Descargar

Ceñir el espíritu

Enviado por gypsy_dream_weaver


    1. Venzamos el temor
    2. Lo maravilloso de ceñir la mente
    3. Los Tres Árboles
    4. Meditando en Cristo
    5. Bibliografía

    Introducción

    Ceñir nuestra mente para poder entender el mensaje de la Palabra debe ser fundamental para cada cristiano. En este trabajo investigativo he analizado a través de diferentes lecturas interpretar no sólo el sentido de este concepto, sino las maneras de lograrlo. Ceñir significa ajustar o someter, aplicando este ceñimiento a nuestra vida entenderemos en aras de la limpieza de nuestro pensamiento que debemos depurar nuestra mente de manera que podamos renovar nuestro espíritu.

    ¿Cómo lograremos este ceñimiento? A continuación te presento, hermano y hermana que lees estas páginas, mi análisis de cómo conseguirlo, además de presentarte respuestas a otras interrogantes que puedan surgir a medida que leas este escrito que te presento. Quiero que el esfuerzo con el que he plasmado estas palabras en esta lectura sirva para ti como bálsamo y bendición.

    Es imperante que las personas conozcan la importancia y los beneficios que trae consigo el ceñimiento de la mente; es un proceso trabajoso en donde dejamos atrás las vanidades de la mente enfocándonos en Cristo. "vestios del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y sanidad de la verdad" (Efesios 4:24).

    Espero en Dios, poder servir de instrumento para tu crecimiento espiritual y de renovación para que puedas cambiar al "viejo hombre", logrando así ser vasija nueva en las manos del alfarero para la Honra y Gloria de Dios.

    ¡Dios te bendiga!

    Con mucho cariño,

    Noemí Nazario Vélez

    Venzamos el temor

    Punto de partida para el ceñimiento de la mente

    Estos son tiempos difíciles. La decadencia del mundo junto con las presiones de la vida cotidiana nos provoca un terrible desgaste. El agotamiento abre la puerta para que otros tipos de males nos ataquen como ser el temor. Los psicólogos lo clasifican en tres grandes grupos:

    1.- Temor a la confrontación física: este temor es alimentado por la cantidad de información negativa a la que estamos expuestos, provocando tensión y estrés.

    2.- Temor a la inseguridad económica

    3.- Temor a la muerte: este temor impulsa a la gente a esforzarse por sacar el mayor provecho posible a su vida en la tierra. Sin embargo, al no tener una esperanza firme de la Vida Eterna, la amenaza de una enfermedad o violencia, sacuden a la persona y la hunden en depresión.

    La Biblia nos dice que el temor surgió en el corazón del hombre en el momento que su relación con Dios se deterioró por el pecado (Génesis 3:10). Históricamente la amargura, el rechazo, la rebeldía, el orgullo, han hecho que el hombre sin Dios busque a veces refugio en el ocultismo. Los amuletos son solamente un ejemplo de la forma en que el hombre sin Cristo trata de sobrellevar sus temores. Sin saber que estas prácticas sólo terminan esclavizándolo en vez de liberarlo.

    Cómo vencer el temor: Lo que vemos, oímos y leemos influye enormemente en nuestro actuar.

    1. Debemos saber controlar nuestra mente."Ceñir los lomos de nuestro entendimiento" (1Pedro 1:13)

    2. Sujetar nuestros pensamientos. Dejar nuestra mente sin supervisión es una invitación al desorden mental. Es por eso que te animo a que Saques de tu "dieta" intelectual toda "comida chatarra", aquello que no te edifica y es negativo. 3. Te concentres en lo positivo. Pensemos en todo lo verdadero, honesto, justo, puro, amable"(Fil. 4:8). Una ley física nos dice que un mismo espacio no puede ser ocupado por dos objetos al mismo tiempo, con nuestra mente es igual. Si llenas tu mente con la verdad de Dios, no habrá espacio para las mentiras.

    4. Confieses el temor, te apartas de él y pidas a Dios que te ayude a superarlo (1 Juan. 1:9; 5:14-15).

    5. Dejes que el Espíritu Santo se mueva dentro de ti. Dios dice que "el perfecto amor hecha fuera todo temor" (1 Juan. 4:18).

    6. No olvides darle gracias a Dios por todas sus bendiciones y tu estado de ánimo se fortalecerá, porque Cristo es nuestra fortaleza.

    La Biblia nos dice que Dios "no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio" (2 Timoteo 1:7). Además, nunca olvides que "Todo lo puedes en Cristo que te fortalece" (.Filipenses 4:13)

    Lo maravilloso de ceñir la mente

    "Por tanto ceñid vuestro entendimiento" (1Pedro 1:13)

    Ceñimiento es la capacidad de concentrarte y ordenar tu mente, de nutrirla con una buena alimentación. Cuando estamos cansados somos más débiles; vulnerables a cualquier pensamiento que el diablo traiga a nuestra mente. Por ejemplo: estamos en la Iglesia mientras

    se ofrece el culto, sin embargo, no ponemos atención a lo que se nos enseña porque estamos divagando en nuestros problemas del diario vivir.

    "El entendido en la palabra hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado. El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber. Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee; mas la erudición de los necios es necedad. El corazón del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus labios. Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos." (Proverbios 16:20-24)

    La manera de ceñir nuestra mente es por medio de la Palabra; así se cultiva el entendimiento y nos hacemos sabios. Cuando ceñimos nuestra mente ajustamos el entendimiento, lo que pensamos expresando esto a través de nuestra boca; por tanto debemos instruir y despejar la mente. Debemos determinar cuales son aquellos pensamientos que nos perjudican y atarlos a la obediencia de Dios. Haciendo esto cumpliremos la razón de nuestra existencia y con el propósito por el cual fuimos llamados. Una mente perseverante logrará unos conocimientos que nos ayudarán en nuestra formación y alcanzaremos la habilidad de ser disciplinados en todo aquello que emprendamos.

    Nuestra mente es nuestro campo de batalla – nuestras dudas, confusiones e indecisiones nacen aquí. Satanás aprovecha nuestros momentos de debilidad, nos confunde y nos hace dudar, por lo tanto debemos ser precavidos y cuidadosos con nuestro razonamiento. Así no le permitiremos que desvíe nuestro propósito y sobretodo el propósito que Dios tiene con nosotros. Debemos estar dispuestos y extender esa disponibilidad a nuestro espíritu toda vez que debemos agradar a Dios.

    En la medida que rechazamos el razonamiento carnal estaremos ciñendo nuestra mente. Alcanzaremos por medio de Jesucristo el discernimiento y la paz, por tanto debemos apartar de nosotros cualquier temor. Debemos condicionarnos como siervos y mayordomos de lo que Dios nos confía. Debemos entregarnos al espíritu Santo de Dios, solo Él conoce nuestras necesidades; por esto no debemos permitir que nuestra mente se desvíe, es imperante mantener el dominio.

    Tomemos por ejemplo la siguiente situación: Vamos conduciendo nuestro vehículo, por lo tanto debemos mantenernos alerta para así mantener el control del mismo; nos detenemos si encontramos una señal de Pare, luego proseguimos nuestro camino. De la misma manera debemos conducir nuestras vidas; alertas, deteniéndonos ante las pruebas, analizando cada situación y contemplando cual seria la mejor solución teniendo presente que nuestro adversario, el diablo, está pendiente de nuestros momentos de debilidad para tomar ventaja.

    Como conocedores e hijos de nuestro Dios se nos requiere obediencia, rechazo al pecado y los pensamientos negativos, todo esto por el poder del espíritu Santo. Debemos dejar atrás nuestra vida pasada y la ignorancia que ésta trae consigo. Debemos imitar a aquél que nos llama ser santos en nuestra manera de vivir. De la misma manera que alimentamos nuestros cuerpos debemos alimentar la mente, nutriéndonos con esa leche espiritual que es conducente a la salvación. Si es nuestro deseo real y genuino servir a Dios, debemos perseverar, restaurarnos espiritualmente, prepararnos, capacitarnos e instruirnos, imitar a Cristo. Haciendo todas estas cosas seremos como una torre fuerte y así recibiéremos lo que Jesucristo tenga preparado para nosotros, dejando que Él sea nuestra piedra angular, siendo recipientes de las cosas buenas que recibiremos en nuestra mente y corazón, pero mas importante aun, nuestra alma. Creyendo en Cristo, nunca seremos avergonzados.

    En nuestro deseo de cambio y dominio debemos comenzar precisamente por creer que podemos conseguirlos. Nuestra conducta es controlada por nuestras creencias y nuestras creencias son base de nuestro pensamiento, y es ahí donde comienza el fruto del espíritu; siendo esto determinante en como actuamos y sentimos.

    Indistintamente de que digamos "yo puedo" o "yo no puedo" estaremos en lo cierto. Debemos ser muy cautelosos con lo que salga de nuestra boca, ya que todo aquello que salga de ella, todo lo que exclamemos basados en nuestra creencia personal es profético, con un potencial increíble de realizarse.

    En la primera carta de Pedro este nos habla de la importancia existente en la claridad de nuestra mente y en el dominio propio, sabiendo ya que toda mente controlada por el Espíritu Santo que sea clara es indicativa de la existencia del dominio propio antes mencionado. Dios nos concedió libre albedrío, por lo tanto es lógico pensar que somos libres de escoger nuestros pensamientos y moldear nuestros hábitos mediante el poder que El ha otorgado sobre cada uno de nosotros.

    "…Esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí." (Romanos 1:12)

    Debemos ser transformados, trabajar fuertemente y con toda nuestra voluntad. Cuando nuestro propio dominio sea provocado necesitaremos llenar nuestra mente con las promesas de Dios.

     Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros. (2 Corintios 10:13)

    Dios es fiel, no permitirá que seamos tentados mas allá de lo que podemos soportar, recordemos lo escrito en Marcos 9:23, "Para el que cree todo es posible".

    Como cristianos debemos evitar las tentaciones, es beneficioso que nos mantengamos alejados de situaciones debilitantes, de la misma manera que no comeríamos dulces si estamos en una dieta baja en calorías o que un comprador compulsivo no debería tener tarjetas de crédito. Esto podemos verlo ilustrado en Efesios 4:27. Debemos tratar de evitar a toda costa las tentaciones y aquellas compañías que nos alejen del camino correcto.

    Si tenemos algún problema debemos admitirlo, este es el primer paso para desarrollar nuestro dominio. Genuinamente debemos creer que podemos cambiar dejando nuestro pasado atrás; debemos depender del poder de Dios para que esto perdure.

    Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. (Gálatas 5:16)

    Acerca de las obras de la carne y el fruto del Espíritu debemos partir de la premisa que "Dios es nuestro guía". No permitamos que los placeres de la vida tomen el lugar de nuestro Señor; no quiere decir esto que no sentiremos estos deseos carnales aun cuando tengamos el espíritu en plenitud, significa que aquellos que lo posean podrán rechazarlos mas fácilmente. Solamente el Señor Jesucristo tiene el poder para resolver los problemas.

    En ocasiones decimos que somos buenos cristianos, pero no basta con esto; debemos confiar en Dios, poner nuestros ojos y depender de Él. Haciendo esto conseguiremos un resultado maravilloso, Él cambiará lo que nosotros no podemos.

    De igual manera congregarnos en una iglesia en donde se nos enseñe la Palabra y en donde se nos imparta el conocimiento de cómo fortalecer nuestras mentes, es muy beneficioso. Si crecemos espiritualmente aprenderemos a distinguir las tentaciones que nos presenta el diablo; Aquellas que parecen divertidas pero que a la larga repercuten en pecado y nos hacen sentir miserables.

    "…Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." (Filipenses 2:13)

    Dios nos conduce a hacer lo bueno, nos otorga poder y nos permite ser vencedores ante la adversidad. Recordemos sus promesas, Él está con nosotros – por Él podemos transformar nuestras vidas, tendremos fortaleza para vencer las tentaciones.

    En ocasiones la vida nos presenta pruebas que nos ocasionan dolor y sufrimiento, muchas veces no contamos con ese apoyo emocional tan importantes es momentos como esos; nos encontramos solos, sin amigos, sin trabajo, tal vez hasta sin salud: esas ocasiones en que las finanzas menguan también nos afectan. Las pruebas siempre son difíciles, hay algunas que duran un día y que quizás podemos pensar que son más fáciles de sobrevivir; pero es otro cantar cuando llegan esas pruebas tan largas, y si nos encontramos en soledad es aun más difícil. Pero la Palabra nos ofrece unas guías para la fortaleza; herramientas útiles como por ejemplo Salmos 1-3, los cuales resultan provechosas cuando estamos tratando de conseguir estabilidad en nuestra vida. A aquellos que tienen una vida que ya tiene raíces, éstas se desarrollan mejor cuando leemos y meditamos sobre la Palabra de Dios.

    "Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias." (Colosenses 2:6-7)

    Debemos leer a diario, meditar, memorizar y obedecer la Palabra de Dios. Estas raíces nos capacitarán para soportar cualquier presión y privación de la prueba.

