EL LIBERTADOR DON JOSE DE SAN MARTIN.
A todos los peruanos cuando nos enseñan Historia del Perú, surge entre los muchos personajes que nos van enumerando una figura muy especial y se trata del Libertador Don José de San Martín, que proclamo la Independencia del Perú el 28 de julio de 1921. Nos queda en la memoria colectiva el nombre y lo tratamos como si fuera un insigne peruano y por tanto nuestro cariño a él tiene una significación muy especial.
Lo que no dice la historia oficial que nos enseñan, es que El General Don José de San Martín fue por ejemplo Masón, y en los últimos años se ha dicho también que es mestizo y plebeyo.
Aún cuando estos temas ya han sido abundantemente tratados, considero que no es impertinente conocer algunos aspectos más sobre una vida tan singular, de un hombre libre, que dio tanto a su país de origen Argentina como a la de sus vecinos de Chile y el Perú.
Con el ruego a todos nuestros hermanos argentinos por su comprensión, permítase retomar algunos aspectos sobre el abundante material escrito sobre los temas planteados.
El masón don José de San Martín
El historiador argentino Patricio Maguire afirma que San Martín no fue masón ni tampoco lo fueron logias masónicas ningunas de las Logias a las que perteneció. Para este efecto recabó información en la United Grand Lodge England.
Quienes sostienen esta tesis se basan en los siguientes documentos:
Gran Logia Unida de Inglaterra
Londres, 21 de agosto de 1979
Estimado Señor,
Su carta del 7 de agosto de 1979, dirigida al Gran Maestre, me ha sido derivada para su contestación.
1. La Logia Lautaro era una sociedad secreta política, fundada en Buenos Aires en 1812, y no tenía relación alguna con la Francmasonería regular.
2. La tres Logias que Ud. menciona en su carta, jamás aparecieron anotadas en el registro o en los Archivos ni de los Antiguos ni de los Modernos ni de la Gran Logia Unida de Inglaterra: no hubieran sido reconocidas como masónicas en este país entonces o posteriormente.
3. Las seis personas mencionadas en su carta, de acuerdo a nuestros archivos, nunca fueron miembros de Logias bajo la jurisdicción de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
4. La Gran Logia de Inglaterra no era el único organismo masónico existente durante el período en el cual Ud. está interesado. Existían Grandes Logias independientes en Irlanda, Escocia, Francia, Holanda y Estados Unidos de América, todas las cuales autorizaban la instalación de logias propias.
5. Nunca han existido medios legales para prohibir que extranjeros en Inglaterra crearan sus propias Logias, pero tal acción siempre ha sido considerada por la Gran Logia de Inglaterra como una invasión de su soberanía territorial, y las logias así creadas no serían reconocidas como regulares, ni se permitiría a sus miembros concurrir a las Logias inglesas, o que los masones ingleses concurrieran a aquellas.
Sinceramente suyo,
James William Stubbs
Gran Secretario
Gran Logia de Escocia
Edimburgo, 30 de junio de 1980
Estimado Señor,
Con referencia a su carta del 17 de junio concerniente a las seis personas mencionadas en su comunicación, le informo que las conexiones que la Gran Logia de Escocia tuvo con Sudamérica fueron establecidas en fecha muy posterior a las de la Gran Logia Unida de Inglaterra, ya que la primera Logia Escocesa no fue autorizada hasta 1867.
Lamento no poder ayudarle en su investigación.
Afectuosamente suyo,
Gran Secretario
Gran Logia de Irlanda
Dublin, 24 de junio de 1980
Estimado Señor,
Gracias por su carta del 17 de junio y por la copia de las cartas que Ud. recibió de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
La Gran Logia de Irlanda nunca estuvo activa en Sud América y no hemos tenido relación alguna con los organismos que Ud. menciona.
La respuesta a las preguntas que Ud. específicamente formula son:
1. No hemos emitido patentes (Cartas de Instalación) a ninguna de las Logias arriba mencionadas y no existe registro alguno de ninguno de los nombres que menciona, como miembros de logias irlandesas.
2. No existe posibilidad alguna de que una logia nuestra haya emitido patentes o iniciado a ninguna de las personas mencionadas, por cuanto no estaban activas en sus áreas.
3. Desde el establecimiento de la Gran Logia de Irlanda en 1725 se estableció que temas de Política o Religión no podían ser considerados en ninguna de nuestras logias, ni éstas tampoco debían comprometerse en actividad política alguna. Este principio permanece vigente hasta el presente día.
