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La silla: ese objeto de culto y otros muebles del habitar doméstico (Parte II) (página 2)


Partes: 1, 2

• La DAR -Dining Armchair Rod- (1948), de la serie Plastic Shell Group, diseñada por Charles Eames (1907-1978) & Ray Eames (1912-1988). Cuyo asiento-respaldo de resina poliéster moldeada reforzada con fibra de vidrio tiene la forma de "concha" (soportada por una base estilo "torre Eiffel") y sentó antecedentes en el uso del asiento con forma de "concha" que el sillón Tulip N° 150 (1955) volvió a usar.

• La Tulip N° 150 (1955) de Eero Saarinen (1910-1961) despegó a los interiores domésticos de "aglomeraciones de patas". La base es de aluminio fundido y revestido de plástico. Con un asiento en forma de "concha" de fibra de vidrio moldeado y almohadón independiente de espuma de látex.

• La N° 7 (1955) de Arne Jacobsen (1902-1971). La solución que aporta Jacobsen de continuidad entre el respaldo y el asiento y la complejidad del moldeado continuo entre asiento y respaldo está influida por los anteriores modelos de contrachapado de Charles & Ray Eames; es de madera curvada contrachapada de teca más tubo de acero doblado.

• La Egg. Model N° 3316 o la Swan Model N° 3320 (1957), igualmente de Arne Jacobsen. Retoma el concepto de "concha" de fibra de vidrio moldeada en resina poliéster, acolchada con espuma revestida de tela, base giratoria de aluminio fundido y almohadón independiente.

• La Cone (1958) de Verner Panton (1926-1998), inspirado en un cono; la chapa metálica está acolchada con espuma revestida de tela.

• La apilable Panton (1959) de Verner Panton. Fue la 1° silla moldeada por inyección a partir de un solo material y una sola pieza. Primero fue de "Baydur" moldeado (espuma sólida), luego de "Luran S" inyectado (termoplástico).

• La comúnmente conocida silla apilable Hille (1963) de Robin y Lucienne Day (1917-2010). Inspirada por las sillas de "concha" de plástico de Charles & Ray Eames. Enfocado en el mercado masivo, los nuevos materiales y formas de producción; realizada en inyección de polipropileno (donde una sola máquina de moldeado por inyección puede fabricar 4000 monocascos de polipropileno a la semana) y patas de tubos de acero. Desde 1963 hasta la actualidad se han vendido más de 14 millones de ejemplares (sin contar las copias ilegales).

• La Ball (1963) de Eero Aarnio (1932-), inspirada en una pelota, con armazón de poliéster moldeado reforzado con fibra de vidrio, base de aluminio pintado, acolchado interior de espuma revestida de tela. Significó del algún modo la evolución de la Tulip N° 150 (1955) de Eero Saarinen. Más radical que la Ball fue la Globe (1963) del mismo autor, colgada del techo con una cadena. La sigue la Pastille o Gyro (1967/68) un modelo orgánico materializado en poliéster moldeado con fibra de vidrio.

• La evolución del sillón apilable de jardín posee varios antecedentes, la: Universale Model N° 4860 (1965) de Joe Colombo (1930-1971), la Modelo N° BA 1171 (1966) de Helmut Bätzner (1928-2010) y la Gaudí (1970) de Vico Magistretti (1920-2006). Inspirado por las sillas apilables de material ABS de Joe Colombo o en las de resina poliéster reforzadas con fibra de vidrio de Vico Magistretti; el monocasco es de polipropileno moldeado por inyección.

• La Ribbon, Model N° 582 (1965) de Pierre Paulin (1927-2009), con concepto de lámina doblada continua es quizás una de las sillas mas confortables jamás diseñadas; es de lámina de caucho extendido sobre una estructura de tubo metálico curvado, espuma de látex revestida de tela, base de madera lacada.

• La Djinn series (1965) de Oliver Mourgue (1939-), usada en la Película "2001: Odisea del espacio" de Stanley Kubrik. La escasa estatura de esta silla refleja el estilo de vida informal de la época; fue realizada en tubo de acero curvado y acolchado con espuma de poliuretano revestido en tela.

