Hoy se entiende que el hijo no es un átomo aislado, o una mónada en el esquema de Leibnitz, una isla, una molécula que fluctúa en el vacío. Resurge la preocupación por los derechos de los niños. Se busca el derecho a la identidad biológica del hijo, como también las raíces culturales, étnicas e históricas. Observa Donati: "En el pasado era la sociedad la que imponía a la familia las mediaciones que ésta debía ejercitar; hoy, es el individuo el que goza del derecho de valerse de las mediaciones, de hacerlas emerger y de valorizarlas"52. Observa además: "Las más diversas investigaciones ponen en evidencia que la familia media, en modo diverso del pasado, una cantidad de relaciones y de posiciones sociales, que lejos de ser menos importantes de un tiempo, son incluso más decisivas para el destino social y la calidad de vida"53.
Reconoce este sociólogo campos en donde el desconocimiento se extiende en forma alarmante, especialmente en el campo político, que debiera tener el mayor interés, a no ser en circunstancias en que no pueden ocultarse efectos y reacciones negativas54. Es acentuada la separación en el campo educativo55.
Hay nuevas formas de mediación que proceden de un descubrimiento más hondo de la familia, como sujeto y esto particularmente en el campo de una visión humanizadora, personalizadora, por ejemplo en todo lo que la familia representa necesariamente para el crecimiento armónico del hijo: la mediación del amor en el hogar, o el calor humano en el acompañamiento del anciano y su rico aporte de experiencia en la familia concebida en forma más amplia, en cuanto a la solidaridad entre las generaciones56. La "subjetividad" de la familia cuenta en gran medida para la formación de la identidad personal del niño, el cual necesita de un ambiente de familia, como un derecho fundamental57.
Así las cosas, cabe decir que si se olvida, por algunos aspectos la familia como bien social, surge el valor de la familia, por otros, como un nuevo bien58. Todo esto que viene a subrayar aspectos medulares de la mediación de la familia, quizás puede liberar a la institución familiar de otras mediaciones accidentales que el tiempo revela como prescindibles, sin que se afecte ni el núcleo familiar, ni el tejido social. Puede ser la familia transmisora de unos valores, o centro de mediación que resulten más decisivos para la calidad de la vida social y para la ética pública. Coincide esta perspectiva con lo que señala la Carta de los derechos de la Familia: "La familia constituye, más que una unidad jurídica, y económica, una comunidad de amor y solidaridad, insustituible para la enseñanza y transmisión de valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, esenciales para el desenvolvimiento y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad"59.
Se configura en las nuevas mediaciones una nueva ciudadanía de la familia60. En tal sentido la incorporación en la sociedad no se haría desde la familia a la que se pertenece, (como en el pasado), como una especie de pasaporte o carta de crédito, a partir de los "apellidos". Esta etapa, en principio parece superada y si fuera así, sería algo positivo. En cambio, la incorporación se haría desde la identidad, la armonía del desarrollo de la personalidad adquiridas sobre todo en la familia. No se daría aquello de que hay quienes descansan "mientras sus apellidos trabajan", sino por la calidad adquirida y lograda de la calidad personal, de su capacidad, de su integridad. Es a esto a lo que apunta que la familia es la primera escuela de virtudes. En una nueva ciudadanía ocupa lugar destacado el conjunto de nuevas relaciones en que la mujer sea ampliamente valorizada con sus derechos y deberes y no como "sometida" a una dependencia masculina que con razón temen algunos movimientos feministas, (no en la versión radical). Es este un sector en el cual se expresa algo más amplio, como es el respeto de los derechos fundamentales de la persona humana, que en referencia con la familia no se limita al reconocimiento de menos derechos individuales61.
En términos de mediación para los valores de auténtica humanidad en y desde la
familia, hoy se habla de los altos costos sociales del no reconocimiento debido a la
institución familiar. Desde la sociología, Donati pone así el dedo en la llaga: "Se puede
observar que de hecho, una cantidad creciente de problemas sociales nacen de la falta
de reconocimiento y de apoyo de las funciones de mediación social de la familia. Lo
testimonian el aumento de desagrado, de malestar, de las enfermedades mentales, de
drogadicción, de suicidios y tentativos de suicidio en los jóvenes, del mismo modo en
que es indicativa de carencias familiares la persistencia de la dispersión en la
escuela…"62.
La sociedad moderna -observa el mismo autor- ha intentado eliminar toda mediación
entre el individuo y la sociedad. Buscó la autorealización del "puro individuo", en una
"sociedad abierta", hecha de meros individuos. Lo que ha obtenido es perder el
individuo, y negada la mediación familiar, dejarlo "sin casa", con graves consecuencias.
El "individuo" que fabricaron es débil, por lo cual se dan cuenta ahora de la necesidad
de construir "ex novo", formas de mediación sin las cuales no pueden existir ni
"sociedad" ni "sujeto humano"63. Se necesita de una nueva casa en donde se vuelva a
colocar en toda su importancia la familia. No pueden coherentemente quejarse de que
no funcione una "unidad – nosotros" universal, o ser altruistas, cuando se niegan los
valores de la identidad de nosotros en la familia, en las "pequeñas solidaridades
cotidianas""64. La familia es necesaria para la supervivencia y existencia de la misma
ciudadanía política. Nadie puede dejar de lado "una relación de confianza, de ayuda y de apoyo primario en el curso de la propia vida"65.
Quedar "sin casa", sin familia por caprichos suicidas del Estado, es dejar en la calle, en
la intemperie al ser humano y amenazarlo en la raiz de su personalidad. Seamos
sinceros: esos individuos débiles son la prueba del fracaso de hipótesis aventureras, de
una pésima antropología, de un vacío insondable en la concepción del ser humano como persona y de la misma sociedad. De no alterar a fondo tal rumbo, ¿cómo evitar un colapso universal?. Este peligro en un nivel universal o en una nación ha de fortalecer la reacción saludable y la función política y social de la familia66. Exige también que sea reconocido el derecho de la familia de "poder contar con una adecuada política familiar por parte de las autoridades públicas en el terreno jurídico, económico, social y fiscal, sin
discriminación alguna" (Art. IX). Tiene la familia derecho de existir y progresar como tal,
v.g., como familia (cf. Art. VI).
