Descargar

Crítica apriorística de relaciones públicas (página 2)

Enviado por Leo Araya.


Partes: 1, 2, 3

PROLEGÓMENO DE

RELACIONES PÚBLICAS

Ahora, con todos estos elementos, vamos a poder empezar con una profundización de lo que son las Relaciones Públicas y voy a intentar dejar asentadas las bases a partir de esta crítica, de lo que intento se entienda por Relaciones Públicas.

Pero vamos a ir avanzando muy de a poco para hacer pasos más o menos seguros, ¿qué son las Relaciones Públicas?, pues por el momento, y es lo que puedo decir, Relaciones Públicas es algo. Esto no es para nada poco, y si esto no es poco, digamos entonces que, ya es mucho, aunque no mucho en el sentido de quedarnos conformes con esta explicación; pero sÍ, mucho como para saber que Relaciones Públicas "es".

Ahora bien, ya sabemos que Relaciones Públicas es algo, pero este algo del que hacemos referencia todavía no podemos predicarle nada hasta no analizar su contenido, y ¿cuál es el contenido de Relaciones Públicas?¿Dónde podemos encontrarlo?, pues, debemos encontrarlo, a mi entender, en el contenido de su sentido, o sea, creo que la explicación del sentido de Relaciones Públicas debemos indagarlo en, y justamente, la idea de "Relaciones Públicas". Pero antes me gustaría hacer una breve crítica, a modo de estudio, de algunas definiciones de algunos autores sobre Relaciones Públicas.

"Las Relaciones Públicas constituyen un subsistema, ciencia y arte, por los que cada organización, a través de uno de sus directivos, encauza sus vinculaciones con la comunidad para difundir una imagen verdadera, digna, promocionada y comprensible por los diversos públicos". ¿Qué nos dice esta definición?, pues, no mucho, pues; "Las relaciones públicas constituyen un subsistema", pues un subsistema de qué, un subsistema de qué sistema continente.

Cuando habla de "para difundir una imagen verdadera, digna, promocionada y comprensible por los diversos públicos", pues, qué es verdadera, qué significa digna, qué nos quieren decir con comprensible. Pues vemos que en este caso la definición nos deja con más dudas que certezas. En esta misma definición se agrega: "Esa actividad se realiza a través de un proceso continuo y científico que tiene por objeto ganar la buena voluntad y la comprensión generales: a) mediante la obtención de las informaciones que permitan el conocimiento permanente y exacto de la opinión pública acerca de la organización; b) mediante el autoanálisis y la corrección rápida de la difusión de cualquier error o rumor inexactos; y c) mediante la planificación y ejecución de una política adecuada, y con la colaboración de todo el personal".

En este parágrafo encontramos, en vez de una definición, lo que podríamos llamar "reflexiones a tener en cuenta", sí, y evidentemente los puntos a, b y c son interesantes de analizar y podrían tomarse como necesarios, pero, no son la definición de Relaciones Públicas sino, y más bien, consideraciones importantes.

Para Sam Black, profesor honorario de la Universidad de Stirling, más que una definición de lo que son las Relaciones Públicas encontramos una exposición de deseos: "La práctica de las relaciones públicas es el arte y la ciencia de conseguir la armonía con el entorno por medio de la comprensión mutua, basada en la verdad y en una información completa". Se hace evidente que esta definición, como casi todas las que podemos encontrar, están teñidas de un "deseo" de que algo sea de una manera, pero, y entiendo que en toda ciencia existe un deseo, y el deseo está siempre constreñido al logro de un objetivo, a descubrir una "verdad", el deseo de una ciencia está expuesta por el científico, pero no por la ciencia. Es que ya Platón advertía de la diferencia del saber del de la opinión; "basada en la verdad" del que nos refiere Black es claramente una opinión, aunque no por eso descalificable y sin valor, es lo que él opina, pero, y por enunciación, no se puede caer en el error de dar una definición de Relaciones Públicas como ciencia haciendo un juicio de valor en la misma.

Sólo me he remitido a dos definiciones, y lejos de no exponer aun más enunciaciones por languidez, es que en su gran mayoría, siempre rondaría en las mismas críticas, según Carl Byoir, y aunque su definición sea risueña, encuentro que es bastante profunda, si entendemos que ha estudiado a todos los "definidores" de las Relaciones Públicas, y dice; "Las relaciones públicas son aquello que cree que son la persona que las practica", y verdaderamente, creo que su sarcasmo es plausible.

Pues al parecer todavía no podemos ponernos del todo de acuerdo, al parecer todos coincidimos que es una ciencia, pues, es un conjunto de conocimientos empíricamente demostrados, nuestro objeto de estudio es el hombre en cuento su "realidad" (lo en-el-mundo), y nuestro objetivo es cambiar o reforzar la idea de lo "en-el-mundo" de nuestros públicos.

También parecen estar de acuerdo con que es un arte, razonamiento del que no estoy para nada de acuerdo, sí creo que hay que ser creativo, un artista también debe ser creativo, pero el objetivo del arte dista enormemente del objetivo de la ciencia, el empeño del artista se distingue claramente del propósito de un científico por lo que no podemos confundirlo. A partir de ahora, voy a intentar dar una definición de Relaciones Públicas que nos sea propia, partiendo de un análisis del sentido de "Relaciones Públicas", y tratando de no hacerle contener juicios de valor para no caer en el mismo error antes citado.

Pues entonces, ¿qué es relación?, según Aristóteles es la referencia de una cosa a otra. Y qué encontramos si analizamos este "es la referencia de una cosa a otra", pues la idea de referenciar (hacer referencia, referir), y esto es un acto importante para las Relaciones Públicas pues, hacer referencia es "relacionar" como actividad. Pues relación es en principio, una actividad, pues la actividad de relacionar; entonces, para seguir referenciando, digamos que es un valor, ¿por qué?, pues porque la relación no es, ni un objeto real, no encontramos relaciones en-sí cuando caminamos, ni desprendiéndose de los árboles, ni en las góndolas de un supermercado; y no es un objeto ideal, ya que, la relación está sujeta a dos objetos de conocimiento (de una cosa a otra), puedo pensar en la relación de A con B, y de la relación que existe de B con F, pero, no puedo poner en mi cabeza la idea de relación sino, y en cuanto, dos objeto ideales o reales estén como objetos de conocimiento.

