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Principios de la visión

Enviado por joel ching meletz


Partes: 1, 2

  1. Dios ama las multitudes
  2. Comprendiendo el alcance de Dios
  3. Los desafíos de Dios
  4. Trabajando por las multitudes
  5. De ladrillero a conquistador
  6. El modelo de Jesús
  7. Soñando con multitudes
  8. Esforzados y valientes
  9. El río de Dios
  10. Convicción, Compromiso y Carácter
  11. La estructura de una célula
  12. Dos son mejor que uno
  13. El poder de las ofrendas
  14. Los Cuatro enemigos

Dios ama las multitudes

El Dios de bendición y multiplicación

Para concebir la visión debemos conocer el corazón de Dios. Mientras no se conoce el corazón de Dios, difícilmente se sabe si la visión viene de Él o no. Pero cuando se conoce a Dios se reconoce la visión que viene de Él.

El mandato de Dios para su pueblo siempre ha contenido una orden de multiplicarse. Él le ha dado esta orden a cada generación que se levanta. Pero ésta no se ha dado sin que Dios los haya bendecido primero. A todos los que Dios llamó les dijo que los iba a bendecir y los iba a multiplicar. Dios es un Dios de bendición. No hay ningún padre que ame a sus hijos y no los bendiga, y a todos los que Dios ama, bendice. Donde hay amor hay bendición, y donde hay bendición habrá multiplicación. La visión y los grupos son para bendecir a Ias personas. El mundo está buscando en dónde se puede descargar, en dónde haya bendición.

Algunos ejemplos de la bendición y la multiplicación son:

  • Adán y Eva en el huerto de Edén Génesis 1:28

  • Noé, después del diluvio Génesis 9:1

  • Abraham, cuando fue llamado Génesis 17:6, Isaías 51:2

  • El pueblo de Israel, bajo Moisés Deuteronomio 7:12-13

  • Una promesa cumplida en Jesús Isaías 53:8, Apocalipsis 5:11-12

  • Los primeros discípulos Hechos 6:7

Todos tenemos una promesa de una gran descendencia espiritual y ésta llegará. Debemos creerle a Dios por la multiplicación de la misma manera que le creímos por el perdón o por la sanidad. Aquellos que le creen a Dios se esforzarán por alcanzar las multitudes para Él. La gente se opone al crecimiento cuando no es parte de éste.

Comprendiendo el alcance de Dios

  • La visión de Dios es discipular a naciones enteras. Jesús, antes de ascender al cielo, nos dejó el mandato de ir y hacer discípulos a las naciones (Mateo 28:19).

  • Dios ha prometido que naciones se convertirán a Él. Si la Biblia profetiza esto y además nos dice que discipulemos a las naciones, es porque Dios espera que todos en una nación se conviertan a Él (Zacarías 2:11).

  • Por eso el Señor nos dijo: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones…"Por lo tanto debemos orar constantemente para que Dios nos dé nuestra nación y las demás para Cristo (Salmos 2:8).

  • Dios quiere esta nación entera. Por lo tanto no debemos tener miedo de crecer mucho. ¡Tengamos la convicción de que Dios nos dará esta aldea y esta nación para Cristo!

  • Cristo prometió que el poder del Espíritu Santo vendría y nos haría testigos suyos a todas las naciones (Hechos 1:8). Por eso no nos puede gustar más la unción que la visión, pues la unción es para que cumplamos con la visión. La misma unción nos trae el deseo de testificar.

Dios, las multitudes y tú

La visión de Cristo es la cosecha de multitudes. Él dijo: "Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están listos para la siega"; y también dijo: "A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies". La cosecha ya está lista para ser recogida. Si el Apóstol Pablo pudo llenar Asia con el evangelio en pocos años, hace mucho tiempo que nosotros ya hubiéramos podido ganar nuestra nación y el mundo para Cristo.

Dios ha derramado de su Espíritu pero su pueblo no ha querido tomar su visión. Lo que Dios no ha encontrado es gente dispuesta a abrazar la visión que Jesús dejó desde que Él ascendió a los cielos. El Señor nos ha bendecido y nos ha dado la orden de multiplicarnos. ¿Serás tú de aquellos que cumplan con el deseo y los sueños de Dios? (Juan 4:34-35, Mateo 9:37-38).