La sola aproximación a los individuos no basta, pues desconoce "la subjetividad
familiar", la casa como centro y fuente de relaciones, sin las cuales la sociedad se
pierde!.
Los costos sociales del no reconocimiento de las mediaciones familiares, con los
obstáculos que tienen el peligro de inmovilizarla políticamente y en su influencia social, lo repetimos, tienen sus víctimas por excelencia en los niños. Impresionan las
informaciones y datos que ofrece la Revista Concilium dedicada al tema, "¿Dónde
están los niños?", en torno de lo que con razón se califica de "catástrofe silenciosa"67,
más penosa cuanto contrasta con un abanico imponente de soluciones posibles. ¿Cómo no denunciar un terrible vacío de solidaridad y la falta de voluntad política para aportar
remedios prontos?.
Registro Civil, también llamado Registro Civil del Estado —en cuanto organismo administrativo—, centro u oficina en cuyos libros se harán constar los actos o hechos concernientes al estado civil de los ciudadanos; atendiendo a su finalidad, es un instrumento concebido para constancia oficial de la existencia, estado civil y condición de las personas. En España es una expresión abreviada, puesto que su nombre histórico es Registro de los Estados Civiles.
En el Registro se inscribe el nacimiento, la filiación, el nombre y los apellidos, las emancipaciones y habilitaciones de edad, las modificaciones judiciales de la capacidad de las personas o que éstas han sido declaradas en concurso, quiebra o suspensión de pagos; las declaraciones de ausencia y fallecimiento, la vecindad y nacionalidad; la patria potestad, tutela y demás representaciones legales, el matrimonio. Es posible que el Registro Civil, como unidad, se encuentre integrado por los registros municipales, los registros consulares —que funcionan en el extranjero— y el Registro central, en el que se inscribirán los hechos para cuya inscripción no sean competentes los otros registros, y aquéllos que no puedan inscribirse, por concurrir circunstancias excepcionales que impidan el funcionamiento del centro registral correspondiente.
Al amplio fenómeno de una violencia injusta que genera muerte, a unas desigualdades y desequilibrios de oportunidades que cobra millones y millones de víctimas inocentes (sin
contar la abominable matanza del aborto), una eficaz movilización al alcance de la mano, posible, podría dar una respuesta histórica: "Si se pusiera a disposición de los
principales objetivos de la política para el desarrollo una décima parte de los medios
que en estos dos decenios han sido utilizados en el mundo para los armamentos, hoy
viviríamos con poca o ninguna mala nutrición, con un número mucho menor de
enfermedades y de invalidez, con un nivel de alfabetización y de instrucción mucho más
alto, con réditos más elevados"68. Se fundamenta esta conclusión en datos del Comité
Alemán para la UNICEF, sobre la situación de los niños en el mundo69. El informe a quealudo abre, por otros aspectos una puerta a la esperanza: "las condiciones sanitarias
han mejorado en el mundo en el curso de los últimos 40 años más que durante toda la
precedente historia de la humanidad"70. "En la última década, el emerger de la niñez
como argumento de interés público y político ha sido de verdad impresionante … La
atención actualmente orientada a los niños no se agota en el principio de que son "los
niños los ciudadanos más vulnerables" de la sociedad o el "recurso más precioso de la
humanidad" … El siglo XXI pertenece a los niños"71. Dilatemos el corazón, pues, a la
esperanza!.
Hay otras formas de "pobreza" que cobran víctimas en la niñez, como si se pasara un
rastrillo sobre sus espaldas y que no se limitan sólo a cuestiones económicas o de salud física y que son hoy objeto de estudio y de análisis v.g. en Estados Unidos, de tal
manera que, como reza un artículo, "La familia es un "tema " liberal" allí. En el campo
político "los liberales se interesan, (es un subtítulo) en las cuestiones morales. He aquí
algunos dramáticos testimonios: "la prueba de la pobreza creciente de las madres solas
y del deterioro de la salud mental y física de los niños, representa el factor más
importante de este cambio de mentalidad. El crecimiento del número de divorcios y de
nacimientos fuera del matrimonio es hoy considerado la causa próxima que está detrás
de estas tendencias. Si se toma el dirvorcio: los años 70 y 80 vieron un enorme
crecimiento del porcentaje de divorcios en Estados Unidos. Actualmente se ubica en
torno al cincuenta por ciento …"72. Es enorme la incidencia también en el deterioro
económico. Se alude a recientes investigaciones que dan a entender que el divorcio
conduce a un grave deterioro económico73. Y ¡qué decir de los nacimientos fuera del
matrimonio!
Abundan los estudios serios sobre el impacto inclemente de la ausencia de familia en la
niñez y en la juventud. ¿Cómo no podrían sentirse gravemente interpelados los dirigentes de un país, más allá de las denominaciones políticas?. Se establece sin rodeos: "La
correlación entre el crimen en la edad de la adolescencia y la disgregación de la familia
es clara. Louis Sullivan, exsecretario del Departamento de salud … refiere que más del
setenta por ciento de los jóvenes varones que se encuentran en las cárceles provienen
de familias en las cuales faltaba el padre"74. En cambio "los niños obtienen resultados
mejores cuando el compromiso personal y el apoyo material de un padre y de una
madre, y cuando ambos progenitores cumplen con la responsabilidad de quienes cuidan su misión con amor … Indices crecientes de divorcio, de embarazos extramatrimoniales,
y de ausencia de genitores, no son sólo manifestación de estilos de vida alternativos,
sino de esquemas de comportamiento adulto que aumentan el riesgo de consecuencias
negativas para el niño"75.
