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Evaluación geriátrica de la población de jubilados de la Universidad Autónoma de Nuevo León


     

    Ricardo Salinas Martínez,* Abraham Vázquez García,* Fernando Pérez Chávez,** Magdalena Garza Cantú,** Abel Jesús Barragán Berlanga***

    * Departamento de Medicina Interna, Facultad de Medicina y Hospital Universitario Dr. José E. González, UANL.

    ** Clínica de Servicios Médicos para los trabajadores de la UANL.

    *** Medicina Interna, Hospital San José-Tec de Monterrey.

    Correspondencia: Dr. Ricardo Salinas Martínez. Centro Regional para el Estudio del Adulto Mayor. Hospital Universitario Dr. José Eleuterio González, Universidad Autónoma de Nuevo León. Av. Francisco I. Madero pte. s/n, Col. Mitras Centro, Monterrey, NL, CP 64460. Tel./fax: 8346-0113.

    Recibido: junio, 2003. Aceptado: agosto, 2003.

    La versión completa de este artículo también está disponible en internet: www.revistasmedicasmexicanas.com.mx

     

     

    Resumen

    Antecedentes: el propósito de la evaluación geriátrica es encontrar los problemas potenciales de salud, mentales, funcionales y sociales del individuo mayor de 60 años de edad.

    Objetivo: describir una población de jubilados de la Universidad Autónoma de Nuevo León con el uso de los elementos de la evaluación geriátrica.

    Material y métodos: se trata de un estudio transversal, descriptivo, para el que se entrevistó de manera directa a 400 individuos jubilados de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

    Resultados: se entrevistaron 400 individuos: 158 mujeres (39.5%) y 242 hombres (60.5%). La edad promedio fue de 65.62 años, con rango de edad de 45 a 91 años. El 30% de los individuos consu-mieron tres o más medicamentos durante la última semana. En la evaluación geriátrica se encontró: MMSE (Mini mental) 25 de los encuestados tuvieron puntuaciones de 0 a 20 (6.25%). En el GDS (Escala de depresión) se obtuvo un promedio de 1.67 con un rango de 0 a 15, y una desviación estándar de 2.59. En la Escala de acti-vidades de la vida diaria (Katz) el promedio fue de 5. Los puntajes promedio en la Entrevista de nutrición fueron de 2.

    Conclusión: se identificó un grupo de población con frecuencias y tipos de padecimientos similares a los reportados en la literatura, así como su consumo de medicamentos. En las evaluaciones sociodemográficas el grupo de población en estudio parece tener ventaja sobre la población abierta, aunado a un bienestar económico poco frecuente en los análisis de poblaciones de este tipo. Las esferas geriátricas se encuentran intactas en la mayoría de la población. Las medidas de prevención y promoción son las mejores armas para evitar el incremento en la morbilidad, discapacidad y costos futuros de atención médica.

    Palabras clave: evaluación geriátrica, jubilación, México, prevención.

     

    Abstract

    Background: The purpose of geriatric evaluation is to determine the potential health, mental, functional and social problems of people older than 60 years old.

    Objective: To describe a population of retired workers using the instruments of the geriatric evaluation.

    Material and methods: Descriptive study with direct interview, performed by trained geriatricians using validated scales of mental status, depression and functional status.

    Results: 400 individuals were interviewed. 158 women (39.5%), 242 men (60.5%). Age range: 45 to 91 years; mean age: 65.62 years. Diagnosis number: 67 individuals (16.75%) without diagnosis, 152 (38%) with one diagnosis, 124 (31%) with two diagnoses, 31 (7.75%) with three pathologies, 17 (4.25%) with four, 6 (1.5%) with five and 3 (0.75%) with ten. 30% of the patients took 3 or more medica-tions. Mini-mental state exam (MMSE) scores showed 25 individu-als (6.25%) with scores 0 to 20. Global determination scale (GDS) scores had a mean of 1.67. AVD scores with a mean of 5.8.

    Conclusions: Survey shows a population with expected number of diagnosis and medication use. Geriatric areas are mostly intact. Emphasis in this population should be placed on preventive mea-sures and health promotion.

    Key words: geriatric evaluation, retirement, Mexico, prevention.