Sinceramente suyo,
J.O. Harte
Gran Secretario
Esta información dice que entre los años de 1790 a 1810 ninguna autoridad, fuera de Inglaterra, podía fundar una Logia sin permiso de esta Gran Logia Unida y de haberlo hecho, sería desconocida como masónica. Por otra parte, en 1799 el gobierno inglés habría dictado una ley donde prohibía la formación de sociedades con fines de sedición y se aclaraba que las Logias masónicas estaban excluidas de tales actividades, por lo tanto, podían actuar libremente bajo la condición de presentar cada 15 de marzo una nómina de los miembros y sus actividades. Maguire concluye que la Logia Lautaro habría transgredido esta ley y, de hecho, no figura en los archivos de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
Para Maguire, tanto la Logia Lautaro como la de los Caballeros Racionales eran "reuniones de café" donde sólo había compromisos de honor ya que no pudo encontrar ningún registro masónico de su instalación ni la autorización para funcionar. Si la Logia Lautaro hubiese sido una Logia reconocida por la masonería inglesa o de otro país, habría recibido un diploma masónico y habría completado las formalidades requeridas por los organismos de coordinación y control existentes en la época. Ni en España, Francia, Inglaterra o Buenos Aires hay documentación (ni patente de instalación, ni diplomas, ni correspondencia) que avale la pertenencia de la Logia Lautaro a la masonería. La investigación de este historiador se extendió a las Grandes Logias de Francia, Holanda y Estados Unidos que también otorgaban patentes, con los mismos resultados.
Según afirma Bartolomé Mitre (reconocido masón), San Martín no fue masón pero consintió en usar los símbolos masónicos, la Logia Lautaro no formaba parte de la masonería y sus objetivos eran solamente políticos. Antes de estallar las revoluciones americanas, los revolucionarios se organizaron en Logias secretas que adoptaron los signos y fórmulas masónicas pero no lo eran ya que en la masonería estaban prohibidas las discusiones sobre temas políticos o religiosos.
Por otra parte la condición de masón de San Martín ha sido tratada de la siguiente manera:
San Martín fue un masón iniciado en España y conforme indica el historiador Argentino Alcibíades Lappas, en su libro "La masonería a través de sus hombres", su iniciación ocurrió a principios de 1808, siendo San Martín edecán del general español Francisco María Solano, marqués del Socorro, capitán general de Andalucía quien lo inició en la Logia Integridad de Cádiz. Posteriormente se afilió a la Logia Caballeros Racionales Nro. 3 donde recibió el grado de Maestro Masón. Este dato, afirma Lappas, que lo obtuvo de una publicación del gobierno franquista (España), donde se probaba que la gran mayoría de los militares americanos que encabezaron los movimientos de independencia eran masones.
En 1939, después de la guerra civil española, se organizó toda una campaña antimasónica. El enfoque de los antimasones españoles difiere del sustentado por sus pares en la República Argentina. Ellos consideran que todos los libertadores de América fueron traidores a la madre Patria por el hecho de ser masones, y por ello sacaron a relucir el masonismo de los próceres de la emancipación americana, lo que fue publicado por medio de la Editora Nacional, un órgano oficial de la España franquista.
Dos figuras de la logia Integridad, habrían de conmover el corazón de San Martín y su recuerdo habría de acompañarlo durante toda su vida, la primera de su primer Venerable Maestro, tanto por su brillante personalidad cuanto por el hecho de haber sido San Martín su edecán al momento de su trágica muerte. Se trata del General Francisco María Solano, Marqués del Socorro, Capitán General de Andalucía y Gobernador Civil y Militar de Cádiz, Venerable Maestro en su logia Integridad Nro. 7, maestro en el arte de la guerra, aventajado discípulo de las tácticas francesas aprendidas a través del general francés Maureau.
San Martín guardó un indeleble recuerdo por la memoria de su primer Venerable Maestro, el General Solano, al punto de llevar en su billetera hasta la hora de su muerte, un grabado en acero en forma de medallón. Al respecto escribía el hijo político del General San Martín, el General Balcarce, al General Mitre: "También envío a Ud. el retrato del desgraciado General Solano, el mismo que su padre político llevaba en su cartera como recuerdo de aquel amigo a cuyas órdenes sirvió como Edecán y cuyo fin no pudo evitar a pesar de los esfuerzos que hizo por salvarlo aquel horrendo día".
Al General Francisco María Solano, lo asesinaron y arrastraron su cadáver como trofeo de victoria, anulando toda defensa, pese a denodado esfuerzo. De la hondísima impresión que a San Martín le produjo aquel pavoroso espectáculo, son testimonios sus posteriores y constantes repulsas a los movimientos demagógicos y a los procedimientos de los gobiernos basados en el desenfreno de las multitudes. A través de su gloriosa vida veremos momentos solemnes de ella, y hasta qué punto llegaba su repugnancia a desórdenes y motines por lo mismo que era un sincero servidor constante de su pueblo.
En la Logia Integridad Nº 7 tuvo fraternal vinculación con Alejandro Aguado, amistad que tendría proyecciones insospechadas en el porvenir lejano de la vida de San Martín. Era Aguado natural de Sevilla y siete años menor que San Martín, revistaba como cadete en su regimiento y luego habría de ser su mejor e íntimo amigo. El joven Aguado había abrazado la carrera de las armas por vocación, ya que la fortuna de sus padres lo tenían a cubierto de necesidades e ingresó en el ejército del rey en 1799.
