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Manifiestos futuristas: La proyección político – literaria de la estética de la guerra

Enviado por july_victoria


    Hacia la frontera de dos pueblos avanzan de algún otro lado,

    rodando sobre sus rieles, las enormes máquinas neumáticas: erizados

    elefantes de acero de trompas resplandecientes que apuntan al enemigo.

    F. T. Marinetti y otros, Futurismo, Manifiestos y textos. "La guerra eléctrica".

    El movimiento futurista se inicia en el año 1909 con la publicación del Primer Manifiesto redactado por F. T. Marinetti, quien propone en él, un movimiento de renovación literario- conceptual que iría tomando forma hasta aproximarse a una exaltada reivindicación de lo italiano. De aquí, la estrecha relación que surge con respecto a este movimiento entre literatura y política.

    Inicialmente, el Futurismo se asoció con el antiburguesismo y contra toda manifestación que promoviera, conservara y exaltara los valores del pasado y las tradiciones, ya que su objetivo, su impulso, era rupturista, aspiración y rasgo que todas las vanguardias comparten. En efecto, el mismo término "vanguardia" –el cual proviene del ámbito militar y político- refleja esta fuerza, este espíritu de lucha, de combate y de confrontación que caracteriza a estos movimientos artísticos que se oponen frontalmente al arte decimonónico o académico.

    De aquí, la impronta provocadora que manifiestan estos "ismos" y, sobre todo el Futurismo, el primero de ellos. De aquí, además, que sus afirmaciones estén repletas de actos y de gestos de gran impacto e influencia social, cualidades que vemos reflejadas en los manifiestos, espacios significativos en que estos grupos plasmaron su estética, sus propuestas y su visión del mundo.

    En cuanto a nuestro movimiento, Marinetti, en su controvertido manifiesto, lo propone como una estética de la guerra, y lo inscribe en un espacio bélico cuyas coordenadas son la guerra, que la modernización del país, y la explotación del sujeto, ya que, lo encadena a la producción.

    Por esta razón, en los documentos queda tan claramente explicitado el deseo de expansión nacional, por un lado, y la exaltación sin límites del maquinismo y la civilización industrial, por el otro. En este sentido, los futuristas expresan: Consideramos desacreditada e impropia de este siglo la hipótesis de la fusión fraternal de los pueblos, y no admitimos más que una higiene para el mundo: la guerra.

    …preconizamos una gran idea nueva que nace de la vida contemporánea, la idea de la belleza mecánica, y exaltamos el amor a la Máquina, amor que hemos visto impreso en las mejillas de los mecánicos retostados y sucios de carbón.

    Y es, precisamente, en este contexto donde señalan que están preparando la creación del hombre mecánico, a quien librarán de la idea de la muerte, el dolor moral, la bondad, la ternura y el amor obteniendo como resultado un tipo inhumano…cruel…y agresivo. Todo esto, entonces, demuestra que este movimiento deja de lado al hombre mismo, con sus sentimientos, miedos, preocupaciones, etc. y canta la robotización del sujeto y la velocidad como nuevo ideal de belleza.

    Con nosotros empieza el reinado del hombre sin raíces, el hombre multiplicado que se mezcla al hierro, se nutre de electricidad y no comprende más que la voluptuosidad del peligro y el heroísmo cotidiano.

    Es preciso preparar también la futura e inevitable identificación del hombre con el motor, facilitando y perfeccionando un cambio continuo de intuiciones, de ritmos, de instintos y de disciplinas mecánicas, absolutamente ignoradas hasta hoy de la generalidad y adivinadas solo por los espíritus videntes.

    Para preparar la formación de este tipo inhumano del hombre multiplicado es preciso disminuir singularmente la necesidad de cariño, sentimiento muy arraigado en el hombre y que circula a todo lo largo de sus venas.

    La exaltación de la máquina, la velocidad y la guerra, (el mundo de la metrópoli, en definitiva) como vemos, constituyen los pilares fundamentales que nos permiten explicar la relación política – literatura, ya que en el sintagma futurista se asocia la velocidad –el nuevo ideal de belleza- a la máquina y, por consiguiente al espacio bélico, donde lo único importante es exaltar la raza italiana por sobre las demás y donde, la maquinaria bélica "purificaría" el mundo. Nuestra guerra higiénica, que deberá satisfacer todas nuestras aspiraciones nacionales, centuplica la fuerza innovadora de la raza italiana.