     

    Introducción

    El fenómeno demográfico del envejecimiento es una realidad innegable. Los datos recopilados por el INEGI en los últimos censos y conteos demuestran aumentos porcentuales de la población mayor de 65 años de edad, inclusive por encima de los aumentos registrados en la población general. En el censo del año 2000 se encontraron 97.5 millones de mexicanos, de ellos 6.8 millones (5%) son mayores de 65 años de edad.1 Se predice que, en 30 años en los países en desarrollo, la población de este grupo de edad se cuadruplicará. De acuerdo con la Conferencia sobre Envejecimiento de la Organización de las Naciones Unidas, que se celebró en el mes de abril del 2002, la población geriátrica se incrementa de manera alarmante. Cada mes, un millón de individuos alcanzan los 60 años de edad y 80% de ellos viven en las naciones en vías de desarrollo. El grupo de población mayor que crece con más rapidez son los mayores de 80 años. Actualmente 70 millones, esta cifra se quintuplicará en los siguientes 50 años.2

    El índice de envejecimiento, definido como la cantidad de personas mayores de 60 años de edad por cada 100 menores de 15 años, fue, en nuestro país, de 17 en 1997 y será de 50 en el año 2025. Para la Organización Panamericana de la Salud (1999), de acuerdo con el programa de acción: atención al envejecimiento, preparado por la Secretaría de Salud en el año 2001, México se encuentra en el séptimo lugar entre los países de envejecimiento acelerado.3 El mismo programa reporta un consumo del 30% de los recursos para la salud por parte de este grupo, y una ocupación de camas de hospital, incluso del 60%.

    Los actuales modelos de atención a la salud, diseñados para la prevención de enfermedades infecciosas y la atención a las condiciones agudas, deberán adaptarse a este cambio demográfico y epidemiológico.4

    La población de jubilados también está en aumento. Existen poblaciones, como la aquí estudiada, que mostrarán incrementos muy importantes durante los próximos años, como consecuencia del crecimiento de la base de empleados observado durante los decenios de 1950 a 1970. Con anterioridad, en nuestro país no se había visto un fenómeno igual; ahora nos toca transitar por la experiencia que desde hace aproximadamente tres lustros viven los países industrializados. El incremento de esta población representa un impacto serio en la capacidad de los servicios de salud, por el número de enfermedades y discapacidades que se vinculan con el envejecimiento. Es imperativo estudiar a esta población de manera integral, anticipando e identificando sus necesidades.

    La evaluación geriátrica es la metodología moderna para el estudio del adulto mayor.5 Este procedimiento consiste en una evaluación médica tradicional, con la asistencia de elementos de otras disciplinas. Su propósito es encontrar los potenciales problemas de salud, mentales, funcionales y sociales del individuo mayor de 60 años de edad. Su aplicación es común en el estudio de este tipo de poblaciones y ha sido objeto de numerosas demostraciones clínicas.6-19

    Con base en nuestras investigaciones, ésta es la primera vez que se utiliza de manera sistemática esta metodología en poblaciones de individuos jubilados de una empresa o institución, con el propósito de proyectar los hallazgos a futuro y diseñar servicios geriátricos interdisciplinarios para este grupo de población.

    La intervención geriátrica interdisciplinaria se ha estudiado extensamente, como un abordaje eficaz en el manejo de pacientes adultos mayores frágiles. Estos pacientes se distinguen por tener dos o más de los siguientes criterios: déficit en una o más de las actividades de la vida diaria; dos o más padecimientos médicos crónicos; dos o más hospitalizaciones por problemas agudos en el año anterior; o seis o más medicamentos prescritos. Los resultados de estas intervenciones en pacientes ambulatorios demuestran un impacto positivo sobre la percepción individual de la salud, menor número de visitas a los servicios de consulta, mejor desempeño en las actividades instrumentales de la vida diaria, mejoría en su vida social y del estado anímico y mental. Este estudio permite identificar a los sujetos susceptibles de aplicarles este manejo; además, elaborar planes de abordaje preventivo y predecir las necesidades a futuro.

    En el presente estudio se describen los resultados de la evaluación geriátrica en una población de jubilados de la Universidad Autónoma de Nuevo León. La evaluación incluye la identificación de las características demográficas de la población, con su nivel de educación, el registro de sus problemas médicos y el uso de medicamentos.

