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Contrageografías de la sociedad del conocimiento: Espacios políticos en las cibersociedades (página 2)

Enviado por Djamel Toudert


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De lo que podemos interpretar que los MMSS serían un cañón lanza propuestas en el que los proyectiles sólo atravesarían al cuerpo social en la medida que este resultara permeable o se dejara permear.

Existen otros consumos que los propiamente proporcionados por el mercado monetario. Toda una contrageografía emerge al contemplar el orden molecular que no deja de instituir al molar.

"la producción de subjetividad para focalizar a la gente sobre los bienes de consumo suponía la puesta en marcha de una máquina publicitaria" (Guattari, 1991)

Qué maquinas o maquinaciones, en el sentido deleuziano, construyen los MMSS?

Lo cierto es que existe un consumo de experiencias de solidaridad, de lo alternativo, lo crítico, etc. consumo de MMSS que se puede establecer como un modo de generar nuevas subjetividades. Al margen de si estas son o no necesarias, el juego es que este consumo puede verse reorientado, sobrecodificado por las prácticas neoliberales. El fórum de las culturas 2004 en Barcelona es un intento para orientar y dirigir ese consumo.

Así que no estamos negando que existan prácticas que escapan a la lógica del intercambio monetario. De hecho, las redes de trueque, las cooperativas o bancas éticas, el compartir archivos mediante sistemas peer to peer en internet son muestras de ello. Lo que tratamos de decir es que una exterioridad al sistema capitalista sólo se puede lograr dejando de hacer el capitalismo (Holloway,2002) Y el capitalismo lo hacemos día a día. No se trata de un Frankenstein que se independice de su creador. Sin ir más lejos, ¿cuantos de nosotros/as tenemos el dinero metido en un banco?

¿Podemos no tener una cuenta bancaria? ¿Que ocurre si depositamos nuestro dinero debajo de la almohada? ¿Que costes tiene esa elección? ¿Donde esta la policía de los MMSS?

Hay pues libertad de elección, se nos anuncia. Pero ciertas elecciones suponen demasiado riesgo o demasiados costes. Si no estamos dispuestos a asumir los costes de aquello que elegimos hacer, si no asumimos la vida como un acto de sabotaje como diría S. López petit entonces sucede que todo se queda en una rabieta o en el mejor de los casos un gesto simbólico que puede aumentar la cuota de simpatizantes con la causa que se pretende sostener.

Llegados a este punto, la reflexión que nos gustaría introducir es qué;

"Sólo yendo en el sentido del proceso podemos introducir cambios en el proceso".(Bifo, 2003). Haraway coincide con este planteamiento al enunciar que no se trata de ir contra la ciencia y "lo científico" sino que se trata de: "codificar de nuevo la inteligencia y la comunicación para subvertir el mando y el control"

Otra vez;

"Se trata más bien de intervenir en la producción de sentido desde los territorios de la inmanencia, orientándola, atravesando las olas de símbolos con el virtuosismo de un surfista"(Wu ming, 2003)

También vamos a rescatar a Pierre Lévy al decir que;

"La posición crítica se orienta hacia el pasado. Fabrica una conciencia cada vez más esquizofrénica e infeliz, porque cada uno de nosotros, a su modo, participa activamente en el movimiento que se denuncia.(…)La posición que me esfuerzo por adoptar aborda abiertamente el movimiento real de la evolución en curso y trata de distinguir su sentido más favorable, de modo en que lo haga posible. Sólo insertándonos intelectualmente y afectivamente en la corriente que nos lleva podremos orientarlo, en la

medida de lo posible."

En el caso de una contrageografía de la sociedad del conocimiento pues, se trataría menos de negar y confrontar dicha sociedad y más de pisar el acelerador de forma que el tren descarrile. Y aquí no se esta haciendo ninguna apología de la sociedad del conocimiento. Se trata de entender que la asunción acrítica del discurso "intentar cambiar las cosas desde dentro no resulta útil, porque lo que acaba cambiando es uno mismo" constituye un mito inmovilista que por un lado conduce a la frustración de aquel que cree que la única salida es el polo norte y por lo tanto no intenta nada y aquel que se empeña en darse golpes de cabeza contra la pared para destruir la pared. Cuando esta vez sí, posiblemente lo que ocurra es que la pared le destroce la cabeza. O bien, una vez en la habitación contigua, uno no sepa que hacer.

