Vivimos en una época de cambios. Las diversas crisis acontecidas han provocado nuevos procesos que están configurando el fin de una época y el nacimiento de otra. La época anterior culminó negando el pensamiento científico social dialéctico materialista y puso énfasis en viejas doctrinas existencialistas y neoliberales, pragmáticas y positivistas sembrando la incertidumbre y la inercia, y haciendo predominar, en la actividad de dirección política y económica, la lógica del capital con sus prácticas verticalistas y manipuladoras, distorsionando el papel del hombre en la sociedad y su relación con la naturaleza. Se niega la ideología como medio de enriquecimiento espiritual humano, enfocándola solo como instrumento de dominación y achacando al socialismo real extinguido su aparición y su fracaso total. Hoy predomina la ideología de la negación de la ideología, lo que demuestra que existe, siempre ha existido. Marx fue el primero en revelar su existencia de manera científica.
Palabras claves: Ideología; Relaciones Sociales; Hombre; Cultura; Educación; Progreso.
A partir del derrumbe del socialismo en la URSS y Europa del Este, el marxismo-leninismo como ideología política y como concepción filosófica del mundo fue seriamente cuestionado por los centros ideológicos del imperialismo mundial. La propaganda burguesa se encaminó a denigrar la ideología del proletariado, desestimarla como concepción del mundo y a introducir la llamada ideología neoliberal como una concepción "válida" para comprender el mundo actual y orientar el pensamiento humano. En este sentido se inicia una avalancha propagandística antimarxista dirigida a anunciar con "bombos y platillos" la crisis del marxismo y con ello la desaparición de las ideologías.
Partiendo de la concepción que Marx elaboró acerca del hombre, de que la esencia humana está en el conjunto de las relaciones sociales, de producción y/o propiedad que en última instancia rodean al hombre, la ideología no puede ser otra cosa que la mentalidad surgida de esas relaciones sociales.
"El hombre, nos dice Marx, es en realidad el conjunto de las relaciones sociales; esto es, el hombre ya no es él mismo por sí mismo. El golpe es, pues, doble". (Monal, 2002)
Marx revela que el hombre es genéricamente un ser socio-histórico, un ser que ha evolucionado a partir de las relaciones de producción en las cuales se ha desenvuelto. Es decir que, la dialéctica de las fuerzas productivas y las relaciones de producción se expresan mediante las acciones de los hombres históricos reales, y no como bloques estructurales abstractos.
No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. (Marx, 1859)
La problemática de la "Ideología" constituye precisamente la primera elaboración de la ciencia de la sociedad y la historia fundada por Marx y Engels (Monal, 2002). La ideología humanista que promueve el Marxismo se sustenta en la idea de que los hombres solos, abstractos, fuera de las condiciones materiales y de las relaciones sociales establecidas entre ellos, esto es, fuera de las verdaderas fuerzas motrices, no pueden hacer historia, y por otro lado, la idea de que el hombre no está al margen del movimiento y del devenir histórico.
Según Marx (1846), "la sociedad no es un compuesto de individuos aislados, sino que ella expresa la suma de las relaciones y de las condiciones en las cuales se encuentran estos individuos los unos respecto a los otros".
El hombre desarrolla su vida en un entramado de relaciones sociales mediadas por intereses y objetivos de diversa índole, ya sean materiales o espirituales que tienen como base las relaciones de propiedad. Es, al mismo tiempo, resultado y sujeto de la historia. Vive en un mundo real históricamente creado e históricamente determinado. Y es en este mundo real en el que, como sujeto de la historia, como protagonista del proceso socio-histórico, es también creador de ideas y representaciones. Ante determinadas condiciones materiales de vida, produce ideas que le permitirán transformar esas condiciones y, a su vez, las nuevas condiciones darán lugar a nuevas ideas.
El Marxismo identifica esta producción de ideas como la conciencia, como un sistema ideológico que evoluciona conjuntamente con las relaciones de producción, con el propósito de transformar la naturaleza en beneficio propio, que al principio se enfrenta al hombre como un poder absolutamente extraño, omnipotente e inexpugnable, ante el que los hombres se comportan de un modo puramente animal y que los amedrenta como al ganado; manifestándose como una conciencia puramente animal de la naturaleza, salvaje, silvestre, donde solo están presentes sus necesidades biológicas e incapacitada para explicarse a sí mismo su conducta y para definir propósitos y trazarse planes.
La conciencia es, no solo, conciencia del mundo inmediato y sensible que nos rodea, sino también, conciencia de los nexos limitados con otras personas y objetos que existen fuera del individuo consciente de sí mismo; es, al mismo tiempo, conciencia de la naturaleza y conciencia de la cultura. Es conciencia de sí mismo y conciencia de los otros. Y en este sentido es un sistema ideológico que determina los propósitos y los planes de acción individuales y colectivos.
El marxismo creó las bases para una concepción científica de la Ideología. Desde esta perspectiva la ideología es concebida como un arma de sustentación de la vida espiritual y de las relaciones económicas que constituyen un reflejo de la realidad objetiva en la cabeza de los hombres. Ideología es pensamiento, es cultura.
La piedra angular de la concepción científica de la ideología es la teoría marxista-leninista acerca de la relación ser social – conciencia social, cuya esencia se revela a través de la interpretación dialéctico-materialista de la misma que requiere de un análisis integral y multifacético en sus dimensiones gnoseológica y sociológica.
La dimensión gnoseológica nos advierte de la necesidad de entender la ideología en los marcos de la relación existencia social – conciencia social, como una forma específica de reflejo, y, a su vez, como conocimiento de la realidad objetiva; y la dimensión sociológica nos permite determinar el lugar y el papel de la ideología dentro de un sistema social determinado, así como su importancia respecto a los diversos fenómenos sociales. Es decir que la ideología es, al mismo tiempo, conocimiento de la realidad y mecanismo de equilibrio social.
En su dimensión sociológica, la ideología puede ser empleada de manera violenta para ejercer coerción – fascismo, tiranías – o de manera no violenta para educar en convicciones y crear en los ciudadanos los valores adecuados para lograr una existencia social equilibrada y justa.
La ideología empleada para ejercer coerción solo logrará el miedo como respuesta, haciendo regresar al hombre al estadío salvaje, pues a los peligros que provienen de la naturaleza se sumarán los peligros creados por el hombre. El miedo reduce la capacidad creativa del hombre, lo convierte o en un ser dócil e impotente o en un ser violento y salvaje.
La ideología empleada como medio de enriquecimiento espiritual elevará al hombre a un alto estadío cultural. Propiciará la construcción de una sociedad liberada del miedo y, por tanto, de las actitudes primitivas humanas. Tomarán mayor importancia los problemas relacionados con el cultivo de la espiritualidad, porque los materiales serán solubles en la medida en que el hombre se esfuerce por ser un productor más culto y preparado para la eficiencia.
Mientras el hombre se comporte como enemigo del hombre, como depredador inconsciente de sí mismo y de la naturaleza, el avance de la sociedad hacia un desarrollo multilateral y armónico se verá obstaculizado constantemente, así también, mientras el hombre no se escuche a si mismo y no se escuchen unos a otros con la feliz convicción de entenderse mutuamente, seguirá viendo en las palabras del otro el lanzamiento de una piedra y el empleo de un palo, tal y como pensaba el hombre primitivo de la Edad de Piedra. Esta situación solo le conviene a los que aspiran a ejercer un poder sobre los otros y vivir del sacrificado esfuerzo laboral de los que dedican su tiempo a trabajar, a producir y no a mandar.
Hoy la humanidad ha logrado elevar la ciencia y la tecnología a tales niveles de desarrollo, que la productividad del trabajo ha podido multiplicarse 100 ó más veces con respecto a años atrás y, sin embargo, aún continúan predominando los métodos coercitivos y manipuladores para ejercer dominio sobre los trabajadores y extraer de sus esfuerzos la máxima ganancia posible sobre la base del pago de salarios míseros como ocurre en las Empresas Maquiladoras asentadas en la línea fronteriza de Estados Unidos con México.
La contradicción fundamental del capitalismo expuesta por Marx desde mediados del siglo XIX, se ha profundizado y globalizado. La globalización capitalista no solo globalizó la tecnología y la ciencia, sino también sus métodos de obtención de ganancias.
Los propagandistas del capitalismo anuncian la desaparición de la ideología con la caída del campo socialista pero realmente, detrás de esta propaganda postmodernista, está la intención de negarla para eternizar la esclavitud explotadora del capitalismo a escala global pues, como hemos dicho más arriba, el hombre sin ideología no posee cultura y sin cultura es un salvaje y así justifica la barbarie de sus métodos.
La ideología surgió con la aparición del Estado, en el que ocupó lugar la clase económicamente dominante, como forma de coerción extraeconómica sobre las clases no dominantes para ejercer sobre ellas su dominio, y si es considerada un invento por los propagandistas actuales del capitalismo, entonces es un invento de las clases dominantes, lo que realmente no es, pues ella es un resultado del propio desarrollo histórico, de la lucha de clases por el poder político y económico de la sociedad.
Contra la ideología del poderoso capitalista del siglo XIX, propietario de los medios de producción y de vida fundamentales de la sociedad, Marx reveló la ideología del hombre que produce, del trabajador que no dispone de otros medios para vivir, él y su prole (familia), más que de su fuerza de trabajo. Marx habla de la mentalidad del hombre sin medios de subsistencia, y la encauza en un sistema de conocimientos económicos, políticos y filosóficos contraponiendo la cultura proletaria a la cultura burguesa. El contenido esencial de la ideología proletaria está en la emancipación social del hombre, en su liberación de las fuerzas que lo esclavizan, que lo dominan, que lo sujetan.
no se puede liberar a los hombres mientras no estén en condiciones de asegurarse plenamente comida, bebida, vivienda y ropa de adecuada calidad y en suficiente cantidad. La «liberación» es un acto histórico y no mental, y conducirán a ella las relaciones históricas, el estado de la industria, del comercio, de la agricultura, de las relaciones… luego, además, en consonancia con los distintos grados de su desarrollo, el absurdo de la sustancia, el sujeto, la autoconciencia y la crítica pura, exactamente de la misma manera que el absurdo religioso y teológico, y después de eso volverán a suprimirla cuando hayan avanzado bastante en su desarrollo. (Marx y Engels, 1846)
Las fuentes de la ideología son las propias fuentes de la cultura: la Historia, la Filosofía, el Derecho, la Ciencia, la Religión, la Ética, el Arte. Educarse ideológicamente no significa adaptarse pasivamente a los tiempos y condiciones que necesitan ser cambiados, sino asumir una conciencia de los cambios necesarios a efectuar para que el progreso tenga lugar. Es decir, asumir la cultura de los cambios que generan progreso y asumir que el progreso implica pérdidas potenciales, retrocesos y el surgimiento de problemas difíciles de resolver.
Educarse ideológicamente en el mundo actual es prepararse culturalmente para comprender las necesidades que surgen durante el proceso social y que han de ser solucionadas para que el progreso siga su curso natural. La ideología, como instrumento de dominación, no puede ser empleada para proteger a la clase gobernante, sino que, la clase gobernante debe emplearla para conducir eficazmente a los gobernados hacia un camino de desarrollo próspero de toda la nación.
En un país que se propone el Socialismo como proyecto social, la contradicción capital – trabajo heredada del capitalismo, aún presente, se soluciona en la medida que en que se hagan eficaces los métodos de dirección y los modos de organización que la clase gobernante emplea y desarrolla. Dado el hecho de que es el Estado el principal propietario de los medios de producción, es también el principal responsable de la prosperidad de la nación y de sus miembros. En este sentido Marx señaló que "el libre desenvolvimiento de cada uno es la condición del libre desenvolvimiento de todos" (En Monal, 2002).
La clase obrera y el campesinado con solo tomar el poder político y establecer la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción no logran el socialismo. Es necesario que los procesos económicos que se desarrollan a partir de ahí se acompañen de procesos culturales, educativos e ideológicos que permitan a la sociedad cumplir no solo con los intereses globales y generales, sino también con los intereses particulares de los individuos y grupos sociales que participan en dichos procesos. En la construcción del socialismo la cultura y la ideología desempeñan un papel de alta importancia, por lo que la sociedad ha de crear el espacio pertinente para su desenvolvimiento.
Para cultivarse espiritualmente con mayor libertad, un pueblo necesita estar exento de la esclavitud de sus propias necesidades corporales, no ser ya siervo del cuerpo. Se necesita, pues, que ante todo le quede tiempo para poder crear y gozar espiritualmente. (Marx, 1844)
El espacio donde ha de desenvolverse la cultura exige que los procesos organizativos, participativos y movilizativos que se desarrollen, descansen en un tipo de interacción colectiva que busque analizar y comprender la realidad para establecer identidades y sentidos comunes respecto a su accionar social-transformador. (Palabras Nuestras, 2012)
La Ideología, además de propagarse en los espacios académicos, institucionales y partidistas, en otros espacios, muy diversos y heterogéneos, de interacción social colectiva: privados, públicos, familiares. Y se propaga de diferentes formas, además de las formas institucionales y los medios de comunicación masiva, a través de la palabra escrita, la oral, la propaganda gráfica, el arte, la literatura, el cine. Con la revolución de la información y las comunicaciones los espacios y las formas de propagación ideológica se han multiplicado y se ha hecho más complejo su control por parte del Estado, y por tanto, se ha hecho más compleja la educación ideológica de la sociedad. El flujo de mensajes y significados a través de los medios se ha hecho muy heterogéneo. Todos tenemos nuestras verdades, aunque no necesariamente la Verdad y procuramos hacerlas valer para que sean respetadas por los demás.
La importancia de los espacios culturales e ideológicos radica en la necesidad de los individuos de liberar su capacidad de expresión, rescatar su derecho a la palabra, espacios que se sustentan en la interacción colectiva. (Palabras Nuestras, 2012)
La Ideología no constituye un fin en sí que se proponen los individuos que integran los Partidos y Gobiernos, es un medio, un instrumento, que bien empleado puede ser muy eficaz en el logro de las metas propuestas. Y no es un instrumento que pueda usar un individuo aislado para obtener éxito en su labor, la Ideología ha de desplegarse, ha de hacerse consciente por todos los individuos que harán uso de ella. La primera labor es la de la autoconciencia por parte de los encargados de propagarla, la toma de conciencia de la necesidad de asumirla creativamente. Se hace verdaderamente eficaz cuando es empleada por todos los componentes del sistema social, siguiendo patrones similares y adecuando su empleo a la diversidad de contextos sociales que nunca serán estáticos. Ella se mueve en la sociedad a través de diversos actores: los individuos, la familia, la escuela, las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, los partidos. Y se mueve en diversos niveles contextuales y se nutre de todos. Tampoco es estática, se mueve conjuntamente con los movimientos que se producen al interior de la sociedad.
Los contextos sociales son diferentes, las personas se mueven entre ellos, lo que aconteció en los marcos de un contexto determinado no acontece en otro, así como también lo que aconteció en un espacio de tiempo dado, o lo que no aconteció, pero que debía ocurrir y se acumuló, puede aparecer en otro espacio de tiempo y en diferente contexto al anterior y de una manera inesperada. Estos movimientos han de tenerse en cuenta para determinar el estado ideológico del sistema y trazar las estrategias pertinentes.
Ideología y sociedad son sistemas abiertos y complejos, todo intento de imponer límites de manera forzada encontrará tarde o temprano su fracaso.
Un pueblo está hecho de hombres que resisten, y hombres que empujan: del acomodo, que acapara, y de injusticia, que se rebela: de la soberbia, que sujeta y deprime, y del decoro, que no priva al soberbio de su puesto, ni cede el suyo: de los derechos y opiniones de sus hijos todos está hecho un pueblo, y no de los derechos y opiniones de una clase sola de sus hijos: y el gobierno de un pueblo es el arte de ir encaminando sus realidades, bien sean rebeldías o preocupaciones, por la vía más breve posible, a la condición única de paz, que es aquella en que no haya un solo derecho mermado.(Martí, 2001)
Cada época tiene sus propios límites, y están determinados por la capacidad de los hombres para superarlos.
la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. (Marx, 1859)
La llamada neoliberal a la desideologización solo ha creado incertidumbre y confusión que ha producido un retroceso en la espiritualidad humana, convirtiendo al hombre en un ser desvalorizado y, al mismo tiempo, desvalorizador, esclavo de las necesidades de su cuerpo, cuya satisfacción ocupa todo su tiempo. Los espacios culturales que permiten al hombre verse reflejado como hijo agradecido de la naturaleza, han sido disueltos por la lógica del capital que busca reproducir prácticas ideológicas verticalistas y manipuladoras. No es el inusitado y vertiginoso desarrollo científico y tecnológico el responsable de estas prácticas, sino los límites que presenta la capacidad humana para comprender que junto al crecimiento económico – material indispensable para la prosperidad del hombre, son imprescindibles también el desarrollo de prácticas ideológicas que contribuyan a abrir paso a una ética de dignificación del ser humano y establecer relaciones de equidad, respeto y solidaridad entre todos y de todos con la naturaleza.(Palabras Nuestras, 2012)
Lo anterior es un reclamo de las sociedades contemporáneas, un llamado a construir un pensamiento que prevea las posibles consecuencias de nuestros actos, a la asunción de una madurez individual y colectiva donde predomine la responsabilidad, el respeto mutuo y el fundamento serio de nuestra conducta en el compromiso con el futuro. Si bien somos hoy herederos de un desastre y al mirar hacia atrás vemos multitud de errores y de culpables que ya no existen, entonces miremos hacia adelante para ver la multitud de inocentes que aún no han nacido y que por nuestra culpa heredarán quizás un desastre mayor que el que nos ha tocado vivir. " que Auschwitz no se repita" (Apel, 1991)
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Autor
MSc. Manuel Mauricio López Mesa
Profesor Auxiliar.
Enviado por:
José Lapeira Viera