Estas informaciones apenas sumarias, extraidas de fuentes de la mayor credibilidad,
nos hacen ver la magnitud del problema y la necesidad de fortalecer y de ayudar la
familia en el cumplimiento de sus capitales mediaciones sociales, sin las cuales, (y no
es retórica apocalíptica), las civilizaciones se desmoronan. Está en el centro del
problema una cuestión de valores, de estilos de vida, de comportamientos que inciden
en la sociedad a través de la familia existente o ausente. Conviene, a todas luces, al
Estado, ayudar a la Familia, para que haya "una vigorosa ética familiar". Galston76 cree
que una democracia justa requiere ciudadanos virtuosos y la religión es esencial para la
creación de la ética de la motivaciones77 que se nutren en la familia.
El tema del Encuentro mundial del Santo Padre con las familias abre el corazón a la
esperanza.
Se mira al futuro con segura confianza, no obstante las dificultades y la hostilidad
concertada, que entorpece la institución matrimonial.
La esperanza nos sitúa en la perspectiva del tercer milenio, que ofrece una ocasión para mirar al pasado, para hacer balances, para recoger tantas lecciones de la historia en el
peregrinar de la Iglesia bajo la mirada de Dios en el seno de la humanidad, y sobre todo
para celebrar la fe con firmes compromisos, tomando en las manos el futuro, que a Dios
pertenece, pero frente al cual hemos de tomar nuestra responsabilidad. No podemos
desertar en las batallas decisivas de la humanidad.
La familia "se vincula estrechamente con el misterio de la Encarnación y con la historia
misma del hombre", observa el Santo Padre en la Carta Apostólica Tertio Millenio
Adveniente (cf. n. 28), con ocasión del Año de la Familia. Desde Nazaret, en donde "el
Verbo se hizo carne" (Jn 1,14), llega el mensaje sublime de la Sagrada Familia, modelo
de las familias, fuente inagotable de espiritualidad y de las nuevas energías que vienen
desde el Resucitado, quien actúa, en dinámica transformadora, en el corazón mismo de
la historia, en esa especial revelación del misterio, en la plenitud de los tiempos, que se
identifica con el misterio de la Encarnación (cf. TMA 1).
En Cristo, en quien "se manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre
su vocación" (GS 22), se descifra también el misterio de esa célula primordial de la
sociedad, comunidad de toda la vida y de amor, en la cual, como en las bodas de Caná,
el Señor está presente.
El Señor sigue saliendo al encuentro de las familias, iluminándolas, fortaleciendo y
redimiendo su amor, caminando junto a ellas, en un diálogo de tierna solicitud, que hay
que descubrir en la fe, en la oración. En no pocas circunstancias, es una peregrinación
difícil, en donde se percibe la amargura de lo no logrado, tal vez de combates perdidos,
y de la erosión de muchos hogares, pero en donde gracias al contacto con el Salvador
de los hombres, como aconteció con los peregrinos de Emaús, en una causa que
parecía hecha añicos, renace la esperanza.
El amor redimido conserva energías maravillosas para responder a los desafíos y
asumir las necesarias responsabilidades, que el señor confía a la familia y sin las cuales
la humanidad y aun la misma Iglesia estarán condenadas al fracaso. Si el futuro de la
humanidad pasa por la familia, se hace necesario ponderar las vastas oportunidades
que el futuro depara y pensar que en buena parte, respondiendo al Señor de la historia,
la familia es arquitecto de su propio destino. El Papa indica: "Es por esto necesario que
la preparación del gran Jubileo pase, en cierto modo, a través de la familia … Acaso no
fue por medio de una familia, la de Nazaret, que el Hijo de Dios quiso entrar en la
historia del hombre?" (TMA 28).
El Señor, que puso su morada entre nosotros (Jn 1,14), que montó, por así decirlo,
como lo sugiere el lenguaje bíblico, su tienda, (su carpa de beduino) en medio de
nosotros, quiso hacerlo en ese hogar concreto de Nazaret, en donde Jesús recogió las
primeras lecciones, en obediente cercanía a sus padres.
La celebración del Encuentro mundial de Río requiere esa actitud abierta, gozosa,
contemplativa, en la que el misterio de la familia se descubre y se profundiza en el
Señor. Esta es la razón por la cual hemos querido que la preparación de tal evento
asuma la forma de unas "catequesis", sobre las cuales millones de familias están
reflexionando en diversas partes del mundo, guiadas por la doctrina de la Iglesia, en
ambiente de oración, con el convencimiento de que el Señor las acompaña.
Esperar es algo que está inscrito en el dinamismo humano. Forma parte de la índole
esencial del hombre y es factor determinante, escribe un filósofo, el esperar y el modo
como se espera78. La existencia humana está determinada no solo por la asunción del
presente, sino también por la memoria del pasado y por la expectativa del futuro, en el
sentido de la esperanza activa, que nos abre hacia un bien, o conjunto de bienes que
deseamos. Es, pues, proprio del hombre, esperar, tener esperanza. Para el cristiano
esta esperanza se proyecta hacia Dios, de tal forma que cuando la confianza no se pone en Dios, comenta un autor, la confianza es irresponsable certeza, destinada a ser
destruida79.
Si bien, por una parte, como anotaba un escritor español, Eugenio D'Ors, la esperanza
era "la virtud que tenía la peor prensa", y Chamfort, se atrevía a decir que "es un
charlatán que nos engaña sin cesar", vivimos un momento de la historia en que es
preciso recomponer las coordenadas de esa esperanza, la verdadera, que como la
verdad y el amor auténtico, no engañan, porque a la postre no son construcción hecha
por mano humana, y en tal sentido, no es "irresponsable certeza", frágil y traicionera,
sino dimensión necesaria que se cimenta en el absoluto de Dios.