    ¿Qué si amamos la guerra?…Es nuestra única esperanza, el móvil de nuestra vida y nuestro anhelo más ferviente…¡Sí, la guerra contra ustedes, que mueren lentamente, y contra todos los muertos que obstruyen el camino!…

    Para leer, entonces, esta doble interpretación que presentamos sobre el Futurismo en tanto movimiento literario – político, nos referiremos, ahora, a cada una de estas dos dimensiones, individualmente.

    El Futurismo, desde el punto de vista literario, propone una ruptura con respecto a la sintaxis, a la que libra de los nexos y de los signos de puntuación y, para la que propone, en cambio, la palabra libre y los verbos en infinitivo, así como también el uso de signos matemáticos y musicales, aspectos que revelan la meta de este movimiento: desenterrar toda muestra de subjetividad por parte de los sujetos, y arribar a un estilo imparcial, donde lo único importante es lograr transmitir una sensación de velocidad, dinamismo y vivacidad en las construcciones, fin que anula totalmente la expresión libre de las emociones del individuo.

    Lo mismo sucede en poesía, donde predominan las imágenes dinámicas, característica que vemos reflejada en el poema Batalla de F.T Marinetti.

    Mediodía ¾ flautas gemidos canícula tumbtumb alarma Gargaresch romperse crepitación marcha Tintineo mochilas fusiles zuecos clavos cañones crines ruedas furgones judíos buñuelos pan al aceite cantilenas tenduchas…

    Otros aspectos relacionados con la faceta literaria son los siguientes: la abolición del adverbio y del adjetivo (prácticamente imposible a la hora de la práctica), ya que el fin es que el sustantivo desnudo guarde su color esencial, lo cual se logra a través de las analogías, tales como: hombre-torpedo, mujer – golfo, muchedumbre- resaca… En este sentido, lo que les interesa a los futuristas es captar la asociación que existe entre los objetos, asociación en la que el segundo elemento es más importante –o adquiere más preeminencia- que el primero.

    Al respeto, señalan:

    Daremos color al diálogo representando veloz y simultáneamente toda imagen que atraviese el cerebro de los personajes. Por ejemplo: al representar a un hombre que dice a su mujer: Eres bella como la gacela, mostraremos a la gacela.

    El objetivo, desde este punto de vista, es lograr que los espectáculos resulten más excitantes, reaccionarios y violentos, ya que, el Futurismo intenta romper con el arte clásico cualquiera sea su manifestación y procura reunir todas las artes en una con el fin de centuplicar la potencia del genio creador italiano y su predominio absoluto en el mundo.

    Con respecto a las imágenes, y respondiendo a la consigna anteriormente mencionada, predominan las visuales – dinámicas, ya que estas permiten captar la sensación de movimiento, agilidad y dinamismo propia del Futurismo. Esto se observa en el poema Al automóvil de carrera, donde el poeta, a través de la asociación entre imágenes móviles, logra transmitir una sensación de vértigo que también la sufre el lector.

    ¡Acepto el desafío, oh mis estrellas!…

    ¡Más rápido!…¡Todavía más rápido!…

    ¡Y sin descanso ni reposo!…

    ¡Suelta los frenos!¿No puedes?

    Apriétalos, pues,

    Que el latir del motor centuplique sus revoluciones.

    Otro aspecto relacionado con la dimensión literario – política de este movimiento y con su actitud vanguardista es el hecho de haber recurrido a la escritura de manifiestos con el objetivo de plasmar en ellos su ideología y sus postulados estéticos.

    La proclama, el manifiesto, el panfleto, el documento de protesta, es para el Futurismo como para otras vanguardias, un arma que acompaña a la creación estética de manera permanente. Pero en el Futurismo esta presencia estética del Manifiesto es más acentuada, más constante, y podría decirse, a veces más significativa que la propia obra artística…Da cuenta de una enunciación que define el propósito del artista: llevar el arte a discusión…politizar el acto creador. El manifiesto en las vanguardias es una acción que se funde en la actitud artística

    Asimismo, la intención propia de los manifiestos es dar a conocer una postura ideológica que siempre incluye tanto los postulados básicos que rigen el movimiento, como también los postulados contra los que discute. Desde esta perspectiva, los destinatarios de los manifiestos son tres: los miembros del grupo, los indecisos o neutros y los contradestinatarios o contrarios.

