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La calidad de vida desde la perspectiva latinoamericana (página 2)


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Más allá de las diferencias en cuanto al concepto de calidad de vida, se está de acuerdo en que éste se desarrolla como respuesta a la concepción economicista del proceso de crecimiento económico en equivalencia al progreso social. El concepto de calidad de vida comienza a difundirse como alternativa a la "sociedad de abundancia" y se convierte en objetivo importante de carácter multidimensional en las políticas sociales, haciendo referencia no solamente al bienestar individual material o inmaterial sino además, a aquellos valores colectivos de la libertad, la justicia y la equidad, etc.

En cuanto al tema de definir las variables a analizar de una sociedad y de su entorno para conocer su calidad de vida es posible extraer lo siguiente de las ponencias presentadas.

Queda expresado que la calidad de vida no depende de un número determinado de aspectos sino que es producto de la "interacción entre variables de diferente tipo, como por ejemplo el aspecto familiar, laboral, comunitario, educativo, etc." A los que se pueden agregan también, para determinar la calidad de vida, atributos de los individuos como su salud física, edad, etc. Se incorporan cuestiones tales como el nivel socioeconómico de la persona, su lugar de residencia, la tenencia de la tierra y vivienda, etc., aspectos que influyen en la percepción (aspecto subjetivo) y evaluación que hace el individuo de su ambiente.

Las variables a analizar dependen del objetivo de la investigación y de la disciplina o grupo de disciplinas desde donde se trabaje. Pero si bien los estudios de calidad de vida tienen un enfoque principal (laboral, familiar, educativo, comunitario, psicosocial, etc.) de acuerdo a la disciplina, en muchos casos se han desarrollado dentro de un marco multidisciplinar, incorporando así múltiples contextos en los proyectos o investigaciones, lo cual apunta a este carácter multifácetico de la calidad de vida.

Así aparecen infinidad de variables para analizar la calidad de vida, involucrando los aspectos físicos del área donde vive el hombre y características psicológicas, sociológicas y fisiológicas  de éstos. A su vez las macrovariables se subdividen para poder analizarlas más fácilmente; así, en algunos casos se toman como indicadores, por ejemplo, la alimentación (calorías), el nivel de educación, el hacinamiento, la mortalidad infantil, cantidad de médicos por habitante, número de teléfonos, etc.

Vemos, que para analizar y "medir" la calidad de vida es necesario incluir como indicadores, aspectos que cubran todo el espectro de la vida del hombre, lo difícil es poder seleccionar los más representativos.

Se puso de manifiesto que ciertos estudios de calidad de vida en América Latina, en el ámbito urbano, se han abordado, principalmente, a través del análisis de los logros que han alcanzado los individuos, para la satisfacción de sus necesidades.

Al respecto A. Sen y otros (NUSSBAUM, M. y SEN, Amartya. Calidad de Vida. FCE, 1996.) proponen un enfoque donde sostienen que la calidad de vida puede ser medida desde el punto de vista de la capacidad que tiene una persona para cubrir sus requerimientos, en términos de su habilidad real para lograr funcionamientos valiosos como parte de la vida.

Reconociendo que existen unas condiciones óptimas que se conjugan y determinan sensaciones de confort en lo biológico y psicosocial dentro del espacio donde el hombre habita y actúa, las mismas en el ámbito de la ciudad están íntimamente vinculadas a un determinado grado de satisfacción de los servicios y a la percepción del espacio habitable como sano, seguro y grato visualmente.

Evidentemente, resulta sumamente complejo calificar de una manera simple y sencilla, cuándo un espacio urbano reúne condiciones de calidad, dado que en dicha calificación estarían inmersas valoraciones del hombre en cuanto a la satisfacción de sus necesidades de existencia y de integridad (con elementos materiales como la nutrición, salud, reproducción, vivienda, trabajo productivo, educación, etc.), y de unos requerimientos inmateriales relacionados con su autonomía y libertad (condiciones externas que favorezcan la preservación del acervo cultural, justicia, altruismo, grado de participación, solidaridad, belleza y calidad ambiental). El progreso o bienestar social del hombre individualmente o en sociedad, se medirá por la suma de las variaciones de los componentes relacionados con el nivel de vida, las condiciones de vida y el ambiente, y no por la evolución de uno solo. Entendiendo por Nivel de Vida la capacidad de consumo que resulta de los recursos individuales; por Condiciones de Vida las relaciones del hombre con su marco social (salud, educación, tiempo libre, etc.); y el ambiente como el entorno natural que proporciona servicios biológicos (aire puro, agua limpia, suelos disponibles), servicios estéticos (paisaje bello), y servicios científicos (conocimientos).