• La Pantower (1968/69) de Verner Panton (1926-1998), refleja el interés de la época por los microambientes; donde la silla no era considerada un mueble de uso doméstico, sino un instrumento para relaciones interactivas. Realizada en espuma de poliuretano revestida de tela.

A pesar de que existen infinidad de soluciones a un problema determinado, algunas sillas han ejercido una gran influencia en la historia del diseño de muebles, como por ejemplo la B3 Club Wassily (1925) de Marcel Breuer; la N° 41 Paimio (1931/32) de Alvar Aalto (1898-1976); las sillas de contrachapado moldeado de Charles & Ray Eames (1945-1946); y la 4860 (1965) de Joe Colombo (1930-1971). Se trata de diseños extremadamente innovadores que surgieron de la búsqueda de conexiones más logradas y efectivas: una búsqueda que, más que en cualquier otro caso, ha hecho evolucionar la teoría del diseño y ha implicado una sucesión de importantes avances en los procesos técnicos y las aplicaciones de materiales, desde el tubo de acero hasta el contrachapado moldeado o los materiales termoplásticos de inyección.

Entre otros materiales aplicados al diseño de sillas, entre 1960 y 1970, se inicia una fase caracterizada por usar y tirar, la satisfacción de las necesidades a corto plazo y del placer hedonista. Se comenzó a gestar a partir de 1950 aproximadamente, paralelamente al desarrollo de los materiales transformables como el poliuretano y sus distintas densidades. Por ejemplo, la poltrona hinchable: Blow (1967). El sillón amorfo: Saco (1968). Y la silla antropomórfica que nacía al abrirse el pack llamada: Up (1969).

La silla Blow (1967) de Gionatan De Pas (1932-1992), D´Urbino (s/f), Paolo Lomazzi (1936-) & Carla Scolari (s/f); es un sillón inflable (icono del Pop) materializado en PVC (policloruro de vinilo) soldado por radiofrecuencia.

La silla Sacco (1968) de Piero Gatti (1940-), Cesare Paolini (1937-1983) & Franco Teodoro (s/f); se adapta a todas las posiciones del usuario. Fue realizada en un saco o bolsa de vinilo relleno de bolitas de poliestireno (telgopor).

La Donna, modelo N° 5 (1969) de la Up Series de Gaetano Pesce, fue inspirada en un cuerpo femenino (se observan los senos mamarios de una mujer en el respaldo). Hecha de espuma de poliuretano moldeado, revestido en tela elástica. Comprimidas y empaquetadas al vacio en PVC, las sillas UP Series cobraban vida al desenvolver el paquete.

En los "50, el Pop, en EE.UU. y Gran Bretaña, desafiará el canon intelectual de vanguardia y cobraría importancia las bajas restricciones teóricas y formales. El funcionalismo no tenía nada que decir en la cultura Pop de masas.

La silla Spotty (1963) de Peter Murdoch fue un icono de la cultura pop. Su bajo costo de producción y su inherente carácter desechable respondían de forma ideal a las demandas de un mercado de consumo masivo; realizada en cartón laminado revestido de polietileno.

Hasta que en 1965, el show ecléctico de materiales, formas y colores como fuente de placer estético llamado Movimiento Posmoderno en el diseño de sillas, marco la diferencia con el Movimiento Moderno.

En Arquitectura Robert Venturi (1925-), escribía en 1966 su famoso libro Complejidad y contradicción en la arquitectura (1966) y a principios de los "70 declararía su famoso lema: "menos es aburrimiento", cambiando la frase "menos es más" de Mies Van Der Rohe, que había caracterizado al Movimiento Moderno en el diseño de muebles e imponiendo nuevas reglas.

Bien podríamos definir a la Posmodernidad con sus nuevas reglas en el diseño de muebles y sillas, como fragmentada (no en el sentido de la cultura, sino formalmente), donde cada parte recibe un tratamiento distinto, no uniforme (por ejemplo respaldo y asiento); con argumentos ligh, high-tech, folck, dark, minimalista, etc. Rompiendo con todas las reglas (es deconstructivista), también rompe con la geometría, con las reglas productivas, generando piezas únicas (contra los principios de la producción en masa), incluso puede combinar lo artesanal con lo industrial. Es ornamental, historicista, revivalista, humorístico, absurdo, lúdico (puede jugar con el racionalismo, ironizándolo), metafórico, alegórico, expresivo, emotivo, evocativo (del pasado o historicista), simbólico, enigmático, intuitivo, onírico, imaginativo, psicológico, metafórico, ecológico; una mezcla de romanticismo y racionalismo (a veces ni sabe lo que es, simplemente desconcertante).

Un diseño que sorprende, antes de los postulado de Venturi, por evocar el arte (ornamental) de los indios nativos americanos es la: Chairs for the Donald Lovness House (1956) de Frank Lloyd Wright. Donde el respaldo con borlas (imitando el trenzado del cabello de los indios) posee una fuerte carga simbólica.

El sofá: safari (1968) del Grupo Archizoom, con almohadones tapizados en tela imitación piel de guepardo, quiebra la historia del Diseño Moderno (no decorado); pues, no solo la morfología del sofá, sino el pelaje de la piel del guepardo es una búsqueda por lo biológico y orgánico.

Otra búsqueda zoomorfa, como los muebles de ciertas culturas primitivas, fue la silla: Ponies (1970) de Eero Aarnio (1932-). Hecha de espuma de poliuretano revestida de terciopelo.

Otro sofá, como el: molar (1969) de Wendell Castle (1932-), inspirado literalmente en una muela, parecía muy apropiado para la sala de espera de un consultorio odontológico. Estaba hecho de resina poliéster reforzada con fibra de vidrio.

En esta locura de imitar cosas –realizadas con poliéster moldeado, reforzado con fibra de vidrio- está el sofá: Tomato (1971) de Eero Aarnio. Inspirado en un tomate (para uso exterior).

Con clara alusión al béisbol, el sofá: Joe (1970) de Gionatan De Pas (1932-1992), D´Urbino (s/f) & Paolo Lomazzi (1936-). Se llamada "Joe" por el legendario jugador de béisbol Joe Maggio es un guante gigantesco inspirado en las esculturas sobredimensionadas. Realizado en espuma de poliuretano moldeado revestida de cuero o tela elástica.

La silla: libro (1970) del Grupo DAM (Designers Associati Milan). Como su nombre lo indica, la forma del modelo de silla libro se inspira en un libro abierto. Sus diez (10) secciones página-almohadón pivotan alrededor de un eje central y se les puede dar la vuelta para que adopten diferente alturas. La estructura es de aluminio y lona, elementos móviles de espuma de poliuretano revestida de vinilo.

La silla: Capitello (1971) de Studio 65; imitando un capitel de orden jónico, aunque de un aspecto muy duro, este concepto de espuma de poliuretano resultó ser muy blando.

El sillón-reposera: Wink (1976) de Toshiyuki Kita (1942-), fue inspirado en las orejas del ratón Mickey y es una verdadera metáfora del comic de Hollywood. Hecho en acero recubierto con espuma de poliuretano revestido de tela.

La chaise-longue: Unichair (1993) de Hironen (s/f), es un sillón-reposera inspirado en la ciencia ficción y en la cultura popular (que con su lógica oriental nos recuerda al comic de Dragon Ball Z) del Japón contemporáneo. Fabricado en espuma de poliuretano revestida de tela.

El sillón: First (1983) de Michele De Lucchi (1951-), simboliza la era electrónica, el átomo y los electrones. Fabricado en acero doblado, asiento y respaldo y brazos de madera pintada.

El sillón: Rosa (1990) de Umeda (s/f), se inspira claramente en una rosa, propone el retorno a la belleza natural. La estructura es de acero y esta acolchada con espuma de poliuretano y dacrón revestidos de tela, patas de aluminio fundido y cromado.

La asilla: RCP2 (1992) de Jane Atfield (s/f), es un modelo ecológico de estructura tradicional (asiento / respaldo / patas); fabricado a partir de una lámina de termoplástico reciclado.

La silla: Original (1993) de Rolf Sachs (1955-), utiliza el concepto del minimalismo en que las formas geométricas elementales abandonan su alineamiento tradicional, resituándose poéticamente en el espacio. Manufacturado en tablas de MDF (aglomerado de fibras de madera de densidad media).

Dentro de esta nueva lógica, Philippe Starck (1949-), realizó proyectos donde combina materiales con un tratamiento diferente, por ejemplo la silla: Lola Mundo (1986). Donde se observa la pata cabriolé (con forma de "S") en aluminio fundido, un neoLuis XIV, obvio retorno simbólico al pasado artesanal de la mejor ebanistería de Charles Le Brun (1619-1690) y la Manufactura de los Gobelinos, para el reinado de Luis XIV (1638-1715) en Francia. Otros proyectistas como Venturi, también efectuaron buenos ejercicios de diseño arquitectónico en las sillas (síntesis de sus ideas).

La silla: Eros (2005) de Philippe Starck, inspirada en el Dios griego del amor, como si fuera parte de la pintura "Eros y Psique" de 1797, pintado por François Gérard (1770-1837); nos recuerda a la silla Tulip N° 150 (1955) de Eero Saarinen (1910-1961).

Venturi diseñó una línea de sillas de madera curvada contrachapada, aludiendo a Alvar Aalto, en el tratamiento del contrachapado; con serigrafía aplicada -típico de los colores de Memphis y las serigrafías de Andy Warhol (1928-1987)- y que se acercaba a los diseños del siglo XVIII de Thomas Chippendale (1718-1779). Venturi también re-diseño el estilo Sheraton efectuando alteraciones al lenguaje propias del Movimiento Posmoderno. Las sillas de Venturi son de contrachapado moldeado y serigrafiado que simula el volumen (cuando en realidad el volumen del decorado aplicado al respaldo es gráfico, en 2 dimensiones o plano, y no en 3 dimensiones; por lo cual es un simulacro de volumen). Clara expresión del simulacro posmoderno de Jean Baudrillard (1929-2007) en su obra La guerra del Golfo no ha tenido lugar (1991).

La silla: RCP2 (1982) de Robert Venturi (1925-), retoma el lenguaje premoderno de decoración en el respaldo -imitando las celosías caladas del estilo Sheraton del siglo XVIII. Fabricado en una lámina de termoplástico inyectado, con serigrafía aplicada.

Del mismo modo que las sillas de Venturi, Piero Fornasetti (1913-1988) diseñó la: Corinthian Capitello (1955), con la decoración gráfica aplicada –serigrafiado (en dos dimensiones)- imitando el volumen del capitel (en tres dimensiones); rechazando en 1955 los principio fundamentales del Movimiento Moderno. El asiento de contrachapado moldeado, poseía en el respaldo el serigrafiado y patas ahusadas de tubo metálico pintado.

Diseñadores como Ettore Sottsass (1917-2007), se suman a Robert Venturi y Philippe Starck. Algunos ejemplos de diseño de sillas bajo la influencia del Movimiento Posmoderno son: la de plástico de Joe Colombo, tapizada con dibujos de mármol, la silla Hill House de Charles Rennie Mackintosh (1868-1928) llena de banderines, entre otros diseños exóticos.

La silla-mecedora: Easy Edges rocking chair (1972) de Frank O. Gehry (1929-), es un mobiliario de bajo costo hecho en cartón laminado. El sillón-reposera: Litle Beaver (1980) del mismo autor, fue un diseño experimental (edición limitada) ideado como un producto de bajo costo adaptado a la fabricación en serie hecho en cartón corrugado

Asimismo en la Argentina Ricardo Blanco (1940-) en su libro Sillopatía (2003), intenta demostrar su sentimiento por las sillas y su gran pasión al diseñar este tipo de muebles mas allá de los postulados del Movimiento Moderno (que como arquitecto, los conoce bien).

En muchas ocasiones los arquitectos y diseñadores locales pueden sentirse tentados de imitar (no vamos a decir copiar, sino que lo llamaremos inspiración) modelos internacionalmente famosos (que han hecho historia o han marcado una tendencia). Ejemplo de esto lo encontramos en el diseñador local de Argentina, el arquitecto Ricardo Blanco (68) -el más famoso proyectista nacional de sillas- quien publicó el libro Sillas Argentinas (2006) y encontró clara inspiración en los modelos consagrados de la historia mundial. Lo cual queda ejemplificado del siguiente modo: el sillón Basilio SE 110 (1975) de Ricardo Blanco está inspirado en la silla Wassily Modelo N° B3 (1925/27) de Marcel Breuer.

