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La competencia empresarial como fundamento para el desarrollo de la empresa cubana (página 2)


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Hubo otros estudiosos, como Garrigues, que criticaron fuertemente estas posiciones, y defendieron la posición de que no eran los actos de comercio el centro del Derecho mercantil, sino la empresa, elevándola a su mayor nivel. Este profesor entendió a la empresa como "…la organización de elementos heterogéneos movido por la idea rectora del empresario y por la actividad de este y la de sus colaboradores"[5]. Ya según la posición de este autor, y de otros que fueron igualmente defensores de esta teoría, pues la empresa era el eje central en torno al cual se movía el derecho mercantil.

Unos y otros conceptos sobre empresa, tienen dentro del marco de sus delimitaciones aciertos y desaciertos, porque si bien es cierto que no podríamos estar contestes en que la empresa la constituyen los actos de comercio, sino que una nutre a la otra y viceversa, tampoco pudiéramos estar conformes con la teoría de la equiparación entre empresa y Derecho Mercantil, porque este último no está comprendido o conformado única y exclusivamente por al empresa, sino que en su entorno y a su interior se dan un cúmulo de relaciones sociales con trascendencia para el derecho que pertenecen y son dominio de otras ramas, como el Derecho Civil, el Administrativo, el Económico, el Financiero, entre otros.

Con la llegada de los españoles a Cuba, y la implantación de su Código de Comercio, pues se implementan las instituciones mercantiles por traspolación a nuestra sociedad, a pesar de sus correspondientes limitaciones. Este cuerpo legal, no definió en ninguna de sus normas lo que debíamos entender por empresa, asimismo el derecho positivo tampoco ha logrado una acertada conceptualización de la institución. Es por ello, que cada vez que se utiliza el término empresa, pues nos remontamos al significado que dan las Ciencias Económicas, las que la han entendido como "…la organización de los factores de la producción (capital y trabajo) con el objetivo de obtener una ganancia ilimitada"[6]. Justo sería mencionar la nueva definición dada por el profesor Garrigues, quien en brevísimas palabras señaló que "cualquier hombre de negocio la definiría sin vacilar como un conjunto de bienes (cosas, derechos, actividad) organizados por el comerciante con ánimo de lucro"[7]. A pesar de todo varias han sido las teorías[8]y posiciones que han tratado de conceptualizar a la empresa.

Desde el punto de vista jurídico ha habido consensualidad en entender a la empresa como "el conjunto organizado de elementos heterogéneos, los cuales no se funden entre sí perdiendo su individualidad en la nueva unidad, sino que la conservan como objeto de distintos derechos"[9]. O sea, que se ha entendido como el grupo de actividades surgidas de la idea del empresario, quien será el que las administra, operando sobre un conjunto de elementos heterogéneos, ya sean cosas corporales, derechos, o relaciones materiales de carácter económico, que dan lugar a relaciones jurídicas.

La empresa socialista, encuentra su fundamento constitucional en los artículos del 14 al 17 de nuestra Carta Magna, donde se asegura la dirección de la economía a través de instituciones estatales, mediante los bienes estatales de todo el pueblo, que excepcionalmente podrá cambiarse su naturaleza propietaria, organizada y dirigida mediante la administración pública, a través de la creación de organismos, empresas y otras formas organizativas de gestión y producción.

En nuestro país, la empresa ha sido entendida "como organización económica, con personalidad jurídica, balance financiero independiente y gestión económica, financiera, organizativa y contractual autónoma que se crea para la dirección técnica, económica y comercial de los procesos de elaboración de los productos y los servicios, los que deberán lograrse con la mayor eficiencia económica"[10]. Esta definición, utilizada y tenida en cuenta para la elaboración de planes económicos, y para el establecimiento de políticas empresariales, cuenta con no solo la delimitación conceptual ajustada a nuestro entorno social y político, sino que concluye con el fin y la obligatoriedad de que el mismo se realice como se define.

