- Introducción
- Huella Ecológica 2011
- ¿Qué Hacer?
- La Huella Ecológica y el Desarrollo Humano
- Conclusión
- Anexo
Estamos usando más de lo que la tierra puede suministrar o regenerar
Se necesitan 570 días para que la tierra recupere los recursos que gastamos en un año
El desarrollo sustentable, al igual que la felicidad, es difícil, sino imposible, de lograr
Es probable que usted haya oído hablar de la Huella Ecológica (HE), el parámetro que nos permite calcular la presión del hombre sobre los recursos del planeta. En otras palabras, la humanidad necesita lo que la naturaleza le proporciona, pero ¿cómo sabemos cuánto estamos utilizando y cuánto tenemos para utilizar?. Esas preguntas las responde el índice de HE, el cual mide cuánta área de la tierra y cuánta agua requiere una población humana para producir el recurso que consume y absorber sus desechos usando la tecnología prevaleciente.
El índice HE Concebido, en la Universidad de la Columbia Británica en 1990, por Mathis Wackernagel y William Rees, tiene ahora en uso amplio por los científicos, las empresas, los gobiernos, los organismos internacionales, los individuos, y las instituciones que trabajan para supervisar la utilización de los recursos ecológicos y poder avanzar hacia un desarrollo sustentable[1]
La Huella Ecológica suma todos los bienes y servicios ecológicos que demanda la humanidad y que compiten por el espacio. Incluye la tierra biológicamente productiva (o biocapacidad) necesaria para los cultivos, las tierras de pastoreo y las tierras urbanizadas; zonas pesqueras y bosques productivos. También incluye el área de bosque requerida para absorber las emisiones adicionales de dióxido de carbono que los océanos no pueden absorber. Tanto la biocapacidad como la Huella Ecológica se expresan en una misma unidad: hectáreas globales[2](hag). (Ver ANEXO I)
Global Footprint Network, publico su informe correspondiente al 2015 (con cifras 2011) sobre la huella ecológica a nivel mundial y por país. La grafica a continuación muestra la evolución de la HE por componente para el periodo 1961 – 2011. Obsérvese que a partir de 1968, se perdió la capacidad natural de la biocapacidad. Es decir, hoy se necesita más de una tierra para poder regenerar o suministrar lo que se consume. Para el año 2011, el número de tierras (planeta) demanda es de 1,56. Este valor está compuesto por las siguientes huellas: 0,86 de carbono; 0,05 de pesca; 0,04 de siembra; 0,16 de tierra urbanizada; 0,12 de productos forestales y 0,32 de pastoreo.
El carbono emitido en la quema de combustibles fósiles ha sido el componente dominante de la HE de la humanidad durante más de medio siglo, y continúa aumentando. En 1961, el carbono representaba el 39 por ciento de nuestra HE total; en 2011 alcanzó el 55 por ciento.
Lo anterior indica que si se reduce, principalmente, la huella actual del carbono podemos regresar a tener excedente de biocapacidad o al menos estar en equilibrio. De este planteamiento nace la importancia de "descarbonizar" el sistema energético mundial. En otras palabras, reducir el consumo de las energías fósiles, principalmente el petróleo. Todo esto conlleva a una mitigación del cambio climático.
En lo atinente al "exceso ecológico" es posible –por ahora– porque se pueden talar árboles a mayor velocidad que el tiempo que requieren para madurar, pescar más peces que los que los océanos pueden reponer, o emitir más carbono a la atmósfera del que los bosques y océanos pueden absorber. Las consecuencias son una reducción de la cantidad de recursos y la acumulación de deshechos a tasas mayores que las que se pueden absorber o reciclar. Tal es el caso de las crecientes concentraciones de carbono en la atmósfera.
En 2011, la huella ecológica global fue de 18.500 millones de hag, es decir, 2,7 hag por habitante. La biocapacidad total de la tierra fue de 12.000 millones de hag, equivalente a 1,7 hag per cápita.
Sin embargo, los avances tecnológicos, los insumos agrícolas y el riego han disparado los rendimientos promedio por hectárea de las zonas productivas, especialmente de las tierras agrícolas, aumentando la biocapacidad total del Planeta de 9.900 a 12.000 millones de hectáreas globales (hag), entre 1961 y 2011. Pero, durante el mismo período, la población humana mundial aumentó de 3.100 millones a casi 7.000 millones, reduciendo la biocapacidad per cápita disponible de 3,2 hag a 1,7 hag. Entretanto, la Huella Ecológica per cápita aumentó de 2,5 a 2,7 hag per cápita. De tal manera que aunque la biocapacidad ha aumentado globalmente, hay menos para repartir. Ante la proyección de que la población mundial alcanzará los 9.600 millones en 2050 y los 11.000 millones en 2100, la biocapacidad disponible para cada uno de nosotros se reducirá aún más –y será un reto cada vez mayor mantener los aumentos de biocapacidad ante la degradación del suelo, la escasez de agua dulce y el aumento en los costos de la energía.
