- El deber ser de las políticas públicas de cultura ciudadana
- Lineamientos de la política pública de cultura ciudadana
- Aproximación a un análisis del programa guardas cívicos
- Análisis de los guardas cívicos como actores protagonistas de una política de cultura ciudadana
"En sociedades más desarrolladas, las redes clientelistas presentan relaciones multilaterales más complejas. Los patronos son los intermediarios que establecen la conexión entre el poder central que distribuye los recursos y los grupos beneficiarios que corresponden con apoyo político[1]
La temática del clientelismo en política, que carga con el peso que le otorga la antigüedad, ha paseado en cantidad de escenarios a lo largo de la historia y nunca dejará de ser un tema de clásico interés para la ciencia política y la administración pública[2]Es por esta razón, que se enfilan las intensiones del presente ensayo en observar este tema de larga data y que algunas veces parece de perpetua existencia en relación con la variable de políticas públicas, pues se quiere analizar desde un caso práctico como penetra el fenómeno del clientelismo la hechura e implementación de una política pública y la repercusión que puede tener este hecho en el desenvolvimiento de las relaciones que se construyen entre Estado y sociedad.
La idea de las políticas públicas presupone la existencia de una esfera o ámbito de la vida que no es privada o puramente individual, sino colectiva. Lo público, especialmente referido a la realidad social que este ensayo pretende estudiar, comprende aquella dimensión de la actividad humana que se cree que requiere la regulación o intervención gubernamental o social, o por lo menos la adopción de medidas comunes. Así pues, el presente texto tiene como objetivo, aplicar los postulados propuestos por el desarrollo conceptual del clientelismo situándose sobre la base teórica de las políticas públicas, haciendo especial hincapié en los postulados de las políticas públicas de cultura ciudadana, específicamente se enfocará el análisis en el programa: "Guardas Cívicos".
El clientelismo que desde su noción más básica se entiende como "relaciones informales de poder entre grupos o individuos en posiciones de desigualdad, basado en el intercambio de beneficios"[3] se conjuga de manera armoniosa con las políticas públicas, entendiendo a estas como estrategias utilizadas para resolver dificultades y problemas de corte social por parte del gobierno, pues hay una relación directa entre los actores poseedores del poder político y la toma de decisiones y las acciones que impactarán negativa o positivamente el vinculo directo con la sociedad.[4] Es menester por lo tanto detenerse a observar como esas acciones se perfilan de manera parcial para beneficio del político o el burócrata y las políticas públicas, pierden su esencia misma, lo público a través de la inmersión de clientelismo en ellas. "La discusión de la relación existente entre política pública y clientelismo es interesante, pues configura como se construye un escenario para entender cómo se corrompen los sentidos de lo público, ya que al observar la forma en la acción del gobierno se concibe y materializa en el cuerpo social, se pueden encontrar espacios proclives para la acción clientelar generados desde las acciones establecidas entre Estado y sociedad"[5].