Líneas de potencia en la cibersociedad

En nuestro caso, nos interesa señalar que:

"la separación entre trabajo e inteligencia, que define al trabajo obrero, no se da ya en el trabajo cognitivo. El trabajo cognitivo es trabajo inteligente en red y produce valor de forma intensiva(…) Es el capital quien establece los criterios según los cuales la inteligencia debe manifestarse, encadenarse y producir. Pero inteligencia y trabajo son una misma cosa, y la inteligencia puede reconocerse y autoorganizarse en el propio ciclo de trabajo" (Bifo,2003)

Entonces, si inteligencia y trabajo están más cerca que nunca, cabe la posibilidad que la cooperación de las singularidades vía la red u otros artefactos subvierta la lógica del capital y redefina los procesos productivos en base a una competición colaborativa y no a una competición lucrativa. Se trata en definitiva de orientar la producción tecnocientífica a las necesidades sociales y no al consumo. O más bien, dirigir el consumo. Qué consumimos y para qué.

Junto a este acercamiento entre inteligencia y trabajo, tenemos que nombrar otro acercamiento entre afectividad y trabajo. Pues el trabajo también requiere cada vez más de nuestra afectividad. De nuestras emociones. En definitiva, cualquier actividad humana es susceptible de generar valor, y como tal, el capital tiende a la integración de la totalidad de las actividades humanas. De forma que cualquier beneficio pueda ser agenciado por este.

Aun así, esta afectividad puesta en relación al trabajo también ahonda en el consumo. En el sentido que el consumo mismo deviene emoción. Deviene pues también una forma de experimentar esa totalización. Ya que

"El consumo se sostiene sobre una capa de emotividad que lo convierte en la experiencia postmoderna más verdadera. El individuo se siente vivo, pleno y feliz en el consumo porque éste es la emoción" (Gil, 1999)

¿ Una inversión del proceso en que las afectividades, la inteligencia y el trabajo dejen de estar dirigidas o subsumidas por el capital es posible / conquistable?

¿O más bien el sentir, pensar, trabajar de otro modo es lo que realmente posibilita el cambio y lo que constituye un verdadero plano de acción inmanente que no requiere de ninguna exterioridad previa?

Son dos preguntas que vuelven a poner el interrogante sobre el cambio desde dentro o desde fuera.

La gente de The Angry Brigade lo comprendió rápidamente. En medio de un pub abarrotado de bebedores de cerveza infatigables y trabajadores grises leyendo su Daily Mirror. Podrían haber lanzado su diatriba contra la sociedad de consumo en un ejercicio de movilización de los placeres y deseos de los allí presentes:

"La vida es tan aburrida que no tenemos otra cosa que hacer que gastar nuestro sueldo en la última falda o camisa. Hermanos y hermanas.

¿Cuales son vuestros deseos reales? ¿Estar sentados en un bar, la mirada distante, aburrido, bebiendo un café? O quizás VOLARLO o PEGARLE FUEGO!!!" (The Angry Brigade)

Dejando al margen las cuestiones moralizantes y nihilistas, aparece la afectividad, la experiencia colectiva y el deseo como unas coordenadas de movilización política en un sólo enunciado. Y como Foucault apunta:

"Describir una formulación en tanto que enunciado no consiste en analizar las relaciones entre el autor y lo que ha dicho (o ha querido decir, o ha dicho sin querer), sino en determinar cuál es la posición que puede y debe ocupar un individuo para ser el sujeto de ella" (Foucault, 1969)

¿Qué posiciones determina el ciberespacio? No podemos volar o incendiar el ciberespacio en un ataque frenético de consumo etílico.

