- La familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad
- Matrimonio,
- Patria potestad
- Anulación del matrimonio
- Derecho matrimonial
- El hijo: el don mas excelente
- La familia, don para la sociedad
- Registro Civil
- Esperanza de la humanidad
- La familia cristiana
Capítulo I.
Artículo 4to.- La familia constituye la base fundamental de la sociedad. Cualquierdoctrina o credo que en alguna forma, mine sus cimientos, se considerará atentatoriade la integración misma del Estado.
Por la misma razón, el hogar y particularmente, los niños, serán objeto de especialprotección por parte de las autoridades. Toda medida o disposición protectoras de lafamilia y la niñez, se considerarán de orden público.
Cardenal Alfonso López Trujillo
Presidente del
Pontificio Consejo para la Familia
LA FAMILIA: DON Y COMPROMISO, ESPERANZA DE LA HUMANIDAD
Introducción
2. DON Y COMPROMISO
La familia, fundada sobre el matrimonio, comunidad de vida y de amor, (de "toda la vida"en la presentación del Código de Derecho Canónico, can. 1055), tiene su "elementoindispensable", que "hace el matrimonio" en el intercambio de consentimientos (cf.C.E.C., n. 1626).
El consentimiento, observa el Catecismo de la Iglesia Católica, consiste en un "actohumano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente" (GS 48) (C.E.C., n.1627). Ese otorgarse recíprocamente se hace por medio de la palabra como solemnepromesa, que va acompañada por gestos que subrayan esa voluntad de mutua entrega.El don que se ofrece, la misma persona, asume la categoría de don cuando es acogido-agrega el Catecismo-. "Yo te recibo como esposa" – "yo te recibo como esposo". Esteconsentimiento que une a los esposos entre si, encuentra su plenitud en el hecho de quelos dos "vienen a formar una sola carne" (C.E.C., n. 1627).
El consentimiento, como expresión de este don, que hace el matrimonio, "la alianzamatrimonial" y constituye un consorcio de toda la vida" (C.E.C., n. 1601) es un don enDios. En El tiene su fuente y su autor. Cuando los esposos se otorgan el uno al otro,llegan a ser un regalo de Cristo que dona el hombre a la mujer y la mujer al hombre. Es"una íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador… El mismoDios es el autor del matrimonio"(GS 48). En el matrimonio, recuerda el ConcilioVaticano II, "El Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de losesposos cristianos" (GS 48).
Es ese el proyecto de la creación querido por Dios al inicio, que el Señor santificasolemnemente y eleva a la dignidad de sacramento. Es Dios quien une en el matrimonio,en esa comunidad "estructurada con leyes propias", como instituido "establecido porordenamiento divino", que no depende del arbitrio humano" (cf. C.E.C., n. 1603). Sonbien conocidos los pasajes de la teología bíblica que muestran, dentro del marco de unadefinida antropología, cómo está anclada en el corazón del ser humano la llamada acompartir, a la complementariedad, a una acogida, en la realidad de la primera pareja.En esta unión, cuyo autor es Dios, El mismo se compromete y se proyecta en elhorizonte de la Alianza de Dios con la humanidad, de Cristo con la Iglesia. Con especialfuerza ha escrito Max Thurian: "No es un simple contrato que se relaciona con unafidelidad recíproca. Dios en persona realiza este misterio de unión y le da una seguridadante los peligros de desgarramiento. Es la característica primordial del matrimoniocristiano. El matrimonio es la unión en Dios y por Dios…"7.
El matrimonio cristiano tiene una relación directa con la Alianza de Cristo. En tal sentidoel consentimiento no es un acto entre dos sino "triangular" (en la expresión de CarloRocchetta), como un "Sí" dicho al interno del "Sí" de Cristo y a la Iglesia. Elconsentimiento de los esposos no puede ser separado de la adhesión a Cristo. "Eltradere se ipsum de Cristo a la Iglesia viene a configurar en profundidad el tradere seipsum de los esposos"8.
Lo que Dios ha unido hasta volverse "una sola carne" el hombre no puede someterlo asus caprichos ni invocar arbitrio alguno. El matrimonio no es un consenso, fruto decambiantes acuerdos humanos, sino una institución que hunde sus raíces en el terrenode lo sagrado: la misma voluntad del Creador. No es gracioso regalo de losparlamentos, logro de los legisladores en las estratagemas políticas. El pleno señorío aDios pertenece y es El quien sale al paso y ofrece el don. Comenta Joachim Gnilka: "Elhombre no separe lo que Dios ha unido" (Mt.19,6) es comprensible solamente si sepuede partir del presupuesto que es Dios quien une toda pareja de esposos"9.
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