocas muy curiosas, que resultaron ser verdaderos gigantes. Estos comienzan a lanzar piedras, pero no a los niños, sino jugando tiro al blanco. Lamentablemente los gigantes tienen una puntería pésima, por lo que nuestros aventureros corrieron gran peligro, pero salieron ilesos de allí. Pasaron varios días viajando por el páramo, y aproximadamente en el décimo día llegaron a un precipicio, que creyeron no podrían cruzar, afortunadamente encontraron un puente, echo para gigantes, lo que les dio un indicio de que estaban en el camino correcto hacia la ciudad en ruinas. Al llegar al otro lado del puente se encontraron con dos viajeros: un caballero de negra armadura, que no menciono ni una palabra; y una hermosa dama, en un vestido verde, que tenía una voz melodiosa, y era muy amable. Ella les indica que sigan por ese camino hasta el castillo de Harfang, donde encontraran gigantes bondadosos, que les brindaran posada con excelente comida y deliciosos baños. "Limitaos a decir les que la Dama de la Saya Verde los saluda a través de vosotros, y que les envía a dos hermosos niños del sur para el Banquete de Otoño"[89], así los dejaran entrar. Dicho esto, se alejó con el silencioso caballero. El meneo no le cree nada a la dama y desconfía de ella, pensando que no deben ir a aquel castillo, pero los niños desean llagar allá lo más pronto posible, pensando en las comodidades y en lo mucho que lo disfrutarían, haciendo que se creen una pelea en el grupo, aunque al final acuerdan ir al castillo, sin mencionar palabra sobre Narnia o Rilian. De ahí en adelante el viaje se volvió más difícil y tortuoso, pues el terreno era más escarpado, y los niños solo se sentía, cada vez, más desdichados al pensar en cuando llegarían a Harfang.
Finalmente divisaron en el horizonte el castillo, ahora solo era cuestión de alcanzarlo, aunque ya era muy tarde por lo que tuvieron que esperar al próximo día. Fue un día oscuro, nublado y con un viento muy fuerte, pasado cierto tiempo comenzó a nevar fuertemente, evitando que pudieran ver fácilmente o una gran distancia frente a ellos. Entre ellos y el castillo encontraron un valle con desniveles y colinas muy irregulares. Tuvieron que escalar muchas colinas u obstáculos, de aspecto muy recto. "Jill distinguía fugaces imágenes de otras cosas raras en aquella horrible meseta; cosas a su derecha que tenían un vaho parecido a chimeneas de fábricas, y, a su izquierda, un enorme risco, más recto que ningún otro. Pero no le interesaba así que no hizo caso"[90]. De repente Jill resbaló cayendo a una especie de zanja, con bordes muy rectos y que tenía muchos caminos cerrados. Al descubrir esto, Charcosombrío los saco de la zanja, Pues Eustace se había deslizado detrás, sin dificultad, e intento decirles a los niños algo sobre aquella meseta, pero estos no le pusieron atención, y mucho menos después de ver las luces de Harfang mucho más cerca. Tras vadear algunos obstáculos más lograron llegar a este. La puerta se abrió y los dejaron pasar en cuanto dijeron lo que la Dama les sugirió que mencionaran. Los llevaron ante los reyes del lugar, quienes después de presentarse, y ver que Jill se encontraba desesperada, les dieron habitaciones y todos los cuidados posibles. Esa noche Jill soñó con Aslan, quien le pedía que repitiera las señales, y ella descubrió que no lograba recordarlas, estaba sumida en su llanto, y el León le mostró un mensaje por la ventana, decía DEBAJO DE MÍ. Al otro día no recordaba el sueño. Se reunió con Scrubb y Charcosmbrío, y al asomarse por la ventana para ver el hermoso día que estaba haciendo, descubrieron que la meseta por la que habían viajado eran ruinas de una ciudad gigante, con el mensaje del sueño de Jill en el suelo. Los tres comenzaron a disculparse por ni haber hecho lo posible por seguir