En virtud de la firme certeza del triunfo de Cristo, Salvador de los hombres, triunfo que es nuestro porque nos hace partícipes del mismo, la esperanza nos ofrece la tónica, el
talante y la garantía de la confianza. Da vigor y orientación al caminar, como
comportamiento moral. San Juan de la Cruz hablaba por ello de un "revestimiento de
color verde"80. Esta firme esperanza y confianza son absolutas porque reposan en las
promesas divinas81.
Enseña el Catecismo de la Iglesia católica : "La virtud de la esperanza corresponde al
anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las
esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al
Reino de los cielos; protege el desaliento, sostiene en todo desfallecimiento; dilata el
corazón en la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad" (n. 1818).
Por la esperanza lanzamos hacia los cielos nuestra áncora, allí donde el Señor ya llegó.
Jesús, que ya penetró en la eternidad, es quien regresa en esa cita definitiva con la
humanidad, que es la parusía. Por eso la esperanza nos sitúa en el terreno de la historia y de la escatología.
¿Cómo levantar los corazones a la esperanza, mientras un conjunto de signos más bien
llevan a dudas, para algunos fundadas, sobre su supervivencia, al menos según los
esquemas actuales? Hay síntomas evidentes de erosión, especialmente en algunos
países, y se anuncian grietas preocupantes en las estructuras familiares en espacios
más amplios. Recordemos cómo la duda sobre la continuidad de la familia en el futuro
era alimentada en foros internacionales, durante el Año Internacional de la Familia, en la corriente de "la familia incierta" según los planteamientos de L. Rousell82.
Sin embargo, puede ocurrir que las proyecciones representen mas bien una ampliación
indebida en un plano universal de fenómenos que revisten características preocupantes
en determinados países. Incluso en los más afectados por la sistemática destrucción de
la familia con "la conspiración" del Estado, cabe preguntarse si no surgirán en el futuro
nuevas tendencias y reacciones firmes que empujen a las fuerzas políticas, empezando
con más comprometidos esfuerzos pastorales de los cristianos, hacia nuevos rumbos y
modificaciones. Se dan signos esperanzadores, que revelan una nueva dinámica.
En todo caso, ¿será posible que pueblos que han recogido abundantes lecciones de la
historia, caminen hacia una aventura con trágico final?
Hemos visto cómo ciertas conclusiones derrotistas tienen poco en cuenta que una
preocupación fundamental para la familia persiste y que hay abundantes datos en las
encuestas sociológicas, sobre todo en las respuestas de los jóvenes, que anhelan en
amplia mayoría formar un hogar estable. Otro aspecto sería ver, si de hecho la conducta es la adecuada a lo que expresan como ideal83. Las amargas experiencias de un
descalabro social sugieren ya a algunos políticos consecuentes políticas financieras y
actitudes de apoyo y protección de la familia.
En las etapas finales del Año Internacional de la Familia se respiraba una atmósfera
más positiva que la enrarecida, con la que se dieron los primeros pasos y más libres
respecto de las premisas, con las que apresuradamente muchos trabajaron.
Hemos aludido al nuevo tratamiento, que comienza a darse a la familia, v. gr., en
Estados Unidos, ya que la familia vuelve a recuperar un interés político84.
No podemos dejarnos llevar por una especie de "determinismo" de sabor fatalista, de tal
forma que haya una rendición sin lucha ante lo que parecería ser una tendencia
ineluctable de eclipse de la familia. Si se trata de una institución, querida expresamente
por el Creador, ¿no se manifestaría en el corazón de los pueblos y de las personas una
búsqueda del bien necesario para los esposos, para los hijos y para la sociedad?
Hemos considerado cómo no es objetivo que la familia haya dejado de ser centro de
mediación social, y que hay mediaciones esenciales en orden a reconocer y preservar a
la familia como espacio privilegiado de la humanidad y de salvaguarda de la misma.
Se revela, con la ayuda de las ciencias, una nueva semblanza de "la ciudadanía de la
familia", inseparable de su misión educadora al servicio de la identidad de la persona
humana. Es aquí donde seguramente hemos de ahondar en las más ricas posibilidades
de la familia, sin aferrarnos a otras formas de presencia y mediación de ella, más
sujetas a otros momentos de la historia y de modalidades culturales.
Esta mediación necesaria nos conduce a privilegiar la dimensión del hijo, como camino
real para el rescate de la institución familiar y para su fortalecimiento, precisamente
porque los hijos son quienes revelan los perfiles y el modo de ser, de vivir en el hogar.
Permitidme una anécdota. En un Congreso mundial de las familias en Malta – noviembrede 1993 -, promovido por las Naciones Unidas, el principal (y era síntomático) ponente invitado fue el sociólogo francés L. Rousell. Los pronósticos sobre el futuro de la familia estuvieron cargados de sombras. Diríase que moría la esperanza. Lo interrogué al final,
como si me moviera el "spes contra spem", por lo cual Abrahám mereció el elogio. Le
pregunté si de verdad no veía ninguna salida, porque, de ser así las cosas, la humanidad caminaría hacia el vacío. Reflexionó un momento. Me ofreció su libro, que yo había leído con interés. Y me repuso: "Comienzo a pensar en una luz al final del túnel y es el hijo". Sí,
en los hijos hay una luz y una salida. Aunque todavía esa "salida" no se perciba en su
obra, confieso que es esta una pista fundamental.
Es el servicio de los hijos, su atención amorosa, lo que puede liberar de los tentáculos
del egoísmo, que atenaza a tantas parejas en un "egoísmo entre dos", y a la sociedad
que con la asfixia de los valores provoca las crisis de inhumanidad. Los hijos, frutos del
amor, evangelizan y liberan a los propios autores, unidos a Dios, de su vida. La pareja
desde su misión central, que no se opone, sino que da plenitud al amor conyugal, es
liberada por los hijos de reducirse a pensar en solucionar "sus problemas", sin dejar
espacio a los del hijo, con sus derechos y sufrimientos.
