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Influencia y trascendencia (Arthur y Sigmund, algunos de los porqué del psicoanálisis) Epis II (página 2)

Enviado por Federico Fontana


Partes: 1, 2

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1)       Michel Foucault – El orden del discurso

2)       Arthur Schopenhauer – El mundo como voluntad y representación

 

Las posibilidades eróticas del animal humano,

su capacidad de ternura, intimidad y placer solo rara vez pueden expresarse espontáneamente,

sin transformaciones muy complejas: se organizan en una

intrincada red de creencias, conceptos y actividades sociales,

en una historia compleja y cambiante. (3)

Introducción

Si escuchamos la palabra "sexo" inmediatamente pensamos en genitalidad. Por mas mal que bien siempre se ha enfocado el sexo solo en una esfera "biológica". Esto indiscutiblemente ya forma parte de la manera general de pensar del hombre moderno. No hemos tenido la delicadeza de reflexionar sobre la episteme que construye el sexo y de los discursos que el mismo ha fomentado.

La restricción de la falacia sexual a pura genitalidad es un grave error, lamentablemente en la modernidad la mayoría de las gentes se han dogmatizado en solo hablar del genital, del acto sexual y del mero placer. La sexualidad es mucho más de lo que percibimos de primer momento. Como decía Jacques Lacan, la sexualidad es todo tipo de cosas, los periódicos, la ropa, el modo en que uno conduce, la manera en que los muchachos y las chicas lo hacen, un buen día al aire libre, en la plaza. La sexualidad agujerea la verdad, es justamente el terreno en que no se sabe con que pie bailar a propósito de lo que es verdad (4). Vivimos en una estructura construida con infinidad de discursos sexuales, se puede notar en el amplio imaginario social que tenemos para describir nuestros sexos, ya que existen figuras, olores y hasta luces que son sexuales y no necesitan de la genitalidad y de sus órganos para ser sexuales.

Nos interesa hacer un previo repaso histórico y conceptual sobre algunas consideraciones que creemos necesarias para el presente trabajo.

Desde el siglo II el cristianismo como religión única y redentora, ha asentado las prohibiciones y prescripciones sexuales que van a regir en el mundo occidental tratando de minimizar los placeres (5). En el giro de la modernidad se terminan de acentuar con la total desexualizacion del cuerpo. La reinante modernidad comienza en la época donde el mundo abrió los ojos con la circunstancia de lo que llamamos "el iluminismo", con sus banderas de progreso, evolución y control. Esta época data del siglo XVIII, el siglo de las Luces, donde la razón es colocada como centro (logocentrismo) donde todo tiene que ser controlado y verificado empíricamente. Es la cuna de la ciencia experimental, la cual desarrolla técnicas muy precisas para controlar el curso de la experiencia. Con la relación ciencia-modernidad podemos entender la importancia del siglo XVIII, para observar como se configuro hace casi tres centurias, el pensamiento de lo que llamamos el hombre moderno, científico.

Durante este siglo, la sexualidad fue objeto de investigación científica, control administrativo y preocupación social, pues el afán de control de la sociedad por parte del sujeto moderno era apremiante (6).

El hombre al esconder el sexo, mas bien se ha centrado en hablar todo sobre el, de manera tímida, debido a los estatutos de moral en la época, los cuales contradictoriamente, han creado una especie de moral traicionada que ha sido común denominador desde el siglo XVIII, cuando aumentaron considerablemente las habladurías secretas sobre el sexo. Pero, aunque se habla mucho, se habla como algo que no se tiene. Debido a que la represión del siglo XVIII creo un mecanismo de lenguaje alterado para desdibujar y deconstruir todas las palabras de temática sexual, tratando de crear un lenguaje censurado, para cualquier oído que lo escuche. Se crea entonces un  vocabulario autorizado y restringido especial para el sexo, cualquier minuciosidad o detalle a la hora de hablar de este, era tomado como un insulto.

La deformación de nuestra sexualidad es un hecho desde el siglo XVIII. Desde entonces se ha creado un bucle reproducción-sexualidad, que enmarca los territorios de la sexualidad "buena". La "mala" es todo lo infecundo, todo lo que no tiene generación como fin, situando fuera de lo normal a toda practica sexual sin motivos reproductivos. Se genera entonces dentro de la familia el hogar ideal del sexo en la modernidad, ella es la que traza los limites entre lo debido-indebido, lo normal y lo descarriado. Se protegía ferozmente la monogamia matrimonial, todo fuera de esto se consideraba un grave pecado. Desde esta época se han incrustado en la mente humana "perversiones" que determinan y describen lo irregular en nuestra sexualidad.

