Descargar

Leviatan, Thomas, Hobbes (página 4)


Partes: 1, 2, 3, 4

Para evitar estas confusiones y dar a los términos de mandar, aconsejar y exhortar sus propias y características significaciones.

ORDEN es cuando un hombre dice: haz esto o no hagas esto, sin esperar otra razón que la voluntad de quien formula el mandato; quien manda pretende con ello su propio beneficio, ya que su mandato obedece solamente a su propia voluntad.

Consejo es cuando un hombre dice: haz o no hagas esto, y deduce sus razones del beneficio que obtendrá aquel a quien se habla. De ello es evidente que quien da consejo pretende solamente el bien de aquel a quien se da el consejo.

Entre consejo y orden existe esta gran diferencia: que la orden se dirige al propio beneficio de uno mismo, y el consejo al beneficio de otro hombre. Y de ello deriva otra distinción: que un hombre puede ser obligado a hacer lo que le ordenan, cuando se ha obligado a obedecer: en cambio, no puede ser obligado a hacer lo que se le aconseja, porque el daño que resulta de no obedecer es suyo propio.

Una tercera diferencia consiste en que nadie puede pretender tener un derecho a ser consejero de otro hombre.

EXHORTACIÓN Y DISUASIÓN es un consejo que en quien lo da, va acompañado de un vehemente y manifiesto deseo de verlo atendido; o, para decirlo más brevemente, consejo en el cual se insiste con vehemencia. Quien exhorta no deduce las consecuencias de lo que él recomienda que se haga, y se vincula a sí mismo al rigor de un razonamiento veraz, sino que excita a la acción, a aquel a quien aconseja quien disuade, induce a desistir de ella.

Primero: que la exhortación y la disuasión se dirigen al bien de quien da el consejo, no al de aquel que lo solicita, lo cual es contrario al deber de un consejero, ya que éste, por definición, debe considerar no su beneficio propio, sino el de aquel a quien da su opinión.

En segundo lugar, este uso de la exhortación y de la disuasión tiene solamente lugar cuando un hombre habla a una multitud, puesto que cuando la oración se dirige a uno solo, su interlocutor puede interrumpirle y examinar sus razones más rigurosamente que puede hacerlo una multitud.

En tercer lugar, que quienes exhortan y disuaden, cuando son requeridos para emitir un consejo, son consejeros corrompidos, como si estuvieran movidos por su propio interés.

No obstante, cuando ya no son consejos sino órdenes por las cuales se encomienda la ejecución de un trabajo rudo, la necesidad unas veces y la humanidad otras, requieren que la notificación se haga con dulzura, para que sirvan de estímulo, dándoles más bien el tono y la frase de un consejo, que el áspero lenguaje de una orden.

La diferencia entre consejo y orden en este caso, de la naturaleza del consejo, que consiste en inferir el beneficio o daño que puede resultar para quien es aconsejado.

Siendo la experiencia recuerdo de las consecuencias de acciones semejantes, anteriormente observadas, y el consejo la expresión en virtud de la cual esta experiencia se da a conocer a otro, las virtudes y defectos del consejo coinciden con las virtudes y defectos intelectuales.

Primera condición de un buen consejero: Que sus fines e interés no sean incompatibles con los fines e interés de aquel a quien aconsejan.

En segundo lugar, como la misión de un consejero, cuando se procede a deliberar sobre alguna acción, es hacer manifiestas las consecuencias de ella, de tal modo que quien recibe el consejo pueda ser informado de modo veraz y evidente.

En tercer lugar, como la capacidad de aconsejar procede de la experiencia y del prolongado estudio, y nadie se presume que tiene experiencia en todas aquellas cosas que deben ser conocidas para la administración de un gran estado.

Todo esto no se logra sino con una gran experiencia.

En cuarto lugar, para ser capaz de dar consejo a un estado, en un asunto que hace referencia a otro estado, es necesario estar informado de los convenios y relatos que vienen de allí, y de las noticias de tratados y otras transacciones de los estados entre sí.

En quinto lugar, suponiendo que el número de consejeros sea igual, es preferible oírlos aparte que no reunidos en asamblea, y esto por varias razones.

En conclusión, ¿quién se atrevería a pedir, con riesgo propio, el consejo de una gran asamblea, tratándose de casar a sus hijos, disponer de sus tierras, gobernar su hogar o administrar su patrimonio privado, especialmente si entre los consejeros existe quien no desea su prosperidad?

CAPITULO XXVI

De las Leyes Civiles

Entendiendo por leyes civiles aquellas que los hombres están obligados a observar porque son miembros no de este o aquel estado en particular, sino de un Estado. En efecto, el conocimiento de las leyes particulares corresponde a aquellos que profesan el estudio de las leyes de diversos países; pero el conocimiento de la ley de roma era llamada ley civil, de las palabras civitas, que significa el estado. Y los países que, habiendo estado sometidos al Imperio romano y gobernantes por esta ley, conservan todavía una parte de ella, porque la estiman oportuna, llaman a esta parte ley civil, para distinguirla del resto de sus propias leyes civiles.