     

    Metodología

    Se trata de un estudio transversal y descriptivo para el que se entrevistó de manera directa a 400 individuos jubilados de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Las entrevistas se hicieron por invitación, en las instalaciones de la Casa del Jubilado Universitario y en la Clínica de los Trabajadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Las entrevistas las realizaron médicos geriatras, con un mínimo de cuatro años de postgrado; éstas incluían 34 variables: datos de identificación (edad, sexo, escolaridad, sitio de residencia en el área metropolitana de Monterrey, constitución de la familia, y miembro de la familia en la casa del paciente), diagnósticos médicos (número de los mismos, diagnósticos por especialidad o aparato y sistema: cardiovascular, diabetes, reumatológicos, gastrointestinales, cáncer, psiquiátricos, y otros no contemplados en el listado), hábitos de alcohol o tabaco, medicamentos prescritos o no, consumidos la última semana o mes. Propiedad de la casa, servicios de la misma; estado de jubilación o pensión, recibir apoyo económico o tener ingreso actual. Finalmente, la escala de evaluación mental de Folstein (MMSE),20 la escala de depresión de Yesavage (GDS),21 la escala de actividades de la vida diaria de Katz (versión de 6 puntos),22,23 la escala de actividades instrumentales de la vida diaria de Lawton Brody,23,24,25 y la escala de riesgo de desnutrición de la Fuerza de prevención de la salud de Estados Unidos.26

    Se obtuvieron los promedios de todas las variables sociodemográficas, se determinaron los rangos de edad, se estratificó en grupos por escolaridad, municipio de origen, familiar con quien se vive, propiedad de la vivienda y servicios básicos domiciliarios; por último, su categoría de jubilado o pensionado y actividad económica actual. En las variables médicas se tomó en cuenta el promedio del número de diagnósticos, de enfermedades por aparato y sistema, del consumo de alcohol y tabaco, y el número de medicamentos.

    En los instrumentos geriátricos se obtuvieron los promedios de puntaje. El MMSE se correlacionó con escolaridad. El GDS se correlacionó con el número de diagnósticos. AVD, AIVD y la encuesta de nutrición se estratificaron por puntos. El análisis descriptivo básico de los resultados se realizó con el programa Statistica (Statsoft, Tulsa Oklahoma, EUA).

     

    Resultados

    Se entrevistó a 400 individuos: 158 mujeres (39.5%) y 242 hombres (60.5%). La edad promedio fue de 65.62 años, con rango de 45 a 91 años (figura 1). El grado de educa-ción varió de nula con 9.75% de los entrevistados, primaria incompleta con 16.75%, primaria completa con 16.25%, secundaria o técnica con 23.25%, estudios profesionales 27.5% y con grados de maestría o superiores 6.5% (figura 2). En el municipio de Monterrey radica el 68% de ellos y el resto en municipios conurbados. Del total, 4.75% viven solos, 21% con un hijo y 66.5% radican con su cónyuge; el restante 7.75% tiene otro tipo de relaciones. En este estudio, 92% son dueños de su casa, 3.75% rentan y 4.25% vive con familiares. Todos cuentan con servicio de electricidad en sus casas, 397 con servicio de agua, 396 con servicio de drenaje, y 384 con servicio de gas. El 92.25% son jubilados y el resto pensionados por incapacidad; 103 reciben apoyo de familiares y 95 aún generaban ingresos. Bajo el rubro de diagnósticos se encontró a: 67 individuos sin diagnósticos al interrogatorio (1.53%). El 14.25% de los individuos registró tres o más diagnósticos: 36% con pro-blemas cardiovasculares, 22.75% con diabetes mellitus, 20.75% con trastornos reumatológicos, 14% con trastornos gastrointestinales, 1.75% con cáncer, 2.5% con trastornos psiquiátricos, 4.25% con problemas neurológicos, y 29.5% con otro tipo de diagnósticos. En cuanto al consumo de bebidas alcohólicas, 59 individuos admitieron su consumo, predominando el sexo masculino sobre el femenino (52 vs 7) y 15.25% admitieron consumir tabaco.

