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La enseñanza de los valores patrimoniales en la enseñanza primaria en Cuba

Enviado por joseignacio


    1. Resumen
    2. Preocupación del estado cubano por rescatar el patrimonio nacional
    3. El patrimonio: potencialidades para la educación histórica de los niños, adolescentes y jóvenes.
    4. Vías para lograr una cultura de preservación del patrimonio. Experiencias en la escuela primaria cubana.
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    Resumen

    Finalizando el siglo XX y desde el mismo comienzo del siglo XXI se advierte una necesidad urgente de preservar el patrimonio material y espiritual de cada pueblo frente a la oleada de globalización neoliberal que se vive en el mundo, que aniquila, minimiza, subestima y subvalora la historia acumulada por los pueblos, sus tradiciones y costumbres imponiendo patrones que nada tienen que ver nuestros países. La enseñanza de la Historia es un importante vehículo para no olvidar el pasado, preservar los restos en el presente e involucrar a los niños, adolescentes y jóvenes en proyectos que generan conocimientos de la heterogeneidad de aspectos histórico – culturales y sobre todo la toma de conciencia en la preservación de esos valores patrimoniales. Se analiza la función que ha estado desempeñando la escuela primaria en el desarrollo de una cultura de preservación de los valores patrimoniales, en una labor mancomunada con las instituciones y organizaciones culturales que existen en Cuba para la conservación y educación patrimonial.

    Introducción

    El hombre es creador de su cultura, pero también ha sido el mayor depredador de su producción cultural; esta nefasta acción humana ha impedido a lo largo de los siglos que las nuevas generaciones disfruten de construcciones, monumentos, pinturas, objetos variados de las viviendas, la vestimenta, entre otros. Constituyen las guerras un terrible problema histórico y con cierta fuerza en el siglo XX, por solo citar un ejemplo, pues entre las dos guerras mundiales, además de producirse la desaparición física de millones de ciudadanos, el más preciado recurso de un país, se destruyeron bajo las bombas y la metralla ciudades enteras, como Hiroshima y Nagasaki, y desaparecieron también viviendas antiguas, una impresionante gama de objetos relacionados con la vida del hombre referida a su pasado y a su presente. No es hasta finalizada la segunda Guerra Mundial que el hombre toma verdadera conciencia de los valores del patrimonio cultural como imagen de identidad.

    En el caso de Cuba en el siglo XIX el enfrentamiento con la metrópoli española durante las guerras de independencia, proceso que duró más de treinta años, provocó la destrucción de poblaciones, pues los insurrectos muchas veces cuando dominaban una región y se veían obligados por las circunstancias a marcharse de la población principal por la cercanía de las tropas españolas, preferían reducir el poblado a cenizas antes de permitir que fuera ocupado nuevamente por sus enemigos, lo que trajo consecuencias para el posterior desarrollo de esa localidad. Las Tunas, ciudad de donde provienen los autores de este trabajo, fue quemada tres veces entre 1868 y 1898, lo que impide disfrutar en el presente, de restos arquitectónicos de la época colonial como se da en La Habana y Camagüey, por solo citar dos ciudades que tienen una fuerte presencia de ese periodo.

    Es innegable la coincidencia que hay de criterios acerca del valor que tiene la educación ciudadana en la preservación patrimonial y del papel significativo que desempeña la escuela en la materialización de este objetivo. Este trabajo pretende revelar algunas aristas de esta problemática desde la relación estado – escuela, así como algunas variantes de trabajo que desarrolla la escuela cubana contemporánea, en particular la enseñanza primaria.

    1. La cultura histórica se expresa en la conciencia histórica de la humanidad. Cuando una sociedad es capaz de percatarse de cuál es su historia, la manera en que las generaciones de un país o región ha desarrollado su vida práctico-social, incluyendo el acervo cultural resultado de la actividad material y/o espiritual, está en condiciones de mantener y preservar determinados valores patrimoniales: construcciones, lugares históricos, objetos, información sobre su evolución histórica, normas, costumbres y valores que expresan la continuidad y a su vez la discontinuidad histórica.

      "La historia se convierte en una necesidad social desde el momento en que los grupos sociales poseen – o adquieren – una conciencia histórica a través de la cual adecuan su presente y sitúan las esperanzas de su futuro". P. Pagés (1983 : 73).

      Cuba tiene una gran riqueza cultural y patrimonial donde se mezclan en su formación como nación elementos de la cultura española y africana, más la influencia en mayor o menor medida de la cultura americana y de otras nacionalidades que se integraron al torrente nacional en un interesante ajiaco, tal y como lo calificó el antropólogo cubano Fernando Ortiz.

      Decía Miguel de Unamuno: "Que la memoria es la base de la personalidad individual, así como la tradición es la base de la personalidad colectiva de un pueblo. Vivimos en y por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es en el fondo sino el esfuerzo que hacemos para que nuestros recuerdos se perpetúen y se vuelvan esperanza, para que nuestro pasado se vuelva futuro", citado por F. Mayor (1997 : 42).

      La toma de conciencia del valor que tiene para el fortalecimiento de una nación, la preservación y el cuidado de su patrimonio, solo se alcanza después de 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana.

      Desde esa época el estado cubano se dedicó a crear instituciones y organizaciones que se ocuparían de conocer el estado de la problemática y de buscar vías para rescatar el patrimonio nacional, resaltando lo autóctono en enfrentamiento con corrientes provenientes de EEUU que trataban de imponer su modelo cultural, aunque no lo lograron nunca.

      La creación de la Sección de Patrimonio en el Ministerio de Cultura con responsabilidad directa en el estudio integral de los valores patrimoniales de cada región de Cuba, permitió rescatar, muchas veces desde el anonimato, la cultura material y espiritual asociada a cada zona, lo que generó inmediatamente la necesidad de educar a los ciudadanos en el cuidado y conservación su entorno.

      En 1977 fueron aprobadas una ley sobre la protección de nuestro patrimonio cultural y otra acerca de los monumentos nacionales y locales, las cuales son ejemplos evidentes de la preocupación del estado por la protección del patrimonio y bienes culturales de la nación, y que van a servir para una mejor regulación en el intercambio de materiales y experiencias con otros países como medio de comprensión mutua.

      El estado ha estado financiando las investigaciones históricas que han posibilitado reconstruir la historia nacional y regional desde el enfoque del materialismo histórico, así como acometer las acciones de preservación, conservación y reconstrucción de aquellas zonas, edificaciones y objetos que son parte indisoluble del devenir histórico cubano.

      Con la creación del Instituto de Historia de Cuba, así como las Comisiones Municipales de Historia, la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNIH) que aglutina a los estudiosos de la historia y los profesores – investigadores de la universidades, aparecen una serie de investigaciones históricas con una rica variedad temática que interrelaciona lo nacional y lo local.

      La aparición en cada uno de los municipios del país de un museo que atesorara los objetos, imágenes y documentos más importantes de la historia de esa región fue un paso significativo para que hubiese igualdad en la reconstrucción del pasado y su preservación por las generaciones actuales. A lo anterior también se une el trabajo desplegado por otras instituciones culturales asociadas a esta noble labor, como son las bibliotecas, que guardan una rica bibliografía, fuentes icónicas, materiales fílmicos, entre otras; las Casas de la Cultura que rescatan las tradiciones y costumbres en vinculación con las manifestaciones artísticas: literatura, danza, teatro, música, artes plásticas, lo que tiene un papel significativo en la búsqueda de la identidad nacional.

    2. Preocupación del estado cubano por rescatar el patrimonio nacional
    3. El patrimonio: potencialidades para la educación histórica de los niños, adolescentes y jóvenes.

    No hay formación de la identidad al margen de lo que le aporta el conocimiento de la historia a cada ciudadano, por eso afirmamos que la conciencia histórica necesita de la experiencia para su formación. Es lo práctico lo que devela el protagonismo colectivo al formarse a través de un largo proceso en que va incorporando a la memoria colectiva todos aquellos fenómenos y hechos que ocurren en la vida de un grupo social, una región y un país, entre otros.

    Lo importante radica en que cada pueblo tenga conciencia del valor de preservar todo el resultado de la cultura creada. Tal significado tiene lo anterior que C. Anta Diop (1982 : 5) señala "que la identidad cultural de un pueblo depende de tres factores principales: el histórico, el lingüístico y el psicológico", manejándolo de manera interrelacionada, pero destacando el papel de la conciencia histórica como baluarte de defensa de esa identidad frente a las contingencias internas o foráneas enajenantes.

    La conciencia histórica de una nación se nutre de los propios acontecimientos históricos vividos por ese país: qué han hecho sus habitantes al transitar por diferentes períodos de su evolución, cómo han resuelto sus problemas, qué acciones han desarrollado en la conformación de su nación, lo cual en general se erige como memoria colectiva y como guía más directa de actuación social por el impacto afectivo transmitido generacionalmente.

    De ahí que consideremos "la memoria histórica como la facultad que se tiene para conservar los acontecimientos, los fenómenos, los sentimientos, los ideales, las normas, las costumbres y los valores autóctonos, genuinos que caracterizan a una nación y trasladarlos al plano de la conciencia histórica" J. I. Reyes (1999 : 38)

    Reconocemos como patrimonio cultural a aquellos bienes que son la expresión o el testimonio de la creación humana o de la evolución de la naturaleza, y que tienen especial relación con la arqueología, la historia, la literatura, la educación, el arte, la ciencia y la cultura en general, como son los documentos y bienes relacionados con la historia, incluidos los de la ciencia y la técnica, así como con la vida de los forjadores de la nacionalidad y la independencia; las especies y ejemplares raros de la flora y la fauna; las colecciones u objetos de interés científico y técnico; el producto de las excavaciones arqueológicas, los bienes de interés artístico – tales como los objetos originales de las artes plásticas, decorativas y aplicadas al arte popular -, los documentos y objetos etnológicos o folklóricos; los manuscritos raros, incunables y otros archivos, incluso los fotográficos, fonográficos y cinematográficos; mapas y otros materiales cartográficos; las partituras musicales originales e impresas y los instrumentos musicales; los centros históricos urbanos, construcciones o sitios que merezcan ser conservados por su significación cultural, histórica o social; las tradiciones populares urbanas y rurales y las formaciones geológicas o fisiográficas del pasado o testimonios sobresalientes del presente, que conforman las evidencias por las que se identifica la cultura nacional. M. Arjona (1986)

    El patrimonio de la nación se divide en dos grandes sectores relacionados entre sí, denominados patrimonio cultural y patrimonio natural.

    La escuela tiene la tarea de la educación integral de los ciudadanos desde las edades más tempranas, de manera particular debe formarlos como personas que conocen y comprenden la historia universal, nacional y local en la misma medida en que se relacionan con esos valores atesorados por las generaciones anteriores.

    Es imposible desarrollar una educación histórica que se desentienda de la riqueza patrimonial que rodea la escuela, que está en cada barrio, región o comarca y que ha formado parte indisoluble de los que en otras etapas han sido protagonistas del devenir histórico social.

    Los lugares históricos, no solo lo que asociamos frecuentemente con momentos épicos de la historia y grandes personalidades, sino también los que aportan al conocimiento de una época y el comportamiento económico, político, social y cultural de una región, sumado a los museos y otras instituciones que cuidan de estos valores patrimoniales son una fuente indispensable para la educación de los niños, adolescentes y jóvenes.

    Las potencialidades educativas que tiene el patrimonio son variadas y todas apuntan a una educación integral de los educandos:

    • Posibilitan la adquisición de conocimientos históricos de tipo fáctico, base de la formación de conocimientos más complejos sobre todo para niveles superiores.
    • Se desarrollan habilidades y dominio de procedimientos para localizar, procesar y exponer información histórica, todo dentro de un enfoque investigativo.
    • Se favorece la formación de determinados valores como: la identidad, la solidaridad, la amistad, la responsabilidad, entre otros.
    • Facilita la socialización de los aprendizajes al favorecer las relaciones alumno-alumno y alumno-materia.
    • En general se desarrolla el pensamiento histórico, que se caracteriza por los siguientes rasgos:
    • La descripción y el análisis de los hechos, fenómenos y procesos históricos ubicados en espacio y tiempo.
    • La capacidad para descifrar las contradicciones, revelar las causas y consecuencias en una amalgama de elementos económicos, políticos, sociales y culturales, pero que se conectan entre sí e interactúan, reflejo de una historia total.
    • La consideración del papel creciente de las masas en el análisis histórico y la influencia de lo individual.
    • La capacidad de percibir el carácter objetivo de la historia, y a su vez la necesaria subjetividad de su interpretación por parte de los hombres.
    • Una concepción de historia en constante reconstrucción que se mueve en una relación dialéctica pasado-presente-futuro, con una tendencia al progreso social pero con momentos de retroceso.
    • La capacidad para aplicar los métodos de investigación histórica, lo que posibilita un pensamiento reflexivo y analítico, a la vez que preparado para comprender y respetar criterios contrapuestos que tiendan al progreso social. J.I. Reyes (1999)

    Cuando recorremos un museo o un sitio histórico o nos acercamos a un monumento, según Rafaela Chacón Nardi (1998:1) "estamos adquiriendo en pocos minutos y sin gran esfuerzo interesantes conocimientos. Y por supuesto, elevamos así nuestro nivel cultural"

    En este sentido, el valor educativo-formativo que tiene el patrimonio, es muy importante, pues acerca al escolar a la comprensión de sus raíces culturales y del medio social que lo rodea.

    Como señala J. Estepa, C. Domínguez y J. M. Cuenca (1998 : 327) "propiciar el encuentro de los alumnos con el Patrimonio es abrir un camino de convergencia de la escuela con el mundo exterior y con sus problemas, plantar cara ab las consecuencias devastadoras de los conflictos armados para las personas y para la pérdida de los bienes patrimoniales"

    La educación histórica en que se forman los ciudadanos desde estos preceptos implica que adquieran una conciencia del valor que tiene la preservación del patrimonio, a partir de la participación colectiva pero con la responsabilidad individual.

    La preservación del patrimonio tiene entre sus funciones principales la de:

    • Reforzar y acentuar la memoria histórica colectiva del país.
    • Facilita el conocimiento de las transformaciones ocurridas en la vida cotidiana del territorio o del país, a través de una vía diferente a la de los testimonios escritos.
    • Reconocer el valor cultural del patrimonio celosamente guardado para las nuevas generaciones, a partir del estudio de cada territorio en particular.
    1. Vías para lograr una cultura de preservación del patrimonio. Experiencias en la escuela primaria cubana.

    La preservación del patrimonio de una nación, una región o comarca no es una tarea que solo involucra a las instituciones creadas con ese fin, sino que debe extenderse a todos los ciudadanos, cuestión que inmediatamente apunta hacia la labor educativa y formativa de la escuela, que si bien no es la única que contribuye si es la que tiene el papel rector a partir de que cuenta con la preparación y el personal capacitado.

    Estos lugares protegidos por el estado, aparte de su simbolismo histórico, poseen en mayor o menor medida, también un valor de mercado: de por sí atraen a visitantes (hasta el punto de poner a veces en peligro su valor patrimonial en algunos países) y se han convertido en lugares privilegiados del sistema turístico nacional y en algunos casos internacional.

    Vías para lograr una cultura de preservación del patrimonio:

    • Acercamiento sistemático de los escolares a los lugares con valor patrimonial.
    • Conocimiento de las tareas que realizan los investigadores, restauradores y conservadores para preservar el patrimonio histórico.
    • Utilización del patrimonio como una fuente básica curricular para el aprendizaje escolar.
    • Vinculación de las instituciones y lugares históricos a la labor formativa de la escuela.

    La relación de las instituciones y organizaciones responsabilizadas con la preservación del patrimonio y la escuela cubana ha venido fortaleciéndose paulatinamente con acciones integradas que propician la cultura de preservación patrimonial como parte de la cultura general integral que fomenta la sociedad cubana.

    En esta estrategia de integración ha sido priorizada la escuela primaria, pues es en este nivel de enseñanza donde se inician y comienzan a sistematizarse elementos básicos de la futura conducta ciudadana, aprovechando la natural curiocidad de los niños para aumentar su cultura histórica, preservar, conservar y cuidar el patrimonio cultural.

    La escuela primaria cubana ha aprovechado el entorno patrimonial local, nacional y universal para alcanzar los fines curriculares, desde el protagonismo de los niños en el aprendizaje.

    Entre las vías que la escuela primaria cubana ha estado utilizando se encuentran:

    • Inserción de los valores patrimoniales en el contenido de las asignaturas de los dos ciclos que cuenta la escuela primaria. En especial, las asignaturas de Lengua Española, El Mundo en que Vivimos, Historia de Cuba. Geografía de Cuba, Ciencias Naturales, Educación Cívica, Informática, Educación Física y Educación Artística. MINED (1993)
    • Creación de círculos de interés en estrecha relación con las instituciones culturales encargadas de la conservación y educación patrimonial.
    • Realización de actividades curriculares en museos y lugares históricos, con la presencia o no de los maestros. Esto significa la realización de clases aprovechando los objetos que atesora el museo, indicarle tareas independientes a los niños que implica la búsqueda de información en estas instituciones sin la presencia del maestro.
    • El aula en el Museo , que posibilita el contacto directo de los niños con los objetos museables y las actividades culturales comunitarias que generan estas instituciones.
    • Vinculación de la escuela primaria a lugares históricos donde se encuentran monumentos, tarjas que recuerdan hechos históricos, entre otros. Este tipo de actividad cumple variadas funciones educativas que impactan en la formación integral de los niños, pues ellos limpian, pintan y en general conservan esos lugares, que propicia un ambiente adecuado y respetuoso para recordar lo sucedido allí lo que repercute favorablemente en la educación patrimonial de esa comunidad y en la búsqueda de la identidad.
    • Excursiones a lugares con valor patrimonial fuera de la localidad.
    • Convocatorias de concursos de literatura, artes plásticas y música cuyo tema central se asocia al patrimonio local, nacional e internacional.
    • Inserción de las escuelas primarias en los proyectos comunitarios referidos a la preservación y educación patrimonial, lo que favorece la interacción de la escuela, la familia y la comunidad en la educación de los niños y de los propios adultos.

    Sin dudas estas actividades educativas han impactado en la formación de los niños primarios que se manifiesta en:

    • Un mayor conocimiento sobre el patrimonio local y nacional.
    • Desarrollo de habilidades investigativas.
    • Una mayor sensibilidad por la conservación, restauración y divulgación de los valores patrimoniales comunitarios.
    • Conciencia del papel activo que desempeñan en la conservación de su entorno natural y cultural.
    • El uso de términos técnico-artístico y el enriquecimiento del vocabulario histórico.
    • La motivación hacia el aprendizaje de la cultura local y nacional.

    Conclusiones

    La escuela primaria cubana ha venido asumiendo un papel protagónico en la educación de los niños, aprovechando las potenciales de la cultura patrimonial que rodean a estos centros. Para cumplir estos fines la escuela ha tenido que estrechar los lazos de trabajo con las instituciones y organizaciones que se encargan de conservar, restaurar, preservar y educar en los valores patrimoniales, y en esta integración se van alcanzando resultados favorables en la formación ciudadana.

    Bibliografía:

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    PAGÉS, PELAI (1983) Introducción a la Historia. Epistemología, teoría y problemas de métodos en los estudios históricos .__ Barcelona : Barcanova.

    REYES, J.I (1999) La historia familiar y comunitaria como vía para el aprendizaje de la historia nacional y de la vinculación del alumno de secundaria básica con su contexto social. Tesis doctoral. ISP Pepito Tey, Las Tunas.

     

      

    José Ignacio Reyes González,

    Doctor en Ciencias Pedagógicas, especialista en Didáctica de la Historia y las Ciencias Sociales, con más de veinte años en la docencia, 15 de ellos en la universidad, más de 40 cursos de postgrados en diferentes temáticas de la educación, varias investigaciones relacionadas con el aprendizaje de los adolescentes, en particular en la enseñanza de la Historia, docencia postgraduada en varias universidades de Cuba, y en el extranjero: Argentina, España y Perú; tiene publicado varios artículos en revistas cubanas e internacionales. Es Asesor de la Vicerrectoría Docente de la Universidad Pedagógica "Pepito Tey", Las Tunas, Cuba

    Frank Arteaga Pupo,

    Doctor en Ciencias Pedagógicas, especialista en Didáctica de la Historia y las Ciencias Sociales, Historia de Cuba y Vida y obra de José Martí. Lleva más de 20 años en la docencia universitaria, variadas investigaciones, ha publicado varios artículos en revistas cubanas e internacionales. Ha impartido docencia en Cuba y en el extranjero: Venezuela y Ecuador. Es Jefe de departamento de Humanidades de la Facultad de Secundaria Básica de la Universidad Pedagógica "Pepito Tey", Las Tunas, Cuba

    Angel Felipe Jevey Vázquez,

    Licenciado en Educación, especialidad Educación Primaria. Título de Oro de su graduación en el 2001, con el trabajo la historia personal y familiar en la escuela primaria. Profesor de Historia de Cuba y su Didáctica de la Universidad Pedagógica, Pepito Tey, Las Tunas. Actualmente realiza su doctorado en "La formación de nociones temporales en niños de la escuela primaria", bajo la dirección del Dr. José Ignacio Reyes.

    Este trabajo fue presentado en el XV Simposio Internacional de Didáctica de las Ciencias Sociales celebrado en Cuenca, España en abril del 2003 y consta en el libro de sus memorias.