Las primeras victimas en beber el veneno de los dispositivos de contención sexual fueron los niños. Se crearon instrumentos pedagógicos para incrustar paradigmas errados pero buenos en los jóvenes, para así minimizar las perversiones y rarezas sexuales en la sociedad. Esta implantación perversa esta fundada en la cientificidad del sexo. La verdad sexual la tenía el maestro, extendiéndose por las calles y avenidas, por los comentarios del alumno enseñado, ese alumno que crece para convertirse en un hombre de bien, que jamás caerá en perversión. Se observa hasta con los ojos mas ciegos, que se le ha puesto desde la niñez un gran "dique al desarrollo sexual con el asco, la vergüenza y la moral", estas tres palabras han sido los pilares donde se fundamenta la ocultación de la sexualidad humana (7).

Ahora bien, en nuestros tiempos podemos notar que las cosas han cambiado un poco, los controles del poder se han desgastado y se han desmenuzado muchos tabúes debido a las nuevas tecnologías sexuales, y junto con estas parece ser que se ha permitido la desinhibición en la sexualidad.

Habiendo creado el marco propicio para nuestro desarrollo es entonces que creemos oportuno el momento para comenzar, se han dado las condiciones necesarias y tenemos la plena convicción de no errar demasiado el sendero.

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3)       Jeffrey Weeks – El malestar de la sexualidad

4)       Jacques Lacan – Mi enseñanza

5)       Pierre Bonnnasie – Vocabulario básico de la historia medieval

6)       Michel Foucault – Historia de la sexualidad I: la voluntad de saber

7) Sigmund Freud – Tres ensayos de una teoría sexual

 

Después del amor a la vida, el sexo es el más poderoso y activo de los móviles humanos,

que reclama sin cesar la mitad de las energías y los pensamientos de los jóvenes.

Es el fin último de casi todo empeño humano.

Tiene una influencia perniciosa sobre los asuntos más importantes,

estorba a toda hora los menesteres más serios y muchas veces causa perplejidad a las mentes más grandes,

el sexo constituye de hecho, el meollo de toda acción y toda conducta,

y aflora por doquier pese a todos los velos con que se procura ocultarlo.

Es causa de guerra y objetivo de la paz, fuente inagotable del ingenio,

clave de toda alusión, sentido oculto de toda insinuación misteriosa,

de toda oferta callada y toda mirada furtiva,

es el tema de meditación de los jóvenes y a menudo también de los viejos,

el desvelo incesante de los que no son castos y la imagen que acosa sin tregua a los castos,

aun contra su voluntad.

Habida cuenta de todo ello, nos vemos obligados a exclamar:

¿Por qué tanto ruido y tanta bulla? ¿Por qué el apremio, el alboroto, la angustia y el agotamiento?

Solo es cuestión de que cada uno encuentre su cada una.

¿Por qué semejante banalidad juega un papel tan importante en la vida del hombre,

perturbándolo y confundiéndolo sin cesar? (8)

Un cuidadoso análisis de la obra central de Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, muestra que muchas de las más características ideas de Freud habían sido anticipadas por Schopenhauer. En el siglo XIX, algunos temas generales eran muy frecuentes en el mundo de habla alemana, y ninguno de ellos más que el de la voluntad y la conciencia. Estos temas ciertamente pueden haber alcanzado en Freud su máximo desarrollo, pero no tienen sus comienzos en el ni tampoco en Nietzsche. Para encontrar sus orígenes y los primeros planteamientos claros debemos retroceder en el tiempo hasta el insólito y misantrópico filosofo Arthur Schopenhauer. La doctrina de Schopenhauer contiene una clara anticipación de los procesos primarios y la sexualidad que es tan central en el como en la posterior teoría de Freud, también no solo identifico un proceso semejante a la represión de Freud  sino que lo expreso en un lenguaje similar e intento seguir el rastro de una etiología de la locura.

Nos dice Schopenhauer: a través de nuestro cuerpo es como adquirimos conocimientos que no podemos conceptualizar ni comunicar porque la mayor parte de nuestra vida interna nos es desconocida. La reprimimos y no aflora en la superficie de nuestra conciencia porque tomar conocimiento de nuestra índole mas profunda (nuestra crueldad, temores, apetitos sexuales, nuestra agresividad y egoísmo) nos causaría una terrible conmoción que no podríamos soportar (9). ¿Acaso no suena conocido todo esto? Se parece un poco a las ideas de Freud sobre el inconsciente y la represión. La obra fundamental de Schopenhauer se publico 40 años antes de que Freud naciera.

