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El Erotismo En Neurociencia Aplicada (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

El manual se constituyó en un golpe de fortuna inesperado para la industria farmacéutica. En una investigación soportada por memorándums secretos, Lane nos ilumina, en su libro, de la manera y de cómo muchas decisiones diagnósticas, carentes de fundamentos, hicieron su entrada en DSM. Mientras que nos informa de manera lúcida que DSM, habiendo transformado el modo de cómo hoy pensamos en psiquiatría, nos ha hecho mucho daño a todos.

Basado en esas premisas y motivado por un deseo de amplificar el entendimiento básico de lo que nos hace humanos. De lo que nos enferma mentalmente y de lo que nos diferencia de nuestros familiares cercanos — otros simios — especialmente los chimpancés y los bonobos — hemos decidido explorar de nuevo esta área que aún, permanece confusa, en las ciencias del comportamiento humano.

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Ciencia por computación

Los hechos acerca de la psiquiatría, como ciencia ya no los dicta DSM-ETC, ni los revelan científicos trabajando en sus torres de marfil académicas. Conduciendo investigaciones basadas en el examen de poblaciones selectas por medio de la entrevista estructurada.

Esos métodos son asuntos del pasado.

La ciencia actual, está comenzando a ser resultado de la habilidad en el manejo de las computadoras — si quien lo hace, sabe cómo programarlo.

En su edición de enero 14 del 2008, el importante noticiero británico, The Economist, nos alerta de los trabajos decisivos que algunos científicos chinos han hecho en tiempos recientes, para esclarecer los trayectos neurológicos que siguen las actividades cerebrales de los drogadictos. Lo extraordinario aquí es que los científicos chinos lograron esta proeza científica sin haber abandonado su laboratorio y sin conducir experimentos formales.

Lo hicieron, adecuadamente, frente a sus monitores. Siguiendo programas meticulosamente diseñados y sometiendo los resultados a análisis rigurosos. (Véase, Going by the Book).

Cuando contemplamos estos avances y, cuando examinamos lo que hoy se considera como ciencia y lo que se pasa como hecho científico, nos preguntamos: ¿Tenemos que asentir con todo aquello lo que se propone como conocimientos; aceptando ideas, presumidas como doctrinas establecidas, sin someterlas al juicio crítico? O, ¿debemos de investigarlas y derivar nuestras propias suplencias?

¿Debemos aceptar DSM-ETC como una Biblia?

Biblia, ¿de qué? Para mí, es necesario que establezcamos una dialéctica con quienes introducen nuevos conceptos, para corroborarlos o desecharlos, si es que estos últimos despiertan nuestro interés.

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Nuestra tesis

Aquí profundizaremos, en la esencia de tres pulsiones por todos reconocidas y, a medida que progresamos en sus entendimientos, consideramos asuntos relacionados a su aplicación que no nos son tan familiares, añadiendo elementos de soporte a nuestro estudio.

Nos ocuparemos con las actividades instintivas de las actividades siguientes:

  • Comer

  • Reproducción y

  • Moralidad

Aunque para muchos, ya veremos, puede que hayan más de 4,000 variedades de instintos que nos impelen a acciones involuntarias que, a su vez, garantizan la preservación y la perpetuación de nuestra especie, para otros son las cuatro efes en inglés: food, fight, fear y sex… Los que nos obliga a pensar: ¿En qué consisten los instintos?

Los instintos como metáfora de enfermedad mental

Mi proposición se basa en lograr un entendimiento clínico de las fuerzas que salvaguardan nuestras existencias y las que, vía su propagación hedonista o controlada, y haciendo uso de las mismas para fines otros de los que la Naturaleza propuso, hoy se consideran patologías psicosomáticas, por DSM…

Organizaremos esta lección de la siguiente manera:

  • Introducción al entendimiento de ciertos instintos básicos

  • La neurociencia del placer y del deseo (el sexo)

  • Comer

  • La moralidad (o el deber)

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Instinto

En esencia, los instintos pueden definirse como una disposición inherente en un organismo vivo hacia ciertos comportamientos. Estos comportamientos son fijos, hereditarios e innatos, y se expresan como patrones fijos de respuestas a ciertos estímulos.

En el reino animal abundan estándares de acciones precisas que son independientes del aprendizaje. Entre las más comunes se catalogan las actividades reproductivas; construcción de nidos, rituales de cortejo, territorialidad, e hibernación entre muchas más.

Cualquier estímulo que provoque una respuesta automática, desencadena la acción de mecanismos, ya dispuestos para responder, a una amenaza u otra urgencia vital. La respuesta involuntaria está mediada a su vez por la acción de redes neurales que funcionan vía la operación de mensajeros hormonales.

En los vertebrados superiores, grupo al que pertenecemos como especie, las glándulas endocrinas que se involucran en nuestras respuestas automáticas se estimulan bajo la dirección directa de las actividades del hipotálamo.

Pero, existen dinamismos de naturaleza especial — como representan el deseo de acumular nuevos conocimientos, la inclinación a comunicar y demostrar nuestras ideas, la organización económica, la tendencia hacia la religiosidad, o hacia la estructura política — que pueden considerarse actividades que, siendo universales, y que aunque promueven nuestro bienestar y adaptación no son esencialmente instintivas.

Estas últimas funciones, asimismo, se afinan por medio del entrenamiento y el aprendizaje.

Los instintos tienen antecedentes evolutivos, ya que de acuerdo con Darwin, cualquier característica que confiere mayores posibilidades para la supervivencia y procreación será considerada una adaptación, siendo, eventualmente, incorporada como comportamiento instintivo por todos los miembros de una especie dada.

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Lo último se conoce desde 1896 como el Efecto de Baldwin

Este constructo propone un mecanismo para la selección específica de una habilidad para nuevo aprendizaje. Descendientes seleccionados de entre toda lechigada tendrán una capacidad incrementada para la asimilación de nuevos conceptos, en lugar de permanecer dependientes de las capacidades que son fijas y codificadas por lo genes. Significando que ciertos comportamientos persistentes pueden modificar la evolución adaptiva de algunos grupos. Mientras que otros, asimismo se extinguen, como se reconoce en el fenómeno de la adiaphoria, o la falta de respuesta a un estímulo después de una serie de estímulos anteriores.

El ejemplo más común del Efecto de Baldwin es el de un grupo animal que, súbitamente, se encuentra amenazado por un nuevo predador. Los individuos que incorporan más rápidamente fórmulas para evadir el nuevo enemigo lo agregarán como comportamiento y luego éste será transmitido a sus descendientes como instinto.

Hay cierta elegancia en el concepto anteriormente descrito.

Más adelante esta teoría avanzó el entendimiento de lo que hoy se conoce como el equilibrio puntuado.

El equilibrio puntuado es una teoría en la biología evolutiva que propone que la evolución entre especies que se reproducen sexualmente ocurre en saltos repentinos, separados por períodos muy largos donde muy pocos cambios ocurren.

De acuerdo a esta teoría la evolución fenotípica — la evolución de características codificadas por el genoma — está localizada en eventos raros de ramificaciones genéticas (cladogénesis) y que ocurre de manera relativamente rápida si se compara con los de otros géneros de mayor estabilidad en existencia.

La definición y la aplicación de los instintos, como término, asimismo han experimentado revisiones evolutivas como concepto. Algo que muchos no han realizado, ya que continúan el uso del vocablo "instinto" del modo tradicional.

La definición científica de instinto, hoy aceptada, y su evolución final

Como expresión, la palabra "instinto" ha tenido muchos usos en la psicología y sus aplicaciones universales han sido plétora desde Aristóteles. Sus connotaciones científicas y su status formal se atribuyen al genio de W. Wundt quien en 1870 estableció el primer laboratorio para el estudio de la psicología. En esos tiempos la psicología se consideraba parte de la filosofía, pero progresivamente, el comportamiento humano y el animal hoy se consideraran provincia del método científico y parte de la biología.

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En el siglo XIX la mayoría de los comportamientos repetitivos se consideraban instintivos. Una revisión de la literatura de entonces, dieron crónicas de 4000 instintos humanos, como antes mencionáramos.

En 1960 una conferencia dirigida por Frank Beach, un pionero en la psicología experimental, resultó en la restricción de la aplicación del término.

Para el año 2000, una revisión de los textos más importantes en psicología, sólo produjo una sola referencia a la palabra "instinto".

Lo que nos deja con la impresión de que cualquier comportamiento repetido puede ser considerado "instintivo". Como asimismo puede serlo cualquier comportamiento en el que existe un componente innato pronunciado.

De acuerdo a los expertos. Para que un comportamiento repetitivo pueda ser clasificado como instinto debe de ser:

  • Automático

  • Irresistible

  • Ocurrir como parte del desarrollo individual

  • Debe de ser provocado por algún estímulo del entorno

  • Debe de aparecer igualmente en todos los miembros de la misma especie

  • No puede ser sujeto a modificación

  • Y debe gobernar comportamientos por los cuales el individuo no necesita entrenamiento.

La ausencia de uno ó más de los criterios establecidos, elimina la clasificación del comportamiento como instintivo.

Si lo antedicho se aplica con rigor científico a nuestras conductas humanas, entonces se puede concluir, que ninguno de nuestros comportamientos puede incluirse como si fuese producto de los instintos.

Para nosotros, el compromiso es: que lo que de antes llamáramos instintos, hoy se consideran fuerzas de motivación, como lo son el comer, la agresión y la sexualidad.

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Para la neurociencia moderna las fuerzas de motivación que poseemos se multiplican en número cada día, consecuencia de nuestro entendimiento más detallado de las motivaciones de otras especies aplicadas a la nuestra.

En esencia, se argumenta que los seres humanos carecen de instintos, ya que los "instintos" en nosotros; como el hambre, la sexualidad y la agresión pueden ser inhibidos y controlados — lo que constituye la esencia de nuestro objetivo en esta ponencia.

Nota:

Para mejor comprender el concepto actual de los instintos, en la bibliografía final se incluyen varias publicaciones que hemos hecho al respecto, recomendando además el capítulo incomparable de Matt Ridley en su libro: Nature via Nurture: Genes, Experience & What Makes Us Human.

La neurociencia de las fuerzas que nos motivan

En su libro, The Tangled Wing: Biological Constraints in the Human Spirit, Melvin Konner, antropólogo y psiquiatra, nos ilustra, de manera exhaustiva, los procesos neurales y endocrinos que median ciertas, sino todas, las actividades humanas resultados directas de las fuerzas que nos motivan, de modo idéntico cuando actúan como "instintos" en otros animales.

En esencia, nuestra capacidad para amar, para ser buenos padres, para la auto-inmolación por causas nobles, para ser leales a nuestras parejas, para resistir, o para desear el cambio, son actividades evolutivas y adaptivas que pueden ser modificadas por la necesidad y por la cultura.

La actividad sexual en nuestra especie

Desde que abandonáramos la sabana y nos congregáramos en aldeas, comenzaríamos a entender que la sexualidad en nuestra especie era algo que no se expresaba de manera idéntica a la de otros simios.

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En su libro, The Third Chimpanzee, fisiólogo Jared Diamond, describe cabalmente los aspectos neurobiológicos de la sexualidad humana en todos sus aspectos, incluyendo la necesidad imperiosa que tenemos de copular en privado.

¿Cómo lograríamos acatar, todos, esa noción universal? No lo sabemos.

Seleccionamos ese aspecto de nuestra sexualidad, ya que es uno que, por "cortesía" del Internet, tenemos prueba de que puede subvertirse — por los fines que sean — para que se exhiba a millones de voyeurs en la red.

Estudiando la sexualidad en la historia del ser humano; historiadoras Reay Tannahill y Elizabeth Abbott, nos iluminan en detalle, como asimismo lo hace Rudolph Bell, en el hecho de que nuestras actitudes y comportamientos en este aspecto particular de nuestro desarrollo social han evolucionado de maneras que nos sorprenden.

Los comportamientos de ascetas, abstemios sexuales, como John Kellogg y muchos otros que considerarían el sexo como mensaje diabólico, nos conlleva a postular que ciertos comportamientos humanos no son más que productos de nuestra biología hecha confusa por la imposiciones del imperativo moral y nada más.

A este fenómeno, no desconocido para el psicoanálisis, lo llamaría Freud la sublimación de los instintos.

Los esposos Kellogg, Ella y John Harvey, vivieron una unión matrimonial beatífica, basada en la abstención total de la cohabitación sexual, mientras que igualmente practicaran el vegetarianismo y formas del ascetismo moral y físico más estricto.

Luego de 20 años de felicidad conyugal, Ella, se enfermó y duró veinte años más, viviendo como reclusa, a quien nadie vería, hasta el día de su muerte.

¿Qué diría DSM-ETC acerca de la condición de esta desafortunada mujer?

Algunos podrán considerar que ambos padecieron de la "anorexia sexual".

Un curioso detalle del comportamiento de John Harvey es que todas las mañanas uno de sus asistentes le administraba una enema fría. Hábito estudiado por Joanne Denko, quien lo llamara Klysmaphilia.

Para DSM-IV-TR es, clismafilia 302.9.

Para una reseña concisa de las vidas de los hermanos, John Harvey y Will Keith Kellogg, recomendamos mi artículo, El Desayuno: "Comida" de la que todos hablan y nadie sabe.

¿Podemos, entonces, presumir, sin entendimientos profundos, que existe una entidad que puede considerarse "adicción sexual"? O por extensión, otra, ¿la "anorexia sexual"?

Hablemos del comer, otra más de nuestras fuerzas de motivación

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El comer, y de cómo comemos, para el hombre "civilizado" ha sido la base sobre la que nuestra epidemia de las disorexias se asienta.

Podemos decir que el ser humano, ha sido peculiar en su modo de relacionarse con la comida, logrando hacerla una panoplia multifacética sobre la que restan casi todos nuestros valores como expreso en mi lectura: La Dieta Paleolítica: Paraíso Perdido.

Pero, la comida, asimismo ha sido, como el sexo, transformada en una miríada de cosas que, inicialmente les serían foráneas.

No tenemos hoy la anorexia, sino que gozamos de la bulimia, la obesidad, el comer compulsivo; para algunos existe la hiperorexia, y las otras patologías asociadas la ingestión de cosas no supuestas a ser comidas.

De nuevo encontramos condiciones que van de la restricción severa de alimentos igualada con el ascetismo, al consumo desordenado e implacable de comidas ricas en exceso.

Entonces, contamos con la moralidad como fuerza que nos motiva y con el altruismo, que siendo destronado, ha sido relegado a ser un mero comportamiento animal.

Aunque, para muchos primatologistas, el altruismo es parte de la moralidad entre simios que, prefieren pasar hambre, al oprimir una palanca que les proveería alimento al costo del sufrimiento de otro mono.

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Lo que nos sorprende, es que en su estado natural, no existen modelos o réplicas entre los animales de los excesos hedonistas que caracterizan a nuestro género — como tampoco existen las actividades de privaciones extremas que nos imponemos a nosotros mismos en búsqueda de goles exaltados o estéticos.

Para hacer nuestro propósito más complejo, parece ser que cada día nos sorprenden nuevas "enfermedades", provenidas de nuestro modo de vida.

De acuerdo al psicólogo británico Oliver James, en su nuevo libro, The Selfish Capitalist: The Origins of Affluenza, nuestro bienestar y progreso en el mundo actual presagia más problemas psiquiátricos futuros para la raza humana. La única especie que cuenta potentados de la envergadura de Bill Gates entre sus miembros.

De acuerdo a James, la Organización Mundial de la Salud (OMS) predice que la depresión, como enfermedad, está camino a convertirse en la segunda dolencia más diseminada mundialmente, después de las aflicciones cardíacas, lo que se proyecta ocurrirá cerca del año 2020.

Por supuesto, el nombrado científico; autor de un previo volumen en este respecto, nos alerta a que la afluencia no sólo no nos proporciona la felicidad, sino que nos hace infelices o nos deprime clínicamente.

Donde se encuentra el viandante de esta lección con la moralidad

Las aplicaciones de la moralidad en el ser humano nos recuerda de la famosa Paradoja del Cerebro de Boltzmann, basada en el estudio de la entropía en el campo de la cosmogonía.

Cada uno de nosotros es un individuo en sus capacidades e inclinaciones únicas — como aseveráramos cuando escribiéramos acerca de la anorexia en, Así Hablan los Expertos.

Todos somos especiales…

Cuando hemos saciado las demandas de nuestras necesidades básicas, otras tendencias nos urgen a buscar su satisfacción revivida y repetida para renovar la experiencia de nuestro placer. De esa inclinación derivan algunas de las tendencias, que últimamente descontrolan nuestra homeostasis y nos conducen a la debacle moral que nos causa la ruina y la que pretendemos justificar con una etiqueta diagnóstica y la prescripción de una píldora.

Ahí puede que entre el auxilio provisto por DSM-ETC.

Pregunten a los expertos…

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Mientras tanto, esperen mi próxima ponencia: DSM- ETC. Razón, sinrazón, Historia: "El Futuro de una Ilusión, o ¿la Ilusión de un Futuro?"…

Bibliografía

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Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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