En tantas partes sociedades, que tienen el riesgo de envejecimiento, sobre todo en el
espíritu, (sin detenernos en consideraciones referidas al "invierno demográfico"), la luz
viene de lo alto, en la nueva vida que viene desde Dios, como vino "desde lo alto" el
Señor, Salvador del mundo.
Séame permitida una alusión de carácter artístico. Un prestigioso escultor español, Luis
Antonio Sangüino, ha regalado generosamente al Pontificio Consejo para la Familia su
obra "Sanctuarium vitae". Es una hermosa escultura, como un canto a la vida. Desde las manos de Cristo, traspasadas por los clavos – manos de Dios, alfarero del hombre – en
forma de cuna, surge la vida en el recinto luminoso de una mujer, la madre: es el vientre
en el que el "nasciturus" duerme… Surge como un árbol, el de la vida, en la familia: son
niños y niñas de todas las razas. Con rostros sonrientes levantan sus brazos en señal de victoria hacia el cielo, hacia la luz. La luz que en el vientre bendito de las madres ilumina
el amor de los esposos, de las familias, del mundo, con más poesía y realismo que la
sola luz que se adivina al final del túnel. Es la luz de quien, desde Nazaret y Belén,
ilumina a todo hombre que viene a este mundo (cf. Jn 1,9).
Quiero concluir este postrero recorrido artístico con otra mención y como reconocimiento al don que hemos recibido.
El célebre artista religioso italiano Enrico Manfrini ha regalado para el Encuentro mundial un bellísimo bajorrelieve de la Sagrada Familia de Nazaret. El escultor, que ha
enriquecido el patrimonio artístico cristiano con numerosas obras, tiene 83 años y
trabaja con entusiasmo juvenil en su taller de Milán, al lado de su esposa. Es un vivo
testimonio de un hogar realizado en la serena felicidad de una pareja, que, como canta
el libro de Tobías, envejece bajo la mirada de Dios (cf. Tob. 14, 2). Me preguntaba a mí
mismo: ¿Cómo a esa edad pueden las manos ser tan dóciles a la inspiración que las
mueve, laboriosas y minuciosas como las de un joven, hasta plasmar esos rostros
admirables del Dios – Niño, de José y de María, que llenan de luz la humilde casa – taller
de Nazaret?
Me parece que el secreto de la lozanía de este artista está en el amor conyugal y de los
hijos, con que el Señor los bendice. Nazaret, Belén, Caná nos hablan de la familia y de la activa presencia del Señor que se prolonga en la historia. En la Carta a las familias
Gratissimam sane, el Sucesor de Pedro apuntaba al "esposo", que está dentro de la
familia. Es El quien une a los esposos en el misterio de su Alianza; El quien renueva el
amor en esa recíproca entrega en la comunión familiar, don-compromiso, que hunde sus raíces en Dios; El quien transforma el agua en vino y acude en ayuda del nuevo hogar, en
esa cadena de novedades que continúa a lo largo de los años; El que contagia la
esperanza, porque es El la Esperanza.
1 El Encuentro Mundial del Santo Padre con las Familias, se realizará en Río de Janeiro
el 4 y 5 de octubre de 1997 y será precedido del Congreso Teológico – Pastoral que
tendrá lugar durante los días 1, 2, 3 de octubre de 1997, y que congregará 2500
participantes delegados de las Conferencias Episcopales, teólogos, pastores y
representantes de movimientos apostólicos de la familia y de la vida, grupos,
asociaciones empeñados y comprometidos en la causa trascendental de la Iglesia
doméstica, santuario de la vida.
2 cf. v.gr. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, nn. 11 – 16; Carta a los Jefes de
Estado del mundo, del 14 de marzo de 1994; Carta a las Familias, Gratissimam sane,
nn. 6 – 12.
3 Algunos traducen "un solo ser", profundizando en el sentido de la expresión bíblica.
4 cf. H. Schlier, La Lettera agli Efesini Paideia, Brescia, 1973, pag. 414 – 415.
5 cf. Rituale Romanum, Ordo celebrandi matrimonium, n. 74.
6 Ritual de la celebración del matrimonio, citado en Gratissimam sane, carta a las
Familias, n. 11.
7 M. Thurian, Mariage et Celibat. Dons et appels, Taizé, 1977, pag. 27-28.
8 C. Rocchetta, Il sacramento della coppia , EDB, Bologna, 1996, pag. 42.
9 Joachim Gnilka, Il Vangelo di Matteo, Parte I-II Paideia, Brescia, 1990, pag. 229.
10 Giovanni Paolo II, Uomo e donna lo creò. Catechesi sull'amore umano, Città Nuova
Editrice – Libreria Editrice Vaticana, Roma, 1985, pag. 97.
11 Ibid., pag. 468, n. 4.
12 Ibid., pag. 59.
13 cf. M. Yourcenar, Mèmoires d'Hadrien, Gallimard, Paris 1974, pag. 21-22.
14 Ibid., pag. 34.
15 Francisco Gil Hellín, "El matrimonio: amor e institución", en Aa.Vv., Cuestiones
fundamentales sobre matrimonio y familia, Universidad de Navarra, Pamplona, 1980,
pag. 239.
16 A. Quilici, Les fiançailles. Paris, Le Sarment / Fayard, 1993, pag. 135.
17 J. Ratzinger, Le mariage et la famille…, pag. 311.
18 "El amor de que aquí se habla es el "amor coniugalis", es decir, no el mero
sentimiento e impulso ciego e irresistible expuesto a la inestabilidad de la pasión, sino
aquel afecto "eminentemente humano" que por proceder de la voluntad asume y
ennoblece todas las manifestaciones de la tendencia natural. Parte de lo más noble de
la persona -el afecto de la voluntad- y se dirige hacia su término, abrazando todo el bien
de la persona amada" (Francisco Gil Hellín, op. cit., pag. 236-237).