Debemos alzar nuestros ojos y ver que la cosecha ya está lista. Cuando tu visión está en las cosas de arriba, en Cristo sentado a la derecha del Padre, verás como Él mira. Verías una multitud perdiéndose sin ser alcanzada. Si entramos en la presencia de Dios le oiríamos hablar de las almas. Tan ardiente es su deseo por las almas que ni a su Hijo escatimó, sino que lo envió para salvarlas. Con ese mismo deseo ardiente nos está esperando en oración para hablarnos de las almas y del modelo bíblico para ganarlas.

La visión bien transmitida a gente que verdaderamente desea hacer la voluntad de Jesucristo, no produce ni temor ni duda, sino una profunda emoción de haber encontrado la manera de hacer que más personas vayan al cielo y sirvan a Jesús y no vayan al infierno. En la medida que conozcas más el corazón de Dios conocerás el por qué de la importancia de la visión. Cuando tu deseo es el mismo deseo de Dios, tu visión será la misma visión de Dios.

Los desafíos de Dios

Introducción:

  • En Apocalipsis 21:1-14 describe que hay cosas bellas en el cielo, y según lo que está escrito, la vamos a pasar muy bien en Él. Sin embargo, hay cosas gloriosas aquí en la tierra que Dios ha preparado para cada uno de nosotros.

  • Jesucristo viene más pronto ahora, de cuando fue escrito el Apocalipsis, y vemos que todo lo que allí se describe está aconteciendo; cosas buenas y cosas malas. Existen personas que se agarran de esta escritura como consuelo y como excusa para no hacer nada aquí en la tierra, esperando el futuro venidero.

  • Nosotros debemos ser personas que siempre vamos mejorando; quien se estanca, realmente va para atrás. La actitud de proseguir debe correr en nuestras venas.

  • La Biblia nos enseña que de acuerdo a la obra que hagas, así será también tu recompensa. Estas recompensas son los galardones. Si la obra permaneciera, serás recompensado. No podemos decirle a Jesús "no, gracias, no espero recompensa de tu parte", pues dejaríamos al Señor con los regalos en la mano.

  • No hay quien ame la venida del Señor que no trabaje para verla, pues el Señor dijo que el fin sería hasta que este evangelio sea predicado a todas las naciones. Por eso el apóstol Pablo decía: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida" (2 Timoteo 4:7-8).

  • Las obras que se realizan tienen nombre, pues hablamos de las vidas de cada uno que es salvo y es formado como discípulo. Pablo realizó varias obras: Tito, Timoteo, Filemón, etc. ¿Cómo se llaman tus obras?

Los desafíos implican pagar un precio

  • El apóstol Pablo tuvo un día que escoger entre irse al cielo o quedarse en la tierra predicando el evangelio. Él había sufrido muchas adversidades en peligros de muerte, en naufragios, cárceles, hambre, falsos hermanos, etc. Pero también había sido llevado al tercer cielo a escuchar y ver cosas maravillosas. Él ya había probado que podía encontrar en ambas partes. Y aún después de haber visto las maravillas del tercer cielo dijo que no sabía qué escoger, si estar en el tercer cielo sin pasar problemas, o quedarse aquí aún con las dificultades. El escogió quedarse predicando el evangelio a más personas, para que más personas fueran salvas.

  • Pablo está ahora en el cielo sin pasar por las tribulaciones mencionadas anteriormente; pero tampoco tiene el desafío de llenar todo un continente de la palabra del Señor.

  • Si usted no quiere pasar incomodidades, desvelos o hambre, pídale a Dios que lo recoja, pues mientras esté en la tierra va a pasar adversidades por seguir a Jesús o por huir de Él. Aquí en la tierra es donde se hace la diferencia entre una persona y otra, y la diferencia entre lo que ambas van a recibir en el cielo. Aquí es donde se necesita fe para sanar enfermos, liberar cautivos, salir de deudas, hacer milagros y ver la mano de Dios moverse con poder. Aproveche esta vida para que sea mejor su galardón en el cielo.