El tamaño y la composición de la Huella Ecológica per cápita de cada país están determinados por los bienes y servicios usados por una persona promedio en ese país, y la eficiencia con la que los recursos –incluyendo los combustibles fósiles– se usan para proveer estos bienes y servicios. No es sorprendente entonces que la mayoría de los 25 países con las HE per cápita más grandes, sean aquellos de ingresos altos; en prácticamente todos estos países, el carbono fue el componente mayor de su huella.
Las contribuciones al exceso ecológico global varían entre naciones. Por ejemplo, si todas las personas del Planeta tuviesen la Huella promedio de un residente de Qatar, necesitaríamos 4,8 planetas. Si tuviéramos el estilo de vida de un residente típico de los Estados Unidos, necesitaríamos 3,9 planetas. La cifra para un residente típico de Eslovaquia o Corea del Sur sería 2 o 2,5 planetas, respectivamente, mientras que un residente típico de Sudáfrica o Argentina necesitaría 1,4 o 1,5 planetas, respectivamente.
La tierra nos proporciona a todos lo que necesitemos para vivir y para prosperar. Entonces ¿qué se requiere para que la humanidad viva dentro de los medios del planeta-único?
Los individuos y las instituciones por todo el mundo deben comenzar a reconocer los límites ecológicos. Debemos comenzar a hacer que los límites ecológicos sean centrales en nuestra toma de decisiones y a utilizar la ingeniosidad humana para encontrar nuevas maneras de vivir dentro de los límites de la tierra. Esto significa una inversión en tecnología e infraestructura que permitirán que funcionemos en un mundo limitado en recursos.
Convirtiendo los recursos a deshechos más rápidamente que los desechos se convierten en recursos nos pone en el sobregiro ecológico global, agotando los mismos recursos de los cuales dependen la vida humana y la biodiversidad. El resultado es el colapso de las industrias pesqueras, disminución de la cubierta forestal, agotamiento de los sistemas de agua fresca, y la acumulación de contaminación y, que crea problemas como cambio del clima global. Éstos son apenas algunos de los efectos más notables del sobregiro.
El sobregiro también contribuye a los conflictos y guerras sobre los recursos, las migraciones masivas, el hambre, la enfermedad y otras tragedias humanas. Además tiende a tener un impacto desproporcionado en los pobres, quienes no pueden comprar su salida del problema al tener que acudir a recursos de otras regiones.
En el mundo de hoy donde la humanidad se está excediendo de los límites planetarios, los bienes ecológicos están llegando a ser más críticos. Cada país tiene su propio perfil de riesgo ecológico: muchos están en déficit ecológico, con huellas más grandes que su propia capacidad biológica. Otros dependen pesadamente de los recursos de otras regiones que están cada vez bajo una presión mayor.
En algunas áreas del mundo, las implicaciones del déficit ecológico pueden ser devastadoras, llevando a la pérdida de recursos, al derrumbamiento del ecosistema, a la deuda, a la pobreza, al hambre y a la guerra. Los gobiernos nacionales que usan la huella ecológica pueden:
Determinar el valor de los recursos ecológicos de su país,
Supervisar y manejar su capital natural,
Identificar los riesgos asociados al déficit ecológico,
Establecer políticas informadas por una realidad ecológica y hacer como una prioridad principal salvaguardar los recursos,
Medir su progreso hacia sus metas.
Es casi cierto que los países y regiones con reservas ecológicas de sobra – no las que se estén confiando en un déficit de gasto ecológico – emergerán como las economías y sociedades robustas y sostenibles del futuro.
La Huella Ecológica y el Desarrollo Humano
Por otra parte, el desarrollo humano sustentable ocurrirá cuando todos los seres humanos puedan tener vidas satisfactorias sin la degradación del planeta. Dos indicadores principales enmarcan este desiderátum. Los datos de la HE nos dicen que, dada la población actual y el área de tierra disponible, una huella ecológica igual o menor a 1,2 hectáreas globales por persona hace globalmente replicable las demandas en los recursos de un país. Por su parte, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas – que mide los logros promedios de un país en las áreas de salud, conocimiento, y estándar de vida – nos dice que un IDH igual o mayor de 0,7 se considera "desarrollo humano alto."
La grafica muestra estos dos indicadores combinados, y da las claras condiciones mínimas para el desarrollo humano sostenible, el cual estaría circunscrito en el rectángulo indicado. A pesar de cada vez hay mayor compromiso para un desarrollo sostenible, hoy en día la mayoría de los países no cumplen el mínimo de ambos requisitos. Solo Argelia, Colombia, Cuba, Ecuador, Georgia, Jamaica, Jordania y Sri Lanka están dentro del referido rectángulo. (Ver ANEXO II)
La grafica anterior refleja la relación huella ecológica per cápita Vs Indicé de Desarrollo Humano por región geográfica, para el año 2011. Obsérvese que la región más cerca de un desarrollo sustentable es la Asia Oriental + Pacifico y la más alejada es la región Norteamérica. Sin embargo, es de acotar que Norteamérica tiene un ambicioso programa, para los próximos 20 años, de incorporación de energías renovables a su matriz energética con el objeto de desplazar a las fuentes energéticas fósiles, reduciendo así su huella de carbono.
Mientras que los individuos, organizaciones, países y regiones continúen trabajando en el progreso del desarrollo humano y su sustento, los responsables de hacer las decisiones necesitaran datos y métricas para fijar metas y seguir su progreso. Las medidas tales como la huella ecológica y el IDH son claves para ajustar metas y manejar proyectos de desarrollo.
Se debe auspiciar el cambio del carbón al gas en la generación de electricidad, proporcionar incentivos para la eficiencia energética, obtener energía nuclear nueva y mantener el desarrollo de la energía y la electricidad de almacenamiento solar. También se debe invertir en investigación sobre formas de absorber el CO2 del aire, mediante la fertilización de los océanos o la fijación a través de la captura y almacenamiento de carbono. Estas medidas todas tienen sentido. Y hay muchas razones para promover la investigación abierta en la búsqueda de nuevas formas de energías.
Finalmente, la HE ha emergido como la principal medida mundial de la demanda de la humanidad sobre la naturaleza. Su utilización para manejar los bienes ecológicos es esencial para la supervivencia y éxito de la humanidad. Conocer cuánta naturaleza tenemos, cuánta utilizamos, y quién la utiliza es el primer paso, lo que permite vigilar el avance mientras se trabaja hacia la meta de vivir en un planeta sustentable.
ANEXO I
Sobre Demanda: La sobre demanda global se produce cuando los recursos demandados por la humanidad a la naturaleza, supera la oferta de la biosfera (léase tierra) o supera la capacidad de regenerarlos. Tal situación conduce a un agotamiento de la vida de la Tierra y a una acumulación de residuos. En el plano mundial, déficit ecológico y sobre demanda son los mismos, ya que no hay eficazmente una red importación de recursos para el planeta. El déficit local se produce cuando un ecosistema se explota más rápidamente de lo que puede renovarse en un área determinada.
Planeta Equivalente: Cada individuo y cada país tienen una huella ecológica y tiene un "planeta equivalente" que le corresponde. Planeta Equivalente, es el número de tierras que se necesitarían para apoyar la HE de la humanidad si todos vivieran comoese individuo o como el ciudadano promedio de un país determinado. Tanto la HE como la bio capacidad de regeneración se mide en hectáreas globales. Esta relación produce el índice de planeta equivalente, siendo uno (1) su valor máximo limite ideal. En 2011, la huella ecológica global fue de 18.500 millones de hag, es decir, 2,7 hag por habitante. La biocapacidad total de la tierra fue de 12.000 millones de hag, equivalente a 1,7 hag per cápita, lo que arroja un planeta equivalente de 1,58. Es decir, se necesitan 576 días para regenerar (equilibrar) los recursos consumidos en el año 2011.
La huella de carbono: Representa el área de tierras forestales necesarias paraabsorber el carbono antropogènico producto de la emisión de CO2 por la quema de combustibles fósiles. La NFA 2014 (National Footprint Acount) calcula la huella de CO2 utilizando varios parámetros incluyendo la combustión de energías fósiles necesarias en todas las actividades humanas con énfasis en la generación eléctrica y en el sector transporte.
La huella de tierras de cultivo o siembras: Refleja la cantidad de tierra necesaria para cultivar todos los vegetales consumidos por los seres humanos y el ganado. Esto incluye productos agrícolas, insumos de siembras y cosechas insecticidas, agua, fertilizantes, etc. Los rendimientos de las tierras de cultivo se calculan para cada tipo de cultivo, dividiendo la cantidad de cultivos producidos, expresado en unidades de peso entre la cantidad del área utilizada, expresada en unidades de superficie. Por ejemplo, Kg/ hectárea. Esto difiere de otros tipos de uso de la tierra en que los rendimientos de las tierras de cultivo reflejan un rendimiento de la cosecha actual, mientras que otros rendimientos se calculan sobre la base de las tasas de regeneración. Los rendimientos de la cosecha y las tasas de regeneración de los cultivos son iguales, por definición.