Así que, por ahora, podemos decir con cierta certeza que, Relaciones Públicas es, en principio, relacionar, y relacionar es, y como imposible su contrario, una actividad; porque es imposible, ya que actividad es activar, la no-activación de la relación.

Pero puede que se me objete que puedo relacionar sin intención, pero, la intención es otra variante, puedo relacionar sin intención, a modo subconsciente, sí, es posible hacerlo, pero, la actividad de Relaciones Públicas me implica relacionar como actividad, y esta actividad debe ser intencional, y si es intencional pues, ¿qué necesita en su base toda intención?, ¿cuándo hay intención?, pues hay intención cuando lo intento, y si lo intento es que, pues, es que lo estoy queriendo, y si lo estoy queriendo, entonces, tengo el objetivo de alcanzar, y, ¿de alcanzar qué?, pues el objetivo de mi intención de alcanzar la relación, y ¿relacionar qué?, pues hechos con personas, personas con hechos, ideas con personas, personas con ideas, actividades con personas, personas con actividades, hechos con ideas e ideas con hechos etc.

Ahora bien, ya tenemos la idea de que Relaciones Públicas "es", y es algo, y este algo que es, es, en principio relacionar.

Es importante para los profesionales de Relaciones Públicas recordar esta premisa, la de la relación, ya que es habitual encontrarnos con que muchas veces se actúa sin vocación, y es que la vocación de Relaciones Públicas es la de "hacer relación", pues me encuentro que muchas veces se piensa en Ceremonial y Protocolo sin la idea de "hacer relación", pareciera que a veces colocáramos el tratamiento del Protocolo con algún baúl impenetrable donde no se supiera realmente el por qué de su verdadero sentido, y éste es, pues, aparte del de ordenar, pues el de "hacer relación", el Protocolo nos sirve claramente para ordenar, pero, el fin real para el cual lo utilizamos es, porque en principio queremos "hacer relación".

Si analizamos en mayor profundidad nuestro "hacer relación" nos daremos cuenta que es clave para todas las ciencias, pues todas ellas buscan hacer algún tipo de relación, encontrar algún tipo de relación, lo que nos separa de ellas es que, así como todas ellas tienen una forma particular de buscarlas y de tratarlas, pues Relaciones Públicas también tiene su particular manera de hacerlo, manera que trataremos más adelante con el correr de las páginas.

Pero, ¿qué queremos decir con Públicas?, pues sabemos que es una variante del vocablo: público, y público se deriva del latín publicus, lo notorio, lo patente, "lo sabido por todos". Así que, en una primera inferencia, lo público debe ser "lo sabido por todos"; pero, y con esta palabra debemos hacer varias referencias, en primer lugar, y siguiendo con la definición dada, lo sabido debemos distinguirlo de lo conocido, pues, lo conocido deviene del conocimiento, y, debemos entender que lo conocido por el conocimiento es verdadero, el conocimiento de que la tierra es plana es un no-conocimiento, pero puede ser lo notorio, lo patente, lo sabido por todos, pero, un no-conocimiento; así que, de partida tenemos que públicas hace referencia a lo sabido por todos, pero, como actividad, y como actividad de Relaciones Públicas es, el-hacer-de-algo-sabido-por-todos.

Pero cuando hablamos de públicas también hacemos referencias a lo que llamamos públicos, o sea, a un grupo definido de personas las cuales van a ser las receptoras de un conocimiento, conocimiento a modo de saber ya que éste puede ser, o bien, un "conocimiento", o bien, un "no-conocimiento", un "conocimiento-no-probado" o bien, un "no-conocimiento-factible".

En páginas posteriores se harán algunas consideraciones sobre estos tipos de conocimientos a los que llamamos como "sabido", lo que se sabe; y es que para Relaciones Públicas la importancia radica en cuanto a este "el-hacer-de-algo-sabido", en que se sepa. Para comenzar a cerrar el círculo de nuestra actividad a medida que avanzamos diré, no es función de Relaciones Públicas que "el-hacer-de-algo-sabido" resulte en un conocimiento, no-conocimiento, no-conocimiento-factible o en un conocimiento-no-probado, no es función de Relaciones Públicas demostrar un conocimiento ni tampoco el de estudiar un conocimiento-no-probado para probarlo.

Por el momento nos quedaremos pensando que nuestro objeto de estudio, el de "relacionar algo para ser sabido", pero sabiendo que no es la mejor forma de tratarlo, y es que considero necesario hacer una pequeña modificación para mejorar el manejo de nuestro objeto de estudio. Voy a introducir un neologismo para referir este hacer-de-algo-sabido, y desde ahora le llamaré lo "ha-saber" o lo "ha-saberse" según corresponda, la función de este neologismo es en primer lugar entender este "ha-saber" como lo "a saber", aprovechando que este "ha" y "a" tienen el mismo sonido, pero la utilización de este "ha" es la de hacer referencia también al "haber", lo que "hay" en función de lo que "tengo" a saber, por lo tanto este "ha-saber" es por un lado entendido por lo "a saber" y por otro lado, y en concordancia, nuestro "ha" también nos recuerda que es lo que "tengo" como "haber" para ser-sabido.

Ahora bien, ya sabemos que Relaciones Públicas es, y este "ser" es, ser algo; pero, Relaciones Públicas no es algo a menos que, o bien lo piense, o bien lo haga, somos los sujetos cognoscentes y nuestro objeto a conocer son las Relaciones Públicas, así que, indefectiblemente, e insisto con esto, Relaciones Públicas es una actividad, y como actividad depende del hacer, así que, Relaciones Públicas es un hacer, ¿y hacer qué?

Pues hacer la actividad, y hacer la actividad es querer, por lo tanto, querer relacionar en los públicos, algo a ser público, con una intencionalidad. Por ahora viene todo bastante sencillo, hasta ahora sólo debo tener la actividad de que los públicos relacionen algo intencionalmente; intencionalmente en sentido de mi intención y de su intención, o sea, mi intención es "en" su intención, ¿en qué sentido?, pues que, y por ahora, mi intención es que los públicos tengan "una" intención, y este "una" entendida como "la que pretendo".

