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La mirada de María: En busca de un punto de encuentro para comenzar…


  1. María
  2. El síndrome de la reacción
  3. Yo no soy quien
  4. El comienzo a partir del fin
  5. Donde aprendo
  6. No quiero caminar sola…
  7. ¿Pesimista?
  8. ¿Qué hay de mi rebeldía?
  9. Un adulto
  10. Es hora de construir

("María", Es una adolescente de II de Educación Media. A partir de su experiencia, este relato se extiende a una imagen corporativa o imaginaria del pensamiento adolescente y juvenil de muchos jóvenes de hoy).

María

"Muchos días son noches para mí, y camino en medio de ellos como una especie de robot. Miro pero no veo. Estoy en la sala de clase, pero no estoy. Oigo pero no escucho… A veces pienso que todos son como yo, pero que disimulan. Tengo la impresión que nadie cree en lo que dice. Que todos llevan dobles vidas… y por eso, yo prefiero ser de una pieza".

"Por supuesto, esto no lo converso con nadie -Con mis amistades nada más- somos como somos, y no nos cuestionamos de cómo somos. Es más, la verdad es que no nos interesa ser como los demás. Nos caen mal. Creemos que están equivocados, y que han hecho todo mal; incluso con nosotras han sido torpes".

"En realidad, nosotras no somos como somos porque queramos, sino porque somos el producto de las circunstancias que han creado a nuestro alrededor los adultos. Ellos han tenido el primer turno de ser los protagonistas, y nosotros somos en gran parte su producto. Somos su resultado. Por eso nos molesta mucho que se quejen, que nos reclamen, y que nos acusen, como si sólo nosotras fuéramos las tontas, las flojas (perezosas), las descarriadas".

"De verdad, nos reímos de todo esto, porque sinceramente pensamos que todos esos epítetos en primer lugar se los merecen ellos mismos. Aunque no se den cuenta o no quieran reconocerlo.

"Y por eso, me he decidido a escribir este relato, para dar cuenta de lo que he vivido y he visto que a otras les ha tocado vivir; que no son cualquiera, sino que son mis amigas y amigos, conocidos y vecinos. No me anima el resentimiento ni sentimientos de venganza; al contrario, soy consciente que necesito de todos Uds. para poder vivir y desarrollarme. Pero esto solamente va a ser posible cuando "nos entandamos".

"Bien sabemos que lo que hoy reina entre nosotras, es la descalificación. Y esto está generando una fuerza que nos impulsa a actuar a nosotras de manera incontrolada y de forma reaccionaria. Uds. Tienen que saber que nosotras somos las primeras en darnos cuenta, porque lo vivimos así, … estamos siendo víctimas de un síndrome perverso de incomunicación".

"Este fin de semana para mí ha sido un desastre. He consumido, me he dejado llevar por la vorágine del descontrol personal, envuelta en el remolino de la irresponsabilidad conmigo misma, con mi salud, con mi dignidad… Y ante esto, yo casi los puedo comprender a Uds. Que me juzguen y condenen como una cualquiera, sin valores ni principios… Pero quisiera que se dieran cuenta que todo esto es una "reacción".

El síndrome de la reacción

Creo (punto de vista del adulto) que este puede ser un buen concepto para tratar de explicar el abismo en que estamos, donde no nos conocemos, ni nos valoramos, ni nos amamos… aunque vivamos bajo un mismo techo y usemos la misma mesa para comer. Es allí donde nos ignoramos, nos juzgamos y despreciamos.

María: Yo siento vuestro desprecio; y con seguridad, Uds. Sentirán mi desprecio, porque los desprecio por ser como son. Si Uds. Piensan que yo soy víctima; yo también pienso igual que ustedes son víctimas de las circunstancias, de los tiempos, del sistema. Que ustedes no son libres. Tampoco responsables, ni éticos, ni religiosos, ni sinceros. Más bien entre ustedes son cínicos, falsos, de dobles estándar, explotadores, individualistas, violentos y excluyentes.

¿Cómo pueden pretender, entonces, ustedes que yo y mi generación se alinee a vuestra farsa? No creen que sea demasiado pedir; y que sea una petición absurda. Creo que solamente los estúpidos podrían acatar tan temeraria solicitud. ¿Acaso no se dan cuenta que Uds., los adultos, han creado una senda de muerte, individualista; que rehúye de la verdad y de los desafíos. Sí, lo que reina entre Uds. Es la cobardía, es la esclavitud, y la fantasía.