Incluso las redes de otros sistemas complejos como pueden ser la distribución y monitorización del tráfico en las ciudades o los índices bursátiles aparecen como un dispositivo en el que la secuencia de comandos necesaria para accionar las cosas aparece a una distancia cada vez mayor. Ya sea a nivel de los conocimientos técnicos para intervenir o en el hecho de que constituyan procesos irreversibles una vez implantados. Un punto de no retorno. Como en su momento lo fueron las centrales nucleares y como ahora lo es, según Winner, proponer el desmantelamiento de todas las centrales nucleares. No se trata de establecer una concepción anti- o pro- tecnológica. Si no de entender en qué momento se debe / puede intervenir y como se negocia la entrada y la salida de estos procesos.

Todo dispositivo de monitorización establece unas coordenadas para situar, medir las trayectorias de los objetos. De forma que estos dispositivos constituyen a su manera nuevas auditorías. Auditorías [1] que siguiendo a N.Rose aunque con otras palabras, podemos decir que alisan, laminan, aquella multiplicidad de actividades que aprecia como ingobernable. De modo que en todo momento existe un registro, una base de datos para conocer que se esta produciendo en cualquier lugar auditado. Lo interesante pues es ver que los expertos, los científicos en este caso, actúan "transformando a los agentes de bienestar -departamentos de servicios sociales, departamentos de vivienda, autoridades sanitarias-en "compradores" que pueden elegir "comprar" servicios dentro de una gama de opciones disponibles(…) Transformar las actividades(…) en términos de dinero contable da lugar a qué se establezcan nuevas relaciones de poder" (Rose, 1997). No es ya el ideal de la comunidad de consumidores/as las que establecen que quieren y que necesitan. Si no las agencias con capacidad para establecer los criterios en base a los que algo o alguien debe auditarse. Son mapas que habilitan ciertas rutas y dejan inhabitadas otras. De ahí la necesidad de una contrageografía.

De los circuitos integrados a la reintegración de circuitos

Los usos tecnológicos para la circulación y producción del conocimiento permiten la aparición en escena de más productores que pueden llegar de facto a la totalidad de la comunidad conectada en red.

No sólo se trata de concienciar a la gente, de informar o información, sino que falta también producir el cuerpo.

"En esta era de sobrecarga de informaciones, lo importante no es la libertad de ideas, sino la libertad de forma- libertad para modificar y mudar el cuerpo." (Stelarc, 1997)

La creación de máquinas o aparatos sensoriales permite

"amplificar la capacidad humana de oír y ver, instaurando nuevos prismas y perspectivas que, sin los aparatos, el mundo no tendría." (Santaella, 1997) [las traducciones son nuestras]

No se trata sólo de producir y compartir información. Si no también de desintegrar o volver a integrar circuitos. Ya sean corporales o electrónicos. De forma que existan prismas y perspectivas que efectivamente, el mundo no tiene. Y no porque nadie haya teorizado sobre ellos, sino porque nadie ha experimentado con ellos.

Hablamos pues de libertad de forma, si antes toda libertad quedaba reducida a libertad de elección entre productos manufracturados por las grandes corporaciones, ahora existe un "entre", un espacio donde la libertad es mayor. Se abre un espacio global que acelera los procesos relacionales y acerca también los procesos productivos. En tanto que la distribución y la copia de mercancías digitales se acerca asintóticamente al coste zero.

Un espacio restringido a aquellos que puedan conectarse y a aquellos que dispongan del conocimiento necesario para hacerlo pero que afecta globalmente. No sólo se es libre de escoger, sino libre de actuar. O en cualquier caso, más libre que en otros ámbitos.

En una simulación donde lo que importa no es ya hacer vivir o hacer morir sino hacer conexiones.

En el ciberespacio pareciera como si el sujeto social se diluye totalmente en el consumo. Consumo de banda ancha. Consumo de TIC. Aparece la noción de "disapearing body". El cuerpo que desaparece, el ansia por dejar la carcasa de carne que actúa como un lastre ante la avalancha de gigabits que nos inunda por la pantalla. Quisiéramos ser totalmente binarios para poder movernos con más libertad. No depender de las necesidades más carnales como comer / dormir. Pero nos encontramos con un cuerpo siempre puesto en escena. Aunque sea por el simple a/s (age / sex) con el que los internautas se interpelan en los chats.