En Cuba, las entidades económicas adoptan esencialmente dos formas, las empresas estatales[11]y las empresas no estatales. En un principio, estas adoptaban únicamente las formas de unidades presupuestadas, empresas estatales y las uniones de empresas. La regulación existente en este sentido se erige sobre dos disposiciones esenciales, el Decreto 42/79, Reglamento de la Empresa Estatal, que se encuentra vigente para las empresas estatales de subordinación local; y las Normas sobre la Unión y la Empresa Estatal, del año 1988, para las entidades de subordinación nacional. En la actualidad, conjuntamente con estas formas tradicionales que aún subsisten en el ámbito estatal, surgen nuevas formas empresariales estatales con el objetivo de operar un ámbito de mayor autonomía y gestión y, de esta forma, alcanzar niveles crecientes de eficiencia y competitividad. Aparecen así las asociaciones, firmas, grupos empresariales, granjas estatales, las cuales siguen formando parte del sistema estatal, al adoptar nuevas formas con el propósito antes mencionado. Estas nuevas formas organizacionales no cuentan con una regulación jurídica general, sino que se rigen por las distintas resoluciones que las crean, emitidas por los diferentes organismos de la Administración Central del Estado.

Es válido señalar que los bienes que integran el patrimonio de las empresas estatales pertenecen al Estado, siendo, en principio, de naturaleza inembargables[12]De este modo, las empresas estatales solo responden de sus obligaciones con sus recursos financieros, por mandato constitucional[13]y no responden de las obligaciones del Estado[14]

Por su parte, las uniones de empresas, así como las asociaciones y grupos empresariales constituyen formas superiores de organización, toda vez que estos se componen de varias empresas que se les subordinan y que se encuentran vinculadas por el tipo de actividad que desempeñan. Al igual que las empresas estatales poseen personalidad jurídica propia y patrimonio.

Las transformaciones operadas en el ámbito estatal tienen su colofón en la promulgación del Decreto-Ley 187/98 por el que se establece el Sistema de Perfeccionamiento Empresarial. En las Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial, se señala como primer principio el hecho de que "la Empresa Estatal es el eslabón fundamental de la economía"[15], delimitando acertadamente la trascendencia que para la conformación del producto interno bruto de Cuba tiene este tipo de organización económica. Asimismo se señala que "El perfeccionamiento de la empresa estatal tiene como objetivo central incrementar al máximo su eficiencia y competitividad"[16]. Ello denota una conciencia de la premisa de la competitividad para la auto superación empresarial, indicando reformas en el pensamiento económico y político de la dirigencia cubana, pues admiten que la competencia es esencial para el desarrollo de la empresa cubana, y por ende de su economía. Es meritorio señalar, que dentro de los subsistemas[17]de las Bases del Perfeccionamiento Empresarial, es de trascendental importancia, sin restarle por supuesto trascendencia a los demás, pues en general constituyen un todo único, el subsistema mercadotecnia, porque es a través de este, mediante el cual la empresa podrá medirse su fuerza y posibilidades en el mercado nacional e internacional, asimismo advierte sobre la obligatoriedad de organizar sus procesos de producción o prestación de servicios de acuerdo a las exigencias de los clientes e incorporar la innovación tecnológica al proceso de gestión empresarial para poder materializar las mismas, donde el actual contexto económico obliga a hacer un uso eficiente de las técnicas de la mercadotecnia, siendo obligatorio vender en función de los clientes, tanto internos como externos, a través de la utilización de la publicidad, red de ventas, precio y presencia de los productos, elementos estos que no tienen por qué estar ausentes en la Empresa Estatal Socialista.

La competencia, desde el punto de vista gramatical, significa capacidad, aptitud, idoneidad, para realizar determinada acción o para sostener determinada conducta. En el orden económico mercantil, es entendida como "la capacidad de una organización pública o privada, lucrativa o no, de mantener sistemáticamente ventajas comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socioeconómico"[18]. Somos partidarios de que se trata de una muy buena definición, con un gran alcance y sentido, a los diferentes fenómenos que relacionados con el tema se manifiestan en la realidad social contemporánea.

El mundo vive un proceso de cambio acelerado y de competitividad global en una economía cada vez más liberal, marco que hace necesario un cambio total de enfoque en la gestión de las organizaciones. El término competitividad es muy utilizado en los medios empresariales, políticos y socioeconómicos en general. La competitividad tiene incidencia en la forma de plantear y desarrollar cualquier iniciativa de negocios, lo que ha provocando obviamente una evolución en el modelo de empresa y empresario. La ventaja comparativa de una empresa estaría en su habilidad, recursos, conocimientos y atributos, de los que dispone dicha empresa, los mismos de los que carecen sus competidores o que estos tienen en menor medida que hace posible la obtención de unos rendimientos superiores a los de aquellos.