    En el área de medicamentos distintos, consumidos durante la última semana, el rango fue de 0 a 10. Con un promedio de 1.98. Se encontró que 120 individuos consu-mieron tres o más medicamentos durante la última semana (30%) [figura 3]. Al preguntarles acerca de los medica-mentos consumidos el mes anterior se encontró que 109 personas (27.25%) consumieron tres o más medicamentos distintos (figura 4). En el área de los instrumentos de la evaluación geriátrica en el MMSE se encontró a 25 de los encuestados con puntuaciones de 0 a 20 (6.25%). Al compa-rar la escolaridad contra los puntajes promedios del MMSE por grupo, se encontró que aquellos con educación nula, no necesariamente analfabetas, obtuvieron un promedio de 22 en el examen, quienes tenían primaria incompleta obtuvieron en promedio 26, con primaria completa obtuvie-ron 27, con educación secundaria o técnica los resultados promedio fueron de 29, con educación profesional 28, y con maestría o posgrado diversos (especialidades médicas) 29. El promedio de todos los grupos fue de 27. La educación muestra una p de 0.43.

    En el GDS se obtuvo un promedio de 1.67 y puntajes de 5 y más se presentaron en 44 individuos (11%). La esco-laridad no mostró efectos significativos. En la Escala de actividades de la vida diaria, medida con el índice de Katz, el promedio fue de 5. Nueve personas mostraron puntajes de 1 a 3 (2.25%), 5 de ellas con puntajes de 1 (1.25%); 362 mostraron puntajes perfectos (90.5%). En las pruebas para determinar la capacidad en Actividades instrumentales de la vida diaria, el promedio fue de 6. Quince individuos mostraron puntuaciones de 0 a 4 (3.75%), 4 de ellos tuvieron puntajes de 0 (1%). Los puntajes promedio en la Entrevis-ta de nutrición fueron de 2.5125, 348 individuos tuvieron resultados entre 0 y 5 (87%), siete presentaron resultados mayores a 10 (1.75%).

     

    Figura 3. Número de medicamentos tomados semanalmente.

    Figura 4. Número de medicamentos tomados mensualmente.

     

    Discusión

    La evaluación geriátrica, descrita como una metodología multidimensional, incluye examinar a los pacientes en varias esferas: física, mental, social, económica, funcional y medio ambiental. De acuerdo con la declaración de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, este tipo de evaluaciones son particularmente útiles en la población de adultos mayores.27

    El primer esfuerzo en el terreno de la atención del adulto mayor en nuestra Facultad data de 1953, año en el que el Dr. Eduardo Aguirre Pequeño publicó, con dedicatoria a la memoria del Dr. José Eleuterio González, sus "Leccio-nes de Gerontología y Geriatría". Uno de los trabajos que aparecen en esa publicación fue presentado en el mes de noviembre de 1950, en una sesión de la Academia Nacional de Medicina por el propio autor; se considera la primera contribución de México al campo de la gerontología y geriatría.28 Retomamos esa tarea, ahora con la presión demográfica propia de nuestros tiempos.

    La evaluación geriátrica no se considera un sistema operativo independiente de los otros elementos de un servicio de salud, ya sea institucional o privado. Debe estar integrado a un proceso clínico dinámico, responsable de los cambios en el estado de salud de los individuos a través del tiempo. La carencia de estos procesos lleva a la fragmentación del cuidado, en detrimento de la salud de los usuarios, e incremento en el costo de operaciones de cualquier sistema de salud.

    Las poblaciones de individuos jubilados se acrecientan en nuestro país, problema demográfico de innumerables consecuencias a múltiples niveles. Su atención para la salud ha seguido el método tradicional: orientado a través del médico de primer contacto, ya sea médico familiar o internista. Nuestra propuesta estriba en demostrar, a través de la identificación de las múltiples dimensiones de los problemas de salud de estos individuos, la utilidad de un abordaje geriátrico que identifique las áreas de prevención de la enfermedad, promoción de la salud y cuidado integral no previsto por el modelo anterior. Una experiencia similar al estudio longitudinal del Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA)29 en donde los pacientes hospitalizados no fueron evaluados.

    En la actualidad, la Universidad tiene 1,473 jubilados, y 700 padres de trabajadores que son mayores de edad, 250 trabajadores más se jubilaron en el 2002. Con la población actual, nuestros entrevistados representan alrededor del 27% del total de jubilados.

    El promedio de edad de nuestros entrevistados fue de 65.62 años, con rango de 45 a 91 años de edad. La en-cuesta SABE de 1999, practicada en la Ciudad de México, como representativa de nuestro país en América Latina y el Caribe, reporta una media de 69.8 años, con un rango de 60 a 98 años. Resultados bastante parecidos. Nuestro estudio arrojó una proporción de 39.5% mujeres y 60.5% varones. Esto contradice los hallazgos de la revisión a la Encuesta Nacional de Salud de 1988, revisados en 1996 por Ruíz-Arregui L y Rivera-Márquez, quienes reportan mayor número de mujeres, con independiencia del grupo de edad,30 quizá relacionado con el hecho de tratarse de una población jubilada, la cual inició su empleo en una época cuando las mujeres aún no eran parte importante de la fuerza laboral.