De todos los indicadores que intentan de alguna forma captar la calidad de vida de la población el más "problemático", dentro de la discusión generada, es la percepción. Así surge por parte de geógrafos, psicólogos, ambientalistas, arquitectos, etc., un interés por evaluar la percepción que el habitante tiene de la ciudad. Otros hablan de geografías personales, relación entre individuo y su entorno inmediato a través de sus actividades cotidianas. Por ejemplo, en la investigación Calidad de vida en ciudades intermedias de Chile (OLAVE FARIAS, D. et al. 1995), se consideró necesario complementar las variables objetivas con la dimensión perceptiva, considerando que ello lleva a una perspectiva explicativa donde la opinión del habitante tiene un valor referencial y cualitativo para evaluar la calidad de vida apoyados en que la percepción de este concepto es objetiva y subjetiva. En este trabajo para la aplicación de la dimensión perceptiva se trabajaron tres variables con doce indicadores que permitieron obtener índices sobre el nivel de satisfacción, la preferencia espacial y el arraigo al sector.

Algunos trabajos consideran la calidad de vida urbana como objetivo de planificación y gestión local, presentando un concepto operativo en el cual se identifican las dimensiones relevantes de la calidad de vida: educación, salud, participación económica, vivienda y servicios básicos, recreación, seguridad personal y ambiente físico natural, necesidades cuya satisfacción puede ser impactada por políticas del Estado o por la acción concertada con la sociedad civil.

En definitiva la planificación del desarrollo urbano es un instrumento que puede ser utilizado por el Estado, cuyo objetivo es salvaguardar la calidad de vida de los pobladores. Partiendo del concepto de calidad de vida como objetivo del diseño urbano; así como la particularidad de ámbitos urbanos objeto de la elaboración de planes especiales; se recurre a la evaluación de los niveles de calidad de vida de pobladores de desarrollos espontáneos, como nueva opción para el logro de una intervención integral a través de propuestas de diseño urbano, tendentes a su mejoramiento.

Podemos decir, que todas las problemáticas que limitan el crecimiento social, psíquico y económico del hombre disminuyen, en definitiva, su calidad de vida. Las dificultades de accesibilidad, el deterioro físico de una ciudad, la dificultad de relaciones sociales, la contaminación ambiental, la saturación de los servicios, la pobreza y la inseguridad social, son algunos de los problemas que caracterizan hoy a los contextos urbanos, es decir, que son problemas propios de las ciudades donde se concentra la mayor cantidad de recursos y de población y donde se manifestan en mayor magnitud los problemas de diferencias y descontento social.

Tratamiento especial recibe la participación ciudadana, considerada más que como necesidad de la población, como condición indispensable para la viabilidad sociopolítica del proceso de planificación, lo cual permite incorporar en los índices la percepción que la población tiene sobre las prioridades de sus necesidades, investigar las formas de organización y los medios disponibles para la participación y las potencialidades existentes en las diversas comunidades para lograr una participación efectiva y un mejoramiento en la calidad de vida.

Crecimiento urbano, escala urbana y calidad de vida

En el segundo simposio se expusieron trabajos acerca de la relación entre crecimiento y escala urbana y la calidad de vida de la población. En este caso estamos frente a un fenómeno más o menos lógico y esperable, principalmente cuando estamos hablando de ciudades (latinoamericanas) sin ningún tipo de planificación u ordenamiento espacial de las actividades humanas, lo cuál trae toda una serie de trastornos, desde la ocupación del suelo con actividades incompatibles (industrial – residencial) hasta problemas de congestionamiento de tráfico, deterioro del paisaje, escasa cobertura de los servicios, etc.