El uso de estos conceptos supone una continua orientación hacia el entorno y una actitud estratégica por parte de las empresas grandes y pequeñas, en las de reciente creación o en las maduras, y en general en cualquier clase de organización. Por otra parte, el concepto de competitividad nos hace pensar en la idea "excelencia", o sea, con características de eficiencia y eficacia de la organización.

La competencia no es producto de una casualidad ni surge espontáneamente, se crea y se logra a través de un largo proceso de aprendizaje y negociación por grupos colectivos representativos que configuran la dinámica de conducta organizativa, como los accionistas, directivos, empleados, acreedores, clientes, por la competencia y el mercado, y por último, el gobierno y la sociedad en general.

Una organización, cualquiera que sea la actividad que realiza, si desea mantener un nivel adecuado de competitividad a largo plazo, debe utilizar antes o después, unos procedimientos de análisis y decisiones formales, encuadrados en el marco del proceso de planificación. La función de dicho proceso es sistematizar y coordinar todos los esfuerzos de las unidades que integran la organización encaminados a maximizar la eficiencia en todos los sentidos. Para explicar mejor dicha eficiencia, consideremos los niveles de competitividad, la competitividad interna y la competitividad externa. La competitividad interna se refiere a la capacidad de organización para lograr el máximo rendimiento de los recursos disponibles, como personal, capital, materiales, ideas, etc., y los procesos de transformación. Al hablar de la competitividad interna nos viene la idea de que la empresa ha de competir contra sí misma, con expresión de su continuo esfuerzo de superación. La competitividad externa está orientada a la elaboración de los logros de la organización en el contexto del mercado, o el sector a que pertenece. Como el sistema de referencia o modelo es ajeno a la empresa, ésta debe considerar variables exógenas, como el grado de innovación, el dinamismo de la industria, la estabilidad económica, para estimar su competitividad a largo plazo. La empresa, una vez que ha alcanzado un nivel de competitividad externa, deberá disponerse a mantener su competitividad futura, basado en generar nuevas ideas y productos y de buscar nuevas oportunidades de mercado.

Para varios economistas, competencia quiere decir, beneficio sostenible para la empresa, mejora en la calidad e innovación de la misma, y productividad. Para estos, son los tres elementos esenciales que denotan la competitividad de determinada forma económica, sea de orden público o privado.

Es en base a las exigencias de la competencia, que las empresas buscan elevar los índices de productividad, lograr mayor eficiencia y brindar un servicio de calidad, lo que debe obligar a los directivos de las mismas, o a las autoridades en las diferentes instancias, a adoptar modelos de administración participativa, tomando como base central al elemento humano, desarrollando el trabajo en equipo, para alcanzar la capacidad y responder así de manera idónea a la creciente demanda de productos de óptima calidad y de servicios a todo nivel, cada vez mas eficientes, rápidos y de mejor calidad.

Para la mayoría del empresariado burgués, la competencia está estrechamente vinculada con la calidad. Y en sus prácticas mercantilistas, para entender y comprender el término, lo hacen a través de una fusión con el significado de paradigmas. El empresario burgués, interesado en ser competente, se emancipa en base a un modelo, teoría, percepción, presunción o marco de referencia que incluye un conjunto de normas y reglas que establecen parámetros y sugieren cómo resolver problemas exitosamente dentro de esos parámetros. Es por ello que consideran a la calidad como un concepto, una filosofía, una estrategia, un modelo de hacer negocios y que está localizado hacia el cliente. Y es que dentro de este concepto de calidad no solo se refiere al producto o servicio en sí, sino que es la mejoría permanente del aspecto organizacional, y administrativo, teniendo a la empresa como un artefacto monumental, donde cada trabajador, desde el director, hasta el trabajador, están comprometidos con los objetivos y fines para los que fueron creada su empresa, y más aun, si se entiende que la propiedad socia socialista, pertenece al pueblo trabajador.