Ley civil es, para cada súbdito, aquellas reglas que el estado le ha ordenado de palabra o por escrito o con otros signos suficientes de la voluntad, para que las utilice en distinguir lo justo de lo injusto, es decir, para establecer lo que es contrario y lo que no es contrario a la ley. Podemos inferir que la orden dictada por un estado es ley solamente para quienes tienen medios de conocer la existencia de ella. Sobre los imbéciles innatos, los niños o los locos no hay ley, como no la hay sobre las bestias, ni son capaces del título justo e injusto, porque nunca tuvieron poder para realizar un pacto, o comprender las consecuencias del mismo, y, por consiguiente, nunca asumieron la misión de autorizar las acciones de cualquier soberano, como deben hacer quienes se convierten, a sí mismos, en un Estado.

Todas las leyes escritas o no escritas tienen necesidad de interpretación. La ley no escrita de naturaleza, aunque sea fácil de reconocer para aquellos que, sin parcialidad ni pasión hacen uso de su razón natural, y, por tanto priva de toda excusa a quienes la violan, si se tiene en cuenta que son pocos, acaso ninguno, quienes en tales ocasiones no están cegados por su egoísmo o por otra pasión, la ley de la naturaleza se convierte en la más oscura de todas las leyes, y es, por consiguiente, la más necesitada de interpretes capaces. Las leyes escritas, cuando son breves, fácilmente son mal interpretadas, por los diversos significados de una o dos palabras, sin son largas resultan más oscuras por las significaciones diversas de varias palabras, en este sentido, ninguna ley escrita promulgada en pocas o muchas palabras puede ser bien comprendida sin una perfecta inteligencia de las causas finales para las cuales se hizo la ley; y el conocimiento de estas causas finales reside en el legislador.

Lo que hace a un juez un buen intérprete de las leyes es, en primer término, una correcta comprensión de la principal ley de naturaleza, llamada equidad, que no dependiendo de la lectura de los escritos de otros hombres, si no de la bondad del propio raciocinio natural del hombre.

Las palabras lex civilis y jus civile, es decir, ley y derecho civil, están usadas de modo promiscuo para una misma cosa, incluso entre los autores más cultos, pero no debería ocurrir así, En efecto, derecho es libertad concretamente, aquella libertad que la ley civil nos deja. Pero la ley civil es una obligación, y nos arrebata la libertas que nos dio la ley de la naturaleza. La naturaleza otorgo a cada hombre en derecho a protegerse a sí mismo por su propia fuerza, y a invadir a un vecino sospechoso, por vía de prevención, pero la ley civil suprime esta libertad en todos los casos en que la protección legal puede imponerse de modo seguro. En este sentido lex y jus son diferentes de obligación y libertad.

CAPITULO XXVII

De los delitos, exímenos y atenuantes

Un pecado no es solamente una trasgresión de la ley, si no, también, un desprecio al legislador, porque al desprecio constituye, de una vez, un quebramiento de todas sus leyes por consiguiente, puede consistir no solo en la comisión de un hecho, o en la omisión de lo que la ley ordena, sino también en la intención o propósito de trasgredir. En efecto, el propósito de quebrantar la ley implica cierto grado de desprecio a aquel a quien corresponde verla ejecutada. Experimentar, aunque sea en la imaginación solamente, el deleite de poseer los bienes, los sirvientes o la mujer de otro, sin intención de tomarlo por la fuerza o por el fraude, no constituyen un quebrantamiento de la ley.

Por consiguiente, la ofensa que los hombres hacen por contumelia, mediante palabras o gestos, cuando no producen otro daño que el agravio presente de quien lo recibe fue poco atendida en la leyes de los griegos, romanos, y otros estados antiguos y modernos, suponiéndose que la verdadera causa de tal agravio no consiste en la contumelia, la cual no prende en hombres consientes de su propia virtud, si no en la pusilanimidad de quien es ofendido por ello. Un delito contra un particular pude resultar agravado por la persona, tiempo y lugar. Matar al propio padre es un delito mayor que matar a otra persona.

Un delito cometido en tiempo o lugar destinado a la devoción es mayor que si se comete en otro lugar y tiempo, porque revela un mayor desprecio de la ley.

Por último, como en la mayoría de los delitos se hace una injuria no solamente a un hombre privado, sino también al estado, el mismo delito, cuando la acusación se hace en nombre del estado, se denomina delito público, y cuando se hace en nombre del particular, delito privado. En cuanto a la acusación de asesinato, si el acusador es particular, el pleito es privado, si el acusador es el soberano, el pleito es público.

CAPITULO XXVIII

De las, penas y de las recompensas

Una pena es un daño infligido por la autoridad pública sobre alguien que ha hecho u omitido lo que juzga por la misma autoridad como una transgresión de la ley con el fin de que la voluntad de los hombres pueda quedar, de este modo, mejor dispuesta para la obediencia.