Aguado, joven, rico, alegre, contrastaba con San Martín, reservado y serio. Coincidían sin embargo en varios aspectos: honradez de intenciones, bizarría, rectitud y limpieza en sus conductas. San Martín debió ser el maestro de Aguado en el campo de batalla.
Tan íntima y fraterna fue esa amistad, que Aguado fue uno de los muy pocos que San Martín tuteaba. Luego, cada uno marcha a su destino, San Martín, el de libertador de medio continente; Aguado, ostentando el título de Marqués de las Marismas y acaudalado banquero; más el destino los lleva a reunirse casi en el ocaso de sus vidas en Francia.
Allí San Martín, con la ayuda de su amigo Aguado, adquirió en propiedad un palacete cerca del castillo de Aguado en el Bourg y aquí ocurren hechos clave en esta exposición, ambos en su carácter de masones concurren a las tenidas de la logia de Ivri, donde están las firmas de ambos como integrantes de las tenidas masónicas de la que era Venerable Maestro el doctor Rayer, médico particular de Aguado y después Presidente de la Sociedad de Biología. Aguado, que tan particular devoción sentía por San Martín, lo nombra en su testamento albacea y tutor de sus hijos menores.
San Martín, en cumplimiento de esas funciones, tuvo que traer los restos de Aguado, fallecido en su viaje a España, organizar solemnes funerales para el difunto en la iglesia de Notre Dame de Lorette y erigir suntuoso mausoleo sobre una elevación del cementerio de Peré Lachaise, donde mandó a grabar el siguiente epitafio: "No busquéis entre los muertos al que vive".
Pero volvamos al derrotero masónico seguido por San Martín y regresemos para referirnos a la segunda logia en que le tocó actuar. San Martín no pudo ser ajeno al llamado emancipador de las colonias americanas radicadas en España, que se agrupaban en la logia Caballeros Racionales Nº 3 de Cádiz, que tenía el privilegio de reunir en su seno muchas personalidades de la emancipación americana.A esa logia se incorpora a mediados de 1808, esta logia se había formado sobre los restos de la creada por el peruano inmortal, don Pablo de Olavide, el primero en concebir el ideal de la emancipación americana. Esta logia como nos enseña el General peruano Rivadeneira, miembro de la misma, fue creada en Madrid y ante el avance de los franceses pasa a Sevilla y luego a Cádiz, donde contó con sesenta y tres miembros, que se distinguieron por sus talentos y por su acendrado patriotismo, por su interés por la independencia, de distinguidas y señaladas virtudes patrióticas en cada uno de ellos. Nombres ilustres como los colombianos Mérida, Tobar, Carcedo y Castillo; los mejicanos Pérez Toledo y Obregón; los guatemaltecos Suárez, Pinedo y Juanos, etc.
El General Rivadeneira, refiriéndose a San Martín, con quién se encontró en 1821, en el cuartel general de Huaura dice: "Me estrechó en sus brazos y recordó nuestra antigua amistad, nuestros trabajos en la sociedad de Cádiz para que se hiciese la América independiente". San Martín, que mucho apreciaba los servicios y sacrificios del General Rivadeneira, su antiguo cófrade de Caballeros Racionales Nº 3, lo nombró General de Brigada y designó como Gobernador del Callao.
La Logia Caballeros Racionales contó con similares en Madrid, Sevilla, Cádiz, Bogotá, Caracas, Filadelfia, México, Buenos Aires, Uruguay, Londres, etc. Tres argentinos presidieron la logia Caballeros Racionales Nº 3 de Cádiz, José Moldes hasta 1808, Carlos María de Alvear hasta 1811 y luego el sacerdote Ramón Anchoris. A ella se refiere San Martín en carta al Presidente del Perú, Mariscal Ramón Castilla, escrita en Boulogne Sur Mer en el año 1848: «En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los movimientos acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc. resolvimos regresar cada uno a nuestro país a fin de prestarles nuestros servicios en la lucha que calculábamos se había de entablar".También se refiere a ella el general Zapiola en el cuestionario que le envía el general Mitre con relación a la actividad masónica de esta logia, donde le contesta en la parte final, enviándole una lista de los individuos que forman la Logia Caballeros Racionales Nº 3.
En idéntico sentido, con relación a la existencia de esta logia se refieren hermanos que fueron actores, por integrar los cuadros lógicos, como Moldes y Guruchaga, Rivadaneira y Alvear, en sus cartas enviadas a Mérida en Caracas
Resuelto San Martín, al igual que otros patriotas, a dirigirse a Buenos Aires, donde había estallado el grito de la emancipación, debe dirigirse como camino obligado, primero a Londres. Para ello, San Martín obtuvo la ayuda de uno de los jefes del ejército inglés, Sir Charles Stuart, quien le consiguió un pasaporte y cartas de recomendación para Lord Mac Duff, más tarde Conde de Fife y que había pertenecido a la Logia creada en Londres por el insigne precursor Francisco de Miranda. Esto tiene una doble importancia probatoria.