Pero para lograr este nivel de concientización, es necesario que se rescaten y profundicen los valores morales básicos de la sociedad socialista, y es aquí, donde el administrador o director de la empresa juega un rol primordial, empezando por la formación previa de los trabajadores para lograr un colectivo laboral más animado, con mejor capacidad de confrontar los problemas de calidad, con mejor criterio para sugerir cambios en provecho de la calidad, con mejor capacidad de análisis y observación del proceso de producción, en caso de productos, o en la prestación del servicio, y poder enmendar los errores. Este es uno de los grandes problemas que enfrenta en la actualidad la empresa cubana, con vistas a lograr una competitividad en el mercado nacional y extranjero, primero, la falta de directivos que sean capaces de incitar a los trabajadores a realizar un trabajo con calidad, no se siente el liderazgo necesario, y en segundo lugar, la falta de pertenencia del trabajador cubano para con su centro laboral, así como el hecho de que logrando una competitividad provoca mayores ingresos, que se revertirán posteriormente en la mejora de las condiciones de vida de la sociedad en general, y de él mismo en particular. Se hace necesario pues, el estímulo.

La estimulación necesaria para que una empresa, sea más competitiva, tiene que ser el resultado de una política fomentada por el estado capaz de producir las condiciones suficientes para proveer la estabilidad necesaria para crecer. Es por ello, y según lo dispone las Bases del Perfeccionamiento Empresarial, es que se tienen que aprobar por el ministerio ramal, la existencia de tres requisitos indispensables, para que cualquier empresa inicie su tránsito a este estado, una contabilidad que refleje los hechos económicos, la existencia de un mercado, y la garantía de los aseguramientos necesarios. Ello denota que la empresa estatal socialista para iniciar su reforma funcional y estructural, debe cumplimentar con estos tres requerimientos, los que en su gran mayoría, los satisface el propio estado, encontrando en este punto una contradicción latente hoy en día en la actualidad cubana. El hecho de que una empresa estatal cuyo patrimonio le es asignado por el estado[19]y solo este es quien puede autorizar[20]a que la entidad se adentre en el proceso de perfeccionamiento empresarial, y es únicamente la empresa que se encuentra en este proceso, la que tiene mayores posibilidades de ser competente en nuestro país, entonces de ese análisis se puede concluir que depende del estado y sus instituciones, decidir cuál es la empresa estatal que se caracterizará por su competitividad.

Otro elemento de gran trascendencia, lo constituyen los competidores. Cada día es más importante conocer a los contendientes, ya que será contra ellos, o a su par, donde se dispondrá la guerra del mercado, de un mercado por demás altamente competitivo, irregular, y nada condescendiente para los que se queden detrás. Es la competencia entre pares, la que mide el grado de calidad de un bien o de un servicio. Es el mercado, con los diferentes agentes actuando, el termómetro que mide la aptitud de uno de sus agentes para adentrarse en el, y lo que es más importante y difícil, mantenerse, partiendo de cuestiones básicas como calidad, productividad, promoción, entre otros calificadores, que no bastan solamente para considerarse rentables en el medio, y agenciarse una posición preferible en el mismo.

A pesar de que pudiéramos decir, que el empresario cubano cuenta, con un mecanismo de información bastante bueno, no podemos plantear para nada, que por lo menor, en el ámbito nacional, la competencia sea una condición que estimule la producción de bienes y servicios. La empresa cubana estatal nacional, no siente los rigores y las exigencias de una competencia a la que tenga que obligatoriamente imponérsele. De ahí, que no se haga necesaria la lucha por la calidad, de los cuales podemos apreciar resultados prácticos. Ello nos llega incluso, de las orientaciones de las Bases del Perfeccionamiento, cuando se tiene como indicación que "se requerirá de la acción coordinada de las diferentes entidades, autorizadas a acopiar en cada territorio, para evitar competencias indeseables"[21]. Limitando y restringiendo la competencia nacional, confinando con ello cualquier posibilidad de ser superior en calidad como mínimo a otra empresa.