Pero, ¿intencionalmente a qué hace referencia?, pues ¿cuál es mi intención como Relaciones Públicas?, ¿la de que lo ha-saberse sea sabido?, pues la respuesta es no, y es importante conocer esta diferencia, pues, ¿cuál es la ciencia que se encarga de que lo a-saberse sea sabido?, la Comunicación Social; pues la intención de esta ciencia es justamente que lo a-saberse, sea sabido. Pero entonces, ¿cuál es nuestra intención cuando decimos que lo ha-saberse sea sabido?, pues la intencionalidad de Relaciones Públicas está en la respuesta, pero, ¿cómo en la respuesta?, pues bien, cuando un comunicador social, por definición, da lo a-saberse por medio de la comunicación, la acción que produce este lo a-saberse en su receptor no es parte de su intencionalidad, su intencionalidad termina cuando lo a-saberse es sabido por el receptor; ya que, y por definición, la Comunicación Social predica la búsqueda de la objetividad de la información.

Pero entonces, si para el comunicador social termina su intencionalidad sólo en que lo a-saberse sea sabido por el receptor, pues, ¿cuál es la intencionalidad de Relaciones Públicas que también tiene un ha-saberse para ser sabido por el receptor?, pues la intencionalidad de Relaciones Públicas está constreñida en la respuesta del receptor, ¿y cuál puede ser la respuesta del receptor cuando ha sabido lo ha-saberse?, pues que haga o no haga, que piense tal o cual cosa, etc.

Fíjense que cuando hablamos de lo "a-saberse" de Comunicación Social no utilizamos nuestro "ha-saberse" que nos es propio, y es porque un "a-saberse" de Comunicación social carece de este "ha" que nos da la idea de propiedad, de inmanente subjetividad, de ser elaborado previamente, hace referencia a lo que me es propio, al "haber" del "tener" de lo que quiero se sepa, somos dueños y productores de un ha-saberse.

Definitivamente ésta es la diferencia que tenemos con los comunicadores sociales, y también nuestro maridaje con ellos, los dos tenemos públicos, los dos tenemos algo a-saber, los dos lo comunicamos, pero nuestra intencionalidad no está en la intención de que lo a-saberse sea sabido, sino, en que lo ha-saberse produzca una reacción determinada, tiene una intención.

Un ejemplo pequeño, cuando una planta industrial amplía sus actividades, la intencionalidad del comunicador social es de que este a-saberse, sea sabido, la intención de un relacionista público es que este ha-saberse, por ejemplo, produzca mayor confianza en la marca, por esto debe entenderse que el relacionista público no da un a-saberse-puro, sino, que da un ha-saberse-manipulado, y manipulado en el sentido del artesano que opera la arcilla informe con una intención para crear un "utensilio", nuestro "utensilio" es nuestro "ha-saberse" que garantice en su receptor la intencionalidad manifiesta. El comunicador social busca la pureza del a-saberse, pues las Relaciones Públicas buscan una elaboración artesanal en la intencionalidad con su ha-saberse.

Ahora bien, es evidente la diferencia que tienen las Relaciones Públicas con los comunicadores sociales, hemos entendido a qué le llamamos intencionalidad, pues, dónde está centrada esta intencionalidad, en hacer que un público piense o haga algo, pero, y es necesario preguntarnos, ¿ es que Relaciones Públicas es política?, o acaso, ¿el relacionista público es un político?, pues, evidentemente no es así, y si no es así, entonces, ¿no es que el político es quien pretende que la gente piense o haga algo?, ¿no es acaso su función fundamental?, pues mi respuesta es sí, pero si la respuesta es sí, entonces, ¿cuál será la actividad de Relaciones Públicas?.

Se hace demasiado evidente que no es función de Relaciones Públicas la de hacer que alguien haga o piense algo, pues para eso existe la función del político, y es que la actividad del Relaciones Públicas es la de manejar el mensaje, la de manejar la imagen, la de acomodar los contextos propicios para que, y ahora sí, ya sea el político, ya sean el departamento de marketing, publicidad, ventas etc, los que produzcan lo deseado.

¿Y cómo es esto?, relacionamos los públicos con "cosa-informatizada", preparamos el camino, fertilizamos el campo de acción para que la gente piense o haga algo, hacemos propicio el contexto en que se mueve el público para que, y cuando llegue la acción del político o llegue la acción de marketing, nuestro público reaccione como hemos de esperar, como lo hemos planeado. Y es así que nuestra función es la del labrador, la del campesino que todas las mañanas prepara la tierra, abona el campo y en el momento propicio, en el momento indicado y sabido por él, tira la semilla, pero no pensemos que el campesino es quien hace brotar la semilla, la semilla germina por acción del sol, por acción del agua y los nutrientes, y por acción de su ser-se semilla (acto en potencia), Relaciones Públicas sólo prepara el campo para que los procesos que van a ser desencadenados por agente externos a él, obtengan los resultados deseados, los cuales, fueron su intención.

A modo de ejemplo, si el objetivo fuese, por caso, que una empresa logre algún tipo de beneficio tributario por parte del estado, manejar que el rumor de un posible traslado de nuestra empresa (de 10.000 empleados) a otra zona (país, provincia), pone en situación de tensión a particulares gobernantes de acceder a nuestras propuestas, 10.000 empleados representan grosso modo 50.000 personas que dependen de nuestra institución, y la salida de ésta correspondería al aumento de la desocupación de, por caso, toda una localidad.

Nuestro público, parte del gobierno; objetivo, lograr ventajas impositivas, lo ha-saberse "si no aceptan nos vamos"; estrategia, contratación de prestigiosa empresa consultora para evaluación de nuevo lugar de emplazamiento; resultado esperado, consultora deja escapar la información y el gobierno la toma como "real"; consecuencia, tienen que resolver un problema. Su yo-con-cosa-informatizada modificando su yo-en-el-mundo. Como vemos no es Relaciones Públicas la que logra la nueva condición impositiva, sino que, y cuando intervengan los negociadores, tienen una condición más propicia para el cumplimiento del objetivo.

Entonces, y para ir dejando un poco de claridad: "Relaciones Públicas es", ya tenemos nuestra primer certeza. Ahora, existe algo que nos da la dirección, el objetivo, y teniendo el objetivo que sea, debemos analizar nuestra empresa, nuestros públicos y el propio objetivo que se nos dio, y eso lo hacemos a partir de distintos métodos empíricamente demostrados, o sea, y por ahora, "Relaciones Públicas es una ciencia".