Los beneficios que un soberano otorga a un súbdito, por temor a cierto poder o aptitud que el súbdito tenga para dañar al estado, no son propiamente recompensas, puesto que no son salarios, ya que en este caso no cabe suponer que existe un contrato, estando obligado cada hombre a no dejar de servir al estado. De este modo he determinado la naturaleza del hombre (cuyo orgullo y otras pasiones le compelen a someterse a sí mismo el gobierno) y, a la vez, el gran poder de su gobernante, a quien he comparado con el leviatán, tomando esta comparación de los dos últimos versículos de Cap. 41 de Job, cuando Dios, habiendo establecido el gran poder del leviatán, le denomina rey de la arrogancia.

CAPITULO XXIX

De las Causas que la debilitan o tienden a la desintegracion de un Estado

Aunque nada de lo que lo que los hombres hacen puede ser inmortal, si tienen el uso de la razón que presumen, sus Estados pueden ser asegurados, en definitiva, contra el peligro de parecer enfermedades internas. En efecto, por la naturaleza de su institución están destinados a vivir tanto como el género humano, o como las leyes de la naturaleza, o como la misma justicia que les da vida. Por consiguiente, cuando llegan a desintegrarse no por la violencia externa, sino por el desorden intestino, la falta no está en los hombres, sino en la materia; pero ellos son quienes la modelan y ordenan.

Entre las enfermedades de un estado quiero considerar, en primer término, las que derivan de una institución imperfecta, y semejan a las enfermedades de un cuerpo natural, que proceden de una procreación defectuosa.

Otra enfermedad es la grandeza inmoderada de una ciudad, cuando es apta para suministrar de su propio ámbito el número y las expensas de un gran ejercito; como también el gran numero de corporaciones, que son como estados menores en el seno de lo más grande, como gusanos en las entrañas de un hombre natural.

CAPITULO XXX

De la misión del Representante Soberano

La misión del soberano consiste en el fin para el cual fue investido con el soberado del poder, que no es otro sino el de procurar la seguridad del pueblo, a ello está obligado por la ley de naturaleza, así como rendir cuenta a Dios, autor de esta ley, y a nadie sino a Él. Pero por seguridad no se entiende aquí una simple conservación de la vida sino también todas las excelencias que el hombre pueda adquirir para sí mismo por medio de una actividad legal, sin peligro de daño para el estado.

La seguridad el pueblo requiere, además, de aquel o aquellos que tienen el poder soberano, que la justicia sea administrada por igual a todos los sectores de la población; es decir, que lo mismo al rico y al poderoso que a las personas pobres.

Respecto a los oficios de un soberano con respecto a otro, comprendidos en la ley que comúnmente de denomina ley de las naciones, no necesito decir nada en este lugar, porque la ley de las naciones y la ley de la naturaleza son la misma cosa, y cada soberano tiene el mismo derecho, al velar por la seguridad de su pueblo, que puede tener cualquier hombre en particular al garantizar la seguridad de su propio cuerpo.

CAPITULO XXXI

Del Reino de Dios por la naturaleza

Que la condición de mera naturaleza, es decir de absoluta libertad, como la de aquellos que ni son soberanos ni súbditos, es anarquía y condición de guerra; que los preceptos por los cuales se guían los hombres para evitar esta condición son las leyes de naturaleza; que un Estado sin poder soberano no es más que una palabra sin sustancia, y no puede subsistir; que los súbditos deben a los soberanos simple obediencia en todas las cosas en que su obediencia no está en contradicción con las leyes divinas,

Solo necesitamos, para un perfecto conocimiento de los deberes civiles, saber cuáles son esas leyes de Dios, porque sin esto, cuando a un individuo se le ordena una cosa por el poder civil no sabe si ello es o no contrario a la ley de Dios.

Para gobernar por medio de palabras, es preciso que estas palabras se den a conocer de modo manifiesto, pues de lo contrario no son leyes. Es, en efecto, consustancial a la naturaleza de las leyes. Pero Dios declara sus leyes por tres conductos. Por los dictados de la razón natural, por revelación y por la voz de algún hombre que por hacer milagros, adquiere crédito entre los demás.

No existe acción humana en esta vida que no sea del comienzo de una cadena de consecuencias, tan larga, que ninguna providencia humana es lo bastante elevada para dar al hombre una perspectiva del fin.

Resumen 3 parte

En esta tercera parte, y por lo que respecta a las relaciones entre el poder espiritual y el poder temporal, Hobbes abogaba por la total sumisión de la Iglesia al soberano.

No podemos conocer infaliblemente la revelación divina dada por otra persona; ya que cuando Dios habla al hombre, es por medio del propio hombre o de otro igual al que le ha hablado anteriormente. La persona con la que Dios habló le entendió perfectamente, pero eso no quiere decir que cuando el revelado se lo cuente a otro, ésta otra persona le comprenda; por lo que es difícil, por no decir imposible, saber con certeza lo que Dios quiere. Además, que alguien demuestre que Dios le ha hablado es prácticamente imposible, por lo que no puede esperar que los demás le crean.

Como esto podría ser considerado como una herejía (al aplicarse a la Biblia), se necesita una prueba, y la verdadera prueba es contrastar los dichos de los que oyen a Dios con las sagradas escrituras -ya que las escrituras son las enseñanzas que Dios ha dado-, y la muestra de un milagro. Si ambos requisitos se cumplen, es un verdadero profeta. Como en la actualidad ver un milagro es algo poco probable, se considera a la Biblia como única fuente verdadera de fe.

