Contribuye ha aumentar las valoraciones negativas sobre su entorno desarrollando sentimientos de frustración y dificultades en las relaciones interpersonales.
Aislamiento:
La Soledad y el aislamiento social son dos problemas separados. El aislamiento social puede producer la Soledad, pero algunos adultos mayores adoptan intencionalmente estilos de vida solitarios, experimentando en consecuencia Soledad. Asi mismo el aislamiento puede traer como consecuencia la falta de satisfacción de una persona mayor con su propio cuerpo, provocado por la pérdida de movilidad o por la incapacidad para funcionar, la pérdida de función sensorial afecta negativamente el autoestima de la persona, evitando que esta se relaciones con los demás, se abandona en su ambiente domiciliario lo que hace que no quiera salir a formar parte de la comunidad.
Los comportamientos asociados con la confusion, demencia, o el alcoholismo pueden alejarlo de los demás y al aislamiento social, lo cual a su vez puede llevar al deterioro de las habilidades interpersonales.
Por otro lado el aislamiento geográfico tiene lugar cuando el anciano queda separado por la distancia de amigos o familias, la institucionalización también se considera un aislamiento geográfico. Alicia Villalobos, Teresa Vega Olivera. Cuidando la salud del adulto mayor. Manual del autocuidado del adulto mayor EU. Recuperado el 3 de octubre del 2009 de
www.fechac.org/…/guia_cuidando_la_salud_del_adulto_mayor.pdf
Depresión:
Es un trastorno del estado de ánimo que en términos coloquiales se presenta como un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente. El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida.
¿Qué predispone al anciano a estar deprimido?
Perdida de roles en el seno de la familia con la salida de los hijos, y un papel menor del abuelo dentro de la misma
Cambios con la llegada de la jubilación, que condiciona un cambio brusco en la actividad y relaciones sociales.
Factores biológicos presentes, aunque no suficientes para la depresión. Entre ellos se han implicado cambios en la estructura cerebral, neurotransmisión, sistemas hormonales. Se ha postulado que pudieran ser un factor de vulnerabilidad.
A pesar de ello el envejecimiento no es sinónimo de depresión. No se deben confundir el envejecimiento normal con la presencia de una enfermedad por más que en ocasiones estén presentes una mayor introversión, reiteración y presencia del pasado en algunos ancianos; es decir, ni todos los ancianos están deprimidos ni los síntomas de una depresión cuando aparecen en un anciano, son "normales" para su edad.
Síntomas de depresión
Tristeza prolongada o ataque de llanto sin explicación
Cambios importantes en los hábitos alimenticios y de sueño
Irritabilidad, enojo, preocupación, agitación y ansiedad
Pesimismo e indiferencia
Pérdida de la energía y letargo persistente
Sentimientos de culpa y baja autoestima
Incapacidad para concentrarse e indecisión
Incapacidad para disfrutar intereses anteriores y aislamiento social
Achaques y dolores inexplicables
Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio. Alianza de Apoyo a Personas con Depresión y Trastorno Bipolar (2005, 25 de noviembre). Depresión. Recuperado el 03 de octubre del 2009 de
http://dbsalliance.hispanicare.com/info/depression.html
Factores que predisponen la mortalidad en un anciano deprimido:
Menor soporte social del anciano deprimido.
Peor estado nutricional por pérdida del apetito.
Posibles efectos de la depresión sobre el sistema inmunitario
Pérdida de motivación para el autocuidado.
Depresión en el anciano. Recuperada el 17 de octubre del 2009 de http://www.saludalia.com/docs/Salud/web_saludalia/tu_salud/doc/anciano/doc/doc_depresion_anciano.htm
CAPITULO III
¿Qué debemos hacer ante la problemática del adulto mayor?
Capacitar profesionales de la salud en gerontología
Actualmente, la proporción de gerontólogos y geriatras en los países en desarrollo es sumamente baja y la respuesta a la demanda es insuficiente. Hay un déficit importante de personal médico especializado para cubrir la demanda de este creciente segmento de la población. Sin embargo, se requieren no únicamente médicos especializados, sino profesionales de otras disciplinas para atender adecuadamente a los ancianos. Es necesario capacitar en gerontología a médicos, psicólogos, oftalmólogos, trabajadores sociales, enfermeras y nutriólogos, entre otros profesionales de la salud. La formación de profesionales en el área de gerontología y geriatría debe tomar en cuenta que las necesidades de atención a la mujer son distintas de las del hombre, especialmente en los ancianos que viven en pobreza crónica.
Asimismo, es necesario destinar una partida presupuestal para la atención de la salud de los adultos mayores, particularmente de aquellos con necesidades especiales, ya que se ha desentendido de la atención a pacientes geriátricos al no destinarles una partida especial presupuestal.
Desarrollar infraestructura especializada
Existe una escasa infraestructura clínica de los servicios públicos para atender las necesidades de salud de los ancianos que viven en pobreza, como acceso a complementos alimentarios, inmunizaciones y servicios psicológicos.
Es necesario responder a las necesidades de salud de los ancianos que viven en pobreza, particularmente en las zonas rurales que no se atienden adecuadamente por falta de apoyos y servicios especializados.
Diseñar políticas públicas en salud, enfocadas a las necesidades de cada sexo
Las diferencias respecto al acceso a los servicios de salud en hombres y mujeres adultos mayores los colocan en situación vulnerable de manera diferencial, por lo que las políticas públicas deberán diseñarse de manera que se enfoquen a cada sexo por separado. Asimismo, es necesario incluir estrategias a problemáticas comunes como las enfermedades crónico-degenerativas y las lesiones.
Diseñar programas de intervención diferenciales por género
Es necesario desarrollar medidas de prevención de las enfermedades y promoción de la salud con un enfoque diferencial por género. De manera similar, el diseño de programas de prevención de comportamientos de riesgo debe hacerse de forma diferenciada, pues los riesgos que enfrentan hombres y mujeres son diferentes y reflejan los valores socioculturales que contextualizan sus estilos de vida.
Poner en marcha programas de apoyo a las familias de anciano.
Mayormente la carga de cuidados recae sobre todo en las mujeres, quienes cumplen la función de "cuidadoras de otros" que incluye a menores de edad y enfermos. Es necesario que se diseñen programas de apoyo institucional y de salud mental que se aboquen a aligerar la carga asociada al papel de las mujeres ancianas como encargadas del cuidado de otros miembros de la unidad familiar, aún más vulnerables.
Promover el uso de servicios
Es de fundamental importancia que desde edades más tempranas se fomente el uso de servicios de salud entre hombres y mujeres, principalmente entre aquellos que viven en la pobreza. La utilización temprana de servicios se reflejará en un mejor estado de salud durante la vejez y podrá garantizar un mayor y mejor uso de servicios de salud para enfrentar las enfermedades geriátricas.
También es importante fomentar el uso de servicios de salud física y mental en lugares de trabajo. La salud ocupacional y la prevención de estilos de vida de riesgo deben fomentarse en los lugares de trabajo.
Dar prioridad a los programas en zonas rurales
Las diferencias entre los adultos mayores señalan un contraste profundo por área de residencia, lo cual es común para hombres y mujeres. Los programas que enfaticen el bienestar de la población adulta mayor en áreas de marginación rural deben continuar siendo una prioridad nacional.
Diseñar e implementar políticas de prevención
Las diferencias en la salud de hombres y mujeres ancianas están determinadas en gran parte por su función social y económica y sus estilos de vida. Se espera que éstos vayan cambiando conforme avanza el nivel de desarrollo de los países y conforme las transiciones demográfica y epidemiológica vayan avanzando. Es recomendable que las políticas de salud tengan un énfasis en la prevención de las consecuencias del envejecimiento de las generaciones futuras, que serán distintas a las generaciones actuales. Por ejemplo, las mujeres están incrementando su nivel educativo conforme se insertan en mayor número en el mercado laboral. Esta transformación implica además cambios importantes en su estilo de vida y conlleva riesgos a la salud, por lo que deben de adoptarse medidas de prevención, en un primer momento, y posteriormente de corrección. Asimismo, se espera que las generaciones futuras tengan un menor número de hijos, por lo que será necesario tomar en cuenta que los adultos mayores del futuro no tendrán tantas opciones de arreglos residenciales o apoyos familiares, como las alternativas que tienen los ancianos de la generación actual.
Fomentar a que los adultos mayores se mantengan integrado en las redes de apoyo social.
Las redes de Apoyo Social han demostrado ser un formidable recurso para que las personas optimicen sus estados de salud y bienestar, y devenir en importante factor restaurador cuando su salud está comprometida. Estos efectos son legítimos en cualquier momento del Ciclo Vital, pero adquieren particular significación en la Tercera Edad en la que el individuo tanto necesita ser reconocido en cuanto a su valía como ser humano, aún útil y productivo.
Fomentar el disfrute del ocio
El ocio y la recreación, en el adulto mayor, han de entenderse y apreciarse como algo más allá de lo simplemente personal, en cuanto al empleo del tiempo libre ha de verse más bien como una acción que proyectada desde lo social puede crear las condiciones que faciliten la elevación de la calidad de vida de estas personas, y contribuya al desarrollo de estilos de vida más saludables y autónomos a esta edad. Alina Pérez Martínez (2009, 19 de enero). Adultos mayores. Recuperado el 07 de octubre del 2009 de
http://www.sld.cu/saludvida/adultomayor/
Conclusiones
De lo dicho anteriormente podemos sacar las siguientes conclusiones:
1. El envejecimiento es un proceso natural evolutivo no necesariamente patológico.
2. Como todas las etapas evolutivas del ser humano, también la vejez presenta distintas cambios que se diferencian unos a otros, las cuales a su vez se pueden causar un impacto diferente en cada persona.
3. El envejecimiento no es una cuestión de edad, es más bien un proceso de pérdida, física y motivacional, fundamentalmente, en el que la personalidad del individuo marcara el significado de este proceso de pérdida.
4. la idea de que el interés de las personas por mantenerse activas es la clave de un envejecimiento retardado, la motivación por seguir adelante, a pesar de las contrariedades con que todos los seres humanos tienen que enfrentarse a lo largo del tiempo, es la que determinara la satisfacción vital de cada uno y, en consecuencia, su calidad de vida.
Apéndice
Prevalencia de maltrato hacia el adulto mayor en la población de
Lima Metropolitana y Callao
2002
Fuente: Estudio Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental, 2002.
Figura 1
Figura 2
Atención institucional en los ancianos asilados
Del total de ancianos encuestados, 32.8% (n=40) vive en un asilo, sea público o privado. Los resultados presentados en este punto corresponden únicamente al grupo de ancianos asilados. En la tabla 5.28 se presenta el porcentaje de ancianos que afirman recibir atención especializada. Así, los datos indican que casi la totalidad de los encuestados reciben, de los asilos, alimentos (90%), atención médica (90%), atención psicológica (85%), actividades recreativas (85%) y atención asistencial (80%).
Tipo de servicios brindados en los albergues (n=40)
En cuanto a las actividades ocupacionales, solamente 20% refieren desarrollar actividades educativas y 25% actividades laborales. En la tabla 5.29 se presenta la calificación dada a los servicios brindados por los asilos. De los datos, se deduce que existe una tendencia general a calificar positivamente los servicios, sobre todo en los servicios de salud (40% las considera buena) y recreación/educación (25% las considera buena).
Calificación del servicio brindado por el albergue o institución (n=40)
Figura 3
Prevalencia de episodio depresivo actual en población adulta mayor por sexo y edad en Lima Metropolitana y Callao
2002
Fuente: Estudio Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental, 2002.
Figura 4
Referencias
Adulto mayor: Aspectos psicoafectivos del envejecimiento (1998, 20 de setiembre). Recuperado el 05 de octubre del 2009 de http://www.ubiobio.cl/vitrina/envejecim.htm Alianza de Apoyo a Personas con Depresión y Trastorno Bipolar (2005, 25 de noviembre). Depresión. Recuperado el 03 de octubre del 2009 de http://dbsalliance.hispanicare.com/info/depression.html Alicia Villalobos, Teresa Vega Olivera. Cuidando la salud del adulto mayor. Manual del autocuidado del adulto mayor EU. Recuperado el 3 de octubre del 2009 de www.fechac.org/…/guia_cuidando_la_salud_del_adulto_mayor.pdf
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A mis padres y maestros
Autor:
Ela Marlí Mori Díaz
Lima – Perú
2009
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