Desde la misma teoría de las políticas públicas, la misión del que gobierna y de los organismos burocráticos es traducir las demandas y necesidades sociales en programas de amplio o determinado corte social que sirvan como respuesta a todas aquellas austeridades propias de los contextos económicos, sociales, políticos y culturales de los Estados. Pero además como valor agregado los Estados poseen el monopolio de la justicia en el cual es necesaria la inmersión de este en la resolución de conflictos de la sociedad, por lo tanto estos vínculos que se generan desde las políticas públicas hacen parecer necesaria la figura del mediador y de mecanismos que conecten el juego de demandas y respuestas en términos de Easton. Este aspecto no presentaría alguna anomalía bajo el marco de las condicionantes que se imponen para la comunicación de la relación Estado y sociedad, pero lo que verdaderamente se evidencia es que la intermediación está motivada por el hecho de que la clase política persigue sus propios intereses, y consiguen poder, dinero, influencia, prestigio, y eso no es un resultado accidental, sino uno de los motores del sistema. Motor del sistema que ya había sido evidenciado en las apreciaciones de Leal Buitrago al considerar la importancia de este fenómeno de utilización de los recursos públicos en beneficio particular, como la cuota necesaria para mantener la cara amable de las democracias[6]
Es por esta razón que las políticas públicas terminan convirtiéndose en mecanismos para reproducir el clientelismo y recortar el sentido de lo público, ejemplo de esto en Colombia se evidencian en casos como el programa "familias en acción", en el cual se lleva a todo su esplendor la definición de política asistencial pues se subsidia a la población más pobre del país dándole bajísimas dadivas y se asegura así un amplio caudal electoral para el sostenimiento de un partido en el poder. En este orden de ideas, desarrollar "políticas públicas clientelares" en este país se convierte en un acto reiterado y común, pues la carencia de recursos de los contextos en los cuales se desenvuelve el colombiano promedio permite que se desarrollen programas en donde el político busca satisfacer intereses particulares beneficiándose de acciones que se suponen son de amplia cobertura social. "Vital ubicar cómo se vuelve determinante para la relación clientelar "la presencia permanente de la tensión acceso – inacceso a los bienes y servicios necesarios para la reproducción. Ese conjunto heterogéneo de bienes y servicios materiales y simbólicos, constituyen los satisfactores u objetos de la necesidad que son producto de la objetivación social y conforman la estructura de necesidades de estos sectores subalternos. Respecto a esta estructura, en la resolución de la reproducción cotidiana, los objetos satisfactores que pretenden conseguir los clientes son una serie de bienes y servicios que aumenten los ingresos familiares, ya sea en dineros o en especies, que se ubican especialmente en el campo de las políticas asistenciales".[7]
Ahora bien, con estos postulados claros se pretende hacer una aproximación a la relación que se acaba de nominar a través de la observación específica del programa de cultura ciudadana de la administración del ex – alcalde Jorge Iván Ospina denominado "Guardas Cívicos", para llevar esta pretensión a cabalidad se explorará inicialmente el soporte conceptual de lo que deben ser las políticas de cultura ciudadana, se conjugara posteriormente la teoría y el estudio de caso, para concluir en un primer momento en cómo se establece una relación armónica entre clientelismo y política pública, además de una segunda instancia en donde se argumenta el fracaso que tuvo el programa como política pública de cultura ciudadana.
EL DEBER SER DE LAS POLÍTICAS PUBLICAS DE CULTURA CIUDADANA:
Postulados, fines y misión.
Las políticas públicas de cultura ciudadana tienen como principal objetivo fortalecer la convivencia de los habitantes de un territorio. Esto quiere decir ensanchar los vínculos de solidaridad y respeto por unas determinadas normas no siempre formal – Legales que permiten generar relaciones sociales en donde impere el bienestar de todas las partes que interactúan y como segundo punto se incremente la gobernabilidad y se solidifique el vínculo entre Estado y sociedad[8]"la cultura ciudadana, es aquel conjunto "de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos". La carencia de cultura ciudadana puede incidir sobre el futuro de la ciudad y conlleva, invariablemente, a un déficit de gobernabilidad"[9]. Ahora bien, políticas de este tipo han ganado protagonismo en ciudades de gran extensión, en las cuales se concentran pluralidad de culturas debido a la migración y/o a su desarrollo industrial, y en nuestro contexto es menester incluir el conflicto armado por el que aún atravesamos. Por lo tanto diseñar políticas de corte cultural en términos específicos de la ciudadanía contribuyen a crear elementos identitarios en los cuales la convivencia desde la diversidad se convierten en un pilar que permiten un mejor vivir. "Cali es una ciudad receptora. En ella convergen en su quehacer cotidiano, un 60% de nacidos en Cali con un 40% de migrantes que también ahora conforman la comunidad. Uno de los retos más grandes derivados de esta situación, es el de lograr reunir, en espacios de convivencia y solidaridad, las múltiples identidades que constituyen hoy el espectro ciudadano"[10].