Los deseos pues, como el del disappearing body, no son instintos o pulsiones,

"el deseo solamente puede surgir de lo social, uno desea helados de limón o chocolate, no desea comer, desea que le hagan una felación o un cunilingus, no desea copular."(Gil, 1999)

Y volviendo a las máquinas sensoriales;

Que deseamos ahora que empezamos a mirar por el prisma del cibersepacio?

"¿Por qué deberían nuestros cuerpos terminar en la piel o incluir, en el mejor de los casos, otros seres encapsulados por la piel?" (Haraway, 1981)

Es decir, que corporeidad podemos producir.

Parece pues, que este "entre" es el único lugar donde nos es permitido "actuar", devenir actores de nuestros proyectos y nuestras fantasías. Construimos pues nuestro "lugar" que es un "no lugar". Es una ilusión de exterioridad al sistema creada por el propio sistema. Así, sucede que en un juego de hologramas, aparece como exterioridad aquello que en realidad se sitúa en el centro mismo del sistema, de la new economy y del carnaval ostentoso de la sociedad del consumo. Y precisamente por ello es un espacio donde la potencia anda a sus anchas.

Se inscribe una dependencia cada vez mayor de sistemas complejos y esta dependencia hace que la red pueda ser vulnerada desde cualquier punto. La capacidad de conectar cosas sumamente dispares entre sí y la posibilidad de cooperar y hacer circular libremente la información contrasta con los deseos de capturar, monopolizar y explotar esa información. Pero la brecha es ya demasiado grande como para intentar cerrarla.

Aún así, no se trata sólo de configurar /personalizar "nuestro" internet. Sino de volver a construir una materialidad compartida por todxs. Este "entre", aún siendo el objeto de la new economy, se escapa en una huida hacia adelante a ella.

Reconfigurando el mapa de la producción de conocimiento mediante la crítica a los sistemas de explotación de la propiedad intelectual. Licencias como el Copyleft son ampliamente significativas. Constituyen un caso en el que la transformación surge dentro del proceso. (Aprovecha el marco legal de la OMPI) para dirigir el proceso.

Digamos que es un proyectil que cada vez ahonda más en la porosidad del tejido social. Define una línea de potencia a través del consumo de programas informáticos libres (que no gratuitos) redefiniendo otra forma de consumir, otro diseño de mercado entendido como lugar de intercambio. No como lugar de especulación y explotación. Este trabajar en red, esta forma de acceso al conocimiento vuelve a manifestar que: "Cerebros son medios de lo que otros cerebros hacen y han hecho." (Sloterdijk, 2002) Y por ello no tiene sentido, más que desde el prisma del capital, pensar en una propiedad intelectual.

La introducción de nuevas tecnologías para la elaboración, circulación y gestión del conocimiento produce nuevas subjetividades y establece nuevas relaciones de poder. Como ya sucedió con la escritura.

O más bien, el uso de esas técnicas es capaz de desprogramar cuerpos. De romper los hábitos adquiridos en las deambulaciones de nuestros cuerpos por las instituciones disciplinarias.

Aún así, este ciberespacio permite determinadas relaciones en la red donde las personas aparecen como iconos, como un mote, unos dígitos; Marta27, BigKing18, sweet69, ETC.

O también con otro nombre y apellidos, miguel.ruiz[arroba]campus.uab.es se define como un estudiante de la UAB, lo que suele ser diferente de miguel.ruiz[arroba]uab.es ya que entonces se trata de un profesor de la UAB.

Son en definitiva sujetos que son concebidos como objetos. Objetos de consumo. Las personas como objetos. Actuamos así con ellas. Esperamos que siempre estén disponibles, sustituibles y si se rompen, compramos otra. Y otra transformación, los objetos como sujetos.