Otro elemento que atenta contra el desarrollo competitivo de la empresa estatal cubana, es el hecho de la no diversificación estructural de la producción y los servicios en Cuba. La posición de que se construye un sistema socialista, ha conllevado, que sea el estado el órgano rector en la determinación de las entidades económicas que producen bienes y servicios. La centralización en este aspecto es uno de los elementos que más daño le ha hecho a la empresa estatal cubana, y por ende a su economía. La creación de bienes y servicios, ha sido, casi exclusivamente, monopolio[22]de una sola empresa estatal, principalmente en el ámbito nacional. Solo existe una Empresa de Telecomunicaciones en Cuba, solo una Empresa Eléctrica, solo una Empresa de Productos Alimenticios, solo una Empresa de reparación y mantenimiento de Viales, solo una Empresa Cárnica, solo una Unión Láctea, y así pudiéramos avizorar una gran gama de servicios, y bienes que únicamente son brindados por una empresa o unión de empresas estatales, los que al tener el señorío en el ámbito nacional, pues no sienten la necesidad de mejorar sus servicios, o bienes, ya que el cliente obligatoriamente tendrá que ir con el para satisfacer su intereses, aun cuando el propio cliente antes de solicitar dicho bien o servicio, sepa de antemano que no se sentirá satisfecho.

En la actualidad, a pesar de es creciente el número de empresas estatales que entran en perfeccionamiento empresarial, y por ende tienen algún indicio de lo que es competitividad, no se avizoran pasos determinantes en este sentido. Actualmente, cuando el pensamiento mercantil y económico sobre el papel de la empresa estatal socialista se ha ido reformando, es necesario que se agudice a lo interno, la necesidad de abrir las posibilidades de autonomía a las empresas para que se dediquen, siempre bajo el supervisor estado, a las actividades que crean mas ventajosas. Asimismo, es necesario, y urgente la necesidad de diversificar la economía cubana, amenizando el entorno mercantil de la producción de bienes y servicios, lográndose indiscutiblemente con ello, una competencia socialista que denotará satisfacción y posibilidades de opción a la hora de elegir para el pueblo.

BIBLIOGRAFÍA.

  • 1. COLECTIVO DE AUTORES, "El perfeccionamiento empresarial en Cuba", Editorial Félix Varela, La Habana, 1999.

  • 2. COLECTIVO DE AUTORES, Lecciones de Filosofía Marxista Leninista, Tomo II, "La Teoría Mrxista Leninista del conocimiento", Edición Computarizada, MES, La Habana, 2000.

  • 3. COLECTIVO DE AUTORES, Temas de Derecho Mercantil Cubano, "La empresa y el establecimiento mercantil", Edición Computarizada, La Habana, 2005.

  • 4. DE CUBA JACAS, Pablo, "La empresa estatal socialista en Cuba. Su autonomía. Consideraciones al respecto", Revista Jurídica No. 12, julio septiembre, MINJUS, La Habana, 1986.

  • 5. GONZÁLEZ DALMAU, Ángel, "Entorno legal de la empresa", Monografía, Universidad de Granma, 2002.

  • 6. V. K., Andreev, "Las empresas y agrupaciones; nuevos métodos de dirección de la economía", Divulgación Jurídica No. 42, junio, MINJUS, La Habana, 1988.

  • 7. Acuerdo No. 4015 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros del 30 de abril del 2001.

  • 8. Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial, Anexo al Decreto Ley 187 de 1998, en Gaceta Oficial del 14 de Septiembre de 1998.

  • 9. Código de Comercio, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998.

  • 10. Decreto Ley No. 187 del 18 de Agosto de 1998, en Gaceta Oficial Edición Ordinaria No. 45 del 25 de Agosto de 1998.

  • 11. COLECTIVO DE AUTORES, "La competitividad", en , 27 de febrero del 2009, 8:30 P.M.

 

[1] Vid. COLECTIVO DE AUTORES, Lecciones de Filosofía Marxista Leninista, Tomo II, “La Teoría Mrxista Leninista del conocimiento”, Edición Computarizada, MES, La Habana, 2000, p. 63.

[2] Vid. DE CUBA JACAS, Pablo, “La empresa estatal socialista en Cuba. Su autonomía. Consideraciones al respecto”, Revista Jurídica No. 12, julio-septiembre, MINJUS, 1986, p. 119.

[3] Ídem. p. 120.

[4] Consideraba al Derecho Mercantil como el derecho de las empresas y de su tráfico.

[5] Ibídem. p. 121.