las señales de Aslan, pero después comenzaron a planear como salir de allí para cumplir con la tercera señal, hacer lo que la inscripción decía. Decidieron mostrarse ingenuos e interesados en el banquete, mientras conseguían como salir de aquel lugar. Jill se enteró que existía una pequeña ventana en la cocina, que daba al exterior de la muralla, y al día siguiente salieron por allí, después de descubrir que iban a ser la cena del Banquete, y esperar por mucho tiempo a que la única gigante en la cocina se durmiera. Al encontrarse en el exterior, se les dificultó el llegar hasta las ruinas, "quedaban a la vista de todas las ventanas que daban de ese lado, (…) su número se acercaba más a cincuenta que a cinco. También advirtieron entonces que la calzada por la que andaban, y a decir verdad todo el terreno entre ellos y las ruinas, no ofrecía refugio ni para ocultar un zorro; sólo había hierba áspera, guijarros y piedras planas"[91]. Sin contar que los niños llevaban ropas muy coloridas. Sin embargo avanzaron. De repente sonó un cuerno de caza, los gigantes que se encontraban fuera, ahora regresaban. Siguieron caminando para disimular, en cuanto los vieron, corrieron. Al divisar una hendidura en las ruinas y entraron por ella. Taparon la entrada con piedras, y quedo todo en completo silencio. Al intentar ir más adentro, cayeron por una ladera, por una pendiente muy pronunciada, y a gran velocidad. Llegaron al fondo y más tarde sonó otra voz, una monótona y tenebrosa. Esta era del Guardián de los Lindes de la Tierra, quien los llevó con la soberana de las profundidades. Vieron centenares de seres en cuanto encendieron una luz, todos con una expresión de tristeza incomparable. Encontraban lugares más oscuros y pequeños, y descendían más y más. Llegaron a una cueva llena de murciélagos y dragones dormidos, y con una extraña vegetación. Pasaron a otra cueva, donde estaba el padre tiempo, y después llegaron a otro lugar, una especie de playa, donde había un barco sin mástil ni velas, los hicieron subir, y los terranos (los seres de las profundidades), hicieron mover la embarcación. Solo se veían aguas lisas y oscuridad adelante. Jill se encontraba desesperada, pero Charcosombrío le dio ánimos diciendo que se encontraban bajo la ciudad en ruinas, por lo que seguían las señales de nuevo. No se sabe cuanto tiempo estuvieron en aquel mar, pero parecía que hubiera sido siempre, hasta que llegaron a una ciudad, una ciudad en penumbras y en silencio.
Llegaron a un castillo, pero la soberana no se encontraba, y antes de que los encerraran, una voz humana exigió que los llevaran hacia él. Cuando llegaron ante él, vieron que era un joven apuesto, rubio y amable, con el que se habían encontrado en el Páramo de Ettin, pues era el mismo caballero de armadura negra. Jill le dijo porque se encontraban allí, y el dijo que no sabía nada sobre Narnia o Rilian, ni siquiera que existían, todo entre carcajadas y un tono un tanto ridículo. Les ofreció comida, y les contó que no sabía como había llegado al mundo subterráneo, pero que la reina, de origen divino, había sido muy amable con él, y lo había cuidado de muchos hechizos, aunque aún prevalecía uno. "Cada noche llega una hora en que mi mente se ve terriblemente perturbada y, tras mi mente, mi cuerpo."