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El desarrollo de tecnologías apropiadas para los pequeños productores en Argentina


  1. Introducción
  2. Diagnóstico de la situación actual. El paradigma de la revolución verde
  3. La agroecología como base científica para el desarrollo de una agricultura sustentable
  4. La tecnología y el enfoque agroecológico
  5. La estrategia para compatibilizar un enfoque agroecológico en el contexto tecnológico del paradigma dominante
  6. Formas de generación de conocimiento
  7. La necesaria articulación institucional de un instituto de investigación que trabaje con el sector
  8. Reflexiones finales
  9. Bibliografía

Introducción:

El presente es un trabajo que plantea un marco teórico y metodológico para el funcionamiento del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (PAF) en la región pampeana de Argentina.

El Capitulo I inicia con un breve diagnóstico sobre el Paradigma Dominante de Investigación y Desarrollo (I+D) tecnológico para el Agro, haciendo mención a los problemas y contradicciones que este Paradigma no ha podido resolver. En el Capítulo II se define el Paradigma alternativo de la Agroecología, como aquel que sienta las bases para dar respuestas a los problemas de la Agricultura Familiar. El capítulo III describe el concepto de tecnología que prioriza el enfoque agroecológico para la PAF. El capítulo IV, plantea la discusión estratégica de cómo compatibilizar un enfoque agroecológico en el contexto en dónde se desenvuelve con éxito la tecnología derivada del Paradigma Dominante. El capítulo V profundiza la visión estratégica del capítulo anterior, haciendo énfasis en la formas de generación de conocimiento para producir tecnologías acordes al perfil de la Agricultura Familiar. Finalmente, el último capítulo se refiere a la necesaria articulación institucional que debe tener un instituto de investigación que trabaje con el sector.

Capítulo I:

Diagnóstico de la situación actual. El paradigma de la revolución verde

Los problemas de la agricultura convencional o moderna, altamente tecnificada están siendo reconocidos desde hace varios años, tanto por científicos, como por académicos y políticos. Este modelo ha generado serios problemas de distinta índole: productivos, ecológicos, económicos y sociales.

Bajo este modelo, la investigación y el desarrollo de los sistemas de producción de alimentos fue orientada a la búsqueda de paquetes de tecnologías generales y universales, destinados a maximizar la producción por unidad de superficie, sin considerar la heterogeneidad ecológica y/o cultural de las regiones en donde se aplicaba (Altieri, 1985). Estas tecnologías fueron y son pensadas para situaciones en las que es posible incorporar dichas tecnologías. Esto se terminó expresando en que sólo han sido beneficiados en gran medida, los productores con altos niveles de capitalización.

El modelo de la Revolución Verde ha demostrado que la generación de este tipo de tecnologías no ha sido neutral. Los agricultores de bajos recursos se beneficiaron muy poco del proceso de desarrollo y transferencia tecnológica de la Revolución Verde y las desigualdades en los ingresos se acentuaron con respecto a aquellos productores capitalizados. No solamente se promovieron tecnologías inapropiadas para los agricultores de menores recursos, sino que fueron excluidos también, del acceso al crédito, a la información, al soporte técnico y otros servicios que pudieron haberlos ayudado para un buen uso y adaptación de las nuevas innovaciones.

En muchas zonas agrícolas, como en la región pampeana, la Revolución Verde propició la intensificación de las desigualdades sociales, la concentración de la riqueza. Según los censos oficiales de 1988 y 2002 (INDEC), desaparecieron como unidades productivas el 29% de las explotaciones agropecuarias pampeanas.