Es un manifiesto que nadie puede saber que son palabra de Dios (aunque los cristianos se lo crean) al menos que Dios se lo haya dicho personalmente. Por tanto la verdadera pregunta es: ¿Qué autoridad tiene la ley?, no hay una forma certera de saberlo si no es por medio del poder civil: a aquel a quién Dios no le haya revelado personalmente que son suyos, ni que aquel que los hizo fue enviado por Dios mismo, tiene obligación de obedecer a nadie cuya voluntad no sea ley. Por tanto sólo hay obligación de obedecer al soberano del commonwealth, el cual sólo tiene poder legislativo.

Los Diez Mandamientos, ¿quién los dio para que tengan fuerza de ley? No hay duda de que la ley la dio Dios mismo, pero estos ni obligan ni son ley para aquellos que no lo reconozcan como acto del poder soberano. ¿Cómo sabía el pueblo de Israel que fue Dios quien se los dio, y no Moisés, si no pudieron acerarse al monte? La promulgación de la ley de las Escrituras es tarea del soberano civil.

Finalmente, se plantea qué poder tiene la Iglesia sobre aquellos que, siendo soberanos, han elegido la fe cristiana. Concluye que los reyes cristianos son los pastores supremos de su pueblo y tienen el poder de ordenar a sus pastores lo que deseen, pueden enseñar a la iglesia, es decir, instruir a sus súbditos.

Ésta tercera parte está repleta de enseñanzas bíblicas. Sin embargo, una vez aceptado el argumento principal (que nadie puede estar seguro de la revelación divina del prójimo) a su conclusión (que el poder religioso ha de estar subordinado al poder civil) se llega por deducción.

Comentario: Debido al momento histórico en el que ésta obra fue redactada, las largas explicaciones que se exponen en esta tercera parte fueron necesarias. La necesidad que Hobbes veía de la supremacía del poder soberano surgió por una parte por las consecuencias de la guerra civil, y por otra, para destruir la amenaza de los papas de Roma, dedicándole bastante esfuerzo a esta última idea.

Síntesis capítulos

De los principios de la Política cristiana

He derivado los derechos del poder soberano; Derechos de la naturaleza del hombre, que hemos conocido por experiencia y por definiciones universalmente convenidas. No obstante sin renunciar a nuestros sentidos y a nuestra experiencia ni a nuestra razón natural. Para tratar la naturaleza y derechos de un ESTADO CRISTIANO que nacen de la Voluntad de Dios (su palabra natural y profética).

En la palabra de Dios existen cosas que están por encima de la razón(es decir que no pueden ser demostradas ni refutadas por ella) pero no existe nada contrario a ella. Por ello cuando exista algo que lo parece. El defecto radica en nuestra torpeza de interpretación. Es necesario subyugar la lógica a las palabras y al mensaje que estas encierran pues como las píldoras hacen bien cuando se tragan enteras pero cuando las paladeamos en la mayoría de los casos tenemos q arrojarlas sin que estas surtan efecto alguno.

No queremos significar una sumisión de la facultad intelectual a la opinión de ningún hombre siempre y cuando sea uno que no tenga sobre mí esa autoridad, no podrá exigir ni mi fe ni mi obediencia.

La palabra de dios por mediación de los profetas no tiene la fuerza necesaria para ganar la fe de ningún hombre salvo 2 indicios: La realización de milagros y que no profese otro Evangelio contrario a la naturaleza de dios. Ambas insuficientes por separado. Por lo tanto los milagros que nos obligan a creer en un profeta deben ser confirmados por un acontecimiento inmediato diferido por un tiempo no muy largo.

Ya que ahora no se producen milagros no existirá obligación de prestar oídos a una doctrina impuesta por otro presunto profeta mas allá de lo que está de acuerdo con la sagrada escritura que desde los tiempos de nuestro salvador reemplaza y recompensa suficientemente la necesidad de cualquier otra profecía; de la cual por interpretación juiciosa y docta y por minucioso raciocinio, pueden deducirse fácilmente todas las reglas y preceptos necesarios para el conocimiento de nuestros deberes frente a dios y a los hombres, sin fanatismo ni inspiración sobrenatural

Del número, antigüedad, alcance, autoridad e intérpretes de los libros de la sagrada escritura

Los libros de la sagrada escritura son el canon, es decir las reglas de la sagrada escritura

No veo razón alguna para dudar de que el antiguo y nuevo testamento, tal como ahora los tenemos, sean los verdaderos relatos de los hecho y dichos de los profetas y los apostoles

En cuanto que no difieren de las leyes de naturaleza, no existe duda alguna, de que son la ley de Dios y llevan su autoridad en ellas, resultando legibles para todos los hombres que tienen uso de la razón natural. Pero esto no es otra autoridad sino l de cualquier otra doctrina moral, de acuerdo con la razón

; Cuyos dictados constituyen leyes que no han sido hechas, sino que son eternas. Si han sido instituidas como ley por dios mismo son de la naturaleza d las leyes escritas las cuales son leyes para aquellos a quienes dios las ha comunicado suficientemente, ya que nadie puede excusarse a si mismo diciendo que no sabía que sean suyas

Por consiguiente aquel a quien Dios no ha revelado sobrenaturalmente que son suyas, ni que quienes las promulgaron fueron enviados por él, no está obligado a obedecerlas por ninguna autoridad sino en virtud de aquella cuyos mandatos tienen ya fuerza de ley; es decir, por alguna otra autoridad que la del estado, que radica en el soberano que tiene de modo exclusivo e poder legislativo.

Por otra parte si no hay una autoridad legislativa del Estado que les de fuerza del ley, debe existir otra autoridad, derivada a Dios, Privada o Pública; si es privada, obliga solamente a aquel a quien en particular Dios se complació en revelarla.

Del significado del Espíritu, Ángel e Inspiración en los libros e la sagrada escritura

Si consideramos que el fundamento de todo raciocinio es el significado constante de las palabras, que en la doctrina siguiente no depende (como en la ciencia natural) de la voluntad del escritor ni (como en la conversación corriente) del uso vulgar, sino del sentido que tienen en la Escritura, Así que el verdadero significado de espíritus en el lenguaje común o bien es un cuerpo sutil fluido invisible o una aparición Existen en cambio numerosas significaciones metafóricas, porque a veces se toma como una disposición o inclinación de la mente otras veces se considera como una actitud eminente o una pasión extraordinaria o una enfermedad mental.

Bajo la denominación de ángel se comprende generalmente un mensajero y con más frecuencia un mensajero de dios y bajo la denominación de mensajero de dios se significa una cosa que revela su extraordinaria presencia, o sea la manifestación extraordinaria de su poder, especialmente por un sueño o una visión.

Del significado de la palabra espíritu depende la palabra INSPIRACIÓN, que bien ha de tomarse con propiedad, y entonces no es otra cosa sino la penetración, en hombre, de un aura muy fina y sutil, o viento, a la manera como se insufla aire en una vejiga, o si los espíritus no son corpóreos, sino que su existencia se debe solamente a la fantasía,

De la misma manera tener inspiración en el sentido propio, o decir que los espíritus de Dios entraron en los hombres para hacerles profetizar, o los espíritus malos en los que se vuelven frenéticos es tomar la palabra en el sentido de la escritura en ella se toma como el poder de dios que actúa por causas desconocidas para nosotros.

De la significación del Reino de Dios, de Santo Sagrado y Sacramento) en la Escritura

El reino de Dios en los escritos de los religiosos, y especialmente en los sermones y tratados de devoción, se considera muy comúnmente como la felicidad eterna, después de esta vida, en el altísimo cielo, el cual se llama también reino la gloria; a veces como significación(lo más serio de esta felicidad),que los religiosos denominan reino de la gracia, pero nunca se considera como una monarquía, es decir, con poder soberano de Dios sobre los súbditos, adquirido por su propio consentimiento, que la autentica significación de reino.

Por el contrario, encuentro que la frase REINO DE DIOS se emplea en varios pasajes de la escritura para significar un reino propiamente así llamado, constituido de manera peculiar por los votos del pueblo de Israel, donde fue elegido Dios como rey e Ese pueblo por el pacto hecho con el, al prometerle Dios la posesión de la tierra de Canaán raras veces se usa en forma metafórica, y entonces se toma como dominio sobre el pecado (y solamente en el nuevo testamento) porque un dominio como ese, cada súbdito debe tenerlo en el reino de Dios y sin perjuicio para el soberano.

Un sacramento es una separación d alguna cosa visible para uso común, y no una consagración de ello al servicio de Dios, bien sea como el signo de nuestra admisión al reino de Dios, para figurar en el numero de su pueblo en peculiar para conmemoración del mismo Otras consagraciones que pueden ser llamadas sacramentos puesto que la palabra no significa otra cosa sino consagración al servicio de Dios.

De la Palabra de Dios y de los Profetas

Cuando aquí se hace referencia a la palabra de Dios o del hombre, no significa una parte de la oración, como aquellas que los gramáticos denominan un nombre o un verbo, o simple vocablo de relación con otras palabras que lo hagan significativo, sino una oración o discurso perfecto, mediante el cual, el que habla afirma, niega, ordena, promete, amenaza, desea, o interroga, En este sentido no es Vocabulum, que significa una palabra sino sermo es decir cierta oración discurso o enunciación.

Si por profecía se entiende predicción o previsión de acontecimientos futuros, no solamente serían profetas quienes eran voceros de Dios, y predecían a otros aquellas coas que dios les había predicho a ellos, sino también todos aquellos impostores que con la ayuda de espíritus familiares o por adivinación supersticiosa de acontecimientos pasados a base de causas falsas.

La profecía no es un arte, ni (cuando se toma por predicción) una vocación constante, sino una distinción extraordinaria y temporal hecha por Dios, en la mayoría de los caso, en hombres, buenos, pero a veces también en los malvados. Y aunque de la escritura existen tantas significaciones de la palabra profeta, la más frecuente de ellas es aquella en que se considera como una persona a quien Dios expresa inmediatamente lo que el profeta debe decir como emanado de dios a otro hombre o al pueblo.