    La función con respecto a los primeros, los pares, es seguir motivándolos para que su adhesión no deje lugar a dudas ni a cuestionamientos. Por lo tanto, su objetivo es que esta sea cada día mayor.

    En cuanto a los segundos, el fin es convencerlos para que adhieran al movimiento. Por eso, las palabras más persuasivas, las más fuertes y contundentes estarán dirigidas a ellos.

    La función con respecto a los terceros, los contrarios, es presentar como insuficientes o carentes de contenido sus ideologías, al mismo tiempo, que el discurso se organiza en base a una defensa sobre posibles acusaciones o cuestionamientos.

    Por ejemplo:

    ¡Oh! Inventaremos máscaras y blusas para defendernos contra la infección mortífera de la necedad, vuestra necedad; reaccionarios, que desapruebas, naturalmente, la sinceridad cruel de mis ataques contra la vieja Italia.

    Nos reprochan:"¡Vuestra literatura no es hermosa! ¡Perderemos la sinfonía verbal, con sus armoniosos contoneos y sus cadenas tranquilizantes!"¡Por supuesto!¡Y por fortuna!

    El Futurismo, entonces, tal como lo concibe Marinetti, es vitalista, provocador y posee una vocación renovadora que persigue la agresividad y la destrucción, postulados que quedaron establecidos en los manifiestos, espacios, como vimos, significativos, en tanto demuestran el deseo de los miembros de este grupo por conformar, definir y transmitir una ideología y una identidad propias. Al respeto, Mangone y Warley, señalan:

    Es un género que se presenta como "contestatario" frente a las instituciones reconocidas, y, en este sentido, está constituido como literatura de combate, y reconocido por un conjunto de motivos y formulaciones retóricas propias del discurso militar.

    Estas características anteriormente desarrolladas, entonces, caracterizan la faceta literaria del movimiento. Pasemos, ahora, a la dimensión política.

    En ella, lo primero que podemos observar, sobre todo desde el punto de vista histórico, es la contradicción que sufrió este movimiento, ya que, al principio, –al igual que el fascismo– lanzó consignas plenamente revolucionarias que apuntaban a lograr la adhesión de las masas trabajadoras.

    En este sentido, no solo manifestaban un "gesto libertario" que se traducía en la exaltación de los obreros de las grandes fábricas industriales, sino que además, divulgaban su más ferviente odio hacia la burguesía y hacia la Iglesia, en tanto, estratos sociales detentores del poder y de las tradiciones.

    Cantaremos a las grandes multitudes agitadas por el trabajo, el placer o la rebeldía; a las resacas multicolores y polifónicas de las revoluciones de las grandes capitales modernas; a la vibración nocturna de los arsenales y las minas bajo sus violentas lunas eléctrica…a las fábricas colgadas de las nubes por las maromas de sus humo; a los puentes como saltos de gimnastas tendidos sobre el diabólico cabrillear de los ríos bañados por el sol…

    Sin embargo, como veremos, todas estas ideas van a naufragar con el tiempo, ya que, el Futurismo terminó siendo belicista. En efecto, en 1911, durante la guerra con Libia, los futuristas celebraron dicho acontecimiento como el gran triunfo del grupo.

    Por esta razón, a partir de este momento, la obra de Marinetti toma un tinte bélico que deja completamente de lado la revolución, y revela, luego, la relación literatura – política que estamos tratando.

    El Futurismo se enrolará durante todo el primer transcurso victorioso del fascismo en Italia. Apoyará ese Estado en su acelerada conformación totalitaria, antisocialista, represiva, exterminadora a través de la violencia de toda oposición y de toda manifestación de izquierda, bajo el liderazgo de Mussolini, quien en su juventud había sido un cuadro desatacado del Partido Socialista italiano.

    Este viaje, esta transformación que experimentó el Futurismo, entonces, nos permite pasar a explicar los dos momentos más específicos de esta segunda etapa bélica. El primero se caracterizó por la necesidad de terminar con la revolución, de vencer al proletariado revolucionario y, el segundo, por la necesidad de presentar a la figura política clave, Benito Mussolini, como el "salvador" de Italia.

    En efecto, para obtener el poder, Mussolini movilizó masas y venció las diferentes facciones políticas, ya que, aspiraba a que el Estado fuese un solo ente indiviso, una misma cosa, de modo tal que todos siguieran una misma voluntad.