A mediados del siglo XIX, cuando Freud era un niño (lo mismo que Nietzsche) Schopenhauer era el filosofo mas leído de Alemania. Ahora bien, como comprendemos estas fuerzas inconscientes? Si bien es imposible conceptualizarlas, las experimentamos, y en opinión de Schopenhauer las transmitimos directamente y sin palabras a través de las artes. De ahí que consagrara su atención mucho mas que ningún otro filosofo a las artes y es especial a la música. ¿Cuáles fueron las conclusiones que extrajo Schopenhauer de su conocimiento interno del cuerpo? Que hay en nosotros, y en toda la naturaleza, una fuerza primaria insaciable que no se da tregua y que el llamo "voluntad". Donde quiera que miremos en la vida nos dice, observamos ese batallar que representa el núcleo, el "en si mismo de todo". Y entonces en que consiste el sufrimiento, en entorpecer esa batalla poniendo un obstáculo en el camino de la voluntad hacia su meta. En que consiste entonces la felicidad, el bienestar? En alcanzar la meta. Deseamos, nos dice, siempre deseamos. Por cada deseo satisfecho que asoma a nuestra conciencia, hay cuando menos otros diez que no lo son y que quedan envueltos en los velos inconcientes.

 La volición nos impulsa sin tregua pues cada deseo colmado cede al instante su puesto a otro, y otro, y otro, y así durante toda la vida. Afirma entonces de esta manera que aquello que no impulsa no es realidad una necesidad nuestra sino la necesidad de la especie. Y dice aún mas: "Aunque los protagonistas no lo adviertan, el verdadero fin de toda historia de amor es engendrar un niño". Y luego, "por ende, lo que impulsa en realidad al hombre es un instinto orientado hacia lo que es mejor para la especie, si bien el hombre individual imagina que así procura su propio placer". Analiza detalladamente los principios que rigen la elección de pareja sexual ("Todos aman aquello que les falta nos dice") pero no deja de repetir que la elección, en realidad, la hace el genio de la especie. "El espíritu de la especie se apodera del hombre, lo gobierna y el ya no se pertenece…pues en ultima instancia sus actos no se encaminan hacia sus intereses sino hacia los de un tercero que aun no tiene existencia". Insiste sin cesar en el vigor del impulso sexual: "Pues el hombre se halla bajo el dominio de un impulso semejante al instinto de los insectos, que lo obliga a cumplir sus objetivos sin condiciones, a todos los argumentos de la razón…no puede librarse de el". Es que la razón poco tiene que ver con ello. A menudo la razón indica a una persona que debe evitar sus deseos individuales, pero su voz es impotente contra el vigor de la pasión sexual. Schopenhauer cita entonces al gran cómico romano Terencio: "No es posible gobernar con la razón aquello que no esta dotado de razón" (10).

Al haber recorrido algunas citas de Schopenhauer para ilustrar mejor nuestra perspectiva nos sentimos en la necesidad de ampliar el abanico de referencias históricas y bibliografiítas a fin de sentir un respaldo sobre la columna del presente trabajo.

El primer estudio significativo entre la relación de nuestros protagonistas fue realizado en Ellenberger en su clásica historia de la Psicología Dinámica de 1970 (11). Subraya en varias ocasiones las ideas psicológicas de Schopenhauer e insta a que sea incluido "definitivamente entre los antecesores de la moderna psiquiatría dinámica". El ensayo de Gupta de 1980 es también una notable contribución. Afirma que en los escritos de Schopenhauer se encuentran muchas penetrantes ideas que mas tarde fueron desarrolladas y elaboradas por Freud y además observa que ambos consideran la importancia capital de la infancia en la formación de la posterior personalidad (12). Thomas Mann hizo algunas profundas observaciones sobre el tema, desde su punto de vista, Schopenhauer como psicólogo de la voluntad, es el padre de toda la psicología moderna. Desde el parte una línea que a través del radicalismo psicológico de Nietzsche va directo hasta Freud y los hombres que construyeron su psicología del inconsciente y la aplicaron a las ciencias de la mente (13).

Volvamos un segundo a la noción de voluntad de Schopenhauer. Su psicología se desarrolla a partir de esta noción, especialmente sus doctrinas de que la sexualidad penetra toda la motivación humana y que el intelecto es secundario respecto a la voluntad. La voluntad es fundamental. Ella subyace y anima a todos los fenómenos (todo lo que se puede observar o lo que llamamos el mundo objetivo). La voluntad esta en lucha continua y todas sus múltiples manifestaciones en este mundo están eternamente compitiendo por alcanzar alguna satisfacción, este es el fundamento de su pesimismo. Piensa que la voluntad misma es inconsciente pero que se manifiesta en el deseo sexual y en el "amor a la vida" de los seres humanos. Como muchas de sus ideas, las opiniones de Schopenhauer sobre el poder del deseo sexual están expresadas en un lenguaje metafísico. Nos dice: cuando la voluntad se manifiesta por si misma en la forma de una criatura viva, tiende a perpetuarse a si misma de acuerdo al método de reproducción de la misma. Es la mas completa manifestación de la voluntad de vivir, su carácter mas claramente expresado. La sexualidad es la más decidida y poderosa afirmación de la vida por el hecho de que para el hombre en su estado natural es la finalidad de su vida y su meta mas elevada. La conducta sexual fluye desde las profundidades de nuestra naturaleza (14).

Schopenhauer, como mas tarde Freud, amplio el termino sexualidad y otros análogos a un conjunto de fenómenos mucho mas amplios que los habituales en el discurso ordinario. Ampliaron drásticamente las motivaciones y las actividades sexuales. Schopenhauer mantuvo alguna conexión con lo orgánico y lo genital (la sexualidad en sentido común). Freud llego mucho mas lejos ya que también amplio el concepto de lo sexual, declarando como sexuales a muchas cosas que no tenían conexión alguna obvia con lo orgánico o el placer genital. Como el mismo admite: "al psicoanálisis se le reprocha frecuentemente por haber extendido el concepto de lo sexual las allá del uso común. El hecho es incontestable…" (15)

Creemos oportuno hacer un alto aquí, para la reflexión, el repaso por los conceptos que hemos desarrollado y para una segunda mirada que nos permita tal vez afilar la pluma y profundizar mas en aquellas cuestiones que por aya en el comienzo actuaron como disparadores del presente trabajo. Es una intención casi concreta que se hará tangible en la finalización del trabajo el repaso hondo y exhaustivo sobre las concepciones de la sexualidad infantil en Freud, acerca la capital importancia que atribuyo Schopenhauer a dicho momento, ya que si bien el no postulo la existencia de una sexualidad infantil (todo lo contrario) si desarrollo importantes características que nos permitirán mas aun penetrar en la conexión que une a dichos autores.

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8)       Arthur Schopenhauer – El mundo como voluntad y representación

9)       Irvin Yalom – Un año con Schopenhauer

10)   Irvin Yalom – Un año con Schopenhauer

11)   Henri Ellenberger – Historia y evolución de la dinámica Psiquiatría

12)   Rajender Gupta – Freud y Schopenhauer

13)   Thomas Mann – Ensayos de tres décadas

14)   Arthur Schopenhauer – El mundo como voluntad y representación

15)   Sigmund Freud – Las resistencias contra el Psicoanálisis – Una dificultad del Psicoanálisis

 

La filosofía es un alto sendero de montaña,

un camino solitario que se hace cada vez más desolado a medida que ascendemos.

 El que quiera seguirlo, no debe albergar temor alguno pero debe abandonarlo todo y abrirse paso en medio de la nieve invernal. Pronto ve desaparecer las ciénagas y playas de arena del mundo que estaban a sus pies,

el relieve se aplana y los ruidos discordantes ya no le atormentan los oídos.

Entonces, se le revela la redondez del mundo.

Inmerso siempre en el aire puro de la montaña, contempla el sol cuando todo lo que está abajo continúa sumido en la fúnebre noche. (16)

Tratando entonces de ser fieles al rumbo elegido y de no caducar en los pormenores  que nos presenta el tiempo académico, es así que decidimos transitar el camino que nos lleve a una clara exposición de las ideas y de los conceptos que ajustan y dan soporte al presente trabajo, influidos por tan celebres pasajes de la obra de Schopenhauer como el anterior citado, nos encontramos llenos de misterio y con ansías de continuar, es así que no demoramos mas la lenta pero segura marcha de nuestra monografía.

La aseveración de Schopenhauer sobre la ubicuidad de la sexualidad en los asuntos humanos es particularmente elocuente. Sobre como la gente hace cara a la fuente impetuosa del deseo sexual, su explicación de cuan lejos llegan los seres humanos al negar el poder de la sexualidad es tan sarcástica como la de Freud, es así que nos dice: "Este es, el elemento picante y el motivo de gracia de todo el mundo, que la preocupación principal de todo hombre es perseguida secretamente y ostensiblemente ignorada tanto como es posible. Pero de hecho, a cada momento, la vemos asentarse como el verdadero y hereditario señor del mundo, con toda la plenitud de su fuerza, en el ancestral trono, dirigiendo desde allí desdeñosas miradas y carcajadas ante los preparativos que se han hecho para sojuzgarla, para aprisionarla o al menos para limitarla y ocultarla si es posible o para dominarla de modo que aparezca como una preocupación subordinada y secundaria de la vida" (17).

Los  dos están de acuerdo también en otro punto, Schopenhauer trato la sexualidad desde dos diferentes perspectivas: la individual y la de la especie, así nos dice: "Es verdad que la voluntad de vivir se manifiesta primeramente como un esfuerzo por mantener lo individual, no obstante, solo es una etapa en el esfuerzo por mantener la especie", en Freud la perspectiva dualista adquiere la siguiente forma: "Desde un punto de vista lo individual es lo principal, la sexualidad es una de sus actividades y la satisfacción sexual es una de sus necesidades, aunque desde otro punto de vista lo individual es un apéndice temporal y transitorio del casi inmortal plasma germinal que le confía el proceso de generación".

Ahora bien, aunque ambos están de acuerdo en varios puntos respecto de la sexualidad no concuerdan en todo. En particular, Schopenhauer no piensa que haya algo semejante a la sexualidad infantil, de hecho, atribuye la felicidad de los jóvenes al hecho de que el impulso sexual tan preñado de maldad no existe en el niño, es desde aquí que procede el carácter de inocencia, inteligencia y sensatez que encontramos en los niños. A la luz de este desacuerdo entre la sexualidad infantil, ambos recalcan una y otra vez la importancia decisiva de la infancia sobre la vida adulta, Freud nos dice que el niño es el padre psicológico del adulto y los acontecimientos de los primeros años tienen una importancia suprema para toda la vida posterior.

De manera similar Schopenhauer nos dice que las experiencias y adquisiciones de la infancia y la primera juventud llegaran a ser mas tarde las características mas señaladas del posterior conocimiento, que podrá ser cristalizado y completado, pero no esencialmente alterado.

Schopenhauer distingue entre la conducta sexual y "el amor a la vida", pero también utiliza al mismo tiempo una indiferenciada noción de voluntad, incluso cuando las ve como dos manifestaciones separadas de la voluntad, como Freud cuando todavía ve la libido y el instinto de conservación como descarga de estímulos endogenos o huida ante los estímulos exógenos excesivos. Parece cosa rara, el único paralelismo que Freud reconoció entre él y Schopenhauer no concierne a la teoría, anterior a 1920, de la libido y el principio de conservación como conductas separadas, pero su teoría posterior a 1920 fusiona los dos bajo el concepto de Eros al que opone el recién introducido instinto de muerte en Más allá del principio de placer. Es allí donde Freud conecta ambas partes de su doctrina con Schopenhauer. Considera el comportamiento sexual como fundamental para el Eros, "los verdaderos instintos de vida" y luego conecta este concepto ampliado con Schopenhauer, cuando introduce su concepto sobre el instinto de muerte nos dice: "Hemos dirigido inconscientemente nuestro rumbo hacia el puerto de la filosofía de Schopenhauer para quien la muerte es el verdadero resultado y el verdadero propósito de la vida, auque el instinto sexual es la encarnación de la voluntad de vivir".

Volvamos ahora a la relación entre la voluntad y el entendimiento, relación que es inherente al desarrollo de nuestra monografía ya que quizás sea el segundo punto nodal donde se acomodan los cimientos de la misma.

Según Schopenhauer la voluntad debe objetivarse en el mundo para satisfacer sus contradicciones. Al obrar así, crea por si misma un entendimiento apropiado a sus necesidades, de este modo, el entendimiento es secundario respecto de la voluntad y esta subordinado a sus demandas. Al poner las bases del entendimiento, la voluntad lo regula, lo guía, y lo incita a ulteriores esfuerzos, en resumen, le insufla una actividad que no le era inherente. Esto llevo a Schopenhauer a la idea de que el entendimiento no era tan racional como se suponía, la voluntad dictaba de forma invisible lo que la mente deseaba, creía y pensaba. Anteriormente se suponía que nuestros estados de ánimo y nuestras decisiones eran productos directos de los procesos de razonamiento, sin embargo, Schopenhauer afirma que tales estados tienen su origen en la voluntad. Es aquí donde casi nos parece escuchar a Freud, "el yo acostumbra a convertir en acción la voluntad del Ello como si fuera la suya propia, el yo es la esencia que parte del sistema Percepción y que es primero Prcc y el Ello aquello otro psíquico en que aquel se continua y que se comporta como ICC, para el yo la percepción cumple el papel que en Ello corresponde a la pulsión, el yo es el representante de la razón y prudencia mientras que en Ello se contienen las pasiones, el yo no es solo una esencia-superficie sino la proyección de una superficie (18).

Schopenhauer no fue el primero que tomo este camino, recordemos la afirmación de Hume quien decía que la razón es y debe ser esclava de las pasiones (19).

Schopenhauer fue conciente del fenómeno de la racionalización, no formulo explícitamente el concepto pero es parte integrante de su opinión de que el entendimiento toma prestados lo que en realidad son motivos de la voluntad como si fueran propios y los justifica como si su origen fueran de su propia decisión. La teoría de Schopenhauer de la primacía de la voluntad contiene una anticipación de la noción Freudiana de que los niños comienzan la vida totalmente aislados, descargando energía a impulsos de un proceso primario salvaje. Los recién nacidos se agitan violentamente, gritan y lloran, actúan los motivos cuando el entendimiento esta todavía sin desarrollar.

La voluntad opera en la oscuridad sobre el mundo externo en el que encuentran sus objetos y se encoleriza como un prisionero contra los muros y los barrotes de su prisión. Comparemos esto con Freud, quien nos dice: "El niño deja traslucir su displacer cuando se produce un incremento de los estímulos y una ausencia de satisfacción por medio de la descarga motora de sus gritos y de la agitación de sus brazos, el aparato psíquico tendría la tendencia a mantenerse libre de estímulos, el niño tiene entonces alucinaciones en las que se produce la satisfacción, cuando la satisfacción esperada no ocurre el aparato psíquico tiene que formar una concepción de las circunstancias reales en el mundo externo y empeñarse en producir una alteración del mismo. Leemos en Freud, "estamos obligados a suponer que una unidad semejante al yo no puede existir desde el principio, el yo debe desarrollarse, los instintos autoeróticos están presentes desde el principio, sin embargo debe añadirse algo al autoerotismo para poder llegar al narcisismo, el yo se constituye en la presencia-ausencia del otro, el yo puede tener identificaciones contradictorias, en el ICC no hay contradicción, A puede ser -A". Podemos concluir entonces que los instintos y los estímulos internos son la verdadera fuerza de motivación que opera en la evolución que conduce al sistema nervioso con sus capacidades ilimitadas, hasta alcanzar su alto nivel de desarrollo actual.

Ambos coinciden en que el "aflujo de estimulación" que produce la vida mental es incesante e inevitable y que es esto lo que le hace tan exigente y apremiante, tampoco puede ser evitado mediante la fuga, la única manera de detenerlo es encontrar algún objeto que sosiegue su fuente. Nos dice Schopenhauer: "Lo que la brida y el bocado son para el caballo salvaje, lo es el entendimiento para la voluntad del hombre, debe ser conducido por esas bridas, que por si misma la voluntad es un impulso salvaje e impetuoso como la fuerza presente en una catarata, de hecho, es a fin de cuentas idéntica a ella".

Para Freud el placer es la descarga o al menos la disminución de la insistencia del flujo de los estímulos sobre el comportamiento, cada displacer coincide con un aumento y cada placer con una disminución de la tensión mental debida al estimulo.

Si Freud fue un hijo del romanticismo alemán al que Schopenhauer tan ricamente contribuyo, también fue hijo del empirismo científico del siglo XIX, como éste también creyó que la mente investigadora podía operar racionalmente y descubrir verdades sobre el mundo. Si la racionalidad estaba amenazada por el inconsciente era una amenaza que se creía podía ser vencida, al menos en la ciencia.

En sintonía con la implicación del poder de lo inconsciente Schopenhauer nos dice: "Cada pasión, de hecho cada inclinación o aversión tiñe los objetos de conocimiento con su color, lo que ocurre frecuentemente es la falsificación del conocimiento por el deseo o la esperanza. Ahora bien es aquí donde nos detenemos en el tema de la voluntad inconsciente y encontramos nuevamente un paralelismo asombroso, Schopenhauer escribe que el entendimiento no penetra en el secreto taller de las decisiones de la voluntad, esta tan excluido de las resoluciones de su voluntad que a veces solo las conoce como las de un extraño, espiándolas y cogiendolas por sorpresa, y debe sorprender a la voluntad justo en el momento en que se expresa a si misma, para poder descubrir simplemente sus reales intenciones.

Lo inconsciente es una fase regular e inevitable del proceso de constitución de nuestra actividad psíquica nos dice Freud, cada acto psíquico comienza siendo inconsciente y permanece siéndolo o se desarrolla hasta la conciencia, según encuentre una resistencia o no. La sugerencia entonces de Schopenhauer de que podemos alcanzar un conocimiento de nuestra voluntad sorprendiéndola en el acto de expresarse a si misma se parece a la doctrina que dio origen al mismo Psicoanálisis, es decir, la asociación libre.

Para Schopenhauer lo que hace posible seguir la ruta de la asociación es que las ideas, por ejemplo los estados psicológicos, están dispuestos en una secuencia ordenada en líneas temporales, causales que se mantienen unidas en virtud de las sucesivas etapas del despliegue de los invariables proyectos de la voluntad. Esta continuidad es también la que hace posible el hilo de la memoria. Lo que las asociaciones hacen, simplificándolo un poco, es rastrear estas secuencias de varios modos. Las nociones de similaridad y analogía en la teoría de la asociación de Schopenhauer se parecen a los mecanismos principales de asociación que según Freud participan en la elaboración del sueño, nos referimos a la condensación y el desplazamiento. Schopenhauer utiliza un ejemplo del recuerdo de un sueño olvidado para ilustrar su teoría: "La búsqueda de una pista para el recuerdo de muestra de un modo peculiar cuando se ha olvidado un sueño al despertar, buscaremos en vano lo que pocos minutos antes ha estado presente a nuestra mente clara y brillantemente y que ahora ha desaparecido por completo. Trataremos entonces de aprehender una impresión que haya sido dejada atrás y haya dejado colgando un hilo, en virtud de la asociación este hilo puede hacer retomar el sueño a nuestra conciencia y con el, el recuerdo concomitante. Aclaramos que Freud posteriormente amplio tanto la formulación teórica como las aplicaciones de la idea pero es interesante ver las similitudes.

El peso de nuestra argumentación ha sido que grandes aspectos de una parte de la psicología de Freud habían sido anteriormente apuntados por Schopenhauer, un pensador siempre expresa algo perteneciente a su cultura, como indica el aforismo que situamos al comienzo. Schopenhauer fue el filósofo más leído y debatido en el mundo de lengua alemana en la época de juventud y madurez de Freud. El concepto de voluntad como hemos visto contiene el fundamento de la concepción de Freud sobre lo inconsciente y el Ello, los escritos sobre la locura anticipan de algún modo la teoría de la represión, su primera teoría de la etiología de las neurosis y partes importantes de su teoría sobre la asociación libre.

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17)   Arthur Schopenhauer – El amor, las mujeres y la muerte

18)   Sigmund Freud – El yo y el Ello

19)   David Hume – Tratado de la naturaleza humana

 

"El hombre es en el fondo un animal salvaje y terrible. Le conocemos solamente tal como ha sido domesticado y educado por lo que llamamos civilización. De ahí que nos alarmemos cuando alguna vez sale a luz su verdadera naturaleza. Pero siempre que desaparecen los frenos y las cadenas de la ley del orden dando paso a la anarquía, se presenta como realmente es (20)."

Algunas consideraciones de carácter elevado

Si la voluntad es esfuerzo infinito, un impulso ilimitado, no puede alcanzar nunca la satisfacción o un estado de tranquilidad. Su esfuerzo es continuo pero nunca alcanza nada. Esta característica esencia de la voluntad metafísica se refleja en su autoobjetivación, sobre todo en la vida humana. El hombre busca una satisfacción, la felicidad, pero no la alcanza. Lo que llamamos felicidad o goce no es más que el cese temporal del deseo. El deseo, como expresión de necesidad, sentimiento de privación, es una forma de dolor. Por ello la felicidad es "la liberación del dolor, la superación de la necesidad"; es "real y esencialmente negativa, y en ningún caso positiva". No tarda en transformarse en aburrimiento y, entonces, el deseo de satisfacción resurge de modo natural. Este aburrimiento reduce el amor más apasionado a simple necesidad de compañía.

Otro ejemplo seria, que si se suprimieran las guerras y se satisfacieran todas las necesidades materiales de los hombres, el resultado seria aburrimiento que retornaría en conflicto.