  • Dios tiene desafíos grandes para nosotros, y el tuyo será tan grande como tú creas. El día que Dios te llame solamente a cosas sencillas y fáciles es porque dejó de confiar en ti. No te preocupes si hay más trabajo o los retos que Dios te pone son más grandes de lo que esperabas; siéntete honrado que no busque a nadie más y te haya escogido a ti. Dios nunca hace los sueños realidad de alguien que no trabaje para verlos cumplidos.

  • ¿Por qué tanta queja del trabajo en el servicio a Dios y el horario? No busque tanto una comodidad; no sea que el desafío se vaya también con ella. No hay edad para dejar de tener desafíos.

  • Tu cuerpo se puede desgastar, pero Pablo dijo que mientras nuestro hombre exterior se desgasta, el interior se fortalece. "Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día" (2 Corintios 4:16).

Ejemplos de personas que aceptaron desafíos

Existen muchos otros ejemplos de personas que aceptaron desafíos de Dios escritos en la Biblia, las cuales están mucho mejor disfrutando de la gloria de Dios y sin pasar más penas:

  • Abraham posiblemente esté en presencia de Dios, contando las estrellas en el cielo y viendo su gran descendencia; sin embargo, ya no tiene el desafío de usar su cuerpo como casi muerto para engendrar un bebé en el vientre de una mujer estéril, del cual saldría una nación entera.

  • Moisés ha de estar muy bien sin tener que atender un pueblo quejándose todo el tiempo; pero ya no tiene que esperar un maná del cielo y guiarse por una nube enviada por Dios, lo cual fue glorioso también.

  • Josué ha de estar adorando en el tabernáculo hermoso de Dios, pero ya no tiene el desafío de conquistar una ciudad amurallada y llevar al pueblo a poseer la tierra prometida. Este desafío no sólo era grande, sino parecía una locura. Donde la razón te deja tirado, la fe te acompaña.

  • Gedeón ha de estar disfrutando de una mesa servida para él comiendo con el Señor; sin embargo ya no tiene el reto de vencer a un ejército de miles con tan solo trescientos hombres.

  • Sansón ha de disfrutar que su nombre está escrito en Hebreos dentro de los héroes de la fe; pero ya no tiene un pueblo que liberta de la mano de los Filisteos.

  • Elías está vivo pues según las Escrituras no vio muerte; pero su desafío quedó en el Monte Carmelo.

Hubo muchos más que aceptaron desafíos de parte de Dios escritos en la Biblia: Nehemías, David, Daniel, Pedro, Juan, etc. Todos ellos están en la presencia de Dios ahora, sin tener que pasar por pobreza, desvelos, hambre, escasez, dolor, persecución o angustia. Sin embargo, tampoco tienen desafíos nuevos que enfrentar.

Todos ellos fueron personas que aprendieron a decir sí a los desafíos de Dios, a caminar con Él, a decir sí a sus peticiones y a ver sus milagros.

Graba esto en tu corazón: "A ti nadie te ha dado el derecho de que un día se te entierre sin haber dado todo lo que tenías que dar. No tienes el derecho de enterrar el potencial que Dios te dio, sin haberlo explotado".

El desafío es muy similar a un embarazo: placentero cuando se recibe, delicado cuando se está gestando y doloroso mientras se da a luz. Sin embargo, cuando se contempla el fruto de ese proceso, no se hallan las horas de volver a concebir uno.

Trabajando por las multitudes

Donde hay vida hay crecimiento. El crecimiento es inevitable donde hay bendición, pero es evitable crecer desorganizado.

Dios trabaja en equipo y tiene un orden para hacerlo. Debemos comprender el oficio de cada uno dentro de la Iglesia, el del Pastor y el de las ovejas. La Biblia dice: "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio"

(Efesios 4:11-16). El Pastor fue constituido por Dios para equipar a las ovejas de la Iglesia para que éstas hagan la obra del ministerio.

La bendición de trabajar es para todos

En el principio: Adán

Desde el principio Dios le dio un huerto al hombre para cuidar de él y cultivarlo. Dios le dio trabajo. El trabajo dignifica al hombre, produce carácter en él y satisfacción cuando termina lo que ha iniciado, y es el medio usual por el cual Dios provee nuestro sustento. (Génesis 2:8)

Hoy: nosotros

El Señor le ha dado a su pueblo una viña en la cual servir. Al ser salvos, Dios nos devuelve la bendición de trabajar nuevamente para Él, recogiendo la cosecha, de la misma forma que Adán cultivaba el huerto de Edén. Debemos esforzarnos en la obra de Dios, pues la Gran Comisión implica trabajo.

Las jornadas de trabajo de Jesús eran de doce horas diarias, y de seis días a la sanana. Si trabajas ocho horas diarias y cinco días a la semana, puedes dedicar las cuatro horas del día de trabajo a servir a Dios, así como el día que queda libre. Una persona que trabaja cinco días a la semana y ocho horas diarias podría llegar a trabajar hasta treinta y dos horas más a la semana, siguiera éste principio del Señor.

(Mateo 20:1-15, Juan 9:4, Éxodo 20:9).

Dios trabaja en equipo

Dios realiza su obra en sociedad con el hombre. El espera que también nosotros trabajemos en equipo con otros, como un cuerpo en el que cada miembro se ayuda. Todos somos importantes para levantar la cosecha y cada uno puede cumplir una función especial dentro del equipo. No debemos envidiar a aquellos a quienes Dios bendice y honra, sino debemos gozarnos con aquellos a quienes Dios bendice en la obra. (1 Corintios 12:1-31, Romanos 12:1-18).

Dios establece primero autoridades

Siempre que Dios va a hacer una obra en equipo comienza estableciendo la autoridad que la va a presidir. Antes de iniciar su obra Dios establece las autoridades a quienes les da la visión y son los responsables de transmitirla al pueblo. A través de ellos Dios prueba quienes en su pueblo son sujetos y quienes rebeldes, a quienes puede usar y a quienes no. Ejemplo de esto son:

  • Primero creó a Adán, luego a Eva.

  • Primero llamó a Abraham y de él salió el pueblo de Israel.

  • Llamó Moisés, luego sacó al éxodo al pueblo de Israel.

  • Primero levantó a Josué y después fue la conquista de Canaán.

  • Trató antes con David y luego estableció el reino que Él deseaba para Israel.

  • Primero vino a Jesús, luego nació la Iglesia.

  • En la iglesia es igual, primero Dios trata con el pastor y luego nace la congregación. Hasta que el Pastor no cree, no nace aquella Iglesia gloriosa que Dios desea.

Somos administradores de Dios

No basta tener bendición y multiplicación, hay que tener organización. Si no mantenemos en el orden debido aquello que es de bendición, puede tornarse en algo malo. Los siervos de Dios son administradores y mayordomos del Señor y deben ser hallados fieles. Todo administrador está puesto para hacer crecer el patrimonio de la iglesia. No debemos dejar que el éxito sea una casualidad. 1 Corintios 4:1-2 dice: "Así, pues, tengamos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel."

Para servir a Dios debemos realizar los pasos de una buena administración, los cuales son la planificación, la organización, la ejecución y la supervisión. El mismo nos ha dado el ejemplo:

Dios es un buen planificador:

  • Él envió a su Hijo cuando vino el cumplimiento del tiempo que Él había previsto (Gálatas 4:4).

  • Él preparó de antemano las buenas obras en las que debemos andar (Efesios 2:10).

  • Él tiene planes de bien para nosotros (Jeremías 29:11).

  • Nosotros debemos planificar nuestro trabajo en la visión.

Dios es organizado:

  • Jesús mandó a organizar en grupos de 50 a los 5,000 varones que alimentó cuando multiplicó los panes y los peces, y aún contaron las piezas que sobraron (Juan 6:1-15).

  • Mandó a Moisés a organizar al pueblo para llevar la carga de ellos, a través de un sistema de jueces en los que delegó el trabajo (Éxodo 18.13-23).

Dios nos manda a ejecutar:

  • David dijo a su hijo Salomón referente al templo de Dios: "Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra… "(1 Crónicas 28:20-21).

  • Jesús dijo antes de irse: "Id y haced discípulos…" El nos dejó el mandato de ejecutar la Gran Comisión (Mateo 28:19).

Dios supervisa:

  • El Señor arregló cuentas con los siervos a quienes dio los talentos (Mateo 25:19).

  • Supervisó a los 70 que envió a predicar (Lucas 10:17-20).

  • Todos daremos cuenta ante Él en su venida de todo lo que hayamos hecho (2 Corintios 5:10).

