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La Historia de Güines, Cuba (Capítulo 7)


Partes: 1, 2

  1. Inicio de la guerra
  2. Situación económica al inicio de la guerra. Vinculación con su estallido
  3. Efectos económicos de la guerra. Confiscaciones y embargos
  4. La fuerza de trabajo. Abolición de la esclavitud y la ley del patronato
  5. La población. Estudio de los padrones y censos
  6. Manifestaciones de la guerra de los diez años en el territorio. Acciones bélicas
  7. Desde 1875-76. El fin de la guerra. El pacto del zanjón y la protesta de Baraguá
  8. La guerra chiquita. Hechos, acontecimientos y figuras destacadas. Reacción peninsular
  9. Conclusión de la guerra. Papel del autonomismo
  10. La nueva división político-administrativa
  11. Raíces de la cultura local y nacional
  12. Bibliografía consultada

Inicio de la guerra

Con la alborada del 10 de octubre de 1868, encabezada por el padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y Castillo, se explicaban las causas y el programa de esta gesta con su histórico Manifiesto.

Si bien es cierto que la crudeza de la Guerra se hizo sentir en las provincias orientales, estamos en desacuerdo con los textos clásicos, en los cuales casi se desconoce el importante peso y papel que los occidentales le imprimimos a esta epopeya histórica desde sus inicios.

Como ya indicamos en el capítulo anterior, desde antes de iniciarse la gesta ya varias personalidades revolucionarias habían estado en nuestro territorio realizando coordinaciones, como Agramante, Perucho Figueredo, etc.

Situación económica al inicio de la guerra. Vinculación con su estallido

Los hacendados criollos reclamaban libre comercio, participación en las funciones públicas, diversificar e incrementar el desarrollo, manifestar sus sentimientos patrios de nacionalidad, transformar el modo de producción y cambiar las relaciones de la misma ya que se imponía la necesidad de nuevas formas de explotar las fuerzas productivas; el colonialismo, el monopolio, las trabas y la esclavitud frenaban las posibilidades de desarrollo.

La alta corrupción administrativa, la centralización de la autoridad colonial, los altísimos aranceles e impuestos, el fracaso de la Junta de Información y el estancamiento, unido al derroche innecesario del erario público y una cruda miseria masiva, intensificaban las contradicciones.

Nos referencia Ramiro Guerra en su "Guerra de los Diez Años" tomo I, pág. 154, que "…el temor a la destrucción de riquezas cubanas juntamente con el de la abolición brusca de la esclavitud y al posible desbordamiento del cuarto millón de esclavos o más de Matanzas, Habana y Pinar del Río, levantábase ante ellos como un terrible fantasma…"; y agregó nuestro amigo y quien fuera el estudioso historiados de Jagüey Grande, Lic. José Fernández Fernández, que "Con el inicio de la guerra la burguesía occidental perdía el liderazgo político que mantuvo durante años en el contexto de las aspiraciones de los naturales de la Isla", añadiendo que en el Occidente, "su burguesía en tanto que clase social, oponía sus propios y supremos intereses económicos  a la posible participación en el conflicto bélico". No obstante, trató de no rezagarse y se vinculó a la independencia a través de la Junta Revolucionaria de la Habana, entidad que lleva en sí la duda y contradicción entre reformismo e independentismo.

Sin disentir de estos criterios, y sin ser absolutistas, consideramos que exponentes genuinos provenientes y en representación de los sectores más progresistas de la misma, y aunándose a otros sectores plagados de las cargas acuciantes  del agobio de las contradicciones prevalecientes, realizaron ingentes esfuerzos por superar las pésimas condiciones existentes en el occidente, fundamentados sobre la base  de la alta densidad y concentración de fuerzas, esclavos, habitantes, riquezas, comunicaciones y con relación a la topografía del terreno, elementos que dificultaban la lucha y la guerra de guerrillas, y que se hacía necesario extrapolar las acciones al este, cosa que en realidad se hizo, y que demostramos mediante el compendio de personalidades y esfuerzos concreto, objetivos y prácticos que en el trabajo presente demostramos, amén de lo expuesto por los dos mencionados autores; hubo frenos y dificultades, ¿qué proceso no cuenta con los mismos?; pero se dedicó gran dosis de doloroso amor por acelerar el proceso que a fin de cuentas resultó válido.

Con orgullo afirmamos que nuestros antepasados en definitiva, hasta donde fue posible su papel acorde con las condiciones y posibilidades. 

Efectos económicos de la guerra. Confiscaciones y embargos

La fabulosa concentración de riquezas y propiedades, un gran número de ingenios tecnificados, prósperas haciendas y cañaverales, el miedo al fantasma negro por la enorme cantidad de esclavos, y el alto nivel de explotación  con represión cruel y saturada de abusos contra los mismos, la densidad de tropas de todas las armas, la cercanía y control de los centros y órganos de poder, aunados al paisaje geográfico o configuración del terreno que dificultaba una lucha tan desigual, hicieron sentirse en este territorio como causales del relativo bajo índice de acciones revolucionarias más enérgicas o intensas.

La guerra afectó económicamente a todo el país y a esta región.