Cada cosa individual, como objetivación de una única voluntad de vivir, se esfuerza por afirmar su propia existencia a expensas de las demás cosas. éste es el motivo por el que el mundo es conflictivo. Tales conflictos manifiestan la naturaleza de la voluntad contradiciéndose a sí misma, como una voluntad torturada. Schopenhauer encontró ejemplos de esta clase, conflictos, incluso en el reino mineral. Pero es propiamente en la esfera orgánica y humana donde halla las confirmaciones más palpables. Insiste en la forma en que los animales de una misma especie se devoran unos a otros. Y, al conceptuar a los hombres, estos son: "La fuente principal de los peores males que afligen al hombre es el hombre mismo". Un hombre es siempre la causa . La guerra, la crueldad, la explotación en las fábricas, la esclavitud y los abusos sociales son, por supuesto, el mejor apoyo de la doctrina de Schopenhauer.

El pesimismo de Schopenhauer es metafísico en el sentido de que se presenta como una consecuencia de la naturaleza de la voluntad metafísica. El filósofo no se ocupa solamente en la consideración del hecho empírico de la existencia de una gran masa de mal y sufrimiento en el mundo, sino que investiga, sobre todo, sus causas.

Para Schopenhauer, la raíz de todo mal reside en la esclavitud de la voluntad, esclavitud dependiente de la voluntad de vivir. Ya se ha mencionado su reivindicación del intelecto humano al que concede la capacidad de sobrepasar el nivel de desarrollo preciso para satisfacer las necesidades físicas. éste produce aparte de la energía que se requiere para cumplir su función primaria y práctica, una energía suplementaria por la que el hombre puede escapar tanto a la inútil vivencia del deseo y el esfuerzo, como a la egoísta autoafirmación y sus conflictos.

Schopenhauer propone dos caminos para liberarnos de la esclavitud a que nos somete la voluntad. Uno es temporal y otro más duradero. El primero es el de la contemplación estética, el arte, y el segundo es el ascetismo, verdadera vía de salvación. Nos ocuparemos, en primer lugar, del camino que nos libera a través del arte.

El hombre, dedicado a la contemplación estética, llega a ser un observador desinteresado. Obviamente, la contemplación estética excluye el interés. Cuando, por ejemplo, yo veo una cosa hermosa como objeto de deseo o como estímulo de un deseo, mi punto de vista no es, ciertamente, el de la contemplación estética; soy un espectador "interesado". De hecho, soy un instrumento de la voluntad, o estoy a su servicio. Sin embargo, puedo perfectamente no considerar un objeto hermoso ni como objeto de deseo en sí mismo ni como estímulo, y admirarlo únicamente por el significado estético que pueda tener. En tal caso soy un espectador desinteresado, y, al menos entonces, me libero de la esclavitud de la voluntad.

Puede decirse, por ejemplo, que quien contempla la espectacular grandeza de una tormenta sobre el mar desde una pequeña embarcación, está contemplando lo sublime si fija su atención en la grandeza de la escena y la fuerza de los elementos de la naturaleza. El hombre se libera temporalmente de la esclavitud de la voluntad al contemplar lo bello o lo sublime. Su espíritu goza de un descanso al no ser un mero instrumento de satisfacción de un deseo, porque adopta una actitud puramente objetiva y desinteresada.

Un hombre puede penetrar el velo de Maya hasta llegar a ver que todos los individuos en realidad sólo son uno, pues todos ellos son fenómenos de una voluntad única e indivisible.

Entonces nos encontramos en el nivel ético de la simpatía. Tenemos entonces bondad o virtud que se caracterizan por el amor desinteresado a los demás. La bondad verdadera no consiste, como creyó Kant, en la obediencia al imperativo categórico, exclusivamente por cumplir con el deber. La bondad verdadera es amor, ágape o caritas, a diferencia del eros que está dirigido hacia sí mismo. Amor es simpatía. "Todo amor verdadero y puro es simpatía y cualquier amor que no sea simpatía es egoísmo. Eros es egoísmo; ágape es simpatía".

En la voluntad, y a través de la misma, el hombre puede llegar a un conocimiento tan claro de sí, que le lleve a sentir horror de sí mismo y a negarse a sí mismo. La verdad humana deja de sentirse en relación con las cosas y el hombre marcha por el camino del ascetismo y la santidad, es así entonces que cuando la mayoría de los hombres miren hacia atrás se darán cuenta que han vivido su vida ad interim (mientras tanto), que su vida fue precisamente eso que pasaba mientras ellos ocupados en otras cosas estaban, y así el hombre, bailando, se deja abrazar por la muerte (21).

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20) Arthur Schopenhauer – El amor, las mujeres y la muerte.

21) Irvin Yalom – Un año con Schopenhauer

 

 

 

 

 

Autor:

Fontana Federico

Petryszak Gaston

Universidad Nacional de Rosario

Facultad de Psicología

Docente: Dora Gómez

Partes: 1, 2
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