19 Ibid, pag. 240.
20 Antonio Miralles, Il matrimonio. Ediz. S. Paolo, Milano, 1996, pag. 82.
21 S. Joannes Chrisostomus, Homilia in Eph. 20, 8.
22 cf. A. Miralles, op. cit., pag. 81.
23 cf. H. Schlier, op. cit., pag. 415.
24 M. Zerwick, Carta a los Efesios, Herder, pag. 166.
25 C. Rocchetta, op. cit., pag. 42.
26 San Agustín, De Bono coniugali, 24, 32.
27 Francisco Gil Hellín, El Matrimonio y la vida conyugal, Edicep, Valencia 1995, pag.
230 y 236.
28 Giovanni Paolo II, Uomo e donna lo creò, pag. 468.
29 C. Rocchetta, op. cit., pag. 161.
30 cf. Antonio Miralles, op. cit., pag. 74-75.
31 Ya el entonces Santo Oficio, en el decreto del 1º de abril de 1944 había rechazado la
posición representada por Doms y Krempel (Dz-Sch., n. 3838) y Pío XII había enseñado
el fin primario e íntimo de la procreación, en el discurso a los obstetras del 29 de octubre de 1951, y había subrayado que "todo lo que hay de más espiritual y profundo en el amor conyugal como tal, fue puesto, por voluntad de la naturaleza y del Creador, al servicio de
la descendencia" (Matrimonio e famiglia nel magistero della Chiesa, n. 264).
32 Así, con el uso escolástico del objeto formal, el Pontificio Consejo para la Pastoral de
los agentes sanitarios se refiere a la salud en el enfoque de la enfermedad, por tanto de
la salud que debe ser curada, cuidada, y es enfocada la enfermedad y el dolor humano
(cf. Pastor Bonus, art. 152, 153).
33 Giuseppe Angelini, Il figlio, una benedizione, un compito, Vita e Pensiero, Milano,
1991, pag 164.
34 Hans Urs Von Balthasar, Homo creatus est, Morcelliana, Brescia, 1991, pag. 186.
35 Giorgio Campanini, Realtà e problemi della famiglia contemporanea, Ediz. Paoline,
Torino, 1989, pag. 105.
36 cf. ibid., cap VII, pag. 104-111.
37 El Pontificio Consejo para la Familia ha realizado los siguientes Encuentros
Pastorales relacionados con el tema del niño:.
• Los derechos de los niños, en Roma, Junio 18 – 19 de 1992.
• La explotación de los niños en la prostitución y la pornografía. Bangkok (Tahilandia),
sept. 9 -11 de 1992.
• El trabajo de los niños, Manila (Filipinas), julio 1 – 3 de 1993.
• La adopción infantil, Sevilla (España), febrero 25 – 27 de 1994.
• Los niños de la calle, Rio de Janeiro (Brasil), julio 27-29 de 1994.
38 M. Zundel, Recherche de la personne, Desclée, Paris, 1990, pag. 54.
39 cf. Pierre Grelot, Jesus de Nazareth. Christe Le Segneiur, vol. I, Ed. du Cerf, Paris,
1997, pag. 298.
40 G. Angelini, op. cit., pag. 172.
41 Ibid., pag. 180.
42 Aristóteles, Etica Nicomachea, VIII, 12.
43 G. Campanini, Famiglia, in Nuovo Dizionario di Teologia Morale, San Paolo, Milano
1990, pag. 410.
44 Ibid., pag. 410.
45 Pierpaolo Donati, La nuova cittadinanza di famiglia, in Terzo rapporto sulla famiglia
in Italia, CISF, edizioni Paoline, Cinisello Balsamo, 1993, pag. 26.
46 F. Chirpaz, Difficile rencontre, Ed. du Cerf, Paris, 1982, pag. 70.
47 Paul Moreau, Les valeurs familiales. Essai de critique philosophique, Ed. du Cerf,
Paris, 1991, pag. 145.
48 ibid., pag. 149.
49 G. Campanini, op cit., pag. 411.
50 N. Luhmann, ha querido dar voz científica a la hipótesis de que los individuos no
deben ser ligados a la pertenencia familiar. Su papel es irrelevante (N. Luhmann, Il
sistema sociale famiglia, in La ricerca sociale, 1989, n. 39, pag. 235-352). Menos aún
debe ser tomada la familia como un "subsistema social". (Es la negación concreta de la
familia como sujeto soberano, con derechos específicos). No debe mediar nada entre
individuo y sociedad, ni siquiera en la relación entre sexos (cf. N. Luhmann, Donne,
Uomini, Iusea, Parigi-Lecce, 1992, pag. 52-70).
51 P. Donati, op cit., pag. 28.
52 ibid., pag. 31.
53 Ibid., pag. 59.
54 cf. ibid., pag. 61.
55 Reconoce Donati la dificultad creciente de algunas mediaciones o su carácter
reductivo, vg. La escuela, los servicios de salud, la hacienda (economía),-referida la
cuestión a Italia-. En general, mirando algunos países, cabría pensar que "parece que la
familia no existe: existen "la pareja", "las mujeres", "los niños", "los ancianos", es decir,
sólamente categorías genéricas" (op. cit., pag. 61). Resurge el interés, sin embargo, por
ver la importancia en el campo económico (en la micro y en la macro economía) (cf.
Familia et Vita, Revista del Pontificio Consejo para la Familia, n. 2/1996).
56 cf. P. Donati, op. cit., pag. 65.
57 Cabría aquí recoger valiosas apreciaciones de Buttiglione al tratar el tema de la
familia como comunión de personas, y concretamente en cuanto a la función de la madre y del padre (cf. R. Buttiglione, L'uomo e la famiglia, Dino Editore, Roma 1991, pag. 121, 141).
58 Donati anota: "Subjetividad de la familia significa, a la postre, que la familia es un
bien de mediación, y viene a ser un "nuevo bien" que es sentido, vivido y buscado con
intencionalidad de sentido proprio, no subordinado o dependiente de otros contenidos o
contactos variables" (op. cit., pag. 70).