El modelo agropecuario general, de tipo familiar, consolidado en la década de 1960, se transformó durante las últimas décadas para dar lugar a un modelo concentrado, pues efectivamente durante la década de 1990 hubo una tendencia inequívoca a la contracción y desaparición de los pequeños y medianos productores. (Marcelo Sili, 2005)

Quizás aún más significativo sea el hecho de que se profundizó el abandono de aquellas áreas caracterizadas por una agricultura tradicional, desplazando muchas técnicas de cultivo propias de agricultores tradicionales por la tecnología "moderna" supuestamente de aplicación universal generando fuertes procesos de erosión cultural que, además, no mejoraron las condiciones de vida de estos productores. Desde un punto de vista ecológico varias son las características de este modelo de agricultura, que la hacen inviable y permiten dudar de su sustentabilidad en el tiempo. Algunas de las principales son (Sarandón & Sarandón, 1993):

  • Dependencia creciente de combustibles fósiles y disminución de la eficiencia productiva en términos energéticos (cada vez se requiere más energía para mantener o aumentar la productividad )

  • Pérdida de la capacidad productiva de los suelos, debido a la erosión, degradación, salinización y desertificación de los mismos.

  • Pérdida de nutrientes de los suelos debida a la falta de reposición, junto con lixiviación.

  • La dependencia creciente de agroquímicos (insecticidas, herbicidas, fungicidas, fertilizantes)

  • El desarrollo de resistencia a los plaguicidas de ciertas plagas y patógenos.

  • La pérdida de variabilidad genética de los principales cultivos (erosión génica).

  • La disminución del nivel de los acuíferos por mal uso del agua para riego.

Estos problemas se deben, en parte, a que el desarrollo tecnológico se basó en una visión cortoplacista y productivista de los sistemas agrícolas. Una consecuencia de ello, es el fomento de pocos cultivos y de alto rendimiento, como sinónimo indiscutido de "éxito", sustentado solo en la racionalidad económica capitalista. Esto ha generado la paradoja de que zonas muy productivas no resuelven el problema del hambre en la población local.

También se depositó una confianza ilimitada en "la tecnología" y una poca capacidad para percibir el agotamiento o degradación de los recursos naturales. Se le suma la falta de percepción de la necesidad de incorporar el costo ambiental en la evaluación del éxito de las actividades agropecuarias, con lo cual se intensificó la socialización de los costos y la privatización de la ganancia.

Se profundizó la visión atomista y/o reduccionista del mundo. Esto generó un insuficiente conocimiento sobre el funcionamiento de los agroecosistemas. Se prioriza el conocimiento de los componentes de un sistema, por sobre el de las interacciones entre ellos (Sarandón, 2006).

A todo esto se le debe sumar que el desarrollo de los sistemas agropecuarios se basó en la transferencia de tecnologías generadas por los investigadores en las grandes Estaciones Experimentales y/o Universidades, generalmente en condiciones ideales y controladas con la concepción de que el extensionista era el que debía encargarse de transferirla al productor agropecuario para que éste la adopte. La lógica de estas prácticas de intervención social es: si no tienen los conocimientos, se les enseña; si no tienen recursos, se les da créditos para que adquirieran tecnología. Pero no se generalizó la discusión sobre la utilidad de determinado tipo de tecnología.

La lógica del pensamiento único se hizo presente también en estos ámbitos. Hoy se reconoce que los avances tecnológicos de la Revolución Verde o la tecnología de insumos y la metodología aplicada, no han constituido una respuesta eficiente a la heterogeneidad característica del sector rural, principalmente en Latinoamérica, ya que "sus recetas" no resultan siempre apropiadas.

CAPÍTULO II:

La Agroecología como base científica para el desarrollo de una agricultura sustentable

Está claro que el mantenimiento de niveles adecuados de producción de los sistemas agropecuarios, junto con la conservación de los recursos naturales y la inclusión de los sectores rurales excluidos por el actual sistema, es hoy uno de los mayores desafíos que deberá enfrentar la humanidad en las próximas décadas. Se requiere desarrollar una agricultura que sea económicamente viable, cultural y socialmente aceptable, suficientemente productiva, que conserve la base de recursos naturales y preserve la integridad del ambiente en el ámbito local, regional y global (Sarandón & Sarandón, 1993).

