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La historia del general Sun Tzu (página 2)


Partes: 1, 2

-Las dos copias del "testamento" son exactamente iguales. Ambas establecen claramente que la propiedad de la familia era legada al yerno y que ningún extraño puede tomar parte alguna de ella. -Y entregó a Tian Wu el "testamento".

Tian Wu lo revisó y dijo:

-Mi querido maestro, está equivocado. Por lo que veo, el "testamento" dice claramente que la propiedad de la familia es legada al único hijo, Fushun.

Zhao Youfu estaba totalmente confundido. ¿Cómo pudo ser?

Dentro y fuera de la jaula

Era el mismo "testamento"; pero ante los ojos del profesor y su alumno, había dos significados diferentes. ¿Cómo podía ser? La paradoja podría atribuirse a la falta de puntuación en la escritura tradicional china. El mismo documento podía tener un significado diferente si el lector la puntualizaba de manera diferente. Tian Wu señalaba el "testamento" y leía al profesor:

"El terrateniente Zhang, que vive al este de la ciudad, tiene un solo hijo [a quien] por el presente le cede todas sus propiedades. Su yerno [y] otros no pueden tomar nada."

Al escuchar el "testamento" de la forma en que Tian Wu lo puntualizó, Zhao sintió que salía de una bruma espesa. Tomó el papel y lo leyó una y otra vez. Cada palabra parecía latir y chispear, emitiendo rayos brillantes.

Mientras tanto, se avecinaban problemas en la corte de Qi. Las familias importantes, representadas por los Luan, Gao y Baos, forcejeaban entre sí pues cada una buscaba incrementar su fuerza y poder. Temeroso de que el escándalo político lo absorbiera, Tian Ping renunció y regresó a casa con el pretexto de una salud enfermiza. Su regreso fue un alivio para la pesada carga de Fan Yulan, delegándole la responsabilidad absoluta de educar a su hijo.

No se contrataron más tutores para Tian Wu, quien a partir de entonces, sería instruido personalmente por su padre. Los ancianos creían en "enseñar a los hijos de otro". Tian Ping violó este principio, lo que provocó un efecto adverso en la relación entre padre e hijo.

Tian Wu era como un caballo mágico cuya carga, aunque pesada, no lo podía aplastar. En cuanto su padre terminaba de estudiar la lección con su hijo y le asignaba la tarea, siempre salía corriendo a jugar. Tian Ping le exigió a su hijo lo que su abuelo, Tian Wuyu, le había exigido a él, que se sentara todo el día a estudiar con la cabeza inclinada y que memorizara el estilo literario. Pero Tian Wu era un joven que no podía controlarse. Rara vez se le veía estudiar. Cuando su padre enviaba a un sirviente a traer a Tian Wu ante su padre para que Tian Ping pudiera ver qué tan bien había preparado sus lecciones su hijo, Tian Wu podía recitar cualquier cosa con fluidez y contestar preguntas sin dudar. Así que el único recurso era aumentar la carga, dándole lecciones nuevas.

La mayoría de los adolescentes son traviesos, curiosos, de no mucha voluntad y demasiado inclinados a jugar. El pequeño Tian Wu no era la excepción. Con frecuencia se le olvidaban las tareas que le había impuesto su padre y, cuando ocurría, como castigo tenía que arrodillarse sobre una banca durante horas o le pegaban en las palmas de las manos con una regla. Uno podría preguntarse si cuando un padre hace sufrir así a su hijo, no le remuerde la conciencia. Según algunas personas, esa crueldad es de hecho una expresión de amor. Su teoría es que "cuando amas profundamente a una persona, la odias con la misma intensidad [por sus errores]". Argumentan que "el acero se puede suavizar los suficiente para enrollarse alrededor de un dedo", así que debe calentarse y templarse. Y un viejo precepto respalda este argumento: "Cuando se cría sin educación a un niño, es culpa del padre; cuando no se le educa estrictamente, es indolencia del maestro". Como Tiang Ping era padre y maestro, pensaba que debía ser estricto con Tiann Wu para templarlo como acero. Pero, después de todo, los seres humanos no son de metal; son criaturas con sentimientos. Y la rigidez de Tian Ping sólo congeló el amor familiar y las relaciones entre padre e hijo, lo cual convirtió el afecto en hostilidad.