[92]En este tiempo, le dicen se transforma en serpiente, y se vuelve muy violento, por lo que lo atan a una silla de plata, pero el hechizo se romperá cunado se vuelve rey de alguna tierra en la superficie, que ya fue elegida y esta lista la excavación para llegar. Al terminar de contar la historia, les dijo que se escondieran, pues se acercaba la hora del hechizo, y no les permitirían quedarse con él, a lo cual todos obedecieron. Luego de lavarse, decidieron volver, para ver si conseguían alguna información, entraron en la habitación y encontraron al joven amarrado a la silla, y este les hizo prometer que no lo desatarían, sin importar lo que dijera. Pero en cuanto comenzó el "ataque", el les imploro que lo destaran, sin lograr nada, hasta que se los pidió en nombre de Aslan, lo cuál los puso a dudar por un momento, y lleva a que lo desaten, pues no podían estropear la última señal. En cuanto lo liberan, este rompe la silla que mantiene el hechizo, les dice que es Rilian, el mismo hijo de Caspian, quien bajo un encantamiento no podía recordar nada el resto del tiempo, sobre Narnia, Aslan, o el mismo. Entonces llego la Dama de la Saya Verde, quien se inquieto al ver tres desconocidos, al príncipe desatado y la silla de plata destrozada. Intenta actuar como si nada, echa un polvo verde al fuego, que desprende un aroma delicioso y embriagador, y comienza a tocar una melodía que lleva a que todos olviden todo lo referente a Narnia, y a cualquier realidad que no fuera el mundo sombrío, aunque lucharon con el hechizo, se iba apoderando de ellos. Cuando estaban casi perdidos, Charcosombrío hizo algo muy valeroso, tomo todas sus fuerzas, y metió uno de sus pies en el fuego, haciendo que el aroma se perdiera, y que los otros tres recuperen sus ideas, al meneo, por el dolor, también había roto el hechizo, y la bruja había tomado una actitud de ira, y hablado en un tono potente y terrible. Todos estaban celebrando la hazaña de Charcosombrío, cuando la bruja se convirtió en serpiente. Comenzó a enroscarse en el príncipe con la intención de asfixiarlo, pero el príncipe se defiende. Eustace y el meneo habían desenvainado sus espadas, y van en su ayuda. Los tres golpearon al tiempo a la serpiente, haciendo que perdiera fuerza, pero sin acabar con ella. Por fin, después de muchos golpes, logran matar a la serpiente. Mientras hacen planes para salir, se dan cuenta que aquel mundo silencioso ha encontrado la forma de hablar, y que se están escondiendo. Además el nivel del mar esta subiendo, y por otro lado fuego del centro de la tierra se abre paso. La bruja había hecho conjuros, para que en caso de morir, el que la matara, también quedara sin vida. Los cuatro se dispusieron a huir, y más después de ver que los terranos querían atacar el castillo. Lograron llegar hasta los caballos, montarlos y salir del castillo. Una vez fuera, seguían una senda para rodear el fuego. Rilian se veía muy emocionado y divertido, los otros estaban muy preocupados, los terranos los rodeaban y querían cortarles el paso. Entonces el meneo se escondió en la oscuridad, y atrapo a uno. Este se encontraba lleno de nervios, pero al enterarse que la bruja había muerto, y que Rilian lo había hecho, se calmo, y contó a Rilian la historia. Se llamaba Golg, y explicó que todos estaban hechizados, y en cuanto se escucho un ruido, recordaron quienes eran. Entonces todos estaban bajando por la abertura (lo que parecía fuego hacia su país, de Bism, mucho más profundo. Se estaban preparando para atacar, pues pensaron que ellos cuatro estaban con la bruja, pero ya que sabían que no era así, solo volverían a su tierra. También les mostró el camino hacia la superficie, entró a Bism, poco antes de que la entrada se cerrara. Los niños, Rilian y el meneo cabalgaron por la calzada, luchando porque el agua no los alcanzara. Llegaron a un punto en el que tuvieron que descabalgar, pues el techo ya se encontraba muy bajo, y después de cierto tiempo las luces se apagaron y quedaron en absoluta oscuridad. Avanzaron un poco más y Eustace vio algo de luz. Jill subió a los hombros del meneo para poder ver de qué se trataba. Era un agujero, pero antes de decir mucho, la niña desapareció por él. Lo que sucedió con Jill fue que encontró un mundo con una luz pálida y cosas blancas volando. Debido