La huella de tierras de pastoreo: Evalúa la demanda de tierras de pastoreo para alimentar al ganado, así como la demanda asociada por las tierras de pastoreo en los bienes comercializados. Esta es la huella más compleja de determinar. Los cálculos estiman los requerimientos de alimento totales de todo el ganado producido y el porcentaje de las necesidades energéticas del ganado derivadas de alimentos concentrados, forrajes y residuos de cultivos. La diferencia entre las necesidades totales de alimentación y el total cultivado, se balancea con el suministro de alimentos elaborados.
La huella de pesca: Esta asociada con los ecosistemas acuáticos, y se expresa como la superficie requerida para soportar de forma sostenible las necesidades de un país. La huella de productos forestales: Representa la demanda humana a nivel mundial de los productos de los bosques. Esta huella se compone de dos grandes tipos de productos primarios: 1) La madera utilizada como combustible; 2) y la madera y pulpa utilizados como materia prima para producir productos derivados. La huella de los productos forestales representa el área de tierras forestales promedio mundial necesaria para suministrar madera para combustible, construcción y papel. Para el cálculo de la huella de los productos forestales, la extracción de madera se comparan con las tasas de crecimiento anuales netas de los bosques del mundo. Rendimientos forestales específicos a nivel mundial y nacional (es decir, el incremento anual neto) provienen de una combinación de fuentes de organismos internacionales: FAO, Global Footprint Network, IPCC.
La huella de la tierra Urbana: Representa el área de la tierra bioproductiva que ha sido ocupada físicamente por las actividades humanas. NFA considera dos tipos de área construida: En infraestructura que son las áreas requeridas para la vivienda, el transporte y la producción industrial, y las áreas hidroeléctricas, que representan las zonas inundadas por las represas.
ANEXO II
Los 10 primeros países con mayor Huella Ecológica | |||||
País | IDH | HE | BC | Balance | |
Kuwait | 0,81022 | 8,85 | 0,54 | -8,31 | |
Australia | 0,92783 | 8,32 | 16,06 | 7,74 | |
Emiratos Árabes | 0,82390 | 8,14 | 0,57 | -7,57 | |
Qatar | 0,84347 | 6,96 | 1,27 | -5,69 | |
USA | 0,91089 | 6,76 | 3,65 | -3,11 | |
Canadá | 0,89959 | 6,57 | 14,6 | 8,03 | |
Suiza | 0,89599 | 6,51 | 10,54 | 4,03 | |
Bahrain | 0,81205 | 6,24 | 0,56 | -5,68 | |
Trinidad&Tobago | 0,76414 | 5,96 | 1,51 | -4,45 | |
Singapur | 0,89575 | 5,93 | 0,04 | -5,89 | |
Bélgica | 0,87996 | 5,77 | 1,14 | -4,63 | |
IDH = Indicé Desarrollo Humano HE = Huella Ecológica (hag/hab) BC = Biocapacidad (hag/hab) Fuente: National Footprint Network (2015) | |||||
Los 10 primeros países con mayor Biocapacidad | ||||
País | IDH | HE | BC | Balance |
Surinam | 0,700614 | 3,57 | 85,09 | 81,52 |
Guyana | 0,631755 | 2,38 | 60,61 | 58,23 |
Gabón | 0,665531 | 2,46 | 25,86 | 23,4 |
Bolivia | 0,660826 | 2,71 | 16,88 | 14,17 |
Australia | 0,927836 | 8,32 | 16,06 | 7,74 |
Canadá | 0,899597 | 6,57 | 14,6 | 8,03 |
Mongolia | 0,682036 | 4,53 | 14,24 | 9,71 |
Finlandia | 0,879037 | 4,84 | 13,19 | 8,35 |
Paraguay | 0,671741 | 4,16 | 11,46 | 7,3 |
Congo | 0,548671 | 1,03 | 10,88 | 9,85 |
IDH = Indicé Desarrollo Humano HE = Huella Ecológica (hag/hab) BC = Biocapacidad (hag/hab) Fuente: National Footprint Network | ||||
Autor:
Nelson Hernández
Junio 2015
[1] "El desarrollo sustentable es un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades"
[2] 1 hect?rea global (hag) representa un ?rea de 10000 m2, biol?gicamente productiva tomando como referencia la productividad promedio mundial