Programas de este tipo implementados en ciudades como Cali, fortalecen una cultura ciudadana, que contribuye a la organización social en donde impere la ley en las diversas interacciones. En este orden de ideas, el fomento del respeto a la ley y a los diversos cánones culturales se convierten en las principales misiones de los actores a los que se les encarga este deber en la implementación de la política pública, pues está demostrado que factores que afectan la convivencia se generan por incumplimiento a la norma, ejemplo de esto es la accidentalidad vial. Pero para programas de este corte tengan éxito es necesario una combinación de fuerzas entre administración pública municipal y sociedad civil, pues más que represión para mantener el orden es necesaria una voluntad de cambio y un impulso de construir en un contexto en donde el individuo se piense con lo demás.
Es por estas razones que actores como los guardas cívicos poseen funciones, en teoría, de gran importancia para la convivencia ciudadana, pues terminan siendo ese vinculo entre el Estado y la sociedad que desarrolla el fortalecimiento de los vínculos sociales y si se quiere son determinantes para cambiar el paradigma cultural y el modo de relacionarse de los individuos. "los guardas cívicos tan polémicos podrían tener funciones pedagógicas, siendo el actor principal de campañas educativas en sectores como intersecciones viales, paraderos de transporte público y cebras, utilizando la vergüenza pública y la reprensión pacífica como armas para lograr que los conductores aprendan a detenerse antes de los cruces peatonales (cebras), que los peatones aprendan a cruzar sólo por los sitios demarcados, entre otras cosas, de modo que, a través de la observación y asimilación de estas acciones sean los mismos ciudadanos quienes se conviertan en jueces de los infractor[11]
LINEAMIENTOS DE LA POLÍTICA PÚBLICA DE CULTURA CIUDADANA:
Conceptualización de la noción de cultura ciudadana desde la óptima gubernamental
La formulación del lineamiento general para generar acciones en torno a la cultura ciudadana en Santiago de Cali a partir del año 2008, parte de la premisa fundamental de que el papel de la cultura ciudadana en la dinámica social es transversal. Como noción, la Alcaldía de Santiago de Cali, encabezada por el entonces Alcalde Jorge Iván Ospina, concibió la cultura ciudadana "desde una perspectiva pluralista que permite comprender las diferentes manifestaciones culturales que se dan en el interior de la ciudad, con miras a implementar un programa que penetre las realidades sociales y marque un camino para la proyección futura de la ciudad"[12].
Desde esta premisa, se consideraba, que pensar en cultura ciudadana implicaba repensar la ciudad desde varias perspectivas y con sus diversos actores de manera que se lograse acercar a la realidad cultural propia del caleño, a partir del fortalecimiento de la identidad de los habitantes de Santiago de Cali y la promoción de la interacción de los ciudadanos con la ciudad, en síntesis una cultura ciudadana que concibiera el civismo como base fundamental.
La cultura ciudadana fue considerada un eje transversal en la gestión del gobierno de Ospina, partiendo del Plan De Desarrollo Municipal 2008-2011: "Para vivir la vida dignamente". Desde esta óptica, se delegó la responsabilidad de trabajo sobre el tema, al coordinador del plan de cultura ciudadana de la alcaldía; quien debía desarrollar acciones articuladas con las demás dependencias municipales, para generar la transformación de las prácticas cívicas en escenarios donde se presentan cotidianamente como la movilidad, el espacio público, el medio ambiente, la convivencia y la seguridad. Todo ese lineamiento estaría enmarcado, precisamente, en el Macroproyecto: Cali es mi Casa, en el cual la Alcaldía supone la necesidad de la ciudadanía caleña del acercamiento a lo público: "Hoy, con gran énfasis, la ciudadanía exige la cercanía de lo público: el espacio común, la cultura ciudadana, el abastecimiento de los servicios básicos y la protección de la naturaleza. Nuestra pequeña casa se extiende hasta los límites de la ciudad en donde aspiramos vivir como si fuera nuestro hogar[13]
En últimas el gobierno Ospina plantea en el Plan de Desarrollo Municipal, la cultura ciudadana y la identidad en la caleñidad como criterio de gobierno, con el fin de encaminar sus subsiguientes acciones a la puesta en marcha o implementación de la política pública en beneficio la construcción de una visión compartida de ciudad, lo cual según el gobierno municipal, implicaba que la ciudadanía caleña tuviera una mayor cercanía a lo público.
APROXIMACIÓN A UN ANÁLISIS DEL PROGRAMA GUARDAS CIVICOS:
De la poesía propia de los Planes de Desarrollo al recrudecimiento de las prácticas clientelares
Ahora bien, tras la breve descripción de los lineamientos de la política pública de cultura ciudadana propuesta por la administración del entonces alcalde Jorge Iván Ospina, en este punto del texto, es prudente introducir la aproximación al análisis del programa "Guardas Cívicos", con el fin de demostrar la presencia de los postulados del clientelismo, y de alguna manera explorar sus alcances y consecuencias.
En tal sentido, la articulación de lo teórico con lo práctico requiere situar los principales postulados y reflexiones que autores como Clapham, Chubb, Eisenstadt y Roginer han elaborado. En primer lugar, "en las sociedades en las que el clientelismo es predominante, las conexiones autónomas entre el centro y la periferia son muy limitadas o inexistentes"[14].De un lado, el centro, en este caso especifico representado por la alcaldía Municipal de Santiago de Cali, es incapaz de penetrar la periferia de manera independiente y requiere de intercambios para llegar a ella. De otro lado, los grupos sociales, tienen, además, pocos mecanismos a través de los cuales puedan controlar el acceso a los recursos del centro y poca capacidad por si mismos de influir en la creación de políticas o la distribución de recursos que se realiza en el centro. En el caso especifico de estudio, la periferia representada en general por la ciudadanía caleña ha estado a lo largo de la historia relegada del diseño e implementación de políticas, y en general de lo que concierne al campo de la toma de decisiones. En un segundo momento, se centrara la observación en un segundo pilar, referido al desarrollo del clientelismo en sociedades donde los recursos básicos son escasos, tal es el caso especifico de la ciudad de Cali, donde más de un millón ochocientos mil caleños de los estratos 1, 2, y 3, quienes conforman el 85 por ciento de la ciudad, tienen altos niveles de pobreza. Y finalmente, un tercer postulado, que indica como condicionante para que el clientelismo prospere la ausencia de "una ética de distribución de recursos públicos[15]La poca o nula rendición de cuentas de la gestión pública es una expresión de la ausencia o debilidad de dicha ética.
La inexistencia de las conexiones autónomas entre el centro y la periferia referidas específicamente al caso estudiado, podría teóricamente evaluarse en consonancia con el principio de ciudadanía activa que propone Norbert Lechner, la formación de estructuras y procesos políticos interactivos —comunicativos y de formación ciudadana- contribuirían al establecimiento de la democracia participativa. "Interrogarse acerca de la participación ciudadana en asuntos de interés público equivale a preguntarse acerca de la forma en que se ejerce la ciudadanía y se pone en marcha la estructura de derechos y deberes de las personas frente al Estado. También la globalización, la modernización y el modelo económico imperante ofrecen nuevos conceptos de ciudadanía asignándole responsabilidad al menos en parte de los resultados de la política social, lo que otorga centralidad a los procesos de participación ciudadana en las políticas públicas[16]
En la medida en que busca mejorar la comprensión del papel de los ciudadanos en la formulación y el desarrollo de la política pública, se plantea la idea de fortalecer los mecanismos de inclusión social y política en el contexto de la gestión pública local, lo que favorecería el desarrollo de formas organizativas que permitan el surgimiento de un modelo de participación político y social que traduzca de forma integral las expectativas de los nuevos sujetos sociales[17]Y es precisamente, todo lo contrario, lo que a nivel nacional se da, y lo que de alguna manera permea la relación local de centro-periferia; plantearse preguntas como las que Peralta propone en su reflexión, ¿Cuál ha sido el contexto socio-político en el que se ha ejercido la ciudadanía en Colombia?, ¿Cuáles han sido los mecanismos de participación ciudadana que se han utilizado para intervenir en los asuntos de interés público?, ¿Qué rasgos han asumido las relaciones entre socialización política y los procesos de construcción de cultura política en Colombia? permitirían evaluar, y en ultimas, caracterizar la sociedad caleña y su diferentes componentes como una sociedad con inexistentes, o por lo menos fracasadas, conexiones autónomas entre centro-periferia, lo cual fácilmente le abre paso a prácticas clientelares que buscan, de una u otra manera, crear intercambios para llegar a la periferia.
Como lo señala Chubb la esencia del clientelismo "radica menos en la distribución de la abundancia, que en la hábil manipulación de la escasez". Los lazos entre patronos y clientes no dependen del flujo continuo de beneficios, "sino más bien, de mantener las expectativas de recompensa en un cierto número de personas, con la mínima compensación en beneficios concretos. Los patronos deben querer o requerir lo suficiente de los servicios que proveen sus clientes, para que el intercambio de sus recursos por esos servicios se justifique"[18]. Como se apuntaba en párrafos anteriores, el contexto social caleño responde a una sociedad, que en su mayoría, no tiene sus necesidades básicas resueltas, en ese sentido existe un fuerte elemento de desigualdad y de diferencias de poder entre los actores, cuyo elemento crucial es la monopolización, por parte de los patronos, de ciertas posiciones que son de vital importancia para los clientes -acceso a medios de producción, a centros de poder en la sociedad, etc.-. Pues es precisamente este esquema al que responde, la implementación del programa "Guardas Cívicos". Tras un año de su implementación, en el 2009, todas las criticas se volcaban sobre la concepción y el modus operandi del programa, al respecto uno de los concejales del período 2008-2011, le sostuvo al periódico el País[19]que los vio repartiendo propaganda política de Mauricio Ospina, hermano del ex alcalde electo al senado, en la pasada campaña electoral. Y otros se atreven a afirmar que les fijaron cuotas de votos para los candidatos que les señalaban sus padrinos. Incluso, se pronunció el entonces veedor ciudadano Pablo Borrero, quién aseguro que "ese cuerpo de guardas fue creado a expensas de un proyecto que presentó el Alcalde al Concejo, "producto de cuotas burocráticas de los concejales[20]
Y es que implementar un programa que le costó al municipio cerca de $20.000 millones, y la reducción en un 23% del presupuesto designado para la Policía Nacional y la Secretaria de Transito y Transporte, no tiene, según la opinión pública y algunos académicos, más soporte o pilar que estar construido sobre la base de intereses políticos del entonces Concejo de Cali y la Administración Municipal en cabeza de Jorge Iván Ospina, quien le apostó todas las cartas e incluso todo el presupuesto a este programa. El mismo funcionario encargado Carlos Alberto Rojas, le señaló a la prensa que "en principio, hay que reconocerlo, sí hubo personas que no hicieron el total de la preparación y eso pudo ser una pequeña debilidad, pero eso no fue una tendencia generalizada de la gente del programa". No obstante, en declaraciones posteriores uno de los beneficiarios del programa indicó que "La vinculación se hace por lo que llaman los puestos políticos. Allá cada concejal tiene sus apoderados. Yo llegué por una persona del despacho, el problema es que ahora me quedé por fuera porque no tuve más el apoyo político[21]
Con lo anterior queda claro, que los elementos del clientelismo crean varias contradicciones, los cuales constituyen rasgos característicos de las relaciones patrono-cliente. "Hay una combinación de desigualdad y asimetría de poder entre los actores, con solidaridad mutua expresada en términos de obligaciones e identidad. Hay una combinación potencial de coerción y de explotación con relaciones voluntarias y obligaciones mutuas. Hay, además, una combinación de énfasis en la solidaridad o la reciprocidad de los vínculos con aspectos ilegales o semi-ilegales de estas relaciones[22]
Finalmente, hay un aspecto último que recrudece aún más el panorama y es, como se señaló al inicio de este acápite, la ausencia de "una ética de distribución de recursos públicos", es decir el compromiso y la organización por parte de la Alcaldía de Santiago de Cali (2008-2011) de realizar rendición de cuentas pública, en donde se le indicase a la ciudadanía el destino del los dineros/recursos públicos, recaudados mediante impuestos. Según un informe que le pasó el gobierno municipal (2011-2014) al Concejo de Cali, los Guardas Cívicos significaron para la ciudad el 54% del presupuesto de la Secretaria General, más o menos alrededor de $44.770 millones, monto, que como indicamos en párrafos anteriores, fue destinado al pago de cuotas burocráticas del Concejo y la alcaldía Municipal.
Lo más preocupante es el desconocimiento que por más de cuatro años hubo del destino de los dineros públicos. En palabras de algunos Concejales, la Secretaría General de la Alcaldía de Cali se convirtió en "una tienda de barrio en la que se incluyó de todo", y es que, el informe de empalme presentado por la nueva administración, reveló que entre el 2008 y 2011 las inversiones que se hicieron a través de esta secretaría alcanzaron los $83.000 millones. Su presupuesto de inversión en el 2008 era de sólo $3.654 millones[23]La poca o nula rendición de cuentas de la gestión pública es una expresión de la ausencia o debilidad de dicha ética y un caldo de cultivo para la aparición de prácticas clientelares, como se caracterizó a lo largo de este ensayo.
ANÁLISIS DE LOS GUARDAS CÍVICOS COMO ACTORES PROTAGONISTAS DE UNA POLÍTICA DE CULTURA CIUDADANA
Lo que se puede conjeturar del programa de "Guardas cívicos" además de sus fuertes tendencias clientelares, es la ineficacia que tuvo como política de cultura ciudadana. Pues la principal falencia que se rescata desde la observación, es la poca vocación de servicio y el desconocimiento de los roles que cada guarda tenía que desarrollar con la comunidad caleña. En repetidas ocasiones se les veía ejerciendo funciones fuera de contexto, o peor aún no se hacía nada. "La labor que desempeñan los guardas cívicos en la ciudad no deja de generar controversia. Algunos, como estos, son vistos hablando por celular o parados en los andenes sin función aparente, lo cual hace dudar a la ciudadanía de la eficacia de su gestión"[24]. Este postulado de la cita fue reiterativo durante la administración Ospina en la ciudad, los guardas cívicos terminaron convirtiéndose en "figuras decorativas" para los ciudadanos caleños, los cuales le eran mucho más útiles a concejales y a funcionarios de despacho de la administración o el alcalde. El país hace una descripción del accionar cotidiano de los guardas cívicos de la siguiente manera:
"En la Avenida de los Cerros con 50, frente al centro de salud de Siloé, un guarda cívico con pito en la boca controla el paso de vehículos y peatones, pese a que el semáforo funciona perfectamente. En la estación del MÍO, en San Fernando, dos guardas más recostados sobre las barandas de acceso conversan con los auxiliares de Policía, de espaldas a los pasajeros que entran y salen de la estación En contraste, bajo el puente de la Autopista Sur con Calle 23, cuatro guardas cívicos trastean baldes de agua y tierra y se han remangado el pantalón y la camisa para hacer el mantenimiento de la zona verde que hay en ese sitio. El jueves 24 de junio. En la bahía del CAM, un guarda levanta una paleta de "pare" o "siga" junto a la barda del acceso al sótano (trata de evitar que autos y taxis se estacionen en esa entrada) y dos más andan por el lugar. El guarda del semáforo peatonal frente a Siloé sigue controlando el paso de carros y peatones (sin más ayudas pedagógicas que el pito). En San Fernando, un guarda está atento a orientar la gente que ingresa al MÍO y otro habla por celular tras el pórtico de la estación. Y en la Autopista con 23 ya no hay guardas cívicos; se fueron para el ecoparque de Pance a impartir instrucción ambiental a un grupo de escolares…
Como ellos hay 1.180 guardas cívicos en toda la ciudad, que supuestamente trabajan por la cultura ciudadana de los caleños, por mejorar la movilidad, estimular el respeto por el espacio público, promover la salud pública y la defensa del medio ambiente[25]
Es lamentable que los vicios clientelares propios del carácter que tuvo este programa haya detenido el desarrollo de los fines establecidos del mismo, como política pública. Pues la principal misión que es fortalecer la convivencia ciudadana se ve limitada por la carencia de ahínco de los guardas y por la escasa organización y estructura de estos. Deberes como fomentar la pedagogía, el respeto a la ley, y generar una cultura de solidaridad con los caleños, no fueron ejercitados por los protagonistas de este ensayo, por el contrario se les observaba dando mal ejemplo e ignorando por completo sus obligaciones. Con esto claro, además de encontrar una relación armónica entre clientelismo y política pública, se evidencia como esta relación puede se afectar el desarrollo de los programas impactando negativamente a la sociedad.
Es por estas razones que la presencia del clientelismo en las políticas públicas afecta de manera contundente a la sociedad civil, pues esta relación dicotómica en el caso especifico de Cali despilfarró el 54% del presupuesto sin conseguir ningún resultado aparente, salvo el juego clientelar en donde se ve beneficiada una porción de la sociedad que ocupa el rol de patrón protagonizado por los concejales y clientes que son los beneficiados con el cargo de guarda cívico, como resultado del pago de favores y de una cadena de individuos que satisfacen sus intereses personales a través de recursos públicos.
Autor:
Javier Alexander Molina (1044652)
Laura Catalina Blandón (1034108)
Universidad del Valle
Instituto de Educación y Pedagogía
Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
[1] En AGUDELO, Jesús Duarte; RESTREPO, María Cristina Clientelismo: conceptualización y su aplicación al caso colombiano en Educación pública y clientelismo en Colombia. Editorial Universidad de Antioquia, 2003.
[2] El término de clientelismo tiene su origen en la antropología para analizar relaciones interpersonales entre campesinos, posteriormente fue adaptado por otras disciplinas cuando se involucro en relaciones políticas, cambiaron los actores pero su esencia fue la misma.
[3] DUARTE, Jesús. Clientelismo: Conceptualización y su aplicación al caso colombiano. En Educación pública y clientelismo en Colombia. Universidad de Antioquia.
[4] as políticas públicas tienen que ver con el poder social, pues corresponden a soluciones específicas de cómo manejar los asuntos públicos. El idioma inglés recoge con claridad esta distinción entre politics y policies. “Las políticas públicas son un factor común de la política y de las decisiones del gobierno y de la oposición. Así, la política puede ser analizada como la búsqueda de establecer políticas públicas sobre determinados temas, o de influir en ellas. A su vez, parte fundamental del quehacer del gobierno se refiere al diseño, gestión y evaluación de las políticas públicas. El objetivo de los políticos -tanto conservadores como radicales, idealistas o motivados por el interés propio- consiste en llegar a establecer políticas públicas de su preferencia, o bloquear aquellas que les resultan inconvenientes. En cualquiera alianza de gobierno, confunden su papel quienes se restringen a las tesis y no buscan su concreción en políticas” Véase en: LAHERA P. Eugenio. La política y las políticas públicas. Publicación de las naciones unidas. Santiago de chile. 2004. pp7. http://cgpp.app.jalisco.gob.mx/images/politicaspublicas.pdf
[5] SANTOS RUBIANO, Diego Andrés. Clientelismo y política pública: La movilidad de lo público a lo privado. Tesis de grado para optar al título de magister en administración pública. Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). Bogotá. 2009. Pp. 21.
[6] Ibíd. Pp. 22.
[7] Ibíd.
[8] La gobernabilidad se puede entender como la cualidad propia de una comunidad política según la cual sus instituciones de gobierno actúan eficazmente dentro de su espacio de un modo considerado legítimo por la ciudadanía, permitiendo así el libre ejercicio de la voluntad política del poder ejecutivo mediante la obediencia cívica del pueblo; la gobernabilidad se refiere a la habilidad para gobernar y esta habilidad se logra con políticas públicas que enlacen vínculos entre Estado y sociedad y de este corte deben ser los programas de cultura ciudadana.
[9] RENGIFO, María Angélica. Cultura ciudadana en Cali. Una política pública de renovación de ciudad. Boletín Polis. Universidad Icesi. Pp. 1-3.
[10] Ibíd.
[11] Ibíd.
[12] ALCALDIA DE SANTIAGO DE CALI, “Propuesta para la formulación de la Política Pública de Cultura Ciudadana para Santiago de Cali”, 2010.
[13] ALCALDÍA DE SANTIAGO DE CALI, “Plan de Desarrollo 2008-2011”. Pp 93.
[14] AGUDELO, Jesús Duarte; RESTREPO, María Cristina Clientelismo: conceptualización y su aplicación al caso colombiano en Educación pública y clientelismo en Colombia. Editorial Universidad de Antioquia, 2003.
[15] Se entiende como “un sistema mediante el cual los recursos se asignan e intercambian no mediante criterios privados y personalistas sino siguiendo criterios universalistas aceptados”); o, que si existe, no esté efectivamente implementada.
[16] PERALTA, Beatriz, “La forma en que se ejerce la ciudadanía en la democracia colombiana”, rev. eleuthera. Vol. 4, enero – diciembre 2010, págs. 253-290
[17] Ibíd.
[18] AGUDELO, Jesús Duarte; RESTREPO, María Cristina Clientelismo: conceptualización y su aplicación al caso colombiano en Educación pública y clientelismo en Colombia. Editorial Universidad de Antioquia, 2003.
[19] Dudas sobre los guardas cívicos no se detienen. El País. Cali. 06-26-2010. Disponible en internet: http://www.elpais.com.co/elpais/cali/noticias/dudas-sobre-guardas-civicos-se-detienen
[20] Ibíd.
[21] Así es el ajedrez político de los guardas cívicos. El País. Cali. 04-03-2011. Disponible en internet: http://www.elpais.com.co/elpais/cali/ajedrez-politico-guardas-civicos
[22] AGUDELO, Jesús Duarte; RESTREPO, María Cristina Clientelismo: conceptualización y su aplicación al caso colombiano en Educación pública y clientelismo en Colombia. Editorial Universidad de Antioquia, 2003.
[23] Polémica por las inversiones hechas durante 4 años por ex alcalde Ospina. El País. Cali. 02-08-2012. Disponible en internet: http://www.elpais.com.co/elpais/cali/noticias/polemica-por-inversiones-hechas-por-ex-alcalde-ospina.
[24] Dudas sobre los guardas cívicos no se detienen. El país. Cali. 06-26-2010. Disponible en internet: http://www.elpais.com.co/elpais/cali/noticias/dudas-sobre-guardas-civicos-se-detienen
[25] Ibíd.