Otro ejemplo de diseño posmoderno argentino de Ricardo Blanco es la silla: Nínive (1984). Por otro lado, la silla: tipográfica (1991) de Ricardo Blanco, inspirado en la letra "T" (nunca se construyó), pensada en una estructura de madera tapizada. Es como si este gran proyectista (Maestro) pretendiera unificar no solo la Arquitectura con el Diseño Industrial, sino con el Diseño en Comunicación Visual (o Diseño Gráfico).

De hecho no se puede comprender el diseño posmoderno de Ricardo Blanco, basado en un lenguaje premoderno, como lo es la silla-banqueta: Kafka (1992), donde retoma el lenguaje de la "pata cabriolé" típica del Luis XV y XVI y la adapta del fascitol de doce (12) patas del Siglo XVII a un mueble del Siglo XX de diez (10) patas. Con un tratamiento análogo al trabajo de estilización de la "pata cabriolé" que realizó Philippe Starck (1949-) en su silla: Lola Mundo (1986).

Pero si rastreamos el simbolismo en el diseño de sillas, quizás la denominada: Cobra (1902) de Carlo Bugatti, que se presentó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de Turín de 1902, haya sido una de las primeras en introducir el simbolismo a inicios del siglo XX.

Efectivamente, desde el punto de vista semántico la silla tiene una serie de significados muy fuertes: es el trono (o el símbolo de poder), el banquillo de los acusados, el lugar de trabajo, el sitio para el relax y otros mensajes (más allá de la simple «función» de sentarse que impuso el Movimiento Moderno). Dada la importancia que tiene el «mensaje» del diseño, más allá de los fines meramente funcionales; este fue un tema muy tratado por el Movimiento Posmoderno.

En efecto, recuperar el «mensaje» que comunica una silla ha sido el objetivo del Movimiento Posmoderno (como lo era en el diseño premoderno de las sillas de ebanistería para los reyes de Europa). Pues los diseños no sólo están vinculados a lo funcional, a los nuevos materiales y tecnologías o a la variable económica (venta masiva) producto del capitalismo industrial de la revolución Industrial inglesa; sino también al imaginario del diseñador, a las variables estéticas y culturales (que son portadoras de ideas y formas); de ahí la pluralidad actual en el diseño de sillas que se caracteriza por el cruce de retóricas.

Haciendo un repaso histórico desde el diseño premoderno (artesanal), pasando por el diseño moderno (industrial) hasta terminar en el diseño posmoderno (híbrido: artesanal e industrial).

Conclusiones

La teoría de la arquitectura moderna y de la disciplina académica del Diseño Industrial –igualmente moderno- exigieron nuevo patrones estéticos ligados a lo nuevos patrones técnicos (materiales y tecnologías) acordes a lo nuevos tiempos modernos en que se vivían a partir de la Revolución Industrial de Inglaterra; por lo cual los nuevos proyectos de diseño ambiental y de muebles para dichos espacios debían dar cuenta de ello. Pues, el hombre moderno (democrático y capitalista) –influenciado por el «Orden Social Liberal»- necesitaba para su arquitectura moderna, igualmente muebles modernos. Razón por la cual lo artesanal y los aspectos estético-simbólicos (decorativos) se debieron abandonar por los nuevos estilos de vida que impusieron las Revoluciones Burguesas (francesa e inglesa).

Como es bien conocido, la Revolución Francesa puso un fin en la vieja historia (monarquías absolutistas, reyes, palacios y sus muebles) y nace una nueva historia acompañada por la Revolución Industrial y la incipiente burguesía.

En especial la Revolución Industrial de Inglaterra de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX vino a redefinir al status quo mundial y con ello la urbanización, la arquitectura, los ambientes y los muebles (desde lo más general a lo más particular).

Son bien claras las relaciones entre la historia de la arquitectura (ligada a la mas amplia historia mundial entendida en términos políticos y económicos) y la historia del mueble. Como lo explica Luis Feduchi al definir, desde su punto de vista, a la historia del mueble como un arte menor dependiente de la arquitectura y del ambiente social.