a la falta de luz, no distinguió mucho, pero después lo logró. Eran faunos y dríades, danzando en un bosque de Narnia, con bolas de nieve. La niña comenzó a gritar para que la sacaran de allí, y los narnianos acudieron apenas supieron de donde procedía la voz. En cuanto Jill estuvo afuera, les pidió ir a desenterrar a los demás, que estaban en la colina, comentando que el mismo príncipe estaba allí. Los enanos corrieron por sus herramientas, y llamaron a los topos. Todos se pusieron a cavar, y poco tiempo después habían librado a Charcosombrío y al Rilian con los dos caballos. Aclamaron al príncipe, cenaron, y los niños quedaron profundamente dormidos. A la mañana siguiente, Jill y Eustace fueron llevados a Cair Paravel, por dos centauros a reunirse con Rilian, quien ya se había ido, pues su padre estaba por volver. Al llegar al palacio, vieron la nave llegar, pero el rey estaba acostado, y lo bajaban entre cuatro caballeros. Alcanzo a bendecir a Rilian, y después de esto murió., lo que causó una atmósfera de tristeza. En ese momento apreció Aslan, que llevó a los niños al precipicio de nuevo, y allí en el arroyo estaba Caspian, Sobre el cual Aslan hizo caer una gota de su sangre, y lo trajo a la vida de nuevo. Hubo un caluroso saludo de reencuentro, y después Aslan los llevo hacia el muro de la escuela, el cual tumbó con un rugido. Todos los niños de la banda estaban allí, pero solo se llenaron de terror al ver a un león gigante y a tres personas con armas. Fueron a buscar a la directora, a quien le dio un ataque de histeria, y llamó a la policía, pero para cuando esta llego, todo se encontraba igual, así que pensaron que la directora estaba loca, investigaron la escuela, descubriendo todo tipo de cosas, y al final esta cambio mucho y para bien. Por otro lado Rilian gobernó Narnia, y fue un buen rey.
La Última Batalla
Este es el último relata, y la última aventura en Narnia, además de ser el último volumen escrito por Lewis, y el de mayor reconocimiento. En 1957 recibió el Carnegie Medal, premio entregado anualmente al libro infantil o juvenil más destacado, se entrega una medalla con 500 libras donados en forma de libros a bibliotecas.[93]
"La Última Batalla" comienza con dos personajes, un simio y un burro, supuestamente amigos, aunque en realidad el asno es el sirviente del chimpancé. Un día encuentran una piel de león en un río, y al sacarla el chimpancé, llamado Triquiñuela, hace con ella un traje para el burro, llamado Puzzle, y comienza a tramar una forma de dominar Narnia, que es haciendo creer a todos que Puzzle es Aslan, y así lograr que le hagan caso. El asno cae en su juego sin querer, pues Triquiñuela lo tenía con la mentalidad que el inteligente era él, y que Puzzle, no debía pensar. Unas semanas después se encontraba Tirian, el rey de Narnia, en su palacio con Perla, su unicornio, y gran amigo con quien había combatido en todas sus guerras. Hablaban sobre los rumores del regreso de Aslan a Narnia, después de una larga ausencia, cuando llego un centauro para avisar sobre el gran peligro que había sobre Narnia, y que Aslan no había llegado, pues las estrellas no lo anunciaban. Mientras discutían sobre esta cuestión apareció una dama, una ninfa, que les decía que estaban cortando los árboles y bosques. Pero después cayó y desapareció. Su árbol había sido cortado. El rey y Perla se dispusieron a ir a pelear, y enviaron al centauro por un ejército que los apoyara. Pasaron el río y allí encontraron una rata de agua que les dijo que Aslan había ordenado talar los árboles. Al llegar al bosque encontraron calormenos que talaban los bosques, pero su ira termino de encenderse al ver que los caballos que usaban para mover los troncos, eran caballos parlantes de Narnia, lo que iba en contra de toda ley y honor. Tirian mató a un calormeno, y Perla a otro. Al hablar con el caballo este dijo que todo había sido orden de Aslan, pero antes de averiguar más., ya otros calormenos y animales se lanzaban sobre ellos. Sobre la huida, decidieron regresar y entregarse, pues habían matado dos hombres desarmados, y habían perdido su honor. "Yo que era rey de Narnia y ahora soy un caballero deshonrado me entregó a la justicia de Aslan. Llevadme ante él."[94]
Después de amarrarlos los llevaron a un claro donde había una cabaña de paja, y el mono, vestido con muchas joyas y ropas extravagantes, estaba frente a ella. Presentaron a los prisioneros frente a "Lord Triquiñuela, portavoz de Aslan"[95], pero el prefirió tratar otros problemas primero, diciendo que no era un mono, sino un hombre muy anciano y muy sabio, por lo que Aslan solo hablaría con él. También que desde ese momento Aslan iba a ser muy firme con ellos, pues había sido muy blando, y que solo aparecería por poco tiempo en las noches, y que todos los animales que pudieran trabajar lo harían, serian enviados a Calormen a trabajar, mientras las riquezas serian enviadas a Aslan para mejorar Narnia. Todos los animales se lamentaron, pues no era lo que querían. Por último surgió una pregunta en el pueblo. Una oveja pregunto que como era posible que Aslan fuera amigo de Tash, el dios calormeno, que era todo lo contrario al Gran León. A lo cual Triquiñuela respondió que Aslan y Tash eran el mismo ser, que solo era otro nombre. En este punto Tirian, no soporto más y declaró que el mono mentía, pero no pudo decir mucho más, pues lo golpearon y mandaron a atar a un árbol lejos de la multitud. Desde allá escuchaba algo, pero no comprendía, después la multitud se disperso, y anocheció. Algunos animales fueron donde el rey y le dieron vino y comida. Paso algún tiempo después de que los animales se retiraron, y se encendió una hoguera en la colina, y bajo el humo de esta apareció una figura en cuatro patas, que podía ser Aslan, o no. Instantes después la criatura volvió al establo, la hoguera se apago, y Tirian comenzó a pensar en los reyes antiguos, como habían recibido ayuda de amigos de más allá del mundo, y se sintió muy desdichado, pero intento llamar a Aslan, al ver que no pasaba nada, comenzó a llamar a los niños, y se vio en un sueño, o una realidad, donde veía a siete personas en una habitación, dos ancianos, uno apenas adulto y otros cuatro más jóvenes. Se dio cuenta que podían verlo, y tras cierta sorpresa, por parte de esta, el adulto le dijo que se presentara, pues el era Peter, el Sumo Monarca, pero en este punto todo comenzó a desvanecerse. Al parecer, despertó del sueño, y se dio cuenta que estaba amaneciendo. Pero unos minutos después escuchó un golpe y dos niños aparecieron frente a él. Se dio cuenta que eran los dos más jóvenes de su sueño, y se dedicaban a desatarlo.
Después de avanzar por aproximadamente hora y media, y poner tierra entre ellos y el enemigo, Tirian se presentó, y les explicó la situación. Luego, los niños procedieron a contar su historia. Era Eustace y Jill, quienes liberaron al príncipe Rilian, y se habían reunido en casa del profesor Kirke, pues necesitaban hablar de Narnia. Tras la aparición de Tirian en la cena, todos buscaron formas de llegar a Narnia, pues sabían que necesitaban ayuda, así que después de muchas conversaciones, Digory propuso usar los anillos con los que él y Polly habían entrado a Narnia, en el principio de su historia. Peter y Edmund fueron a Londres a sacarlos, y al siguiente día se reunirían con los otros cinco en una estación de tren para entregarlos a los niños, pues ningún otro podía volver. Cuando estaban llegando se produjo un sonido muy fuerte y una sacudida, y los dos amigos se encontraron en Narnia, sin necesidad de los anillos.
Finalmente llegaron a una torre, donde había comida y armaduras. Antes de recoger leña buscaron con que protegerse, encontrando algunas cotas calormenas, de modo que se disfrazaron de tarkaanes y calormenos. Planearon volver a la colina para rescatar a Perla, y comenzaron el viaje de vuelta en plena noche, terminando Jill liderando al grupo, y con una gran capacidad para escabullirse silenciosamente. Al cabo de un rato llegaron a la ladera de la colina, y vieron frente al establo un centinela, del cuál Tirian se encargo de inmediato, y lo obligo a decirle donde estaba el unicornio. Lo desato, y amarro al soldado, y Perla y el rey fueron a reunirse con los niños, sin embargo, antes de irse, se dieron cuanta que Jill no estaba con ellos. Pocos momentos después escucharon unos cascos, y apareció la niña, con el falso Aslan. También escucharon unos tambores enanos. Puzzle explicó lo sucedido, que el mono lo había usado y manipulado, pero que él no quería que nada de eso pasara, y que estaba muy arrepentido. Tirian le perdono la vida, y comenzaron a pensar en otro tema; el de los enanos. Tras pensarlo un rato, Tirian fue al encuentro de ellos con el resto. Encontraron treinta enanos, custodiados por calormenos, pues los enanos iban camino a Calormen para trabajar en las minas. Entonces Tirian comenzó a preguntar a los enanos porque lo hacían si el Tisroc no los había conquistado, y cuando los calormenos se dieron cuenta que Tirian no era de su bando se alistaron para atacar, saliendo vencidos. Los niños y el rey muestran el burro a los enanos, los cuales al darse cuanta del engaño, en lugar de unirse al rey, deciden irse por su lado, para no dejarse embaucar más. "Ya nos han embaucado una vez y ahora esperas que nos volvamos a dejar embaucar. No vamos a aguantar ningún cuanto sobre Aslan."[96]Esto fue un golpe duro para el pequeño grupo del monarca, sin embargo, cuando todos los enanos se fueron, uno se quedo. Este se llamaba Poggin, y aún creía en Aslan, así que los acompaño a la torre, donde llegaron en las últimas horas de la noche. Al día siguiente, el enano preparo el desayuno, y todos ayudaron en algo. Tras comer, Poggin contó todo lo que sabía. El complot se aprovecho de la desaparición del rey para decir que Aslan lo había castigado, y devorado, por maldecirlo, haciendo que los narnianos temieran más. Por otro lado, un gato llamado Pelirrojo ahora era una de las cabezas del complot, y entre él y el capitán calormeno, llamado Rishda, manejaban a Triquiñuela. Mientras el enano contaba su historia, el día soleado se nublo, y llego un olor nauseabundo, y todos vieron a que se debía todo, con una expresión de total consternación.[97]Frente a ellos tenían a Tash, el dios calormeno, que al parecer había sido invocado, y había acudido. Pasó corriendo cerca de ellos, como si quisiera tener a Narnia entre sus brazos. En cuanto pasó, el sol volvió a salir y todo volvió a la normalidad. Comenzaron a hablar de planes, y decidieron reunirse con el centauro y el ejército que él hubiera reunido. Ya se encontraban en marcha, y sintiéndose muy reconfortados, Perla hablaba con Jill de los buenos momentos, pero de repente se vieron detenidos. Un águila les tenia un mensaje, había visto dos sucesos, el primero Cair Paravel había sido invadido por Calormen, y ahora la bandera de este ondeaba en el aire; el segundo, el centauro con quien iban a reunirse había muerto con una flecha en el costado. "Narnia ha dejado de existir."[98]