59 Carta de los derechos de la Familia, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano,
1983, Preámbulo, E.
60 Comenta Donati que "si la familia no tuviera ninguna referencia de ciudadanía,
vendrían a menos reglas fundamentales de convivencia interhumana, y, con ellas,
desaparecería la orientación hacia la persona humana como sentido de pertenencia e
identidad" (op. cit., pag. 71).
61 Se abre a un conjunto de relaciones personales al interior de la familia y en relación
con la sociedad. El profesor en Bolonia observa: "promover la ciudadanía de la familia,
significa optar por decisiones que se muevan en la dirección de una más lograda
democracia: una democracia de solidaridad, compartir, participación y autonomía de las
personas individuales como individuos en relación unos con otros" (ibid., pag. 73). Algo
de esta perspectiva estaba inscrita en el lema del Año Internacional de la Familia,
convocado por la ONU: "Construir la más pequeña de las democracias".
62 Ibid., pag. 76.
63 Ibid., pag. 80.
64 Ibid., pag. 79.
65 Ibid., pag. 77.
66 cf. Carta de los derechos de la Familia, art. VIII.
67 cf. Concilium 2/1996. Se aborda la tragedia de la pobreza, como "catástrofe
silenciosa" de los "40.000 niños que mueren cada día por desnutrición o enfermedades,
los 150 millones de niños que viven con salud y crecimiento precarios y los 100 millones
de niños de 6 a 10 años que no van a la escuela". Las injusticias seculares, la falta de
solidaridad y oportunidades, no obstante cambios favorables y nuevas posibilidades
(Concilium, 2/1996, pag. 22).
68 Ibid, pag. 20.
69 El párrafo que recojo continúa: "Y con más baja taza de natalidad, con menores
problemas sociales y ambientales, con menos guerras civiles y refugiados y con
menores conflictos internacionales" (Ibid). Como tengo serias dudas acerca de lo de la
taza de natalidad, que parece desprenderse de una menos correcta visión demográfica,
he preferido ubicar aquí esta aseveración. Cabría observar que si los enormes recursos
económicos que hoy se dedican a un control natal sin contemplaciones, se orientara a la formación a fondo de la familia, se caminaría por mejores sendas.
70 Concilium, op cit.
71 Ibid, pag. 22, 23.
72 Don Browning, "In che modo negli Stati Uniti la famiglia è divenuta un tema
liberale", in Concilium 2/1996, pag. 52-53.
73 "Un diez por ciento de niños blancos y catorce por ciento de negros con progenitores
separados cayeron en la pobreza en el año sucesivo (…) El cuarenta y cinco por ciento
de las familias con prole por debajo de los 18 años, cuya conducción cae bajo la
responsabilidad de una mujer, son pobres, al contrario del siete por ciento de las
familias con prole cuya conducción está confiada a una pareja casada" (Ibid).
74 Op. cit., pag. 54. No podemos detenernos en los datos sobre suicidios, desórdenes
mentales, que son aleccionadores!… Lo mismo que la caída en el aprovechamiento
académico. Enormes son los costos!. El deterioro, también en lo económico tiene
correlaciones evidentes, en ciertos cambios culturales con la tendencia "cada vez mas
acentuada a resolver el conflicto de intereses entre los adultos y los niños en favor de los primeros" (ibid., pag. 55).
75 Beyond Rhetoric: A New American Agenda for children and families, U.S.
Government Printing office, Washington, D.C., 1991, XIX. In Concilium 2/1996, pag. 59.
76 Galston es un famoso filósofo moral, autor del libro Liberal Purposes (Cambridge
University, prees Cambridge, 1990) (y que inspiraría ciertos cambios en la política
Clinton). Estudia la democracia aristotélica que presupone que los ciudadanos posean
un elevado grado de virtud y de carácter moral.
77 cf. Don Browning, Concilium 2/1996, pag. 65.
78 cf. H.G. Gadames, Plato dialektische Ethik, 1931, pag. 138.
79 cf. R. Bultmann, Elpis, in Grande Lessico del N.T., Paideia, Brescia, II, pag. 518.
80 San Juan de la Cruz, La Noche oscura, III, 21, 6.
81 La esperanza no es algo marginal, ni mucho menos, en el mundo de la filosofía. Kant
recordaba que toda filosofía se relacionaba con cuatro interrogaciones fundamentales,
de las cuales la tercera sería: "¿Qué me es permitido esperar?". En el fondo, comenta
J.L. Bruges, toda religión nace de una interrogación sobre el porvenir (cf. Dictionnaire de la morale catholique, CLD, 1991, pag. 153). Cobra también nuevos bríos en la teología
(ibid.).
82 Sus hipótesis han sido objeto de consideración en otras ponencias mías. Enfoca
especialmente la situación de Francia y quizás de algunos otros países de Europa
occidental.
83 Otros estudios muestran cómo crece el número de las relaciones prematrimoniales y
si dan el paso hacia el matrimonio, es una decisión que aplazan. Varios factores los
llevan a no abandonar el hogar. Es nuevo y preocupante el fenómeno de "la
adolescencia prolongada".
84 Si las políticas demográficas y abortistas son lamentables, se observa un esfuerzo
por presentarse, de parte de políticos liberales, como defensores de la familia (cf.
Concilium, 2 / 1996, pag. 48-65).
Discurso a los obispos de la XII región pastoral de Estados Unidos presentes en Roma para la visita « ad Limina
Apostolorum »
Queridos hermanos en Cristo:
Es un verdadero placer para nosotros encontrarnos por primera vez con un grupo de obispos americanos que realizan la visita
ad Limina. Os acogemos de todo corazón, queremos que os sintáis en vuestra casa, que experimentéis el gozo de
encontrarnos juntos en familia. Nuestro gran deseo en este momento es confirmaros a todos en la fe y en el servicio al Pueblo
de Dios; queremos mantener vivo el ministerio de Pedro en la Iglesia.