    Sin embargo, lo que los partidos revolucionarios y las grandes masas ignoraban era que el plan real de Mussolini era salvar a la burguesía italiana y estabilizar lo más rápidamente los posibles focos de la contrarrevolución.

    En este sentido, Trotski afirma:

    El Futurismo nació como meandro del arte burgués, y no podía haber nacido de ninguna otra manera. Su carácter de oposición violenta no contradice en absoluto este hecho.

    Los intelectuales son extraordinariamente heterogéneos. Toda escuela artística consagrada es a la vez una escuela bien remunerada. Está dirigida por mandarines con muchos botones. […] Si ocurre algún levantamiento político o una tempestad social, entonces se excita la bohemia literaria, la juventud, los genios en edad militar que, maldiciendo la cultura burguesa, ahita y vulgar, sueñan secretamente con algunos botones para ellos, si es posible dorados.

    El fascismo, entonces, tan alabado por Marinetti, fue un sistema constituido sobre la base de dos ejes o principios: uno, enfocado hacia lo social y otro, hacia lo político.

    El primero, como vimos, está destinado a ahogar el proletariado y a salvar la clase burguesa, de modo tal que el movimiento revolucionario sea prácticamente imposible.

    De esta manera, social y jerárquicamente, la burguesía tendría el control y el poder sobre la clase proletaria.

    El segundo, el político, se encuentra claramente reflejado en los manifiestos futuristas: el carácter nacionalista, patriota y absolutista de este movimiento. En este sentido, lo que los futuristas desean lograr es la exaltación de la raza italiana por sobre las demás. Para ello, el poder debía quedar exclusivamente en manos del Estado y nada ni nadie debía prevalecer sobre él:

    La conflagración agiliza cada vez más la sensibilidad europea. Nuestra gran guerra higiénica, que deberá satisfacer todas nuestras aspiraciones nacionales, centuplica la fuerza innovadora de la raza italiana…

    Hasta aquí, entonces, podríamos formular dos aseveraciones que se desprenden de lo anteriormente mencionado. Primero: el Futurismo sufrió una transformación que lo llevó de ser un movimiento antiburgués, revolucionario, a un movimiento burgués, de carácter belicista, transformación que también la sufrió la figura principal de esta escuela, F. T. Marinetti, ya que, cuando fue nombrado por Mussolini miembro de la Real Academia de Italia (1929) su inconformismo burgués desapareció.

    Luego, desde el punto de vista político, el Futurismo anunció el advenimiento del fascismo, el cual materializó la consigna señalada por Marinetti en el manifiesto de 1911: que la palabra Italia debe señorear sobre la palabra libertad. Y por eso, desde esta perspectiva, consideramos a este sujeto un propagandista que supo conquistar, junto con el resto de los miembros del movimiento, todos los campos de la cultura: el cine, la danza, la literatura, la música, la arquitectura, el teatro y la política.

    En fin, todas las áreas de la vida humana. De aquí, su destacado papel como militante prefascista, aspecto que lo diferencia notablemente de Mayakosvky, quien, al contrario de Marinetti, es enemigo de la explotación del hombre por el hombre y de la intervención en la guerra. Por eso, estaba dispuesto a colocar el arte al servicio de la revolución y del proletariado combatiente.

    En efecto, la situación que él anuncia en su poema El poeta obrero es, ciertamente, la de su integración en una identidad colectiva plural donde el poeta obrero son todos los obreros, con lo cual podemos ver que el escenario del Futurismo ruso dista mucho del escenario del Futurismo italiano, ya que, Mayakovsky se inscribe en las posiciones socialistas más avanzadas…y era enemigo de la guerra; en cambio, para Marinetti, la guerra es símbolo de depuración étnica. El verso así, en el espacio soviético es un arma de transformación social, un acto político, donde la palabra se asocia al ejercicio literario y donde el sujeto obrero se apropia de los bienes culturales.

    La diferencia política que presentan estos dos movimientos, entonces, radica en el hecho de que Mayakovsky, como ya mencionamos, era enemigo de la guerra y, por eso, cuando esta estalló denunció inmediatamente su aborrecimiento hacia ella a través de los siguientes versos:

    La tierra ya no tendrá más miembros intactos

    Y mañana el alma será pisoteada

    Por pies extranjeros

    Y todo ello para que un tipo cualquiera

    Pueda extender sus manos

    Sobre alguna Mesopotamia

    Tú, que combates por ellos y mueres,

    ¿Cuándo te alzarás en pie

    Con toda tu estatura

    Y lanzarás a su cara

    Tu ira profunda

    En un grito:-¿Por qué se libra esta guerra?

    Así, lo que en ambos movimientos observamos es que la literatura, la palabra, se transforma en un espacio donde cada escuela se proyecta políticamente, ya sea, para expresar su adhesión a la guerra (Futurismo italiano) como para adquirir y desarrollar una conciencia revolucionaria (Futurismo ruso), gracias a la cual la literatura expresa la sublevación de la clase proletaria oprimida (Futurismo ruso). La base de este último, entonces, a diferencia del italiano es que es antiimperialista y antimilitarista. En ella no hay diferencias sociales marcadas, ya que, el poeta y el obrero son parejos, iguales, una sola alma.

    Somos parejos.

    Compañeros, dentro de la masa obrera.

    Proletarios de cuerpo y de alma.

    Solo juntos hermosearemos el mundo

    Y lo impulsaremos con himnos.

    La relación, entonces, que intentamos demostrar aquí se manifiesta en tanto la literatura –en el espacio del Futurismo italiano, especialmente- revelaría un futuro en el que la guerra "purificaría" al mundo, estrategia política de que se sirvió Mussolini para pretender recuperar el reino de Italia y su pasado imperial, anhelo que culminó en una política colonial sangrienta que, como vimos, utilizó al máximo los espíritus fervientes de la revolución para luego, someterlos a una nueva doctrina ideológica que a los artistas futuristas les fascinó: el fascismo.

    El movimiento Futurista en su mayor parte, con Marinetti a la cabeza, terminará siendo uno de los principales asesores del primer gobierno de Mussolini en el triunfal ascenso del fascismo en Italia. Terminarán encuadrados en eso que ellos aguardaban y de pronto vivían, la revolución fascista, desestructuradora del antiguo orden burgués italiano. Algo les fascina del fascismo, su violencia disrruptora, su ideología guerrera…su desprecio a la democracia liberal, sus ansias renovadoras del espíritu nacional. El Futurismo ama y reverencia la guerra.

    A modo de conclusión, tanto desde el punto de vista literario como desde el político, el saludo al futuro llegó de la mano de la industria y de las novedades tecnológicas, y la literatura se constituyó en instrumento de autoridad que guiaría al pueblo a la guerra.

    El universo político, luego, en que se inscribió el Futurismo italiano hizo que su poesía se entendiera como un fenómeno en el que la literatura es sinónimo de dominio social, lo cual deja ver que la palabra se inscribe en un acto político que se asocia el ejercicio literario.

    El rol de Marinetti, una vez que Mussolini consiguió el poder, fue el de un simple propagandista político cuya especulación teórico- militar intentó adelantar el advenimiento de la guerra. Marinetti intuyó, así, las exigencias de una nueva identidad cultural revolucionaria que se asentaría sobre las bases del extremismo intelectual y político, cuyo impacto atraería a todos los sectores sociales.

    Bibliografía consultada

    • Casullo, Nicolás, Forster, Ricardo, Kaufman, Alejandro; Itinerarios de la modernidad: corrientes del pensamiento y tradiciones intelectuales desde la Ilustración hasta la posmodernidad. Buenos Aires, UBA, 2da. Ed. 1997
    • De Michelli, Mario, Las vanguardias artísticas del siglo XX. Madrid, Alianza editorial, 1989.
    • Marinetti y otros. Futurismo –Manifiestos y Textos-. Buenos Aires, Quadrota editorial, 1994.
    • Giner, Salvador, Historia del pensamiento social. Barcelona, Ariel, 1978
    • Mangone, Carlos y Warley Jorge. El discurso político. Del foro a la t.v. Buenos Aires, Biblos, 1994.
    • Movimientos literarios de vanguardia. Barcelona, Salvat, 1963
    • Thompson, David, Breviarios. Historia mundial de 1914 a 1968. México, Fondo de Cultura Económica, 1974.
    • Trostsky, León. Literatura y revolución. Ediciones Crux, 1989.

    Prof. Fernández Rucci, Juliana