Después de estas desconsoladoras noticias cambiaron los planes. Ahora se dirigirían a la colina, mostrarían a Puzzle, y esperarían lo mejor. Combatirían hasta triunfar o morir. Tirian quería poner a los niños a salvo, diciéndoles que volvieran a su mundo, pero ellos le dijeron que no podían pues no habían hecho todo lo que debían hacer, y además no contaban con la magia para hacerlo. Finalmente los niños fueron con Tirian, aunque no sabían que esperar en caso de morir. Así todos se dirigieron a la colina, y se ocultaron cerca de la parte trasera del establo. Cuando anocheció se movieron hasta este, dejaron a Puzzle escondido y ellos observaron lo que sucedía. El mono, el gato y los calormenos ya habían ideado un plan, dijeron que unos narnianos disfrazaron un asno de Aslan para engañar a todos, y que eso había ofendido a Tashlan (Aslan) de tal forma que ya no saldría a la multitud, sin embargo permitiría que los que quisieran verle entraran al establo, bajo su propio riesgo. El primero que aceptó entrar fue el gato, pues ya se tenia un plan ideado, para que él entrara y saliera ileso, y después los demás se atrevieran a entras. No obstante, en cuanto Pelirrojo entro, produjo un sonido aterrorizado y salió corriendo lo más rápido posible, volviéndose un gato normal y corriente, sin ser una Bestia Parlante. Al instante todos recordaron que siempre les habían enseñado que Aslan había advertido que aquellas bestias parlantes que se comportaran incorrectamente volverían a su estado original, y tuvieron más temor. Al ver que ningún otro animal quiso entrar al establo, un calormeno, de nombre Emeth, lo quiso hacer, pues quería ver a Tash, quien, se decía, era el mismo Aslan. Tras algunas suplicas e interrogantes, de porque el capitán de los solados no lo dejaba pasar, logró entrar al establo, y unos minutos más tarde salió un soldado calormenos herido, y murió, pero este era uno diferente. A continuación, el mono intento meter a un jabalí al establo, y cuanto Tirian vio que él se disponía a pelear, dio la señal de ataque, y los siete que se encontraban atrás del establo salieron. Tirian pidió apoyo a las criaturas que se encontraban en la reunión, Rishda Tarkaan se alejó hacia la multitud, pero el rey pudo agarrar al mono, echándolo en el establo, después de lo cuál se produjo un sonido horrible, y las bestias siguieron atemorizadas. Los perros parlantes de la reunión se unieron al bando del monarca, al igual que el jabalí, un oso y varios animales pequeños. Tirian mando a los ratones a liberar a los caballos parlantes que estaban atados en la ladera de la colina, solo si estaban dispuestos a ayudar. Tuvo lugar el primer ataque calormeno, y ellos organizados como pudieron, lograron resistirlo, aunque con algunas perdidas. Los enanos se mofaron de los calormenos, pero no apoyaron a los narnianos. Y el tarkaan ya pedía refuerzos cercanos. Los caballos parlantes hicieron su aparición, pero antes de llegar a unirse a Tirian, los enanos los había matado a todos. "No queremos que ganéis, igual que tampoco queremos que gane el otro bando. No podéis embaucarnos. Los enanos son para los enanos."[99] Rishda ya preparaba su ataque, y el bando de Tirian intento alejarse lo que más pudiera del establo, pues allí era donde los querían meter. Volvieron a atacar, esta vez derrotaron a muchos calormenos, pero cada vez parecía que había más, en vez de disminuir el número. Llegaban refuerzos, y los narnianos solo podían retirarse, aunque Eustace cayó en manos enemigas, y fue lanzado por la puerta del establo. Entonces los enanos comenzaron a lanzar flechas de nuevo, pero esta vez a los calormenos, aunque, lamentablemente estos los atacaron, y once de los enanos fueron a parar al establo. Por fin se desato la última batalla en Narnia. Perla y el jabalí murieron, Jill fue lanzada al establo, y solo quedaba el Rey, a quien habían ido conduciendo hasta el umbral del establo, y peleaba con el Tarkaan. Todo estaba listo, para que tan pronto como él entrara por la puerta, esta se cerrara, pero entonces Tirian tiro su espada y entró al establo con el tarkaan. Volvió a darse un sonido estrepitoso. El rey vio que el interior del establo no era oscuro, sino que estaba muy iluminado, y cuando dio vuelta para ver a su enemigo, notó que este no lo miraba, sino que con terror observaba algo más. El mismo Tash se encontraba allí, y tomo a Rishda en sus brazos, y miraba a Tirian fijamente, hasta que una voz sonó detrás de este: "Fuera de aquí, monstruo, y llévate a tu presa legitima a tu propio reino: en nombre de Aslan."[100]
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