Dialogamos con nuestro ordenador, compartimos emociones, nos cabreamos cuando no funciona, juntos hacemos emerger una relación hombre-máquina que ni es sólo hombre ni sólo máquina.

Ya hemos visto que este "entre" abre un nuevo espacio para la lucha política des de dentro de los procesos en curso. Lo verdaderamente interesante es cuando este "entre" no reproduce las formas ya existentes de hacer política o de pensar los espacios. Si no que experimenta otras formas de realidad que ahora son posibles.

Es decir, "Virtual technologies supplement rather than substitute for real activities" así que

"We thus observe the emergence of (discussions about) 'electronic shopping', 'information society', 'e-government', 'remote learning', 'global governance'(…)While it is often unclear from these labels exactly how the aplication of the epithet actually modifies the activity / institution in question(…) (Woolgar, 2002)

Esto es especialmente importante porque sucede que muchos portales en internet reproducen una y otra vez las formas ya existentes de organización social cuando el medio en el que actúan permite muchas más transformaciones que las existentes.

Así, una revista virtual se organiza poniendo en archivos PDF sus artículos. De modo que lo único que hace consiste en substituir la revista en papel por una revista digitalizada. Cierto es que puede llegar a más gente y a más distancia y a menos coste. Pero también es cierto que no logra aprovechar la posibilidad de experimentar otra forma de hacer revistas. Por ejemplo una revista en que el contenido no estuviera fijo o estático y los lectores pudieran continuar el artículo, o bien enlazar los artículos con sonido e imagen o bien plantear otra forma de lectura que no sea la del texto escrito. Bruno Latour ha entendido bien este nuevo hacer y realmente cuando denomina a sus libros libros virtuales, la etiqueta virtual no resulta gratuita. (ver )

Parece ser que quienes mejor han entendido esto son los artistas. Así que quizás no seria una mala idea ver al arte como un heurístico para las CCSS en determinados momentos.

Algunos MMSS también estructuran su actividad en el ciberespacio reproduciendo las mismas nociones de lo que es la política en la calle. Dejando a un lado la posibilidad que la política pueda también dejar de estar vinculada a su acción física. Se utiliza la red como medio de comunicación para reunir a gente físicamente. Sólo entonces se hace política. En la calle, en colectivo. Pero otras formas, al margen de los Hackers, de hacer política en la red también son posibles.

De hecho, esta obstinación por reproducir lo que ya existe en entornos virtuales resulta paralizante.

Vamos a substituir la comunicación cara-a-cara, vamos a hacer una universidad virtual, vamos a hacer un videojuego tan preciso que va a parecer real. Bueno pues, ¿dónde esta la gracia? Si lo real ya lo tenemos funcionando hace tiempo.

Podemos hacer un paralelismo con los hombre y mujeres discapacitados/as. Tal como establece Helena Torres, la obstinación en la construcción de prótesis mamarias, de piernas, de brazos, etc. No dejan de ser unos artefactos que quieren hacer parecer como normales a personas que no lo son. En este caso se trata de no aceptar la diferencia que supone ser discapacitado. Relegando a las personas discapacitadas en un margen. Si quieres disfrutar del centro, tienes que pasar por colocarte tus prótesis. Aun que para ello necesites perder 2h cada mañana.

No se contempla la posibilidad de llevar esa lucha desde los margenes al centro para que no sea necesario el parecer normal para disfrutar de las ventajas de la normalidad.

En el caso del ciberespacio, esta obstinación por substituir lo que ya existe, por digitalizar lo ya existente, no conduce nada más que a un juego donde siempre gana la misma: La repetición. Sí, con nuevas propiedades, pero repetición. Así, el consumo tiene que lograr salir de esa repetición pero sin estar acompañado de la mano del re-encantamiento de unos pocos.

