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Influencia y trascendencia (Arthur y Sigmund, algunos de los porqué del psicoanálisis) Epis II

Enviado por Federico Fontana


Partes: 1, 2

    1. Introducción
    2. Algunas consideraciones de carácter elevado

    Seminario "El yo en la teoría de Freud y el lugar del analista".

    Hay que continuar, no puedo continuar,

    hay que decir palabras mientras las haya, hay que decirlas hasta que me encuentren,

    hasta el momento en que me digan – extraña pena, extraña falta.

    Hay que continuar, quizás está ya hecho, quizás ya me han dicho,

    quizas me han llevado hasta el umbral de mi historia,

    ante la puerta que se abre ante mi historia;

    me extrañaría si se abriera. (1)

    Influencia y Trascendencia

    (Arthur y Sigmund, algunos de los porque del Psicoanálisis)

    Fundamentación

    Quizás ya está hecho, quizás ya me han dicho, cuán sabias son las palabras de nuestro querido Michel que aun en la ausencia de su cuerpo nos siguen retumbando en los avatares de nuestro pensamiento, qué cantidad de consecuencias tienen estas palabras en nosotros, qué manera tienen de penetrar en nuestra lectura y cómo cierto caso le hacemos y en busca de ese pasado es que tal vez nos lanzamos hoy día, como buscando ese génesis, esa formación múltiple que nos lleva a repensar e interpretar el presente del Psicoanálisis a la luz del pasado de su creador, y de la irrelevante figura de Arthur Schopenhauer, quizás el filosofo que más influencia ejerció en el pensamiento de Freud. Entonces las preguntas nos brotan por doquier, y el eco del orden del discurso como una voz imperecedera en el tiempo nos dice que tal vez nos gustaría darnos cuenta de que en el momento de hablar ya nos precede una voz sin nombre desde hace mucho tiempo, aquí nosotros hacemos la salvedad y tal vez pequemos por inocentes, pero nuestro espíritu nos dice conocer esa voz, creemos con total convicción que es tangible e indiscutible la trascendencia que Schopenhauer representó en Freud, podemos ver e inteligir muchos de los conceptos del sabio Arthur vivos y coleando en la amplia bibliografía de Sigmund, aunque si bien éste profundizó y penetró mucho más que nadie en temas que posteriormente desarrollaremos.

    Porque hay algo que se hace patente en esta elección, y es que desde hace tiempo venimos escuchando decir que Freud en tal lado dice esto, en otro lado dice lo otro y es aquí como Foucault nos hace las veces de disparador, y nos preguntamos entonces, fue Freud de alguna manera dicho, había ya antes que él una palabra que lo precedía, todo pensador es el fruto y resultado de una época, de un contexto que posibilita su surgimiento, y en aquellos tiempos y lugares la pregunta por la voluntad y la conciencia eran de moneda corriente, entonces es ahí donde vislumbramos el tema elegido y nos entusiasma tanto poder develar no sólo qué sino cómo, cómo puede uno tomar y hacer propio el pensamiento de otro, qué capacidad tan maravillosa es esa de no sólo extender una teoría sino reforzarla y aun más, descubrir otras caras. Uno de los primeros encuentros que tuvimos en las similitudes nos lo ofrece el mismo Freud en el prologo a la cuarta edición de los Tres ensayos de una teoría sexual, que son considerados junto con la interpretación de los sueños las más trascendentales y originales contribuciones al conocimiento de lo humano.

    Allí nos dice textualmente: En verdad, hace ya mucho tiempo, el filosofo Arthur Schopenhauer expuso a los hombres el grado en que sus obras y sus afanes son movidos por aspiraciones sexuales -en el sentido más habitual del término. Y parece mentira que todo un mundo de lectores haya podido borrar de su mente un aviso tan sugestivo. Pero en lo que atañe a la extensión del concepto de sexualidad, que el análisis de los niños y de los llamados perversos hace necesaria, todos cuantos miran con desdén al psicoanálisis desde su encumbrada posición deberían advertir cuán próxima se encuentra esa sexualidad ampliada del psicoanálisis al Eros del divino Platón. Es importantísimo destacar la profunda revuelta que generó en su época la investigación tan exhaustiva de la sexualidad, nos aparece un Freud que derrumba la pureza de la infancia turbando el paraíso del niño, quien se creía era inocente y asexuado hasta la pubertad manteniendo inalterada su ternura. Decidimos entonces tomar como eje de las analogías la concepción de sexualidad que ambos autores manifestaron a la lo largo de su historia, ya que parece cierto que en ambos se encuentra el mismo sombrío realismo que buscó las raíces humanas en oscuras fuerzas primitivas e instintivas. A partir de ese núcleo es por donde iremos transitando una cantidad considerable de alusiones y sus respectivas interpretaciones que nos permitirán ahondar en otras direcciones como son la libre asociación, la represión, el yo y el ello y la determinante realidad del ideal del yo que ya en Arthur se había hecho patente.

    Entonces es aquí donde nos proponemos comenzar con la preparación de nuestra torta, que parece tiene todos los ingredientes necesarios para llenar nuestro espíritu y llevarnos a buen puerto, aquí una parte de nuestro deseo también esta en juego estableciendo los vínculos y las relaciones necesarias que nos llevan a pensar de que manera somos dichos, por quienes somos dichos y que hacemos con esa voz que nos habla. No podemos aguantar la ansiedad y tan solo con releer un párrafo de Schopenhauer nos damos cuenta de cuan acertado estamos en nuestra elección. "En el espíritu del tiempo de cada época hay un afilado viento del Este que sopla a través de todas las cosas. Yo puedo encontrar huellas de ello en todo lo que se ha hecho, pensado y escrito, en la música y en la pintura, en el florecimiento de este o aquel arte: deja su marca sobre todas las cosas y sobre cada uno". (2)

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