Las orientaciones de Pablo VI y del Concilio
Desde que soy Papa he ido leyendo con gran atención las sabias enseñanzas que nuestro querido predecesor Pablo VI
impartió este mismo año a los obispos de Estados Unidos sobre los temas del ministerio de la reconciliación en la Iglesia, de la
protección y defensa de la vida, y del impulso de la devoción a la Eucaristía. Sus enseñanzas las hacemos también nuestras y os
renovamos el aliento y las directrices que os dio en esos discursos.
Aunque somos nuevo en el pontificado –apenas un principiante–, queremos elegir igualmente nosotros temas que afecten en
profundidad a la vida de la Iglesia y os sirvan de gran ayuda en vuestro ministerio episcopal. Nos parece que la familia cristiana
es buen punto para comenzar. La familia cristiana es tan importante y su papel tan fundamental en la transformación del mundo
y en la construcción del reino de Dios, que el Concilio la llamó « Iglesia doméstica » (Lumen gentium, 11).
Comunidad de amor
No nos cansemos nunca de proclamar que la familia es comunidad de amor: el amor conyugal une a los esposos y es
procreador de vida nueva; es reflejo del amor divina y amor comunicado; según las palabras de la Gaudium et spes, es
participación actual en la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia (núm. 48). A todos se nos concedió la gracia de nacer en tal
comunidad de amor; nos será fácil, por tanto, defender sus valores.
Por ello, debemos estimular a los padres en su papel de educadores de los hijos; ellos son los primeros catequistas y los
mejores. ¡Qué gran tarea tienen y qué reto! Enseñar a sus hijos a amar a Dios, a hacer de este amor una realidad de su vida.
Y, por gracia de Dios, qué fácilmente aciertan algunas familias a cumplir la misión de ser primum seminarium (Optatam
totius, 2); el germen de una vocación al sacerdocio se alimenta a través de la oración de la familia, el ejemplo de su fe y el
apoyo de su amor.
Mantenerse fieles a la ley de Dios y de la Iglesia
Qué cosa tan maravillosa es el que las familias caigan en la cuenta del poder que tienen en la santificación de los esposos, y de
la influencia mutua entre padres e hijos. Entonces y por el testimonio de amor de su propia vida, las familias pueden llevar el
Evangelio a los demás. La percepción vital de la participación del laicado –y especialmente de la familia– en la misión salvífica
de la Iglesia, es uno de los grandes legados del Concilio Vaticano II. Jamás podremos agradecer bastante a Dios este don.
A nosotros corresponde mantener fuerte esta convicción, sosteniendo y defendiendo a la familia, a cada familia y a todas las
familias. ¡Nuestro propio ministerio es tan vital! Predicar la Palabra de Dios y celebrar los sacramentos. De aquí saca nuestro
pueblo su fortaleza y su alegría.
También es tarea nuestra animar a las familias a mantenerse fieles a la ley de Dios y de la Iglesia. Jamás tenemos por qué temer
anunciar todas las exigencias de la Palabra de Dios, pues Cristo está con nosotros y nos dice hay como antes: « El que a
vosotros oye, a mí me oye » (Lc 10,16).
Sobre todo es importante la indisolubilidad del matrimonio cristiano; aunque sea una parte difícil de nuestro mensaje, la
debemos proclamar fielmente como parte de la Palabra de Dios y parte del misterio de la fe. Al mismo tiempo hemos de
mantenernos cercanos a nuestro pueblo en sus problemas y dificultades. Tiene que saber siempre que le amamos.
Ofrecer íntegras las enseñanzas del Magisterio sobre la familia
Hoy queremos manifestaros nuestra admiración y alabaros por los esfuerzos que hacéis para salvaguardar y mantener a la
familia como Dios la ha hecho y como Dios la quiere. En todo el mundo las familias cristianas procuran responder a su
maravilloso llamamiento, y estamos muy cerca de cada una de ellas. Los sacerdotes y religiosos se esmeran en sostenerlas y
ayudarlas, y todos estos esfuerzos son dignos de las mayores alabanzas. Nuestro aliento va sobre todo a los que ayudan a los
futuros esposos a prepararse al matrimonio cristiano ofreciéndoles las enseñanzas íntegras de la Iglesia y exhortándoles a los ideales más altos de la familia cristiana.
Deseamos añadir una palabra especial de encomio también a quienes, sacerdotes sobre todo, trabajan tan generosa y
abnegadamente en los tribunales eclesiásticos y se esfuerzan, con fidelidad a la doctrina de la Iglesia, en salvaguardar el vínculo
matrimonial, en dar testimonio de su indisolubilidad de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, y en ayudar a las familias que lo
necesiten.
Renovación a través de la santidad
La santidad de la familia cristiana es sin duda alguna el medio más apto para llevar a cabo la renovación serena de la Iglesia,
que el Concilio deseaba con tanto afán; a través de la oración en familia la ecclesia domestica se convierte así en realidad
efectiva y lleva a la transformación del mundo.
Todos los esfuerzos de los padres por infundir el amor de Dios en sus hijos y sostenerlos con el ejemplo de su fe, constituye
uno de los apostolados más excelentes del siglo XX. Los padres que tienen problemas especiales son dignos de una atención
pastoral más especial por parte nuestra, y merecedores de todo nuestro amor.
Las prioridades del Papa
Queridos hermanos: Queremos que sepáis hacia dónde van nuestras prioridades.
Hagamos cuanto podamos por la familia cristiana a fin de que nuestra gente pueda realizar su gran vocación con alegría
cristiana y participar íntima y eficazmente en la misión de salvación de la Iglesia –la misión de Cristo–.
Estad seguros de que contáis con todo nuestro apoyo en el amor del Señor Jesús.
Os damos a todos nuestra bendición apostólica.
Iván Escalona
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |