Del enfoque mujer en desarrollo al enfoque género en desarrollo (página 2)
Enviado por Yalexayne Hernández
Así, durante la década de los 90 se fue conformando un convenio amplio en el ámbito internacional sobre la necesidad de contemplar las desigualdades de género y combatirlas a la hora de trabajar en cooperación al desarrollo. Numerosos gobiernos de diferentes estados han ratificado la resolución aprobada en la IV Conferencia Mundial de la ONU sobre la mujer celebrada en Beijing en 1995, comprometiéndose a impulsar la plataforma para la acción en sus respectivos países. Esta enfatizó la necesidad de justicia social, el acceso universal y la acción multisectorial, además de ampliar el concepto de salud reproductiva al extenderlo al tratamiento de la salud sexual, lo cual representa un logro importante. Contribuyó a una evolución significativa sobre el derecho a decidir sobre la sexualidad y la reproducción como aspectos esenciales para la participación de la mujer en el desarrollo. También se reconoció la desigualdad de género vinculada a necesidades de clase y de etnia como el principal obstáculo que impide alcanzar a la mujer el más alto nivel posible.
Entre la Conferencia de Nairobi y la de Beijing es cuando se inicia la nueva estrategia conocida como GED, enfoque de género en el desarrollo, que desde diferentes enfoques es la que se aplica en la actualidad y que puso en tela de juicio las concepciones comprendidas en el marco del enfoque de Mujer en Desarrollo (MED).
Dificultades del MED
Definir con claridad los objetivos, con previsibles consecuencias en los
Programas apoyados.
Ausencia de información referencial que sustentara políticas y proyectos.
Carencia de sistemas de evaluación permanente que señalaran las dificultades que se encontraban en el camino.
Viabilidad de las programaciones: carencia de recursos, inexistencia de personal femenino en las agencias de desarrollo, ausencia de compromiso vital de parte de los implementadores y desusada resistencia a programas a favor de la mujer.
Los varones perciben al MED como amenaza a su influencia en las financieras: más oficinas MED, más dinero para sus proyectos, más personal sobre todo femenino implicaría un creciente poder para las mujeres en el proceso de toma de decisiones políticas que implicaría una redistribución de la hegemonía hasta ahora en manos de los hombres.
GÉNERO EN EL DESARROLLO (GED): redefine el concepto MED y cuestiona el proceso y prioridades para el cambio. Género como construcción social, consciente de la existencia de diferencias biológicas entre sexos, se elaboran características culturales diferentes e irreconciliables para hombres y mujeres. Su perspectiva se ocupa de las relaciones que se entablan entre ellos, éstas deben ser analizadas como proceso dinámico, cuya permanencia se asocia a premios, sanciones, normas, de lo que es masculino o femenino en cada sociedad. Para propiciar el cambio se debe entender lo social como multideterminado y evaluar cómo el género se relaciona e interconecta con otros condicionantes (factores económicos, políticos, étnicos, culturales,) además de tener en cuenta la adecuación y relación que se establece entre unidad doméstica, familia y organización de las esferas económicas y políticas. La estructura y organización de la producción asume como hecho racional la existencia de una esfera doméstica y roles que desempeñan las mujeres en contraposición a los del varón en el mundo laboral y público. Esta ruptura entre ámbito público y privado debe superarse para realmente transformar la sociedad y las alternativas de solución deben de partir de las políticas de planeamiento social.
Este novedoso punto de vista partió de la consideración de que la desigualdad es la causa última, pero no la única de lo que les ocurre a las mujeres en el mundo. Comprendió, además el supuesto de que si las mujeres se enfrentan a múltiples estructuras de opresión hay que elaborar una estrategia íntegra en el sentido de enfocar la desigualdad de género sin olvidar el resto de la estructura de opresión en la que están inmersas las mujeres.
Hoy en día, nos enfrentamos con el imperativo de implementar este enfoque y de trabajar desde nuestra posición como gestores y coordinadores de proyectos de cooperación internacional en los que se inserte el enfoque de género en el desarrollo; pero no desde un cumplimiento formal de su transversalización en los proyectos o como un aspecto más a considerar, sino desde una posición de compromiso, conscientes de la necesidad de lograr la equidad entre hombres y mujeres en el ámbito público y privado.
La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) ha sido designada, dentro del Sistema de Naciones Unidas, como punto focal en la región de las actividades de seguimiento de los acuerdos regionales y mundiales relacionados con la igualdad de género y el adelanto de las mujeres.
La conciencia creciente, tanto en el mundo de las ciencias sociales como en el área de las políticas públicas, de la importancia de desarrollar sistemas estadísticos de género con el objeto de monitorear la evolución de la situación de las mujeres comparada con la de los hombres, ha puesto en evidencia el papel crucial que juega la selección de indicadores apropiados para este fin.
En la selección se toman en cuenta las medidas recomendadas a los gobiernos tanto en la Plataforma de Beijing como en el Programa de Acción Regional, y se incluyen asimismo las recomendaciones del Plan de Acción de la Segunda Cumbre de las América. Además se consulta especialmente el cuestionario de seguimiento de la Plataforma de Beijing preparado por la División para el Adelanto de la Mujer de las Naciones Unidas. Esta elección metodológica obedece a la voluntad de los países miembros de la Mesa Directiva de llevar a cabo un solo proceso de seguimiento y evaluación de los acuerdos internacionales, así como de concentrar en ellos los esfuerzos de recopilación de la información estadística.
El principal objetivo de definir los indicadores es el monitoreo del los aciertos y hacer seguimiento de la situación de mujeres y hombres .Sin embargo, los enunciados de los diversos planteamientos en la plataforma de Beijing, el Programa de Acción Regional y El Plan de Acción de la Segunda Cumbre de las América aluden a aspectos diferentes: algunos se refieren a medidas que habrá que tomar para avanzar en el mejoramiento de la situación de la mujer y otros se expresan directamente en términos de los resultados requeridos para alcanzar la igualdad de género.
Indicadores
I. MUJER Y POBREZA:
1. Aumentar la capacidad productiva de la mujer mediante el acceso al capital, los recursos, el crédito, las tierras, la tecnología, la información, la asistencia técnica y capacitación:
Indicador de brecha de género en la propiedad de la tierra agrícola: porcentaje de mujeres propietarias de explotaciones agropecuarias sobre el total de explotaciones agropecuarias de propiedad de personas.
Indicador de brecha en la cobertura por sexo de productores agropecuarios pequeños, receptores de asistencia técnica: porcentaje de productoras agropecuarias pequeñas que recibieron asistencia técnica de organismos oficiales sobre total estimado de mujeres en tal situación, menos porcentaje de productores agropecuarios pequeños que recibieron asistencia técnica sobre total estimado de hombres en tal situación.
Indicador de participación por sexo en la propiedad empresarial según tamaño: porcentaje de mujeres empleadoras en tres estratos de tamaño de empresas: menos de 5, de 5 a 9, de 10 y más asalariados / as.
Indicador de capacidad de generar empleo por empleadoras en relación a empleadores: número de asalariados / as ocupados en empresas con empleadoras, dividido por número de asalariados / as ocupados en empresas con empleadores, por 100.
2. Facilitar a las mujeres viviendas a precios razonables (…), con especial hincapié en la atención de las necesidades de las mujeres, en particular de las que viven en la pobreza y las jefas de familia:
Indicador de acceso igualitario a los programas de vivienda social: descripción de las condiciones de los programas de vivienda social que faciliten el acceso por igual a ambos cónyuges o a mujeres sin cónyuge.
Indicador de brecha de género como propietarios de la vivienda que habitan, en hogares pobres: a) porcentaje de jefas de hogar sin cónyuge propietarias de la vivienda que habitan, y b) porcentaje de propietarias de la vivienda que habitan, menos porcentaje de propietarios de la vivienda que habitan en familias con ambos cónyuges; los dos indicadores para los hogares bajo la línea de pobreza (metodología de la CEPAL).
Indicador de pobreza diferencial según sexo del jefe del hogar: número de hogares pobres e indigentes encabezados por hombres sobre total de hogares encabezados por hombres, menos número de hogares pobres e indigentes encabezados por mujeres sobre total de hogares encabezados por mujeres.
Indicador de brecha de roles en los jóvenes de hogares pobres: a) niñas entre 15 y 19 años que sólo se dedican a estudiar como porcentaje del total de niñas de esa edad en el cuartel de hogares más pobres, y b) niños entre 15 y 19 años que sólo se dedican a estudiar como porcentaje del total de niños de esa edad en el cuartel de hogares más pobres.
II. EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN DE LA MUJER:
1. Aumentar la matrícula y las tasas de retención escolar de las niñas:
Indicador de tasa de asistencia escolar por sexo y grupo de edad:
a) número de niñas de 6 a 13 años que asisten a algún establecimiento educacional, dividido por el total de niñas de 6 a 13 año 6 a 13 años.
b) número de niños de 6 a 13 años que asisten a algún establecimiento educacional, dividido por el total de niños de 6 a 13 años.
c) número de niñas de 14 a 17 años que asisten a algún establecimiento educacional, dividido por el total de niñas de 14 a 17 años.
d) número de niños de 14 a 17 años que asisten a algún establecimiento educacional, dividido por el total de niños de 14 a 17 años.
Indicador de diferencial de género en asistencia escolar:
a) tasa de asistencia escolar de niñas de 6 a 13 años de edad, menos tasa de asistencia escolar de niños de 6 a 13 años de edad.
b) tasa de asistencia escolar de niñas de 14 a 17 años de edad, menos tasa de asistencia escolar de niños de 14 a 17 años de edad.
2. Eliminar el analfabetismo entre las mujeres:
Indicador de tasa global de alfabetismo por sexo:
a) Tasa de alfabetismo mujeres = tasa alfabetas de 15 y más años de edad sobre el total de mujeres del mismo grupo de edad, por 100, y b) tasa de alfabetismo hombres = tasa alfabetos de 15 y más años de edad sobre el total de hombres del mismo grupo de edad, por 100.
Indicador de diferencial de género en la tasa global de alfabetización: tasa de alfabetismo mujeres, menos tasa alfabetismo hombres = puntos porcentuales de diferencia.
Indicador de tasa de alfabetismo de jóvenes, por sexo: a) tasa de alfabetismo mujeres de 15 a 24 años = mujeres alfabetas de 15 a 24 años sobre el total de mujeres del mismo grupo de edad, por 100, y b) tasa de alfabetismo hombres de 15 a 24 años = hombres alfabetos de 15 a 24 años sobre el total de mujeres del mismo grupo de edad, por 100.
Indicador de diferencial de género en tasa de alfabetismo de jóvenes: tasa de alfabetismo mujeres de 15 a 24 años, menos tasa alfabetismo hombres de 15 a 24 años = puntos porcentuales de diferencia.
3. Aumentar el acceso de las mujeres a la formación profesional, la ciencia y la tecnología y la educación permanente, poniendo especial énfasis en eliminar las disparidades por motivos de género en el acceso a todos los ámbitos de la enseñanza terciaria (y) velando porque la mujer tenga igual acceso que el hombre al desarrollo profesional, a la capacitación y a las becas:
Indicador de diferencial de género en la matrícula de tercer nivel: matrícula de mujeres dividida por la matrícula de hombres en todo el tercer nivel, por 100.
Indicador de acceso al tercer nivel educativo por áreas de estudios y sexo: a) porcentaje de mujeres matriculas en carrera "masculinas" sobre la matrícula total en esas carreras, y b) porcentaje de hombres matriculados en carreras femeninas sobre la matrícula total en esas carreras.
a)número de becas otorgadas a mujeres, dividido por matrícula total de mujeres en tercer nivel por 1000, y b)número de becas otorgadas a hombres, dividido por matrícula total de hombres en tercer nivel por 1000.
4. Elaborar planes de estudio, libros de texto y material didáctico libres de estereotipos basados en el género para todos los niveles de enseñanza (…) así como programas de capacitación y materiales didácticos para docentes y educadores que aumenten la comprensión de su propio papel en el proceso educativo.
Lista de medidas concretas, puesta en práctica sobre modificaciones en los
Planes de estudio, en los textos escolares, en el material didáctico en la capacitación y en la formación de profesores.
5. Incorporar en los programas de estudio temas sobre (…) la salud sexual y reproductiva y la equidad de género.
Indicador de inclusión de la educación sexual en el proceso educativo: mención sobre la existencia de educación sexual en los currículos oficiales, en que nivel del sistema educacional y cuántas jornadas escolares.
III. LA MUJER Y LA SALUD:
1. Prevenir y atender el embarazo precoz, especialmente durante la adolescencia temprana, en un contexto de atención integral de la salud:
Indicador de existencia de un comité funcional nacional o normas y estándares de salud reproductiva, incluyendo planificación familiar y salud sexual: el indicador es positivo (sí) si hay normas, estándares y procedimientos en documentos escritos, si existe un comité trabajando y haciendo seguimiento a las acciones recomendadas, o ambos.
Indicador de fecundidad femenina juvenil: número de nacimientos de madres menores de 20 años, dividido por el total de mujeres entre 14 y 19 años, por 1000.
2. Tomar iniciativas en que se tenga en cuenta el género para hacer frente a las enfermedades de transmisión sexual y el VIH/SIDA:
Indicador de tasa de variación en el número de infectados por VIH/SIDA registrados por sexo: a) número de mujeres registradas con SIDA en el último año, dividido por el número del año anterior, por 100, y b) número de hombres registrados con SIDA en el último año, dividido por el número del año anterior, por 100.
3. Listado de las cuestiones de salud que preocupan cada vez más a la mujer: los trastornos mentales relacionados con la marginalización (..) y la pobreza,(..) el trabajo excesivo, el estrés y la frecuencia cada vez mayor de la violencia en el hogar, (..) el uso indebido de sustancias, (..) las cuestiones relacionadas con la salud ocupacional, (..) cánceres del sistema reproductivo, así como la infertilidad.
Indicador de accesibilidad laboral por sexo
Indicador de cobertura de exámenes preventivos de cáncer cervical
Indicador de Prevalencia de cáncer cervical entre mujeres
Indicador de Prevalencia de cáncer de mamas entre mujeres.
4. Satisfacer las necesidades de las niñas y las mujeres de todas las edades en materia de salud (tomando en cuenta que) la salud de las mujeres de edad avanzada exige una atención particular).
Indicador de Prevalencia de desnutrición en niños y niñas de 36 meses y menos.
Indicador de brecha demográfica de género en la edad avanzada.
Indicadores de atención especial a la salud de las mujeres de edad avanzada.
IV. VIOLENCIA CONTRA LA MUJER:
1. Recoger datos y elaborar estadísticas (..) relacionadas con la frecuencia de las distintas formas de violencia contra la mujer (..) y difundir ampliamente los resultados.
Indicador de violencia sexual ejercida contra todas las personas.
Indicador del grado en que existen estadísticas sobre violencia intrafamiliar.
Indicador de lesiones no fatales y muertes por violencia intrafamiliar
2. Capacitación de todos los funcionarios en derecho humanitario y derechos humanos(..), (inclusive) el personal judicial, letrado, médico, social, pedagógico y de policía e inmigración.
Indicador de cobertura anual de las acciones de capacitación en derecho humanitario y derechos humanos a funcionarios del estado.
3. Introducir sanciones penales, civiles, laborales y administrativas en las legislaciones nacionales, o reforzar las vigentes, con el fin de castigar y reparar los daños causados a las mujeres y a las niñas víctimas de cualquier tipo de violencia
Indicador de sanciones legales a la violencia contra las mujeres.
4. Asignar recursos financieros suficientes en el presupuesto del Estado y movilizar recurso locales para actividades relacionadas con la eliminación de la violencia contra la mujer.
Indicador de gasto por mujer en prevención de violencia.
V. LA MUJER Y LOS CONFLICTOS ARMADOS
1. Proporcionar protección, asistencia y capacitación a las mujeres refugiadas, a otras mujeres desplazadas que necesitan protección internacional y a las desplazadas internamente.
Indicador de atención específica a mujeres refugiadas.
VI. LA MUJER Y LA ECONOMÍA
1. Promulgar y hacer cumplir leyes que garanticen los derechos de la mujer y
el hombre a una remuneración igual por el mismo trabajo o por un trabajo de igual valor (…), eliminar la segregación en las ocupaciones (..)(así como) las prácticas discriminatorias, incluidas aquellas utilizadas por los empleadores, basadas en las funciones reproductivas de la mujer.
Indicador de acciones legales.
Indicador de diferencias salariales de género
Indicador de acceso a ocupaciones dominadas por el sexo contrario
2. Fomentar y respaldar el trabajo por cuenta propia de la mujer (..) en condiciones apropiadas e iguales a las que se conceden a los hombres (..) (y) revisar, reformular si conviene y aplicar políticas (..) a fin de asegurar que no existan discriminaciones contra las empresas pequeñas y medianas de propiedad de mujeres en la zonas rurales y urbanas.
Indicador de asignaciones presupuestarias del Estado para favorecer a mujeres del sector no estructurado.
Indicador de diferenciación de género al interior del sector no estructurado
Indicador de desigualdad de género en los ingresos percibidos como trabajador por cuenta propia.
Indicador de cobertura de riesgos de trabajadores por cuenta propia.
Indicador de acceso al crédito.
3. Procurar lograr la igualdad de acceso de las mujeres a una capacitación laboral eficaz, el readiestramiento, el asesoramiento y los servicios de colocación que no se limiten a las esferas de empleo tradicionales.
Indicador de acceso diferencial a la capacitación
Indicador de cambio en patrones genéricos de empleo a través de servicios de colocación.
4. Eliminar la segregación en las ocupaciones, especialmente promoviendo una participación igual de la mujer en trabajos de alta especialización y en los puestos de dirección.
Indicador de participación de las mujeres en trabajos especializados y en puestos de dirección.
5. Prestar especial atención a las mujeres jóvenes, a las mujeres de bajos ingresos, a las que pertenezcan a minorías étnicas y raciales, y a las mujeres indígenas, que carezcan de acceso al capital y a los bienes.
6. Prestar servicios de apoyo asequibles, como servicios de guardería de buena calidad, flexibles y asequibles, que tengan en cuenta las necesidades de los trabajadores de ambos sexos.
Indicador de derechos a cuidado infantil.
Indicador de cobertura de servicios de cuidado infantil
7. Establecer mecanismos para cuantificar y valorar la contribución económica del trabajo no remunerado de la mujer.
Indicador de contribución de las economías familiares al PIB.
Indicador diferencial de carga de trabajo total.
Indicador de división sexual del trabajo.
VII. LA MUJER EN EL EJERCICIO DEL PODER Y LA ADOPCIÓN DE DECISIONES
1. Difundir anualmente datos sobre el número de mujeres y hombres empleados en diversos niveles en los gobiernos (…) establecer (…) mecanismos que permitan vigilar los progresos realizados en esa esfera (..) y promover y garantizar que las organizaciones que reciban financiación pública adopten políticas y prácticas no discriminatorias.
Indicador de práctica no discriminatoria por género en el sector público como empleador.
2. Desarrollar mecanismos y proporcionar capacitación para alentar a la mujer a participar en los procesos electorales, las actividades políticas y otros sectores relacionados con las actividades de dirección.
Indicador de oportunidades de las mujeres para ser elegidas al parlamento
Indicador de participación de las mujeres como concejales.
3. Reconocer que las responsabilidades compartidas entre las mujeres y los hombres en el ámbito laboral y en el ámbito familiar fomentar una mayor participación de la mujer en la vida pública, y adoptar medidas apropiadas para lograr ese objetivo, incluidas medidas encaminadas a hacer compatibles la vida familiar y la profesional.
Indicador de marco legal laboral favorable para compartir tareas familiares.
VIII. MECANISMOS INSTITUCIONALES PARA EL ADELANTO DE LA MUJER
1. Integración de una perspectiva de género en las políticas generales relacionadas con todas las esferas de la sociedad.
Indicador del grado de institucionalidad de las relaciones interministeriales sobre políticas con perspectiva de género.
2. Velar por que la responsabilidad de las cuestiones relacionadas con el adelanto de la mujer recaiga en las esferas más altas d e gobierno que sea posible;(..) esta tarea podría estar a cargo de un ministro de gabinete; (..) el mecanismo debería tener mandatos y atribuciones claramente definidos; la disponibilidad de recursos suficientes y la capacidad y competencia para influir en cuestiones de políticas y formular y examinar la legislación sería elementos decisivos (..)
Indicador de gasto público para el avance de la mujer, por mujer.
Indicador de institucionalidad.
IX. LOS DERECHOS HUMANOS DE LA MUJER
1. Elaborar un programa amplio de educación (…) con objeto de aumentar la conciencia de la mujer acerca de sus derechos humanos y aumentar la conciencia de otras personas acerca de los derechos humanos de la mujer.
Indicador de existencia y cobertura de programas de alfabetización legal dirigidos a las mujeres.
2. Impartir capacitación sobre los derechos humanos de la mujer (..) a los funcionarios públicos, incluidos, entre otros, el personal policial y militar (..) a los maestros a todos los niveles del sistema de enseñanza, y facilitar también este tipo de enseñanza y capacitación a los funcionarios judiciales y a los miembros del parlamento.
X. LA MUJER Y LOS MEDIOS DE DIFUSIÓN
1. Promover la participación plena y equitativa de la mujer en los medios de difusión, incluida la participación en la gestión, la producción de programas, la educación, la capacitación y la investigación.
Indicador de participación de mujeres en los puestos directivos de los canales nacionales de TV y diarios de circulación nacional.
XI. LA MUJER Y EL MEDIO AMBIENTE
1. Asegurar oportunidades a las mujeres, inclusive las pertenecientes a poblaciones indígenas, para que participen en la adopción de decisiones relativas al medio ambiente en todos los niveles, incluso como administradoras, elaboradoras de proyectos y planificadoras y como ejecutoras y evaluadoras de los proyectos relativos al medio ambiente.
Indicador de participación de mujeres en nivel directivo del organismos oficial y de las ONG"s dedicadas al medio ambiente.
XII. LA NIÑA
1. Asegurar la permanencia de las niñas en el sistema educativo.
2. Concienciar a las niñas, los padres, los maestros y la sociedad sobre la buena salud y la nutrición en general y sobre los peligros para la salud y los problemas de otra índole que entrañan los embarazos precoces.
3. Adoptar medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas oportunas para defender a las niñas, tanto en la familia como en la sociedad, contra toda forma de violencia física o mental, lesiones, abusos, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual.
4. Elaborar políticas y programas para ayudar a la familia, como se define en el párrafo 29 (de la plataforma), en sus funciones de apoyo, educación y crianza, haciendo especial hincapié en la erradicación de la discriminación contra las niñas en el seno familiar.
En el transcurso de las décadas de los 80 y 90, se reconoce la importancia de su papel en el proceso de desarrollo social, en cuanto a sus potencialidades y capacidades para el trabajo, desempeño de tareas y asunción de responsabilidades, es por ello que el enfoque de Mujer en Desarrollo adopta a las mujeres como centro.
Reconoce además que la brecha de género incapacita a las mujeres para perseguir su propio interés. Es necesario comprometer a la sociedad en la lucha contra la discriminación formal (a través de instituciones y leyes). Esta discriminación es la causante de la exclusión de la mujer en cuanto a oportunidades, a trabajos mejor remunerados, presencia en la vida política y en los puestos de decisión; pero no podemos perder de vista la discriminación informal (mediante una educación racional e igualitaria que el Estado debe garantizar).
Esta discriminación está basada en la costumbre y creencias sobre lo que es y no es propio de la mujer. Estas dos discriminaciones recrean una división sexual del trabajo, resultado de una injusta imposición y no de libre elección. Asegurar la igualdad entre sexos implicaría el acceso de las mujeres al ámbito público, al mercado de trabajo y en especial a su incorporación a posiciones de poder.
Las labores domésticas no son compartidas por los varones, no son remuneradas, ni reivindicadas como trabajo, por cuanto en la división sexual del trabajo así ha sido establecido.
Si MED busca impulsar la incorporación de la mujer al mundo laboral y beneficiarlas de los logros del desarrollo, GED solo hace uso descriptivo de las Teoría del Rol. Encuentra en la división del trabajo (DST) un concepto analítico y explicativo. Impulsada por la lógica de género, la DST determina para hombres y mujeres tareas específicas y no coincidentes otorgando a las relaciones entre géneros una base de partida concreta. Entiende el desarrollo como proceso complejo y multideterminado que incluye: género, clase, etnia, cultura, generación. GED plantea la necesidad de evaluaciones constantes en las políticas de acción y los cambios que se generen a través de preguntas precisas en cada situación sujeta a transformación, preguntas que deben formularse a hombre y mujeres que aclaren y redefinan los objetivos.
Solo cuando los varones se introduzcan en el espacio doméstico y se cambie el valor social asignado al trabajo corporal será el momento para pedir la intervención estatal en el ámbito de lo privado. Lograr los objetivos de una perspectiva en construcción como GED supone un ejercicio de continuo de evaluación, donde las pocas certezas están dadas por énfasis en las relaciones, por la necesidad, a través de la organización, de hacer de las mujeres actrices políticas y por la voluntad explícita de construir un sistema social justo y diferente que otorgue al concepto de desarrollo un significado progresista, igualitario y democrático.
Propuestas del enfoque GED
Reconoce la relación subordinada de las mujeres como consecuencia del análisis de las relaciones entre mujeres y hombres en situaciones determinadas y tiene en cuenta otras posiciones vitales como la pertenencia a un grupo social, étnico , de edad, etc.
Promueve la eficiencia y la identificación de las oportunidades para mejorar la redistribución de género y la equidad en las políticas, proyectos y programas de desarrollo.
Implica que las necesidades de las mujeres dejen de ser analizadas aisladamente para ser parte integrante de un análisis de las relaciones de género en los hogares, en la comunidad y en las instituciones.
Busca el "empoderamiento" de las mujeres y de los colectivos en desventaja incluyendo la satisfacción de las necesidades prácticas de género para asegurar la alimentación, vivienda, agua y autosuficiencia económica.
Cuestiona el modelo de desarrollo dominante, reclamando un desarrollo humano sostenible y equitativo.
Busca la superación de las desigualdades estructurales a través del poder de movilización de la comunidad.
Considera que tanto mujeres como hombres deben participar en la identificación, diseño y ejecución de sus propios proyectos sociales.
(OXFAM, 1997)
Fundamento y diseño del proceso de desarrollo en el caso de Honduras
Para lograr un desarrollo económico sostenible, erradicar la pobreza y resolver los problemas de seguridad alimentaría es fundamental lograr la participación de todos los agentes, es decir: las bases sociales, las instituciones públicas y privadas, las ONG y los organismos internacionales. Sin embargo, no siempre se presentan las condiciones adecuadas para que todos los actores participen activamente en el proceso de desarrollo. Las mujeres por ejemplo, que en general se encuentran en una posición de desventaja y discriminación respecto al hombre, no sólo no suelen participar en el proceso de desarrollo, sino que con frecuencia se encuentran marginadas de él.
En Honduras la mujer desempeña un papel determinante en la agricultura, la subsistencia y la seguridad alimentaría familiar. Contribuye a la producción de alimentos, a la generación de ingresos y a la reproducción de la fuerza de trabajo. No obstante, y a pesar que desde mediados de la década de los setenta se iniciaron acciones orientadas a promover la participación de la mujer rural en las esferas productivas, el aporte de las campesinas en el proceso productivo es desconocido y subvalorado.
Dentro de este contexto se decidió emprender algunas actividades para ayudar al gobierno de Honduras a efectuar acciones orientadas a mitigar la pobreza y los problemas de seguridad alimentaria, fortaleciendo el papel de la mujer campesina como productora. Se llevaron a cabo cinco proyectos, de los cuales uno está todavía en curso, que formaron un conjunto coherente. Estos se sucedieron unos a otros y los ajustes se hicieron sobre la marcha como resultado de la experiencia, los logros obtenidos, las dificultades enfrentadas anteriormente y las necesidades del momento. Si bien el diseño de los programas no fue el resultado de una planificación a largo plazo, existieron unos elementos conceptuales análogos que los caracterizaron. En efecto, dos fueron los enfoques que, en últimas, formaron el marco conceptual: Mujer y Desarrollo y Equidad de Género.
El proceso global se dividió en tres etapas. Las dos primeras se basaron en el enfoque de Mujer y Desarrollo y tan sólo en la última se adoptó el de Género. Esto no fue un resultado casual sino que obedeció a claras y específicas motivaciones. Al inicio se trabajó directamente con las mujeres y los grupos de base mediante un proceso de abajo hacia arriba (Mujer y Desarrollo) para crear unas condiciones que posteriormente permitieran la integración de la perspectiva de género en las estructuras institucionales / organizacionales y en políticas / programas estatales / privados (Equidad de Género).
Mientras que en la primera etapa el énfasis del enfoque MED recayó sobre el acceso a los recursos de producción y la realización de pequeños proyectos productivos, en la segunda se hizo hincapié en la capacitación. No obstante estas divergencias, ambas tenían elementos comunes.
La población objetivo fueron las mujeres rurales. Ello significó que la mayor parte de las intervenciones se encaminaron a beneficiar directamente a la mujer rural, teniendo en cuenta que ellas forman parte de un contexto familiar, social, económico, político, cultural e institucional. Se decidió trabajar con la mujer y no con la familia como se hacía en los enfoques tradicionales. En los programas que se basaban en dichos metodologías, se solía seleccionar el hombre, en calidad de jefe del hogar, para que fuera el beneficiario directo de las iniciativas. Se esperaba que el impacto positivo del programa se irradiase a todos los miembros del hogar, entre ellos la mujer. Dado que en muchas ocasiones los resultados obtenidos no fueron satisfactorios, Mujer y Desarrollo decidió individuar a la mujer y no a la familia como meta de las acciones. Adelantar las actividades del proyecto con las campesinas ayudó a identificar con mayor claridad sus verdaderas necesidades, intereses y preocupaciones, y consintió abrir un espacio para que ellas participaran en la estrategia de desarrollo.
El proceso que se desencadenó fue de abajo hacia arriba. Los proyectos centraron sus intervenciones en las comunidades locales orientando las acciones inicialmente a las campesinas y a los grupos de base. Al comienzo de los años ochenta, es decir cuando empezaron los proyectos, la mujer desempeñaba un papel tradicional o bien su rendimiento en la producción era muy bajo a causa de una alta tasa de analfabetismo, ausencia de autoestima, carencia de motivaciones, poco tiempo disponible y acceso limitado a los recursos, entre otras. La situación de la mujer hondureña era tal, que se debían realizar grandes esfuerzos en materia de capacitación y educación tanto para impulsar su participación en los proyectos como para acrecentar las posibilidades de usufructuar las oportunidades y aprovechar los espacios que las políticas, los programas y las leyes les pudieran ofrecer.
Se estimó que era fundamental reforzar las organizaciones de base. La participación de la mujer en dichas organizaciones le abriría nuevas opciones de comunicación, le proporcionaría mayores posibilidades de acción y la involucraría en un mecanismo alternativo para la toma de decisiones. Así mismo se potenciaría el papel y poder de las organizaciones locales facilitando la creación de vínculos con las instituciones y las OC nacionales.
En el curso de las dos primeras etapas, el enfoque Mujer y Desarrollo se reflejó en la valorización del papel productivo y organizativo de la mujer, en la ejecución de proyectos productivos específicos, y en el acceso a mecanismos financieros y recursos de producción.
Después de diez años de actividades se realizó un profundo análisis sobre las acciones desarrolladas hasta el momento para lograr la equidad de género, llegándose a la conclusión de que para consolidar los logros obtenidos era necesario introducir los conceptos y metodologías de género en las instituciones públicas y privadas, ONG y OC. Se pasó a una nueva fase en la que la atención se centró en potenciar y hacer sostenibles los resultados obtenidos.
Se consideró que era crucial adoptar una estrategia mirada a:
Fortalecer las organizaciones campesinas para que pudieran "participar" en la formulación de políticas que afectan a las mujeres rurales.
Sensibilizar al personal de las entidades y a los miembros de las organizaciones acerca del importante papel que juega la mujer en las esferas productivas, y por lo tanto en la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza.
Vincular los grupos de base con la dirección organizacional e institucional, y hacer permear la concepción de género en las políticas, los programas, los lineamentos y las estructuras de las instancias públicas y privadas.
Mientras que el objetivo de desarrollo durante todo el proceso, fue el de contribuir al mejoramiento de los ingresos y de las condiciones de vida de la mujer rural en particular y de la familia campesina en general, apoyando y reforzando el papel de la mujer como agente productivo, los objetivos instrumentales variaron de proyecto a proyecto según las necesidades reinantes.
Al inicio del proceso se prestó mayor atención al fortalecimiento empresarial de la mujer campesina de menores recursos mediante la ejecución de pequeños proyectos productivos. Las mujeres se beneficiaron de la capacitación y la asistencia técnico-financiera. Los proyectos tuvieron un impacto positivo ya que aumentó el grado de satisfacción de las necesidades básicas relativas a la seguridad alimentaria, se alivió la carga de trabajo doméstico mediante proyectos de servicio, y mejoró el acceso a los recursos de producción.
Todo ello facilitó la valorización del papel productivo de la mujer, por parte de la sociedad y de ellas mismas, y las incentivó a organizarse en pequeños grupos para desempeñar determinadas labores. Así, mediante la participación de la mujer en la conformación de grupos de base, surgió y paulatinamente fue adquiriendo valor y fortaleciéndose el papel comunitario de las mujeres. La valorización de ambos roles -productivo y comunitario- acrecentó la autoestima, tanto individual como grupal, que progresivamente se fue transformando en mayor seguridad en la toma de decisiones respecto a qué, cómo y con qué medios producir.
Como se mencionó anteriormente, el proceso de "Incorporación de la Mujer" no fue el resultado de una planificación o programación de largo plazo. Si bien es cierto que esto puede convertirse en una limitante para un programa de desarrollo, también presenta elementos positivos. En efecto, una metodología de trabajo de este tipo permite que los proyectos se adapten con gran flexibilidad a las necesidades reales de la población. En últimas, es un proceso de prueba y error en el que las experiencias positivas se valorizan y los problemas y errores sirven como aprendizaje.
Conclusiones
El desarrollo no ha contribuido como se esperaba a superar la subordinación femenina.
Los proyectos, bajo un enfoque de Mujer en Desarrollo, no han contribuido a un cambio igualitario en las relaciones entre hombres y mujeres porque están basados fundamentalmente en el reconocimiento del rol reproductivo de las mujeres, y la mujer como agente económico y productivo, es decir, se parte de las mismas posibilidades de acceder a todos los ámbitos de la vida social, basándose en el libre ejercicio de talentos, voluntades y desempeños, incorporando a la mujer en un proceso de desarrollo ya existente y sin consultarles si esa es la integración que buscaban. Por ello, muchas veces, se incrementa la brecha de conocimiento poder y prestigio social ya existente entre los géneros debido a la ausencia de coherencia entre objetivos que no contemplan un enfoque de género y los resultados de los proyectos implementados, ocasionando una desviación que acentúa la brecha, lejos de disminuirla o eliminarla.
El enfoque de género en desarrollo constituye una concepción más integral y amplia, al abarcar las relaciones hombre-mujer y plantear para esta última no sólo la posibilidad de acceder a la vida pública y de aumentar sus capacidades / habilidades y su ingreso; sino también de ocupar puestos que garanticen su empoderamiento económico y político, de manera que puedan ejercer una influencia significativa, capaz de introducir cambios y transformaciones sociales importantes para el logro de la equidad de género en la sociedad.
A diferencia del enfoque mujer en desarrollo, en enfoque de género en desarrollo plantea la posibilidad de tomar en consideración las necesidades de mujeres y hombres para desarrollar acciones que se concreten en proyectos mediante los cuales sea posible disminuir o eliminar las brechas de género actualmente existentes.
Centra su atención tanto en las necesidades prácticas de las mujeres como de los hombres, que se derivan de la división sexual del trabajo, desde la que la mujer ha adoptado un triple papel, en el ámbito doméstico, laboral y comunal y el hombre se ha desempeñado fundamentalmente en lo público y lo comunal. También toma en consideración los intereses estratégicos de las mujeres, entre las que aparecen: la abolición de la división sexual del trabajo, la reducción de la carga doméstica y la crianza de los hijos, el establecimiento de la igualdad política entre los sexos para lo cual facilita el empoderamiento económico y político de la mujer.
Tiene en cuenta también la necesidad de realizar una labor de formación en género que comprenda tanto a hombres como mujeres y a la familia en general, que deberá tener un carácter vivencial para facilitar la apropiación de los conocimientos y habilidades de género por parte de unas y otros.
Bibliografía
Antolín Villota, L.: Género y educación para el desarrollo: hacia la constitución de un nuevo paradigma en Relaciones de género y desarrollo. AECI, España.
Castañeda Marrero, A. V.: Género y desarrollo (artículo). Centro de Capacitación de la Mujer "Fe del Valle".
Delso Atalaya, A.: La incorporación del enfoque de género en el trabajo de las organizaciones no gubernamentales al desarrollo en Relaciones de género y desarrollo. AECI, España.
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Portocarrero, P. y Ruiz Bravo, P.: Dos propuestas diferentes: mujer o género en el desarrollo. Hacia la construcción de una nueva teoría en Mujeres y desarrollo: recorridos y propuestas. Iepala.
Programa Andaluz de Formación Continua en Género y Desarrollo: La transversalidad de género en el ciclo de gestión de un proyecto (folleto).
Varios (1991): Políticas de cooperación para el desarrollo y participación de las mujeres. Hegoa, España.
Autor:
Lic. Miladis Valdés Reyes
Coautora:
Lic. Yalexayne Pascaut Hernández
Centro de trabajo: Sede Universitaria Municipal
Municipio: Niceto Pérez García
Provincia: Guantánamo
País: Cuba
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