Las autoridades coloniales aumentaron la represión y los medios violentos, asesinatos extrajudiciales,  y procesos judiciales a gran cantidad de personas; realizaron múltiples embargos, confiscaciones y decomisos  a variadas propiedades de las personas comprometidas o sospechosas de ser disidentes o autoras de ideas o acciones anticolonialistas y revolucionarias. Cayeron en litigios, casas, dinero, fincas, ingenios, cafetales, potreros, sitios, estancias, haciendas, esclavos, ganados, etc.

En el caso de Güines tenemos ejemplos como los de la familia Havá, o de Fernando Valdés Aguirre, etc., y veremos incluso como al ser denunciados estos hechos arbitrarios de especulación, despojo, y corrupción, altas autoridades del territorio se vieron envueltas en demociones o sustituciones ante los desafueros o cometidos, como el caso del Teniente Gobernador de Güines.

La fuerza de trabajo. Abolición de la esclavitud y la ley del patronato

La abolición de la esclavitud en1886 trajo a los barrios urbanos una masa negra desposeída dispuesta a ofrecer su fuerza de trabajo dependiente de la zafras y de las cosechas de viandas y vegetales; en el original barrio de la Villa, o Leguina, -conocida así debido a que allí hubo una tienda propiedad de un tal Pedro de ese apellido-, se intensifica el asentamiento de masas negras y de blancos humildes, y a su vez los más adinerados y pudientes aceleraron su traslado hacia el Pueblo, más al norte, al norte de la actual ave. 91.

Desde el 1870 el Gobierno Español había promulgado la ley "de Vientres Libres", mediante la cual se declaraba libre a todo hijo de esclava nacido desde septiembre de 1868,  a los que auxiliaren a los españoles contra los independentistas, y a los que tuvieran 60 años cumplidos o los cumpliesen; pero los libertos quedarían bajo el patronato de los dueños de sus madres hasta que pagaran con su trabajo los gastos de su crianza..

El 13 de febrero de 1880, y tras una enorme campaña realizada por el Partido Liberal, se aprobaba la Ley del Patronato; se convertirían en Patronos patrones los dueños, y los esclavos quedarían en servidumbre hasta que por sorteo,  indemnización o renuncia del patrono quedaran manumitidos o libertos; los patronos, en tanto, tendrían el derecho de utilizar el trabajo de los Patrocinados a cambio de alimentarlos, vestirlos y pagarles un estipendio ¡de uno a tres pesos mensuales!, según la edad de los antiguos esclavos.

Gran intranquilidad ocurre en nuestro territorio alrededor de 1885: fugas, huidas, exilios, represión, jarabes de componentes, desapariciones, etc.

En este año 1885, comienzan inscribirse los Nacimientos, Defunciones y Matrimonios en el registro del Estado Civil; estos documentos se atesoran óptimamente en Güines y Catalina de Güines.

Entre los problemas más acuciantes que agobiaban a Cuba, estaban los pésimos presupuestos, el sistema electoral, la corrupción y la inseguridad.

La población. Estudio de los padrones y censos

En el año 1869 existió en Cuba la mayor cantidad de residentes chinos: 59,283; las autoridades pretendían "blanquear la isla", y por supuesto, proseguía el miedo al fantasma de la rebelión negra.

En toda Cuba residían 58, 400 chinos en 1872; la jurisdicción de Güines poseía 1,281 culíes, o sea, el 2.19 % de los existentes en el país, que a su vez significaba el 12,32 % de los10, 395 que tenía toda la provincia.

En el Partido de los Güines, había en 1875 la cantidad de 79 sitios de labranza o de labor, (fundamentalmente de viandas), 63 vegas, 32 potreros, 5 ingenios, 3 alambiques, 1 cafetal, 1 molino de arroz y 1 tejar; era cabecera judicial y militar de Corral Nuevo o Catalina, Guara, Melena, San Nicolás, Playa del Caimito, Nueva Paz, Príncipe Alfonso (Palos), Madruga, Pipián, Alacranes y Bolondrón.

En este año se fundó el Casino Español de Güines.

Manifestaciones de la guerra de los diez años en el territorio. Acciones bélicas

PAPEL Y CONTRIBUCIÓN DE LA REGIÓN. FIGURAS DESTACADAS Y ACCIONES DE LUCHA. MEDIDAS REPRESIVAS DEL RÉGIMEN. 

Leandro Rodríguez Colina era un joven güinero revolucionario y conspirador, Jefe de la Jurisdicción de Güines ante la Junta Revolucionaria Cubana, con poderes para organizar la insurrección; preparaba un plan que fue descubierto en el 68, que formaba parte de la  llamada "Conspiración de Occidente", que contemplaba provocar un levantamiento armado en esta Villa y en todo el Occidente.

En diciembre de 1868 comenzaron a ocurrir deserciones en el 1er Batallón del regimiento de Milicias de la Habana, el cual estaba destacado en Güines, "llevándose armas y prendas", lo cual demuestra que marchaban para unirse a la insurrección y al lado de su pueblo; de acuerdo con La Gaceta, los desertores eran los soldados Martín Morera Morales, Ricardo Orta Bello y José Calella Valdés, quienes ejecutaron su acción el día 6; el soldado Manuel Alvarez lo hizo el 9, y Agustín Valdés Aguilar el 20; por su parte Trinidad Valdés Valdés lo hacía el 7 de enero de 1869; Francisco Ramos Valdés desertaba el 11, y Félix Callardo Valdivia la ejecutaba el 11; y además el cabo de segunda Ángel Truébano y el soldado Adolfo Esquivel Guerrero lo hacía en enero.

