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Educación, evolución e inteligencia: perspectiva cibernética (página 2)


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I. La evolución como objeto de la cibernética educativa.

Educar, según la cibernética educativa, es el proceso de transmisión de cultura que llevan a cabo los sistemas educadores hacia sus representantes con el propósito de preservar, desarrollar y difundir la identidad del sistema. Recordemos que en la cultura se incluyen tanto los aspectos espirituales, como los materiales.

La generalización realizada por la cibernética educativa sobre la educación se orienta, al menos, en dos direcciones:

  • Una de ellas consiste en llevar la educación más allá de la perspectiva humana, incluyendo de hecho a todo el reino biológico.
  • La otra es que como educación se entiende al acto de depositar la cultura del sistema en sus representantes, lo que significa que no sólo se transfieren los aspectos "espirituales", según la perspectiva humana, sino también las conquistas materiales de la especie, y dentro de estas, ¿por qué no?, las características biológicas necesarias para la preservación, desarrollo y difusión de la especie.

De ahí que la evolución, que adquiere concreción en los nuevos representantes de la especie, y que por ende es parte de la formación cultural de estos, constituya una parte integrante del objeto de la cibernética educativa.

La educación, como la conciben los humanos, constituye una aproximación simplista de los complicados procesos educativos generados por la naturaleza. Llama poderosamente la atención que problemas que el hombre no ha podido resolver en su concepción simplificada de la educación, se considere estar apto para explicar como lo ha hecho la naturaleza, en una versión incomparablemente mucho más compleja.

El siguiente ejemplo es sumamente elocuente y de hecho habla por sí sólo:

Uno de los principales problemas que enfrenta en la actualidad la educación humana, es que el contexto evoluciona tan rápidamente (ver González, M. 2004), que ya no se puede predecir cómo será éste dentro de una escasa década. Es por ello que se hace imposible proyectar un diseño curricular eficiente, dado que es responsabilidad de la escuela preparar a los jóvenes para enfrentar una vida, sobre la cual no se cuenta con la información necesaria.

Indudablemente la naturaleza ha logrado resolver ese problema, de no ser así, no estuviéramos observando un mundo biológico tan perfectamente adaptado a los correspondientes contextos espacio – temporales en que éste se desenvuelve, y en su lugar estaríamos observando a un mundo biológico descontextualizado y anacrónico muy bien adaptado para vivir, pero en las condiciones en que lo hicieron sus antecesores, como le está ocurriendo los humanos.

La educación como la ha concebido la naturaleza es tan eficiente y estable que se torna exquisitamente resistente, como plantea Margulis Lynn más adelante. Incluso bajo la influencia de una arrogante especie que transforma cada vez de manera más peligrosa a las condiciones ambientales, las especies continúan estoicamente por su rumbo evolutivo mostrando cada vez adaptaciones más perfectas y asombrosas.

Si la naturaleza siguiera fríamente los preceptos humanos propuesto por el mecanismo de la selección natural o por otros patrones de conducta con que el hombre cree haber explicado como la naturaleza ha resuelto lo que el no ha podido resolver, tendría el mismo problema que enfrenta la educación humana en la actualidad.

II. La Selección Natural y la Teoría Evolucionista de Darwin.

Consideramos oportuno comenzar por el estudio de los principales planeamientos de esta Teoría, para ello se tomará como centro del análisis a un artículo, a nuestro entender muy completo, realizado por Claudio Gutiérrez (ver Gutiérrez, C.).

Según este autor la selección natural debe considerarse como un proceso en dos etapas:

  1. Producción de variedad abundante entre los individuos de la especie.
  2. Eliminación de los individuos que menos están a la altura de los constreñimientos del medio ambiente.

Gutiérrez continua: Es fácil ver la coincidencia de este proceso con el método de "genera y examina" de amplia aplicación en los algoritmos de inteligencia artificial.

Es importante que se examine el término "generar" recientemente empleado. Si se excluye la mediación de alguna inteligencia en el acto de generación, entonces hay que admitir que se trata de una generación de variedad puramente aleatoria, sin dirección, sin invocación a "causas finales" donde nada está prescrito como propósito a alcanzar, tal y como plantea Gutiérrez.

Introduzcamos un experimento hipotético al estilo Einstein: Supongamos que yo quiero ordenar la sala de mi casa para lograr una forma que agrade a mi mujer, y supongamos además que cuento con la posibilidad de evaluar con ella cómo cada variante propuesta satisface o no su percepción estética.

De manera que en la situación planteada se cuenta un acto libre de "generación de diversidad" y además con la posibilidad de examinar la adecuación de cada una de las variantes propuestas. El problema radica en que sólo uno de los cuadros que cuelgan de la pared de la sala de mi casa se puede poner en infinitas posiciones diferentes, de manera que incluso la edad del planeta tierra no sería suficiente para agotar el proceso de generación de diferentes ordenamientos y exámenes correspondientes en la situación planteada.

En este punto del análisis cobra especial vigencia la célebre frase de Gustavo Le Bon que preside esta obra: "Para progresar no basta actuar, hay que saber en que sentido actuar"

Por otra parte, según el mecanismo propuesto por la selección natural, las conquistas evolutivas (adaptación a las condiciones ambientales) alcanzadas por los individuos sobrevivientes de una especie, y por consiguiente mejor adaptados, son trasmitidas en lo fundamental a sus descendencias:

  • De no ser así la especie no manifestaría ningún avance evolutivo.
  • Pero de ser así resultaría que la mayoría de los nuevos representantes de la especie contarían con características biológicas similares a las de sus antecesores, pero ¿cómo garantizar que las condiciones ambientales que requirieron de tales capacidades biológicas de los antecesores conserven su vigencia en la vida de las descendencias?, máxime si se conoce el carácter extremadamente dinámico, y por consiguiente cambiante, del contexto.

Resulta entonces que bajo el mecanismo propuesto por la selección natural, cambios bruscos del contexto implicarían prácticamente la desaparición física de la especie. No le quedaría entonces otra alternativa a la especie que regresar a la gran diversidad en las descendencias como vía de garantía para la conservación de la misma, con lo que se diluye cualquier conquista evolutiva que se hubiera alcanzado.

Es asombrosa además, la velocidad con que las especies se apropian de las características biológicas necesarias y asumen los comportamientos más favorables para estos formidables sistemas, logrando no sólo su preservación, sino también que su desarrollo y difusión.

Es conocido que cuando el hombre padece de alguna enfermedad infecciosa producida por la presencia de ciertos virus o bacterias, los médicos aconsejan que se siga un tratamiento que no debe ser interrumpido, pues se crea la posibilidad de que estos organismos "muten" y se conviertan en inmunes al tratamiento indicado. Cabe preguntarse entonces ¿cómo es posible que estos organismos unicelulares, ¡inferiores por supuesto!, logren en unas pocas horas encontrar la réplica a un tratamiento sintetizado por la inteligencia humana utilizando todo su poder intelectual y tecnológico durante un largo periodo de tiempo?

Tan asombrosas como estas adaptaciones biológicas en tiempos record, son los comportamientos que asumen las diferentes especies luchando por su supervivencia y desarrollo. Es conocido que las ratas aumentan la cantidad de descendencias cuando es amenazada la especie (y no cuando es amenazada una rata en lo particular). Aquí surgen varias interrogantes: ¿cómo cada rata sabe que debe aumentar su ritmo de reproducción en esos momentos?, ¿Cuál es la naturaleza, carácter o jerarquía de ese ente que se siente amenazado y que denominamos especie?, ¿cómo es posible que ese ente que gobierna a las ratas, cualquiera sea, las haya guiado con tanto éxito en la lucha frontal que libran contra los humanos, que han invertido todos sus recursos tratando de eliminarlas?

¡Que emocionante resulta cuando vamos de cacería o pesquería! Algunos, como yo, nos estudiamos el terreno, indagamos sobre los últimos camuflajes, atavíos e instrumentos, las últimas técnicas. Sentimos el orgullo de ser humanos, percibimos directamente nuestra "gran superioridad", ¿Quién puede dudar de ella? Pero cuando llegamos al terreno de acción ¡que difícil es pescar!, ¡que difícil es cazar!, en ocasiones nos llevamos la impresión de que las posible presas se burlan de nosotros. El mar lleno de peces, los bosques colmados de animales, sobre todo en el período en que se levanta la veda. Pero sólo tienen posibilidades de éxito los que de verdad "saben", los que "no sabemos" vamos prácticamente a perder el tiempo o en el mejor de los casos a contribuir con el desarrollo de la especie eliminando a los representantes menos capaces, que de hecho deben ser privados de la posibilidad de procrear, dándonos la impresión de que tanto los que "saben", como las presas se ríen de nosotros.

Cuando Gutiérrez examina las causas que impidieron que los pensadores que antecedieron a Darwin arribaran a la idea de la selección natural plantea: "Una explicación que resalta a la mente sería la resistencia de la especie humana a perder su estatus mitológicamente inflado en relación con las otras especies…" Cabe preguntarse pues, ¿por qué no admitir definitivamente la capacidad de inteligencia en el mundo biológico y obstinarse entonces en reservar esa condición imprescindible para el desarrollo sólo para la especie humana?

III. Caracterización histórica del concepto de inteligencia.

Uno de los propósitos fundamentales de este epígrafe es la desmistificación del concepto de inteligencia que de una manera u otra se encuentra presente en las posiciones de la mayoría de los autores cuyas obras están relacionadas con este concepto.

Antes de incursionar en el controvertido campo de la "inteligencia" resulta conveniente realizar una breve caracterización del desarrollo de las diferentes concepciones que ha concebido el hombre al respecto. A tales propósitos consideramos oportuno citar a Fernández, A. (2003). Según este autor: "…sin saber lo que es la inteligencia nos hemos permitido, durante mucho tiempo, considerarla patrimonio exclusivo del ser humano, ausente por completo en el mundo animal.

La concepción griega del hombre como ser racional, y la consiguiente negación de tal capacidad a los animales, se mantendrá no sólo en toda la antigüedad, sino también a lo largo de la filosofía medieval.

En la época moderna, el dualismo establecido por Descartes viene a insistir en lo mismo: sólo el hombre es pensamiento, en tanto que los animales no son más que extensión, simples máquinas que ni sienten ni piensan. Esta doctrina del maquinismo o automatismo de los animales determinará la concepción del mundo animal prácticamente hasta fines del siglo XIX.

Pero la obra de Darwin, primero, y sobre todo el nacimiento e impresionante desarrollo de la etología, después, arruinarán definitivamente tales posiciones, al tiempo que acabaron por destrozar muchas de las tradicionales líneas de demarcación utilizadas para diferenciar al hombre del resto de los animales. Por lo que respecta a la inteligencia, los etólogos han demostrado cumplidamente que tanto si decidimos entenderla como disposición para el aprendizaje, como si preferimos verla como capacidad para resolver problemas, hay que admitir que se encuentran también en el mundo animal… Tampoco hay posibilidad de considerarla patrimonio exclusivo del ser humano, si nos inclinamos a verla como capacidad de actuar con un propósito, esto es persiguiendo un fin… Los etólogos han concluido, pues, no sólo que los animales son inteligentes, sino también que entre la inteligencia humana y la inteligencia animal no existen diferencias esenciales, sino únicamente de grado.

UN NUEVO CONCEPTO DE INTELIGENCIA.

Consideramos necesario introducir un nuevo concepto de inteligencia más propio del campo de la cibernética que incluya a los conceptos anteriores y a la vez permita revelar nuevas regularidades relacionadas con el comportamiento de los sistemas educadores.

Aquellos procesadores de información que son capaces de determinar uno o varios eventos favorables pertenecientes a un universo de infinitos eventos posibles reciben el nombre de procesadores inteligentes.

A la capacidad propia de los procesadores inteligentes que le permite determinar al menos un evento favorable perteneciente a un universo de infinitos eventos posibles se le llama inteligencia. (A esta definición de inteligencia le llamaremos definición de inteligencia como procesamiento de lo infinito)

Veamos pues, como se relaciona la definición de inteligencia "como procesamiento de lo infinito" con las definiciones de inteligencia más aceptadas hasta el momento.

Comencemos señalando que si un sistema esta dotado de capacidad para resolver los problemas que obstaculizan el cumplimiento de su misión, entonces han de ser capaces de determinar comportamientos favorables, para los propósitos del sistema, entre los infinitos comportamientos posibles a asumir por el sistema: Cuando un sistema se encuentra antes una situación problémica existen infinitos posibles comportamientos a adoptar por éste. Para dar solución al problema planteado el sistema debe ser capaz de asumir un, y sólo un comportamiento, que sea favorable con relación al problema planteado. Lo que significa que si el sistema está dotado de capacidad para resolver problemas, estará capacitado también para elegir comportamientos favorables dentro de un universo de infinitos comportamientos posibles. O sea que si el sistema es inteligente tomando a la inteligencia como capacidad para resolver problemas, será también inteligente considerando a la inteligencia como procesamiento de lo infinito.

Pero además, si un sistema es capaz de elegir comportamientos favorables para la causa del sistema dentro de los infinitos comportamientos posibles, entonces está dotado de capacidad para resolver los problemas que obstaculicen el cumplimiento de la misión del mismo. Como se puede observar la definición de inteligencia "como procesamiento de lo infinito" es equivalente a la definición de inteligencia "como capacidad para resolver problemas".

Por otro lado si la actividad del sistema está presidida por algún propósito a alcanzar, la propia existencia del sistema indica que éste ha sido capaz de mantener el equilibrio dinámico que caracteriza su comportamiento y por consiguiente ha sido capaz de elegir los comportamientos favorables correspondientes a dichos estados de equilibrio. En el sentido opuesto se debe señalar que la primera condición con que debe contar un sistema para poder elegir comportamientos favorables es que de manera explícita o implícita éste tenga conocimiento de dicha misión, o lo que es equivalente tenga un propósito o fin a alcanzar. O sea que hemos mostrado que las definiciones de inteligencia "como procesamiento de lo infinito" y "como actuación según un propósito" son equivalente entre sí. Se puede agregar además, que por carácter transitivo son también equivalentes las definiciones de inteligencia "como capacidad para resolver problemas" y "como actuación según un propósito".

La capacidad de aprender es inherente también al enfoque de inteligencia como procesamiento de lo infinito. Una vez que el sistema ha asumido un comportamiento determinado dentro de infinitos comportamientos posibles, ha de someterse a evaluación no sólo cuan favorable ha resultado dicha elección para los propósitos del sistema, sino también los mecanismos metacognitivos que intervinieron en la toma de esa decisión. O sea que el sistema no sólo ha resuelto la situación problémica a que se ha enfrentado, sino que se ha desarrollado, ha crecido, ha aprendido.

PROBLEMA QUE SUSCITÓ EN SURGIMIENTO DE LA INTELIGENCIA.

Los sistemas educadores son sistemas cibernéticos toda vez que su actividad puede ser caracterizada por la adquisición, procesamiento, almacenamiento y toma de decisiones a partir de la información que ingresa al sistema. Son también sistemas dinámicos, dado que son capaces de asumir comportamientos en dependencia de la información que ingresa al sistema. Pero además los sistemas educadores son sistemas inteligentes, capaces de elegir comportamientos favorables dentro de un universo de infinitos comportamientos posibles.

El carácter cibernético, dinámico e inteligente de los sistemas educadores indica que estos sistemas han de manifestar un equilibrio dinámico. O sea un equilibrio que puede ser comparado con él de un acróbata cuando se encuentra en "la cuerda floja", donde cada situación en que se encuentra el sistema requiere de una respuesta inmediata y precisa (que debe ser elegida dentro de las infinitas respuestas posible) que lo mantenga en el estado deseado.

La determinación de esos comportamientos precisos por la vía del azar, bajo un proceso de generación aleatoria y evaluación se torna inconsistente, toda vez que la probabilidad de elegir esos eventos favorables es cero (dado que resulta de la división de un número finito por el infinito). O sea que sólo una capacidad que permita procesar lo infinito, permitiría a los sistemas educadores superar los constantes obstáculos que se anteponen al cumplimiento de su misión.

A partir de lo expresado se puede afirmar que la inteligencia constituye una capacidad imprescindible para el surgimiento de los sistemas que exhiben un equilibrio dinámico (como por ejemplo la vida), dado que es prácticamente imposible que un sistema atine a "ciegas" a un comportamiento satisfactorio entre los infinitos comportamientos posibles a asumir por el sistema.

EL TANTEO COMO CONTRARIO DIALECTICO DE LA INTELIGENCIA.

Cuando un sistema necesita determinar un evento favorable para el cumplimiento de su misión existen las siguientes alternativas:

  1. Que el universo de posibles eventos sea finito, y por consiguiente su examen pueda ser agotado por medio de pruebas y errores, o sea por tanteo.
  2. Que el universo de posibles eventos sea infinito, tornándose entonces inconsistente el método de tanteo, abriéndose así un espacio para el procesamiento inteligente.

De manera que el tanteo, cuya velocidad de acierto depende del azar, es sólo aplicable al examen de lo finito. En tanto que los procesamientos inteligentes se ocupan de examinar a lo infinito. Tanteo e inteligencia son pues, contrarios dialécticos que representan aspectos o tendencias que se excluyen mutuamente y se presuponen entre sí.

Tal y como indica la dialéctica, el absolutizar la acción de alguno de los contrarios induce una crisis y provoca que el conocimiento deje de describir la dinámica de procesos, eventos o fenómenos que son totalmente cambiantes. Cuando se enfoca la evolución del mundo biológico absolutizando el papel del azar, o tanteo, se pierde la riqueza que emana de los procesos inteligentes, dando como resultado una visión mecanicista del mundo que nos rodea. Por su parte la absolutización del papel de la inteligencia trae como consecuencia al misticismo y genera percepciones de la realidad en principio incompatibles con el campo de la ciencia, que son extremadamente difíciles de fundamentar. En esta obra se aboga por un equilibrio entre el papel del tanteo y el rol que juega la inteligencia en la evolución de las especies, o sea que asumimos posición alrededor de un enfoque que incluya una especie de evolución inteligente de los sistemas educadores.

La inteligencia permite tomar decisiones acertadas en condiciones de incertidumbre, pero a su vez esta última induce el carácter probable de la adecuación o eficacia de la decisión tomada. El paso del pensamiento determinístico a un pensamiento probabilístico que está experimentando la humanidad indica que la conclusión recién expuesta se encuentra en tendencia.

Por su parte la lógica moderna ha convenido en clasificar como deducción a aquellos procesos lógicos que dan como resultado a proposiciones necesarias, en tanto que entiende por inducción a los procesos lógicos que resultan ser resultados probables. Según lo que se acaba de expresar, ante un problema determinado la aplicación de la inteligencia por parte del sistema resulta ser un acto de inducción que requiere de un proceso deductivo para su validación y perfeccionamiento. Lo expresado no es otra cosa que una manifestación de la contradicción filosófica que se establece entre conciencia y ser; entre reflejo y realidad; entre lo lógico y lo histórico; etc.

COMPONENTES DE LA INTELIGENCIA.

La memoria es una cualidad que complementa a la inteligencia, hasta el punto de convertirse en parte de ésta: el gasto invertido por el sistema en la elección de un evento favorable entre infinitos eventos posibles es significativo, de manera que lo más conveniente para la economía del sistema es que éste conserve, de alguna manera, no sólo al evento favorable elegido, sino también a las condiciones existentes y al proceso realizado para alcanzarlo. En la medida en que el sistema haya elegido más eventos favorables y mantenga en memoria las condiciones y forma en que lo hizo estará más capacitado para realizar nuevas elecciones y por consiguiente será más inteligente.

Se debe señalar que en general los sistemas deben elegir los eventos favorables en condiciones espacio – temporales en que no se cuenta con la información necesaria, ni con el tiempo requerido para la realización de un examen minucioso y detallado que propicie la determinación precisa de un comportamiento favorable. Es por ello que la inteligencia de los sistemas debe estar dotada de un componente heurístico que permita la elección de comportamientos favorables en condiciones de incertidumbre. Lo heurístico es, a todas luces, uno de los componentes más importantes y enigmáticos de la inteligencia, es sin dudas una de las partes constitutivas de la inteligencia que el hombre menos ha podido descifrar y es, tal vez el componente que ha transferido a la inteligencia esa aureola mística que prevalece en la mayoría de los autores cuyas obras están relacionadas con este importante y controvertido concepto.

El componente heurístico se encuentra estrechamente relacionado con la visualización del futuro manifiesta, de una forma u otra, en los más diversos sistemas educadores. Este componente de la inteligencia, no menos enigmático que lo heurístico, permite al sistema adelantarse en el tiempo, percibir no sólo la evolución futura del contexto y la suya propia, sino también la evolución de los problemas que enfrenta y los nuevos problemas que deberá enfrentar en el futuro. Sin esta capacidad el sistema estaría privado de la posibilidad de prepararse para enfrentar problemas que requieren de una preparación previa a su manifestación directa para poder ser superados. Esta capacidad es exhibida por la mayoría de las especies tanto del reino animal, como vegetal. En los países caribeños hay un refrán que dice "tiempo de mango, tiempo de hambre" que hace alusión a que las plantaciones de mango perciben las grandes sequías con mucho tiempo de antelación y se preparan para enfrentarlas produciendo muchas frutas (y por consiguiente semillas) lo que aumenta la probabilidad de supervivencia de la especie. Los cultivos humanos, que por lo general tienen raíces poco profundas, no sobreviven a tales sequías, arrastrando al hambre a los estratos más pobres de la sociedad.

GENERALIZACION DEL CONCEPTO DE CONCIENCIA MAS ALLA DE LA ACTIVIDAD HUMANA.

Según la gran enciclopedia Wikipedia: "La conciencia es el conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo y de su entorno", dicho de otra manera es el reflejo que se produce en el hombre tanto del entorno, como de sí mismo. Las capacidades de memoria, heurística, visualización y su síntesis en la inteligencia, son suficientes para revelar la existencia de un cierto tipo de reflejo en los sistemas educadores, tanto de sí mismos y como de los contextos en que estos se desenvuelven. No queda de otras pues, que admitir la existencia de una forma de conciencia muy específica en estos sistemas. Es posible entonces formular la siguiente definición: Se llama conciencia de un sistema al reflejo que se produce en éste tanto de su entorno, como de sí mismo.

La arrogancia humana y su desmedido esfuerzo por considerarse una creación especial diferente por completo a todo el resto del mundo animal, le han impedido al hombre darse cuenta de que la inteligencia lo rodea por doquier, y que por consiguiente se encuentra sumergido en un basto océano de inteligencias y conciencias de las más disímiles jerarquías, gradaciones y orientaciones. A tales propósitos consideramos oportuno traer a colación algunos fragmentos de la entrevista realizada por Victor-M Amelan a la prestigiosa científica Lynn Margulis.

Margulis: Gaia es la red entretejida de toda la vida: esta viva, consciente y dispersa en diferentes grados en todas sus células, cuerpos y sociedades. Gaia es la superficie autorregulada del planeta… que crea incesantemente nuevos medios ambientes y organismos. Gaia, la vida en este planeta, en toda su gloria simbiogenética, es exquisitamente resistente.

Amelan: ¿Y estamos los de la especie humana poniéndola en peligro?

Margulis: Ja, ja… No sea tan engreído! Gaia es la resultante de billones de seres que pugnan, se alimentan, se aparean y excretan. La especie humana acaba de llegar, hombre! Gaia es perra vieja: no está en lo absoluto siendo amenazada por los humanos.

Amelan: ¿No? ¿Seguro?

Margulis: Cuánta arrogancia especie centrista!! La especie humana es peligrosa para sí misma, jamás para Gaia.

Amelan: O sea que podemos provocar nuestra propia extinción, pero no la de la vida sobre el planeta.

Margulis: Exacto. Aunque lo intentara, la especie humana jamás podría destruir la vida en este planeta. Quiero decir que no hay una especie en particular que sea el centro de la vida. Y los humanos, de hecho, ni siquiera somos importantes para la vida.

…Somos una parte reciente de un todo antiguo y enorme. Una parte reciente que crece rápidamente, eso sí. Eso nos hace sentirnos duros… Pero Gaia nos pondrá límites: el sobrecrecimiento de toda población viva conduce a un estrés y ese estrés hace disminuir dicho sobrecrecimiento. Así se regula Gaia.

Amelan: Pero dígame, ¿dónde está el cerebro de la sabia Gaia?

Margulis: No hay tal cerebro central. Fíjese: todo ser vivo autorregula su temperatura interna para que fluctúe entre pocos grados ¿no? ¿Y cómo sabe cada célula de ese cuerpo mantener dicha temperatura? Pues del mismo modo actúa Gaia.

En esta entrevista saltan a la vista algunos aspectos que consideramos muy importantes a propósito del tema que nos ocupa. Según Lynn la vida sobre el planeta está viva, consciente y dispersa en diferentes grados en todas las células, cuerpos y sociedades. El hecho de ser la vida considerada consciente, abre el camino para la existencia de algún tipo de inteligencia en ella. Por otro lado es destacable que esta autora atribuye consciencia no sólo asociada a los cuerpos multicelulares, como se ha hecho con cierta frecuencia, sino que abre la posibilidad de su existencia en organismos unicelulares y lo más importante en las sociedades biológicas, las cuales afortunadamente coinciden con los sistemas educadores objeto de la cibernética educativa a los que se ha dado tratamiento a lo largo de toda esta obra.

Por otro lado no se debe pasar por alto que la autora corrobora el comportamiento arrogante de la especie humana y el hecho de considerarse la especie "elegida", ¡por supuesto por ella misma!

IV. Un hallazgo que induce la noción de diseños inteligentes en la naturaleza.

Los Doctores Arthur V. Chadwick y Robert F. DeHaan publicaron en el 2001 un artículo excepcional llamado "Enigmas de complejidad: el trilobites, un ejemplo de diseño inteligente". Según estos autores: Los trilobites son miembros extintos de un grupo animal muy grande (filum Artrópoda) al que pertenecen los insectos modernos. Se encuentran universalmente en los límites entre las rocas relativamente desprovistas de vida metazoaria (organismos multicelulares) y otras con abundante evidencia de vida tal. Los trilobites son complejos, altamente segmentados, con apéndices articulados y pleópodos, antenas, ojos compuestos, y cefalizados o sea, con sistemas nerviosos de pies a cabeza.

…Los instrumentos de la sistemática molecular contemporánea, junto con los avances de la comprensión de los procesos moleculares y celulares, desafían la teoría estándar de selección sin dirección y naturalista de la propuesta original de Darwin.

Las conclusiones a que arriban estos autores son sumamente interesantes:

Primero veamos las premisas empleadas:

• Una suposición fundamental de la teoría de la evolución es que los rasgos moleculares biológicos compartidos hoy por diversos organismos, requieren un ancestro común como un principio explicativo. Esto permite la exploración de la biología molecular del trilobites basada en el conocimiento de la biología molecular de animales contemporáneos.

• La biología molecular del trilobites es en todo sentido tan complejo como la de cualquier organismo moderno.

• La evidencia de la complejidad del trilobites revela la inadecuación de la teoría de la evolución de Darwin, y en lugar de ella, es interpretada con referencia a otra teoría de los orígenes que involucra un Diseñador Inteligente.

Surge pues, de manera espontánea, la siguiente interrogante ¿qué tipo de inteligencia puede ser capaz de realizar el diseño de una especie? La respuesta a esta interrogante se torna bastante complicada, pero lo que sí queda claro es que si se niega el carácter inteligente de las especies en la generación de diversidad, entonces se torna inconsistente la Teoría Evolucionista.

El prestigioso científico Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química en 1977, expresó:

Actualmente, empieza a comprenderse que la vida es, probablemente, el resultado de una evolución que se dirige hacia sistemas cada vez más complejos… La vida tiene una tecnología admirable, que muy frecuentemente no llegamos a comprender.

Existen muchos hallazgos en la naturaleza que revelan la existencia de comportamientos e inclusive inteligencias colectivas: Las hormigas y las abejas no tienen objetivos propios, no se reproducen y no llevan una vida autodeterminada en ningún aspecto. Se puede decir que estos seres biológicos son diseñados evolutivamente para satisfacer las necesidades del hormiguero o la colmena respectivamente, y que estos últimos son los que pueden ser considerados como individuos (indivisibles). O sea que el hormiguero o la colmena pueden ser percibidos como un "animal compuesto", que existe dividido en diminutas partes a las que se llaman hormigas o abejas respectivamente.

Pero nosotros los humanos, no escapamos a este tipo de subordinación, en la que se pierden las identidades individuales y surge en su lugar una fusión colectiva que nos domina. Para ello tomemos en consideración la célebre obra "Psicología de las multitudes" de Gustavo Le Bon, la cual a pesar de haber sido escrita hace prácticamente un siglo, conserva su vigencia y es centro en la actualidad de numerosas investigaciones en el campo de la psicología.

Dejaremos, pues, la palabra a Gustavo Le Bon: El más singular de los fenómenos presentados por una masa psicológica, es el siguiente: cualesquiera que sean los individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser su género de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el simple hecho de hallarse transformados en una multitud le dota de una especie de alma colectiva. Esta alma les hace sentir, pensar y obrar de una manera por completo distinta de como sentiría, pensaría y obraría cada uno de ellos aisladamente.

…Ciertas ideas y ciertos sentimientos no surgen ni se transforman en actos sino en los individuos constituidos en multitud. La masa psicológica es un ser provisional compuesto de elementos heterogéneos, soldados por un instante, exactamente como las células de un cuerpo vivo forman por su reunión un nuevo ser, que nuestra caracteres muy diferentes de los que cada una de tales células posee.

…Fácilmente se comprueba en qué alta medida difiere el individuo integrado en una multitud, del individuo aislado. Lo que ya resulta más arduo es descubrir las causas de dicha diferencia. Para llegar, por lo menos, a entreverlas, es preciso recordar, ante todo, la observación realizada por la psicología moderna, de que no sólo en la vida orgánica, sino también en el funcionamiento de la inteligencia desempeñan los fenómenos inconscientes un papel preponderante

Le Bon piensa, que en una multitud, se borran las adquisiciones individuales, desapareciendo así la personalidad de cada uno de los que la integran. Lo inconsciente social surge en primer término, y lo heterogéneo se funde en lo homogéneo. Diremos, pues, que la superestructura psíquica, tan diversamente desarrollada en cada individuo, queda destruida, apareciendo desnuda la uniforme base inconsciente, común a todos. Tal es, aproximadamente, el estado del individuo integrado en una multitud. No tiene ya consciencia de sus actos. En él quedan abolidas ciertas facultades y pueden ser llevadas otras a un grado extremo de exaltación.