  • Debemos dar cuentas de los grupos a través de entregar los reportes: asistencia y ofrendas.

Jesús mismo cumplió estos pasos de buena administración para salvar al mundo:

  • Jesús planeó ganar el mundo y pagó el precio para lograrlo.

  • Organizó a los obreros para recoger la mies.

  • Ejecutó los planes enviándolos.

  • Los supervisó cuando regresaron.

El liderazgo es para aquellos que están dispuestos a practicar estos requisitos. A menos que se esté dispuesto a trabajar organizadamente no se puede optar a ser siervo de Dios. Este trabajo es para aquellos que lo desean hacer bien, con excelencia, porque es para Dios. Los siervos de Dios son administradores de las bendiciones del reino y debe ser hallado fiel en aquello que hace.

De ladrillero a conquistador

Todos tienen algo que dar

  • Cuando Pedro fue llamado, lo único que podía ofrecer era peces y una barca, pues era pescador. Sin embargo, al ser salvo por Jesucristo y lleno del Espíritu Santo, pudo ofrecer mucho más que eso: vida eterna en Jesús, milagros, prodigios, sanidad, paz, gozo, libertad, etc.

  • Así le dijo al cojo en la puerta del templo: "Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda".

  • Estos hombres habían ocupado el tiempo en hacer algo más que oro y plata, y eso dieron. Ahora ya tenemos más que ofrecer de lo que teníamos antes. "Lo que tengo, doy". Si preparamos personas que tengan algo más que dar, edificaremos la iglesia que Dios ha querido siempre. Jesús quiere que ofrezcamos más de lo mismo que hemos recibido.

  • Jesús dijo: "Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia"

(Mateo 10:7-8).

De demandantes a ofertantes

  • Cuando una persona viene a Jesús, viene con demandas y espera que a través de la palabra y la unción, sus demandas sean satisfechas. Se les da y al consolidarlos y saciar sus necesidades, se les convierte de demandantes en ofertantes.

  • Una de las tareas nuestras es motivar a la gente hasta que diga "esto tengo que dar" Hay gente que retrasa su restauración porque les gusta sentir lástima de sí mismas. Las iglesias están llenas de gente consumidora y no productora.

  • Esto hace que los pastores tengan muchos aficionados y pocos comprometidos.

  • En el ejército de Dios hay muchos generales pero pocos oficiales y soldados. Los generales están guerreando, cuando deberían estar dirigiendo la batalla.

  • Ninguno puede hacer una obra si no tiene una mente de ofertante. El Señor prometió al pueblo de Israel que los sacaría de Egipto y los llevaría a la tierra prometida. Él le dijo a Moisés, que le dijera a faraón: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios" (Éxodo 3:18).

  • Dios dejó claro para que quería hacer libres a los israelitas para que pudieran ofrecer. Cuando las personas son libres de sus aflicciones y ataduras debemos guiarlos a que puedan ofrecer a Dios.

  • "Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel. Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o con espada." (Éxodo 5:1-3)

  • Dios quiere que su pueblo sea libre y le celebre fiesta. A los israelitas se les olvidó quiénes eran, y creyeron que eran solamente esclavos de Egipto y que dependían de ellos para comer. Creyeron la mentira y por eso llegaron a tener mentes de demandantes. Peor que eso, llegaron a pensar como ladrilleros, como esclavos; para ellos era inconcebible la idea de ofrecer algo, sino solamente pensaban en demandar. Pero la realidad era otra. Fue a causa de la sabiduría de José que en tiempos antiguos pudo comer todo el pueblo de Egipto; no fue a causa de Egipto que comió Israel. Nosotros no estamos bien a causa del mundo; el mundo está bien a causa de nosotros. Nosotros le damos sabor al mundo, pues somos la sal de él.

  • Éxodo 1:8-14 menciona que los egipcios necesitaban de su mano de obra. El faraón se aprovechó de esto para oprimir al pueblo de Dios para que no se multiplicaran, matando a los hijos varones. Esto quiere decir que Satanás tiene estrategias para que no nos multipliquemos.

  • Lee Éxodo 5:5-20 y verás las palabras mentirosas que hablaron a los hijos de Israel. Les dijeron que como estaban ociosos se les ocurría esta idea de ser libres y hacer fiesta y les pusieron más trabajo. De igual forma el diablo trata de meternos mentiras para que no hagamos lo que Dios quiere y no le sirvamos. El faraón tenía su estrategia, decía "Estos están ociosos". El diablo le mete a las personas a la cabeza que deben darle a Dios solamente los tiempos de ocio. Luego, ataca eso poniendo más trabajo. Como resultado los cristianos le dedican menos tiempo a Dios. Puede darse por ser promovidos o porque se aumenta la cantidad de trabajo, pero al verse apretados recortan el servicio. Eso lo programó el diablo. Hay que desprogramarlo con la ayuda del Espíritu Santo.

  • Siempre el primer tiempo que se recorta cuando estamos cargados es el de Dios. ¿Por qué las personas no dejan de ver televisión o ir al GYM para dedicarse más a Dios? Pero, si Dios encuentra gente que siempre le hace tiempo a Él sin importar la carga, el diablo ya no tiene más tiempo que cargar.

  • El Señor quería liberar al pueblo de Israel de la opresión que tenían, enseñándoles a ser ofertantes; Él quería que celebraran fiesta en el desierto y que se levantaran como un ejército conquistador que tomará la tierra prometida. Pero a los Israelitas les costó creerle, pues tenían una mente de ladrilleros, una mente estrecha que no les permitía verse a sí mismos como Dios los veía. Por eso no le creyeron a Dios y quedaron postrados en el desierto, no entrando en la tierra prometida.

  • Dios se disgusta de ver lo que faraón hizo en la mente de ellos, pues cambió su mentalidad a puros demandantes. Por eso lo primero que le dijo fue "sal y me ofreces". Porque Él tiene que cambiar nuestra mente. Cuando eres transformado por el Espíritu Santo, puedes ofrecer algo a Dios.

  • Mientras más se pone usted en la línea del que ofrece, más prospero será. Nosotros no somos del tercer mundo, somos de otro mundo, pues nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde esperamos al Señor. Si tu mente piensa que eres del tercer mundo seguirás pensando como mediocre y no lograrás llegar a ser un conquistador.

Si tú vas a ser líder tienes que tener mente de ofertante y persistir hasta que las cosas se den.

Yo soy un ofertante, tú eres un ofertante.

¿Vamos ofrecer?

El modelo de Jesús

Introducción:

Jesús nos dejó una instrucción: que fuéramos por todo el mundo e hiciéramos discípulos. Pero, ¿cómo haremos tal cosa? De la misma manera que Él lo hizo.

Jesús es sensible a las necesidades

Jesús tenía compasión por las multitudes que lo seguían (Mateo. 9:35-37).

Jesús nunca pensó en pocos, siempre en muchos.

Muchos piensan que Jesús sólo se dedicó a pocos y por lo tanto no es correcto alcanzar multitudes para Él. Jesús tuvo doce discípulos, a quienes llamó manada pequeña, pero los escogió para alcanzar multitudes. Para tener compasión por las multitudes necesitamos más que ojos carnales. Debemos comprender las verdades espirituales para tener compasión por ellos. Por ejemplo aquellos que ven a la humanidad con los ojos de la carne se compadecen únicamente de los drogadictos, los alcohólicos, las prostitutas, los pobres o los pandilleros. Pero todas las personas tienen un alma que hay que salvar.

Manifestó su poder

Jesús llenó las necesidades de las personas manifestando su poder sanador y liberador. Sanó a muchos e hizo prodigios entre el pueblo. El propósito de las señales es que las personas crean en el Señor. El resultado fue que muchos más le seguían, y andaban como ovejas sin pastor.

El resultado de manifestar su poder fue que las multitudes lo siguieran.

La unción no hace discípulos.

Jesús mismo no discípulo multitudes, porque no hubiera podido hacerlo.

Escogió a doce personas

Muchos siguieron a Jesús por las señales y prodigios que hizo, pero eran como ovejas que no tenían pastor. Esta nueva multitud debía ser cuidada y Jesús no podía hacerlo sólo, por lo que escogió a doce obreros que le ayudaran. (Mateo 9:35 al 10:4)

  • Un discípulo es aquella persona que se llama con un propósito en el reino de Dios.