[6] Vid. COLECTIVO DE AUTORES, Temas de Derecho Mercantil Cubano, “La empresa y el establecimiento mercantil”, Edición Computarizada, La Habana, 2005, p. 28.

[7] Ídem. p. 29.

[8] Aquellas erigidas por la doctrina alemana a fines del siglo XIX, y que consideraban a la empresa como una persona jurídica, dotada de una unidad jurídica subjetivizada con atributos propios de la personalidad (nombre, firma, nacionalidad, patrimonio propio, etc.), siendo el negocio el que determinaba al comerciante y no lo contrario. Esta posición recibió en sus momentos disímiles críticos, pues confunde inexorablemente empresa con sociedad, no siéndolo, ya que es la sociedad, la forma social que adopta el titular de la empresa. Otras teorías son las que ven a la empresa como patrimonio separado, entendiendo que el empresario aparece con una doble personalidad, como empresario y como no empresario, y con la existencia de dos patrimonios, uno civil y el otro mercantil. Es decir que el patrimonio mercantil estaría afecto o limitado solo a la realización de una actividad empresarial, incomunicándolo del patrimonio civil del empresario. Esta teoría recibió también su cuota de críticas, ya que era imposible entender la existencia de un patrimonio sin una persona que fuera su titular, y la afectación por quiebra, por ejemplo, del patrimonio civil del empresario afectaría indudablemente al patrimonio mercantil. Otros autores consideran a la empresa como universalidad, o sea como objeto jurado indivisible. A pesar de que esta posición ganó lugar anteriormente, ha ido perdiendo vigencia, ya que se ha demostrado que es el ordenamiento jurídico quien le da a este patrimonio empresarial y no los particulares el carácter de universal, sin mencionar que estos bienes y derechos aun cuando el particular los sometiere a un mismo destino empresarial, pues recibirían tratamientos jurídicos diferentes. Otros han entendido a la empresa como organización, señalando que debiera reconocerse y protegerse como organización inmaterial del empresario, pues en ella se unen ideas creadoras y esfuerzos intelectuales y materiales, prestigio e imagen, y todo un conjunto que contribuye con su funcionalidad y economicidad. Esta posición no fue de las más aceptadas por no contar apoyo legal en que sustentarse, y por no asistir a la realidad concreta y total de la empresa. Por su parte la teoría atomista considera que la empresa solamente pudiera definirse desde el punto de vista jurídico, o sea, descompuesta en la diversidad de elementos simples y regulados con arreglo a las normas que a cada uno de estos corresponda según su naturaleza jurídica.

[9] Ibídem. p. 32.

[10] Vid. COLECTIVO DE AUTORES, “El perfeccionamiento empresarial en Cuba”, Editorial Félix Varela, La Habana, 1999, p. 30.

[11] Mediante el Acuerdo No. 4015 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, del 30 de abril del 2001, se acordó primeramente en “aprobar únicamente la denominación jurídica de empresa para aquellas entidades económicas de la producción de bienes y servicios, de propiedad estatal, que posean patrimonio propio y personalidad jurídica independiente”.

[12] Vid. Artículo 138 apartado 3 del Código Civil Cubano.

[13] Vid. Artículo 17 Constitución de la República de Cuba.

[14] Vid. Artículo 141 apartado 2 del Código Civil Cubano.

[15] Vid. Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial, Anexo al Decreto Ley 187 de 1998, en Gaceta Oficial del 14 de Septiembre de 1998, p. 1.

[16] Ídem.