Fan Ylan había estado esperando el regreso de su esposo día y noche para ayudarle a criar y educar a su hijo. Jamás se imaginó que su regreso convertiría a padre e hijo en enemigos. ¡Cómo permitir que continuara esa situación! Rápidamente envió un mensaje a su suegro rogándole que regresara de inmediato a casa.

Un día después de su regreso, Tian Shu llevó a cabo una gran ceremonia de sacrificio a sus ancestros y aprovechó la ocasión para hablar a su nieto de sus antepasados y la larga historia familiar.

La casa ancestral de la familia de Tian estaba en el estado de Chen (ahora parte de la zona oriente de la provincia de Henan). Chen Wan, uno de los ancestros originales de la familia, era descendiente del duque Wen de Chen. Para escapar de un golpe de estado en el palacio, huyó a Qi donde el favorablemente impresionado duque Huan, gobernador de Qi, con su aspecto digno y lenguaje refinado. El duque le ofreció un puesto ministerial alto, pero lo rechazó basándose en que no había hecho nada para merecerlo. Temía que otros ministros tuvieran celos, así que negó rotundamente el nombramiento. El duque Huan, incapaz de convencerlo, lo designó jefe de artesanos. Posteriormente, un pariente cercano de la familia Qi dio en matrimonio a su hija a Chen Wan. Después de establecerse en Qi, Chen Wan cambió su apellido de Chen a Tian. Por tanto una rama de la familia real de Chen continuó su linaje en Qi, de la línea que descendía Chen Wan: Chen Wan – Zhimengyi – Minmengzhuang – Xuwu (Maestro Wen) – Wuyu (Maestro Huan). Wuyu tuvo tres hijos. El mayor era Wuzikai, el siguiente Liziqi y el tercero Tian Shu, también llamado Zizhan.

Cuando el duque Jing de Qi sucedió por primera vez al trono de Qi, el poder político había caído en manos de otras familias. Wuyu, o el maestro Huan, hizo mucho por ayudar a restablecer el poder y prestigio de la familia del duque. Para recompensarlo por sus servicios, el duque Jing le regaló tierras en Gaotang y posteriormente la riqueza y el poder de la familia Tian creció de manera constante.

La historia del abuelo tuvo un efecto en la mente del joven Tian Wu. ¡Así que su familia había producido generaciones de héroes! Ya que era su descendiente, ¿cómo debía cultivarse para no defraudar sus esperanzas?

Al día siguiente, Tian Shu llevó a su nieto al estudio de los Cinco Carros a ver los libros depositados allí. La parte de adelante del estudio, elegantemente amueblado, estaba en silencio. Era un lugar excelente para leer, escribir y aprender. En la parte posterior había un pequeño edificio de dos pisos llenos de libros. Tian Wu recorrió el edificio con su abuelo quien, al pasar, le señalaba los volúmenes en exhibición y le explicaba de dónde procedían. Confrontado a este extenso mar de libros, Tian Wu no pudo más que reprocharse: ¡Tantos libros! ¿Cuántos has leído? ¿Cuáles escribiste? En el fondo, decidió ir diario hasta leerlo todos.

Tian Wu de hecho se enamoró de los libros. El estudio de los Cinco Carros después se convirtió en su hogar. Nunca salía del lugar. Sin pensar en nada más, se sumergía día y noche en el extenso mar de literatura. Se le quitó el hambre, tenía ojeras y cada vez estaba más delgado. Un joven alegre y con vida se había vuelto huraño y malhumorado. Su padre estaba preocupado; la madre, temerosa; la abuela, desesperada. La bisabuela empezó a regañar a su hijo Tian Shu, ya mayor de sesenta años. Pero Tian Shu estaba tranquilo y simplemente se reía. De hecho, hacía mucho tiempo que había tomado una decisión. La siguiente primavera se fue de su casa, llevándose a su querido nieto con él.

Era la temporada de arado de primavera, pero no había mucha actividad en los campos. Dos o tres campesinos esparcían semillas por ahí. La mayoría de ellos eran gente mayor, jóvenes o mujeres. El anciano que seguía el arado parecía estar pensando en otras cosas mientras el buey amarillo que lo jalaba llevaba la cabeza hacia abajo. Al verlo, Tian Shu no pudo más que dejar escapar un suspiro. El nieto, un tanto perplejo, preguntó:

-¿Por qué suspiras, abuelo? ¿No te parece una hermosa escena de primavera?

-Sin duda es un glorioso clima de primavera, una escena preciosa -Tian Shu respondió. Pero los campesinos están sujetos a cargas pesadas.

-¿Y cuáles son esas cargas? -interrumpió Tian Wu.

¡Guerras, guerras criminales! -dijo Tian Shu con gran indignación-. La guerra se ha llevado la vida de incontables jóvenes en plenitud. La guerra ha destruido a millones de familias.

-Si esto es cierto, abuelo, ¿por qué siempre conduces a los hombres a la guerra? ¿Qué no es un crimen? -Tian Wu preguntó con los ojos muy abiertos como si estuviera confundido.

Tian Shu dio un largo suspiro y dijo:

-Todavía eres joven, no lo puedes entender. Imagina que un lobo feroz mostrándote los colmillos se abalanzara sobre ti, ¿qué haces? ¿No harías lo que fuera por matarlo?

-¡Desde luego! -respondió sin dudarlo Tian Wu-. Si no matas al lobo, te come.

Tian Shu suspiró de alivio:

-Sí, por eso el abuelo tiene que conducir a sus hombres a la guerra.

Tian Wu aplaudió con sus pequeñas manos y dijo con alegría:

-Eres genial, abuelo. Trabajas tanto para matar a lobos todo el año… -de pronto se detuvo y miró fijamente al anciano al tiempo que le preguntaba-: ¿Nuestro estado también es un lobo malvado que ataca a estados más pequeños y débiles?

-Eh… -titubeó Tian Shu. No supo qué decir. Un joven adolescente había dejado desconcertado al veterano de cientos de batallas.

Un día, Tian Shu y su nieto llegaron a las costas del Mar del Norte. Maravillado con esta inmensidad de agua y enormes olas turbulentas, Tian Shu empezó a platicar a su nieto historias sobre el mar: su naturaleza, grandeza y majestuosidad; sus riquezas, méritos y aportaciones a la humanidad. Barcos pesqueras eran lanzados por las olas como cazos de cocina, las gaviotas jugueteaban en la blanca espuma, los petreles de las tormentas se lanzaban a las nubes para dar la bienvenida al débil rugir del trueno. Tian Wu escuchó con gran interés y sorpresa, y de vez en cuando hacía una que otra pregunta. Su abuelo aprovechaba cada oportunidad para señalar a Tian Wu el valor de los pescadores, la fortaleza de las gaviotas y el atrevimiento de los petreles de las tormentas.

De regreso de la playa, los dos vieron ante ellos interminables tramos de tierra salina alcalina marcados con chozas con techo de paja. Arriba de cada choza había una alta chimenea de la que salía humo negro. Alrededor de las chozas los aldeanos trabajaban con ahínco, aparentemente muy ocupados. En las playas, bosques y campos blancos, hombres y mujeres iban y venían en pequeños grupos de dos o tres. Su piel era negra grasosa, llevaban la ropa deshilachada y sombreros largos de carrizo, y cargaban cubetas de madera llenas de agua marina. El abuelo le platicó a Tian Wu que eran trabajadores dedicados a acarrear el agua de mar para producir sal. Las grandes utilidades de la producción de sal y la pesca era una característica principal de la economía de Qi, un motivo importante de la economía de Qi, un motivo importante de su fuerza y poderío. Tian Wu regresó de la excursión con la mente llena de imágenes vividas de olas inquietas, los agricultores y su arduo trabajo y las masas llevando con dificultad agua marina para producir la sal.

Una noche de primavera de 531 a.C., Tian Wu estaba tan emocionado que difícilmente podía pegar un ojo. Al día siguiente, su abuelo lo iba a llevar a Linzi, la capital.

¡Qué ciudad tan grande! De hecho se componía de una ciudad pequeña y una grande. La ciudad pequeña o interior se llamaba la ciudad de los palacios. Ahí vivía y dirigía los asuntos estatales el gobernante de Qi. Consistía en espléndidos salones palaciegos construidos en angostas hileras, como escamas de pez. La ciudad grande o exterior estaba habitada por los funcionarios, la población y los comerciantes. La atravesaba amplias y bien conservadas calles escoltadas a ambos lados por tiendas que exhibían una variedad infinita de mercancías. Por las largas calles, carruajes y caballos se movían en interminables columnas y los peatones caminaban hombro con hombro o entrechocaban. Quien caminara por las calles, podía escuchar música de cuerdas y canciones y encontrarse por doquier gente animada. Pero lo que más impresionó a Tian Wu y llamó su atención fueron los talleres y las fábricas grandes y pequeñas como las fundidoras de hierro y cobre, las moldeadoras de vidrio, los molinos textiles y las tiendas que hacían artículos con huesos. La fundidora de hierro más grande estaba en la zona sur de la ciudad. Sus patios estaban llenos a su capacidad total con pequeños altos hornos, bodegas de trabajo, carpas y chozas. El mineral de hierro, piedra caliza y carbón de roble eran transportados aquí en un río interminable desde las Colinas del Sur. Los trabajadores mezclaban los ingredientes y el combustible en las proporciones indicadas y los colocaban en altos hornos, encendían los hornos y lanzaban explosiones de aire con un fuelle para aumentar el calor. Los sopladores de los altos hornos, observadores del horno y trabajadores de entrada y salida, con el rostro ennegrecido por el humo y fuego, parecían más demonios que del mundo terrenal.

Un día a principios de verano, Tian Shu asistió a un banquete en Le"an por invitación del magistrado del condado y llevó a su nieto. Le"an estaba a 15 kilómetros al noroeste del pueblo de Tianban. Temprano en la mañana, todavía a oscuras, una carreta de cuatro caballos, preparada con una elegancia sencilla, avanzó con estruendo por la carretera al centro del condado. Llevaba al abuelo y su nieto a su destino por los ríos Zishui, Shishui y Xiaoqing.

El que un general importante aceptara ir a Le"an de hecho era un gran honor para el magistrado del condado, que estaba maravillado. En una gran ceremonia, le dio la bienvenida a Tian Shu y su nieto y les ofreció un suntuoso banquete. No se cansó de elogiar al joven Tian Wu. Después del banquete, el general y el magistrado se retiraron a la sala para discutir mientras un sirviente acompañó a Tian Wu a un viaje por la ciudad. Luego de un rato, un asistente irrumpió intempestivamente en el cuarto y balbuceó:

-Oh, señor, ha ocurrido algo terrible…

El magistrado lo miró fijamente:

-¡Por qué estás tan nervioso! ¡A qué se debe esta impertinencia!

-El amo Tian -dijo el asistente-, cayó… cayó al río Jishui y desapareció…

-¡Qué! -exclamaron el general y el magistrado al unísono. Uno de ellos empujó a un lado la mesa y se puso de pie de un salto; el otro cayó al piso.

Las aventuras del padre y el abuelo

Le"an era una ciudad pequeña y única. El río Jishui que fluía desde el sur viraba directamente al este después de llegar a la esquina suroeste de la ciudad, formando un foso natural al sur. Tian Wu pasó su infancia a orillas del río Zishui. Tenía una afición instintiva por el agua y por eso se había convertido en un hábil nadador. Ese día en Le"an, se dio cuenta que las aguas del río Jushui eran muy diferentes a los del Zishui: eran transparentes, tranquilas y dóciles. Varias veces quiso saltar al agua, pero su compañero se lo impidió. Nunca discutió, simplemente seguía su camino. Una vez perdió el equilibrio y cayó al agua. Dos veces sacó la cabeza y después desapareció. Varias personas corrieron a rescatarlo, algunos por la orilla y otros remaron las lanchas con rapidez siguiendo la corriente. Todos gritaban histéricos. De pronto, apenas escucharon una voz joven que decía:

-¡Aquí estoy!

Siguieron la voz hasta llegar a un recodo del río en el que vieron un sauce marchito con una rama doblada sobre el agua, y se sentado a horcajadas de este árbol chueco estaba el amo Tian, salpicando agua con los pies.

Un día entre verano y otoño de ese año, el duque Jing de Qi y Yan Ying, su ministro en jefe realizó una revisión militar en la Terraza Baiqin ("Terraza del ciprés durmiente"). Tian Shu estaba al comando de la revista y le autorizaron llevar a Tian Wu.

La terraza Baiqin se encontraba a cuatro kilómetros al este de Le"an. Fue donde el finado duque Huan de Qi se reunió con los señores feudales, por lo que también se conocía como "la Terraza del duque Huan", la cual tenía magníficos salones palaciegos y templos y elevados pinos y cipreses que parecían llegar al cielo y borrar el sol. Abajo de la terraza había un terreno de decenas de hectáreas para desfiles, donde se llevó a cabo la revista. Carros de guerra, caballería e infantería formados en cuadros con un mar de banderas ondeando al aire era un espectáculo de lo más impresionante y asombroso. Las tropas se desplazaban al este y oeste, cambiando con rapidez y orden las formaciones, todas bajo la dirección de una bandera roja que sostenía Tian Shu. A veces se mezclaban las divisiones, aunque sin desorden. Cuando llegaban a la tribuna, los hombres erguían la cabeza y marchaban tan parejos y majestuosos como las montañas.

-¡Diez mil años! -gritaban al unísono, sus voces parecían hacer eco en el universo.

El joven Tian Wu veía el desfile sumamente emocionado. Estaba orgulloso de ser ciudadano de Qi y más orgulloso aún de ser nieto de Tian Shu. De vez en cuando juraba que cuando creciera sería un comandante como su abuelo y dirigiría a miles de hombres y sus caballos, desafiando lo peor de la naturaleza en campos de batalla distantes.

Poco después de la revista militar, Tian Shu llevó a su nieto a la montaña Yishan y después a la montaña Taishan para admirar los maravillosos paisajes.

Yishan se elevaba atrás de la capital del estado de Zhu (también llamado Zou, ahora condado de Zouxian, provincia de Shandong). También se conocía como Dongshan, cuyo significado era "Montaña del Este", donde había miles de rocas de apariencia extraña que se extendían interminablemente como estambres. Con frecuencia la proclamaban como "la maravilla del sur de Taishan".

Tian Shu llevó a su hijo al pico más alto de la montaña, un ascenso difícil y arriesgado, pero tenía buenos motivos para hacerlo: expandir la mente del joven Tian Wu, moldear su temperamento, favorecer sus intereses, poner a prueba sus capacidades, mejorar sus habilidades, formar su fuerza de voluntad y ampliar sus conocimientos.

Había un grupo de rocas conocido como Tigres Rugientes que parecían tigres feroces rondando por las profundas hondonadas y densos bosques, como reyes de la montaña y gobernantes de las bestias. Tian Shu los señalaba a su nieto e instaba al niño a cultivar una voluntad férrea con altas aspiraciones de su primera juventud para que algún día poseyera el poder, orgullo y grandeza de un tigre.

Vieron una roca cubierta de nieve que parecía una pequeña cabra arrodillada en el suelo con la cabeza levantada y el hocico abierto, en espera de ser alimentado por su madre. Se llamaba la Roca Infantil y Tian Shu explicó a Tian Wu que incluso las rocas de las montañas entendían el significado de la piedad filial, ¡cómo los seres humanos no habrían de respetar a sus padres!

Llegaron a un barranco tan oscuro y sombrío que simplemente verlo producía temor en los viajeros. Según la leyenda, ahí fue donde se bañaron Fuxi y Nuwa, dieron a luz y propagaron la raza humana. Por eso se conocía como el Barranco de los Padres. Fuxi y Nuwa eran hermanos y su matrimonio era inmoral de acuerdo con las costumbres sociales, aunque durante años fueron sumamente respetados. Así que -Tian Shu le señalaba a su nieto- el que fuera un hecho correcto o erróneo debía decidirse en si beneficiaba o perjudicaba a la humanidad.

El Pico de Pétalo de Loto se elevaba alto como una flor de loto que emergía por encima del agua. Las montañas que le rodeaban era el estanque de loto y el cielo, el agua. El pico se erguía alto y recto, simbolizando la fortaleza física y moral. "Brota del lodo, pero no se mancha" es una característica especial del loto y un ejemplo para los seres humanos.

En la cima de Yishan había un estanque llamado el Ojo de Yishan, en el que las aguas cristalinas reflejaban el azul del cielo y el blanco de las nubes. El estanque estaba tan en lo alto como la montaña misma, quizá más. Durante su vida, un hombre debía tener el espíritu del Ojo de Yishan, inmutable ante las elevadas montañas y sin sentirse intimidado por los caminos rocosos.

Debajo del cielo azul y por encima de las rocas blanquecinas se erguía un antiguo pino, con sus raíces arraigadas firmemente en una capa de rocas, su tronco alto y recto y sus ramas verdes y frondosas, otro ejemplo de la fortaleza física y la integridad moral.

La Madre e Hijo Cueva, la Madre e Hijo Roca, el Bebé que Aprende a Caminar en las Rocas, los Hermanos Roca, las Hermanas Roca y el Marido y la Mujer Roca contenían lecciones de relaciones humanas que Tian Shu explicó pacientemente a su nieto: el afecto entre madre e hijo, el respeto entre hermanos, la devoción entre hermanas, el amor entre marido y mujer.

El Puente Imaginario estaba formado por tres piedras enormes entrelazadas y muy juntas. Abajo había un abismo de kilómetros de profundidad del cual se elevaban nubes y humo. Era una escena asombrosa a la que no sólo los valientes se atrevían a acercarse, pero Tian Shu, aunque ya tenía casi setenta años, tomó a su nieto de la mano y caminaron de ida y vuelta sobre el puente. Su intención era fomentar en Tian Wu un valor que ningún peligro pudiera abrumar.

La Roca Cabeza de Tigre estaba ahí sentado, con las dos orejas levantadas y el enorme hocico totalmente abierto, tragándose nubes y neblina. Pocos se atreverían a acercarse a esa vista temible, pero Tian Shu y su nieto caminaron directamente y las fauces y se divirtieron sacándole dos dientes al tigre.

Una escalera al cielo estaba suspendida en el aire, envuelta por la neblina y oscilándose en el viento. Le rodeaban pilares de piedra que llegaban al cielo, sin miedo a que éste se viniera abajo, pues ellos estaban ahí para evitarlo. Rocas solitarias ocupaban de pie su lugar como guerreros valientes e impávidos ante los estragos de los relámpagos y truenos. Una ballena gigante que se había tragado rocas y partes del cielo y el sol parecían todavía hambrienta. Todos estos objetos formados por la naturaleza durante eones simbolizaban los valores que Tian Shu esperaba ver en Tian Wu; eran modelos a seguir por su nieto.

La visita a Yishan fomentó en el joven Tian Wu un fuerte interés por escalar montañas. Para él, cada roca y colina, arroyo y barranco, pastizal y árbol estaba ahora lleno de sentimientos y lazos de amistad, que no sólo ampliaban la visión de los seres humanos, sino también les brindaban sabiduría filosófica. Eran maestros y amigos de la humanidad. Impaciente, ahora urgía a su abuelo para que lo llevara a la montaña Taishan.

Taishan, de pie como un gigante cerca de las costas orientales de Shandong, ha sido aclamada durante años como la primera y principal de las Cinco Montañas Sagradas de China. En la zona oeste de la montaña hay tres valles extensos: el Valle del Este, del Centro y del Oeste, a través de los cuales fluían ríos. Los valles forman caminos naturales para quienes escalan y el sendero que cruza el Valle del Centro es el principal del lado este. Tian Shu llevó a su nieto por este sendero, un sinuoso camino rocoso cubierto por árboles. Picos los miraban a cada vuelta; profundos abismos bostezaban peligrosamente en las cercanías; arroyos y cascadas rugían en la montaña. Aún así, era una escena de belleza espectacular, enriquecida por la presencia de un sinfín de reliquias. En la primera parte de su ascenso, donde el valle todavía era extenso, los principales rasgos estaban hechos por el hombre. Luego de pasar los Hombres Zhongtian ("La media puerta al cielo"), el valle empezó a angostarse, el ascenso era más empinado y escarpado y las principales atracciones ahora eran obra de la naturaleza.

Taishan estaba rodeado de peligros y riesgos así como de lugares de enigmático interés: el Manantial de la Grulla Blanca donde las grullas vuelan en círculos y se posaban y las gotas de agua caen en fosos aparentemente sin fondo; la Cueva Encantada, supuestamente el hogar de las hadas que ofrecen felicidad y fortuna a los viajeros; la Cumbre de Regreso del Caballo, donde el viajero debe desmontar, dejar su caballo y silla de montar e iniciar el riesgoso ascenso a pie; el Puente que Entra en el Cielo vigila un abismo profundo; el Barranco de la Roca del Águila con sus enormes piedras que parecen águilas; el Manantial de Líquido de Jade cuya agua se dice cura todas las enfermedades; la Roca del Dragón del Diluvio, cuyas venas representan las escamas de un dragón; la Espada que Apuñala la Nube que, según la leyenda, puede atravesar ls nubes para provocar la lluvia; el Puente que Entra en las Nubes, donde las nubes y neblina son tan densas que el viajero parece caminar en el aire; la Cueva que Saluda a la Luz del Día, en cuyo techo se condensan gotas de rocío que parecen perlas suspendidas, que después se recolectan en un recipiente llamado "leche de piedra", una bebida transparente, dulce y refrescante que puede saciar la sed y el hambre; los Hombres Nantian ("la puerta sur del cielo"), que es como una torre de jade en el cielo que aparece y se desvanece constantemente en un mar de nubes y tiene un sendero alrededor, semejante a la Vía Láctea, que es una escalera natural.

Luego de pasar los Hombres Nantian, se encuentran las nubes blancas que secan el sudor, la suave brisa que se lleva con besos las preocupaciones y la vista se llena de un verdor celestial, sin olvidar la fatiga. Muchas vistas y escenarios fantásticos esperan en la cima: la Calle Celestial, el Pico de Trompa de Elefante, la Cueva de la Nube Blanca, el Pico de Pantalla Plegada, el Pico de Roca Suspendida, el Risco de Cabeza de Tigre, el Pico de la Gran Vista, el Pico del Pilar Celestial, el Pico para Observar el Sol, el Pico para Observar la Luna, la Roca que Explora el Mar, el Risco de la Abnegación, el Pico del Caballero. Pero las vistas más embriagadoras desde la cima de Taishan eran el amanecer, el atardecer, el cielo azul celeste, mares de nubes y el Río Amarillo fluyendo como una cinta dorada.

Abuelo y nieto comieron y durmieron esa noche en la cima. Al día siguiente, en cuando amaneció, subieron al Pico para Observar el Sol y, bajo un cielo despejado, miraron a lo lejos hacia el horizonte oriental. Al fondo, los valles despertaban; los peñascos alrededor señalaban al amanecer. Los primeros rayos de sol cambiaron de un gris sombrío a un amarillo brillante y después a un rojo anaranjado. Pronto el cielo se llenó de nubes desplazándose de color morado y rojo que cambiaban constantemente y hacían imaginar diferentes formas: caballos al galope, toros de lidia, aves fénix en vuelo, pavo reales que expanden la cola. Las nubes rosadas se mezclan con la bruma en el horizonte parecían un gran cuadro suspendido en el aire. Sobre las trémulas olas del mar, el sol matutino se elevaba lentamente y sus rayos atravesaban el velo de nubes, levantando la cortina de bruma. En poco tiempo, todos los picos y peñascos se bañaron de la gloria del amanecer.

El clima en la cima de Taishan cambia con rapidez. Poco minutos antes había un brillante cielo soleado. Ahora soplaba un fuerte viento y se reunían nubes, oscureciendo los picos y hondonadas de la zona oeste de la montaña. Sólo a lo largo de la frontera este todavía brillaba el sol. Abuelo y nieto, agotados, empezaron a caminar hacia el oeste con la esperanza de encontrar alojamiento. De pronto escucharon a alguien gritar:

-¡Luz preciosa!

Levantaron la vista y vieron un fabuloso círculo de luz en el cielo con un listón multicolor colgando del Pico del León. Contenía todos los colores del arco iris: rojo, naranja, amarillo, verde, índigo, azul y violeta. En el círculo estaban un anciano y un muchacho, las imágenes de Tian Shu y su nieto.

La vista desde Tiashan era como ver un cielo lleno de estrellas, había demasiado para ver una cosa a la vez. Además, los dos viajeros estaban tan cansados que apenas podían caminar y todavía tenían que descender de la montaña. Llegaron a tropiezos hasta una posada desvencijada al borde del camino, se tumbaron en una cama y durmieron todo el día. Despertaron ya en la tarde y el hambre los obligó a levantarse y pedir de cenar. Una buena porción de carne y vino los revivió, sintiéndose frescos y descansados, salieron de la posada a caminar. Había dejado de llover, el cielo estaba despejado, el aire era como un tónico y las colinas alrededor estaban frescas y verdes, como si las hubieran lavado a conciencia. Los últimos rayos de sol del ocaso atravesaban las nubes y bruma al oeste en el cielo iluminaban las montañas y picos cuyos bordes brillaban como oro. Las nubes también eran un sorprendente derroche de color: blanco, negro, amarillo, azul, rojo, morado. Sopló una ráfaga de viento de las montañas y, a su paso, el brillo del atardecer se sumergió totalmente en un mar de nubes, creando una escena de embriagante belleza. Mientras tanto, lejos, al noroeste, más allá de la última cordillera, el Río Amarillo se angostaba como una cinta dorada desde el suroeste al noreste, sus ondas centellaban como una gran número de estrellas. Pronto el sol se hundió en el horizonte, los dorados bordes de los picos desaparecieron gradualmente y el rosado ocaso se tornó en una extensión de nubes llameantes. El horizonte, las nubes se desplazaban, los picos y las montañas parecían arder.

 

 

Autor:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®

edu.red

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2014.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"®

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