  • No es discípulo aquel que está allí por amistad o antigüedad, sino con un propósito.

  • Discipular no es adoctrinar, es formar personas. Él los llamó para ser hechos "pescadores de hombres".

  • Jesús discipuló a quien quería trabajar, no sólo a aquel que quería oír o aprender. Ser un discípulo es ser un obrero del Señor y colaborador en la visión de Dios.

  • Él escogió doce para cuidar multitudes a través de sus discípulos.

Cómo los escogió

  • Llamó a los que Él quiso. El escogió a sus discípulos, no sus discípulos a Él.

  • Escogió con propósito, por el objetivo a conseguir.

  • Estableció un número determinado de obreros: los 12.

  • Capacitó y delegó con poder, primero a 12 y luego a 70.

  • Envió a los obreros de dos en dos.

Jesús pasó toda la noche orando antes de escoger a los apóstoles. El había dicho que pidiésemos al Señor de la mies más obreros, por lo que Él mismo oró al Padre para que le revelare quienes serían los doce. La oración es esencial para escoger a los doce.

Él los llamó primero para que estuviesen con Él, aprendiendo, y luego para ser enviados por Él a predicar y enseñar. Jesús llama discípulos para que reciban y den, para que aprendan y enseñen, para que sean cuidados y para que cuiden, para que sean ministrados y suministren poder a otros. Él llama con propósito. (Mateo 9:37)

Resultado del trabajo de los doce

Con el trabajo de los doce se multiplicó la gente que seguía a Jesús, lo que hizo que se necesitasen más obreros que los mismos doce. Si haciendo milagros Él solo, las multitudes lo seguían al punto de no poder entrar a las ciudades, con doce obreros más haciéndolos, ¿Qué sucedió? (Marcos 1, Marcos 3:19-20)

La bendición siempre trae crecimiento; donde hay vida se aumentan los discípulos. El ministerio de Jesús creció mucho, pero Él siempre procuró que este crecimiento se diera en forma organizada. Esta fue la razón de llamar en un principio a los doce. Pero ahora debía llamar más obreros; aquellos que antes habían sido sólo seguidores suyos debían ahora ser enviados. El crecimiento será organizado si se hace a través de capacitar obreros. Los problemas de las multitudes se resuelven haciendo obreros, no instituyendo Co-Pastores en las Iglesias.

Más obreros: los 70 ó 72

Después de haber enviado a los doce, Jesús necesitó de una nueva generación de obreros. Llamó a otros setenta (unas versiones dicen setenta y dos) y los envió de dos en dos, con las mismas instrucciones que les había dado a los doce. (Lucas 10:1-2) Lo que Dios busca y establece son personas dispuestas a trabajar en la obra del Reino. Todo obrero con la visión correcta levantará la mies, consciente que hay que buscar, establecer, capacitar y enviar más obreros. Siempre que se recoge la mies se deben hacer más obreros, quienes traerán más cosecha.

  • La cosecha siempre traerá consigo más mies, que requerirá más obreros.

  • Jesús dijo que la mies es mucha, y que los obreros pocos, Él dijo que pidiéramos al Señor que enviara más obreros.

  • Entonces, ¿Cuánta es la mies?

  • Y, ¿Cuántos son los obreros?

  • ¿Qué crees que Jesús le está pidiendo al Padre para levantar la cosecha?

  • Según Jesús, ¿por qué deberíamos orar nosotros?

  • Debemos pedirle al Padre que dé la nación y que envíe más obreros para ganarla.

Jesús fue a las casas inmediatamente

Cuando Jesús llamaba a alguien para que lo siguiese, muchas veces iba a la casa de éste y tenía una reunión en ella (Marcos 1:29, Marcos 2:1, Marcos 2:15, Marcos 3:19, Lucas 19:5). Aquí hay unos ejemplos de esto:

  • Luego de llamar a Andrés, Simón Pedro, Jacobo y Juan entró en casa de la suegra de Pedro.

  • En su casa, donde sanó a un paralítico, después de predicar en Galilea.

  • Al llamar a Mateo comió esa noche con los amigos de éste.

  • Después de escoger a los doce los llevó a casa.

  • Cuando llamó a Zaqueo le dijo que era necesario que posara en su casa esa noche.

¿Por qué dos?

Jesús los envió de dos en dos porque conocía el principio Bíblico que dice: "Mejor son dos que uno…" (Eclesiastés 4:9). Esto consiste en que dos personas trabajan en equipo para levantar la cosecha, cuidar de ella y enviar nuevos obreros. Tanto los doce como los setenta los envió de dos en dos. Aquí unas de las parejas que Dios formó para que le sirvieran en la obra:

  • Adán y Eva, para iniciar la raza humana.

  • Moisés y Aarón, para el Éxodo de Egipto.

  • Josué y Caleb, para la conquista de Canaán.

  • Elías y Elíseo, quienes profetizaron contra la idolatría.

  • Elíseo y Giezi, quienes continuaron la obra de Elías.

  • David y Jonatán, antes del reinado más próspero de Israel.

  • Pedro y Juan, en la Iglesia primitiva.

  • Pablo en sus viajes misioneros con Bernabé, Silas o Timoteo.

  • Jesús y el Espíritu Santo.

  • Los dos testigos en Apocalipsis.

  • Hasta el diablo enviará una pareja: El Anticristo y el falso profeta.

¿Por qué doce?

El número doce en la Biblia indica organización, perfección de gobierno, supervisión. También servicio, potestad y protección. He aquí unos ejemplos de utilización del número doce en la Biblia:

  • Doce fueron los hijos de Jacob, los patriarcas (Génesis 35:22).

  • Doce son las tribus de Israel (Génesis 49:28).

  • Aún Ismael tuvo 12 príncipes (Génesis 17:20).

  • Doce fueron las fuentes de Elim (Éxodo 15:27).

  • Moisés envió doce espías a la Tierra Prometida (Deuteronomio 1:20-22).

  • Doce escogidos por Josué para levantar el altar con las piedras del Jordán.

  • Doce fueron los jueces de Israel (Jueces).

  • Salomón estableció doce oficiales para gobernar Israel (1 Reyes 4:7).

  • Jesús escogió doce apóstoles para iniciar su Iglesia (Mateo 10:1-4).

  • Doce son los tronos en los que se sentarán los apóstoles a juzgar las doce tribus de Israel (Lucas 22:30).

  • Doce legiones de ángeles que Jesús podía pedir para su protección (Mateo 26:53).

  • Alrededor del trono de Dios hay veinticuatro tronos donde se sientan veinticuatro ancianos (12×2) (Apocalipsis 4:4).

  • 144,000 santos en el tiempo final, judíos sellados; doce mil de cada tribu de Israel (12×12, 000) (Apocalipsis 7:4).

  • Jerusalén, la ciudad de Dios, tiene doce puertas, con doce ángeles a las puertas. El muro de la ciudad tiene doce fundamentos y en ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero. Tiene doce piedras y doce cimientos. Mide 12,000 estadios (Apocalipsis 21:9-21)

  • En el aposento alto habían 120 orando. El día de Pentecostés se convirtieron 3,000 (ambos múltiplos de doce).

El modelo de los doce ha sido el que Dios siempre ha adoptado para reinar en su pueblo. Cuando formó la nación de Israel lo hizo a través de doce tribus, la juzgo a través de doce jueces y la gobernó a través de los doce oficiales.

Jesús también utilizó este modelo. La Iglesia fue establecida por doce discípulos suyos llamados "apóstoles" a quienes Él capacitó y envió. Antes de morir dio cuentas al Padre únicamente de éstos. Los Pastores, al igual que Jesús deberían rendir cuentas a Dios sólo de doce discípulos de su Iglesia.

Luego de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo guió a los once apóstoles a escoger a otro de entre los discípulos que ocupara el lugar de Judas. Ellos mismos habían entendido la importancia del modelo de los doce y llenaron la vacante antes de iniciar la obra evangelística. Hoy, el Espíritu de Dios nos está moviendo de nuevo al mismo sentir de Dios, con el fin de levantar la gran cosecha de los últimos tiempos, y cuidar de cada creyente para el glorioso día del retorno del Amado.

Hechos 2:42-47

"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas y vendían sus propiedades y sus bienes, y los repartían a todos según la necesidad de cada uno y perseveraban unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos."

Soñando con multitudes

Los retos que Dios pone

Partes: 1, 2
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