Por otro lado Gerard, bibliotecario de Boulogne Sur Mer, amigo de San Martín, que tuvo estos datos del propio Libertador, la publicó en una nota necrológica cuando éste fallece en Agosto de 1850. La referencia alude al Conde de Fife, pues cuando San Martín abandona América después de su gesta libertadora y hace una estadía en Inglaterra, pasó una temporada en el castillo de su amigo y hermano el Conde Fife, en la localidad de Branff, Escocia, donde San Martín visitó, en compañía de su hermano, las logias San Andrés Nº 52 y San Juan, operativa Nº 92, donde están rubricadas ambas firmas. Estas logias pertenecían a la jurisdicción de la Gran Logia de Escocia, en la que su amigo, el Conde de Fife, era Gran Maestre de la Gran Logia Provincial de Granffshire hasta el año 1848. Volviendo al viaje de San Martín a Londres, cabe destacar que allí fue recibido por sus hermanos que ya se habían instalado, ubicándose San Martín como invitado en la casa de Carlos M. de Alvear.
Allí en Londres estuvo San Martín cuatro meses fundando con sus hermanos la logia Caballeros Racionales Nº 7, cuyo primer Venerable Maestro fue don Carlos de Alvear, siendo sus integrantes, además de San Martín, Zapiola, Holmberg, Mier, Villa Urrutia, Chilabert, al que se agregaron Manuel Moreno, hermano del Tribuno de Mayo Mariano Moreno y los venezolanos Luis López Mendes, Andrés Bello y el Marqués del Apartado.
En la logia de Londres, expresa el General Zapiola, fue San Martín, al igual que él, ascendido al quinto grado, afirmación que sostiene en la contestación de las preguntas que le formula el general Mitre y en cuya respuesta agregara además la nómina de los integrantes de la logia Caballeros Racionales Nº 7 de Londres, que hemos destacado.
Se tiene probado, por cartas de Carlos de Alvear del 20 de octubre de 1811, dirigida al patriota venezolano Rafael Mérida, Venerable Maestro de la logia de Caracas, Venezuela, de las actividades de los hermanos de la Logia Caballeros Racionales Nº 7 de Londres, al igual que la nómina de sus componentes, ya que estas cartas se encuentran depositadas en el archivo Alvaro de Bazán de la Armada Española y que fueron dadas a conocer por el historiador español contralmirante Julio Guillén.
Las referidas cartas, así como otros documentos, habían sido confiados a Juan Brown, sobrecargo del bergantín inglés La Rosa, que fuera apresado por un corsario español el 3 de enero de 1812, por cuya causa tomó intervención la inquisición y por los conductos referidos llegó a nuestros días.
Por la intervención del importante masón Lord Marduff, Conde de Fife, logró que se armara la fragata Jorge Canning en enero de 1812, llevando su carga de hermanos masones que concurrían a sentar plaza en el ejército de la revolución de esta parte del continente. En ella venían estos militares de carrera: Teniente Coronel de Caballería José Francisco de San Martín, Alférez de Carabineros Carlos María de Alvear Balvastro, Capitán de Caballería Francisco de Vera, Alférez de Navío Martín Zapiola, Capitán de Milicias Francisco Chilavert, Subteniente de Infantería Antonio Arellano y el Teniente de las Guardias Walonas, Barón de Holmberg. Ya en Buenos Aires, puestos en contacto con el Venerable Maestro Julián Alvarez de la Logia Independencia, la primera actividad masónica de San Martín fue formar un triángulo conjuntamente con Alvear y Zapiola y ya para junio de 1812 el triángulo había afiliado a Guido, Murguiando, Zufriategui, Malter, Anchoris, Monteagudo, más la casi totalidad del pasaje de la fragata George Canning, y que se denominó según las últimas investigaciones, Caballeros Racionales Nº 8 y no Lautaro, denominación que recibiría recién en 1815, con motivo de la reorganización que inspira San Martín. Su lema fue: Unión, Fuerza y Virtud. Se requería ser americano y juramentarse a luchar por la independencia, según el archivo que en Montevideo llevó el señor Julián Alvarez, Venerable Maestro de la Logia Independencia y que diera sus mejores hombres a la logia Caballeros Racionales Nº 8. Además, como expresión de su fe democrática, estos hermanos juramentados expresaban que no reconocerían por gobierno legítimo de las Américas, sino aquel que fuese voluntad de los pueblos y de trabajar por la fundación del sistema republicano. La logia, a pesar del reducido número de sus miembros, asumió de inmediato un papel preponderante, convirtiéndose en el centro motor de los más importantes acontecimientos históricos que permitieron que el barco de la revolución retomara su rumbo inicial.
Así vemos que sus integrantes, encabezados por San Martín y Alvear, Venerable Maestro de la logia, al comprobar la falta de representatividad y eficacia del primer Triunvirato Argentino, congregaron las tropas frente al Cabildo, aquel ocho de octubre de 1812, para exigir un cambio del poder ejecutivo. Es así como surge el Segundo Triunvirato, integrado por Juan José Paso, Rodríguez Peña y Alvarez Jonte, todos ellos hermanos de la orden, cuyo primer y más trascendente acto de gobierno fue convocar a la Asamblea del año 1813, Asamblea de la Patria Naciente, formadora de la leyes de la libertad civil, pero que no llegó a declarar la independencia y dar una constitución. San Martín y Alvear fueron por mucho tiempo los árbitros de la logia y ésta de los destinos de la Patria. De los 55 miembros de la logia, 3 pertenecían al Poder Ejecutivo, 28 de sus miembros eran representantes en la Asamblea General Constituyente, 13 eran partidarios de San Martín y 24 de Alvear. Su objeto declarado era trabajar con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad, obrando con honor y procediendo con justicia. Según su constitución, cuando alguno de los hermanos fuera elegido para el Superior Gobierno de Estado, no podía tomar resoluciones graves sin consultar a la logia, no podía nombrar por sí enviados diplomáticos, generales en jefe, gobernadores de provincia y jueces, funcionarios eclesiásticos ni jefes de cuerpos militares, ni castigar con su sola autoridad a ningún hermano. Era ley en todos los conflictos el sostener a riesgo de su vida las decisiones de la logia. Una sorda lucha entablada por las ambiciones de Alvear, en el transcurso de 1815, lleva a la logias un estado de disolución, pero San Martín, mientras preparaba su campaña libertadora, propugnó la reorganización de la logia, que se llamó Lautaro, no como expresión de homenaje al héroe de la obra de Ercilla, sino como expresión masónica que significa expedición a Chile.
San Martin (oleo pintado en 1824)
Organizada la logia Lautaro, llegó a servir de enlace de los trabajos entre él y el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, también hermano de la orden. Tal era la importancia que San Martín concedía a la logia, que estableció en todas partes adonde se dirigía y organizó las sociedades secretas en Mendoza, Córdoba. Santa Fe, Chile, Perú. Todas ellas denominadas Lautaro y manteniendo entre sí activa coordinación y cooperación, mientras se preparaban las fuerzas que irían sobre el Perú, para destruir el foco más poderoso de la resistencia colonial y donde también habría de fundar la Lautaro en Lima. Todas ellas con los mismos principios y constitución que la Lautaro porteña, a la que habían de someterse O"Higgins en Chile y el propio San Martín en Lima, como encargados del poder ejecutivo de estos países.
No solo las logias lautarinas fundó San Martín, también fundó la logia del Ejército del Norte, donde Belgrano fue iniciado y que a su vez creó la Logia Argentina de Tucumán, sino también la del Ejército de los Andes, con sus más dilectos compañeros de armas.
Luego del histórico abrazo de Guayaquil con Simón Bolívar, con intervención de la Logia Estrella de Guayaquil, inicia su retiro, despojándose San Martín del mando supremo en Perú, para radicarse en Bruselas, donde se incorporó a la Logia La Perfecta Amistad.
En honor de San Martín, esa logia mandó acuñar una medalla de plata cuyo facsímil se encuentra en la masonería argentina. Además, el capítulo Rosacruz "Los Amigos de Bruselas" hizo acuñar otra medalla, cuyo original se encuentra en el Museo Mitre. Estas medallas tienen la particularidad de mostrar a San Martín de perfil y son debidas a un distinguido masón, el artista europeo Henri Simons.
Masones son sus amigos íntimos, masones son los principales oficiales de su ejército y masones son sus compañeros de militancia política. Las máximas para su hija tienen el tono de la retórica masónica; su testamento utiliza los términos clásicos de los masones de su tiempo.
Antes de morir, el Gral. Don José de San Martin, redacto 12 máximas para entregar a su hija, para que recorra el resto de su vida.
1° Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una Mosca abriendo la ventana para que saliese: Anda, pobre Animal, el Mundo es demasiado grande para nosotros dos.
2° Inspirarla amor a la verdad y odio a 1a mentira.
3° Inspirarla gran Confianza y Amistad pero uniendo el respeto.
4° Estimular en Mercedes la Caridad con los Pobres.
5° Respeto sobre la propiedad ajena.
6° Acostumbrarla a guardar un Secreto.
7° Inspirarla sentimientos de indulgencia hacia todas las Religiones.
8° Dulzura con los Criados, Pobres y Viejos.
9° Que hable poco y lo preciso.
10° Acostumbrarla a estar formal en la Mesa.
11° Amor al Aseo y desprecio al Lujo.
12° Inspirarla amor por la Patria y por la Libertad.
Como masón practico la proverbial reserva, el secreto con el que rodean sus actos y la discreción de sus declaraciones, estas actitudes corresponden a la clásica disciplina personal de los masones. Desconocer esta relación de San Martín es una torpeza o algo peor. En todos los casos, ninguna de las consideraciones que se hagan en esa línea alcanza a ocultar lo evidente. San Martín, como muchos guerreros de la Independencia, fue masón. Para bien o para mal, pero es lo que fue. Sus pares fueron Francisco de Miranda, Militar y Político; Gustavo Córdova Valenzuela, Docente Universitario y Periodista; El Gral. Simón Bolívar, Masón y Libertador; El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre y Alcala, Triunfador en la Batalla de Junín y Ayacucho; Bernardo O´Higgins Riquelme, Político y Militar y muchos otros nombres más como los peruanos José de la Riva Agüero, Marquez de Goyoneche, Marquez de San Miguel , José de Torre Tagle , Vizconde de San Donal, Beringoaga , José Baquijano y Carrillo Conde de Vista Florida , José Matías Vásquez de Acuña, Conde de la Vega del Ren, Mariano José de Arce, Martín George Guisse, Hipólito Unánue, Francisco de Zela, León La Chica, Francisco López Aldana, Miguel Tafur, José de la Mar, Francisco de Paula Quiroz, Francisco Javier de Luna Pizarro, Toribio Rodríguez de Mendoza, Bartolomé de las Heras, José Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Mariátegui y Telleria, Bernardo Monteagudo, Mariscal Juan Millar, Manuel Péres de Tudela, José Joaquin Olmedo y Cecilio Tagle.
Los masones que participan en la Independencia de los países de Sudamérica, constituyen una pleyade a los que sumamos: José Gabriel Condorcanqui "Tupac Amaru", Mateo Pumacahua, Francisco de Zela, los hermanos Catari, Julian Apaza "Tupac Catari", Mariano Moreno, Santiago Nariño, Andrés Bello, Luís Méndez, José Miguel Carrera, Tomas Guido y Manuel Belgrano, que bebieron del fuego idealista de Miranda y fue sellada en la Batalla de Ayacucho. Estos héroes de mil batallas o combates, llevaban junto a la espada, lanza o fusil, el Mandil, la Escuadra y el Compás. (Herbert Oré Belsuzarri, El Origen de la Masonería, 2010, Lima Perú, Pág. 80 http://es.scribd.com/doc/55441603/La-Masoneria-en-el-Peru)
San Martín estuvo en contacto con la masonería inglesa. En esta versión, según Lappas, afirma que Sir Charles Stuart participó con San Martín en la fundación de la Logia de Caballeros Racionales Nro. 7 de Londres. En esa ciudad fue recibido fraternalmente por prominentes masones quienes arreglaron los pormenores de su viaje a Buenos Aires, donde tomó contacto con el Venerable Maestro de la Gran Logia Independencia, el doctor Julián B. Alvarez, quien lo introdujo en la sociedad porteña y lo ayudó en la fundación de la Logia Lautaro.
Se especulaba que San martín estuvo al servicio de los ingleses, quienes una vez derrotados militarmente por los españoles, en las dos invasiones inglesas al Río de la Plata, los ingleses habrían alentado las aspiraciones independentistas de algunos militares americanos, y se afirma que el gobierno inglés se valió de la masonería para infundir ideas libertarias en los militares americanos. Esta versión es expuesta por el argentino Fabián Onsari en su obra "La Logia Lautaro y la Francmasonería."
Los símbolos masónicos en la tumba de San Martín en Francia.
Finalmente debemos recordar que la tumba de San martín en Francia tiene abundante simbología masónica, suficiente diríamos como para zanjar cualquier duda.
San Martín mestizo y plebeyo
En los libros de Historia del Perú, de Argentina y otros países, oficialmente se dice que San Martín nació en Yapeyú el 25 de febrero de 1778.
Pero en realidad la fecha no está probada. Bartolomé Mitre, que es masón argentino, la impuso históricamente y posteriormente los historiadores empezaron a indagar en los archivos y descubrieron que lo que se presentaba como evidente no era así. El primer motivo de asombro se produjo cuando se supo que la fe de bautismo no estaba o había desaparecido. Algunos aseguran que las quemaron los portugueses cuando pasaron por Yapeyú a sangre y fuego en 1817, otros sostienen que el acta no está porque nunca estuvo, porque José no fue hijo de Gregoria Matorras y Juan San Martín.
¿Es importante hablar del tema? Pues claro, para la historia ningún tema está prohibido y mucho menos aquellos que tengan que ver con la filiación de un importante protagonista, sin dejar de mencionar que si era hijo de indios o mestizos, o hijo de blancos, no altera en nada su rol histórico, en todo caso engrandece la figura del Libertador.
El General José de San Martín.
Los prejuicios de ser hijo "natural" ya no importan ahora, tampoco importan si es rubio, de ojos azules o nacido en un hogar aristocrático. El valor de los hombres se mide por sus actos y millones de peruanos, argentinos y chilenos, a San Martín lo respetamos y admiramos por lo que hizo, no por el lugar donde nació o si era hijo de blancos o de indios.
Un acta de bautismo publicada en 1921, de la cual nunca apareció el original, posiblemente porque era una invención para salvar aquella laguna documental, incurrió en varios errores, al mencionar a su padre como coronel y gobernador de Misiones y a su madre como Francisca de Matorras, Bartolomé Mitre se atuvo a la misma para dictaminar que el Libertador había nacido el 25 de febrero de 1778 y por lo tanto era el cuarto hijo del capitán San Martín con Gregoria Matorras
Dos amigos de San Martín, el encargado de negocios chileno Francisco J. Rosales y el abogado y periodista francés Adolfo Gerard, hicieron constar en el acta de defunción que tenia setenta y dos años, cinco meses y veintitrés días.
Oficialmente se sabe que José Francisco de San Martín es el hijo menor del matrimonio formado por Juan de San Martín y Gregoria Matorras. Las dudas que se tengan sobre su filiación no alteran el hecho cierto de que fue criado por ellos, que después de haber nacido en Yapeyú, o en algunos de las poblaciones vecinas, se trasladó con sus padres a Buenos Aires y luego marchó de la mano de ellos a España en la fragata Santa Balbina. Si entonces tenía seis años o siete o cuatro, no afecta esta hipótesis central acerca de quienes fueron los responsables de su crianza.
Juan de San Martín, su padre, nació en España, en la localidad de Cervatos de la Cueza, el 3 de febrero de 1728, fecha sugestiva porque ochenta y cinco años después, el hijo habrá de librar el combate de San Lorenzo. Gregoria Matorras nació el 12 de marzo de 1738 en Paredes de Nava, un pueblito vecino al de quien luego sería su esposo. Se dice que la pareja se formó en España, pero no se casaron allí sino en Buenos Aires. El matrimonio se celebró en Buenos Aires en 1770 y se asegura que se hizo por poder, porque don Juan no estaba en Buenos Aires sino en uno de sus habituales destinos militares. El matrimonio va a vivir al principio en el departamento oriental de Calera de las Vacas y a fines de 1774 don Juan es designado teniente gobernador del pueblo de Yapeyú donde se instala con su esposa y sus tres hijos. En Yapeyú nacerán Justo Rufino y José Francisco.
No le va a ir bien a don Juan los pagos de su carrera militar, signada por las postergaciones y las sanciones. En los tiempos de Carlos III y el Virrey Vertiz eran importantes los contactos y las recomendaciones y don Juan carecía de ambos beneficios porque no pertenecía a la nobleza, ni siquiera a la nobleza provinciana. Por estas razones el matrimonio para principios de los años ochenta decide regresar a España. El cargo que desempeñaba don Juan en Yapeyú lo pierde porque no supo organizar adecuadamente la defensa de estas poblaciones que en otros tiempos pertenecieron a los jesuitas y que después de su expulsión son amenazadas por los bandeirantes paulistas que avanzan sobre estos territorios con ánimo de conquista y decididos a capturar indios para someterlos a la esclavitud.
Ineficaz o desprovisto de recursos, lo cierto es que don San Martín es sancionado y regresa con su mujer y sus cinco hijos a Buenos Aires donde vivirán dos años. Tampoco les va bien en la ciudad levantada frente al río, si bien compra una casa, en su correspondencia se queja de las ingratitudes de los funcionarios y los bajos sueldos. Palabras más palabras menos, el 6 de diciembre de 1783 los San Martín retornan a España. Nuestro héroe para esa fecha es un niño y poco importa saber si tiene seis, cinco o tres años.
¿San Martín nació en la Argentina? Desde el punto de vista histórico no puede hacerse esa afirmación, ya que para esa fecha la Argentina aún no existía. Pero San Martín no sólo no es argentino en el sentido histórico de la palabra, sino que además no lo es en el sentido cultural porque se cría en un hogar español que nunca renunció a esa condición y que, a juzgar por sus decisiones, tampoco quisieron saber nada con vivir en estas tierras americanas.
Para 1810 San Martín es un español en el sentido pleno de la palabra. Nace en tierras que pertenecen a España, se cría en un hogar español, estudia en colegios españoles e inicia su carrera militar en ejércitos españoles. Habla como un español. El tono de la voz de San Martín no es americano, es español. Como se diría entonces, y se dice ahora, San Martín es un "gallego" y, sin embargo, nada de ello le impide ser el libertador, el padre de la patria.
¿Qué cosa no se sabe? En primer lugar, su fecha de nacimiento. San Martín cuando se casa en 1812 dice que tiene 31 años. Si vamos a creer esta afirmación, nació en 1781. Su foja de servicios militares de 1803 le otorga veinte años, por lo que habría nacido en 1783. En el pasaporte de 1824 dice tener 47 años, por lo que habría nacido en 1777. En una carta que envía en 1848 al Mariscal Ramón Castilla dice tener 71 años y cuando viaja a España con su padres en diciembre de 1783 lo anotan con seis años. Por lo que la hipótesis de que nació el 25 de febrero de 1777 parece ser la más probable. Años más, años menos, San Martín fue el que fue.
Un historiador militar español puntualiza que las Ordenanzas del Ejercito instituidas por Carlos III en 1768 establecían el mínimo de doce años para el ingreso de los cadetes, y da ejemplos de que el requisito se observaba rigurosamente; por lo cual San Martín tendría que haber nacido antes de julio de 1779. En realidad, esto no hace más que reforzar la presunción de que sus datos personales fueron manipulados para adecuarlos a las exigencias reglamentarias. Al embarcarse para España la familia San Martín y Matorras, en noviembre de 1783, en la fragata Santa Balbina registraron que José Francisco tenía seis años, de lo que podría deducirse que nació en 1777; pero las edades de los niños seguramente fueron declaradas en forma aproximada, sin verificación documental, pues a Juan Fermín le adjudican diez años, que recién iba a cumplir en febrero del año siguiente. En vista de la exigua certeza que aportan los documentos, solo es posible afirmar que José Francisco de San Martín había nacido alrededor de 1778.
Otro tema que ha causado molestias a algunos y curiosidad en otros es que si efectivamente fue hijo de Juan y Gregoria. También en este caso la ausencia del acta de bautismo despierta sospechas. Lo que se dice es que don Juan pudo haber cometido alguna picardía con una india o que la pícara fue Gregoria. Al respecto no existe ninguna prueba, salvo generalidades al estilo, "si el padre era bajo, rubio y de ojos azules y la madre de tez blanca, ¿por que el hijo es alto y morocho?"
La otra hipótesis postula que Jose es hijo de Diego de Alvear, el padre de Carlos de Alvear. Para esos años don Diego andaba por Misiones haciendo de las suyas y de ello se infiere que tuvo un hijo con una india y lo entregó a don Juan para que lo adopte. La única prueba que avala esta afirmación es un documento firmado en Rosario el 22 de enero de 1871 por Joaquina Alvear Quintanilla, nieta de don Diego. Los que conocieron a doña Joaquina, aseguran que su credibilidad era la de un jugador. Pero los amigos del indigenismo aprueban con entusiasmo esta hipótesis porque probaría que el Libertador es indio o por lo menos mestizo. Algunas cartas de San Martín a favor de los indios corroboran esta tesis, las cuales se refuerzan por su aspecto físico: morocho, ojos oscuros y rasgos aindiados. Indio o blanco, mestizo o español, lo que está fuera de discusión es que San Martín se forjó a si mismo para su propio orgullo y para honra de todos los argentinos, chilenos y peruanos.
Doña María Joaquina de Alvear y Sáenz de Quintanilla (1823-1889), hija de Carlos de Alvear, escribió sus memorias en Rosario de Santa Fe. Es una colección de anotaciones, cartas y recortes periodísticos pegados cuidadosamente en las páginas encuadernadas de un libro de comercio. El propósito de la mujer era transmitir a sus descendientes las semblanzas de los integrantes de la familia. Así, en una "cronología de mis antepasados", consigna la filiación de José de San Martín como hijo de don Diego de Alvear, "habido de una indígena correntina". Más adelante Joaquina reitera el parentesco, al evocar la única oportunidad en que visitó a su tío, en Europa: "Y examinándolo bien encontré todo grande en él, grande su cabeza, grande su nariz, grande su figura y todo me parecía tan grande en él cual era grande el nombre que dejaba escrito en una página de oro en el libro de nuestra historia y ya no vi más en él que una gloria que se desvanecía para no morir jamás. Este fue el general José de San Martín natural de Corrientes, su cuna fue el pueblo de Misiones e hijo natural del capitán de Fragata y General español Señor Don Diego de Alvear Ponce de León (mi abuelo)". Los recuerdos son del 23 de enero de 1877.
Manuscrito de Joaquina Alvear Quintanilla de Arrotea, que revela que San Martín es hijo de don Diego de Alvear.
En 1812, San Martín fue recibido con desconfianza por la sociedad porteña de Argentina. A diferencia del galante y mundano Carlos de Alvear, no tenía fortuna ni alcurnia. San Martín era moreno, el pelo lacio y renegrido. Corrían rumores sobre su condición de mestizo y la madre de Remedios de Escalada se opuso a que casaran con su hija ese oscuro plebeyo.
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