José Morales Lemus se expresaba de "los amigo de la libertad en  (…) Güines"; desde fines de enero la Junta Revolucionaria se había reestructurado en las provincias occidentales; José María Aurrecohechea escribió que en "Güines cuyo jefe recibió los 2000 pesos necesarios pedidos para hacerlo", y otros lugares, se aprestan a fines de enero para iniciar el alzamiento; el de Güines simultanearía con San Antonio de los Baños, Guira de Melena, Alquízar, Bejucal, La Salud, Bauta, Jaruco, la ciudad de la Habana, Candelaria y Pinar del Río.

El historiador José Fernández señala que la Junta Revolucionaria de la Habana, promovió alzamientos en Jagüey Grande, Güines, San Antonio de los Baños y Jaruco, logrando que viajaran a Cuba dos Coroneles mexicanos: José Inclán, que estuvo el 10 de febrero de 1869 en el levantamiento único que se hizo efectivo en el Occidente ocurrido en Jagüey Grande, -en el que entre otros participaron Juan Arnao y Agustín Rodríguez-, y el también mexicano Gabriel González.

Mientras tanto siguieron las deserciones en el 1er Batallón del Regimiento de Milicias de la Habana destacado en Güines; el 13 de abril de 1869 desistían de su posición el cabo de segunda Antonio Valdés y los soldados Prudencio Valdés y José  Truébano Lazo; el 18 de mayo desertó Rafael Guerrero Ávila.

El 11 de mayo de 1869, dirigida por Francisco Javier Cisneros y Thomas Jordán, desembarca la expedición del "Perrit" por el estero de Canalito por la bahía de Nipe; trajeron 300 hombres, entre ellos una compañía de rifleros en la cual estaban enrolados los güineros Enrique Gumersindo Castellanos Alfonso y Joaquín Espinosa. Introdujeron  4,000 fusiles, varios cañones y material de campaña; fue esta la más importante expedición de esta guerra preparada por la Junta Central Republicana de Cuba y Puerto Rico.

La Cámara de Representantes de la República de Cuba en Armas, dictó una Resolución dada en Sabanilla el 9 de junio de 1869, mediante la cual se reguló la estructura del país; se determinó la creación del Estado de Occidente, el cual se subdividiría en Distritos, al frente los cuales se ubicaría un Mayor General del Ejército Libertador; el 8 de agosto de ese año se legisló que al frente de cada distrito también estaría un Teniente Gobernador; y el 20 de febrero del 70 se aclara que los distritos podrían a su vez ser subdivididos cuando las circunstancias lo exigieran. Los distritos tendrían Prefectos. (Acorde con dichas legales ordenanzas, Güines conformaba un Distrito.)

Entre los días 9-10 de febreros de 1870, la goleta "Herald of Nassau", bautizada por los mambises  como "El Bijirita", efectúa una expedición que desembarcó a pocas millas de Gibara, por Los Caletones; era dirigida por Domingo Goicuría; trajo un total de 24 expedicionarios, y entre ellos cinco güineros: Nicolás Alvarez, Ignacio Ayala, Manuel Oliva, Francisco o Gabriel O´Ryan, y Ricardo Zamora; (este último había estado preventivamente preso en Güines con su hermano Eduardo, pero apenas fue puesto en libertad embarcó a EE.UU. para regresar y combatir por su Patria.

Ricardo Zamora también participó y logró venir en la expedición del "Lilliam".

Una noticia que impactó a la población güinera fue el inesperado fusilamiento del muy activo y connotado revolucionario de esta localidad: Enrique Gumersindo Castellanos Alfonso; víctima del ensañamiento antipatriótico colonial este joven fue fusilado en Santiago de Cuba el 8 de noviembre de 1853, porque formaba parte de la expedición del "Virginius". Enrique Castellanos era miembro de una prominente familia güinera; había nacido el 13 de enero de 1884 y está inscrito en le libro 23, folio 56 vuelto, con el número 247, en la iglesia parroquial. Al inicio de la guerra contaba con 24 años; en EE.UU. estudió mecánica y electricidad; su primera expedición fue con el "Perrit"; participó en una segunda expedición a bordo del "Virginius", barco que efectuaba su tercera travesía; fue sorprendido por el barco español "Tornado" en aguas internacionales cerca de Jamaica; fueron conducidos a Santiago de Cuba, cuyo Gobernador dispuso que los tripulantes fueran sometidos a Consejo de Guerra verbales acusados de piratería; no consideraron que la embarcación llevaba bandera norteamericana y que no encontraron armas porque en la persecución las mismas fueron lanzadas al mar; el veredicto no se hizo esperar: los expedicionarios comenzaron a ser fusilados en grupos, priorizando a los de mayor graduación; en el primero fusilaron al Jefe de la expedición: al Brigadier General Bernabé de Varona ("Bembeta"), a Pedro de Céspedes (hermano del presidente de la República en Armas" El Padre de la Patria), así como al Brigadier Washington O´Ryan, a Jesús del Sol y otros.