Pues bien, de nuestra institución/persona qué estudiamos, su "realidad", su en-el-mundo, pues para qué, para entender qué modificar o reforzar; y de nuestros públicos qué estudiamos, también su en-el-mundo a partir de su yo-con, pues para qué, pues para poder comprenderlo y a partir de estas comprensiones "crear nuestro ha-saber", para poner al individuo en escenario de su yo-con lo ha-saber y que esto redunde en lo en-el-mundo-lógico esperado.

Entonces es que digo:

"Relaciones Públicas, ciencia que estudia las realidades

de los distintos públicos para la creación de un ha-saber que

modifique o mantenga dichas realidades intencionalmente".

Creo haber logrado sacar del concepto de Relaciones Públicas todo tipo de juicio de valor, como vemos ya no se habla de lo bueno, de la verdad, lo lindo lo "inmaculado"; y nos restringimos a lo que "es", es una ciencia por lo antes expuesto, estudiamos las realidades (lo en-el-mundo) de los públicos, y al tener un objetivo propuesto, creamos ( condición necesaria ser-creativo; sin confundir con artista) un ha-saberse (cosa-informatizada), que modifique a partir del yo-con de los públicos y devenga en lo en-el-mundo en que centramos nuestra intención.

He intentado en este prolegómeno dejar asentada las bases de lo que creo debemos entender por Relaciones Públicas; este tratado (a tratarse) entiendo logra dejar en claro lo que antes predicaba al decir Relaciones Públicas "es". Ahora bien, y entendiendo que Relaciones Públicas "es", y habiendo expresado el "ser" de este "es", es que en esta etapa siguiente intentaré predicar sobre algunas consideraciones que creo necesarias para que, y ahora sí, Relaciones Públicas pueda ser-se.

SER-SE EN

RELACIONES PÚBLICAS

Vamos a dejar de lado por ahora algunas consideraciones como las de "manipular", que trae aparejado un prejuicio sobre la libertad; y vamos a dejar de lado el concepto de lo ha-saberse, o sea, la cosa-informatizada, informatizada en sentido de cosa con información de mensaje a saberse, para pasar a hacer unas consideraciones sobre el individuo, ya que es sumamente importante que hablemos de éste, que es uno de los puntos más importantes de los que trata las Relaciones Públicas.

Individuo nos viene del vocablo latino individuum, o sea, lo indivisible, lo indiviso, y para un sentido práctico, el termino individuo va a tener en este trabajo una connotación aristotélica, o sea, nuestro individuo de estudio va a ser considerado como en-sí. Por individuo en-sí vamos a entender este individuo que es lo que es en su esencia de individuo, por lo tanto un individuo en-sí puede no entenderse él mismo (ni nosotros) como individuo en-sí, ya que como individualidad, como esencia de lo que es, es continente de su individualidad, de su ser, su ser para-sí entonces no comprende su ser en-sí, que es su ser-esencia, es su ser para-sí la contingencia de su ser en-sí continente. Y es esto lo que el individuo comienza a entender.

Pero, cómo llegamos a lo que es el ser para-sí, pues son varias las corrientes de opinión sobre este neologismo; pero, y para nosotros el ser para-sí será el principio del ser dinámico, el ser que somos para nosotros en una primer instancia, el ser en-sí es la esencia del ser, el ser para-sí es el ser que somos, pero, ¿qué es este ser que somos?. El ser en-sí busca en su ser-se el dinamismo de ser-siendo, y este ser-siendo es su ser para-sí, pues le es necesario, pero este ser en-sí-para-sí no es un ser en-si-mismado, pues nos es necesario el ser para-otros, y ¿qué es el otro?

Pues es este ser-yo-que-no-soy-yo, este reconocer mis-yoes-que-no-soy-yo es afirmación en principio de mi en-sí, y de mi en-sí-para-si en este reconocimiento de un en-sí-para-sí allende a mi ser. Cuando decíamos, si yo no existo, no existen las cosas; también es entendible el decir, si no existen las cosas, yo no existo.

Es que el ser en-sí-para-sí necesita de otros en-si-para-si en su formación, y ésta es mi forma de ser-con, mi idea de mi-yo está formada a partir de la mirada mi mis-yoes-que-no-son-yo, y es que mi para-sí en contacto con otros para-sies forma mi idea de yo-con, y todas las ideas de mi yo-con devienen en las de mi-yo-en-el-mundo. Y esto es importante, mi-yo-en-el-mundo es la reflexión de todas las contingencias de mi en-sí-para-sí como continente que produce este mi ser-con y en definitiva mi-yo-en-el-mundo.

Me es imposible predicar sobre el ser en-sí, pero si podemos predicar sobre el ser-con. Puedo predicar que el ser-con es dinámico, pero dinámico en qué sentido, pues en el sentido de que alterna, mi ser-con éste ser-que-no-soy-yo se combina; primero tengo mi yo-siendo-mi-ser para estar delante de este ser-siendo-su-ser-que-no-soy-yo, pero, al estar yo siendo-mi-ser, pues estoy tratando también de mostrar mi-yo, y este mi-yo como yo-estático-de-mí, y estático en el sentido de pensando-me, haciendo-me, estudiando-me; ahora bien, mi-yo-que-no-soy-yo es también un ser-estático-de-él pensando-se, y elabora mi-ser, pero ahora con mi "con", pues ahora seré su ser-yo-que-no-soy-él "con" en sentido de para-él, y en él ha habido una transformación de su ser-con para pasar a ser su ser-con-migo.

Qué es lo que quiero afirmar después de todo eso, pues, que sin hablar de que si las cosas son en-sí, de que si yo imanto las cosas o de que si las cosas me imantan a mí, es evidente que al menos, imantación hay, o sea, que soy las cosas en contacto, tengo tantos mi yo-con como contacto con cosas tenga, en este caso cosa es otro individuo-hombre. Ser en-sí es ser siendo su ser en su esencia, y esto es indivisible, porque sólo se puede ser siendo, no hay otra forma de ser no siendo, pero, ser para-sí, es influido de mi ser-en-el-mundo, que son mis ser-con, y este si es divisible, porque mi ser-con como amante, es distinto de mi ser-con como comprador. Y dentro de Relaciones Públicas, ¿cuál es el ser que nos interesa?, pues el ser-con. Y es este ser-en-el-mundo al que queremos relacionar a partir de su ser-con. Pues, a partir de esta división del individuo en sus distintos ser-con, lo individuum, lo indivisible, lo indiviso, ya no es más un problema para nosotros, pues, y ahora bien, no podemos dividir el "ser", pero si puedo dividir este "ser-con".