Se establecen las consecuencias del crecimiento de las áreas centrales de las ciudades y su impacto en la calidad de vida de los habitantes y usuarios. Debemos tener en cuenta que el crecimiento de las áreas urbanas no es un fenómeno nuevo ya que este proceso de urbanización se desarrolla desde principios de siglo en que las ciudades comienzan a ser factores de atracción para la población rural (o de pequeños poblados) por las posibilidades de empleo que generaban los nuevos procesos industriales y por las mejores condiciones generales en el nivel de vida, lo cual no implica mejor calidad de vida, sino muchas veces todo lo contrario.

En los trabajos presentados se consideran la infraestructura básica de servicios, equipamientos, accesibilidad, condiciones medioambientales, tránsito vehicular e incorporación de tecnologías como elementos para determinar el grado de confort de los usuarios, estos servicios pueden ser analizados tanto en su presencia como en su calidad. El acceso a los servicios y la calidad de estos se analiza para varias ciudades intermedias latinoamericanas de Chile, Argentina, Venezuela, etc. y todas muestran los mismos problemas, en cuanto a la escasa extensión de los servicios, la calidad deficiente, etc., que afectan fundamentalmente a los sectores más pobres y las áreas urbanas y periurbanas de reciente ocupación.

Aparece el tema de la educación como fundamental para lograr un verdadero desarrollo humano. En este marco, la educación debe incorporarse en la agenda de prioridades para ese desarrollo con el fin de lograr los imperativos de modernización productiva, equidad social y gobernabilidad democrática. Queda expresado que el sistema educativo actual, no está propiciando situaciones que garanticen la equidad social y la real integración productiva de la población, especialmente de los sectores marginados.

A pesar que el seminario apuntaba al estudio de la calidad de vida en las ciudades (fundamentalmente las intermedias) es importante tener en cuenta que sucede también en el ámbito rural. Es así como aparece un trabajo donde se reflexiona sobre las mutaciones espaciales y conceptuales respecto a lo rural, para comprender el rol de los sistemas rurales y urbanos como complementarios en las políticas propuestas para mejorar la calidad de vida. En tal sentido, se enuncian algunos de los planteos teóricos básicos sobre la contribución que los espacios rurales pueden hacer en el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes urbanos.

Es en respuesta a la "pérdida de bienestar" de los urbanitas (por causa principalmente de este crecimiento descontrolado y no planificado), como el espacio rural adquiere nuevas dimensiones para satisfacer aquellas necesidades o expectativas físicas, socioeconómicas o psíquicas que los espacios urbanos no pueden brindar satisfactoriamente. Se introduce así, una problemática muy reciente que centra su interés en la mirada, por parte de los pobladores urbanos, hacia aquellos "lugares" menos poblados, con importante presencia de procesos naturales y sociales diferenciados. Los habitantes de ciudades, debido al contexto actual de desarrollo, sienten la necesidad de rescatar algunos de los valores deteriorados por el desenvolvimiento de la vida urbana, lugares que les permitan satisfacer el ocio y el descanso, originando de esta manera una revalorización del medio rural.

En general, es posible decir que los trabajos presentados en este simposio plantean como el crecimiento de nuestras ciudades, sin planificación, se constituyen en elementos fundamentales en la disminución de la calidad de vida de la población que tiende, en los casos en que pueden, a alejarse de las zonas con mayor concentración urbana, como ámbitos donde se rescatan valores perdidos, como la seguridad, tranquilidad, etc.

Si bien este simposio fue amplio, quedaron ausentes las cuestiones asociadas a las escala urbana, probablemente porque la problemática de calidad de vida no este determinada por este patrón sino por la ausencia de planificación. No se puede negar que la escala complejizará en diverso grado, el acceso a la infraestructura, los servicios, etc. en una ciudad de mayor tamaño, pero en definitiva pondrá en evidencia la necesidad de mecanismos de planificación y gestión más eficientes, para que el sistema funcione. Del mismo modo que lo necesitará una ciudad de tamaño intermedio o pequeño, que de lo contrario podría tener peores índices de calidad de vida que una gran metrópoli bien organizada y planificada.

Calidad de vida urbana, servicios y equipamientos

En el tercer simposio se relaciona la existencia o dotación de servicios con la calidad de vida estableciendo una conexión con el segundo simposio. Considerando que la existencia de servicios y equipamientos urbanos, tomando en cuenta su extensión, su  cantidad y su grado de eficiencia o calidad influyen definitivamente en la calidad de vida urbana, se establecieron algunas líneas de discusión.

Queda planteado como primera medida la necesidad de revisar la concepción de municipio (la menor unidad administrativa) de acuerdo a los cambios en el orden internacional, buscando ajustarse a la flexibilidad en la producción de bienes y servicios; permitiendo responder a las demandas cada vez más segmentadas y especializadas de una porción de la población cada vez más exigente. Sin lugar a dudas, la equidad en el acceso a los servicios, una cobertura integral de las necesidades básicas, la dignificación social y un ambiente sano, hacen a la calidad de vida de una población.

Se debe buscar la racionalización en el uso de los espacios públicos y en los servicios de transporte colectivos, tratando de alcanzar una utilización planificada y eficiente en todos los aspectos (económico, social y ambiental), acompañada de tecnologías ecológicamente sustentables.

Se presenta el papel del Estado como contralor, así el Estado tiene la obligación de asegurar la accesibilidad a todos los espacios y servicios públicos a toda la población, hecho que no se plasma en la realidad latinoamericana. Se postula como garante de la calidad de vida aspirada por la sociedad.

Desde otro punto de vista, y en términos de habitabilidad se plantea la preocupación por el impacto social que produce la construcción de viviendas reducidas (40 m2) sobre la calidad de vida de la población -aspecto muy trabajado por psicólogos y arquitectos- em los que se hace referencia a estudios realizados en algunos países europeos como Francia e Inglaterra.  Sobre estos impactos en las viviendas de áreas mínimas, las investigaciones sobre el tema han concluído que las viviendas cuya área sea igual o inferior a 8 m2 por persona generan problemas de salud física y mental en sus ocupantes, por lo cual esta dimensión ha sido definida como umbral patológico. Incluso en casos de viviendas de 10 m2 por persona se han encontrado efectos nocivos sobre sus ocupantes, y se define este rango como umbral crítico. Estos estudios recomiendan que las viviendas se diseñen con áreas no menores de 12 m2 por persona, y preferiblemente de 16 m2 por persona. A diferencia de estos países, en Latinoamérica las normativas que actualmente rigen la vivienda hacen muy poco énfasis, salvo excepciones, en la problemática de habitabilidad y casi ninguno en la calidad de las edificaciones.

Podemos decir que factores objetivos (externos) y subjetivos (internos) confluyen en la definición de la calidad del hábita, que en los barrios planificados no resulta simple de analizar, sino, por el contrario, compleja e intrincada. La provisión de los servicios básicos de vivienda, infraestructura y equipamiento adecuados no alcanza para construir un hábitat en el que todos se sientan a gusto, debido a la heterogeneidad de los grupos que acceden a estos conjuntos.

En ocasiones la tipología constructiva, el diseño arquitectónico y la calidad de los materiales, no permiten la privacidad y la independencia necesaria para el bienestar cotidiano. Esto afecta las relaciones sociales que en muchos casos se vuelven conflictivas, exponiendo a los grupos a una continua presión social. La calidad del hábitat difiere en barrios de viviendas unifamiliares y multifamiliares, en éstas últimas, los problemas se agudizan, imposibilitando el arraigo, de allí el deseo de abandonar el barrio provocando alta movilidad espacial, indiferencia hacia las actividades colectivas (por ejemplo: movimientos barriales, sociedades de fomento, etc.) y descuido de los espacios comunes.

Al tener un claro origen social y ser el resultado de las relaciones entre la sociedad y una configuración territorial determinada, el hábitat es entonces el producto de la situación del grupo social en lo que se refiere a su calidad de vida. La planificación debe propiciar a la armonía entre estos espacios y el espacio general de la ciudad.

Como otro eje de trabajo se analiza como la producción de residuos en los centros urbanos afectan las condiciones de calidad de vida, debido fundamentalmente a que los efectos que producen, directos o indirectos, generan impactos sobre el hombre y su entorno poniendo en riesgo su sustentabilidad. Todos los sectores sociales están vinculados con los residuos ó sus efectos, pero los habitantes de los sectores periféricos más degradados tienen mayores probabilidades de contraer enfermedades por el contacto continuo que tienen con la basura.

El análisis de las ponencias presentadas en este simposio nos indica la necesidad de planificar el crecimiento de nuestras ciudades, de lo contrario nos encontramos con áreas sin cobertura, o muy escasa, de los servicios e infraestructura básica para alcanzar una vida humana digna.

Además es necesario incorporar el concepto de habitabilidad y de espacio vivido y espacio cotidiano para incorporar nuevas formas de establecer parámetros que nos aproximen al concepto de calidad de vida.

Contexto socioeconómico, pobreza y calidad de vida

En el cuarto simposio se han analizado las relaciones entre la pobreza y la situación socioeconómica con la calidad de vida. Relación por demás estrecha y analizada, pero que sin embargo es necesario de profundizar.

A la pobreza de las familias, se agregan los problemas que afectan su calidad de vida en cuanto a las condiciones del hábitat. Por ejemplo las condiciones de ilegalidad de muchas áreas pobladas es un obstáculo para la obtención de servicios así como para el mejoramiento físico del asentamiento.

Las lógicas de supervivencia constituyen mecanismos de adaptación frente a situaciones críticas que enfrentan cotidianamente las unidades domésticas de todos los sectores sociales que extraen sus ingresos del mercado de trabajo. Estas se hallan ligadas y condicionadas por el estilo de desarrollo vigente en una sociedad concreta, y están sustentadas en valoraciones que guían la jerarquización de las necesidades que deben satisfacer los hogares. Estas lógicas de supervivencia deben ser analizadas como mecanismos que hacen al comportamiento social.

De forma complementaria, otros análisis se centran en identificar y explorar, las condiciones y las experiencias que se dan en el lugar de trabajo y en el hogar. La unidad de análisis y registro es la unidad doméstica familiar. Se parte de la consideración de que las mujeres son las protagonistas principales en la organización y distribución de los recursos, por lo tanto el análisis se centra en la esfera reproductiva para luego poder analizar la posición de las mujeres en el mercado de trabajo. Además, la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo está condicionada y a su vez es resultado de múltiples variables donde la situación familiar, clase y educación son en algunos casos determinantes.

Respecto al tema de las condiciones de vida, en todos los casos se coincidía que la población migrante presenta una alta proporción de sus miembros excluidos de algunos de los servicios sociales básicos, como por ejemplo el sistema de salud. En cuanto al nivel educativo de los jefes limítrofes en conjunto, es inferior al de los jefes nativos de las localidades. En este sentido los indicios analizados coinciden con los encontrados por otros investigadores latinoamericanos, que indican que los inmigrantes independientemente de la ciudad o el país donde se inserten, tienen, en forma general, como destino ineludible la pobreza. Este grupo "marginal" se suma a otros que conforman un complejo social muy difícil de abordar desde el ámbito legal, social, psicológico, etc., en pos de mejorar la calidad de vida. Los altos niveles de pauperización latinoamericanos, dada la crisis socioeconómica, ponen en evidencia la necesidad de solucionar de base el tema de las necesidad básicas insatisfechas (NBI) para poder discutir así, interdisciplinariamente, otros aspectos de los programas de mejora de la calidad de vida de todos los grupos de población.

Degradación del medio urbano y periurbano, problemas anbientales y calidad de vida

En el quinto simposio se plantea el problema de la degradación del medio urbano y periurbano y su relación con la calidad de vida y los problemas ambientales.

Aquí se presentan a las ciudades desempeñando un importante papel en la degradación del medio físico y en la configuración espacial de los ambientes sociales. Los ambientes urbanos que se tornan disfuncionales, tienen un alto costo, por lo cual se hace más difícil el crecimiento económico necesario para mejorar los niveles de vida y la calidad de vida, y por consiguiente esto tiende a perpetuar las injusticias e inequidades sociales.

El crecimiento urbano tiene como ocupación inmediata, al sector lindero, el llamado sector periurbano. Este sector es muy dinámico y complejo, con características de interfase ecológica y de frontera socioproductiva. Tanto el sector urbano como el periurbano, han producido y producen, degradaciones en su crecimiento, de distinta forma y con distintas características que causan una pérdida en la calidad de vida de sus habitantes y en la calidad del medio natural. Esto es importante dado que es un área en permanente expansión y crecimiento poblacional.

En las áreas periurbanas existen problemas ambientales de diverso carácter, como la problemática de los basurales, la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, etc., con una incidencia no sólo física sino también social. Esto esta relacionado con la falta de una gestión municipal de carácter global lo cual produce consecuencias para el subsistema físico-ecológico que repercuten notoriamente, en la calidad de vida de la población, de manera negativa.

También se presentan dentro de este simposio algunos elementos de la macroeconomía de la gestión ambiental, abordando la posibilidad de implementar un Sistema de Gestión Ambiental como herramienta para establecer un equilibrio armónico entre desarrollo económico y calidad ambiental, con el fin de lograr la calidad de vida necesaria para los pobladores en los asentamientos. Planteándose el procedimiento a seguir para implementar un sistema de gestión ambiental regional.

Queda expresado que los problemas ambientales surgen de las transformaciones que las actividades humanas producen en el medio natural, así el uso inadecuado que el hombre hace del medio, se traduce en situaciones de conflicto que afectan el bienestar de la comunidad y su calidad de vida.

Como fue planteado, los espacios periurbanos constituyen así las áreas de expansión urbana sobre los espacios rurales y como todo espacio transicional, van adquiriendo progresivamente rasgos cada vez más urbanos e incorporando sus problemáticas, a la vez que mantienen algunas ventajas y desventajas propias de los sectores rurales.

Todo espacio periurbano en consolidación, padece una serie de problemas ambientales de distinta naturaleza e intensidad, que pueden motivar (en ocasiones limitadas, lamentablemente) la gestión participativa de los vecinos para intentar mejorar la calidad de vida individual y comunitaria y mantener los valores paisajísticos y del patrimonio cultural, a pesar de los inconvenientes derivados del desempleo o subempleo de sus residentes.

En definitiva la calidad ambiental se asocia definitivamente a la calidad de vida. Por lo cual la planificación y la gestión municipal deben proponer integrar la dimensión ambiental a las políticas públicas.

Gestión de los gobiernos locales, movimientos sociales y calidad de vida

En el sexto y último simposio se presenta la gestión de los gobiernos locales y los movimientos sociales en relación con la calidad de vida.

Se expresa la ausencia, y esto puede considerarse como algo bastante general en América Latina, de una "tradición participativa en la población, una debilidad del tejido organizativo popular y un escaso desarrollo del liderazgo democrático". A esto podemos agregar el "desconocimiento en algunos casos de legislaciones vigentes, como de modos de realizar los emprendimientos o proyectos", llevando al fracaso a muchas gestiones urbanas encaradas por las asociaciones barriales y por los grupos de acción y/o decisión.

En la mayoría de las ciudades intermedias de Latinoamérica el crecimiento poblacional ha generado una expansión y ubicación de asentamientos periféricos, que responden a características típicas de las últimas décadas, en una forma de asentamiento fuera de los procedimientos regulares de habilitación urbana y del control del Estado. Se trata por lo general de viviendas construidas por sus propios ocupantes con métodos rudimentarios y en forma progresiva, sobre terrenos que usualmente presentan deficientes condiciones ambientales, carentes de servicios básicos e infraestructura. La naturaleza de estos asentamientos, hace que en ellos se concentre una proporción significativa de las personas que se encuentran bajo la línea de la pobreza (LP), constituyéndose en uno de los principales bolsones de pobreza e indigencia.

Para solucionar este dramático problema, se propone la implantación de un modelo de cogestión a través de consorcios, este se perfila como una alternativa práctica y económica para mejorar las condiciones de vida en barrios pobres y a la vez fomenta la participación de los principales actores (gobierno, residentes y organizaciones no gubernamentales).

Por último, se sostiene que cualquier programa de mejoramiento urbano debe integrar en su diseño, ejecución y evaluación tanto a las variables objetivas como a las subjetivas, a fin de ajustar las modificaciones propuestas a las aspiraciones y expectativas de los habitantes beneficiados, si se pretende lograr un incremento positivo en su calidad de vida.

El desafío de la gestión urbana actual implica entonces la búsqueda de nuevas pautas ciudadanas para la construcción de un proyecto concertado en la ciudad sobre su futuro, asentado en la dimensión pública de la misma y la formulación de estrategias para la solidaridad urbana con "co-responsabilidad y auto-organización". Así, el modelo clásico de gestión urbana se va ampliando, lo que se traduce en postular la necesidad de su transformación en un modelo participativo y estratégico.

Sin embargo, es importante tener en cuenta las restricciones todavía existentes para el desarrollo de un verdadero modelo de gestión asociado y participativo, no solamente debido a las limitaciones normativas a las autonomías municipales, sino también debido a limitaciones por ausencia de iniciativas y poder de innovación y/o por una combinación de una serie de restricciones de índole económico-política, generando limitaciones en la capacidad de gestión local, de participación y de control comunitario.

Por ello es importante, seguir insistiendo en este camino y en la necesidad del debate para consensuar las necesidades de intervención y de participación para reformular las estrategias económicas, políticas y territoriales para el futuro de la ciudad y para el futuro de su calidad de vida.

Reflexiones finales

A lo largo del análisis de las ponencias presentadas al IV seminario Latinoamericano de Calidad de Vida Urbana, podemos observar como el tema de la calidad de vida es inter, trans y multidisciplinaria. La problemática de la calidad de vida es abordada tanto por la geografía como por la sociología, antropología, psicología, etc. Esto hace sumamente difícil ponerse totalmente de acuerdo respecto a lo que implica analizar la calidad de vida y de que forma hacerlo, ya que cada disciplina, e incluso cada proyecto en el que participan algunas disciplinas, aborda el tema con una metodología y un marco teórico específico, lo cuál dificulta ponerse de acuerdo.

Pero al mismo tiempo que este entrecruzamiento de disciplinas dificulta el acuerdo en ciertas cuestiones, favorece y enriquece la discusión respecto al tema de la calidad de vida, ya que cada disciplina aporta algo a las demás. Así algunas disciplinas abordarán más fácilmente el tema de los problemas ambientales en la ciudad (o en otro medio), otras los problemas en los servicios, en los aspectos y conductas psicológicas del hombre, en la gestión y en las políticas territoriales que permiten mejorar la calidad de vida de la población, en los movimientos sociales que muestran el grado de participación y libertad del hombre, etc.

Pero a pesar de este problema multidisciplinario, todos coinciden en que la calidad de vida de una comunidad trasciende el concepto económico de nivel de vida, incorporando parámetros que no son mensurables ni desde el nivel individual de cada persona ni mucho menos desde la sola apreciación cuantitativa de su nivel de ingresos materiales.

El concepto de calidad de vida o lo que implica en esencia, ha sido discutido desde tiempos remotos, pero fundamentalmente en el plano filosófico y no se llevaban a la práctica. A medida que la sociedad capitalista fue avanzando se fueron perdiendo aquellos aspectos que apuntaban a la calidad de vida de las personas, importando solamente aquellos aspectos estrictamente económicos. Ya a fines del siglo XX nos hemos dado cuenta, aparentemente, que para lograr un verdadero desarrollo integral del hombre, no sólo es suficiente el desarrollo económico que se pueda alcanzar, principalmente cuando a este se llega destruyendo, la libertad del hombre, la posibilidad de igualdad y al medio ambiente.

Teniendo en cuenta esto el gran desafío del siglo XXI, es poder de alguna forma conjugar todos los conocimientos puestos en juego para analizar la calidad de vida de la población, y fundamentalmente lograr que este concepto y todo lo que implica, sea tomado por todos, y especialmente por aquellos que deciden las políticas, para lograr un crecimiento integral del hombre, teniendo en cuenta no sólo los aspectos económicos, sin también lo social, lo psicológico y lo ambiental.

Bibliografía

VELÁZQUEZ, G. (Editor). La calidad de vida en ciudades intermedias latinoamericanas. CD-ROM con las ponencias del IV Seminario Latinoamericano de Calidad de Vida Urbana. CIG. FCH. UNCPBA. Tandil. 1998. (ISBN Nº 950-658-056-1).

 

 

Autor:

Guillermina Fernández

Aldo Guzmán Ramos

UNCPBA. Argentina

Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales

Nº 242, 17 de julio de 2000

Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796]

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