Prosiguió la ejecución hasta un número mayor de 50, y entre ellos al joven güinero. La fragata inglesa "Niobe" se presentó en el puerto, y su capitán amenazó con bombardear si proseguían las ejecuciones; en el "Virginius" había ingleses, y el gobierno de dicho país había advertido que no permitiría que sus súbditos fuesen detenidos por simples sospechas. Lograron salvarse 102 vidas que fueron entregados al barco americano "Juniata" los cuales fueron trasladados a los EE.UU.

Producto de una infidencia, el 11 de febrero de 1869, fueron apresados Leandro Rodríguez Colina, José Trujillo

Cabrera y su hijo Manuel Trujillo Armas, y Nicolás Alvarez Gómez; los trasladaron hasta La Cabaña donde fueron sometidos a Consejo de Guerra y condenados a muerte; esta pena les fue conmutada por la deportación tras el pago de una fuerte suma de dinero; fueron embarcados en la nave "San Francisco de Borja" hacia las Islas de Fernando Poo, (hoy Guinea Ecuatorial), el 21 de marzo de 1869; en el barco iba con 250 personas. Salieron del muelle a las 3:15 p.m.; llegaba al sitio de destierro el 28 de mayo de ese año.

Leandro había sido bautizado el 18 de octubre de 1834 en la parroquia güinera acorde con el libro 21, bautismo 475, folio 98. Hijo de un próspero comerciante natural de Tabasco, Yucatán, México: Andrés Claro Rodríguez Girona y la distinguida güinera Rita Colina de la Cruz. Leandro poseía 34 años al ser deportado de donde pasa a  España; se fuga a Francia y pasa a los EE.UU. estableciéndose en Nueva York, donde realizó una vida muy activa en las organizaciones revolucionarias de los emigrados. Jugó un importantísimo papel contra el Pacto del Zanjón; apoyó desde la emigración la Guerra Chiquita; fue íntimo amigo de Martí, y fue fundador del Partido Revolucionario Cubano; regresó a Cuba,  y a Güines el 24 de noviembre del 1898; al iniciarse el 20 de mayo de 1902 la República Neocolonial Mediatizada y Dependiente fue el primer Alcalde güinero y posteriormente Tesorero del ayuntamiento; murió el 25 de diciembre de 1910  a la edad de 76 años.

Raimundo Cabrera, Máximo Fernández, Martínez de Pinillos y José Escacos, intentaron salir del país en el barco "Missouri"; el 21 de agosto de 1869, ocultos en la bodega y ya próximos a zarpar, fueron descubiertos, detenidos y enviados a la Cárcel de la Habana; tras 11 días de encierro fueron remitidos a la de Güines, sitio donde se encontró detenido al Dr. José García Montes, el cual había sido apresado mientras hablaba con su novia y con su amigo José Matilde Trujillo, y desde esta Villa fueron trasladados a la Cárcel de Bejucal; Raimundo Cabrera fue castigado hacia Isla de Pinos hasta julio de 1870                                                                                                                                                                             El 10 de septiembre de 1869 se informó acerca de la renuncia del Guardia Rural Antonio Pita; el 17 se informa de la captura del asiático Eleuterio, y se habla sobre normativas vinculadas a pagos y costo de los dueños y aprehensores por la mantención y traslados de presos y cimarrones; el 24 se refieren al depósito judicial  de esclavos, y acerca de los servicios referidos a presos y cimarrones; se menciona al propietario Francisco González Somarriba.

Otras informaciones prosiguen apareciendo en las Actas Capitulares: el 28 de septiembre expresan los "Sentimientos de acendrado patriotismo y decidido empeño de defender la Integridad Nacional y sostener con la honra que siempre ha ostentado el Glorioso Pabellón de Castilla; el Ayuntamiento acordó por aclamación que: considerándose fiel intérprete de los sentimientos de la jurisdicción á que representa acepta entusiasta y calurosamente el pensamiento del Escmo. Ayuntamiento de la Habana con todas sus consecuencias no solo por que así, cumple á su dignidad y su honra, sino, porque aprovecha la ocasión de poder expresar sus sentimientos leales y patrióticos y solicitan elevar este acuerdo al "Escmo. Sor. Gobernador Superior Político"; ese mismo día 28 se da cuenta de haberse formado una segunda Compañía de Voluntarios, y el Ayuntamiento acuerda ofrecer una suma de dinero para ayudar al equipamiento de armas, municiones, utensilios y prendas de vestir ya que no podían, "perder la ocasión de manifestar su decidido empeño y abnegación para contribuir en todo lo que tenga por objeto conservar el orden y la honra de Pabellón Español", y para estos efectos acordaron dar la suma de 600 escudos; el 3 de diciembre se habla de "los presos políticos de esta jurisdicción en la fortaleza de la Cabaña".

El 30 de septiembre del 70 en el cementerio particular del ingenio "Providencia"; (hoy Osvaldo Sánchez), fue enterrado Francisco García Quijano, natural y vecino de Güines, de 45 años de edad, quien fue ultimado por la guerrilla "Chapelgorris de Goicochea". Pascual Goicochea era un acérrimo integrista peninsular dueño de ese ingenio.

El 27 de noviembre de 1871 ocurrió el célebre asesinato masivo conocido por el Fusilamiento de los Estudiantes de Medicina. En estos hechos estuvieron vinculados tres jóvenes güineros: uno por sus visitas y relaciones familiares en esta población, y dos por ser vecinos de la Villa; todos fueron víctima de la represión y el temor desatado.

Eladio González Toledo, uno de los fusilados, a pesar de ser oriundo de Quivicán, aquí poseía familiares cercanos, a su novia, y era muy conocido.

Carlos Rodríguez Mena Alvarez, que contaba con 20 años, fue condenado a cuatro años de presidio; este estudiante de primer año fue indultado el 9 de mayo de 1872; sus familiares gestionaron su rápido embarque hacia el exterior junto a otros compañeros, para evitarle posibles contratiempos; partieron en el vapor francés "Louisiane", el cual zarpó del puerto el 22 de mayo del 72.

Su inscripción de nacimiento; su partida de Bautismo consta en el libro 25, número 583, de la parroquia de Güines. Y Francisco Acosta Cepero no había ido a clases el día de los hechos imputados; tenía 19 años en ese momento; sus familiares determinaron que durante algún tiempo no asistiese más a la Universidad, hasta que se esclarecieran los problemas para evitarle dificultades posibles; decidieron enviarlo a estudiar a Barcelona, España, en 1872.

El 26 de abril de 1875, la superioridad le ordenaba al Administrador de Correos de Güines que extremara la vigilancia, ya que en la Villa circulaba el periódico "La Independencia" impreso en Estados Unidos, imbuido de los ideales independentistas y anticolonialistas.

El sábado 24 de septiembre de 1870, contando con la edad de 24 años, era ejecutado por agarrotamiento público en la falda oeste del Castillo del Príncipe, el joven capitalino Luis de Ayestarán; este hecho conmovió a toda la ciudadanía y sobre todo a la población güinera, ya que el mismo era un joven conocido y querido en esta Villa, donde pasaba múltiples estancias durante sus vacaciones y fines de semanas; en este pueblo realizó una vida social activa, ya que su padre era el potentado Luis de Ayestarán, que junto con Juan Vegué era dueño del importante ingenio "La Amistad". Luis de Ayestarán nació en la capital el 16 de abril de 1846, estudió en el colegio de Harrington en Nueva York, y después en "El Salvador" y "Cuba", (fragua de tantos jóvenes intelectuales revolucionarios de la vanguardia mambisa); en 1864 ejercitaba la profesión con Morales Lemus. El 20 de noviembre embarcó hacia Caibarién con Honorato del Castillo a bordo del "Veloz Cayero"; pasaron por Remedios y Sancti Spíritus, y tras de estar en Banao prosiguió para Camagüey, donde se incorporó a los patriotas en el ingenio "El Cafetal"; elegido Diputado por el Estado de Occidente y miembro de la Cámara de Representantes, es designado el 8 de mayo de 1870 para realizar una misión secreta en Nueva York; el 14 de julio salió hacia Nassau llegando el 16; el 29 ya estaba en Nueva York, y regresó a Nassau a bordo del "Magnolia" el 17 de agosto; el 17 de septiembre el "Guanabí" lo dejaba en Cayo Romano, y el 18 caía en manos de la cañonera española "Soldado"; el 23 llegaba apresado a la Habana y el 24 de septiembre del 70 era ejecutado.

En Güines en el 68, el plan a seguir sería el que un día predeterminado, cuando el reloj de la iglesia desde su torre hiciera sonar sus doce campanadas,  150 hombres, simultáneamente, con sus cuchillos preparados como únicas armas, penetrarían en los diferentes establecimientos y comercios de la población y exigirían la entrega de las armas de fuego largas y cortas, así como machetines y bayonetas, cápsulas y pertrechos bélicos que acostumbraban tener para la defensa de sus intereses. Se malograba el movimiento por una infidencia.

El 10 de febrero de 1869, se producía el alzamiento de Jagüey Grande; entre los sublevados se encontraban dos güineros: Benito Pardo de 50 años de edad, y Juan Fordé o Forgué, hacendado de 60 años. Previamente habían sido delatados por Ignacio de Armenteros. Ese día Juan Arnao intentó sublevar a Ceiba Mocha.

Por Resolución de la Cámara de Representantes dada en Sabanilla el 9 de junio de 1869, se creaba el estado de Occidente, del cual Güines sería un Distrito al frente del cual estaría un Mayor General; y  se acordó el 8 de agosto que también se prevería un Teniente Gobernador. El 20 de febrero se estableció que el distrito sería dividido acorde con las exigencias de las circunstancias, y que los mismos contarían con un Prefecto.

Entre 1874-75 el célebre Carlos García y sus hombres, operaron tenazmente en la provincia habanera: Managua, San José, Guanabacoa, San Nicolás y Güines.

El mulato Antonio Díaz Díaz, integrante de la  partida de Carlos García, dio muerte al Inspector de Vigilancia, (Comisario de Policía), de la Villa de Güines y su escolta, y en ese mismo septiembre de 1875 caía en combate el asesino Capitán Francisco Tejera y varios de sus esbirros en la zona de Melena. (Este Capitán era el segundo jefe de la guerrilla de Pancho Durante).

Carlos García fue emboscado por el Teniente de la Guardia  Civil Rafael Escasena el 21 de noviembre de 1875; entre sus pertenencias se encontró el nombramiento de Comandante General de Vuelta Abajo, firmado por Francisco Vicente Aguilera; su fallecimiento consta en el libro 17 de Defunciones de Españoles de la Iglesia Parroquial de Güines, en el folio 279, número 2041; con Carlos García cayó uno de sus hombres: Marcelino Feliciano, soltero, de 32 años, natural de San José, hijo de Pablo Feliciano y Flora Pino, y plantea el documento hecho el 22 de noviembre de ese año que falleció "en el campo por la fuerza del orden público y la guardia civil"; es justo aclarar que Carlos García y sus hombres se habían replegado hacia Guanamón de Herrera, intrincada región de la costa sureña de San Nicolás perteneciente a la jurisdicción de Güines, con el objeto de descansar y recuperar fuerzas.

 Carlos Idelfonso García Sosa nació en Corralillo, Bauta, el 23 de enero de 1836, hijo de Carlos y Juana Dominga, naturales respectivamente de La Habana y el Guatao. Formaba parte de la Conspiración de febrero de 1869; su grupo armado atravesó La Salud, Güira de Melena, Candelaria, San Antonio de los Baños, Alquízar; el 26 de septiembre del 69 se presentó al saber que tenían presos a su esposa e hijo; rompió el indulto y recomenzó a operar en La Habana y parte de Pinar del Río; Caimito del Guayabal, Bauta, Batabanó, Guanajay, Wajay, Santiago de las Vegas y Arroyo Naranjo, supieron de su  batallar. Partió hacia el extranjero. (Como vimos en el texto, entre 1974 -75 asoló la campiña habanera).

Félix Cabellos se alzó con un grupo de hombres, y combatió en la región de Cabezas, Palos y Madruga, teniendo que trasladarse al este ante el empuje militar español, aproximadamente entre 1875 – 1876. (Afirmó el historiador José Fernández en su obra sobre La Guerra De Los Diez Años en Jagüey Grande).

El sábado 10 de agosto de 1872, Carlos  Manuel de Céspedes alude en su diario a la existencia de "partidas insurrectos en Güines".

Desde el  10 de noviembre del 72 operaba  en la zona comprendida entre Jaruco y Güines el mulato Antonio Díaz y Díaz, -uno de los hombres de Carlos García-, el cual se había escapado de las Canteras de San Miguel, donde cumplía una pena de 10 años de presidio desde septiembre de 1870, acusado de robar una cuadrilla.

El Teniente Coronel del Ejército Libertador y joven güinero Emilio Espinosa Acosta, llegó a ser Ayudante del Mayor General Ignacio Agramante Loynaz; fue fusilado en Sancti Spíritus en 1872.

Cayeron combatiendo por la independencia de Cuba, en la zona de Cienfuegos, los dos hermanos güineros de apellido Grass.

José Dolores Castellanos Alfonso, -hermano de Enrique Castellanos-, participó activamente en esta gesta independentista.

El catalinero Juan Regino González combatió en forma activa en la Guerra de los Diez Años bajo las órdenes de Julio Sanguily. (Este patriota conspiró entre 1878-95 siendo condenado a cuatro años de prisión; y en la Guerra del 95 se incorporó a las Tropas de José María Aguirre participando en múltiples acciones, entre ellas en la Toma del Fuerte de Catalina, con las tropas de Clemente Fernández).

Ocurrieron combates en las proximidades de Güines entre los días 9-10 de marzo de 1870; los choques fueron entre tropas españolas y fuerzas mambises dirigidas por el General de Brigada del Ejército Libertador Luis Pablo de la Masa Arredondo y de Entralgo, quienes efectuaban la Primera Invasión al Occidente por la costa sur; en estos encuentros se disgregaron de las fuerzas revolucionarias los prácticos Capote y Ortiz, hecho que influyó el la posterior derrota de esta columna. Entre febrero-marzo del 70 el General mambí Federico Fernández Cavada le ordenaba al General Luis de la Maza Arredondo, -antiguo notario de Cienfuegos-, que con 150 hombres iniciara la Primera Invasión a Occidente por toda la costa sur. El Coronel Jesús Cordero Sol les escoltó con sus fuerzas hasta Cartagena. Arredondo avanzó por Ciénaga de Zapata, salió por Cabezas de Hatiguanico, por Sabana Grande, y tuvo su primer combate en la hacienda Cocodrilos; el mando español matancero movilizó numerosos batallones de voluntarios de Alacranes, Bolondrón, Unión y los Chapelgorris de la Güira. El 9 de marzo estaban en la jurisdicción güinera; entre los días 15-16, Arredondo y su ayudante, que habían sido muy hostigados, caían víctimas de una celada en Pozo Redondo, Batabanó; el residuo de la columna se dispersó, y algunos lograron unirse a los grupos insurrectos que operaban en la campiña habanera bajo la jefatura de Carlos García, mientras otros eran apresados o asesinados.

En marzo del 69, los sectores más reaccionarios del colonialismo hispano en Cuba, ante los sucesos de la Conspiración del Occidente se enfrentaban violentamente al Gobernador General Domingo Dulce acusándolo de debilidad ante los enemigos. Dulce había determinado deportar a los conspiradores, así como embargar los bienes complotados: casas, dinero, fincas, ingenios, potreros, sitios, estancias, haciendas, esclavos, ganado, etc.; una gran corrupción y especulación ocurrió con estos despojos; ante la enorme presión varios funcionarios fueron sustituidos, y entre ellos el Teniente Gobernador de Güines.

Desde 1875-76. El fin de la guerra. El pacto del zanjón y la protesta de Baraguá

España en esta guerra envió más de 200,000 hombres, de los cuales sufrieron 95,025 bajas. Desde septiembre de 1876 habían llegado a Cuba 26,000 soldados de línea para respaldar las operaciones militares y las ofertas políticas de Martínez Campos; el 1ro de enero de 1877, el ejército español en Cuba comprendía 332 jefes, 4,050 oficiales, y 93,113 soldados, con caballos, mulos, piezas de artillería; en 1878 se mandaron 17 278 soldados que se sumaron a los 37,589 enviados en 1876, más 45,000 voluntarios, 10,000 movilizados por Jovellar en momentos y/o situaciones difíciles, y a miles de guerrilleros.

Tras casi 10 años de lucha, las fuerzas revolucionarias y progresivas de los cubanos estaban sensiblemente diezmadas por la persecución sangrienta y con saña, por los continuos cercos, y luchando contra un ejército bien equipado, con amplio aseguramiento, y cada vez más numeroso y pertrechado.

Se calculan las pérdidas en valores y propiedades en más de 700 millones de pesos, y en vidas cubanas en un aproximado de unas 200,000 personas.

Al regionalismo, los sentimientos de decepción y frustración, al desgaste, la indisciplina, la escasa ayuda y comunicación con el exterior, el fraccionalismo, la anarquía y el derrotismo, la sedición, la desunión, la falta de recursos (pertrechos, ropas, alimentos y medicinas), la descomposición existente en la Cámara de Representantes, la captura del Presidente, la muerte de importantes dirigentes revolucionarios como Céspedes, Agramonte, y otros, y la renuncia de muchos, se sumó el Bando del 13 de enero de 1877 mediante el cual se indultaban a los desertores, y se disponía que se le entregaran cinco pesos en oro al que se presentarse con armas, y gratificación de veinte pesos al que lo hiciera con un caballo; y en mayo se decretó al sobreseimiento de los expedientes en tramitación,  y el alzamiento de los embargos de los jefes insurrectos presentados o que se presentasen; los soldados españoles contestaban a las fuerzas mambisas dando gritos de "Viva la Paz"; el mando español negociaba por separado ofreciendo ventajas personales y futuras mejoras liberales a los jefes; los prisioneros eran devueltos con ropas, medicinas y dinero… Las deserciones abundaron…

Dolorosamente el 10 de febrero de 1878 se firmaba el Pacto del Zanjón sin haber obtenido los dos aspectos más importantes que impedían a la guerra: ni la independencia de la Patria de todos los cubanos, ni la libertad de miles y miles de esclavos; estos dos males seguirían incrustados como dolorosas llagas en el sentimiento del cuerpo y el alma nacional cubana.

Tras el Pacto del Zanjón, y desde New York, el güinero Leandro Rodríguez Colina se pronuncia contra el mismo, y el 3 de marzo en el "Masonic Hall", ubicado en la calle 13 y con los números 110-114, se crea el "Comité Cubano Revolucionario de Emigrados", donde se presentó una lista que agrupaba 15 propuestas para candidatos, de los cuales, cinco serían los que dirigían el "Comité de los Cinco mismo", que tendrían como tarea la de recolectar fondos, armas, recursos y hombres para que prosiguiesen  la lucha en Cuba; en ambos listados estuvo y fue seleccionado Leandro.

El 15 de marzo Maceo escenificaba su enérgico rechazo al Zanjón con su enérgica, heroica e histórica "Protesta de Baraguá"; entre los días 16-17 se efectuó en New York una nueva asamblea de los emigrados, y otras nuevas votaciones; entre el "Grupo de los  Quince"; cinco de ellos dirigirían un Comité anexo a la Junta Revolucionaria Cubana; Leandro participó en este grupo hasta 1895.

En el Acta del Cabildo del 29 de marzo de 1878, como casi colofón de la Guerra, se dio lectura a una comunicación del Director del Círculo Español de Santiago de Cuba, acompañada de un Acta realizada por su Junta Directiva "referente a hacer una demostración pública al digno General en Jefe del Ejército de esta Isla con el fin de premiar el grandioso merecimiento que ha contraído, no solo en la Guerra como Militar, sino en la paz como conciliador infatigable, invitando al efecto a todos los Ayuntamientos de la Isla." En ella se expresa que esta corporación consideró esas instancias "tan Justas como Patrióticas", y con relación al planteamiento "acordó aceptarlo con agrado, reconociendo las nobles ideas", "reservándose por su oportunidad acordar también los más conveniente al objeto indicado".

Desde el sábado16 de marzo de 1878, en Nueva York, y tras la Protesta de Baraguá, se había creado el "Comité de los Cinco", para tratar de mantener la Revolución; lo integraban José Francisco Lamadriz, Fidel G. Piedra, Ramón Martínez, Leoncio Prado, y el güinero Leandro Rodríguez Colina; este último, entre otras, contó con amistades importantes en su vida revolucionaria: Juan Arnao, Juan Bellido de Luna, Carlos Roloff, Calixto García, Pío Rosado, Antonio Maceo, José Martí, Ricardo Céspedes, Manuel de la Concepción Peraza, Grave de Peralta, Julio Sanguily, Bejamín Guerra, Francisco Vicente Aguilera, Quesada, Miguel de Aldama, Estrada Palma …

La guerra chiquita. Hechos, acontecimientos y figuras destacadas. Reacción peninsular

Entre 1878-79 se crea un club clandestino o secreto en Güines, (Hay quien asegura, cosa que se transmite por tradición oral no comprobada, que en esta época José Martí estuvo involucrado en labores conspirativas en el territorio).

La Guerra Chiquita se aceleró con la disposición y órdenes dadas por Maceo.

Carolina Rodríguez, conocida por el seudónimo o alias de "Carlota Valdés", escribió desde Santa Clara, en labores conspirativas vinculadas con los preparativos de la insurrección en la Habana, Matanzas y Las Villas. (Ella era amiga de Roloff y Calixto García).

Cirilo Pouble, Manuel Suárez, Manuel de la C. Peraza, José Antonio Aguilera, José Martí y Juan Gualberto Gómez, así como Anita Pando, Eusebio Hernández y Carolina Rodríguez, activaron la labor de los clubes secretos    

"… en preparación del levantamiento armado que se efectuaría en Güines…";  se plantea que laboraban en los preparativos de la insurrección: "…preparativos del alzamiento en la provincia habanera, concretamente en la jurisdicción de Güines".

Catalina del Río, le informa a Roloff el 21 de noviembre de 1879 que "… han conseguido armar a más de doscientos… (para)… "dar el primer golpe en Güines"…

Julio Funes y Emilio Rovira, en su campamento en Güines, reclutaban hombres

para el alzamiento; hubo 250 hombres dislocados en diferentes campamentos.

Pablo J. Montes, alias "Elim", maestro güinero, fue secretario del Club Revolucionario # 44 durante la Guerra Chiquita. (También era amigo de Roloff).

Ante estos momentos revolucionarios, las fuerzas coloniales le agregaban un escuadrón de caballería a las tropas regulares.

En occidente, con la detención de los principales organizadores, se frustraron los levantamientos planificados para la zona de Güines", plantea el libro del MINFAR; Causas y factores de nuestras reverses y victorias"; Ediciones Verde Olivo; Ciudad de La Habana; 1993; p.58).

Conclusión de la guerra. Papel del autonomismo

En el Casino Español de Güines, el 12 de octubre de 1878, estuvo presente Rafael Montoro. Este destacado líder autonomista disertó sobre los derechos y las libertades necesarias, como el derecho de asociación, reunión, libertad de pensamiento y de prensa, y de otros asuntos más. (Publicaciones de la Secretaría de Educación; La Habana; 1938)

El patricio Raimundo Cabrera, quien con orgullo siempre decía:"Yo soy Güinero", era director del semanario "Triunfo", órgano del Partido Liberal Autonomista, Representante de nuestro Distrito, Miembro y Diputado ante la Corporación Administrativa Provincial por el mencionado partido; dio a conocer y denunció mediante su periódico de los días 6, 13 y 20 de enero de 1884, que se provocó y se había presentado en Güines una situación de Estado de Alerta y Emergencia el 31 de diciembre de 1883. El extremista integrista Pascual Goicoechea, dueño del ingenio Providencia, hoy Osvaldo Sánchez, quiso obligar a sus patrocinados, -antiguos esclavos-, a que en las Pascuas y Fin de Año sus obreros trabajasen; la dotación se negó haciendo uso de la resistencia pasiva; un servidor de los intereses del patrono disparó con un fusil hiriendo a dos patrocinados; el celador de la policía, el juez de primera instancia, las autoridades militares y los voluntarios, fueron movilizados y acuartelados, realizándose múltiples detenciones, provocando el malestar y la consternación de la población, postergándose la autoridad civil.

Las pugnas locales entre Liberales (Autonomistas) y Conservadores (Integristas), arreciaron en 1885; el liberal Alcalde  Ocejo y Eguía, fue amenazado por los caciques locales al servicio de la colonia; en el central Providencia los integristas secuestraron a varios autonomistas, y la guardia rural dio golpe a los liberales de Catalina. El autonomista catalinero Pablo Gómez fue duramente golpeado por sus ideas liberales, teniendo que ser curado y restablecido en el Hospital de Güines. (Nos informa el libro "Patria, Verdad, Justicia").

El domingo 11 de enero de 1885 Pascual Goicochea tomó posesión de la Alcaldía de Güines.

Partes: 1, 2
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