    Como cristianos debemos eliminar la mala hierba de nuestras vidas; esto nos impide cosechar frutos. Estas "malas hierbas" son señal de negligencia; descuidamos la lectura de la Biblia, la oración y el compañerismo con otros cristianos. Esta crece e infesta nuestra vida espiritual; para producir nuestro propio fruto debemos cuidar nuestras raíces cooperando con Dios cuanto podamos. De esto recogeremos la verdadera cristiandad teniendo como base una mente positiva llena del espíritu Santo. Aquí no penetrarán los pensamientos negativos y la semilla germinada se convertirá en un árbol frondoso el cual dará un mejor fruto para la obra de Dios.

    En Juan 15:1-2, Jesús nos habla de cómo él es la vid verdadera y como Padre cuida de las ramas cuidadosamente para que la cosecha sea la mejor. Si analizamos esta analogía veremos como Dios nos compara a un árbol, él cual si se cuida dará los mejores frutos y en el tiempo justo.

    Bajo ningún concepto debemos entender que cuando Dios nos "poda" solamente corta de nosotros el pecado y todo aquello que es superficial, es mas profundo que eso. Cuando Dios nos poda y nos sacude estimula nuestro crecimiento, nos hace fuertes y capaces de dar fruto de excelencia; muchas veces hace falta cortar las ramas vivas para obtener el mejor producto. Vemos aquí como las pruebas que se nos presentan día a día son parte de ese cuidado que tiene Dios con nosotros, en su empeño porque obremos a su semejanza, a que seamos mejores seres humanos, que nuestra mente adquiera claridad a través de la experiencia nos presenta pruebas que nos fortalecen y logran estos propósitos.

    Ilustraremos esto utilizando la siguiente narración:

    "Hace seis meses que mi esposo se quedó sin empleo, éramos una familia que vivía muy bien materialmente. Dios nos había bendecido con una casa bonita y unas comodidades muy buenas, le dábamos gracias a Dios por todo lo que nos había dado, hasta que llegó la prueba. No fueron muy agradables estos meses donde toda la familia se vio afectada por la pérdida del trabajo de mi esposo, pero una vez mas nuestro Señor cortaba la madera para que fuera más fructífera. Estábamos muy cómodos a pesar de que dábamos Fe de nuestro testimonio por las bendiciones que nos había dado, pero el Señor Jesucristo quería mas de nosotros; Él sabe lo que hace y quiere lo mejor para nosotros."

    Dios quiere que crezcamos espiritual y mentalmente; que ordenemos nuestros pensamientos para el propósito que él tiene para nosotros. El no desea que nos tornemos materialistas, Dios quiere ser lo primero y más importante para nosotros; por esto nos moldea a lo que Él quiere, en ocasiones nos poda para fortalecernos.

    Dios tiene un plan divino que tiene un propósito especial para cada uno de nosotros; por esto nos presenta pruebas. Le decimos a veces al Señor "Dios, si te entregué mi negocio y mi casa; diezmé fielmente ¿Por qué voy camino a la bancarrota?" Este es un ejemplo sencillo de cómo Dios en su inmensa sabiduría nos presenta pruebas que nos hacen resurgir, fortalecer y ser parte integral de ese Plan de Orden Divino el cual es perfecto. En momentos como este el Señor nos está podando; vamos a visualizarlo de esta manera:

    El Señor tiene una de sus plantas más queridas, esa planta eres tú, y Dios sabe que este es el momento adecuado para podarte. Dios le dice a su plantita "hoy te ves maravillosa" y comienza a podarla, "esto me duele más mí que a ti" dice Dios y ¡zas! Le corta la primera ramita "luego me lo agradecerás, esto es por tu propio bien." La planta le contesta "tu no tienes corazón, no me quieres…trabajé mucho para estas rosas que acabas de cortar"

    Esto es lo mismo que sucede cuando le cuestionamos al Señor cuando nos envía una prueba; "¿No me quieres?", "¿No te importo?", "¿No ves lo que me está sucediendo?". Entonces comenzamos a pensar que Dios está molesto con nosotros. Ese es un error común y uno de los más grandes que cometemos los cristianos; confundimos podar con castigar. Podar y castigar no es lo mismo. Dios no está enojado con nosotros, pero Él sabe que podemos producir más frutos de los que le damos. Dios espera de aquel con más potencial que haga cosas más trascendentales. El Señor lo va tocando para que su crecimiento espiritual y mental vaya desarrollándose para poder cumplir el propósito. Él quiere que seamos tan productivos como sea posible; por eso Dios poda aquellas cosas que en un momento determinado otorgó como bendiciones en nuestra vida. Dios utiliza cada situación de la vida, hace que nos desarrollemos si tenemos la actitud correcta hacia los problemas. Un revés financiero, una enfermedad, un hijo rebelde, la muerte de un ser querido…Dios utiliza todas estas cosas durante el proceso de podarnos para que seamos más fructíferos; esto se traduce en el ceñimiento de nuestra mente y en la adquisición de mas disciplina.

    "Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados." (Hebreos 12:11)

    Este versículo de Hebreos nos dice que a pesar de que la disciplina en ocasiones puede no ser agradable, los frutos que surgen de la misma hacen que el trabajo que hemos pasado en verdad vale la pena. Disciplina significa constancia, orden, método…herramientas que son útiles en todos los aspectos de nuestra vida. Ceñir la mente requiere disciplina, debemos ser constantes en nuestros buenos hábitos, aquellos que son conducentes a la edificación del espíritu. Aquel que planta una semilla y es constante en su cuidado, es ordenado y metódico está imitando lo que Dios hace con nosotros, y en ambos casos la cosecha es fructífera. Sabemos que las pruebas que Dios nos envía no son fáciles, sean de corta o larga duración son más fáciles si somos disciplinados y al final nos hace más fuertes, redundando es una vida en la que recogeremos frutos abundantes de justicia y paz, evitando pensar que Dios nos esta siendo punitivo cuando en realidad solo nos está moldeando; debemos recordar que la Biblia nos enseña que para aquellos que están en Cristo Jesús no hay condenación. Dios hace esto para nuestro beneficio, por lo tanto para su honra y gloria.

    "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu." (Romanos 8:1)

    Es hermoso vivir en el Espíritu; Dios no castiga a sus verdaderos hijos, a los que viven su ejemplo y siguen sus pisadas. Es un ciclo, cuando vivimos en Dios ceñir nuestra mente está prometido, pero para vivir en su gracia, primero debemos ceñir nuestra mente.

    ¿Habrá siempre resultados productivos cuando somos reprendidos por Dios? Volvemos a lo básico, ceñir la mente. Es una cuestión de actitud y disciplina; si nuestra actitud no es buena y no cooperamos con Él, definitivamente no habrá resultados. Si nos resistimos, no nos sometemos, nos quejamos o nos resentimos nuestro carácter no se desarrollará como es debido, resultando esto en que no seremos partícipes de los frutos que vendrán luego de la prueba.

    Ahora bien, contamos con nueve cualidades guías; si las seguimos seremos vencedores en el desarrollo de nuestro carácter en nuestras vidas:

    • amabilidad
    • amor
    • alegría
    • bondad
    • fidelidad
    • humildad
    • dominio propio
    • paz

    • fe

    ¿Por qué debemos empezar por el dominio de la mente? Es importante notar que el dominio de sí mismo comienza por el dominio de los pensamientos, y estos comienzan a llevar a acciones buenas. El género humano tiene la naturaleza inclinada hacia el mal y la tentación ronda por doquier. Por eso es necesario reconocer nuestras debilidades para vencer las tentaciones que nos pone el enemigo. Para Martín Lutero la tentación era como un ave volando sobre la cabeza, y que si el cristiano se lo permite ésta puede venir y hacer un nido en ella. Pablo sabía esto y llamó a todos los cristianos, y leyendo en Filipenses 4:8 que dice:

    Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:4-8)

    Vemos que al cerrar todas las puertas y ventanas de la mente a las cosas malas y pensar sólo en lo bueno; lo que es verdadero, lo honesto, lo justo, lo puro, lo amable, lo que es de buen nombre, y si hay virtud alguna, algo digno de alabanza. Por eso es necesario la purificación de la mente. En el pasaje anterior, Pablo trata a las personas y la amonesta a filtrar todo lo que viene de afuera para así no contaminarse mentalmente con lo impuro. Pero en cambio en Tito:1:15 nos habla del hombre de mente corrompida, el que interpreta todo con su pensamiento morboso y malicioso. Puede tomar las cosas más hermosas y cubrirlas de una impureza tremenda. Pero el hombre cuya mente es pura piensa en todas las cosas puras. ¿Cómo Dios permite que encaremos estas situaciones? Nos enseña a amar aun cuando estamos rodeados de personas antipáticas; nos enseña a tener alegría en medio de la tristeza; nos enseña paz, permitiendo que sintamos desesperación y nos enseña la paciencia a pesar de que hay cosas que nos frustran.

    De un gran dolor muchas veces sale una gran alabanza; para que conozcamos lo bueno, tenemos que conocer lo malo – de otra manera no tendríamos elementos de juicio que nos permitieran valorar lo que se nos está dando. De la misma manera si la tribulación nunca llega a nuestra vida como entonces podríamos saber que lo que Dios nos ha prometido es en realidad bueno; alabémosle durante estos procesos. En todas las luchas –mentales, físicas, emocionales o espirituales- nuestro desafío es pasar del temor de ser abrumados a la confianza de que Dios ha vencido.

    El fin principal de todas estas pruebas es nuestro desarrollo espiritual; pero esto toma tiempo. Dios los creó de manera que pudieran hacerse en dos días, sin embargo un roble toma setenta años para crecer. ¿Qué queremos ser, el endeble hongo que se deshace casi al tacto o un roble fuerte? Esto nos ilustra claramente que la fortaleza y el espíritu son cosas que tardan en desarrollarse; por algo es que los mejores frutos maduran con lentitud.

    "De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto." (Juan 12:24)

    Cuando Jesús dice "de cierto, de cierto" está diciendo, ¡aprende de esto!, ¡Sintonízate!… ¡óyeme, óyeme!". Esto es en realidad importante. Jesús presenta que la muerte procede de la vida; igual que un grano de trigo debe morir para producir fruto, nosotros mismos debemos morir para producir el crecimiento espiritual. Nosotros desenterramos la semilla de tiempo en tiempo para ver nuestro progreso. En lugar de que Dios haga su obra en nuestras vidas. Cristo hará crecer sus frutos en nuestro espíritu y mente, en el tiempo perfecto. Nunca debemos rendirnos, esperemos la cosecha prometida por Dios y disfrutemos la presencia de Dios en nuestras vidas.

    En resumen, debemos ser semilla que cae en la tierra y permitir que Dios sea el sol y el agua que nos permita germinar. Si permitimos que sea Dios quien nos nutra como semillas, nuestros frutos serán buenos y abundantes.

    "Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo." (1 Corintios 2:16)

    Si queremos seguir los pasos de Jesús y ceñir nuestra mente tenemos que comenzar a pensar igual que Él. Jamás podremos llegar a la magnitud que llegó Jesús, sin embargo la Biblia nos dice en Ezequiel 36:26-27

    26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

        27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

    Cuando afloran en nuestra mente pensamientos negativos acerca de una persona que nos ha hecho un daño y comenzamos a llenarnos de amargura, nos alteramos y perturbamos, es entonces cuando debemos entender que no son pensamientos por parte de Dios. El fruto de los malos pensamientos pueden causarnos malestar físico – depresión, cansancio, dolores; sin embargo pensamos en cuantas bendiciones Dios nos ha otorgado, lo bueno que ha sido con nosotros, entonces podemos discernir y razonar de modo que llenemos nuestras vidas con el Espíritu Santo y nuestra mente en Jesús.

    "…porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…" (2 Corintios 10:4-5)

    Debemos poner en cautiverio a la obediencia de Cristo para destruir toda especulación y razonamiento altivo que se levanta en contra del conocimiento de Dios. Mientras más tiempo estudio y sirvo a Dios me doy cuenta de mis pensamientos negativos y las palabras que no debería decir. Mientras estemos en el mundo tenemos que instruirnos más acerca de nuestros pensamientos y palabras. Nuestros actos reflejan las ideas que tenemos en nuestra mente. Si ésta es negativa llevaremos una vida negativa, sin embargo, si ponemos nuestra mente en Dios sabremos cual es su voluntad y lo que es bueno, aceptado y perfecto. Debemos organizar nuestros pensamientos, analizar por lo que estemos pasando, también los problemas del pasado y las raíces que arrastramos durante nuestra vida. Satanás nos llena la cabeza de cosas negativas pero no necesariamente tenemos que aceptar sus ofertas. En la medida en la que aprendamos a discernir cuales son las ideas aceptadas para el Espíritu Santo y cuales no lo son tendremos herramientas útiles para identificar cuando una oferta es hecha por Dios y cuando es hecha por Satanás. Es imperante que conozcamos de la palabra de Dios, esta nos servirá para comparar lo que tenemos en nuestra mente con lo que Dios tiene en la suya.

    Debemos apartar un tiempo para el estudio – nuestra mente es el campo de batalla – no debemos rendirnos en el proceso, ya que el mismo es uno lento. En la medida en que controlemos nuestros pensamientos seremos capaces de cambiar nuestras vidas. Cuando Dios nos muestre el plan que tiene para con nosotros y nuestra mente, entonces empezaremos a andar cada día mas en Él. Nuestras mentes están en guerra, porque nuestra batalla no es contra de seres humanos; es en contra de Satanás y sus demonios. Él intenta derrotarnos con falsedad y planes que él va calculando, engañándonos y confundiéndonos. Si esto sucede no podremos ver lo que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros.

    El diablo nos miente, siembra dudas dentro de nosotros; llena nuestra cabeza de engaños acerca de otras personas. En su ingeniosa manera de perturbarnos coloca pensamientos dentro de nosotros, estos pensamientos nos irritan y molestan y terminan confundiéndonos. Jesús lo ha llamado el padre de la mentira. Él sabe nuestras debilidades y es por ahí precisamente por donde nos ataca: nuestra mente. Debemos estar alerta, con nuestra mente organizada y puesta en Dios para que éste tome todo demonio y control de nuestras vidas – esta es la única manera de ceñir nuestra mente.

    Satanás intenta levantar fortaleza en contra de nosotros, de nuestra mente y manera de pensar. Mucha gente ni se imagina que tenemos las armas necesarias para vencer la fortaleza de Satanás; Jesucristo murió por nosotros en la cruz para otorgar sobre nosotros el poder de vencer a Satanás. El diablo está constantemente discutiendo con nosotros, tratando de hacer nuestra vida imposible tratando de evitar que conozcamos lo que Dios quiere que sepamos en contra de él. Satanás intenta esto incesantemente, y la razón es sencilla: podemos vencer a Satanás por medio de Jesucristo.

    Ahora bien, ¿dónde podemos conseguir estas armas tan eficaces? Las recibimos a través de las prédicas, enseñanzas, libros, cintas, estudios bíblicos y seminarios. Debemos perseverar hasta la revelación del Espíritu Santo; una de las armas para derrotar a Satanás es la Palabra de Dios, además de la alabanza y la oración. La alabanza sin embargo, debe ser una genuina, alabando a Dios de acuerdo con su Palabra y su bondad. La oración es la manera de hablar con Dios, de relacionarnos con el cuándo tenemos un problema o algo nos preocupa.

    Dios nos ama, es misericordioso para con nosotros; nos ayuda, nos levanta cuando estamos caídos, nos ilumina en la oscuridad y nos educa en la ignorancia. Consideremos a Jesús nuestro mejor amigo, quien nos acompaña incesantemente, indistintamente de la situación en la que nos encontremos, sea de alegría o de tristeza, de incertidumbre o de claridad. Solo Él, a través de sus enseñanzas nos provee con las armas que necesitamos, están ahí, siempre a nuestra disposición si las necesitamos. Recordemos la importancia de estas armas para derrotar a quien día a día trata de confundirnos y perturbarnos: Satanás. Derribemos sus fortalezas, las cuales están en nuestra mente…así conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres.

    "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor." (Lucas 4:18-19)

    Si alguna vez queremos comportarnos cada día mejor, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, debemos hacer un auto-análisis. Si tenemos una visión negativa de nosotros mismos, seguramente lo que conseguiremos es empeorar nuestras vidas. Cuando abrimos nuestras mentes en dirección a Cristo y tenemos una mente positiva incluyendo la visión que tenemos de los demás; cuando podemos demostrar ese amor al prójimo, entonces recibiremos lo mismo. Debemos edificar en lugar de destruir, y si tenemos un pensamiento positivo, no solo nos edificaremos nosotros mismos, sino que seremos edificantes en las vidas de los que nos rodean.

    Si queremos que Dios haga alguna obra por algún familiar o amigo, la oración es la herramienta a utilizar: pidámosle a Dios que obre sobre su casa y su vida. A partir de esta oración Dios hará los ajustes necesarios. En ocasiones no vemos que nuestras oraciones sean contestadas, esto porque hemos negado con nuestro pensamiento lo que hemos pedido sin permitirle a Dios que obre a su beneficio. Luego de orar empezamos a tener todo tipo de pensamiento negativo, mas no podemos andar en la Palabra si tenemos esta clase pensamientos. Desarrollemos una mente positiva y de Fe, esperando las promesas de Dios.

    Cuando tenemos la mente en Cristo tenemos una mente llena de agradecimiento y alabanza, ese es el principio de la vida. Si empezamos a quejarnos entonces Satanás aprovecha esto y lo utiliza para abrirnos las puertas de la muerte espiritual.

    Guarda la fortaleza. En términos generales cuando la Biblia hace mención de la fortaleza se refiere –en la mayoría de los casos- a un lugar fortificado, a un castillo, fuerte, ciudad fortificada, torre. Estas se establecían como medio de vigilancia, seguridad, defensa, protección, con fines militares –en lugares estratégicos- y como refugio, en general se construían sobre un lugar elevado para que dominara el terreno y pudiera divisarse de donde podía venir el enemigo. La Biblia dice que Dios nos ha puesto por fortaleza en medio del pueblo: "Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás, pues, y examinarás el camino de ellos"(Jer. 6:27). Dios nos ha puesto en el pueblo para que nosotros seamos fortaleza y refugio al débil y cansado, para que guardemos al que esta debilitado. Nuestra fortaleza está representada por nuestra vida –espiritual, sentimental, afectiva, personal, familiar, etc.-, nuestra familia –padres, cónyuges, hijos, etc.-, trabajo, profesión, oficio, estudios, la iglesia, el ministerio en el cual nos desempeñamos –aquellos que están bajo nuestra cobertura.-; en una palabra representa el lugar en el cual Dios me ha puesto. Debo guardar ese lugar, si bien es cierto que la Biblia nos dice que nuestra fortaleza y castillo fuerte es Dios, tenemos que saber que el diablo nunca atacará a Dios, por eso podemos decir que este texto hace mención a nuestra vida (Ef. 6:13, Zac. 9:12, Hab. 2:1, 3:19). Nehemías dispuso proteger la reedificación de los muros de la ciudad, y establecer una fortaleza(Neh. 4:6, 13).

    En el Salmo 34:1 el salmista nos habla de la importancia de invocar y alabar a Dios en todo momento. Si hacemos esto estaremos siendo agradecidos, no solo con Dios pero también hacia la gente. Seamos agradecidos en todo momento, escuchemos y meditemos. No debemos descuidar nuestra mente, tenemos que protegernos de Satanás. Si deseamos tener mentes positivas debemos comenzar pedirle ayuda a Dios a través del Espíritu Santo para que este nos ayude en la lucha en contra del maligno, primer obstáculo en nuestras mentes.

    Dios ha prometido estar con nosotros hasta el fin, debemos reclamarlo y pedirle que nos coloque la armadura del Espíritu Santo. Pidámosle protección porque nuestras mentes son estrechas; porque los pensamientos de Dios van por encima de los nuestros. No nos rindamos, Jesús no lo hizo y venció la cruz en el calvario para facilitarnos el Camino hacia el Padre.

    No existimos por casualidad, ya Dios nos conocía antes de que naciéramos. Conoce al igual que Satanás nuestras debilidades, pero a diferencia de éste, el Señor está de nuestro lado, es más fuerte, Dios, nuestro poderoso gigante que nos provee victorias. Seamos valientes y esforcémonos por el amor de Jesús que es valioso.

    Príncipe de Paz, Señor de Señores…eso es Dios. Su amor por nosotros no tiene precio, no hay galardón que se le compare y nadie nos amará como Él lo hace.

    En el mundo tendremos aflicciones pero Dios no prometió que nos las tendríamos, solo nos prometió que pondría a nuestra disposición las armas para combatirlas. No podemos permitir que nuestra mente esté divagando a su antojo para que Satanás nos ataque; tengamos una mente organizada, próspera, instruida, capacitada, paciente y controlada…así venceremos, a través del espíritu Santo de Dios.

    El diablo envía desaliento para debilitarnos y neutralizarnos, para que cuando él llegue nos encuentre sin animo ni fuerzas, y así lograr destruirnos de un solo golpe. Es como la estrella de mar, que para devorar al erizo de mar –que se halla protegido por púas con una sustancia urticante-. Primero lo desarma haciendo que gaste su arsenal, realizando varios ataques, yendo y viniendo, cuando la estrella nota que el arsenal del erizo se ha acabado lo envuelve con sus brazos y lo devora. Así actúa el diablo, primero manda el desaliento, para debilitarnos y desarmarnos, es una tarea muchas veces sutil –nos saca las ganas de orar, de batallar, de congregarnos, de leer la Biblia, nos entristece, etc.- y cuando nos tiene completamente debilitados y descuidados nos da el golpe final y nos mata(Job 41:22, Jue. 16:16-21). Estar preparado para el día malo(Ef. 6:11).

    El crecimiento espiritual no es automático; cambiar es un asunto de decisión propia. Bajo ningún concepto debemos sentarnos pasivamente, el crecimiento es una acción interactiva entre Dios y nosotros; hay que mantener una actitud proactiva.

    Debemos elegir cuidadosamente lo que pensamos, aquí tenemos tres citas que nos pueden servir como base:

    • "Ten cuidado de cómo pienses; nuestra vida está formada por nuestros pensamientos."
    • "Usted no es lo que piensa que es, pero lo que piensa, eso es."
    • "Usted no es lo cree ser, pero es lo que piensa."

    Si vamos a cambiar nuestras vidas debemos cambiar el patrón de nuestros pensamientos. Los cambios siempre comienzan con nuevos pensamientos.

    "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos 12:2)

    Seamos renovados por la renovación de nuestras mentes, no por la voluntad. La Biblia dice y nos enseña que la forma en que pensamos determina como nos sentimos y la manera en que sentimos determina la manera en la que actuamos. Por tanto, para cambiar nuestras acciones debemos retornar a la base y cambiar nuestra manera de pensar.

    En ocasiones podemos actuar con depresión, pero no sabemos porque no sentimos así. Es sencillo, si actuamos depresivamente es porque nuestros pensamientos también lo son; lo mismo aplica a la ira, la preocupación y todos los tipos de patrones de pensamiento destructivos.

    Ejemplo:

    Para ver el gráfico seleccione la opción "Descargar" del menú superior

     La forma de cambiar la dirección de nuestras vidas es ajustar ésta y nuestro pensamiento. Podemos transformarnos al renovar nuestra mente, no nos enfoquemos en nuestras acciones, ni nos concentremos en nuestros sentimientos. Forzar un sentimiento no da resultados; sencillamente concentrémonos en cambiar nuestros pensamientos.

    Cuando cambiamos nuestros pensamientos consecuentemente camia nuestra manera de sentir. Debemos dejar de pensar en las cosas que nos están causando problemas y comenzar a pensar en las cosas que nos conducen a donde queremos llegar.

    Jesús dijo: "…y conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Si hemos vivido con el estilo correcto de pensamientos y no con conceptos erróneos o falsas creencias y basamos nuestra vida en pensamientos tomados de la Palabra de Dios, entonces seremos libres, veremos como desaparecen los viejos hábitos, sentimientos y acciones.

    Dios nos da su Palabra, pero está de nosotros utilizarla. Practiquemos la meditación bíblica; y cuando digo meditación no hablo de ponerse en posición de yoga ni ningún otro tipo de técnica basada en las religiones orientales, aléjese de ellas.

    A continuación describiré lo que debiera suceder con nosotros al leer la Biblia:

    1. Leo la palabra de Dios

    2. El Espíritu Santo toma la Palabra leída y me revela una verdad

    3. Yo ajusto mi vida a la verdad de Dios

    4. Yo le obedezco a Dios en Su mensaje

    5. Dios obra a través de mí para Su propósito.

    Meditemos en la Palabra de Dios, lea el libro de los Salmos y vea cuantas veces David dice: "medito en tu Palabra día y noche".

    En Salmos 1:1-2 leemos:

    "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

    Este salmo no solo nos habla de la importancia de la meditación, sino también de la importancia de hacer propias las leyes de Dios; para esto es necesario ceñir la mente.

    Recapitulando, ya hemos mencionado el significado de la palabra ceñir, que no es otra cosa que hacer ajustes, amoldar y someter. Cuando hacemos esto ajustamos nuestro pensamiento y sometemos nuestro entendimiento. Sabemos que Dios nos ha dado las herramientas, pero para la utilización de esas herramientas Él nos ha dado un manual, un libro de instrucciones precisas de cómo utilizar los recursos que él nos brinda para conseguir nuestra finalidad: el ceñimiento de la mente. Ese manual tan perfecto, que no deja ni un solo aspecto al descubierto no es otro que la Biblia; un libro de renovación y restauración. Y en la medida en la que renovamos nuestro espíritu ceñimos el espíritu. En Efesios 4:17-24 encontramos lo siguiente:

    "Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestios del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."

    Estas sabias palabras tienen como tema la renovación, nos provee instrucciones precisas, reglas o guías que debemos seguir. No hagamos lo que hace todo el mundo.

    Hay personas que en su mente solo tienen capacidad para pensamientos de maldad, no siguen las instrucciones ni los preceptos de Dios. Es todo causa y efecto; si nuestra mente da albergue a pensamientos impuros, consecuentemente tus vida será una llena de pecado. Es maravilloso poder mantener nuestros pensamientos en Cristo; realicemos obras buenas, esta es la manera de nosotros contribuir a que el Plan de Dios se lleve a cabo y podamos encontrar y ejecutar nuestro propósito dentro del mismo. Sabemos que no es fácil, por esto ajustamos nuestra mente y sometemos nuestros pensamientos a la obediencia hacia Dios, aunque el proceso conlleve sacrificio. Las cosas del mundo son fáciles, las tentaciones atractivas y son "buenas" pero solo sirven para llenar los deseos de la carne.

    Debemos a como de lugar obtener la disciplina necesaria para que nos lleve a un estado de restauración. Restaurar es volver a poner una cosa en su estado original; es también recuperar, restablecer. Poner en el mismo sitio; como dijimos antes restituir al estado original. El hecho de restaurar indica que en algún momento se produjo un daño, una caída que ocasionó la pérdida de ese estado, de ese lugar, pero Dios quiere revertir eso restaurando nuestra vida. Esta perdida del estado original puede ser por un pecado, pero no en todos los casos es por pecado –fracasos, dolores del alma, etc.- no importa cuál haya sido la causa o el pecado, Dios restaura lo que pasó y nos redime de la condición en la que estábamos(Ecl. 3:15), pero yo debo dejarme restaurar, tengo que permitir en mi la restauración.

    En cambio el camino para obtener una mente limpia, concentrada y renovada no es fácil; pero muy en el fondo nuestro espíritu anhela que nuestra mente esté dirigida a Cristo. Imaginemos una pelea de boxeo donde pelean los deseos de la carne y el espíritu. El árbitro es Dios y el jurado eres tú. El árbitro está esperando que el jurado decida quien ganó la pelea para anunciar el vencedor.

    Ceñir la mente es una batalla que vale la pena ganar. Si tenemos nuestros pensamientos enfocados en Cristo, nuestras obras serán buenas…pero si nuestros pensamientos son malos, el fruto de nuestras obras será negativo. Dios es el único que conoce realmente lo que habita en nuestras mentes. Muchas veces engañamos a la gente porque ellos no tienen acceso a nuestros pensamientos; pero a Dios no lo podemos engañar, porque Él si tiene acceso a nuestra mente. Citas bíblicas que hablan de esto son:

    Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. (Jeremías 17:10)

    Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras (Apocalipsis 2:23)

    Ceñir la mente conlleva mucho esfuerzo y sacrificio pero los beneficios son muchos. A cambio obtendremos una mente clara y llena de pensamientos dirigidos a la obra de Dios. Una mente llena de sabiduría, entendimiento y fortaleza para entender lo que Dios quiere que nosotros hagamos y para ayudar a otros a que también tengan una mente renovada.

    Lo importante de todo, es que Dios necesita que estemos preparados y en la mejor disposición de ser "estrellas" en su Plan Divino. A veces pensamos que nos suceden las cosas mas extrañas del mundo, a veces le cuestionamos al Señor; y él nos contesta…pero a su tiempo, en el tiempo de Dios – y es entonces cuando comprendemos por que en aquel momento pasó tal o cual cosa. ¿Destino? No, eso se llama Plan Divino. Quiero compartir con ustedes la parábola de Los Tres Árboles; esta parábola nos presenta en términos sencillos lo que representa el Plan Divino de Dios.

    Los Tres Árboles

      

    por: Ariel Paz (13/Noviembre/2001)

    Publicado en: www.paralideres.org

    Era una vez en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles, juntos y soñando sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes. El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros, quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas: Yo seré el baúl más hermoso del mundo." El segundo arbolito miró otro arbolito en el arroyo realizando su camino al océano y dijo: "Yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar reyes poderosos sobre mí: Yo seré el barco más imponente del mundo."

    El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba debajo de la montaña y miró hombres y mujeres trabajando en un pueblo, y dijo: "Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca. Yo quiero crecer tan alto, que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levanten su mirada al cielo y piensen en Dios: Yo seré el árbol mas alto del mundo".

    Los años pasaron, llovió, brilló el sol y los pequeños árboles crecieron. Un día tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró el primer árbol y dijo: -¡Que árbol tan hermoso es este!- y con la arremetida de su hacha brillante, el primer árbol cayó. "Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, deberé contener tesoros maravillosos", dijo el primer árbol. El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo: -¡Este árbol es muy fuerte! Es perfecto para mí!- y con la arremetida de su hacha brillante, el segundo árbol cayó. "Ahora deberé navegar aguas temibles", pensó el segundo árbol, deberé ser un barco imponente para reyes temidos y poderosos." El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando él ultimo leñador lo miro: El árbol se paro derecho, tan alto como pudo y apuntando ferozmente al cielo, pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba y dijo: -Cualquier árbol es bueno para mí- y con la arremetida de su hacha brillante, el tercer árbol cayó.

    El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevo a una carpintería pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimentos para una granja de animales hambrientos. El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevo cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido ese día. En lugar de eso, aquel árbol fuerte fue cortado y convertido a un simple bote de pescar. Era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en un río, y fue llevado a un pequeño lago.

    El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo corto para hacer tablas fuertes y lo abandono en un almacén de madera: "¿Que estará pasando?", fue lo que se preguntó el árbol, yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña y apuntar a Dios."

    Muchísimos días y noches pasaron y a los tres árboles ya casi se les habían olvidado sus sueños. Pero esa noche una luz estrella dorada alumbró al primer árbol, cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento, -yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebe- dijo el hombre a su esposa. La mujer le apretó la mano a su esposo y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba a la madera suave y fuerte de la cuna y la mujer dijo: -Este pesebre es hermoso- y de repente el primer árbol supo que contenía el tesoro más grande del mundo. Una tarde un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote. El viajero se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro del lago. De repente una impresionante y aterradora tormenta llego al lago. El pequeño árbol se lleno de temor, él sabía que no tenía la fuerza suficiente para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo, con ese viento y lluvia. El hombre cansado se despertó y levantando su mano dijo: -Calma- la tormenta cesó tan rápido como inició y de repente el segundo árbol supo que él llevaba navegando al rey del cielo y de la tierra.

    Un viernes por la mañana el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquél almacén olvidado. Se asustó al ser llevado a través de una impresionante multitud de personas enojadas, se llenó de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera, se sintió feo, áspero y cruel, pero un domingo por la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con jubilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que el amor de Dios se había manifestado. Todo esto hizo que el árbol se sintiera fuerte y cada vez que la gente pensare en el tercer árbol, pensarían en Dios y en su amor. Eso era mucho mejor que ser el árbol mas alto del mundo.

    ¿Qué te ha parecido? Me parece increíble ver que Dios ejecuta su plan no importa que. Tratemos de estar preparados y dispuestos a recibir todas esas bendiciones maravillosas que Dios tiene aguardando para nosotros, no nos resistamos. Imagínate lo maravilloso que seria pertenecer al grupo selecto de un Rey – imagínate ahora que cosa tan indescriptible seria pertenecer al grupo selecto del Rey de Reyes.

    Para esto solo tienes que ceñir tu mente, crear tu dominio propio conforme a lo que el Señor quiere que hagas. Estudia, medita y entrégate a la enseñanza que Él tiene para nosotros.

    Recuerda, no te rindas, persevera…el que persevera triunfa; continua ciñendo la mente para lograr ser una vasija para la honra de Dios; Él es el mejor alfarero y el mejor jardinero – permite que te pode, que te cuide y que te haga fuerte.

    Comparto con ustedes esta oración, para que si ya estás en el proceso de ceñir tu mente te dé un empujoncito, y si aun no te has decidido que te sirva de base y de motivo.

    Espíritu de Jesús

    Te ofrezco mi corazón

    para recibirte y que llenes mi vida. Dame la fuerza necesaria para vivir siempre como Jesús nos enseñó: Amando a todos y amando a Dios. Te pido que me ayudes a cambiar las actitudes egoístas que tengo en mi interior y todo lo que me aleja de Dios y de mis hermanos. Ayúdame a ser cada día mejor hijo, mejor hermano, mejor amigo… Te doy gracias por acompañarme y estar siempre cerca de mí. Ayudándome a distinguir las cosas buenas y las cosa malas. Enseñándome a elegir siempre el camino del bien. Espíritu Santo, Espíritu de Jesús, ven a mi corazón y trasforma mi vida para vivir como Jesús vivió.

    Meditando en Cristo

    Qué regalo más significativo te das cuando apartas un momento para orar. La oración es un tiempo sagrado que te permite descansar y sentir y apreciar la obra de Cristo en ti. Al centrar tus pensamientos en la oración, te vuelves receptivo a Dios y honras Cristo en ti.

    En este momento de oración sagrada, abre tu mente y tu corazón a la presencia de Cristo y a una expresión mayor de paz, sabiduría, salud, abundancia y todo lo que alimenta tu alma y la hace crecer.

    La Presencia de Cristo vive en mí. La paz fluye en mí ahora.

    Abro mi corazón a la paz y descanso en la quietud sagrada de la Presencia de Cristo morador. En la completa serenidad que esta presencia amorosa me ofrece, dejo ir cualquier pensamiento del pasado o inquietud del mañana.

    Estoy en la presencia del amor divino, envuelto en tranquila aceptación y sostenido por las corrientes de paz que ahora fluyen en mí. Siento la plenitud de este momento y acojo la serenidad que llena mi alma. Ahora me centro conscientemente en la Presencia de paz de Cristo en mí.

    Me rindo a esta presencia santa al orar…

    La luz de Cristo revela el camino ante mí y me guía por senderos correctos.

    En estos momentos tranquilos de oración, dirijo mis pensamientos a la luz de Cristo. Esta luz interna disipa cualquier sombra, ilumina mi sendero y alumbra el camino a mayor sabiduría, creatividad e inspiración.

    Abro mi mente a la luz de Cristo que siempre brilla y a Sus revelaciones de bondad y verdad. La luz de Cristo responde las interrogantes de mi corazón. Veo que se abren las puertas a nuevas oportunidades… descubro el poder en mí para realizar lo que tengo que hacer.

    Con fe y confianza, permito que la luz de Cristo brille en mí según entro en este momento de tranquila oración…

    La vida renovadora de Cristo me sana. Soy una nueva creación.

    Dirijo mis pensamientos a la curación, renovación y restauración. Cristo, el mismo centro de mi ser, es la fuente de amor puro y la esencia de donde fluye la energía sanadora.

    Al confiar en la vida renovadora de Cristo, soy libre para lograr mi perfección latente.

    Agradezco ser una creación nueva, llena de vida y renovada, hago una pausa ahora y oro…

    El amor de Cristo enriquece mi vida con bien abundante.

    Soy ricamente bendecido. Esta verdad me alimenta y me llena con un nuevo agradecimiento por el amor de Cristo en mí.

    En estos momentos tranquilos de oración, acepto mi prosperidad con la certeza de que todo lo que necesito se encuentra en mí.

    Tengo suficiente sabiduría para saber y hacer lo que es correcto para el desarrollo de mi alma.

    Tengo fe firme en la bondad eterna de Dios que me prospera.

    Tengo paz mental y gozo en mi corazón.

    Cada don es parte del amor de Cristo en mí, una porción de la herencia que enriquece mi vida con bien abundante.

    Agradecido por el amor de Cristo y por las bendiciones de abundancia, vuelvo al silencio de la oración…

    Verdaderamente es una bendición descansar consciente de la presencia de Cristo en ti. Dondequiera que vayas, cualquier cosa que hagas, esta presencia moradora te ama, guía, prospera y apoya.

    Al concluir este momento tranquilo de oración y comunión, recuerda que el regalo de vida y amor de Dios —Cristo morador— te acompaña. Su presencia obra en ti para tu bien supremo hoy y todos los días.

    Consciente de esto, termina este momento orando:

    La luz de Dios me rodea;el amor de Dios me envuelve;el poder de Dios me protege;la presencia de Dios vela por mí.¡Dondequiera que estoy, está Dios! 

    Bibliografía

    1. Meyer, Joyce,"El campo de Batalla de la mente", Editorial Unlit
    2. Warren, Rick, "Vida con propósito", Editorial Unlit
    3. Brooks, Honor, "Un café con Dios", Editorial Unlit
    4. Warren, Rick, "El poder de transformar su vida", Editorial Unlit

    Santa Biblia, Reina Valera 1960

    http://elrefugiocristiano.tripod.com.mx/elrefugiocristiano/id53.html

    http://www.paralideres.org/pages/page_2937.asp

    Laura