    Nuestros entrevistados mostraron una mayor proporción de individuos que viven con su pareja (68%), que lo reportado en la encuesta SABE. Es de notarse la cantidad de individuos dueños de su propia vivienda (92%), reflejo de su situación como jubilados de una universidad mayor en nuestro país. De igual manera, todos contaban con los servicios básicos de vivienda. Ninguno de los individuos entrevistados radica en un asilo o casa de residencia, no sabemos si esto está condicionado por la forma en que fueron realizadas las entrevistas.

    En relación con el número de diagnósticos se encontró que 14.25% de la población entrevistada refirió tres o más problemas médicos, comparable con la experiencia inter-nacional.31 Más sobresaliente es el consumo de tres o más medicamentos por 30% de la población. Otras experiencias reportan un promedio de cuatro medicamentos consumidos por individuos de 60 años o más.

    El consumo de bebidas alcohólicas fue referido en 14.75% de nuestra población. Fenómeno más común en hombres que en mujeres. Existen reportes de consumo incluso del 57% en hombres y 33% en mujeres. La diferencia puede estribar en la percepción sobre el propio consumo de be-bidas en nuestros pacientes. El reporte de tabaquismo fue de 15.25%. En el Programa de Acción Envejecimiento se reportan cifras de 35.4% de hombres de edades de 60 a 69 años aún fumando. No reportan el uso de alcohol.

    En el Programa de Acción Envejecimiento se plantea el problema de que, en general, se sabe poco de la magnitud de las afecciones comunes que no son causa de muerte pero sí de discapacidad, como la desnutrición, la demencia y la depresión, acerca de lo cual el estudio muestra un panorama al respecto en relación con nuestra población. La prueba del MMSE ha sido utilizada en diversas poblaciones de habla hispana.32-35 Su validación más reciente fue realizada por el grupo CUPA. Nuestros entrevistados mostraron 59% con un puntaje perfecto de 30, y 6.25% mostró puntajes de 0 a 20. La educación no impactó en los puntajes, en esto difiere nuestro resultado a los de la encuesta SABE.

    En cuanto a la valoración afectiva con el uso de la encuesta GDS, también utilizada por el grupo CUPA, se encontraron puntuaciones sospechosas de síntomas depresivos (mayores a 5) en 11% de los individuos. Esto se compara negativamente con reportes previos de síntomas depresivos en sólo 3 al 5% de los adultos mayores en la comunidad. Debemos recordar que la prueba es de tamizaje, y que los individuos deberán ser evaluados más cercanamente. La escolaridad no impactó en los resultados.

    La funcionalidad de esta población queda demostrada en las escalas de las actividades de la vida diaria. Sólo 2.25% de la población mostró un puntaje menor a 4 en sus AVD y 4.75% puntajes menores a 5 en AIVD. Será interesante ver la variación de estos valores en un lustro o década.

    La encuesta de nutrición mostró buenos resultados en la mayoría, sólo quedó 1.75% con puntajes de alarma.

    Luego de concluida la primera fase de nuestro programa de atención geriátrica a los jubilados de la Universidad Autónoma de Nuevo León, se identificó una población con frecuencias y tipos de padecimientos similares a los reportados en la literatura, con una frecuencia notable de síntomas depresivos consignados en el resultado de la escala de depresión geriátrica. El consumo de medicamentos es también similar a la literatura encontrada. En las evaluaciones sociodemográficas, nuestra población parece tener ventaja sobre la población abierta, aunado a un bienestar económico poco frecuente en los análisis de poblaciones de este tipo. Las esferas geriátricas se encuentran intactas en la mayoría de la población, y vuelven a las medidas de prevención y promoción las mejores armas para evitar el incremento en la morbilidad, discapacidad y costos de operación médicos futuros.

     

    RICARDO SALINAS MARTINEZ

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    www.nietoeditores.com.mx Volumen 5, Núm. 21, octubre-diciembre, 2003

    Medicina Universitaria – Medicina Universitaria 2003;5(21):221-7

     

     

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