[17] Conjunto de políticas y procedimientos encargados de implementar estructuralmente el perfeccionamiento empresarial en cada empresa, son; Organización general, identificado por el sistema empresarial, que es el conjunto de organizaciones económicas atendidas por el Ministerio, Consejo de la Administración Provincial u otro órgano del Estado que actúa bajo el principio de autofinanciamiento empresarial y que constituye el soporte fundamental de la economía nacional, definidas como Organización superior de de dirección empresarial, empresa, y unidad empresarial de base; Métodos y estilos, ya que la implantación de este sistema impone modificaciones tanto estructurales como funcionales, los que elevan el papel de las organizaciones económicas, en el proceso de la toma de decisiones y al unísono, establecen la creación de nuevos procedimientos de control estatal; Organización de la producción de bienes y servicios, referidos a la organización de cada puesto de trabajo y la interrelación con el trabajador, a la eliminación de los movimientos innecesarios y operaciones duplicadas, a la reorganización de los flujos de producción y servicios, a la eliminación gradual y permanente de los cuellos de botella, a la realización de los balances de carga contra capacidad, a la organización del despacho de la producción y su control sistemático, al análisis de la factibilidad de sustituir tecnologías y equipos obsoletos con el objetivo de aumentar los bienes o los servicios y las utilidades de la Empresa, a la adopción de las tecnologías y equipos que garanticen la calidad de los bienes y servicios; Gestión de la calidad, donde se toman las medidas para producir bienes o prestar un servicio que logre satisfacer las necesidades del cliente, basándose en el auto control y la calidad en todo el sistema; Organización y normación del trabajo, pudiéndose observar en dos sentidos, uno económico, que va dirigido a obtener el máximo de productividad, a cuenta de la racionalización del trabajo vivo, o sea, lograr que cada trabajador elabore, en una unidad de tiempo, el máximo de producción, con la calidad requerida y el mínimo de gastos materiales, sobre la base de disminuir el consumo de energía física y mental, y uno social que va a coadyuvar a la creación de condiciones laborales, que hagan que el trabajo se convierta en la primera necesidad vital del hombre; Política laboral y salarial, definiéndose como las relaciones laborales que se establecen entre los trabajadores y la Empresa, así como las regulaciones salariales a tener en cuenta por las entidades en función de lograr una mayor productividad y elevar la eficiencia en general; Contabilidad, costos, y control interno, los que definen las características del sistema contable, de control interno y de los costos que empleará la empresa, a fin de registrar convenientemente sus costos y gastos y conocer el estado de situación de la misma y su balance general, así como poder determinar costos por productos y servicios y conocer la eficiencia con que opera cada una de ellas; Relaciones financieras, que define las relaciones de las empresas con el presupuesto estatal, que consiste en la contribución de los tributos y aportes establecidos, teniendo como premisa que la empresa no recibirá, como regla, recursos del presupuesto; Planificación, en el que se potencia el reconocimiento del papel de la planificación en la conducción de la economía y sobre todo la responsabilidad que tiene la empresa en el proceso de elaboración, defensa y control del cumplimiento del plan, con la calidad y objetividad que este conlleva; Contratación económica, donde se potencia el papel de esta figura, dada la necesidad de reforzar la vinculación del plan con el contrato y de precisar su papel en el aseguramiento de relaciones de colaboración interempresarial; Información Interna, donde se definen los principios a tener en cuenta en las entidades empresariales para el diseño del sistema informativo, que permita cumplir con las demandas de información de las instancias superiores a la actividad empresarial y contar la empresa con la información útil que le permita dirigir y tomar las decisiones en el momento que se requiera; Precios, en lo que las empresas deberán atenerse a lo que el Gobierno y el Ministerio de Finanzas y Precios reglamenten para la información de los mismos; Atención al hombre, que se concibe, de forma general, como un sistema, como un conjunto de tareas, medidas y acciones, que de forma coordinada se orientan hacia la satisfacción de necesidades, a la creación de nuevos valores en el trabajador; con vistas a lograr los objetivos estratégicos de la entidad, en la búsqueda de productividad y eficiencia; Mercadotecnia, referido al hecho de que la meta máxima a alcanzar por las organizaciones empresariales perfeccionadas, será la obtención o prestación de servicios preferidos por los clientes y superiores a los de la competencia.

[18] Vid. “La Competitividad”, en www.monografías.com/trabajos/competitividad/competitividad.shtml.

[19] Vid. Artículo 44 apartado 2 del Código Civil Cubano.

[20] Vid. Artículo 2 del Decreto Ley No. 187 de fecha 18 de agosto de 1998, de las Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial, en Gaceta Oficial, Edición Ordinaria No. 45 de fecha 25 de agosto de 1998, p. 757.

[21] Vid. Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial, Anexo…, p. 75.

[22] Consideremos monopolio en el sentido de dominio casi total sobre determinada actividad.

 

 

Autor:

Lic. Andy Rojas Jiménez

aborregoc[arroba]fcsh.upr.edu.cu

Abogado y profesor universitario

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