El IPAF región pampeana se ha propuesto asumir algunos de estos desafíos y considera el marco teórico de la agroecología como el camino posible para lograrlo. Por lo tanto, se propone dar respuesta a los problemas actuales, considerando tres grandes cambios. Primero, que las unidades de producción se establezcan en armonía con el ecosistema, poniendo al servicio de dichas unidades, los procesos ecológicos (ciclaje de nutrientes y materia orgánica, la regulación biótica, etc.) en función de las características agroclimáticas particulares de cada región. Esto significa potenciar los beneficios de la agrobiodiversidad de manera que el sistema mantenga su productividad en el tiempo, sin deteriorar los recursos naturales. En segundo lugar, incluye en forma activa a las comunidades con sus saberes, costumbres y tradiciones, enmarcadas en su contexto socio-político; para ello, tipifica claramente el rol y perfil del productor e incorpora el desarrollo y difusión de tecnologías que sean cultural y socialmente aceptables. En tercer lugar, entiende a la actividad productiva como una necesidad de producir alimento sano para la población incluyendo la posibilidad de un acceso equitativo al alimento (bajo el concepto de la seguridad alimentaria) y el potenciar la capacidad de las poblaciones a decidir qué alimento produce, cómo y donde (bajo la idea de soberanía alimentaria).

La agroecología se define como una disciplina o ciencia que provee los conocimientos para la utilización de los principios ecológicos básicos que permitan estudiar, diseñar y manejar agroecosistemas, manteniendo la base de los recursos naturales en el tiempo, minimizando la dependencia de insumos externos a través de la potenciación de los recursos locales y los servicios del ecosistema e incorporando en forma activa los intereses y el conocimiento de los productores. El desafío es la generación de nuevos conocimientos que deberán estar basados en este nuevo enfoque que permita entender las causas de los problemas, más que atacar el síntoma. A la vez, requiere del conocimiento del funcionamiento de todo el sistema, haciendo un análisis integrador, a partir de entender sus componentes, procesos, interacciones, entradas y salidas al mismo. Esta visión holística es la que permite aplicar los conceptos ecológicos para favorecer los procesos naturales y las interacciones biológicas que optimizan la sinergia del sistema (Gliessman, 2002).

CAPITULO III:

La tecnología y el enfoque agroecológico

La gran variabilidad que presentan los procesos ecológicos y su interrelación con los factores sociales, culturales, políticos y económicos genera sistemas locales excepcionalmente únicos. Cuando se toma en cuenta la heterogeneidad de la pequeña agricultura familiar, la improcedencia de las recetas o esquemas prefigurados tecnológicos debería tornarse obvia. Sin embargo, las tecnologías adaptadas a condiciones agroecológicas específicas pueden ser aplicadas a escalas ecológicas mayores y socialmente homólogas, una vez identificadas.

Esa especificación del sitio requiere de un cuerpo de conocimientos excepcionalmente amplio que no puede ser generado por una sola institución de investigación y administrada por su cuenta. El trabajo inter y transdisciplinario (Bialakowsky, 2006) y el aporte e inclusión de las comunidades locales en los proyectos (en el diseño, puesta en marcha, desarrollo tecnológico, evaluación, difusión, etc.) se transforma en un elemento clave para el desarrollo de tecnologías exitosas.

El enfoque tecnológico

Cuando nos planteamos desde el IPAF, generar tecnologías apropiadas (TA) se está señalando la necesidad de desarrollar tecnologías productivas y organizacionales que guarden estrecha relación con las condiciones socio-económicas y culturales específicas y la dotación de recursos con que cuenta la agricultura familiar. Pero no sólo es suficiente que sea "apropiada" en términos de la factibilidad de su utilización, sino también debe ser "apropiable" por los productores. Esto significa la posibilidad de transformar, recrear y/o adecuar las mismas en función de las necesidades y los cambios que se sucedan en los sistemas productivos y en la comunidad. Cuando hablamos de "tecnologías apropiadas" debemos definir ciertos requisitos que permitan entender el concepto (Instituto de Transferencia de Tecnologías Apropiadas para Sectores Marginales (ITACAB), Perú; Documento Base del Programa Nacional de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (INTA):

  • Barata y accesible.

  • Deben dar repuesta a las necesidades básicas y problemas socio-económicos de las poblaciones usuarias en un ecosistema definido, orientándose a la producción de bienes y servicios que cubran esas necesidades.

  • Que optimicen la producción total del sistema.

  • Deben aprovechar los recursos del ecosistema (insumos materiales y energéticos locales).

  • Deben optimizar los recursos humanos, instrumentales, técnicos y económicos que hagan eficiente y racional el empleo de insumos, minimizando el uso de insumos externos.

  • Deben generarse en concordancia con la cultura y los intereses locales y regionales, contribuyendo a preservar las características fundamentales de las diferentes culturas e impulsando el desarrollo de sus capacidades y potencialidades

  • Deben ser eficientes desde el punto de vista de la economía social.

  • Deben ser dinámicas y ajustarse permanentemente a las cambiantes condiciones de vida del usuario

  • Que su fabricación, mantenimiento y/o reparación puedan ser hechos por los mismos usuarios o a nivel local. Este requisito tiende a posibilitar la apropiación integral y el control permanente del conjunto del proceso.

  • Que disminuya el riesgo y que funcionen en ambientes frágiles/heterogéneos.

  • Deben contribuir a la preservación del medio ambiente, reciclando sus diferentes recursos y recurriendo al empleo de fuentes alternas de energía

  • Deben facilitar la cooperación e integración nacional y regional

  • Su empleo debe generar y afianzar la participación organizada de la comunidad usuaria

  • Debe impulsar y generar el desarrollo del potencial científico y tecnológico

El fin último es implementar tecnologías que optimicen los procesos que permitan potenciar mecanismos de autorregulación del sistema, a partir de promover los servicios y las funciones ecológicas propias del mismo. Estas tecnologías, entre otras cosas, tienden a mantener y/o incrementar la biodiversidad estructural y funcional de los agroecosistemas así como la conservación de los recursos existentes.

Es el objetivo, generar tecnologías agroecológicas que pueden integrarse para mejorar la sostenibilidad de los sistemas productivos, con lo cual se favorece la disminución de insumos externos que condicionan económica y tecnológicamente al productor. Las tecnologías que buscamos promover son multifuncionales en tanto su adopción implica cambios favorables simultáneos en varios componentes del agroecosistema.

Capítulo IV:

La estrategia para compatibilizar un enfoque agroecológico en el contexto tecnológico del Paradigma Dominante. (Kuhn, 1985)

Para que la propuesta agroecológica sea viable en términos de desarrollo y aplicación tecnológica, el IPAF, la entiende como un Paradigma Alternativo. Un Paradigma Alternativo (PA) es aquel que tiene dos atributos que lo distinguen del Paradigma Dominante (PD):

  • 1. Es capaz de dar respuestas a las anomalías que el PD no puede resolver. La Agroecología centra su accionar en la problemática de la pobreza y de la crisis ambiental, reconociéndolas como síntomas producto de decisiones políticas centradas exclusivamente en la acumulación de la riqueza. A partir de allí, la agroecología tiende a resolver la exclusión de la PAF a partir de la generación de conocimientos que promuevan el desarrollo sustentable.

  • 2. Hay muchas respuestas que el PD no puede brindar, y si puede dar el PA. La Agroecología como ciencia en construcción debe generar un cúmulo de conocimientos para dar repuestas alternativas a soluciones que el PD ha desarrollado de la Revolución Verde a esta parte. Esta dualidad, la de poder responder a las anomalías pero no a todas las preguntas es lo que hace débil y fuerte a un PA. Entendida la Agroecología como PA, se genera la necesaria convivencia con el PD.

Esta convivencia de dos Paradigmas inconmensurables es el contexto en dónde debe desarrollarse y crecer un PA. El Paradigma es una visión del mundo, el desarrollo científico del PD está estrechamente relacionado no solo con la tecnología, sino con los mercados asociados a esta forma de producir, y al ser hegemónico, la mayoría de los agentes productivos entienden que esa es la única forma de producir, y esto, incluye a los agricultores familiares.

Para ello la Agroecología debe generar soluciones tecnológicas en un contexto hegemónicamente adverso, en dónde incluso los agricultores familiares van a ser resistentes al cambio. De allí la imprescindible necesidad de elaborar una estrategia para establecer una relación dialéctica entre la Agroecología y una realidad en la que la mayoría de los actores tienen una visión distinta. Esta estrategia se basa en la generación de nuevo conocimiento para el desarrollo tecnológico en forma participativa con la agricultura familiar, para luego ponerla a disposición de la organización de los productores, para así poder promover una diversidad de canales de comercialización con cercanía al consumidor, logrando el manejo autónomo de los sistemas productivos en un contexto no agroecológico.

El IPAF región pampeana, se propone generar un ámbito de producción de conocimiento incluyendo a los pequeños productores en todas la etapas del proceso de investigación desde la generación de demandas (fruto de la interacción del sector con el PD), pasando por la propuesta de soluciones y su testeo, a partir de la implementación de investigaciones, (en el Instituto y en predios de productores) hasta la difusión de los resultados en el sector. De esta forma se contribuirá a sentar las bases de un desarrollo tecnológico agroeocológico alternativo.

CAPITULO V:

Formas de generación de conocimiento

Para que los principios que guían el manejo agroecológico se conviertan en opciones de aplicación práctica y apropiadas para los pequeños productores, deben definirse mecanismos metodológicos de modo tal que las tecnologías se pongan al alcance de los mismos y los objetivos se hagan realidad.

Esos mecanismos metodológicos incluyen:

  • ? Alianzas efectivas que incluyan a las organizaciones de agricultores

  • ? Metodologías de trabajo propias de la investigación acción participativa, con métodos que propicien el auto desarrollo

  • ? Participación en la definición de agendas de investigación, en el proceso de investigación y en la apropiación de los resultados

  • ? Escalamiento, de iniciativas locales exitosas de desarrollo agrícola sostenible

  • ? Desarrollo de indicadores de sustentabilidad para el seguimiento, monitoreo y evaluación de las técnicas y el enfoque aplicado en forma cuali y cuantitativa

Notas metodológicas: acerca de la Investigación Acción Participativa

El concepto de investigación acción (IAP) suele prestarse a confusiones, por lo que es necesario clarificar el alcance que le estamos dando en nuestro Instituto y cómo vemos la articulación entre la IAP y la investigación clásica.

La investigación acción participativa tiene similitudes y diferencias con la investigación clásica. Lo común es que tanto la investigación clásica como la investigación participativa aspiran a la obtención de conocimientos válidos y comprobables, es decir científicos.

El conocimiento científico clásico, con la física como modelo paradigmático, analiza sus objetos de estudios desde el exterior, preocupado por la objetividad y la validación empírica de sus hallazgos. Por otra parte, la IAP integra a las ciencias sociales y a las ciencias naturales, por lo que es imprescindible una reflexión sobre las características de ambas disciplinas.

Cuando surgen los primeros teóricos de las ciencias sociales (Comte, Durkheim) intentan aplicar el mismo método de las ciencias físicas y plantean que los hechos sociales deben estudiarse desde el exterior, como si fuesen "cosas", desechando los aspectos subjetivos, la conciencia ó falsa conciencia que los individuos puedan tener de sus acciones.

Sin embargo, a principios del siglo XX, Max Weber propone una especificidad de las ciencias sociales; la ciencia social debe incluir como objeto específico de estudio el sentido que los actores dan a sus comportamientos: nace la sociología comprensiva. Las motivaciones de los sujetos, las ideologías, las ideas dominantes de una época histórica, son factores explicativos, pueden ser causas explicativas de los fenómenos sociales. Comprender el sentido de los actos, los motivos de los sujetos, no implica renunciar a la objetividad del análisis, a la búsqueda de contrastaciones empíricas en relación a las hipótesis que el investigador se plantea.

Esta corriente de la sociología, con muchas ramificaciones, se prolonga en nuestros días y es dominante en el campo de las ciencias sociales. Creemos que esta reflexión conceptual sobre la sociología comprensiva nos será útil para intentar entender el alcance de la IAP

En las prácticas de los organismos de Generación y Transferencia de Tecnología ha predominado el paradigma de investigación clásico, ligado al modelo de la física, donde la tecnología ha sido pensada con criterios de productividad, independientes de la sociedad a la que va dirigida. Un primer intento superador de este modelo es trabajar con la comunidad de productores en donde se parta de comprender sus prácticas, entender la lógica con la que manejan su sistema productivo, considerándolos en tanto sujeto que tiene comportamientos con sentido. Se parte del postulado de que todo comportamiento humano tiene sus razones, los comportamiento son razonables (no necesariamente racionales en el sentido de los economistas clásicos que plantean maximización de beneficios y adecuación ajustada de medios a fines) y que por lo tanto cualquier búsqueda de mejora o de cambio que pretendamos en los sistemas productivos debe partir de entender por qué el productor hace lo que hace. Esta actitud incluye una valorización del conocimiento práctico, del conocimiento que el productor construye en su experiencia sociohistórica de trabajo, en el marco de una red de diálogo que crea y recrea su cultura técnica, la cual enmarca las decisiones productivas específicas (Darré 1996, Cittadini 2001). El conocimiento práctico no se opone al conocimiento científico. Este último debe incluir al conocimiento práctico como parte de su objeto de estudio y debe comprenderlo. Un conocimiento científico que incluya lo social sería incompleto si no incluye este aspecto de comprensión de las prácticas ó de los habitus (Bourdieu, 1995).

La IAP parte de estos principios, pero incluye la acción en la comunidad, en una doble estrategia que apunta a producir un cambio y a generar conocimientos científicos en una perspectiva comprensiva. Se parte del reconocimiento del rol de los sujetos (los productores) como protagonistas y conductores del cambio y como socios en la producción del conocimiento. La IAP desarrolla instancias y técnicas que deben permitir a los productores la plena expresión de sus problemáticas, sus intereses y sus deseos y así construir progresivamente, en un esquema de auténtica comunicación con los investigadores y extensionistas (que deben aportar también sus conocimientos, pero sin ninguna pretensión de imposición y/o de perspectiva privilegiada), los proyectos en los que desean implicarse.

En este proceso irán surgiendo múltiples tareas de investigación, algunas ligadas al propio estudio de los procesos desencadenados (sería el conocimiento específico del enfoque de IAP) y otras más ligadas a resolver problemas productivos específicos, pero orientadas por el proceso de IAP. En esta etapa, que apuntará al desarrollo de tecnologías apropiadas que den respuestas a las necesidades surgidas del proceso de IAP, se deberá seguir trabajando en un esquema participativo en la que los objetivos experimentales y su implementación y evaluación deberá hacerse con la participación activa de la comunidad de productores (Ej. Redes de explotaciones de referencia). De esta manera, la experimentación agronómica "objetiva" estará imbuida del "sentido subjetivo" que la comunidad de productores le garantiza.

En muchos casos puede ser necesario el aporte de nuevos conocimientos generados en los centros de investigación clásicos y/o ser desarrollados en condiciones controladas propias de nuestro Instituto ó de nuestros laboratorios, pero nuevamente estos conocimientos objetivos tendrán un sentido que estará dado por los proyectos generados en el proceso de IAP.

Capítulo VI:

La necesaria articulación institucional de un Instituto de Investigación que trabaje con el sector

Hoy la mayoría de los pequeños productores tiene poca disponibilidad de tierra, de mala calidad, en situación precaria y con problemas de titularización. Sobre este panorama, la modernización agrícola agravó el deterioro de los ecosistemas empeorando las condiciones de vida y acelerando las migraciones de los pequeños productores.

Son variadas las problemáticas que los aquejan, falta de capital, mal acceso a información específica, altos costos de insumos, nulo costo de oportunidad de la mano de obra familiar, escasa visualización de demanda de los productos a elaborar, políticas activas no inclusivas, problemas de comercialización, mala provisión de agua, malos caminos, deficiente provisión de energía, problemas de salud, de educación, etc. El sector de la agricultura familiar merece por su complejidad un abordaje múltiple que implique una discriminación positiva hacia un mayor protagonismo de estos agentes productivos. Este enfoque debe ser el eje de una política de Estado para con el sector. En este contexto es que la investigación y el desarrollo de tecnología por parte del IPAF región pampeana es sólo una de las tantas dimensiones que deben ser desarrolladas. De allí la imprescindible necesidad de realizar una estrategia de articulación con instituciones nacionales, provinciales y municipales, así como organizaciones no gubernamentales (ONG´s) y organizaciones de productores para garantizar que el desarrollo tecnológico agroecológico sea una realidad.

Reflexiones finales

Con este capítulo que habla de la articulación institucional, concluimos este trabajo sobre el marco teórico que se plantea el IPAF región pampeana para generar tecnologías apropiadas para y con los pequeños productores dentro de este nuevo momento institucional que se abre en el INTA. Como todo proceso de IAP, el tiempo y la experiencia generarán la reformulación, replanteo y retroalimentación del proceso sobre algunas de las ideas vertidas aquí. Pero más allá de esto, el horizonte es claro, la necesidad de investigación y desarrollo en tecnologías que no imposibiliten la vida natural y cultural, ni de las plantas, ni de los animales, ni de los seres humanos.

BIBLIOGRAFIA

  • Altieri M (1999) Agroecología: bases científicas de la agricultura alternativa. Editorial Nordan-Comunidad. Montevideo.338 pp.

  • Bialakowsky, Alberto. "Capitalismo y método. Alternativas de la coproducción investigativa". Laboratorio/n line, año VII, Nº 19, Otoño / Invierno 2006. Instituto de Investigaciones "Gino Germani" Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

  • Bourdieu, P. "Apuntes para una antropología reflexiva". s/d. 1995.

  • Censo Nacional Agropecuario 1988 y Censo Nacional Agropecuario 2002. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) www.indec.gov.ar Argentina

  • Cittadini R.; Burges, J. "Diversidad de sistemas ganaderos y su articulación con el sistema familiar". Rev. Arg de Prod. Animal, Vol 21:2 119-136 pp, Argentina, 2001.

  • Darre, J. "La invención de prácticas en la agricultura. Difusión y producción local de conocimientos", s/d. 1996

  • Documento Base del Programa Nacional de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (INTA). Abril de 2005. www.inta.gov.ar

  • Documento del Instituto de Transferencia de Tecnologías Apropiadas para Sectores Marginales (ITACAB), Perú s/d

  • Gliessman, Stephen R. "Agroecología". Ed UFRGS, 3º edición, Porto Alegre, Brasil, 2002.

  • Kuhn, Thomas. "La estructura de las revoluciones científicas", Ed. Fondo de Cultura Económica, 1985.

  • Sarandón SJ & R Sarandón. "Un enfoque ecológico para una agricultura sustentable" En: Goin F y C Goñi (Eds.) Bases para una política ambiental de la R. Argentina, Sección III, Cap. 19:279-286, HC Diputados de la Pcia de Buenos Aires. 1993.

  • Sarandón SJ (2006). "La Agroecología: su rol en el logro de una agricultura sustentable". En "Curso de Agroecología y Agricultura sustentable". Material didáctico editado en CD rom. Capítulo 2: 15pp (modificado)

  • Sili, Marcelo. "La Argentina Rural". Ed INTA. 2005.

 

 

Autor:

Guido Prividera

Mariana Marasas

Gustavo Tito

Roberto Cittadini

Sergio Dumrauf

Fabián Alderete

Gabriela Civeira

Guillermo Cap

Gabriela Giordano

Investigadores del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (IPAF) región pampeana del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Argentina

Enviado por:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"?

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2015.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"?