De los milagros y su uso

Considéranse como milagros las obras admirable de Dios, y por consiguiente, se llaman también maravillas. Y aunque en la mayoría de los caos se realiza para poner en manifiesto sus mandatos, cuando, a falta de ellos, los hombres propenden a dudar (Siguiendo su razonamiento natural privado) lo que Él ha mandado y lo que no, se llaman comúnmente en la sagrada escritura signos, en el mismo sentido como los latinos los denominan ostenta y potenta, de montar y pre significar aquello que el Omnipotente se propone que ocurra.

Así acerca de la naturaleza y uso del milagro, podemos definir este así. Un milagro es una obra de Dios (Aparte de su operación por vía natural ordenada en la creación) realizada para hacer manifiesto a su elegida misión de un enviado extraordinario para su salvación.

En esta cuestión no hemos de inquirir nuestra propia razón o conciencia privada, sino la razón pública, esto es la razón del supremo representante de dios, que actúa como juez suyo; en efecto, lo haremos juzgar siempre, puesto que le hemos dado un poder soberano, a fin de que haga todo lo necesario para nuestra paz y defensa.

Un hombre particular (puesto que el pensamiento es libre) tiene siempre la libertad de creer o no creer íntimamente ciertos casos que han sido presentados como milagros, considerando, según su propio testimonio, que beneficio puede derivar, de la creencia de los hombres, para aquellos que lo reconocen o lo combaten y conjeturar a base de ello si son milagros o mentiras. Pero cuando se llega a la confesión de esta fe, la razón privada debe someterse a la pública, es decir al representante de Dios. Quien sea este representante de Dios, y el jefe de la Iglesia, es algo que consideramos más adelante.

Capítulo XXXVIII

De la significación de la Vida Eterna, Infierno, Salvación mundo venidero y redención en la Escritura

Este captítulo nos dá a conocer el mandato divino de Dios y a causa por la Cual Adán y Eva fueron desterrados del paraiso, los cual nos lleva a analizar lo siguiente:

1) Que Adán al vivir segun las leyes de Dios, tenía permitido vivir en el paraiso, y comer de todos los árboles que le plazca y a cambio de obeceder la orden que le habia dado Dios tenía la vida eterna.

2) Poniendonos en el caso de que Adán no hubiera comido del árbol prohibido, la raza humana seguiria viviendo en el parque del Edén, pero siendo ese el caso… la descendencia de Adán y Ava se hubiera expandido muchisimo, tanto como ahora.

3) Al ser tal la cantidad de humanos descendientes de Adan, ¿hubiera podido la tierra albergar semejante cantidad de gente? teniendo en cuenta que todos eran seres inmortales, que tenian vida eterna y no podian morir.

Tambien Podemos ver que los puntos de doctrina en el reino de Dios, tienen mucha influencia en el reino de hombre, que no deben ser determinados sino que por aquellos que bajo Dios tiene el poder soberano, como el reino de Dios y la vida eterna, como los enemigos de dios y sus tormentosdespues del juicio aparecen, segun las escrituras un lugar donde esperaran hasta la resurrección de todos los hombres, esto nos habla practicamente del infierno, de una sancion, donde se sufre para cumplir condena, y una vez pagados los pecados hechos viene la resurreccion, el infierno tambien llamado infernus o inferi o bajo fondo, pero el lugar que ocuparan los condenaos despues de la resurreccion no se determina en el antiguo ni el nuevo testamento, segun las escrituras cuando ocurrio del diluvio universal, murieron muchisimas personas, y dice que el lugar de los condenados es bajo las aguas.

Tambien existia un lugar llamado "El valle de los hijos de Hinnon, en una parte del cual llamada Tophet, los judios habian cometido muchas graves idolatrias, scrificando sus hijos al idolo Moloch, y el en tambien habia inflingido Dios severos castigos a sus enemigos; y alli Josias habia quemados a los sacerdotes de Moloch en sus propios altares, como aparece descrito en el libro 2 de reyes, cap 23.

El lugar sirvio posteriormente para acumular el estiercol y los residuos que eran llevados fuera de la ciudad: ay alli solia hacerse fuego, de tiempo en tiempo, para purificar el aire y alejar el hedor de la carroña, De este abominable lugar, los judios salieron llamar porteriormente al lugar de los condenadoscon el nombre de Gehenna, o valle de Hinnon, Y esta Gehenna es la palabra que ahora, usualmente, se traduce como INFIERNO; y del fuego que arde alli, de tiempo en tiempo, tenemos la nocion de un fuego eterno e inextinguible.

Por lo que respecta a los atormentadores, su naturaleza y propiedades estan exacta y propiamente extresadas por los nombres de el enemigo o Satán, el acusador o Diabolus, el destructor o Abaddon.

Jesucristo denominado el SALVADOR, el que nos librara de todos los males, el que vendrá a luchar contra el pecado, como el unico que puede perdonar nuestros pecados para llevarnos al paraiso, como muchas veces se ha visto en la biblia, cuando Jesus perdona los pecados de las personas, curarlos de sus enfermedades, es un acto que demuestra que los libra de sus tormentos para traerles tranquilidad.