Vamos con un ejemplo, existe una tendencia a simplificar a las personas por ejemplo, en categorías sociales, por sexos, por nivel de instrucción, pero esto nos lleva a grandes errores, los datos simples sirven para decisiones simples, los datos complejos son necesarios para decisiones complejas, y esto es, poniendo por caso una palabra detonante, "aborto". Ahora vemos mi yo-con con esta idea, la del aborto, la clase social me va a decir por ejemplo, qué medios son convenientes para lo ha-saberse, el nivel social o de instrucción me dirá el cómo informar lo ha-saberse, pero nada me dicen de cómo dar lo ha-saberse para modificar el yo-con para lograr que los otros mi-yo-en-el-mundo sean a ese en-el-mundo. Es por eso que es tan importante el estudio del "con", porque es ahí donde está la clave misma de que mi ha-saberse consiga lo "en-el-mundo".

Porque cualquier mi yo-con "hija", interpreta aborto-ha-saberse de una manera distinta de yo-con "hija soltera" aborto-ha-saberse; yo-con "hija soltera embarazada" aborto-ha-saberse; yo-con "hija violada" aborto-ha-saberse. Me es necesario, al intuir a priori en, posibles lectores que, estoy dando un ejemplo controversial donde no puedo manejar su yo-con mi trabajo, y es que este trabajo habla de las formas correctas de hacer Relaciones Públicas como técnica, ahora bien, ustedes podrán reprocharme que el aborto está mal o que está bien, pero esa es una valoración que está fuera de este trabajo, ya que, la técnica puede ser utilizada para producir un "en-el-mundo" bueno, y este bueno depende de la valoración propia de cada individuo, particularmente puedo manifestar mi oposición al aborto, pero, entendamos que éste no es un trabajo sobre el bien o el mal, sino sobre, la técnica de Relaciones Públicas en cuanto lo ha-saberse.

La relación que existe entre lo ha-saberse y Relaciones Públicas es circunstancial, ya que, lo importante de lo ha-saberse es el efecto que produzca, y el trabajo de Relaciones Públicas es el del contexto cuando llegue el ha-saberse, la situación, es la de poner al individuo en situación tal de que lo ha-saberse imante lo "en-el-mundo", es encontrar su ser-con que garantiza en su en-si-para-si-estático-con que lo ha-saberse redunde en su en-el-mundo.

Ahora, y seguramente como prejuicio, estoy considerando que se me preguntará, ¿y qué hay de la libertad del hombre? ¿No es que estamos coartando la libertad de una persona?, pues bien, me gustaría hacer unas consideraciones sobre la libertad para que veamos como juega en todo esto.

Libertad; es mucho lo que se ha escrito sobre este tema que ha desvelado a la humanidad desde los principios de la filosofía, solo haré unas consideraciones a modo de reflejo, para evitar en lectores desprevenidos una lectura errónea de los considerandos sobre libertad.

Para Sartre, libertad, sólo en situación ha de devenir, para la opinión corriente libertad es hacer lo que uno quiera, y esto, si bien, de alguna manera encontramos algunos puntos de concordancia, unos atisbos de ilustración, ser libre es mucho más que eso, y mucho menos también.

Analicemos esta frase, "hacer lo que uno quiere" encontramos las dos claves de la libertad, Hacer y Querer, parecería que éste es el orden que el mundo moderno le da a esta frase, y no creo que sea aleatorio, me pregunto por qué no será al revez, ya que sería valido también Querer lo que uno Hace, se me puede objetar que es sólo una frase, que la fuerza de la tradición caprichosamente ha considerado esa estructura, no digo que no pueda tener valor esa explicación, pero de alguna manera somos lo que decimos, como lo decimos también nos da una idea de quien se esconde detrás de esa frase, voy a dejar esta incógnita; y proseguiremos con, Hago después Quiero.

HACER nos es a todos los seres vivos de este mundo como una cosa común, todos hacemos, comemos a modo de HACER, nos reproducimos a modo de HACER, pero en algo debemos diferenciarnos del resto de los seres, y esto es, en el querer, el querer es un deseo, querer como fuerza vitalizadora del HACER, porque así pasamos del HACER al producir a partir de un deseo, pero acá existe un problema, un animal, como ejemplo un gato, también tiene un deseo, aunque no concientemente experimenta el querer, cualquier gato con hambre ante dos posibilidades de comida muestra una preferencia. Podríamos decir a partir de esto que el gato es libre, la respuesta es si, es libre a modo de gato, tiene carne y verduras para elegir, y siempre elige carne en primer lugar, pero esto es libertad entendida para un gato, es su libertad a partir de su libre elección-predilección.

Bueno, la mayoría de las personas cree que libertad es eso, hacer lo que uno quiere, como el gato, dos opciones elijo una, es lo que quiero, por eso lo hago, y esto es un poquito más complicado que eso, esto no es libertad, será en todo caso, una conciencia puramente irreflexiva, es decir, se lo que hice, pero realmente no se porqué, podríamos llamarle capricho. Verdaderamente para que haya libertad, en principio, y es hasta tosco decirlo, hace falta una acción, el producto de esta acción es lo que podríamos llamar libertad, ¿en todos los casos? No, y veremos porque, hubo hace muchos siglos una teoría llamada determinismo, donde se trataba de explicar que todo acto, toda acción, estaba de antemano determinada, estaba escrito; claro que no vamos a tomar esta teoría al pie de la letra, ya que descarto de plano de que un ser superior haya determinado cada acto, cada hecho producido por todos los seres humanos, animales y plantas, y de que vivimos en una especie de nebulosa crédula de libertad; pero si podría, al observar que existen algunos condicionamientos en la manera de actuar, ya no escritos por un ser superior incluso antes de nuestra existencia, sino algunos fatalismos inconscientes, que parecerían tan arraigados en nuestra psique que trabajarían de alguna manera parecida a aquel primitivo concepto del determinismo.

Para explicar esto debería explicar una pequeña pero lúcida teoría sobre las categorías ontológicas del hombre y son: el SER, el TENER y el HACER, todas las actividades humanas, en todos los sentidos se pueden reducir a estas tres categorías que son las mínimas reducibles, a partir de la reducción a estas categorías, sólo entre ellas admiten una reducción mayor, pongamos por ejemplo, el comprar es una forma del TENER, a ver si soy más claro, si compro un auto, es una forma del TENER, pero también es una forma de SER, y es inevitablemente una forma del HACER. Casarme con la señorita amada es un HACER, que también es una forma del TENER e invariablemente del SER. Por eso es que soy lo que tengo, soy lo que hago, hago según soy, hago según tengo, a partir de esta hermosa triangulación es que podemos entender muchas cosas del ser humano.

Para que una actividad sea libre tiene que haber en primer lugar un conocimiento de algo, éste algo, si se me permite llamarle cosa-situación, ha de ser una no-cosa-situación a modo de ausencia, o sea, un ser-con que encuentra un no-cosa-situación que lo nihiliza a su para-sí a modo de mostrar, hacer conciente la carencia de la cosa-situación, a partir de ahí se dirá, como me sucede a mi en este momento, veo mi paquete de cigarrillos, entiendo que quiero uno, voy y lo saco para fumarlo, se pensará, soy libre de hacerlo, la respuesta es no, a modo de libertad ya adquirida con anterioridad, la libertad sólo se da en situación de carencia de cosa-situación, y por sobre todo tiene que existir un agente externo o interno que inquiete de alguna manera el fácil acceso a la cosa-situación deseada, si no, estaríamos confundiendo el hábito con la libertad, que es lo que habitualmente sucede, y trae aparejado una buena cantidad de confusiones y malos entendidos, claro que soy libre de tener un, mal hábito si se quiere, y puedo decidir fumar, y por eso soy libre, y puedo dejar de fumar si quiero porque soy libre, pero los cientos o miles de cigarrillos entre estas dos decisiones son nada más que hábito de fumar, y si se quiere, de reconocer aquella victoria anterior cuando en situación decidí, TENER un cigarrillo, HACER que fumo y devenir en SER fumador.

Soy libre de adquirir un auto si sorteo los inconvenientes de obtenerlo, lo TENGO, ahora, cada vez que utilice (HACER) el auto, simplemente estoy ratificando aquella vieja decisión de tenerlo, donde hubo que sortear una barrera para tenerlo, en caso de que tenga dos autos y la duda sea en cual ir, tampoco digamos estoy ejerciendo una situación de libertad, simplemente, ratifico alguna de las dos elecciones anteriores de obtenerlo.

De la misma manera cuando una mujer elige pasar la noche conmigo, ésta siendo libre, la segunda y noches sucesivas, sólo estamos ratificando aquella primogénita decisión. Todo esto, a partir de una exterioridad, digamos, que es un acto de aparente libertad, insisto con la idea que uno sólo es libre en situación de serlo, no todo el tiempo.

Ahora desde el punto de vista interno, preconsciente, inconsciente, pulsiones, historia personal, filosofía de vida, actividad intelectual, visión del mundo, cómo es que estas cosas pueden coartar la idea de libertad, ya que dijimos que libertad se da en situación, mediante una acción, y por supuesto, ahora lo agregamos, con conciencia de las consecuencias de esta acción, al menos en primer y segundo grado (es imposible prever todas las consecuencias), cómo juegan mi para-si, mi-yo, mi-yo-en-el-mundo, mi yo-con en todo este juego de decisiones, y es ahí donde hablo de un cierto determinismo. Quiero descartar de plano de esta teoría política, moral cristiana, sobre la igualdad de posibilidades, esta igualdad de posibilidades es parte de una concepción pequeño burguesa que no va más allá de una aparente moralina dialéctica de quienes dicen practicarla, no me digan que un niño de Palermo Soho tiene las mismas posibilidades al de un niño del bajo Luján y mucho menos de la Dormida, eso es una ideología de desvió y de tranquilidad aparente demasiado aburguesada, que un chico de Santa Rosa aproveche mejor las poquitas posibilidades que tiene es poco más probable, pero que me hablen de la igualdad de posibilidades es, por lo menos, de personas intelectualmente distraídas. La libertad es algo para ser tratada con cierta seriedad, a partir de estos determinismos que tenemos, se podría pensar que es imposible ser libre y doy por caso un simplísimo ejemplo que alguna vez escuche del lúcido Alejandro Dolina, con las respectivas disculpas por serme imposible reproducirlo con tanto nivel.

Cuando hablamos de la libertad de amar, en cuerpo y espíritu, poniéndome en este caso como sujeto, a una señorita, cómo juega la aparente libertad de elección, en primer lugar, al ser un hombre que se siente atraído por mujeres, digamos que me queda por elección, aproximadamente la mitad del mundo, un poco más tal vez, se me dirá, soy libre de elegir entre las aproximadas tres mil millones de mujeres que hay, bueno, no; la China me es algo lejana, al igual que Rusia, toda el África, Oceanía, América del Norte, digamos entonces las de Argentina, serán algo así como unas 19 millones, pero realmente no cuento con los medio para conocer toda la Argentina, así que me quedaré con las de Mendoza, las del gran Mendoza al menos, mi abanico se está cerrando a unas quinientas mil mujeres; entonces, como prejuicio lo admito, saquemos también todas las casadas, las de novia (hablo siempre para una relación seria), tengo 29 años así que, digamos aquellas que están entre los 23 y 31 años; salvo excepciones, descartemos las que no son universitarias o recibidas, sumémosle también que poco más, poco menos, estén dentro de los márgenes preestablecidos de belleza (ya que también como todos estoy perjudicado por estas imposiciones sociales), de éstas hay que descartar las que no me gustan, a las que podrían gustarme hay que descartarles las que nunca voy a conocer, de las que conozco solo aquellas que realmente me parecen interesantes de seguir conociendo, de esas, las que me parezcan aceptables y sienta una especie de despertar del amor.

En definitiva, de las tres mil millones de mujeres de este mundo mi libertad estaría condicionada, con suerte, a unas siete o diez; bueno, no estaría mal después de todo, siete o diez no es un mal número realmente, ¡quién pudiera!.

Pero tengo que recordar algo, un fatalismo aterrador, el mismo ejercicio hacen esas siete o diez, por lo tanto, también debo coincidir en por lo menos alguno de esos abanicos, la respuesta, con suerte, mucha suerte, dos o tres, sumemos ahora que también la situación debe ser, al menos algo propicia para que una relación pase a algo más allá de una linda amistad. Se me dirá, pero bueno, casi todo el mundo se termina casando, y es verdad, casi todo el mundo así "termina", sin sacar demasiadas conclusiones, y pensándose libres.

Y es que tenemos que ponernos de acuerdo en algo, ya que evidentemente no podemos ser libres de que cada uno piense su libertad, la libertad como "posibilidad de autodeterminación, como posibilidad de elección, como acto voluntario, como espontaneidad, como margen de indeterminación, como ausencia de interferencia, como liberación ante algo, como liberación para algo, como realización de una necesidad".

Para los antiguos, libertad era la no condición de esclavo, o sea, de autodeterminarse, pero también la de no ser esclavo de las pasiones, o sea que desde un principio la libertad apunta a un "poder hacer" y a una "limitación", pues, y quedan muchos residuos de esto todavía, ser libre es ser esclavo de esa libertad. Podemos hablar de una libertad natural, de una libertad social y de una libertad individual. Para Kant la libertad es sólo moral, ya que no podemos hablar de una libertad física o mejor dicho, de la física. También, la libertad se convierte en libertad existencial, donde no es el resultado de un choque de motivos ni de un imperativo, sino que lo decisivo de la elección es, justamente que yo elijo, o sea que la libertad es esa elección.

Pero es ahora a mí que se me exige y me exijo un acto de libertad, y este acto es el de mi elección, y en ésta, mi libertad es que, pues no se trata de decir si el hombre es libre o no, ya que esto sería coartar la libertad, pues, ¿cómo yo puedo decir que es la libertad?, si para ser libertad debe ser libre, y esto me incluye a mí y excluye mis opiniones, ¿cómo yo puedo definir la libertad que me es?, pues siendo libre no puedo definirla ya que debería renunciar a mi condición de libre, y la posibilidad de renuncia no es parte de mi libertad, ya que la renuncia de la libertad es también, libertad contradiciéndose.

La realidad humana es libertad, en cuanto libertad en juego de no ser-me en ella, y es que produzco mi acto liberador, pero, mi acto liberador no es la libertad, sino, que por ser libre produzco, o no, el acto liberador, y es el acto liberador el que me libera, me libera de la condición opresora, pero la condición opresora es justamente lo que es por mi condición de libre, ya que la condición opresora puedo considerarla como condición de libertad, la libertad subyace al ser.

Ahora bien, como dijo Sartre, "la realidad humana trata de ocultarse a sí misma su propia libertad, y por tanto, su responsabilidad". Estamos arrojados a la libertad, y esto es el peor castigo para el hombre, la libertad nos acerca al monstruo que somos, pero es esa misma libertad la que nos imponemos y nos hace los seres sociales con lo que todos los dias luchamos para ser, nuestro ideal de "ser-en-el-mundo".

Resumiendo, el hombre es libre, ya que es condición subyacente al hombre la de la libertad, pero, sí es preciso que hablemos de una libertad condicionada, pero cómo, hablamos de libertad y esta libertad supone la única condicionalidad que ésta implica, la de ser libre, pero, la física nos impone condiciones, las matemáticas nos impone condiciones, la vida social nos impone condiciones, la razón nos impone condiciones, el estado-lógica nos impone condiciones, o sea, lo que conocemos es condición de nuestra libertad.

Pero, ¿pareciera ser que el conocimiento nos liberta de la opresión del no-conocido?, y sí, es así de alguna manera, pero también esto nuevo conocido nos impone las restricciones que traen aparejados, nuestra capacidad de razonar es también un condicionamiento, nuestra vida psíquica nos condiciona en nuestra libertad, y esto sin hablar de los condicionamientos que generan la genética en nosotros.

Pero entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de libertad?, pues hablamos de la libertad de sernos libres a pesar de los condicionamientos, si la libertad nos subyace, pues nos subyace también con nuestros impedimentos, nuestros condicionamientos, y es que nuestros condicionamientos, todos estos de los que hablamos, son justamente los posibilitadores del acto libertador, son en extremo necesarios para los actos libertarios ya que sin ellos, la libertad, sólo queda en el concepto, en la idea de libertad, en la cosa ideal, puesto que soy libre en mi acto libertador, es que los condicionamientos son, y a priori, necesarios para pasar de la potencia al acto, el otro, como contrario es mi posibilidad de liberto, el problema de la cosa, es mi posibilidad de libertarme de la incertidumbre, mi psique, es mi posibilidad de mi autoliberación, pero son tan necesarios que sin ellos, no hay posibilidad de acto, y esto, a la humanidad casi toda, le aterra; y cuando hablo de la humanidad casi toda, por desconocimiento de éste "toda" la humanidad, me veo en la obligación de tener la esperanza de que haya contadas personas que no sufran este problema, pero, me inclino a pensar que la gran mayoría, en diferentes porcentajes, en diferentes situaciones, sufrimos este problema del terror de la libertad, ya que, implica también la libertad del otro y la libertad de la naturaleza contra nosotros, y para demostrar esto sólo me basta nombrar instituciones como el Estado en sus divisiones Legislativas y sobre todo Judiciales, y, por supuesto, las religiones como generalidad. A este hombre sólo me basta decir, y sólo por ahora, que es en parte aquel Hombre Mediocre que ilustró José Ingenieros; el Señorito Satisfecho de Ortega y Gasset; o el Camello de Nietzsche.

Pero, cuando hablamos de lo ha-saberse y la intencionalidad de Relaciones Públicas en los yoes-con, ésta, ¿afecta la libertad del individuo? (en cuanto acto liberador), y la respuesta es si, evidentemente que es afirmativo que la libertad se condiciona, pues, deliberadamente estudiamos sociológicamente al público, estudiamos su morfología psicológica general, estudiamos el mensaje, los canales de éste, la semántica del mismo, y ponemos al individuo en situación que su yo-con esté en condiciones de producir su en-el-mundo esperado, pero, ¿hay forma de que esto no suceda? ¿Existe forma o fórmula alguna que garantice la total autonomía del receptor ante lo ha-saberse?

Y ésta es una gran clave, la respuesta es no. No hay, no existe fórmula alguna que proporcione garantías, por más pequeñas que éstas sean de que la libertad del individuo se garantice in situ. Y eso, ¿ a qué le podemos atribuir la culpa de esto?, pues a Protágoras, con su "homo mensura", evidentemente es él el culpable de este problema pues, como Protágoras dijo: "El hombre es la medida de todas las cosas". ¿Y será que realmente es él el culpable de esto?, ojalá fuese tan sencillo, el realismo aristotélico lo olvidó durante dos mil años, pero por suerte empezamos a descubrir cuanta sabiduría existía en esas palabras, somos la medida de las cosas.

Y junto a esta homo-mensura, pues, la imposibilidad de ser objetivos, pero, ¿no es eso lo que tratan de asegurarnos en una Universidad?, el hecho de ser objetivos, lamentablemente esto, es imposible, y veremos por qué.

Ahora empieza a cobrar un poco de sentido la propedéutica de este trabajo, recordemos algunas cosas, la filosofía dominante desde el s. V antes de Cristo hasta el s. XVI después de Cristo aproximadamente fue la del realismo aristotélico, y ¿qué nos decía? Pues, las cosas son en-sí, debo llegar mediante la razón a conocer la esencia de la cosa y pregonar el concepto, la razón y mis sentidos son suficientes para conocer el en-sí de las cosas; pero, ¿qué pasó con Descartes?

Recordemos, no puedo confiar en mis sentidos, no puedo confiar ciegamente en mi razón, por eso, mi razón o los designios de mi razón deben pasar primero por el filtro del método. Y ¿qué nos enseñaba Kant?, puedo confiar en los juicios analíticos, ya que son universales verdaderos y necesarios, y estos juicios son a priori, o sea, antes de la experiencia de los sentidos, pero también nos decía, podemos confiar en los juicios sintéticos a priori, que también son verdaderos universales y necesarios, pero; y esto es importante, esto juega en el plano de la ciencia, en el universo de la vérité de raison, más, ¿podemos concebir un mundo donde sólo hablemos en estos términos?

La vida llamada "normal", la vida del campesino, la del ciudadano común, la del científico en cuanto no está en su laboratorio, la del filósofo en cuanto no está filosofando, es decir, en nuestra vida regular ¿actuamos bajo estos parámetros? Y la respuesta es no, es imposible llevar una vida en esa atmósfera, por caso, todos los que andamos en colectivo, yo que me tomo el 10 para volver del trabajo a mi casa, ¿puedo decir, "La línea L en la cual viajo pasa por 25 de mayo con una frecuencia de T minutos y demora T’ minutos en dejarme en destino D por el recorrido X que realiza", como juicio analítico? Irrisoriamente no, pero ¿puedo decir, "La línea L en la cual viajo pasa por 25 de mayo con una frecuencia de T minutos y demora T’ minutos en dejarme en destino D por el recorrido X que realiza", como juicio sintético a priori?

Pues tampoco, ya que con un poco de imaginación podemos argüir miles de razones por las cuales esto puede no darse así, el conocimiento se podría dividir así, pocos juicios analíticos, algunos juicios sintéticos a priori, y el resto, todo el resto, "juicios mundanos". Y es que, traten ustedes de imaginar un mundo donde debamos explicar el amor eterno de una noche a partir de juicios sintéticos a priori, diciéndole a una señorita: "En este amor que le prodigo, Margarita; el cuadrado de mis afectos es igual a la suma de los cuadrados de mis pasiones", es evidentemente una locura tratar de pensar en esta situación, y por supuesto, desde el plano científico, sostenerla; y es que, en nuestra vida mundana lejos estamos de estos embrollos del conocimiento, la imposibilidad de la objetividad es un hecho, porque, la llegada de la sensación al aparato psíquico es desde el momento de reconocida, una cosa-informatizada enmascarada de objetividad.

Si la llegada de la sensación al aparato psíquico fuese absolutamente objetiva, estaríamos ante una dualidad de posibilidades, la suposición de un ente como cosa-informatizada-de-ser (lo ha-saber), es decir siendo-a-su-ser; o la posibilidad que el receptor, como en-si, incorpora a modo de sinapsis manteniendo esta cosa-informatizada-de-ser suponiendo un principio de libertad de esta cosa en la vida psíquica, para luego elaborarla.

La primera de las opciones la descarto de plano, al no poseer conocimiento hasta el momento de algún tratado convincente sobre el "ser" de la cosa-informatizada a modo de, en su objetividad, de, saberse cosa-informatizada, pudiere ejercer libertad en su ser-para-otros. La segunda opción puede ejercer algún tipo de debate.

La posibilidad de que el receptor, como en-si, incorpora una cosa-informatizada-de-ser a su psique y, que esta cosa-informatizada, obtenga un estadio licencioso-temporal, a modo de ser-inmaculado, hasta la posterior llegada de la subjetividad implicada en la psique de mi-yo-con-para-si-en-el-mundo.

Descarto de plano esta posibilidad de estadio-pacífico-de-cosa-informatizada en el sentido de ser-estático-para-mi-en-si ya que todo conocimiento es a su contenedor sabido-de-saberse. Para Bourdieu, que nos brinda un pequeño atajo para seguir con esta investigación, "el gusto es una disposición adquirida para diferenciar y apreciar", disposición a modo de, lugar desde donde lo miro, adquirido como mi ser-en-el-mundo para sacar conclusiones, y así divisar la idea de gusto.

Ahora bien, cuando hacemos referencia a la cosa-informatizada es un no-ser-más-que-cosa-informatizada, y la cosa-informatizada es un no-ser, en la medida de no ser develada por un ser-sentidizador, en la forma de ser que da sentido, pero este dar, no es como consecuencia de la mencionada cosa-informatizada-estática-para-mi-en-si hasta el momento de enmascararla de significancia, sino que, soy la medida del ser, soy el significante, la cosa-informatizada es lo que significa porque es lo que soy, mi-yo, como reciprocidad de mis múltiples yoes en situación del devenir de los otros-que-no-son-yo develan mi curioso sentido, mi dar-me, y no basado en la superficialidad de "dar sentido a las cosas", sino que, soy sentido "en" las cosas, las cosas son de mi ser lo que es mi-yo-con ante mi en-si-para-si como acto supremo y revelador de mi solipsismo.

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente