En 1 Corintios 12:14-26 se muestra dos enemigos claros de unidad: el primero es que alguien crea que él es mayor o más importante que el otro y por lo tanto no necesita al hermano; y la segunda es sentirse de menos y por ende no necesario a los demás. Ninguna de estas dos actitudes son correctas ni se fundamentan en el genuino amor. Por el contrario, debemos preferirnos los unos a los otros en cuanto a la honra, así como preocuparnos los unos por los otros, no velando solamente por lo propio sino también por lo de los otros.
Conclusión:
División es tener más de una visión. Para guardar la unidad debemos tener el mismo sentir que hay en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: el amor. Y el mayor amor que hay es dar la vida por los amigos, que es parte importante de nuestra visión. No podemos crecer, ni vivir, ni permanecer ni hacer nada en Cristo sino tenemos amor los unos por los otros.
La intercesión
Jesús y el Espíritu Santo son intercesores:
Para que nosotros podamos entender de intercesión, debemos comprender que tanto Jesús como el Espíritu Santo son intercesores. Cuando nosotros intercedemos, los estamos imitando.
Jesús intercede por nosotros:
En el cielo solamente hay dos que interceden por uno: Jesús y el Espíritu Santo. Jesús vive intercediendo por ti, como buen sumo sacerdote que es. Recuerda esto cada vez que tú seas tentado. "Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos." (Hebreos 7:23-25)
El Espíritu nos ayuda a orar:
La Biblia dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles, Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos." (Romanos 8:26-27)
No veamos nuestras debilidades, sino a nuestro ayudador. Cuando usamos el don de lenguas para hablar con Dios, aunque no entendamos lo que decimos, Espíritu mismo intercede por nosotros, pues Él sabe que es lo mejor para nuestra vida.
Dios busca intercesores:
Dios busca intercesores entre los hombres que hagan vallado delante de Él a favor de otros. Ezequiel 22:30 dice: "Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé."
El Señor quiere Guatemala para Él; por eso debemos pedir por nuestro país para que así suceda. El nos dijo: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones. Y como posesión tuya los confines de la tierra." (Salmo 2:8)
Cuando tú haces guerra espiritual vas delante del diablo y reclamas a esa generación para la gloria de Jesucristo; pero cuando tú intercedes, vas delante de Dios y le pides a tu Padre Celestial que tenga misericordia de ellos. Delante de Dios se va con todo respeto a interceder y delante del diablo se va con autoridad a reclamar.
Tres cosas que nos mueven a interceder:
1. Tener interés por alguien o algo; primero se interesa y luego intercede.
2. Tener amor para alguien; no hay que tener prejuicios para los pecadores y si no debemos amarlos.
3. Responsabilidad de hacerlo constantemente.
Aspectos importantes de la intercesión:
En medio de la gloria de Dios, debemos interceder. Números 16:41-50 relata la intercesión de Moisés a favor del pueblo de Israel cuando estaba delante de la gloria de Dios.
La intercesión también se delega. Cuando El Señor revela al pastor que habrá juicio contra una nación, el pastor dice a la congregación que interceda por toda la nación.
La intercesión es una combinación de oración y santidad juntas. Jesús dijo "Por amor a ellos, yo me santifico." De tu santidad depende mucha gente y mucho testimonio.
Cuando queremos tener una intercesión efectiva, se presenta expiación: Presentas la sangre de su Hijo Jesús, quien murió por nosotros y es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Cuando tú eres sensible a la presencia y a la voz del Señor, El te indicará el momento específico para clamar. Interceder es clamar por el que no puede hacerlo.
Interceder es ponerse entre unos y otros.
¿Por qué debemos interceder?
Temas para interceder por:
1. Autoridades espirituales Efesios 6:18
2. Que Dios nos entregue la nación Salmo 2:8
3. Por la paz de Jerusalén Salmo 122:6
4. Que Dios envíe obreros Mateo 9:38
5. Autoridades terrenales 1 Timoteo 2:1-4
6. Por nuestras ovejas Gálatas 4:19
Debemos orar por nuestras ovejas por lo siguiente:
1. Porque seamos uno… ………… Juan 17:11
2. Para tengamos su gozo…………………. Juan 17:13
3. Que seamos guardados del mal…….. ………… Juan 17:15
4. Que seamos santificados en su verdad……… ………… Juan 17:17
5. Para que seamos santos por amor a ellos…. …………………… Juan 17:19
6. Para que estemos juntos con el Padre……………………………………… Juan 17:24
7. Para que el amor de Dios abunde en nuestros corazones… …………………… Juan 17:26
El resultado de esta oración la podemos ver en lo que Jesús dijo en Juan 17:20-23.
"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado."
Conclusión:
Intercesión es ponerse entre Dios y aquel que no puede clamar por sí mismo. Dios busca intercesores pues su voluntad es que ninguno se pierda Ten el mismo sentir que hay en Jesús y en el Espíritu Santo, quienes nos enseñan a cómo interceder y por quiénes hacerlo.
Cómo predicar
Predicando por las casas:
Todo obrero debe aprender a predicar en el contexto de la visión, es decir, en una célula en casa. Jesús también predicó en las casas. En Lucas 19:1-10 se narra la historia de Zaqueo, jefe de los publicanos, a quien Jesús escogió para posar en su casa. Esto causó murmuración entre la gente, pero Jesús dijo: ''Hoy ha venido la salvación a esta casa", y Zaqueo fue salvo ese día.
También vemos la vez en la cual Jesús predicó en casa de Leví, recaudador de impuestos. Según Marcos 2:13-17, en esa casa había tipos de personas que no pueden faltar en ninguna célula:
1. Jesús
2. Los discípulos de Jesús
3. Los publicanos y los pecadores
La semilla que tú siembres es la mejor semilla que puede existir, pero si no transmites el mensaje como debe ser, es posible que esta semilla no llegue a tierra fértil. Por esta razón, procura velar por lo siguiente:
1- Cuida el mensaje
2- Cuida la forma en la que trasmitas el mensaje
3- Predica en santidad
4- Predica acompañado de señales, maravillas y milagros
Cuida el mensaje:
Procura que dicho mensaje no sea religioso; recuerda que le estás predicando a personas que no conocen de Jesús. En Juan 4:1-19 leemos como Jesús se le acercó a la samaritana de una forma no religiosa, y llamó su atención al pedirle de beber (hizo una introducción), no permitió que se desviara del tema, la confrontó y la guió a la conversión. Jesús primero le habló de la necesidad de ella y luego de su pecado. Jesús siempre trató bien a las personas porque le costó su propia vida; Él las amó.
Procura cuidar en el mensaje lo siguiente:
• Cuida de enseñarla Palabra de nuestro Señor de una forma sana (1 Timoteo 6:3-4)
• Enseña aquello que has aprendido de tus líderes, y encarga a otros que enseñen lo mismo (2 Timoteo 2:2)
• No debes prestar atención a temas necios que acarrean disputas, ni a fábulas ni interminables genealogías (1 Timoteo 1:3-4). Debes evitar enseñar diferente doctrina de la que has aprendido.
• Evita ser contencioso y no causes divisiones, sino procura ser amable, sufrido y manso (2 Timoteo 2:23)
• No seas pendenciero al momento de transmitirlo, sino preséntate como una persona aprobada por Dios (2 Timoteo 2:14-17)
• Cuídate de no decir chistes, que no vengan al caso. Es mejor que leas las sagradas escrituras, porque por medio de ella Dios nos habla.
Cuida el lenguaje:
• Utiliza un lenguaje sencillo que todos puedan entender, tal como Jesús lo hacía. Ilustra el mensaje con testimonios, anécdotas o ejemplos que ayuden al oyente a recibir la Palabra de Dios. Jesús usó ilustraciones tales como las aves del cielo, las flores del campo, etc.
• Apóyate con frases que te ayuden a dar a entender la idea que deseas transmitir.
• Así mismo, ten cuidado con declaraciones o calificativos que utilices para definir la vida de las demás personas, a fin que ninguno salga condenado, herido u ofendido.
• Habla con gracia. La Biblia dice que sazones nuestras palabras con sal para dar edificación al oyente. (Colosenses 4:6)
Cuida la forma:
• No leas ningún bosquejo, pues esto da la impresión que es un discurso y no una palabra viva en tu corazón. Estudia con anterioridad el bosquejo y prepárate en oración para que Dios te use.
• Tampoco es necesario que grites para hablar, pues esto da la impresión que la gente no está entendiendo lo que tú hablas, y podrían ofenderse.
• La Biblia dice: "Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres." (Filipenses 4:5)
Predica en santidad:
1 Timoteo 4:16 dice "Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. "Vive lo que hablas, pues de esta manera darás testimonio que el Espíritu Santo habita en ti y la palabra que tú hablas es inspirada por Él.
Predica con milagros:
En Marcos 16:17-18 Jesús dijo: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán."
Jesús siempre acompañó sus enseñanzas con las señales y los milagros. En una ocasión dijo que hacía señales porque sino no le creerían. Jesús vio en las necesidades una oportunidad de predicar el evangelio. Sanó a la su suegra de Pedro en su casa, y a la noche tuvo la oportunidad de presentar el evangelio a multitudes.
Ora por los enfermos creyendo que éstos sanarán; ora por personas que estén oprimidas por el diablo. Mira en cada persona una oportunidad de dar las buenas noticias de Jesús y el poder de Dios. Bendice gente, y muchos serán atraídos al Señor.
El apóstol Pablo dijo: "Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios."(1 Corintios 2:1-5)
Presenta a Jesús como Señor y Salvador:
No te olvides nunca de hacer el llamado y buscar la oportunidad que cada persona entregue su vida a Jesús y confiese con su boca que Él es su Señor y Salvador. Romanos 10:8-10. El llamado es la conclusión de cada prédica, y debes convertirte en un buen pescador de almas a través de un llamado efectivo.
Echando fuera demonios
El Reino de DIOS se ha acercado:
En Lucas 11:14-20 leemos: "Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló. Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo. Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae. Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios. Pues si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros."
Cuando predicamos el reino de Dios, nos acompañan señales y prodigios, y uno de ellos es echar fuera demonios. Para echar fuera demonios no es necesario un curso, solo es necesario creer en la autoridad que el Señor nos ha dado. "Por sus frutos los conoceréis"; el fruto da testimonio de nosotros, el poder que nos acompaña da testimonio de Él.
Un reino dividido no prevalece:
Un reino no puede dividirse contra sí mismo. No es Satanás quien echa fuera los demonios, sino nosotros. No podemos dividir el reino de Dios. Hay personas que quieren echar fuera demonios pero tienen comunión con ellos, practicando cosas que tienen que ver con ocultismo, escuchando cosas que no deben, y no manteniéndose así en santidad. No podemos echar fuera demonios y darle lugar al diablo en nuestras vidas.
Notros somos enemigos del diablo
Muchas veces se nos olvida que también nosotros somos enemigos del diablo, y tememos por lo que éste ha de hacernos. Debemos sacar fuera los demonios y no temer, pues es el diablo quien debería temer de nosotros. Nuestra presencia en un lugar debe atormentarlo a él. Debemos darle vuelta a la fe en el nombre del Señor Jesús si queremos ver la victoria.
Jesús dijo que echaba fuera demonios con "el dedo de Dios". El no les pone tanta importancia, sino que los echa fuera con su dedo. Cuando echamos fuera demonios se manifiesta que ha venido el reino de Dios. Echar fuera demonios es destruir un reino para establecer otro. Jesús vino para deshacer las obras del diablo 1 Juan 3:8.
Ordenándole a los demonios:
En Marcos 1:17-28 se relata la historia cuando Jesús entró en la sinagoga y un muchacho endemoniado comenzó a dar voces. Jesús reprendió al demonio y el muchacho quedó libre. El demonio al hablar lo hizo en plural, como si fueran muchos, mientras Jesús al reprenderlo lo hizo en singular. No importa cuántos sean, lo importante es que deben obedecer a la orden que se les ha dado. No se le pide el favor de que se vaya no se discute con él, se le ordena.
Cuando todos vieron lo que Jesús había hecho se maravillaron, preguntando qué nueva doctrina era esa. Echar fuera demonios también es parte de la doctrina de Jesús.
Jesús había llamado a sus discípulos para que fueran pescadores de hombres, y desde el inicio les enseñó que no es con espada ni con ejército, sino con su Santo Espíritu. También les demostró que Él es un Dios de poder. Lo primero que les enseñó fue a echar fuera demonios, aunque no les dio autoridad de hacerlo inmediatamente.
En el nombre de Jesús:
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. EL que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios…" (Marcos 16:15-18).
Jesús nos mandó a predicarle a toda criatura, y muchas personas estarán enfermas, otras oprimidas, y algunas otras, endemoniadas. Por amor a ellas, debemos aprender a echar fuera los demonios que las atormentan.
Los demonios no salen por mencionar o repetir el nombre de Jesús como si se tratase de alguna fórmula mágica, sino porque les ordenamos "en representación" de Jesús. Esto quiere decir "en su nombre". Estamos constituidos como delegados o embajadores de Jesucristo para hacer milagros y prodigios en su nombre. No es "con" su nombre, es "en" su nombre.
En Lucas 8:26-33 narra la historia del endemoniado gadareno, quien dijo que se llamaba Legión porque tenía muchos demonios dentro. No importa cuántos demonios son, si son muchos o si es uno sólo, el trato es el mismo: en el nombre de Jesús se le echa fuera, y éstos se sujetan. Los espíritus se sienten atormentados con la presencia de Jesús.
Discernir entre la carne y un espíritu:
Para echar fuera demonios se debe tener discernimiento para distinguir entre un espíritu y la carne. Existen personas que se escudan en los demonios para hacer sus carnalidades como celos, fornicaciones o contiendas, pecando. Pero Gálatas 5:19-21 es claro en señalar que muchas de esas prácticas se originan en la carne, no en la influencia demoníaca. Tú no puedes reprender las obras de la carne, debes hacerlas morir.
La autoridad delegada:
Primero escogió a doce y les delegó esa autoridad "Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios." (Marcos 3:13)
Luego los envió, instruyéndoles a que echaran fueran demonios; "Entonces Amando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, Para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia." (Mateo 10:1)
Los setenta también tuvieron el mismo poder y autoridad de echar fuera demonios. "Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se no sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos." (Lucas 10:17-20)
Les dijo que no se regocijaran por echar fuera un demonio, sino que más glorioso aún es que los nombres están escritos en el libro de la vida. Cuando hay un nombre escrito en el libro de la vida, los demonios se sujetan. Ellos conocen quien es Jesús y saben quién soy yo (Ej. Pablo en Hechos)
Jesús dijo claramente que teníamos poder sobre toda fuerza del enemigo y que nada nos haría daño. No debemos temer que al echar fuera un demonio se nos vaya a pasar, nos vaya a lastimar o nos contamine. Jesús dijo que nada nos dañaría.
A aquellos que han sido libres hay que enseñarles a que no jueguen con la libertad que Cristo les ha dado, pues la Biblia dice que pueden venir siete demonios peores que aquel que salió de la persona. Aquel que ha sido libre debe consagrarse a Dios y servirle.
La Imposición de Manos
Introducción:
Dice Hebreos 6:1-2 "Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento y del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno"
Según estos versos, la doctrina de la imposición de manos puede ser tomada dentro de un todo que tiene relación con la visión: es necesario que las personas se arrepientan, crean en Dios y sean bautizadas. A través de la imposición de las manos reciben el bautismo en el Espíritu Santo, y empiezan a trabajar al ser enviadas, y éstas, a su vez, impongan las manos sobre otros.
Razones para la imposición de manos:
Generalmente, la Biblia menciona tres razones para lo cual se usa la práctica de la imposición de manos:
1. Para sanidad de los enfermos
2. Para impartir el bautismo y la llenura del Espíritu Santo
3. Para transferir autoridad y bendición bajo cobertura
Sanidad de enfermos:
Jesús dijo: "Y estas señales seguirán a los que creen… sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán." (Marcos 16:16)
Jesús lo practicó:
Jesús impuso las manos sobre enfermos para que éstos sanaran. Hay que notar también que éste no fue el único método que Él utilizó para orar por los enfermos.
1. El leproso Mateo 8:1-2
2. La hija de Jaira Marcos 5:23-42
3. En Nazareth Marcos 6:5
4. El sordomudo Marcos 7:32-35
5. Un ciego Marcos 8:22-25
6. Una multitud Lucas 4:40-41
7. La mujer encorvada Lucas 13:10-13
Los discípulos y apóstoles lo practicaron:
Hay que observar que, quien quiere ver milagros, deberá tener un interés genuino de testificar para que otros crean en Jesús y sean salvos.
1. Jesús se los ordenó Marcos 16:17-18
2. Ananías, cuando oró por Pablo Hechos 5:12
3. En Iconio, por Pablo y Bernabé Hechos 14:3
4. En Éfeso, por Pablo Hechos 19:11-12
5. En Malta, por Pablo Hechos 28:8-9
6. Los ancianos de la iglesia Santiago 5:14-15
Sanidades sin imposición de manos:
Jesús sanó personas sin tocarlos con sus manos. Algunos ejemplos de esto son:
1. Los 10 leprosos: Lucas 17:11-14
Fue a distancia y por la palabra.
2. La mujer con flujo de sangre: Marcos 5:25-30
Solamente tocó su manto.
3. Otros le caían encima. Marcos 3:10
4. Otros hacían todo lo posible por tocarle Lucas 6:19
Para impartir el bautismo y la llenura en el Espíritu Santo:
1. Pedro y Juan en Samaria Hechos 8:17
2. Pablo en Éfeso Hechos 19:1-7
El bautismo y el derramamiento del Espíritu Santo no siempre se recibe mediante la imposición de manos. Otras veces, el Espíritu Santo se derramó sin la necesidad de que hubiera imposición de manos; algunos ejemplos:
1. El día de Pentecostés Hechos 2:1-4
2. En casa de Cornelio Hechos 10:44
Es importante que veamos que el primer derramamiento del Espíritu tanto para judíos como para gentiles lo hizo Dios directamente sin que nadie interviniera. Esto suele suceder aún hoy en día, no siempre y no con todos, pero sucede.
La transferencia de autoridad y bendición bajo cobertura:
En el Antiguo Pacto
1. Jacob, a sus descendientes. Génesis 48:14
2. Moisés, cuando Dios puso de su espíritu sobre los ancianos del pueblo de Israel (aquí no hubo imposición de manos directamente, pero sí una transferencia de la unción de Moisés a los ancianos) Números 11:25
3- Moisés, cuando estableció a Josué como su sucesor. Números 27:18-23
Sanando a los Enfermos
Introducción:
La unción es para bendecir a las personas, para hacer milagros y sanidades que no se pueden hacer de forma natural. El amor entre hermanos habla de quiénes son discípulos del Señor, pero los milagros y prodigios hablan del Dios de esos discípulos. Muestran que Dios camina con nosotros. La Biblia dice de Jesús: "Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él". (Hechos 10:38)
Reconociendo al Espíritu Santo:
Lo primero que Jesús menciona de su ministerio es al Espíritu Santo. Jesús tuvo la humildad de reconocer que era alguien más quien hacía los milagros; (Lucas 4:14-19).
Lo mismo debemos hacer nosotros. Cuando los enfermos nos buscan para que oremos por ellos, lo hacen porque Dios está con nosotros. No basta recibir unción; debemos estar claros que es para hacer bienes y sanar. Jesús se apartaba a lugares desiertos a orar y escuchar la voz de Dios. Nosotros también debemos hacer lo mismo.
Teniendo la unción Jesús no la reservó sólo para él, sino que se la dio a otros doce y luego a setenta y dos para que hicieran lo mismo.
Es importante que recordemos que la unción y el orgullo no van juntos. Eliseo tuvo que agacharse a recoger el manto, y al hacerlo, una doble porción de unción sobre él.
Jesús y la sanidad:
El poder para sanar estaba sobre Él
En Lucas 5:17-25 leemos la historia del paralítico que bajo por el techo de la casa y fue sano. "Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar."
Los fariseos estaban escuchando la doctrina y el poder de Dios estaba con Jesús para sanar, pero no estaba sanando, sino enseñando. Más adelante dio la Palabra y sanó al paralítico. La unción para sanar está sobre muchos, pero no opera sino hasta que se da la palabra.
"Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios."
La sanidad no es un evento aislado del perdón de pecados, sino que confirman que Él nos puede salvar. En una iglesia, ministerio o célula, se debe dar palabra y deben suceder milagros.
Jesús no estorbó la fe de la gente:
Lucas 6:17-19 dice que toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos. No debemos estorbar la fe de la gente; ellos creían que si lo tocaban, serían sanados. Las personas necesitan ver que aquel que va a orar por ellos, es el primero que cree que ese milagro puede suceder.
Luego de demostrar el poder, lo delegó:
Marcos 3:7-12 relata que muchas personas venían de los alrededores a ser sanados. Las multitudes eran atraídas a Jesús por los milagros y las sanidades. Muchos caían sobre él para ser sanos, pues a Jesús no le daba tiempo de orar por todos.
No todos son sanos al orar por ellos, pero no debemos desviar la atención de la gente del poder de Dios a nuestro cariño y compasión.
Luego de esto llamó a doce para delegarle poder para sanar enfermedades. Delegó ese mismo poder sobre otras doce personas, a quienes llamó sus discípulos, pues su deseo era hacer bien a muchos y solo no podía. Esos doce aprendieron a hacer lo mismo, e incluso no tenían ni tiempo de comer, tal como le sucedió a Jesús. (Marcos 3:13-15)
Jesús ordenó que sanáramos enfermos:
En Marcos 16:15-18, antes de ascender a la presencia del Padre, Jesús ordenó que sanáramos a los enfermos. No se trata que si queremos o no, o si fuimos llamados a sanar, o si tenemos el ministerio de sanidad. Solamente debemos obedecer. Él primero delegó autoridad, luego los envió y por último les ordeno.
El enfermo debe ver que tú crees en lo que estás predicando y haciendo. Nosotros debemos ser los primeros en creer que el milagro sucederá.
Los discípulos lo hicieron:
Los discípulos predicaban arrepentimiento y sanaban enfermos; luego se juntaban con Jesús en su grupo de discipulado y le reportaban lo que enseñaron e hicieron. "Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer." (Marcos 6:30-31)
Los milagros hoy:
Lucas 14:21-24 "Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena."
En los últimos tiempos veremos una generación de personas ciegas, mancas, cojas, etc, que entrarán en la cena de las bodas del Cordero, cuya invitación a sanidad. Será una generación agradecida y dispuesta a servir al Señor. La sanidad primero se cree y luego se estudia. Los milagros son para esta época.
Diferentes formas en que fueron sanos:
1. Imponer las manos. Marcos 16:16
2. Por la autoridad de la palabra Lucas 5:17-26
3. De lejos "Los 10 leprosos obedecieron" Lucas 17:11-19
(no todos los que son tocados cambian)
4. Tocaron a Jesús Lucas 6:19
5. Muchos cayeron sobre él Marcos 3:11
6. Escupió o hizo lodo Marcos 7:31; Juan 9:6-7
7. La sombra de Pedro Hechos 5:15
8. Pablo hizo milagros con sus ropas Hechos 19:11
9. Ungirlos con aceite Santiago 5
La clave es la Fe:
Jesús vino a donde estaban sus discípulos y los encontró discutiendo con los fariseos por un endemoniado que no había sido libre. "Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno". (Mateo 17:17-21)
Sin fe es imposible agradar a Dios. Ese muchacho no recibió el milagro cuando los discípulos oraron porque ellos mimos no le creyeron a Jesús. El Señor no les mandó a ayunar cuando los envió a sanar a los enfermos, sino les mando a creerle.
Cuando Jesús habla sobre "este género…" se refería a la falta de fe de los discípulos, al género de incredulidad. Ese género sale cuando nos acercamos a Dios en oración y ayuno, y en su presencia nuestra fe es aumentada y fortalecida.
La razón de las señales:
Juan 20:30-31 dice: "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre."
Las señales son para que las personas crean que Jesús es el Hijo de Dios. Ellas atraen a las personas para escuchar la Palabra y creer en Cristo.
El llamado sin trabajo es puro espejismo. Debemos trabajar duro y efectivamente si queremos ver el ministerio creciendo.
Respetando Autoridades
Honrando a los padres:
Efesios 6:1-4 dice: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra."
Honrar a nuestros padres es justo; no hacerlo, es injusto. Este es el primer mandamiento con promesa, lo que quiere decir que, aunque los demás mandamientos son importantes, éste es más importante. Cumplir este mandamiento trae bendición; no cumplirlo trae maldición y muerte.
Esta misma importancia se transmite a la honra que se le debe a todo tipo de autoridad, por ejemplo Hebreos 13:17 dice: "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso."
En la Biblia hay promesas para los padres que educan bien a sus hijos, y también consecuencias para los que los educan mal. Por ejemplo, el hijo sabio alegra al padre y también el muchacho consentido avergüenza a su madre. Pero debemos comprender que hay pecados más delicados que otros, y deshonrar a los padres es más delicado incluso que la mala educación de parte de los padres a los hijos. Por ejemplo, Mateo 15:4 dice que: "El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente."
Comparando los dos posibles pecados en la relación padre-hijo, vemos que ante Dios no tienen la misma consecuencia. Provocar a ira a los hijos puede ser un abuso de autoridad, pero la consecuencia es pasar vergüenza. Ahora bien, deshonrar a los padres produce muerte. Aunque ambos son pecados, vemos que no son igualmente graves en sus consecuencias.
Otras escrituras que señalan lo delicado que es deshonrar la autoridad de un padre son:
Proverbios 30:11 "Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice"
Proverbios 30:17 "El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila."
Proverbios 20:20 "Al que maldice a su padre o a su madre, Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa."
Dios es autoridad y funciona a través de autoridades. El espera que se respete y honre a toda autoridad. Los errores de alguien en autoridad son de ésta, pero murmurar de él o juzgarlo es error del que lo hace. No justifica hablar mal de un rey o alguien en eminencia los errores que éste cometa.
Entonces recordemos que nadie tiene derecho a murmurar o juzgar la conducta o errores de otras personas. Eso desagrada a Dios porque en la Biblia dice:
"No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenado; perdonad, y seréis perdonados." Lucas 6:37
Muchos andan sumergidos en pecados, en drogas, en depresiones, algunos enfermos y en oscuridad tenebrosa, porque un día maldijeron a sus padres. Mucha de la falta de santidad es por esto, pero recordemos que nosotros no somos jueces para señalar sus pecados, sino solo Dios nuestro Padre que está en los cielos, orad por esas personas pero sin criticarlas o juzgarlas.
Se abren las puertas a las tinieblas cuando no se respetan autoridades. Por esto cayó Satanás, por rebelarse contra la autoridad de Dios, no contra la santidad de Dios.
Honrando al esposo:
En 1 Pedro 3:1-6 leemos: "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro vestuario no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible realce de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima, delante de Dios. Porque así también se cubrían en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual ustedes habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza".
En esta escritura leemos varios principios sobre la sujeción de la mujer al marido. Aquí dice que las mujeres deben sujetarse a su marido, como a su Señor.
En todo el contexto el adorno interno del espíritu afable y apacible de la mujer de sujeción; ésta es la belleza real. Cualquier mujer que quiera esperar en Dios, debe hacerlo sujeta a su marido.
Sara esperó al Señor sujeta a su marido, por lo que todas la mujeres han venido a ser hijas de Sara, y ya no de Eva, quien al no ser sujeta, fue engañada por la serpiente. Pero la única vez que Sara no fue sujeta a su esposo Abraham, fue cuando le aconsejó que se acostara con su criada Agar, de quien nació Ismael, causando muchos problemas en su familia.
Para ser insujeta no se necesita pelear o discutir fuertemente con el marido. Eva no peleó con Adán simplemente lo convenció de no hacer la voluntad de Dios. Es decir, que una mujer insujeta no es aquella que precisamente pelea con el marido, sino aquella que lo convence o influencia de no hacer lo que Dios le ha ordenado. El pecado entró al mundo porque la mujer no fue sujeta y el hombre lo permitió.
Es necesario que toda persona obedezca a la autoridad sin necesidad de amenazas. Este parece ser un problema donde hay autoridad, pues algunas veces es necesario amenazar a un hijo o empleado para que obedezca. Lo que Dios quiere es que la armonía se mantenga sin ninguna amenaza. La falta de sujeción, el no honrar autoridades y el no bendecirlas, no traerá nada bueno. No importa como tratemos de justificarlas, en el cielo no se ven bien.
A las mujeres que se escuchan son aquellas que como Sara, demostró sujeción y obediencia a su marido, sin argumentar cuando él escuchó la voz de Dios.
Y de los maridos dice: "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo." (1 Pedro 3:7)
La sujeción merece honra. En esa frecuencia de sujeción que se demuestra debemos aprender a vivir sabiamente con ella y darles honra. Si se muestra honra ante una sujeción, la próxima vez habrá más sujeción.
Si la mujer es "más frágil", es porque el hombre también es frágil. Esto se da en todo tipo de relación donde hay una autoridad y gente a cargo de ella. Si bien la persona bajo autoridad es más frágil, también lo es aquel que está en autoridad, y también siente.
El no respetar a las autoridades trae estorbo a nuestras oraciones. Dios quiere bendecir y bendice a quien respeta y honra autoridades, y a quien mantiene esa armonía sabiamente. Dios pone sus reglas para que vivamos en armonía.
Respetando Autoridades
La desobediencia de Saúl:
Saúl fue el primer rey de Israel, y la voluntad de Dios era que el reinado que Dios le dio a David, fuera de Saúl. Dios no solo quería hacer rey a Saúl, sino quería confirmar su reinado. No es lo mismo estar en el cargo, que ser confirmado en el mismo.
El Apóstol Pablo dijo "Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio" (1 Timoteo 1:12) lo probó ya estando en el ministerio.
La Biblia nos relata que Saúl era un hombre valeroso y hermoso, y que no había en Israel alguien tan alto como él. El Señor le había revelado al profeta Samuel que ungiría a Saúl como el próximo rey de Israel. Es importante señalar el trato especial que tenía incluso el profeta Samuel con Saúl, aunque Samuel era autoridad de Saúl.
Samuel le dio al rey Saúl una instrucción de esperarlo siete días para que el profeta ofreciera los sacrificios correspondientes antes de la batalla. Saúl debía obedecer esas instrucciones. Pero desesperándose y viendo que el profeta Samuel no llegaba decidió ofrecer él mismo los sacrificios, adjudicándose una función que no le correspondía y pecando así contra Dios y desobedeciendo a Samuel. Aunque Saúl era el rey, no podía pasar por encima del profeta.
Samuel sí llegó al séptimo día, tal como le había dicho, pero se tardó en llegar a la hora acordada. Fue un error de Samuel, pero no justificaba el error de Saúl. El profeta le dijo: "Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha demando para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó". (1 Samuel 13:8-14)
Aquí vemos que realmente Dios quería confirmarle el reinado a Saúl, pero lo rechazó al serle desobediente, y lo confirmó con David. A Saúl le fue quitado el reino y terminó consultando adivinos.
1 Samuel 15:22 dice: "¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la apalabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey". No quiere decir que no se complazca Dios de nuestros presentes o sacrificios hacia Él; lo que no le gustó es que se lo presentara alguien más que no fuera a quien Él había designado.
David, un hombre conforme al corazón de Dios:
La Biblia testifica de David diciendo: "… les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero." (Hechos 13:22)
El corazón conforme al de Dios es aquel que le obedece. No es quien lo adora, sino quien hace lo que Dios quiere y manda, y esto implica adorarlo.
Al profeta Samuel le fue revelado que debía ungir a David, el hijo menor de varios que tenía Isaí. Cuando Saúl vio que Dios estaba con David y que iba a levantarlo como rey en su lugar, sintió celos de él y quiso matarlo en más de una oportunidad. Sin embargo, David nunca se vengó y aun le llamaba "señor", no con hipocresía, sino con toda sinceridad y respeto, pues lo amaba. Aún le perdonó la vida dos veces y lo honró en su muerte.
David fue coronado como rey y procuró hacer la voluntad de Dios en todo. Pero una vez pecó gravemente en lo relacionado a Betsabé y Urías.
Si lees despacio la historia de 2 Samuel 11:1-18 verás que David cometió muchos pecados graves. Se quedó en Jerusalén en el tiempo de la guerra cuando todos los reyes salían a la guerra, vio desde su balcón a Betsabé bañándose, mandó a llamarla aún siendo casada, se acostó con ella y la embarazó. Para cubrir su pecado, mandó a llamar a Urías, el esposo de Betsabé para que él se acostara con su mujer y creyera que el hijo era de él; como Urías no quiso dormir con su mujer, David lo emborrachó y luego mandó a matarlo.
Todo esto es más feo de lo que hizo Saúl y hasta podría verse más grave. Pero eI pecado de Saúl, que consistió en rebelarse contra la autoridad, es tan grave, que ni todos los pecados de David mencionados anteriormente le ganaron.
Vemos que Saúl tan solo cometió un pecado, y el reino le fue quitado. David cometió muchos, y no le fue quitado el reino. Ambos se arrepintieron, pero el trato fue diferente. La respuesta es sencilla: Saúl pecó contra la autoridad, pecó "para arriba", y David pecó "para abajo", y los pecados contra la autoridad siempre son juzgados duramente que aquellos que se cometen estando en autoridad.
El pecado de Absalón:
Absalón, el hijo de David, se rebeló contra su padre e intentó quitarle el reino. Absalón no respetó ni a su propio padre. David trató a Saúl, un extraño, como nunca Absalón trató a su padre David.
Absalón se ganó el corazón del pueblo para él, en contra de su padre. Hay personas que intervienen entre la autoridad y las personas debajo de ella para ganar credibilidad y querer usurpar un lugar que no le corresponde. Antes de robarse ovejas, se roban los corazones de ellas. Absalón se robaba el corazón de las ovejas, y quien hace lo mismo que éste, terminará de la misma manera: colgado de un madero, muerto por los dardos del general del ejército.
David evitó las lanzas de Saúl, y ahora iba a evitar las lanzas de Absalón. Aunque David fornicó, adulteró y mató, nunca dejó de poner a Dios como rey de Israel. El mismo amor y respeto que tuvo hacia Saúl, tuvo hacia Absalón, y ambos atentaron contra su reino.
David había cometido un pecado, que fue la raíz de todos los demás: abusó de su autoridad. Dijo "como soy el rey, me quedo en casa; como soy el rey, tráiganme esa mujer; como soy el rey, te acuestas conmigo; como soy el rey, maten a Urías". Pero ya no estaba dispuesto a cometerlo más. David confiaba en Jehová y en que Él confirmaría su reino, pues, si era voluntad de Dios, lo quitaría tarde o temprano.
Joab, el general del ejército de Israel, le había jurado lealtad y amor eterno a David, y le falló y pecó contra su autoridad, pues, aunque el rey dio orden de no tocar a su hijo, desobedeció y lo mató. Probablemente buscó reconocimientos o tenía temor de dejar de ser el general si ganaba Absalón. Nunca defraudes la confianza que se te ha dado, como lo hizo Joab con David.
Saúl terminó mal; Absalón terminó mal; aún Joab terminó mal. Pero no fue así con David, pues terminó con riquezas, paz y lleno de días, y reinó en su lugar Salomón, el hijo que nació de Betsabé. (1 Crónicas 29:26-28). Es curioso ver Dios levantó como rey de la mujer con quien pecó David, pero no permitió que reinara Absalón, porque a Dios no le conviene ninguna autoridad que se revela en contra de otra, pues le echan a perder un reino. Dios prefiere perdonar los pecados de David y mantenerlo, que dejar a Saúl o a Absalón.
Conclusión:
Debemos guardarnos de no cometer ningún pecado, y menos contra alguna autoridad, pues el castigo para quien comete tal pecado es mayor que cualquier otro.
¿Quiere bendición para su futura generación?
Enséñales a respetar todas sus autoridades.
La Bendición de la Cobertura
¿Qué es la cobertura?
Cobertura es estar al cuidado y protección de una persona, bajo las bendiciones y promesas que Dios le ha hecho a ésta, a quien debemos respeto, obediencia y fidelidad, y quien es el encargado de formar nuestra vida.
Según Génesis 17:1-2 la obediencia de uno bendice a muchos, y así es con la autoridad que Dios ha puesto para bendecirnos. En la cobertura opera la herencia de bendición, contrario a las maldiciones generacionales.
Principios de la cobertura:
Cobertura es estar al cuidado de personas que han sido bendecidas por Dios. Es recibir bendición a través de una persona que le fue obediente a Dios y le creyó.
Para estar bajo la cobertura de alguien hay que seguir la visión de esa persona. Esa cobertura será efectiva si existe una relación de discipulado.
Aquel que está bajo cobertura sigue los mismos principios y valores que su maestro o mentor le ha instruido y corregido.
Tener cobertura es estar bajo la autoridad de alguien. Al estar en cobertura se trabaja como un solo equipo, bajo una cabeza que lo dirige.
La cobertura es como la relación que existe entre un padre y un hijo. Existe cobertura donde hay relación de autoridad, como en la familia, en los negocios, en la Iglesia y en la nación.
Características de estar cobertura:
Algunas de las características más importantes de estar bajo cobertura son:
1. Trabajar bajo la misma visión
2. Tener un proceso de formación y discipulado.
3. Honrar la autoridad por quien recibimos las bendiciones y promesas.
Trabajando bajo la misma visión:
El ejemplo de Abraham, Isaac y Jacob
Hebreos 11:8-9 dice "Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa."
Dios le dio el llamado y la visión a una persona para que la trasmitiera a muchos más y contempló a sus descendientes en el llamado y la bendición. El llamado fue hecho a Abraham, pero Dios consideró a multitudes como coherederos de esa misma promesa.
De igual forma en una Iglesia, Dios le da la visión al Pastor, y éste es el responsable de transmitirla al resto de la congregación. Las ovejas deben oír la voz de su pastor y seguir las indicaciones de éste, pues al transmitirles la visión, el Pastor lo que realmente está haciendo es decirles cuál es la voluntad de Dios para esa Iglesia y para cada uno de sus miembros.
Así como el Señor espera que el Pastor escuche y obedezca la visión que Él le está dando, Él también espera que la Iglesia escuche y siga la visión que el Pastor les indique. Donde hay más de una visión, hay división (dos visiones).
La cobertura no es para que cada miembro de las Iglesias busque hacer lo suyo propio y solo busque apoyo en aquello que le trae beneficio. Cuando nos comprometemos con los Pastores y a la Iglesia a la que pertenecemos, entonces estaremos genuinamente cubiertos. Es hora ya de que las Iglesias estén llenas de gente comprometida.
El ejemplo de Pablo y Timoteo:
Pablo consideraba a Timoteo un verdadero hijo en la fe porque servía con el evangelio, no viendo por lo suyo, sino por lo de Cristo. El dijo: "Espero en EI Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio."
El servicio va más allá de trabajar en la organización de una persona. Debe haber un mismo ánimo en esa obra, un compromiso serio y una genuina relación de discipulado. En la obra de Dios no se debe permitir la actitud de "mientras que" ("Sirvo aquí mientras Dios me llama", "Me sujeto mientras fundo mi ministerio", etc.). Timoteo era del mismo ánimo de Pablo y lo servía como un hijo a un padre. El no buscaba su beneficio o conveniencia, pero siempre fue bendecido por Dios.
La formación del discípulo:
La bendición de la cobertura se transmite a través del discipulado y la formación de las personas. La cobertura es un mentor del discípulo, y éste se ve beneficiado de aprender de aquel.
• Un ejemplo es lo que el apóstol Pablo hizo en la vida de Onésimo. En la carta a Filemón, El apóstol revela como formó a este hombre de ser un siervo inútil a alguien que le era útil a ambos.
• Eliseo fue siervo de Elías, y no lo dejó en ningún momento hasta tomar la doble porción de la unción de Eliseo. Servimos a Dios y también a las personas.
• Josué aprendió de Moisés a acercarse a Dios y a dirigir al pueblo, y fue él quien continuó la obra de llevarlos a la tierra prometida.
• El libro de Proverbios dice: "oye hijo mío la instrucción de un padre…"
El ejemplo de Isaac:
Génesis 26:1-3 "… Después que hubo hambre en la tierra,… Y se le apareció Jehová (a Isaac), y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que Yo te daré… porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre… Por cuanto Oyó Abraham Mi voz, y guardó mis preceptos, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes."
Isaac continuó en aquello que su padre inició. Cuando vino hambre en la tierra pudo haber buscado otra tierra donde habitar, pero continuó en aquella tierra en que su padre había habitado. Por eso Dios le prometió que lo bendeciría.
Al igual que Isaac, aquellos que se dejan formar e instruir por sus autoridades y siguen el camino que éstas le indican son bendecidos por Dios. Además el Señor le dijo a Isaac que sería bendito por cuánto Abraham su padre había escuchado su voz. Un discípulo ha comprobado por experiencia que el seguir a su maestro le bendecirá grandemente. Debemos tener un corazón dispuesto para ser formados, y ser sensibles para obedecer las órdenes y los consejos de nuestros pastores.
La debida honra:
El ejemplo de Jacob y Esaú
Génesis 28:1-4: "Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo bendijo… Y el Dios omnipotente te bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de pueblos; y te de la bendición de Abraham, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras, que Dios dio a Abraham."
Isaac bendijo a Jacob con la bendición que su padre Abraham. Fue a partir de ese momento que Dios se le apareció a Jacob y lo bendijo abundantemente. Podemos pedirle a Dios y esperar que Él nos bendiga con la bendición de nuestros pastores.
No todos los que fueron llamados a recibir la bendición la reciben; algunos la menosprecian. Jesús dijo que muchos son llamados pero pocos los escogidos. La bendición no se les da a aquellos que la menosprecian o que deshonran a sus autoridades, aunque más tarde la procuren con lágrimas. Un ejemplo de ello es Esaú, que menospreció la primogenitura. Otros en cambio la aprecian; la reciben en lugar de los primeros, como lo hizo Jacob. No hay bendiciones de la cobertura para personas que no honran a aquel que es puesto por autoridad. Dios no ve lágrimas, ve corazones; corazones que honran.
Imitando a nuestros Pastores:
Dice Hebreos 13:7 "Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe"
Debemos ver la conducta de nuestros pastores e imitar su fe, de esta forma recibiremos las bendiciones que Dios les haya otorgado a ellos. Podremos decir, al igual que Jacob: "Señor, bendíceme como lo has hecho con mi Pastor…"
Hijos espirituales:
Un hijo espiritual es aquel que ha sido engendrado y formado por alguien más. Hay una gran diferencia entre ser un hijo y ser un jornalero.
• Un hijo es engendrado y formado. Un jornalero es contratado y remunerado.
• Un hijo le es fiel a su padre, el jornalero trabaja por su salario.
• Un hijo no sirve a su padre por el sueldo, aunque es heredero de todo. Un jornalero es asalariado.
Los hijos deben honrar a aquel que los ha formado. El apóstol Pablo llamó a muchos sus colaboradores y fieles ministros, pero pocos fueron considerados sus hijos (Timoteo, Tito y Onésimo, a quienes dedicó epístolas). En el discipulado existe una relación tan fuerte y genuina como lo existe en la paternidad. Dios bendice generaciones de discípulos que siguen a su Pastor.
Autor:
Nabel Rodriguez
Editora: Sheilita Perez
Responsable: Joel Ching Meletz
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