Le Bon continúa "…Así, pues, la desaparición de la personalidad consciente, el predominio de la personalidad inconsciente, la orientación de los sentimientos y de las ideas en igual sentido y la tendencia a transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas, son los principales caracteres del individuo integrado en una multitud. Perdidos todos sus rasgos personales, pasa a convertirse en un autómata sin voluntad".

"Por el solo hecho de formar parte de una multitud, desciende, pues, el hombre varios escalones en la escala de la civilización. Aislado, era quizás un individuo culto; en multitud, es un instintivo, y por consiguiente, un bárbaro. Tiene la espontaneidad, la violencia, la ferocidad y también los entusiasmos y los heroísmos de los seres primitivos".

Cuando se ejemplificó con anterioridad observando a las ratas como especie, se dejó abierta la interrogante sobre la identidad, naturaleza y carácter de ese ente biológico abstracto que denominamos "especie". A continuación Le Bon aporta nuevos elementos que contribuirán a su caracterización.

En opinión de Le Bon "…La multitud es impulsiva, versátil e irritable y se deja guiar casi exclusivamente, por lo inconsciente. Los impulsos a los que obedece pueden ser, según las circunstancias, nobles o crueles, heroicos o cobardes, pero son siempre tan imperiosos que la personalidad e incluso el instinto de conservación desaparecen ante ellos. Nada, en ella, es premeditado. Aun cuando desea apasionadamente algo, nunca lo desea mucho tiempo, pues es incapaz de una voluntad perseverante. No tolera aplazamiento alguno entre el deseo y la realización. Abriga un sentimiento de omnipotencia. La noción de lo imposible no existe para el individuo que forma parte de una multitud.

..La multitud es extraordinariamente influenciable y crédula. Carece de sentido crítico y lo inverosímil no existe para ella. Piensa en imágenes que se enlazan unas a otras asociativamente, como en aquellos estados en los que el individuo da libre curso a su imaginación sin que ninguna instancia racional intervenga par juzgar hasta qué punto se adaptan a la realidad sus fantasías. Los sentimientos de la multitud son siempre simples y exaltados. De este modo, no conoce dudas ni incertidumbres.

…No abrigando la menor duda sobre lo que cree la verdad o el error y poseyendo, además, clara consciencia de su poderío, la multitud es tan autoritaria como intolerante… Respeta la fuerza y no ve en la bondad sino una especie de debilidad que le impresiona muy poco. Lo que la multitud exige de sus héroes es la fuerza e incluso la violencia. Quiere ser dominada, subyugada y temer a su amo… Las multitudes abrigan, en el fondo, irreductibles instintos conservadores, y como todos los primitivos, un respeto fetichista a las tradiciones y un horror inconsciente a las novedades susceptibles de modificar sus condiciones de existencia.

…Si queremos formarnos una idea exacta de la moralidad de las multitudes, habremos de tener en cuenta que en la reunión de los individuos integrados en una masa, desaparecen todas las inhibiciones individuales, mientras que todos los instintos crueles, brutales y destructores, residuos de épocas primitivas, latentes en el individuo, despiertan y buscan su libre satisfacción. Pero bajo la influencia de la sugestión, las masas son también capaces de desinterés y del sacrificio por un ideal. El interés personal, que constituye casi el único móvil de acción del individuo aislado, no se muestra en las masas como elemento dominante, sino en muy contadas ocasiones. Puede incluso hablarse de una moralización del individuo por la masa. Mientras que el nivel intelectual de la multitud aparece siempre muy inferior al del individuo, su conducta moral puede tanto sobrepasar el nivel ético individual como descender muy por debajo de él.

En cuanto un cierto número de seres vivos se reúne, trátese de un rebaño o de una multitud humana, los elementos individuales se colocan instintivamente bajo la autoridad de un jefe. La multitud es un dócil rebaño incapaz de vivir sin amo. Tiene una tal sed de obedecer, que se somete instintivamente a aquel que se erige en su jefe".

El hecho de que Le Bon exprese que los elementos individuales se coloquen bajo la autoridad de un jefe, no significa que este último ejerza el gobierno de la multitud, pues en última instancia, el propio jefe es parte indisoluble de la multitud y por consiguiente se subordina a ella.

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