Y, de verdad, no crean que esto es "odio". Porque no lo es. Es el síndrome de la reacción. Es decir, la consecuencia de que no nos entendemos, que no nos amamos; que no solidarizamos. Uds. No quieren conocernos porque no quieren aceptarnos; y a nosotras nos pasa igual. Por eso no crecemos. Por eso caminamos hacia un distanciamiento cada vez mayor en el que nos encuentra la muerte como fin de esta larga incomprensión.

Yo no soy quien

Yo no soy quien para construir sola puentes. Y de nada serviría si acaso fuera capaz de construirlos, porque Uds. No los cruzarían, porque no son de Uds. El egoísmo, por lo general, nos induce a desacreditar lo que hacen los otros, por el hecho de ser hecho por los otros, y no por ti. Pero en este caso, estos puentes para el encuentro solamente pueden ser creados con la participación de jóvenes y adultos. Aunque es cierto, que por hoy no estamos haciendo nada, porque nos ignoramos y hasta despreciamos sin miramiento alguno.

No te he revelado mi edad; ni lo voy a hacer. Pero ya puedes suponer que no tengo muchos años, porque cometo muchos errores. Todavía no tengo la virtud de la prudencia. Es cierto. Pero tengo la virtud de la sensibilidad; poseo sentimientos y emociones que me indican por donde no está la verdad ni la justicia. Por eso rehúyo someterme a Uds. y a su propuesta de vida; porque no es vida, sino servidumbre.

Y es por eso, que mi mayor compañía es la soledad. Yo me siento y camino sola. No reconozco amigos ni maestros. En esta noche oscura suenan con fuerza los gritos de la desesperanza, la desilusión y la amargura. Es cierto, te confieso que no soy feliz; que no conozco la paz, ni el amor. Por eso me envuelvo en las burbujas del placer y de las sendas ahumadas para salir de este mundo chato. Sé que estoy en un camino equivocado en medio de otras sendas también equivocadas que son las de mis congéneres adultos. ¿Por qué no reconocemos que ambos estamos equivocados? ¿Que ni unos ni otros poseemos la verdad? ¿Cuándo podríamos ponernos de acuerdo en esto?

De verdad creo que si diéramos vuelta a la página, e iniciamos un verdadero camino hacia nosotros mismos y hacia la esencia de nuestro mundo; sin máscaras ni dogmas; sin autoritarismos ni estigmatizaciones previas. Convencidos que como seres humanos, tenemos una tremenda responsabilidad de salvarnos como especie, y terminar de atacar la naturaleza que nos sostiene y alimenta.

Es cierto que tenemos que educarnos, pero educarnos todos. Y dejemos ya esa pretensión de que Uds. Nos van a educar a nosotras, porque ante todo Uds. No son educados. Una persona educada no miente, no explota, no se apropia de lo ajeno, no acumula, no roba, no incumple las leyes, no finge ser religioso, no sacraliza la propiedad privada.

Quizá desde nuestra irreligiosidad y desde vuestra religiosidad podamos salir y encontrarnos como lo que somos, para reinventarnos y reconstruirnos, y así comenzar a vivir.

El comienzo a partir del fin

Así es como yo me imagino que puede ser el principio de nuestro encuentro. Dándonos cuenta que unos y otros estamos extraviados. Perdimos el rumbo –Uds. Antes que nosotras- Pero lo que importa ahora es que comencemos a mirarnos a los ojos, y ver que realmente somos seres que tenemos que hacernos de nuevo, y así renovar todo lo que nos rodea como ideas y como realidad.

No hay tiempo que perder. En esto concordamos: en que Uds. Y nosotras ya hemos tocado fondo. Estamos hecho trizas. Todo lo contaminamos, todo lo destruimos; hemos llegado a ser expertos en maltratar a los otros y a lo otro (la Naturaleza). Nada nos detiene, ni el descalabro ecológico que ya nos envuelve cual siniestro visitante que se acerca a sus autores. Autores que están sordos, ciegos y encarcelados en sus miserables ambiciones de poder y consumismo.

Estas son las cenizas en las que podemos encontrarnos, cuando reconozcamos lo que somos, y nos despojemos del afán de "formar", "educar" y domesticar a los otros.

El tiempo no puede ser más propicio; no porque nosotros seamos excepcionalmente inteligentes ni buenos, sino porque la naturaleza, nuestra madre, nos apremia con amor y con desesperación para que despertemos del sueño y salgamos de la droga en que los grandes intereses económicos e ideológicos nos han encarcelado.

Yo no creo que este comienzo sea imposible. ¡Por favor!, concordemos que es necesario y oportuno que comencemos ahora.

Uds. –los adultos que me rodean- están cansados, desorientados, y sobre todo estancados. Han caído en un hoyo tan profundo, que no tiene reversibilidad. Y esto los tiene desesperados, nerviosos, ahogándose en la vorágine de un consumismo irracional, como para no ver, ni escuchar, ni sentir. O sea, una especie de estar muertos en vida.

Y yo creo que este es el problema principal; y no nosotras ni nosotros, las nuevas generaciones. Aunque con frecuencia estamos siendo estigmatizadas de ser las causantes del desajuste que hoy vivimos. Lo que sucede es que nosotras consciente o inconscientemente estamos negándonos a recibirles la antorcha apagada que Uds. quieren pasarnos. Sepan que nosotras nos resistiremos sin límites, porque sentimos que estamos en la razón. Si Uds. –o lo que Uds. representan- han destruido el hábitat, a nosotros nos toca no sólo recibir esa herencia y vivificarla; tarea que sólo podremos emprender si nos desprendemos de vuestro paradigma.

Donde aprendo

En las aulas no aprendo. Me siento forzada a estar ahí. Siento que es una educación que no me servirá para cambiar el mundo, porque son enfoques más bien para dejarlo como está y seguir maltratando nuestro mundo con un sistema poco ecológico.

Sí, rescato que hay profesores que privilegian escucharnos y parten aceptándonos como somos, con nuestros colores y peinados, con nuestros temas y lenguajes. A los cuales les pedimos no que nos dejen como estamos, sino que nos acompañen para que juntos podamos salir ellos y nosotros desde donde estamos.

En este sentido, yo no me siento totalmente reaccionaria, sino más bien, "accionaria". Y esto molesta a muchos, a los que siguen con una actitud autoritaria y dogmática. De verdad, el aula de clase se me vuelve algo así como una prisión. Algo pasa que no me gusta. No sé si es algo externo o interno a mí. Pero me fastidio. Perdón por este estado de ánimo que no entiendo ni yo misma.

A veces tengo unos momentos distintos, y es cuando algún profesor tiene tiempo para "escucharme". Por lo general, así puedo expresar mis búsquedas, mis equivocaciones y mis temores; también mis rabias y resentimientos. Y me agrada sobremanera que me comprendan como soy, como punto de partida para la aventura de cambiar; que no me juzguen ni me condenen. En realidad, yo soy la primera que estoy consciente que no estoy totalmente en el camino de la verdad, sino en gran medida, en el de el de la rebeldía, la desorientación, -incluso la destrucción de mí misma-, la de la curiosidad y la búsqueda.

Aprender me va constando sangre, sudor y lágrimas. A veces, siento que es una tarea que me supera. Otras veces, que no vale la pena aprender para permanecer siendo una excluida, un ser al margen de la vida y de la dignidad que debiera tener todo ser humano. Y otras veces, también me doy cuenta que es la mejor vía para ser alguien, para ser una persona realizada.

Hay muchísimas cosas que necesito aprender…, pero no sé cómo. Sobre todo no cuento con los espacios propicios para esta actividad. Hay demasiado ruido en mi interior y a mí alrededor.

Sin embargo, tengo intuiciones y certezas de aspectos esenciales que tengo que aprender, como es mi sentido de pertenencia. Responderme esta pregunta: ¿a dónde pertenezco? La claridad que alcance en esto, me ayudará también saber hacia dónde me dirijo o debo dirigirme. Mientras no solucione esto, me encuentro en todas partes fuera de lugar. Y este desencuentro de contexto, refleja también mi desencuentro interior: ¿Quién soy?

Desgraciadamente casi no tengo "acompañantes" que me ayuden en esta búsqueda. Por lo general ellos o ellas se centran en sus materias de clase. Es la educación bancaria y libresca. A mí me parece que ellos mismos, en muchos casos, no han resueltos estos temas en sus vidas. De modo que mi aprendizaje, en las aulas sigue siendo en grado mínimo, en relación a mis grandes necesidades, vacíos, inquietudes,… Lo mismo puedo decir de de mi llamado "hogar" o "familia". Y me enfrento a un vacío: ¿quién está dispuesto a enseñar y a aprender simultáneamente?

No quiero caminar sola…

Están equivocados quienes creen que quiero caminar sola. Todo lo contrario, me da pánico la soledad. Por eso siempre me verán escuchando música, como una forma de sentirme en comunicación con otros y otras. Sí, es cierto, que tiendo a aislarme y distanciarme de los adultos; y con ello les quiero decir: que no me gusta que me tomen como "menor" y/o como descarriada, como alguien a quien sólo hay que llenar con conocimientos. Lo que necesito es que me den espacio, me escuchen y que me hagan sentir que soy "alguien", que soy una persona que piensa y que siente; que también tiene o desea tener proyectos, metas, éxitos.

No crean que disfrute mi ignorancia, mi falta de palabras y de razonamiento… Ellas son las carencias más profundas que siento. Es una oscuridad que amenaza con envolverme como diciéndome que no tengo nada importante que decir y qué hacer. Es más, me anula. No existo.

Por eso, mi verdadera búsqueda es la de la amistad. Es decir, una vía amable. Voy buscando el encuentro con el otro. Y así camino de un lado para otro, recorro kilómetros de lugar en lugar. Uds. me verán muchas veces así, caminando junto con otros de mi edad. Somos buscadores de sentido, de horizontes, de algo y de alguien. Quisiera que mi silencio lo escucharan como "gritos", como llamadas a nuevos encuentros: con el amor, con la esperanza, … y también con Uds.

¿Pesimista?

Es lo más probable que me juzguen así. Pero créanme que no me siento causa, sino víctima de muchas cosas. Receptora de la desesperanza; heredera del fracaso existencial y social de una generación que edificó sobre un sistema que hace rato perdió la buena relación con la vida, con la Naturaleza, con la trascendencia. Por lo tanto, mi generación no está recibiendo un mundo como quizá Uds. Lo recibieron; sino que me siento recibiendo casi cenizas.

A veces puede más mi pesimismo, y me abandono.

Pese a todo, es una hora para comenzar, edificar; comenzando por poner los cimientos. Y me gustaría que Uds. lo comprendieran así e hiciéramos juntos un nuevo camino.

Para ello, sí, queremos prepararnos en serio y con responsabilidad generacional. Sin dogmas, sino en el universo de la diversidad, sobre la cual tenemos que elegir lo mejor en todos los campos que constituyen el ser humano. Y claramente allí está el piso a partir del cual vamos a construir nuestro imago-mundo, nuestro nuevo paradigma; el cual necesariamente va a ser distinto del actual. Esto es motivo de gran alegría porque el continuismo carece de sentido para todos los seres vivos que poblamos la tierra, y para la tierra misma.

Entonces, Uds. pueden tratar de entenderme y comprender que mi "pesimismo" más bien es rechazando la oferta que existe. Una oferta que proviene de vuestras manos vacías; y son Uds. más bien que estáis ahogados por una desesperanza que os mata. Basta ver cómo están de caóticas las relaciones intrafamiliares, lugares donde habitamos que han dejado de ser "hogares", y donde ha desaparecido la comunicación. Acaso ¿puede existir un ser humano sin comunicación?. De cierto, que no. Es esa la fuente verdadera del "inhumanismo" que Uds. resienten, y que todos resentimos.

Sin embargo, yo me siento como "un árbol verde", ya sea en medio del bosque como en medio de los desiertos. Y esta vida no me quiero dejar arrebatar por nadie; ni depender de fantasmas. Es mi esencia personal; de la cual dispongo para compartirla.

¿Qué hay de mi rebeldía?

Mi rebeldía es lo que más manifiesto, porque la expreso en todo tiempo. Generalmente es contra los adultos, y sus propuestas. Mostrándoles que no me interesan. Que no las necesito. O sea, no caben en mi cabeza que está llena de rechazo por todo. Yo sé que esto no está bien, pero lo hago por un tiempo, porque me interesa hacerlo saber.

Lógicamente yo sé que esto puede desarrollar procesos de búsqueda, preguntas, y no sólo inquietudes, entre Uds. los adultos. Y eso es lo importante. Así, de seguro, que nos vamos a encontrar en un punto del camino, donde se de la encrucijada, el cruce de caminos, y juntos, cada uno reciba el aporte para que pueda el otro hacerse desde su experiencia.

Y, creo, que nadie puede ignorar que hay muchas razones para ser rebelde. Es decir, para no estar de acuerdo con todo esto, para no ser pasivos y solamente agachar la cabeza a todo lo que representa el autoritarismo del orden patriarcal –conducdo no solamente por varones, sino también por mujeres- imperante, que domestica y esclaviza a los seres humanos que lo toleran. Por lo tanto, en la medida que se vaya construyendo un nuevo estilo o forma de ser (paradigma), lógicamente se deberán ir desvaneciendo los niveles de rebeldía.

Me parece, también, que todavía no hemos llegado al "pick" del auge de la rebeldía; y que todavía faltan hitos importantes de la que seremos o serán protagonistas los jóvenes. Sabemos que no somos los más fuertes, sino los más débiles, los más carentes…, pero también los portadores de mayores sueños.

¿A qué se debe mis debilidades? Lógicamente a una situación integral: poco tiempo vivido, pocas experiencias, poca cultura; pero a mi alrededor, entre ustedes, tampoco veo muchas fortalezas, sino más bien, frustraciones, violencia, incomunicación.

Pero el camino no es por la vía de la comparación ni de la rivalidad…, sino claramente por la complementariedad y comunión. Es decir, darnos cuenta que somos seres en construcción, en definición; realizándonos a cada instante. Entonces, necesitamos unos de otros por igual. Nadie es completa ni está hecho o determinado.

Con este enfoque estamos ante un horizonte más dinámico y abiertos a los cambios. Nos alejamos del determinismo y del estatus quo. Nuestra naturaleza es el cambio.

El sol envuelve las tinieblas de mi ser interior,

El silencio de la Naturaleza,

Hace escuchar sus gritos de vida en mi alma callada;

En la lejanía, una luz que titila

Como un niño que empieza la vida.

Es Navidad.

Callo por no gritar,

Miro para no ver;

Y camino para no sucumbir en el precipicio

Del sinsentido.

¿Hay alguien que sienta y que vea?

Que quiera detenerse…

Y salir de su ruta

¡Para escuchar!

Tal vez mi nombre (María)

Como mi apariencia

No digan nada o casi nada…

Pero soy un Universo

Igual que tú.

Por eso digo: "No todo está perdido",

Aunque así lo parezca

Cuando el respeto se hace trizas

Y la burla es la moneda de cambio

Para comprar la nada.

Aunque sea por un momento

Me doy cuenta

Que ser joven no es una meta

Sino un camino para no andarlo sola.

Un adulto

María, te he escuchado con mucha atención… porque con frecuencia más me he escuchado a mí mismo y a mis pares. Lo que se ha convertido en una rutina, y en un camino sin salida.

Reconozco que me da temor todo. Aferrarme y des-aferrarme de las ideas e ilusiones en que me apoyo. Por eso agradezco tu sinceridad, que representa la de millones de jóvenes como tú. Hoy más que nunca decir "joven" es decir mentalidad nueva, visión nueva, paradigma nuevo.

Es la fuerza de la Naturaleza que emerge en sus nuevos hijos. No podría haber nacido un árbol nuevo de otro viejo; solamente ramas. Probablemente nuestros temores sean mutuos, pero no permitamos que nos paralicen.

Uno los pasos que más me cuesta dar, es ponerme en línea horizontal contigo; solamente que un poco más adelante, pero no por encima de forma jerárquica. No sé porque esa figura casi la asocio a la "caos", desorden o desequilibrio. Y por lo mismo, peligrosa.

La construcción de confianzas es la gran tarea inmediata. Darnos cuenta que ambos grupos atareos debemos buscar la verdad.

LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD

Tendremos que unir entonces, nuestra experiencia con vuestra vitalidad, para buscar la verdad. Verdad que no está en lado alguno, sino por delante de ambos.

El desprendimiento que esto supone es de dimensiones insospechadas; pero ya estoy convencido que es un proceso necesario. Porque no podemos seguir sosteniendo, como se ha hecho por todas las vías, desde la persuasión hasta la imposición a sangre y fuego, de un modelo cultural.

Buscar la verdad es lo más ético que hay. Y requiere partir desde el valle descampado en el que la realidad nos ha colocado; y no desde las efímeras trincheras de los poderes constituidos. Por lo tanto, quiero decir que no es ético insistir en enseñar como verdad lo que intencionalmente ha sido constituida como tal, con frecuencia por motivaciones o intereses de grupos humanos.

Pero ¿cómo podemos buscar la verdad? -Sí; no me resulta tan fácil como pareciera, porque me requiere previamente una deconstrucción de los cimientos en que levanto mi existencia, el sentido de mi vida. Sin embargo, estoy dispuesto, porque soy un convencido que hace tiempos ya que perdimos el rumbo; desde el momento en que nos creímos ser los "señores" de la creación, y que todo estaba a nuestros pies. Pues ahora, para nuestra desgracia, está así. Lo cual significa -de forma real- nuestra muerte, ¡nuestra desaparición del planeta!

Siento que nuestras tradicionales "verdades" se han transformado en mitos. Verdaderos "constructos" hechos a la medida de intereses funcionales manifiestos y no manifiestos. Han sido construcciones culturales para que soportaran nuestros enfoques socio-económicos, al servicio de los cuales se pusieron las religiones.

Creo firmemente que ha llegado la hora de re-construir todo desde la base. No es una iniciativa por capricho, sino por responsabilidad. Una verdadera exigencia de la vida, para contrarrestar la muerte de todo lo que vive sobre la Tierra. En esta posición no hay ninguna exageración, es solamente una constatación de las evidencias que ya existen a nuestro alrededor y alrededor del mundo. Lo que pasa es que no sabemos cómo reaccionar. Nos falta autonomía e independencia. Nos falta voluntad e inteligencia. Y nos falta unión.

Pero tenemos que despertar de este estado de somnolencia o drogadicción. Reconozco que la atmósfera que nos envuelve es de temor, depresión, stress. Y no nos sentimos libres, sino aprisionados por fuerzas tangibles e intangibles. Hay poderes realmente sofisticados que nos tienen de rodillas; poderes políticos, ideológicos, religiosos.

Ahora bien, estos problemas no te los debería transferir a ti, y a ustedes, jóvenes. Son nuestros problemas que llevamos ocultos; pero no podemos evitar sus efectos que nos tienen enfermos. Enfermedad que se asemeja a una parálisis, a una renuncia de soñar, de crear, de innovar por nosotros mismos. Estamos en manos de los dueños de las máquinas con su omnímodo poder económico, también se han apropiado de todo lo que necesitamos y consumimos, incluyendo lo que comemos.

Y la verdad, es que nunca se me había ocurrido buscar apoyo, y hasta ayuda, en Uds. Porque me "aprendí" a verlos como "débiles", irrespetuosos y extraviados o perdidos. O a lo sumo, como personas a criar y educar. Un esquema aparentemente bienintencionado; pero demasiado simple, y claramente con niveles insospechados de ocultamiento.

Es impresionante que aparentemente no existan caminos diferentes, caminos nuevos para reorientar nuestra cultura, nuestra mentalidad de manera amplia y organizada, para crear un sistema alternativo al inventado e impuesto por la fuerza de poderes constituidos y aliados; que no han reparado en llegar al uso de las armas que ha dejado a millares de víctimas muertas en el camino.

Es hora de construir

(María:) Yo también creo que es la hora de actuar, porque ya casi todo está sobre-explicado, y lo urgente es actuar. Pero no seguir actuando de la misma manera como lo hemos estado haciendo en las últimas décadas. Y procuremos que la característica principal sea al de "unidad", "confianza mutua" y "creatividad". Esto, aunque parezca un imposible; tenemos que ser capaces de construir juntos nuestro hogar haciendo de la tierra nuestro gran hogar, lleno de calidad. Un lugar vivible y amable. O sea, tenemos que buscar la otra cara de la medalla a la actual; que no existe, sino que tenemos que crearla.

  • 1. UNIDAD

Entendamos por unidad, el respeto por la diversidad. O sea, no se trata que seamos todos iguales; lo cual es admitir que un individuo, sector o grupo imponga su punto de vista y forma de ser a los otros.

Este sencillo principio nos puede costar muchísimo entenderlo y ponerlo en práctica, porque no hemos sido educados para esta forma de ser. El paradigma concretizado en un sistema social nos ha hecho personas dogmáticas y cerradas; intolerantes y sin capacidad de escucha. Así al creerse cada quien como poseedor de la verdad; impone sus creencias a los otros; quienes si se resisten son estigmatizados de permanecer en el error.

La práctica de la unidad comienza por el respeto, siempre mutuo. Y el respeto –para que sea real- siempre comenzará por respetarse a sí mismo. Debo reconocer que a mí no me es nada fácil respetarme a mí misma, porque me he llegado a acostumbrar a faltarme el respeto a mí misma y por mí misma. Esto tiene que ver con la experiencia de exclusión que vivo, y con la práctica anodina como estilo de vida que por largos períodos he escogido vivir; ya porque creía que era una forma de expresar mi rebeldía, como también por la baja autoestima que me minaba por dentro.

Es conveniente que reconozcamos nuestras deficiencias y limitaciones. No estamos íntegros ni integrados, sino más bien fracturados y frustrados. Pero la resiliencia no es extraña a nosotros, y nos podemos levantar y caminar.

Identifiquemos lo que nos desune, y pongámosle nombre, sin temor.

Construyamos nuestra identidad.

¿Quién soy?

¡No quién dicen que soy!

Para comenzar a saber quién soy,

Debo limpiar la "bodega" en mi cerebro

De todo aquello inculcado sin mayores fundamentos.

La tradición, en primer lugar, es para conocerla; no para imponerla.

Ella recoge las búsquedas de nuestros antepasados;

Pero no necesariamente la verdad.

La verdad, está por delante; no hacia atrás.

Y está impresa en el ADN de la naturaleza de cada ser.

La verdad, libera; no aprisiona.

Induce al desarrollo; no promueve el estancamiento.

Ilumina el sendero; no lo oscurece con dogmas y misterios.

Creo que debemos cambiar el rumbo de de nuestra vida. ¿Por qué vivimos? ¿Qué es vivir? Porque nos han enseñado que vivir es "poseer". No nos han enseñado que vivir es satisfacer las necesidades básicas. Si ya ni sabemos cuáles son; o las confundimos con las no-básicas o superfluas.

Y no debemos olvidar que la satisfacción de nuestras necesidades básicas no ha de dañar el ecosistema en que habitamos; porque dañarlo sería privarnos en el futuro mediato la posibilidad de satisfacción de las mismas, lo que equivaldría a nuestra propia enfermedad o incluso muerte en masa y desaparición como especie.

Creo que debemos de terminar de mirarnos a nosotros mismos como si fuéramos el centro del Universo y los más importantes. En el mundo todos los seres somos igualmente importantes, y nos necesitamos unos a otros. Ninguno puede subsistir por sí mismo; intentarlo es caminar hacia su propio suicidio.

Creo que basta ya de pensar y creer que nosotros somos "imagen de Dios" o que El es imagen nuestra. Eso es absurdo. Es ridículo el reduccionismo físico final . Habla de una exacerbada vanidad, soberbia y de un gravísimo error. ¿Por qué tenemos que buscar una imagen física de Dios; cuando su imagen surge en la bondad, el amor, la solidaridad?

Precisamente ese tipo de concepciones nos han destruido la unidad: entre nosotros y de nosotros con la Naturaleza. Ese resquebrajamiento, por otra parte, ha favorecido el desarrollo ilimitado de las grandes esclavitudes que nos tienen siervos bajo el poder de los grandes capitales y de las grandes ideologías. Por ejemplo, porque afirmamos que somos "reyes de la creación", nos han hecho leyes que facilitan y permiten a algunos volverse millonarios; y vivir así en medio de millones que mueren de hambre. La propiedad privada sin su respectiva y justa dimensión social, constituye el verdadero pecado original.

Nuestra unidad. La unidad que necesitamos parte de cambiar la mirada sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea. Aceptar que estamos pretendiendo edificar sobre la división.

Una división radical es la que nos induce a buscar todo fuera de nosotros mismos: cuando la verdad, la belleza, la santidad, el misterio, la eternidad, la vida,… está dentro de nosotros mismos. Dios no está fuera de nosotros mismos, sino dentro de nosotros mismos, y no necesitamos de mediadores –instituciones y/o individuos- sino destreza para entrar en nosotros mismos con esos ojos, los de la contemplación y los oídos con capacidad de escuchar; y un pensamiento que no sea castigador de nosotros mismos.

 

 

 

Autor:

José Leandro Flores

2011eda.blogspot.com

12/06/2009 9:08:12