La salvacion de un pecador supone REDENCION precedente, porque quien una vez es culpable de pecado, queda expuesto a la expiacion del mismo, y ha de pagar, o algun otro en lugar suyo, aquel rescate exigido por quien padecio la ofensa y tiene al ofensor en su poder. Si consideramos que la persona ofendida es Dios Omnipotente, suyo poder esta en todas las cosas, ese rescate debe pagarse antes de que se obtenga la salvacion, y tal como a Dios le plazca exigirlo.

Capítulo XXXIX

De la significación de la palabra Iglesia en la escritura

La palabra iglesia ( Ecclesia) tiene diversos significados en las escrituras, pero mayormente, no en todos los casos, se denomina "Iglesia" a la casa de Dios, es decir que es un lugar donde los cristianos se reunen para cumplir sus deberes religiosos.

Pero al hablar de iglseia sin referirnos a "casa" segun los estados griegos segnifica Reunion, Asamblea, una congregacion de ciudadanos.

Jesus llamaba "iglesia" a todos sus seguidores, asi que tenemos muy claro que iglesia no es solamente un edicifio donde se reunen los fieles a rezar, sino que iglesia es una congregacion de personas fieles a un a religion, y la cabeza de esta iglesia es Cristo, quien manda, funciona exactamente gual que un estado civil, por que una iglesia es capaz de mandar, juzgar, absolver, condenar, o llevar a cabo otro acto identico a un estado civil, que conste de cristianos, y se denomina Estado Civil que sus subditos son hombres, y de la iglesia son cristianos.

Capitulo XL

De los Derechos del Reino de Dios en Abraham, Moisés, los Sumos Sacerdotes y los reyes de Judá

Abraham fue el padre de los fieles, el primero en el reino de Dios instituido por el pacto.

Esa virtud del cual se obligo a sí mismo a reconocer, obedecer los mandamientos de Dios, además de su familia y descendientes, se vieron tambien obligados a obedecer esto que abraham habia recibido de Dios, los mandamientos y leyes del mismo.

Además estaban obligados a obedecer todo ello que Dios le habia transmitido a Abraham por medio de sueños y visiones, ademas de encontrarse obligados naturalmente a obedecer la omnipotencia de Dios.

En un gran resumen de todo este capitulo, los derechos, mandamientos y leyes de Dios fueron transmitidos de generacion en generacion por los profetas, asi como Moises, los sumos sacerdotes de la epoca, hasta llegar a nosotros, de este modo se ha instuido una doctrina en todos nosotros, acerca de los bueno y lo malo, lo que debemos hacer y lo que esta prohibido, y que con los años la humanidad se ha visto practicamente obligada a aceptarlas y a hacerlas cosa de todos los dias.

En todos los casos se producen pactos con Isaac, con Jacob, y no hubo mas renovacion en tiempos ulteriores hasta que los israelitas fueron liberados por los egipcios y llegaron al pie del monte sinai, entonces fue renovado por Moises de tal modo que a partir de ese tiempo, los judios se conviertieron en el reino peculiar de dios

Moises fué su representante, en su propio tiempo la sucesion, este cargo reacyó sobre Aarón, y despues de el en sus herederos, para seguir siendo, respecto a Dios un reino sacerdotal por siempre.

Una vez muerto Aaron, y despues de el tambien moises, el reino, como reino sacerdotal que era, recayó, en virtud del pacto, en el hijo de aaron, Eleazar, el sumo sacerdote, Y Dios le declaro soberano ( inmediatamente bajo su mandato) a la vez que designaba a josue como general de sus ejercitos.

La Historia así se repite de generacion en generacion, manteniendo ese pacto, recayendo en los respectivos herederos, descendientes de los soberanos de Dios, haciendo asi su reino sacerdotal eterno.

Capítulo XLI

De la Misión de nuestro Bendito Salvador

En este capítulo se encuentran 3 elementos integrantes de la mision del mesias:

-Redentor o Salvador

-Pastor, Consejero o Maestro (profeta enviado por Dios)

-Rey, Rey Eterno

El mesias que viene como el salvador de las almas que caen en el pecado, principalmente viene a salvar a las personas de la tentacion de hacer malas acciones contrarias a la voluntad de Dios, a rescatar a las personas que han ofendido a Dios

Para asi dar a conocer la palabra de Dios a la gente e impartir conocimientos de amor y paz, asi como Jesus enseñó algunos de sus conocimientos a sus discipulos, los discipulos salieron a predicar su palabra, y ellos tambien tuvieron discipulos, y asi la palabra de Dios se divulgó por todo el mundo.

Y rey eterno por que Dios es un ser omnipotente, creador de todas las cosas por lo cual las personas lo aceptan como su unico señor, obviamente cada religion a su propio modo, pero todas las religiones van destinadas a un solo Dios.

Capítulo XLII

Del poder eclesiástico

Primero debemos saber que es, y en quien reside el PODER ECLESIÁSTICO, antes de la conversion de los reyes, y de los hombres provistos con poder civil sobernao; la otra, despues de su conversion, fué, en efecto, mucho tiempo despues de la ascension, cuando algun rey o soberano civil abrazó y permitio publicamente la libre enseñanza de la religion cristiana.