Y en esta relación entre Arquitectura (Arte Mayor) y diseño de muebles (arte menor), los arquitectos seleccionaron a las sillas (muebles de culto) para materializar en tres dimensiones (y de un modo más pequeño) sus teorías arquitectónicas. Así lo explicaron Charlotte & Peter Fiell cuando dijeron que el diseño de sillas ha ejercido una atracción especial entre los arquitectos, ya que les ha permitido comunicar su filosofía en tres dimensiones con mayor facilidad que con la arquitectura. Más allá de cuestiones como la función y la estructura, el valor fundamental de estas sillas, presentes o pasadas, reside en el hecho de que comunican ideas, valores y actitudes.

Por otro lado, queda claro que el Arte no ha desaparecido en la contemporaneidad, como se suponía a partir del Movimiento Moderno en el diseño de muebles, dado que el Movimiento Posmoderno lo ha reflotado en todo su esplendor simbólico. Por lo cual si el Movimiento Moderno era anti-histórico (negador del pasado), a partir del Movimiento Posmoderno la historia (con anterioridad a la Revolución Industrial de Inglaterra) va a comenzar a tener valor; lo cual –paradójicamente y por contradictorio que parezca- nos legitima a incorporar ahora a "toda" la historia del diseño del mueble como un factor central de aprendizaje para el Diseño Industrial del mueble.

Por otro lado, es tan interesante este tema del diseño de sillas que se puede decir que la historia de una silla –de algún modo- resumen la historia de la arquitectura, aunque no en el sentido total de la historia de la arquitectura; pero son sobradas las relaciones entre la arquitectura y el diseño de sillas, con variados y múltiples ejemplos.

Por lo que el Movimiento Posmoderno, último bastión del diseño basado en el «Orden Social Liberal» [democrático] terminó siendo mucho más democrático que el Movimiento Moderno –igualmente basado en el «Orden social Liberal»- (Grupo 4B) por su multiplicidad de lenguajes «estéticos» más allá de la «función» propiamente dicha.

Pues, entre los requerimientos que la producción industrial habrá tenido, en sus inicios, esta la necesidad de la simplificación de la línea curva y su complejidad -propia del diseño de muebles de ebanistería rococó francés o Luis XV (1723-1774)- (Grupo 3A) y su transformación en la línea recta (propia del Movimiento Moderno en el diseño de muebles); por lo cual se ganaba en economía de materiales, velocidad de fabricación, abaratamiento de los costos, etc. Pero esta necesidad funcional, constructiva y material de la tecnología industrial dio paso en la denominada Posmodernidad a que las líneas curvas, fluidas (anti-Bauhaus) y con cierta añoranza biológica, antropo-zoo-morfas se impongan finalmente (como un retorno simbólico al diseño artesanal, premoderno).

En efecto, las necesidades de comunicación de los nuevos mensajes culturales, propios de fin del siglo XX y principios del siglo XXI, necesitaron de un nuevo lenguaje de diseño (posmoderno); cuya «estética» permitió retomar el simbolismo (como había sucedido en la premodernidad artesanal, con la ebanistería aplicada al diseño de muebles).

Así que encontramos ahora una necesidad de ir más allá de los postulados de racionalidad y adentrarnos en lo comunicacional, en el mensaje que se quiere transmitir, pues –como sucedía en el diseño artesanal, anterior a la Revolución Industrial-: el «mensaje cultural» (soportado en una «estética») es una «función» tan importante como la «función» misma (a secas). En efecto, el Movimiento Posmoderno retornó al mensaje socio-cultural, dado que el diseñador debe ser no solo un constructor, sino un comunicador de los mensajes que la sociedad necesita emitir.

En este sentido la silla, ese mueble de "culto" (producto estrella dentro del diseño de muebles), se ha transformado –por causa de la historia, el arte, los artesanos, los arquitectos, la economía, la producción industrial y los diseñadores profesionales de muebles o Diseñadores Industriales- en un objeto primero y en un producto luego, especialmente seleccionado para transmitir mensajes socio-culturales, por su extrema proximidad al hombre.

En definitiva, la silla ha sido, es y será un espejo que refleja la Cultura (material) humana de una época.

 

 

Autor:

Mg. Diseñador Industrial, Ibar Federico Anderson.

 

Partes: 1, 2
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