OGM, consumo e Hibridaciones

La división entre estructura y agencia, entre productor y consumidor en cambio, si parecen abandonar sus condiciones de posibilidad en el cibersepacio. Así, la red sería una estructura en proceso de estructuración. De modo que tod[arroba]s somos agentes y a la vez damos forma a la red. Y en el caso de la división entre productores y consumidores que en cierta medida daba luz a la sociedad de consumo ahora empieza a oscurecerse ya que las fronteras entre unos y otros (para ciertos procesos) empieza a estar menos clara. Apareciendo términos híbridos como el Prosumidor.

Estos procesos son especialmente importantes puesto que permiten ver lo que quizás hasta ahora sólo se venia anunciando de forma teórica.

La cooperación de las singularidades en base a objetivos comunes que Negri y Guattari promovían en las verdades nómadas y más tarde el concepto de multitud por parte de Negri pueden darse fácilmente en estos entornos digitales. Incluso la noción de cyborg de Donna Haraway entendida como una metáfora o como posición política permite aglutinar lo distinto sin que para ello, esa distinción paralice el logro de una acción política conjunta.

En el caso del consumidor y el productor, existe la idea que la demanda genera la oferta. De modo que en una suerte de dialogo el productor investigaría que es lo que necesita o requiere el consumidor de forma que este último vería sus demandas satisfechas. Esta idea de dialogo entre consumidores y productores aparece mutilada en numerosos casos donde la oferta no sólo genera la demanda sino que busca aniquilar la competencia y forzar al consumidor a consumir lo que ella establezca. Un ejemplo concreto de este proceso lo podemos observar en las corporaciones norteamericanas productoras de semillas transgénicas que pretenden controlar la producción agrícola a nivel mundial.

Así, cuando nos posicionamos como consumidores, como gente qué necesita comer, nos preguntamos qué capacidad de decisión tenemos frente a aquellos qué nos dicen y dan lo qué debemos comer. Nadie cuestiona al tomate que compra en el supermercado. Lo compra y lo come. Difícilmente va a poder reconfigurar su habitáculo postmoderno de la metrópolis para cultivar un huerto. Pero si el tomate sale defectuoso ¿a quien reclama?

¿A qué distancia esta el productor? Como hacerle llegar nuestra rabia, nuestra indignación. Pero a la vez nuestra ilusión por algo nuevo.

Si salimos de la perversión de este ejemplo individualizante y pensamos en qué distancia hay entre los qué pueden verse afectados por las consecuencias negativas de los OGM y aquellos qué se encargan de su implantación y promoción vemos qué el abismo produce vértigo. Y lejos de ser una anécdota constituye, esta distancia, una característica esencial de nuestro tiempo.

"lo característico de este momento es el fin de la era del compromiso mutuo"

"la principal técnica del poder es la huida, el escurrimiento, la elisión, la capacidad de evitar, el rechazo concreto de cualquier confinamiento territorial y de sus engorrosos corolarios de construcción y mantenimiento del orden, de las responsabilidad por sus consecuencias y de la necesidad de afrontar los costos" (Bauman,2002)

La verdad es qué tal y como redactamos este texto parecería como si ya estuviera todo dispuesto y a nosotros/as sólo nos tocara mirar. Para entrar en el proceso y dirigirlo tendríamos que entrar en el laboratorio. Pues sólo allí es donde se puede realizar la modificación genética que permite etiquetar a la soja o al maíz como transgénicos.

El ciberespacio permite pensar y articular formas de colaboración entre productores y consumidores que reduzcan esa distancia. Aun que no es menos cierto que también permite aumentar la distancia. Ya que el otro, simplemente si se desconecta, no esta.

Pero lo importante, el factor diferencial, es que permite la multiplicación de productores de contenidos diversos.

En una entrevista a uno de los padres del movimineto Telestreet en Italia (las telestreets son cadenas de televisión que emiten en un barrio o sólo en un inmueble o calle y por tanto tienen muy poca audiencia. Para más información ver: #) a la pregunta de si no les preocupaba el hecho de que hubiera tan poca audiencia, la respuesta fue precisamente esa: – lo que importa, es que haya productores.

Cristaliza así el deseo de miles de personas que de consumidores pasan a productores. Pero no dejan de ser ni lo uno ni lo otro.

"Un modelo de causalidad en el que los medios técnicos están separados de los motivos no implica que no estén relacionados. Al contrario, la aparición de una nueva tecnología puede desencadenar o reforzar un motivo al hacer posible o inesperadamente barato el fin perseguido" (Headrick, 1989)

Lo interesante es pues, la aparición de un nuevo actor, el ciberespacio que como ya hemos visto crea su propias máquinas sensoriales.

La condición ontológica de este nuevo actor se cruza entre el capitalismo y las posibilidades que abren las nuevas tecnologías. Desplegando un tercer vector que confluye de los dos anteriores pero que se rige por si mismo.

Guattari, recogiendo a media voz lo que se venia diciendo acerca del desmantelamiento del estado del bienestar, decía que

"Si el capitalismo tuviera una política consecuente, yo aplaudiría este sistema. Esto ha sucedido históricamente en contadas ocasiones. Conocimos el New Deal, el Plan Marshall, la política de Kennedy, que tal vez no dio buenos resultados, pero al menos era una política. La política actual del capitalismo mundial, en cambio, es nula." (Guattari, 1991)

Sizek nos habla de repolitizar la economía. Y en este caso, politizar el ciberespacio puede imprimir una dirección y una velocidad en la que el hombre no aparezca como un cuerpo obsoleto. Repolitizar el consumo de las nuevas tecnologías. Así, la mano invisible de A.Smith quizás se reconvierta en una mano accionada vía las ordenes de miles de internautas.

Notas

[1] para ver más extensamente el caso de las auditorías y su cofuncionamiento con redes digitales complejas, podéis acceder a otra comunicación en este "II congreso online para el observatorio de la cibersocidad." [prpogramas de vida y programas de silicio] en el GT-51.

Referencias

  • Angry Brigade, The (19??) Citado en; La revolución del deseo.
  • Bauman, Z (2002) Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica: Buenos Aires.
  • Berardi, F (2003) La fábrica de la infelicidad: Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Traficantes de sueños: Madrid.
  • Blondeau O, Whiteford N.D, Vercellone C,Kyrou. A, Corsani. A,Rullani. E, Moulier
  • Boutang. Y y Lazzarato. M.(2004) Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Traficantes de Sueños: Madrid
  • Foucault (1969) citado en Agamben, G (1999) "Lo que queda de Auschwitz: El archivo y el testigo".Pre-textos:València p147.
  • Guattari, F (1991) El devenir de la subjetividad: Conferencias, Entrevistas, Diálogos (chile, 1991). Dolmen Ediciones: Santiago de Chile.
  • Gil, A (1999). Aproximación a una teoría de la afectividad. Tesis Doctoral. UAB :Barcelona.
  • Haraway, D (1991) Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza. Ediciones Cátedra. Universidad de Valencia. Instituto de la Mujer: Madrid
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  • Headrick, R. D (1989) Los instrumentos del Imperio: Tecnología e imperialismo europeo en el siglo XIX. Alianza Ed:Madrid.
  • Holloway, J (2002) cambiar el mundo sin tomar el poder: el significado de la revolución hoy. Buenos Aires: Revista Herramienta.
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  • Lévy Pierre citado en Berardi, F (2003) La fábrica de la infelicidad: Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Traficantes de sueños: Madrid. p.88.
  • Lodziak, C (2002). The myth of consumerism. London: Pluto Press.
  • López-petit, S (2002) La vida como acto de sabotaje. Archipiélago, num. 53. Ed.Archipiélago:Madrid.
  • Lyotard, J.F (1984) la condición postmoderna. Ed. Catedra: Madrid.
  • Negri, T & Guattari, F (1989) Las verdades nómadas. Iralka : Irun. 1996.
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  • Wu Ming (2002) Esta revolución no tiene rostro. Ed. Acuarela: Madrid.

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Yann Bona Beauvois

"Este artículo es obra original de Yann Bona Beauvois y su publicación inicial procede del II Congreso Online del Observatorio para la CiberSociedad: http://www.cibersociedad.net/congres2004/index_es.html"

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