El poder eclesiástico residia en los apóstoles. y despues de ellos a quienes lo apostoles designaron para predicar la palabra del Señor y convertir cristianos a los hombres, llevando a los convertidos al camino de la salvacion eterna, despues de estos fué entregado a otros y a otros , y así sucesivamente, todo esto se llama la transmision del espiritu santo, o espiritu de Dios, a aquellos a quienes ordenaron ministros de Dios, para extender su reinado.

El sello de la doctrina era la encomienda que se les hacia de predicar a Cristo, y la imposicion de manos fué lo mismo que hizo Moises con su ministro Josué, de este modo Moisés y los Sumos sacerdotes que recibieron esa doctrina, fueron los representantes de Dios en el Antiguo Testamento, enviados para enseñar la doctrina a otros ministros, y el mismo Mesias en su permanencia en la tierra hizo lo mismo, comenzo a predicar la palabra de Dios, y el mismo busco a sus ministros los cuales seguirian la misma doctrina de predicar la palabra de Dios.

111111111111111111111111111111111111111111

Parte IV: El reino de la Oscuridad

En esta cuarta parte, ejerce una severa crítica a la Iglesia, a la cual acusaba (tras denunciar las tradiciones fabulosas que sostienen al conjunto de la mitología cristiana) de estar impregnadas, incluso, de cierto ateísmo. No obstante, y con el fin de evitar eventuales represalias y censuras eclesiásticas, en el apéndice con que concluye Leviatán intentó atemperar sus posiciones recurriendo para ello al examen de la jurisprudencia sobre la herejía.

Cuando Hobbes nombra esta sección el reino de la oscuridad, no se refiere al Infierno (al no creer ni en el Infierno ni en el purgatorio), sino a la oscuridad de la ignorancia como opuesto a la luz del verdadero saber. Esta interpretación por parte de Hobbes es bastante in ortodoxa y ve oscuridad en la mal interpretación de las escrituras. El reino de la oscuridad está formado por una confederación de farsantes que para dominar a la humanidad y por medio de doctrinas falsas, se dedican a eliminar la luz de la vida de los hombres.

Para este autor existen cuatro causas para esta oscuridad:

  • La mala interpretación de las escrituras. El abuso más destacado es el enseñar que el reino de Dios está en la Iglesia, por consiguiente disminuyendo el poder civil. Otro abuso es convertir la consagración en una conjura o un ritual tonto.

  • La demonológia de los poetas tratando de demonios que no son más que construcciones de la imaginación. Critica muchas prácticas del catolicismo, como la veneración de los santos, las imágenes, reliquias y otras cosas practicadas por la Iglesia de Roma, afirmando que no están permitidas por la palabra de Dios.

  • Mezclando las reliquias, las escrituras y la filosofía griega (especialmente Aristóteles) han causado grandes estragos. Hobbes no es muy amante de los filósofos en general. Desprecia el hecho de que muchos hayan tomado la filosofía aristotélica y hayan aprendido a llamar a las distintas Commonwealths tiranías (como lo fue Atenas en su momento). Al final de este apartado aparece una idea interesante (además de que la oscuridad no sólo introduce mentiras, sino que destruye verdades), que parece aparecer a raíz de los descubrimientos de Galileo. Afirma que incluso habiendo verdades demostrables, aquellos que están en la oscuridad condenarán a los iluminados que intenten enseñárselas, gracias a las doctrinas de la Iglesia. La razón que estos necios dan es que va en contra de la verdadera religión, sin embargo, si son verdades demostrables, ¿cómo pueden ir en contra de lo que Dios dice? Sin embargo, Hobbes no tiene problemas con la supresión de algunas verdades si es necesario, o sea, si tienden a desordenar el gobierno al dar pie a una rebelión. Si este fuese el caso opina que más vale que sean acalladas y que se castigue a sus predicadores, aunque estas medidas sólo podrán ser tomadas por el soberano.

  • Interviniendo y modificando las tradiciones y la historia se daña también a la luz.

Hobbes se plantea quién se beneficia de estos engaños. Expone el caso de cicerón, el cual afirma que uno de los jueces más crueles de Roma era un gran hombre; al tener la costumbre de, en los casos penales, cuando el testimonio del testigo no era suficiente, le preguntaba a los acusadores, cui bono, o sea, que beneficios obtenían con el caso. Pues entre las presumisiones más obvias que uno puede ver son los beneficios. Hobbes concluye que de todo esto, los beneficiarios son la Iglesia y su jerarquía.

 

 

 

 

Carlos Enrique Flores Gamarra

[1] HOBBES Thomas: "Leviatan" TOMO I; pag. 72

[2] HOBBES Thomas: "Leviatan" TOMO I; pag. 80

[3] HOBBES Thomas: "Leviatan" TOMO I; pag. 90

[4] Id. Pág. 95

[5] Id… Pág.. 104

[6] HOBBES Thomas: "Leviatan" TOMO I; pag. 111

Partes: 1, 2, 3, 4
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente